domingo, 4 de agosto de 2013

Vacaciones - 21

Hola a todos~ lamento demorar tanto, mi tiempo no es el mismo desde que trabajo y este internet es tan lento, así que espero comprendan. Hum, este capítulo es algo raro, loco y *///* como dicen en mi país "paltoso" XD bueno, ahí les va:
Por Tom:

Estaba Ardiendo.

—Ahh… Tom, ahí, justo… ahh. —Había encontrado su punto de placer, amaba estar dentro de él. Con lágrimas en los ojos me abrió aún más las piernas, profundicé más en él, su cuerpo dio para atrás—. Ah… —Se sujetó del cabecero para no chocar contra éste—. Fuerte Tom… ¡Ahh! —Le di fuerte.

Era la segunda vez en el día y habíamos regresado a casa pues hacerlo sobre flores y pasto no era tan cómodo como estar sobre una cama. Lo llevé a su habitación, en el segundo piso de la casa. Los abuelos tardarían aún más en regresar y no perdíamos el tiempo.

—Nnn Bill… —Me volvía loco.

—Tomi… —Abrió los ojos mirándome fijamente, ladeé mi rostro curioso—. ¿Qué se siente estar dentro… ahh… dentro de mí? —Que interesante pregunta, estaba curioso en pleno acto.

—Estrecho, apretado, se siente muy bien. —Empujé un poco, con embestidas aún más fuertes—. Caliente… absorbente y… eres tan suave y ardiente a la vez… me quemas deliciosamente, ¿algo más? —Abría la boca y gemía, estaba llegando a su límite como yo, aunque me gustaba alargarla, disfrutar mucho más de él.

—¿Te gusta? Ahh… —Tomé su cintura alzándolo un poco para mayor profundidad, y lo pegué más a mí, rozando sus labios, de cerquita le respondería.

—Me encanta —solté cerca de sus labios—. Todo tú me encanta, tu ser, tu cuerpo, tu trasero, todo… grr… —Me clavó las uñas en la espalda, abrió la boca tanto mirándome como ido, lo besé desesperado mientras sentía los temblores de su cuerpo. Sus piernas alrededor de mi cintura me apretaban. 

—Tomi… ahh… —Con una última estocada sentí como se corría de puro placer, arqueándose tanto, él era muy sensual. Besé su cuello y me derramé dentro de él.

Estaba agotado, salí con cuidado y me acosté a su lado. Él aún temblando tocó mis rastas y puso su cabeza sobre mi pecho, se la acaricié, él aún agitado, aún moviéndose, tenía más preguntas.

—Tom… 

—¿Hum?

—Tú… ¿Tú me permitirías…? ¡No te duermas! —Había cerrado los ojos, estaba agotadísimo. Los abrí y le fruncí el ceño—. No te duermas.

—No sabes cuánto cansa complacerte, Bill. —Cerré mis ojos otra vez—. Estoy cansado. —Recibí un manotazo en el pecho. Me sobresalté ¿Y a éste qué le pasaba?

—Aún no tengo sueño. —Me miró como un niño travieso.

—Sé que te dije que lo haríamos tres veces, pero uff, lo de hoy fue demasiado. —Le sonreí pero él me seguía mirando con esa carita de querer algo más.

—Yo quiero saber, Tomi… —Pasó sus finos dedos por mi vientre y luego me miró fijamente—. Quiero saber qué se siente estar dentro de ti, jiji. —Oh no, apoyándome sobre mis codos, le puse una cara como diciendo: “WTF, estás loco”.

—Bill, no —Le dije serio—. No es así como debe ser. —Me miró desilusionado como si hubiera dicho algo fuera de foco, lo que él había dicho lo era.

—¿Crees que no puedo? Mírame. —Se sentó en la cama—. Soy igual hombre que tú, es más, mira. —Me mostró sus recientes músculos por el trabajo.

