Complicado

Hola a todos *-* les traigo un pequeño oneshot basado en el Someecard puesto en la imagen. Lo escribí para un concurso en el Grupo de autores de fics cuyo reto era eso, escribir un "Basado en..." y esto fue lo que salió~

Resumen:  Sigo sin comprender su concepto de relación, qué cosa complicada, bájese el pantalón, follamos y adiós.

Autora: Pink Girl

Clasificación:  +18
Advertencias: Lemon.
Género: Romántico, drama, universo alterno, Basado en...

Pareja principal: Tom - Bill.
Capítulo único.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama.

 

 

Estaba contra la mesa de la habitación de Tom, su rostro sobre uno de los cuadernos del instituto, sus manos tocaban los lapiceros y algunas cosas de escritorio que ahí había.

No supo cómo así había acabado en esa vergonzosa situación, pero Tom era habilidoso y persuasivo. Bastaron unos besos fogosos, la insistencia y las palabras adecuadas para que se haya dejado bajar el pantalón para luego estar siendo follado sobre la mesa.

—Ahh Tom. —Miró sobre su hombro, gimiendo de gusto que lágrimas se asentaron en sus bellos ojos—. Te amo —soltó sin más en el pésimo momento del día.

Tom no lo entendía, no quería oír de sentimientos ni declaraciones cursis cuando tenía entre sus manos el pequeño trasero de Bill, quien era su compañero de clases con el que estaba saliendo.

No era la primera vez que se acostaban, eso ya era de varios meses atrás. Pero para ambos la situación tenía diferentes perspectivas. Para Tom era pasar el tiempo, disfrutar del sexo con un chico hermoso y que le correspondía, nada más que eso, ¿para qué complicarse más? En cambio para Bill era sentirse en una relación un tanto complicada, debido a eso había bajado sus notas en el instituto además de pelearse con sus padres y amistades por preferir a Tom por encima de todo. Se había enamorado, lamentablemente, creía que llevaban una relación formal.

Tom embistió más fuerte evitando perder la concentración, mirando cómo su miembro se hundía en esa apretada cavidad y cómo su acompañante gemía del gusto.

—Así mejor —susurró refiriéndose a que prefería oírlo gemir a hablar.

Bill se sintió flotar por un momento y tuvo que acariciarse a sí mismo pues sintió ese retorcijón propio del orgasmo y se vino en su mano apretando a Tom en el proceso el cual gruñó y azotó a Bill mientras también terminaba.

Quiso voltearse, pero Tom se lo impidió, teniendo la vista en su trasero, viendo cómo su semen se escurría.

—Tom… —reclamó, quería ser abrazado, que le dijera alguna cosa, que le demostrara que lo quería o al menos le hiciera sentir inmerso en una relación ya que a veces sentía a Tom tan distante.

—No te muevas… —dijo suspirando, observándole todo y Bill se sintió sucio.

Casi forcejeó y se volteó para recoger sus ropas esparcidas en la habitación. Siempre terminaba así, arreglando el desastre mientras Tom, vencido por el cansancio, se recostaba en la cama buscando una siesta.

Bill se le acercó y le azotó la pierna con su pantalón. Tom frunció el ceño y abrió los ojos bastante molesto. —Adiós Bill —fue lo que le dijo.

—¡Hey! Estoy cansado de lo mismo, siempre terminamos como dos desconocidos, como si lo nuestro fuera solo sexo de una noche…

—Es solo sexo, ya lo hablamos, Bill, sigo sin entender tu concepto de relación, follemos y ya, ¿acaso no la pasaste bien? Sé que sí.

—Seis meses de solo sexo, ¿es eso lo que me tratas de decir? Estamos medio año solo para acostarnos.

—¿Qué más quieres? Déjame descansar.

Era lo de siempre, Bill sabía que no había salida en esas discusiones interminables de lo mismo y que él saldría perdiendo como siempre pues sabiendo cómo era Tom había caído enamorado del peor chico que había podido conocer.

Terminó de vestirse y cuando vio a Tom, éste se había dormido desnudo sobre su cama. Se le acercó lentamente y le cubrió el cuerpo con las mantas. De todas formas su corazón latía por ese bastardo y aún no sabía por qué. Le provocó tanto sentarse a su lado a observarlo, lucía adorable con esas rastas descuidadas y el piercing que tenía en el labio. Acarició la peca de su mejilla y luego sintió tal impotencia de no poder cambiar nada de su destino.

—No doy más, Tom ¿me oyes? Me cansé de irme de tu cuarto solo y no sentirte más conmigo… nunca te sentí conmigo. Estoy cansado de sentirme utilizado y nada más. —Se levantó y tomó su mochila para cruzar la puerta de su cuarto y bajar las escaleras rumbo a la salida.

