Hasta el final de los tiempos - 14

Hola a todos *-*~ gracias al ánimo de algunos de ustedes, escribí este capítulo muy rápido, espero se entienda y... planeo algunas cosas más para el fic >:D ¡Los quiero!

Para todos los gemelos eran héroes. Jörg abrazó a sus hijos y los llevó más adentro, Simone con Pamela tomaron los sacos para descargar su contenido y guardar la nueva comida en la despensa, Georg fue junto a Tom y tenía tantas preguntas.

Los gemelos se quitaban los trajes y Jörg se percató del moretón que Bill tenía en el cuello.

—¿Te mordieron? —preguntó asustado y Bill asintió.

—Papá, son las cosas más horribles que he visto, no son humanos, bueno, definitivamente no, son… criaturas, su aspecto ha cambiado en estos meses, sus uñas han crecido y su cabello también, de algunos se ha vuelto blanco, no tienen labios, solo dientes que también tienen un aspecto anormal, es extraño, pero no parecen humanos zombis, parece que han mutado.

—Lo debí suponer, es a lo que me refería con tipo de zombi, este es el primer tipo. ¿No vieron personas?

—No —dijo Tom—. Estuvimos en la azotea de una empresa e intenté buscar personas mirando desde arriba y no vi a nadie, solo las criaturas y los cadáveres.

Jörg se sentía un poco confundido, a veces sus sueños se parecían a la realidad, pero otras no. Él recordaba ver en sueños grupos de personas por las calles, correr escapando de las criaturas, también recordaba ver la atmósfera de un color rojo y mucho fuego alrededor, pero parecía no coincidir con lo que sus hijos le decían.

—Quiero salir la próxima vez —dijo Pamela con una sonrisa en sus labios acercándose a Bill para pasarle una botella de gaseosa.

—¡Ja! Tú crees que esto es un chiste, ¿cierto? Que es como jugar un juego de plantas versus zombis, estás equivocada —dijo Tom con una sonrisa socarrona en sus labios. Bill lo miró serio y Tom prefirió apartarse.

—No le hagas caso —hizo un puchero para recibir un beso de su novia y Tom apresuró el paso para meterse más en el sótano y no tener que ver ni escuchar nada relacionado a ella.

Georg fue con él, estaba tan curioso y además tenía el juego de ajedrez en sus brazos, quería jugar con su mejor amigo.

—¿Estás bien? —preguntó interesando, sentándose en la cama junto a Tom—. Luces extraño.

—Lo sé, me molesta mucho que esa tipa vea esto como una aventura cuando salir y ver el enorme desastre mundial es… es deprimente, Georg, no queda nada, no hay nada afuera que valga la pena, ¿te parece interesante pasar el resto de la vida encerrados en el sótano? ¿Que la libertad signifique peligro de muerte? ¿Que tengas que morir comido por unas criaturas que ya ni son humanas? Esto es el infierno mismo. —Gerog podía entenderlo, esas eran las razones de sus crisis que poco a poco había podido superar.

—Me parece que ahora nada, absolutamente nada será lo mismo.

—Exacto. No hay más el mundo que conocemos… ¿sabes? Utilicé el arma varias veces, vi sus cabezas explotar… les di en la cabeza a varios y… y ahora me siento extraño, me siento como un robot sin sentimientos que… —se tapó el rostro con ambas manos—, que si apuntara a la cabeza de algunos de ustedes quizá y… olvídalo. —Georg se acercó más a Tom, poniendo una mano en su espalda, la acarició suavemente.

—Tom, creo que ahora que el mundo no es como el que solía ser implica que nosotros no seremos los mismos a partir de ahora, ¿no crees? Si antes nunca pensaste disparar cabezas, ahora será algo vital hacerlo. Nos adaptaremos a este nuevo mundo, pero ten presente que no dejaremos de ser quienes somos.

Tom lo vio a los ojos y sonrió, su amigo le entendía, siempre había sido así y eso le gustaba. Abrieron el juego de ajedrez y decidieron jugar, total, no había otras cosas más importantes qué hacer y podía ver el interés de su amigo para con él, eso le hacía sentirse especial e importante, algo que Bill no hacía.

*

—No Bill, no me tocarás, ya te dije, es peligroso… 

—Shh… tengo algo, ven. —La jaló de la mano rumbo al baño. Ambos tuvieron que pasar por el cuarto grande donde estaba Tom jugando junto a Georg. Su gemelo lo vio adentrarse por el baño y frunció el ceño sabiendo lo que estaba por hacer.

—Hey, Tom, evita prestarles atención —dijo Georg al verlo así de molesto luego de que cerraran la puerta tras ellos.

—Es el colmo Georg, es el colmo de la sinvergüenza, ¿qué dirán mis padres respecto a esto.