—Ese no es el problema, claro que sé que puedes, el problema es que no quiero que pase. —Fui sincero, no podía ni imaginarlo.

—¿Y por qué no? —Volvió a recostarse cerca de mí—. No me has preguntado qué se siente…

—Supongo que se sentirá muy bien para ti, por la cara que pones cada vez que lo hacemos, ha de gustarte mucho. —Le sonreí, y él también me devolvió la sonrisa algo tímido.

—Puede sentirse muy bien para ti también… —Me miraba intimidante, pero la idea simplemente me parecía desubicada. Yo era el que daba, yo era el activo, no él, y yo quería serlo siempre.

—No… —Le susurré.

-Humm… hay algo ahí, una sensación que hace que hasta salgan lágrimas… —Me tapé los oídos, que egoísta me sentía, él me miró y sonrió—. Sientes que explotarás cada vez que te tocan ahí, es… —Se me acercó al oído—. Es como tocar el cielo, tu puntito, ahí dentro. —Me besó la oreja, lo aparté de mí.

—Bill, basta, en verdad, estoy cansado. —Se levantó de la cama molesto, tomó sus ropas, se iría—. ¡Espera! —Quise tomarlo del brazo pero se resistió.

—Tú sólo piensas en tu placer, Tom.

—No es así, es sólo que en verdad, no me sentiría nada cómodo ¿Es importante para ti?

—Sí, lo es, quiero saber cómo es… te quiero, y sé que te va a gustar.

—Es que… esto tiene que nacer… no me nace, me da cosas, no, no, no… —Y lo vi alejándose de mí, salió de la habitación y dio un sonoro portazo.

La había arruinado, como tantas veces. Puse mis manos en la cabeza…

No Tom, no, eso no…



Por Bill:

¿Era tan difícil y molesto lo que pedía?

Pensé que no me negaría eso, que porque yo le permitía que sea así algún día él me sedería también su otro lado. Tener este tipo de peleas me irritaba. 

Amaba sentirlo dentro, era como complementarse de una manera intensa y profunda, no había mejor cosa que estar íntimamente con él. Pero por un tiempo lo dejaría. Estaba molesto y dolido, por qué tenía que ser siempre el que recibía, yo también podía darle, estaba seguro.

Me fui a la ducha, necesitaba un buen baño que despejara mi mente. Suspiré resignado.

Recordaba hace días atrás que Tom y yo nos bañamos juntos, era una experiencia sensual. Imaginar que de pequeños siempre nuestra madre nos hacía bañar juntos para ahorrar tiempo. Fue muy difícil cuando cumplimos los 11 años tener que ir a la ducha por separado. Quien iba a pensar que cinco años después haríamos el amor en plena ducha. Aún no salía de mi asombro. 

Escuchaba ruidos extraños mientras me bañaba. Ya era casi el medio día, los abuelos estarían de regreso en la tarde, debíamos seguir disimulando, así que esta pequeña pelea con Tom ayudaría, nuestras discusiones serían más reales.

—¡Bill! —De repente escuché la voz de mi hermano llamar a la puerta del baño—. ¡Bill! —Era insistente. Algo pasó por mi cabeza… ¿Y si él me haría caso? Me mordí el labio de imaginarlo entrar a la ducha desnudo, y si se dejara tocar por mí de otra forma… oh sí, mis mejillas ardieron—. ¡Bill! ¡Sal!

—¡Puedes entrar, está abierto! —Grité con voz insinuante.

La puerta se abrió y corrí la cortina de la ducha para verlo mejor, y para que me vea mejor.

—-¿Viniste por papi? —Pero algo había en su mirada que me hizo detener mis ávidas intenciones de meterlo en la ducha y dominarlo. Él cogió una toalla y me la puso en el cuerpo.

—Escúchame, Bill. —Sus ojos eran de miedo—. Debemos salir de aquí, rápido, no hay tiempo.