Deseaba tanto no regresar, quería creer que era lo suficientemente fuerte para cerrar esa puerta y no volver a entrar por ahí nunca más. Pero él sabía lo débil que era si de Tom se trataba, que luego de días lo llamaría, le invitaría a salir y terminaría follando como si nada malo hubiera pasado. Su cara de niño bonito, su forma de ser tan graciosa y, en el fondo, muy en el fondo, el temor de perderlo hacía que se dejara hacer de todo porque sabía que Tom podía cambiarlo si se cansaba o si le daba la gana.

Tom pestañeó con mucha molestia, había escuchado las palabras de Bill y no le habían gustado. Detestaba el compromiso, siempre buscaba pasarla bien. Pero también le llamaba la atención que con Bill había durado seis meses, eso era mucho para él que acostumbrada disfrutar de la gente por semanas o quizá uno a dos meses, pero luego se cansaba más que todo por las mismas insistencias de formalizar, pero con Bill no se cansaba y es que el pelinegro era especial, físicamente hermoso y sabía que nunca se cansaría de tenerlo en su cama. Pero Tom no sentía que tenía una relación con él, solo pensaba en él como su sexy pasatiempo. Así que sintió la incómoda sensación del hostigamiento.

*

Bill se bañó y decidió ir al gimnasio. Le gustaba mantenerse en forma y no descuidar su aspecto físico pues sabía que eso volvía loco a Tom.

Revisó su celular al momento de salir, no encontrando ninguna llamada perdida ni tampoco mensajes. Se puso serio y triste, sabía que Tom demoraría en dar señales de vida, pero estaba harto de ser él el que siempre lo buscara. No lo haría más así sintiera tal ansiedad.

En la noche salió con amigos a bailar y a tomar algunas cervezas. Todos le decían que había cambiado, que estaba más distante y extraño, que sonreía poco y de seguro se debían a sus problemas amorosos.

—¿Qué clase de relación tienes, amigo? —preguntó Georg, un viejo amigo de la escuela.

—Prefiero no tocar ese tema. —Lo evitaba siempre que podía, sabía perfectamente lo que ellos le dirían.

—Ojalá un día abras los ojos y veas que ese hombre solo te utiliza, eres demasiado para un perro como él —le dijo una de sus mejores amigas, Nataly.

—Ya basta —siempre a la defensiva—. Dije que no quería hablar de eso, yo sé el tipo de relación que llevo… —pero no lo sabía, y le costaba mucho admitir que solo era el pasatiempo de alguien.

*

Tom no era buen estudiante, andaba repitiendo de cursos y dejó de asistir al instituto. Bill no lo veía en más de una semana y tampoco lo llamaba.

Sabía que debía olvidarlo pues estaba afectándole más de la cuenta. Ya casi ni salía porque no tenía ganas, todo el día se lo pasaba en su habitación, a veces durmiendo, otras pensando y su mundo se había convertido en una pesadilla negra de la cual no sabía cómo salir.

—¿Por qué tengo que quererte? No lo entiendo, no entiendo por qué no salgo de esto —se decía a sí mismo un viernes por la noche en donde no había contestado ninguna llamada y había discutido con su mamá por el hecho de no hacer nada en casa y haber descuidado sus estudios de esa forma, pero las palabras, ni las llamadas lo animaban, todo lo contrario, no quería contacto con nadie pues sentía que no lo entendían y no quería estar dando explicaciones porque no había justificación para lo que sentía y hacía.

El amor embrutece y eso era lo que sentía en esos momentos.

Así pasaron unas tres semanas más en donde, por obligación de otras personas como su familia y amigos, logró salir y retomar la asistencia a su instituto.

Hace días había intentado llamar a Tom con desesperación solo para insultarlo y hacerle pagar de alguna manera su dolor, pero su teléfono parecía estar apagado o fuera de servicio.

También había llegado a escaparse para correr hacia su casa y buscarlo, pero no lo halló ni tampoco alguna persona que le dijera dónde estaría.

Había desaparecido de la tierra y no sabía si sentir alivio o dolor, ahora su corazón estaba partido entre sentimientos de nostalgia y rencor que no podía adivinar si reaccionaría bien cuando lo volviera a ver.

Volvió a sus actividades diarias y creyó estar recuperándose. Volvió a salir con amigos y a encontrar gente atractiva con quien ver si valdría la pena salir o no.

Una tarde, mientras hacía la terea solo, una llamada desconocida entró a su celular y contestó rápido sin sospechar de quién sería.

—¿Aló?

—Soy Tom… —esa voz, ese nombre, le produjeron escalofríos, era como si su mente le trajera todos los recuerdos más dolorosos que había vivido con él.