—Lo saben, Pamela habla de eso con tu mamá y bueno, tus padres saben que ellos son pareja. —Tom se sintió bastante idiota, él era el único que no estaba al tanto de las encerradas de Bill con Pamela. 

Adentro del Baño Bill le mostraba los dos preservativos y Pamela sonrió de lado.

—Los conseguiste… ¿cómo hiciste?

—Trucos míos.

—Pero son solo dos, Bill, estoy en mis días fértiles, no podremos arriesgarnos. 

—Por favor… —suplicó cerca de sus labios. Extrañamente Bill se sentía intranquilo, muy ansioso, quería distraerse de esa manera y luego dormir.

El encierro, el propio estrés había hecho que repentinamente quisiera tener sexo todos los días.

Pamela era muy precavida, sabía que no debía acostumbrar a Bill a eso o luego ella podría salir embarazada y eso era algo que Simone le había advertido muchas veces y le había hecho reflexionar del peligro que sería un embarazo en pleno apocalipsis, Pamela estaba asustada y por esas razones evitaba tener relaciones, pero también estaba ese temor de perder a Bill, que Tom osara quitárselo si ella no lo complacía.

—Podemos quizá… ya sabes, jugar un poco, te daré placer, pero no podremos hacerlo.

—Tengo los preservativos.

—No son cien por ciento seguros, entiende eso, estoy en mis días, cuando haya pasado el peligro entonces podré.

Bill se ofuscó un poco y eso incomodó a Pamela quien optó por hacerle caso, se alzó el vestido para bajarse la ropa interior y Bill se apresuró en abrir el preservativo no percatándose de que sus uñas largas lo rasgaron…

*

—Georg, vámonos de aquí —dijo Tom muy apurado pues escuchó un gemido proveniente del baño y se llenó de impotencia.

Georg lo siguió y ambos fueron a la especie de sala que tenían. Jörg y Simone preparaban algo de comer juntando galletas de diferentes sabores y las gaseosas sirviéndolas en vasos. 

Su papá notaba su incomodidad y claro que sabía el porqué estaba así, ya había hablado con Simone sobre Pamela y las encerradas que se daba con Bill, pero Simone le había dicho muy en claro que no se metiera en la vida privada de su hijo, que ese tipo de cosas no se podían prevenir, solo le había advertido a Pamela cuidarse. 

Le pasó la comida y comieron todos en silencio, evitando hablar del tema de Bill y Pamela en su momento íntimo. Era de esperarse que todos ahí sabían muy bien por qué no estaban los que faltaban. Pero Tom evitó pensar en eso, quería saber algunas cosas.

—Papá, ¿qué haremos? O sea, estamos hartos de estar aquí metidos, no hay ni espacio para la privacidad, estoy cansado.

—Todos lo estamos Tom, pero un mes más, un mes duran mis pesadillas.

—No creo que el aire afuera esté contaminado, ya nos hubiéramos contagiado nosotros, no ha pasado hasta el momento, pienso que debemos buscar personas, buscar refugios, estoy seguro que sí hay.

—Los hay, tenemos uno en las montañas, ¿recuerdas? Lo ideal sería haber ido allá ni bien comenzaba esta epidemia, pero como no podemos, iremos cuando el peligro haya pasado, iremos por las armas que tenemos allá.

—¿Y luego qué?

—Viviremos allá, cazaremos los animales que se han refugiado en esa zona, los zombis no escalan montañas.

—No viviré en una montaña el resto de mi vida.

—Algo pasará con la ciudad, será inevitable, ¿viste el cuadro en la cabaña? Así será todo.

—Pero no lo es, papá, no hay fuego, no hay nada de esas nubes negras, solo las criaturas, algunos sueños que tuviste son solo eso, sueños producto de tus temores, es normal, pero la realidad es otra, yo la vi, allá afuera solo hay criaturas, es cuestión de salir, buscar otro ambiente seguro y vivir yendo de casa en casa para no aburrirnos aquí, esto no es vida.

—Nada será viva, Tom, a partir de ahora no habrá más diversión que solo buscar sobrevivir y respirar un día más.

Pamela regresó al grupo con una sonrisa tímida en su rostro y con mucha hambre. Se sentó en el suelo, acomodando su vestido floreado y sintiendo a todos mirarle, se puso algo colorada por eso.

—¿Y Bill? —preguntó Simone.

—Duerme —dijo con una pequeña sonrisa y recibiendo el plato de galletas. Tom supo que mejor se iba de ahí o tendría que soportar sus ocurrencias—. Por cierto, comienzo a creer que esas personas muertas…

—No son personas —reclamó Tom.

—Tom, deja que hable —dijo Simone.

—Bien, comienzo a creer que esas personas han cambiado por el consumo de carne, como la cadena evolutiva, ya saben, el cuerpo se modificó para cazar y comer carne… quizá ese dato nos sirva para construir trampas, ya saben, debemos de pensar en algún tipo de ingeniería para garantizar nuestra supervivencia, esas personas se volverán listas…

—¡No son personas! ¡No volé cabezas de personas, ¿entiendes?! —gritó Tom y entonces supo que mejor se retiraba o explotaría más.

Se adentró y todos los presentes miraron a Pamela con cierto fastidio.

—Perdón, pero para mí son personas… mientras se muevan, además fueron personas como nosotros, no tenemos por qué menospreciar lo que son… o cambiar a pensar que no son personas.

—No son personas —recalcó Jörg—. No son como nosotros y si alguna vez lo fueron, eso ya no es el presente, no son personas y punto.

—Pero señor Jörg, ¿perderemos nuestro sentido de humanidad ahora? 

—No son personas porque tendremos que pensar eso para sobrevivir —dijo Georg—. No compliques las cosas Pamela, esas cosas ya no son personas y debemos de matarlas.

—No perderé mi humanidad —dijo ella.

—No estamos más en una sociedad —dijo Jörg—. Aquí no hay leyes y si tenemos que disparar en la cabeza a todos los que están allá, lo haremos y nadie llorará por eso.

Estaba claro, y eso le hizo temblar a Pamela, ella quería ver el exterior para saber cuánto había modificado el mundo que una vez conoció.

*

—Estoy harto —dijo Tom entrando a la habitación, viendo a su gemelo boca abajo, descansando—. ¿No comerás? 

—¿Hum? —apenas se movió y Tom se recostó en la cama de al lado sabiendo el cansancio de Bill y se incomodó.

—Olvídalo.

No podía descansar, deseaba cerrar los ojos y dar una siesta, perderse del mundo por un momento, pero extrañamente no podía, e involuntariamente, sus ojos fueron hacia su costado, hacia la otra cama donde Bill dormía, con el cabello sobre su rostro y parte de la cama, delineó su cuerpo con sus ojos, centrándose en su espalda baja donde se mordió el labio al ver esa bonita curva que daba origen a su parte trasera. “Cómo así eso me parece interesante”, pensó sintiendo culpa. Su corazón se había acelerado y más al recordar los besos que se habían dado, extrañaba mucho sentir eso, sobretodo la emoción de saber que besaba sus labios.

—Esto está mal —se dijo y vio a Bill moverse un poco, gimoteando entre sueños. Suspiró hondamente y se sentó en la cama para acercarse un poco y observarlo más. Sabía que cualquiera podría entrar a la habitación y sería arriesgado acercarse más, pero la especie de adrenalina lo inquietaba a tal punto de extender su mano y acariciar su hombro con mucho cuidado. “¿Por qué siento todo esto por ti? Eres mi hermano… debería sentirme enfermo pero no me siento así Bill, me siento vivo por esto, la única razón que me hace vivir eres tú… pequeño hermano, me vuelves loco.”

Sus labios y manos temblaron un poco, y quitando un mechón de cabello se deleitó viendo su rostro en total paz.

—Hum, Tom… —gimió dormido. Podía sentir las manos de Tom sobre su hombro y luego sus dedos fríos en su cuello. Estaba dormido sí, pero hasta dormido podía sentir que era Tom y buscaba despertar, solo que se sentía tan relajado que no podía.

—Te quiero, Bill —susurró acercándose más, quería robarle un beso, pero sabía que sería rechazado.

Bill despertó, pero no abrió los ojos pues sintió que lo que estaba soñando estaba pasando, Tom estaba cerca, muy cerca que sintió temor, sin embargo no se movió, ¿por qué? Ni el mismo lo sabía, quería creer que estaba probando a Tom, a ver hasta dónde se atrevía a seguir y así podía ser más precavido con él y advertirle con razones que se alejara.

Tom se acercó peligrosamente a sus labios y Bill inspiró parte de su aliento. —Tom, no —dijo con pequeña voz, abriendo los ojos, pero no apartándolo de sí.

—Por favor…

—Es peligroso, Tom, mira lo que estás… —no dijo más y sintió un nuevo beso de su hermano. Hambriento y desesperado, como sabiendo que no habría otra oportunidad, lo besaba hasta que Bill forcejeó con él.

—¡Basta! —gritó un poco alto cuando lo dejó dándose cuenta de que alguien podía oírlos, en especial Pamela.

—Yo… —Tom no sabía qué decir.

Optó por separarse e irse de esa habitación, cruzándose en el camino con Pamela quien entraba algo consternada.

*

—No te creo —reclamaba ella, sabía que Bill le mentía—. Estoy nerviosa Bill, no es nada normal que Tom esté cerca de ti.

—Pame, ya hablamos, no discutiré eso otra vez, nada está pasando, solo discutimos un poco —mintió sintiendo culpa y se puso a pensar en el porqué de no reaccionar a tiempo. Sabía de los sentimientos de Tom para con él, sin embargo, no sentía la urgente necesidad de alejarlo de sí, otra vez estaba confundido pues si otras hubieran sido las circunstancias, hubiera deseado que ese beso se hiciera más largo.

Las discusiones con su novia lo molestaban, detestaba ser controlado, solo prefería acostarse con ella, lamentablemente su relación había llegado solo a eso, no lograban entenderse bien más que solo en la cama y esa era la razón por la que Tom no quería dejarla, porque sabía que ella era tajante y no se dejaría tocar luego.

Tom estaba con Georg jugando otra vez y hasta se reía de las ocurrencias de su amigo, era agradable estar con él y dejar de pensar en todo el estrés que sentía por Bill y el mismo apocalipsis zombi.

—No puedo creer que seas casto —reía Tom y es que Georg le había confesado eso recientemente—. ¿Y todo el cuento que me decías la otra vez?

—Ya no te rías, mejor no te cuento más.

—Lo siento —se puso serio pero aún una pequeña sonrisa permanecía en sus labios.

—La chica, hum, estaba en sus días, ya sabes y no tuve la suficiente confianza.

Tom lo miró a los ojos y Georg sonrió tímido. Siempre habían sido amigos de cercanos, pero nunca se habían contado secretos íntimos, más eran de jugar videojuegos, tomar un poco, contarse chistes, pero se no tenían mucha confianza.

—Oye… —se animó Tom—. ¿Puedo preguntar algo? —la conversación se había tornado un poco seria y aunque ambos preferían ver al tablero de ajedrez, estaban nerviosos por la especie de intimidad.

—Sí.

—Tú… hum, tú… —Tom tenía temor de preguntar, pero estaba curioso.

—¿Yo? ¿Yo qué? —Ambos rieron un poco.

—¿Tú serías capaz de acostarte con un chico? —lanzó la pregunta vergonzosa, ni siquiera preguntó si estaría con alguien de su mismo sexo, de frente fue por lo otro. 

Georg se puso algo nervioso, sin embargo, lo miró a los ojos en un lapsus en el que cruzaron miradas.

—Ganas no me faltan —dijo luego rió tímido.

Tom sintió algo extraño en su vientre, tenía a Georg aunque no lo quería como a Bill, pero era alguien que le infundía confianza.

La mano de Tom avanzó hacia la de Georg quien tomaba con sus dedos la Torre del tablero en su intento por querer hacer un Jaque. 

El tacto se sintió tan bien que Tom humedeció sus labios indicándole al otro que quería ser besado. Georg no lo podía creer, tenía una pequeña oportunidad y no la desaprovechó, mirando a un lado, viendo si Simone o Jörg estaban cerca o la fastidiosa de Pamela, al notar que no hubo nadie cerca, acortó la distancia besando a su amigo quien ladeó la cabeza sintiendo el suave contacto de sus labios.

—Hum… —Tom murmuró en sus labios. 

El beso fue corto y cuando se separaron, Georg besó la punta de su nariz.

—¡Oye! —Bill entraba en la sala y había visto el extraño beso en la nariz de su hermano—. ¿Les pasa algo? —dijo celoso, no podía creer que Tom se había dejado besar la nariz, eso había parecido muy raro.

Tom se puso muy nervioso, hubiese querido abrazar a Georg luego del beso, pero ahora que Bill había entrado, lo había incomodado mucho.

—Jugábamos ajedrez —dijo Tom sin verlo, queriendo ocultar el rubor en sus mejillas.

Bill miraba retadoramente a Georg, él sabía que ese chico se moría por su hermano y extrañamente Bill quería ser el único en el corazón de Tom y aunque sabía que estaba mal, en ese momento no le importó.

—Tom, quiero hablar contigo y en privado —dijo serio. Tom vio a Georg y éste bajó la cabeza, luego vio a Bill y sus ojos le causaron incomodidad, ¿qué quería? ¿Reclamarle por el beso en la nariz? Y eso que ni sabía que hace segundos sus labios habían sido besados de una forma nunca antes sentida.

¿Cuántos siguen odiando a Pamela? XDD ok, mejor no digo nada al respecto de ella, pero tiene una peculiar forma de pensar. ¿Qué más pasará? ¿Pamela logrará salir? ¿Bill se atreverá a reclamarle a Tom? Lo veremos en el siguiente capítulo. Espero sus comentarios *.* que aunque no los responda uno a uno, los leo siempre~