—¿Qué pasa? —pregunté mientras me ponía la toalla alrededor de la cintura, Tom me jalaba de una mano insistente—. ¡Tom! —Giró su cara hacia mí, asustado, sus ojos brillaban temerosos.

—La casa se quema…

La presión se me bajó, me asusté y quise caer al piso, pero Tom me zarandeó, tomándome en brazos me alzó sobre su hombro y me sacó del baño, entonces pude sentir el olor a quemado… algo se incendiaba.

—Bájame Tom ¡Puedo caminar! —Él me bajó, y miré a mi alrededor.

Estábamos en el segundo piso, el baño quedaba cerca de mi habitación, en el pasillo. Había mucho humo en la parte de abajo y se podía oír el crujir de la madera quemarse.

—La maldición…. —susurré asustado, Tom me tomó de una mano.

—No, no es eso, vamos a salir de aquí. —Los ojos se me llenaron de lágrimas, estaba asustado, realmente asustado. Estaba seguro que alguien había provocado este incendio.

Por nuestra causa.

Tom fue al cuarto del abuelo agarrándome de la mano, buscó cerca del armario, una escopeta, tragué saliva, él también presentía que había sido apropósito, él también se sentía amenazado.

—Escúchame, amor —me dijo muy de cerca—. Saldremos de aquí, pero por ningún motivo te separes de mí, estate a mis espaldas. —Mis lágrimas caían por si solas—. No llores mi pequeño… Saldremos de aquí, lo juro. —Me besó rápidamente y empecé a llorar, tapándome la boca lo seguí, él me apretaba la mano consolándome, pero sigiloso miraba a todos lados.

La sala se quemaba, no podíamos bajar por las escaleras, había mucho humo, la casa de madera, la casa que mis abuelos habían hecho con sus propias manos, toda… se quemaba tan rápido que no sabía cómo mierda saldríamos de aquí. Tom fue conmigo a mi habitación y abrió la gran ventana.

—Ayúdame —pidió al jalar las sábanas de mi cama, entendí a qué se refería, bajaríamos formando una cuerda con las sábanas. Me sentía incómodo con sólo la toalla puesta en mi cintura, así que cogí mis bóxers y un pantalón—. No hay tiempo, Bill, ven, vamos. —Como pude me puse el pantalón, y tomé su mano—. Ve tú primero

—Tom… yo… —Lo abracé, estaba temeroso, las cuerdas de sábanas que habíamos formado no era lo suficientemente largas para bajar, pero no había otra salida, debíamos arriesgarnos.

—Rápido, Bill… —Tomé la sábana y lo miré antes de deslizarme por la ventana—. Te amo, ahora baja.

—¿Cómo bajarás tú? —pregunté mientras me poyaba en el borde de la ventana, aún no quería deslizarme hacia abajo, la habitación empezó a humear y Tom tosió—. Tom…

—Rápido Bill, yo bajaré después de ti. —Miré hacia abajo, asustado—. Rápido… —Su mirada era de miedo, mi corazón latía tan rápido, con tanta adrenalina en mi cuerpo, me deslicé hacia abajo, tratando de ser cuidadoso, miraba hacia arriba, a Tom sostener y jalar la sábana… ¿Cómo bajaría él? La sábana se terminó y tuve que saltar para llegar al suelo. Tom se asomó otra vez por la ventana y me lanzó la escopeta.

—Espérame —dijo y se metió a la habitación, debía atar las sábanas para él poder bajar.

Tomé la escopeta y miré a todos lados, me sentía vigilado, pero el tiempo pasaba y Tom no se asomaba por la ventana, empecé a impacientarme, miré a la ventana y grité.

—¡Tom! —Mi corazón latía temeroso, no se asomaba por la ventana, no podía escuchar nada pues el sonido de la madera quemarse era muy fuerte—. ¡Tom! —Insistí, pero nada, un horrible nudo se me formó en la garganta y muchas lágrimas recorrieron mi mejilla. Entonces el miedo más intenso se apoderó de mí… Tom no aparecía por la ventana y temí lo peor—. ¡TOM! —Grité con todas mis fuerzas y caí sobre el piso arrodillado, me agité tanto que creí que me daría un paro cardíaco. Me quedé en total shock, el miedo era intenso, mi hermano no aparecía, no decía nada.

Debía entrar a esa casa, como sea, debía rescatar a mi amor.

Me paré casi velozmente, volví a gritar su nombre con alguna esperanza pero nada, NADA. Así que con la escopeta en el hombro rodeé la casa buscando cómo poder entrar. 

Mierda, no había por donde hacerlo, la entrada principal estaba en llamas, las llamas habían ascendido hasta donde estaba mi habitación, donde hace poco Tom estaba. Aún así corrí buscando la entrada de la cocina. Pasé cerca de huerta y encontré el caño en donde se lavaba la ropa lo abrí y cogí un balde. 

—Con un balde no haré nada —sollocé. Pero mis ganas de entrar eran tales, yo entraría por Tom, lo haría. Me lancé el balde de agua, mojando mi cuerpo y corrí hacia la casa, entrando por la puerta trasera.

Adentro, el humo era tanto que mis ojos ardieron y mi garganta se secó en un instante, provocándome toser tanto, y aspirar por aire, grité el nombre de Tom mientras seguía entrando. Divisé la sala, las llamas se estaban apagando pero el humo, era demasiado ahí, parecía un horno, divisé las escaleras, había fuego. Una bija de madera cayó cerca de mí y grité desesperado, miles de chispitas cayeron sobre mí, no tenía polera, me quemaron por todas partes. Pero no sentí dolor, debía encontrar a mi hermano…



Por Tom:

Bill bajó, él se salvó primero. 

Ahora debía terminar de amarrar estas sábanas para bajar también yo, pero cuando las amarré a la cama se acortaron mucho, debía de poner más ropa y armar una cuerda más grande, así que fui al armario y saqué todo lo que pude. 

Escuchaba a Bill gritar, le respondía, pero al parecer no me escuchaba. Si me asomaba por la ventana de seguro perdería tiempo, ya me estaba asfixiando, ya ni podía ver por tanto humo, tenía miedo de ahogarme así que debía ser rápido.

Cuando al fin tuve una tira algo larga, decidí asomarme por la ventana, aspirando un poco de aire fresco. Bill ya no estaba abajo, grité su nombre, pero nada, me asusté pues pensé que alguien se lo había llevado, este pueblo estaba loco si pensaba que quemando gemelos incestuosos arreglarían algo. Temí por Bill y empecé a bajar por la cuerda que había hecho. Ésta se rompió en un tramo. Caí fuertemente lastimándome una pierna, ahora cojeaba, pero creo que por la adrenalina del momento no sentí dolor.

Caminando a paso apresurado empecé a rodear la casa.

—¡BILL! —Gritaba—. ¡Dónde estás! —La voz me salía entrecortada, temía por él…

Era capaz de darle mi vida, de morir por salvarlo, estaba seguro que sin él yo moriría.

Escuché un grito cerca de la cocina, la puerta trasera—. ¡Bill! —Di con él. Entré a ese lugar lleno de humo. Y ahí lo vi, en el suelo inconsciente. Me asusté tanto y rápidamente lo saqué en mis brazos. 

—¡Bill! ¡Bill! —Le daba palmadas en la mejilla para que despertara.

Todo ocurrió como en cámara lenta. Los abuelos llegaron y la cara de mi abuela me partió el corazón. El abuelo se me acercó y me hizo a un lado, tomó a Bill en brazos y lo llevó al lavado.

—Abuelo, déjelo, abuelo, él está inconsciente. —Pero no me hacía caso, forcejeé con él, y él metió al Bill en el caño, lo oí toser, había regresado.

—Ahh… —Gritaba mi hermano, el abuelo me lo dio en brazos, lo tomé y abracé, estaba vivo y eso era lo que más me importaba en ese momento.

Lo recosté en el césped, a mi tras la casa continuó destruyéndose, los abuelos desaparecieron de mi vista. Todo era tan irreal, Bill me miraba aun respirando agitado, no me decía nada, yo llamaba su nombre.

—Bill, ¿estás bien? —Su brazo estaba rojo, se había quemado, cogí mi polera, me la quité y humedecí, se la puse así para refrescarlo, él se puso de pié mareado.

—Tom, lo arruinamos, arruinamos la casa… —dijo con el semblante demacrado, tomé su rostro pero se alejó de mí—. Perdón… —Sus ojos se aguaron—. Yo no puedo más.

—¿Qué dices?

—Los abuelos, Tom, debemos ir con ellos. —Se dio la vuelta y al ver la casa en llamas se tapó la boca desesperado, ahogó un grito y corrió donde la abuela.

Pobre ella, estaba de rodillas mirando como se quemaba la casa, me dolió mucho, miré a mi abuelo tratando de poner una manguera en el caño… era imposible salvar algo de la casa, todo se quemaría.

Cuando todo pasó… cuando todo fue consumido, muchas personas empezaron a llegar, amigos de mis abuelos, todos traían canastas de alimentos, ropas, dinero, eran muy solidarios. Nadie nos conocía, Bill y yo sobrábamos ahí, los abuelos no nos necesitaban así que llevé a Bill al establo, él había enmudecido, no me decía nada desde que pasó lo que pasó. Lo llevé con la excusa de ver a los animales, los abuelos no podían alimentarlos, llevé conmigo algo de leche que encontré en el almacén para Bambi. El establo no había sido tocado, el almacén y lugar en donde se hacían los productos de la granja tampoco, la huerta y ningún otro lugar excepto la casa había sido incendiado. Esto había sido provocado.

—Bill, mírame – Tenía la cabeza gacha, el semblante demacrado—. No fue nuestra culpa, no provocamos esto.

—Cómo… cómo estás tan seguro… —No lo estaba, sólo que no me pondría mal por algo del cual no éramos culpables.

—Las maldiciones no existen, no es nuestra culpa. —Alguien se asomó por la puerta del establo, me asusté por un momento, pero era la abuela, tenía la tristeza instalada en sus ojos, tenía una botella de agua con dos tazas en las manos.

—Tom, Bill —llamó y fuimos donde ella.

Estuvimos nerviosos mientras ella servía agua para nosotros, la tomamos en silencio.

—Niños… —habló ella nerviosa. Bill alzó la vista, su labio tembló—. ¿Qué… qué les pasó? —Bill pestañó muy rápido, una lágrima cayó por su mejilla, me sentí impotente, Bill se sentía culpable, esto no era nuestra culpa.

—Abuela, lo sentimos… lo sentimos, no lo quisimos… sniff. —Abracé a mi hermano pero él me rechazó—. No podemos Tom, no, no…

—Tranquilo. —Me asusté, él desistía de mí—. Abuela, esto no es nuestra culpa… es que, la gente está mal, ellos, no pueden hacernos esto sólo por querernos, no es culpa nuestra. —La abuela negó con la cabeza, Bill se apartó de mí llorando, nos dio la espalda temblando.

—Hijos, la sociedad puede estar loca, puede, pero esto no está bien, ustedes no están bien.

—Sabemos lo que hacemos. —Me frustré—. No hacemos nada malo… abuela, amarnos no es malo.

—Sólo piensan en ustedes, cuando incendien el corazón de su madre ahí verán lo que son las consecuencias de sus actos. —Me puse frío y el llanto de mi hermano se intensificó.

—¡No! —Gritó él y salió corriendo de ahí, quise detenerlo pero la abuela me sostuvo del brazo, la miré molesto, nadie nos entendía, nadie.

—Déjalo Tom, él está pensando.

—Abuela no entiendes…

—Sí te entiendo, y por eso te digo que no vayas. ¿Piensas que vivirás con él para siempre? —Eso no venía al caso, sabía dónde quería llegar.

—Suélteme abuela, por favor. —Me miró molesta.

—No seas necio, vendrás conmigo.

Me cansé de los buenos modales, nadie nos entendía, nadie, no merecía entender a los que no entendían…

Me liberé de su agarre y salí de ahí en busca de Bill.

Cuando lo vi, me puse frío, estaba abrazado de mi abuelo, llorando en sus brazos, sentí que lo perdía. Entonces tuve miedo e impotencia… temía por lo que vendría.

Hum, las vacaciones peligran... ¿quién creen que incendió la casa? Espero me lo digan XD pronto subiré el resto~

6 comentarios:

  1. fue el viejo ese del bosque, ese maldito >.< TnT sube pronto esto está tan avhyihkfh, y luego se pone mejor, celos celos celos *----* ojala subas pronto... besos

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  2. Yo creo igual pero tienes que seguir subiendo sino nos dejas con una incertidumbre fatallll

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  3. El tipo loco del bosque o el tipo del bar o la tipa loca que queria con Tom o todo el pueblo al saber que son gemelos... pero ese incendio ademas de acabar con la casa de los abuelos, tambien lo hizo con la relacion de ambos, Bill esta asustado y Tom esta furioso por lo sucedido... Espero el proximo, saludos c:

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  4. No se, estoy entre el señor del bosque o tal vez la chica que quería con Tomi... sospecho que fue alguno de esos 2, pero sea quien sea, esta mal D:

    Por que nadie puede aceptar lo que siente el uno por el otro.. yo pensaba que su abuela lo haría pero ya veo que no... o no se x_x...

    Y Tom es un tonto por no querer... digo, a penas estan experimentando, y Bill no debería de sentirse culpable.

    Gracias por subir :D

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  5. Me iré al extremo: ¿y si fue un complot?, ¿si lo hicieron los mismos abuelos?, digo, es cierto que puede que hayan perdido su casa, pero que tal si ellos sabían que Tom y Bill se traían algo y que todo lo que ellos hacían no impedía que los gemelos estuvieran juntos; ¿qué tal si pensaron que ésta era una forma efectiva de separarlos?, digo, ante todo, es un sacrificio que puede estuvieran dispuestos a pasar por lo que ellos piensan que es en bienestar de sus nietos y el pueblo... de todas maneras, los abuelos eran los que más sabían acerca de lo que sucedía entre Tom y Bill... confirmado por el mismo Tom...

    Así que, esos son mis nominados para el incendio... xD

    cuidate! besos!
    Criis. :*

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  6. Hallo:3
    Bueno pues e.e' Tom deja que Bill te lo haga y ya!! no me gusta Tom pasivo pero tienes que hacerlo! e_e' que acaso no has leído Mi profesor de química?! dice: que en una relación no debe de haber un seme o un Uke -_-' Blah, Léelo y aprende del otro Tom e.e'

    ._. Oh por dios!!! que pasooooooo
    Porqué un incendio??
    Porqué acabar con la casa T_T' Porqué las personas no entienden que se aman y mientras no les hagan nada no importa -_-' Blah!
    La verdad es que yo Pienso que fue el Abuelo.
    si si si e.e era su casa pero y eso que?? Todos por tratar de hacer lo "correcto" termina haciendo cosas las cuales no le benefician como en el caso de ellos, Perdieron su casa y todo lo de adentro e.e' y todo eso lo hizo solo para que piensan que la maldición es de verdad-_- wwweeeno yo pienso que es mentira ¬¬ Solo tu Pink Sabes

    Espero todo se solucione :c y Que Bill no se sienta culpable porque es cierto!! ellos no tienen la culpa de la locura de la gente -_-' pff!

    Graciiiiiiiiiiias por actualizar TwT me guuusta muuuchooo este fic

    Cuídate y Besos :3
    Zuii.

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