—¿Qué quieres?

—Bill, ayúdame, solo tú puedes…

—¿Ayudarte? ¿Por qué no llamaste antes? —Su corazón lo traicionaba.

—Después te lo explico.

—No Tom, no vas a venir a buscarme cuando te venga en gana.

—¿Por qué no? No te pongas a la defensiva, Bill, esto es una emergencia. —Bill sintió una angustia, pero apretó sus puños y trató de no demostrarlo.

—¿Qué pasó? —había caído.

—Estoy en problemas, una maldita confusión, ven y sáqueme de aquí, estoy en… en… en la delegación policial.

—¡Qué!

—Bill por favor, por lo que más quieras… —Aun lo quería, pero sabía que haría mal si iría, aunque las ganas de verlo crecían a pasos agigantados—. Además deseo verte, te extrañé mucho, no sabes cuánto.

—Eso es mentira Tom, tú no sientes nada, maldito —se atrevió a reprocharle.

—Bill, no tengo tiempo, me han permitido hacer una llamada y solo he pensado en ti porque… porque sé que me ayudarás, confío en ti. —Otra vez sus palabras—. Mi Bill… te necesito, no me abandones ahora, por favor, Bill —sus cariños—. Mi Bill…

—¿En cuál comisaría estás?

Luego de esa llamaba Bill sentía que caía en el hoyo negro otra vez y su corazón dolía. Era como si ese órgano en su pecho le pusiera un revolver en la cabeza y le obligara a moverse en busca del dolor otra vez.

—No puede ser Bill —se hablaba a sí mismo—. No puedes ir así no más como si nada hubiera pasado.

Pero fue. Manejó su auto rumbo a la delegación policial. Sintió todo un remolino desagradable en su estómago pues nunca antes había entrado a tal sitio e incluso podía ver a un grupo de oficiales llevando esposado a un hombre entre empujones y malas palabras. Se hizo a un lado y luego terminó de entrar.

—¿Sí? —contestó un policía de mala gana.

—Vengo a Buscar a Tom… Tom Trümper.

—¿Y usted quién es?

—Soy su… su amigo.

—¿Bill Kaulitz? —preguntó mirando una nota que tenía entre sus papeles. Bill asintió y el hombre sacó unas llaves para levarlo a una celda.

—Espere… Hum, ¿por qué está detenido? —El oficial lo miró.

—Mejor que se lo diga él mismo.

—No, deseo saberlo antes.

—Será procesado por comercialización de drogas. —Eso le cayó como balde de agua fría. No se lo esperaba.

Caminó con las piernas temblorosas y llegó a una celda donde Tom se puso en pie al verlo y se acercó a la reja.

Los ojos de Bill se aguaron y se acercó tembloroso a la reja cuando el oficial los dejó solos.

—Bill, qué bueno que has venido, necesito que me hagas un favor…

—Cómo pudiste —dijo conmocionado—. No puedo creer que…

—Es todo mentira, estoy en problemas, eres el único que me puede ayudar.

—Tom, tú y yo no somos nada.

—¿Qué dices? Pero qué estás diciendo, yo haría mucho por ti si te encontrarías en esta situación.

—¿De verdad? No te creo. Estoy cansado de sufrir y no caeré otra vez.

—Bill, qué dices, ¿te das cuenta? Cómo tus amigos influencian en ti. Estamos juntos, siempre lo hemos estado.

—No es lo que me decías. Tom, siempre me decías que me bajara el pantalón, follemos y luego cada uno con su vida. Pues bien… —Tomó los barrotes de fierro y se acercó, no supo cómo así y de dónde sacó el valor para atreverse a hablar con el dolor y odio de su corazón—. Adiós, Tom.

—¿Qué? ¿Qué te pasa? —dijo molesto—. No puedo creer la clase de persona que te has vuelto.

—Y yo no puedo creer cuánto tiempo pude estar a tu lado.

Retrocedió mientras veía a Tom desesperarse enjaulado y luego amenazarlo. —Verás cuando salga, verás Bill a ver si puedes decirme tus palabras en la cara, ¡te tendré otra vez, te poseeré cuantas veces quiera!

Bill no soportó esas palabras y quizá era lo mejor que sean así de hirientes para que de una vez dejara sangrar su corazón y que la razón volviera a dominar la situación.

Salió llorando de la delegación, pero en el fondo muy orgulloso de haber terminado con todo el sufrimiento.

Tom se quedó indignado, no supo que Bill actuaría así y dentro de sí sintió dolor pues a pesar de solo verlo como su pasatiempo sexual preferido, sentía que era lo único bueno que tenía en su mundo de escoria.

FIN

 

Se lo merece u_u Espero les haya gustado.
Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer.