lunes, 21 de julio de 2014

Cautivo - 8

Hola a todos, lamento la demora x_x es el trabajo y los quehaceres, pero aquí otro capítulo más *-*~
Tom se apresuraba en regresar a casa, estaba bastante enfadado y eso no era buena señal, podía desquitarse con Bill, y era eso lo que tenía en mente. No confiaba en él.

Por otro lado se sentía muy idiota. Estaba haciendo lo mismo que hizo con Cindy, estaba dándole mucho… al final él saldría perdiendo, eso estaba claro. Si Bill escapaba, si lo rescataban, Tom saldría perjudicado y lo perdería para siempre.

Estaba llegando a la casa, ni siquiera hizo el trabajo al que se suponía había salido. Manejó tan rápido como pudo.

*

Bill estaba aterrado, no había sentido esa sensación en días, aún con el móvil en sus manos escuchaba a Cindy. 

—¿Qué dices? —repitió ella, y a él se le pasaron muchas cosas por la cabeza. La primera, era su libertad; la segunda era Tom; y la tercera era él. ¿Cómo haría para salir de ahí? Era muy arriesgado decirle a ella su situación real. Demasiados peligros, sabía que podía terminar encerado en el sótano si Tom se enteraba.

—Dígale a mi familia que estoy bien, que estoy a salvo, que pronto volveré a verlos… dígale eso por favor. —Hubo un silencio, y Cindy comenzó a interpretar todo mal.

—¿Pero, quién eres tú? ¿Es el teléfono de Tom Trümper?

—Sí, pero él no está ahora, sólo dígale a mi familia que estoy bien —quiso decirle algunas cosas más como su dirección, el nombre de sus padres pero entró en un dilema ¿Realmente quería Salir de ahí? ¿Y qué pasaría con Tom?

Hubo un silencio en donde Cindy se impacientó y luego Bill con la respiración agitada a mil colgó el teléfono.

Aún con el móvil en la mano, borró la llamada y luego se tentó a realizar una, se levantó de la cama y con las manos temblorosas empezó a marcar un número, el de su padre.

Pero pronto el sonido de una camioneta aparcando cerca de la casa lo detuvo.

—Oh, por Dios —dijo nervioso, puso el móvil debajo de la cama y se recostó boca abajo temblando, envolviéndose en todas las sábanas y mantas. No pensó que Tom tardaría poco.

La puerta se abrió y Tom entró sigiloso, a un paso lento. Bill se hizo el dormido, tratando de calmar sus nervios, podía sentir a Tom observándole mientras se le acercaba. 

—¿Bill? —llamó con la voz dudosa, estaba nervioso, quería saber si había hecho alguna llamada. Miraba a todas partes, sentía que le habían puesto trampas o algo así—. ¿Bill?

No hubo respuesta, Bill se mordía el labio tratando de calmarse. Entonces Tom se lanzó en la cama y lo volteó tan rápido que el menor dio un grito del susto. Lo encaró y tomándole del pelo le miró fijamente.

—¿No llamaste a nadie, verdad? ¡¿Dónde está mi móvil?! —Se asustó tanto que de por sí empezó a llorar, incapaz de mentirle, incapaz de defenderse, no quería ser encerrado.

—E… ah… —Salían sonidos de queja de sus labios, no podía articular palabra y Tom tiró con fuerza de sus cabellos, Bill cerró sus ojos—. Ahh… Tom… sniff… —Lloriqueaba tratando de liberarse. Tom no se inmutaba, él quería la verdad—. Está… es… tá debajo… de la cama… —Se ahogó en su llanto y Tom se levantó de su encima y buscó, encontrándolo. 

Bill se removió en la cama queriendo sentarse pero Tom se lo impidió poniendo una mano sobre su pecho y recostándolo otra vez.

—¿Llamaste? —preguntó revisando su móvil, no encontrando rastro de nada, así que verificó su saldo telefónico.

—No… sniff… no lo hice. —No le creía ¿Cómo que no llamó teniendo la posibilidad?

—¡cómo que no! ¡Sí lo hiciste! —le gritó asustándolo más, cerrando sus ojos se agitó aún más temiendo lo peor.

—Oh por favor… —suplicó. Tom llevó el móvil a su oído para escuchar su saldo, él sabía cuanto tenía. La voz del móvil le informó la cantidad que él tenía, ninguna llamada se había hecho. 

Miró que Bill estaba asustado, llorando temiendo lo peor. Algo sintió ¿Por qué no llamar? ¿Por qué no aprovechar su ausencia y escapar?

Lo alzó de sus brazos y jaló hacia él, poniéndolo en su regazo para intentar calmarlo, pero Bill estaba asustado, pensó que lo cargaría y llevaría al sótano, así que removiéndose gritó un poco tratando de escapar, de escabullirse por ahí.

—Espera —dijo Tom más calmando, tomándolo de la cintura, mientras Bill agitado trataba de buscar dónde esconderse—. Tranquilo, ya… te creo —dijo buscando su mirada, Bill era un manojo de nervios, y llanto descontrolado—. Mírame. —Lo sentó en su regazo buscando tranquilizarlo, pasó sus manos por sus mejillas secando sus lágrimas y sopló su rostro tratando de que se evapore esa humedad—. Bill. —Él suspiró tratando de calmar su llanto, estaba hipando y no lo podía controlar—. ¿Por qué no llamaste? 

—Yo… —Hipó y luego suspiró algo más calmado, se sostuvo de los hombros de Tom tratando de acomodarse sobre él—. Tenía mucho miedo. —Lucía nervioso, estaba dudoso de contarle lo de Cindy ¿Y si Tom lo tomaba mal, si Tom le golpearía por contestarle a ella? Entonces prefirió callar; total, él había borrado esa llamada del móvil.

—Hiciste bien. —Se sintió aliviado—. Hiciste lo correcto. —Besó su frente y lo abrazó, ese gesto sorprendió a Bill, quien sólo pudo corresponderle al abrazo. Estuvo abrazándolo hasta que sintió que se calmó—. Te tengo una sorpresa, te la mereces, ven. —Levantándose Bill cogió parte de la sábana para cubrir su desnudez y Tom se lo permitió, jalando su mano para llevarlo a la sala. 

—¿Una sorpresa? —Pensó en un violín, pero eso era imposible.

Ya en la sala vio sobre el sofá el estuche de su violín, era inconfundible y único. Se tapó la boca con ambas manos y la sábana que lo cubría cayó al piso, causando que salga de su asombro y se agache a recogerlas, no sabía qué decir… no esperaba ver algo de su casa ahí, junto con él ¿Cómo lo había conseguido?

Tom se dirigió hacia el sofá y tomó otra bolsa que estaba junto al estuche, tirándosela a Bill, quien lo recibió asombrado, supo que eran sus bóxers, muchos de ellos, de colores y diseños, eran de su casa.

—Ropa nueva —le dijo sonriéndole. 

—Oh… Tom. —Se le acercó y con manos temblorosas cogió el estuche de su violín—. Muchas gracias, gracias —repetía mientras se sentaba en el sofá, se ponía un bóxer tan rápido como pudo para luego abrir el estuche de su violín y coger su arco, suspirando emocionado—. No sé qué más decirte, no sé cómo agradecer. —Tom le sonrió ladeando la cabeza, se le pasó tantas cosas por la cabeza, pero quería recompensarlo, nada más que eso, así que dejaría sus perversos pensamientos para otro día o tal vez más tarde....

—No tienes que agradecer sólo con palabras… ehem…bueno, sólo toca algo, quiero saber cuan bueno eres con ese instrumento. —Bill le sonrió y eso para Tom significó mucho, muy pocas veces, por no decir casi nunca, veía esa sonrisa, sólo por fotografías, sólo cuando él era libre.

—Sí —dijo agitado y empezó a tocar animosamente alguna melodía que le pareció a Tom relajante. Pero luego se detuvo y Tom lo miró—. ¿Cómo entraste a mi casa? —Bill recién se dio cuenta de ese gran detalle, Tom para tomar su violín debió haber entrado. Tom rió ante su pregunta tan seria y ese cambio repentino de humor.

—Pues, por la parte trasera.

—¿Y mis padres? ¿Cómo están ellos? —Vio sus ojos aguarse—. ¿Saben que estoy bien? —Tom pestañeó varias veces no sabiendo qué responderle.

—Pues… ellos parecían preocupados, pero estaban bien. Había una corona de flores en tu habitación, y un perrito muy gracioso, sabes, me recordó a ti y… —De repente lágrimas caían por su rostro, y se cubrió la cara rompiendo en llanto—. ¿Pero qué pasa?

—Mi familia, y Scoty… —Se lamentaba, en verdad los extrañaba. Tom se le acercó y puso a un lado el violín, se sentó a su lado incapaz de hacer algo, suspiró.

—Lo siento —le dijo y eso enfureció un poco a Bill, quien no dejó de llorar.

Sus cambios de ánimo lo confundían un poco… pero así como el tiempo pasaba llegaba a tener consuelo y a calmarse.

*

Pasando las horas, volvió a tocar el violín, Tom estaba en el comedor sacando cuentas, debía pagar muchas cosas y no tenía dinero, estaba frustrado, debía trabajar más y eso implicaba dejar solo a Bill.

Debía pensar en cómo conseguir más dinero o pronto no tendrían qué comer. Entonces recordó algo, que aunque doloroso, era una salida.

El aro de oro que guardaba para Cindy. El aro que ella rechazó, uno que costó muy caro. Era la única opción. Se levantó de ahí y fue a su habitación, siendo seguido por Bill quien tocaba animoso una pieza alegre, Tom no sabía por qué lo seguía, pero generalmente era así, a donde vaya lo tenía detrás suyo u observaba todo lo que él hacía, era una grata compañía, pero no sabía si debía saber para qué entraba al cuarto, tal vez Bill espectaba algo íntimo. 

Entraron los dos y la música los acompañó. Tom miró a Bill serio y éste paró de tocar. 

—Bill… ¿sabes? —No sabía si decirle o no.

—¿Sí? ¿Quieres que no toque? ¿Quieres silencio? 

—No es eso… —Le dio la espalda y buscó en su cajón, sacó una llave de su bolsillo y abrió un cofre, dentro de este cofre había una cajita con el anillo guardado—. Debo vender esto. —Dándose la vuelta se lo mostró. Bill observó curioso.

—¿Un anillo? —Tom asintió—. Oh…

—Necesitamos dinero, y esto vale mucho, me costó tanto. —Fue hacia la cama y se sentó, miró a Bill más calmado, dejó su violín a un lado y se sentó en la cama junto a él, algo le decía que ese anillo era para esa mujer, la tal Cindy—. Es hora de terminar con el pasado. —Miró a Bill y le sonrió falsamente, le dolía decir eso, pero había llegado el momento.

—Eso… eso era para la chica de la foto, ¿verdad? —preguntó temeroso, Tom le frunció el ceño pero asintió revelándole ese gran secreto que tenía.

—Un niño como tú no entiende de estas cosas.

—¿Del amor?

—Sí. —Bill se sintió feliz de que le hable de amor, entonces Tom podía amar, si alguna vez amó, él podría amar a alguien más… a alguien como él tal vez…Era la primera vez que hablaba tranquilamente sobre un tema así, era la primera vez que Tom le contaba algo íntimo—. Una vez… conocí a una chica. —Miró a Bill para saber si él le escuchaba atento, para ver alguna reacción suya, Bill sólo lo miró expectante.

—¿La de la foto?

—Sí, Cindy era su nombre, ella… se supone que ella era la indicada. —Suspiró hondo, no sabía por qué le decía eso a Bill, era la primera vez que le contaba eso a alguien—. Le di todo, todo lo que te puedes imaginar, pero… ya sabes, mujeres interesadas, en cuanto supo que no tenía más dinero se fue, se fue con otro.

—Lo lamento —dijo Bill bajito, tratando de entender toda la situación, se sintió un poco incómodo, él hablaba de ella de manera especial, ni dejaba que tocase su foto y tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación pensando en ella probablemente, teniéndola en la mente, Bill se incomodó por eso.

—Ya pasó… ya no la quiero más.

—No lo merece… no merece nada de ti. —Tom lo miró, aunque fuese un adolescente, él decía cosas interesantes, parecía comprenderlo—. Las mujeres son algo complicadas.

—¿Tuviste una novia alguna vez? —Negó con la cabeza, tan niño se sintió que ni un beso alguna vez tuvo ¿Por qué? Simplemente no se presentó una adecuada oportunidad con alguna—. ¿Cómo que no? Entonces tuviste un novio.

—¡No! Tampoco —Estaba ruborizado y nervioso—. No tenía tiempo para relaciones formales con alguien.

—Bah… —Soltó una risita—. “Relaciones formales” Bill, los chicos de tu edad no piensan en relaciones formales, que curioso resultaste. —Se ruborizó aún más y Tom se le acercó tanto que respiraba cerca de sus labios—. Entonces, ¿soy el primero? —Bill frunció el ceño, no quería decirle que sí, porque él no veía lo que ellos tenían como una relación, era otra cosa distinta, era forzado… aunque no todo el tiempo, aunque realmente Bill lo desease en el fondo.

—No —dijo molesto—. No tenemos nada. —Tom se rió ante su reacción, eso aún molestó más a Bill, estaba frustrado.

—Está bien, no tenemos nada. —Se levantó de ahí y le guiñó un ojo—. Debo salir…otra vez, debo vender esto. —Caminó hacia la puerta pero se detuvo—. ¿Quieres venir conmigo? —No vio la reacción de sorpresa de Bill quien se puso en pie emocionado.

—¡Sí! —Exclamó, no podía creerlo. Tom lo miró y Bill tenía los ojos aguados y esa ilusión inocente. Lo llamó con su mano y salieron de la habitación—. Pero… debo vestirme… ¿Verdad? —Tom asintió buscando entre la cocina una bolsa.

—Sí, ten. —Le extendió su ropa, aquella que le quitó la primera vez que lo trajo. Bill lo miró dudoso, pero cuando vio sus jeans y su polera sonrió emocionado—. Y tus zapatillas ahora las traigo. 

Y así fue, Bill se vistió e incluso sintió la ropa incomodarle, es que era tanto tiempo sin ella, lo ajustada que era ya no le gustaba. Fue al baño a peinarse a terminar de arreglase, aún no podía creer que saldría de esa casa, como un paseo, era como una cita y su corazón latía emocionado. 

Regresó a la sala y Tom lo observó impactado, aunque Bill estuviese más delgado de cuando lo trajo, lucía hermoso y radiante y hasta sonreía agitado.

—Estoy listo. 

—Sólo una cosa antes de salir. —Se le acercó y tomó su mentón mirándolo serio—. Si intentas escapar, si tan sólo lo intentas juro que la pasarás mal y regresarás al sótano, ¿me escuchaste?

—Sí… no escaparé, lo juro —dijo nervioso, Tom podía intimidarlo tanto, no planearía escapar, eso terminaría estresándolo.

—Está bien, vamos – Lo animó a salir dándole una palmada en el trasero, Bill sólo soltó un gritito que le causó gracia a Tom.

Eran casi las seis de la tarde, el sol se ocultaba dando al bosque un color medio rojizo, melancólico. Caminaron un poco hacia la camioneta y Tom le puso la capucha de la chaqueta de Bill para que nadie lo reconozca y empezó a manejar. Bill miraba el sendero asombrado, no sabía ni en qué parte del pueblo estaba, ni cuan lejos de casa se encontraban, todo el paisaje le parecía desconocido, la carretera rodeada de sólo bosque y algunas casitas en el camino, pero más nada.

—¿Estamos lejos de mi casa? —preguntó esperanzado.

—Sólo a dos horas, en realidad no estamos tan lejos. —Tom lo miró y sonrió Bill le devolvió la sonrisa.

—¿Podría… crees que podría ver a mi familia? —Tom lo pensó pero negó con la cabeza.

—Es muy arriesgado, sería demasiado arriesgado.

—Quisiera decirles que estoy… vivo, que estoy bien.

—No. —Se puso serio, la insistencia de Bill lo fastidiaba, su voz sonaba suplicante y eso podía conmoverlo—. Ya dije que no, deja de insistir. —Bill detestaba cuando se ponía serio o molesto, se cruzó de brazos y siguió mirando la carretera. De repente giró una curva y se adentraban en una ciudad, una que Bill conocía, supo entonces que no estaba lejos de casa… suspiró emocionado mirando las casas y la luces del alumbrado público.

—Vendrás conmigo cuando baje de la camioneta, ¿ok? Nada de intentos de escapar, nada de gritos y nada sospechoso o en una te llevo de vuelta. —Lo miró amenazante y Bill asintió.

—No lo haré —habló tímido y ambos bajaron. Tom lo tomó del brazo y se dirigió a una tienda.

Ya adentró, Bill trató de no estar ansioso, pero ver tanta gente en ese centro comercial lo ponía así, Tom lo tomó de la mano y se adentraron hacia la sección de joyería. 

—¿Crees que acepten comprar esto? —preguntó Tom.

—Si no hacemos el intento, no lo sabremos. —Miraba directo a la cara de las personas, buscando a alguien conocido, Tom notó eso.

—La capucha, póntelo bien y deja de mirar a la gente —dijo serio. Bill agachó la cabeza y Tom le acarició con el pulgar la mano.

Llegaron al mostrador y Tom habló con el dueño de la tienda diciéndole que tenía una joya, pero no pudo dárselo a la persona indicada y quería venderla. El señor observó la joya con mucha duda y le dio un precio demasiado barato, ni la mitad de lo que le había costado, eso lo amargó y jaló a Bill consigo saliendo de la tienda.

—Malditos, no saben valorar joyas, esto me costó una fortuna —murmuraba para sus adentros, frustrado.

—Podemos intentarlo otra vez, en otra tienda.

—No —habló tajante.

Entonces Bill vio un señor en el centro comercial, en la sección de joyas mirando anillos en una galería, dio un jalón a la mano de Tom y fue hacia él. Tom se asustó un poco, pensó que se quería escapar.

—¡Bill! —llamó angustioso, pero Bill se detuvo donde el señor, y empezó a decirle algo, Tom pensó que conocía al hombre y temió acercarse, si se descubría que lo había secuestrado lo mejor era escapar ahora. 

—Tom —Tom aún tenía pensado salir de ahí y dejarlo solo, pero la mirada de confianza que le dio hizo que se acercara temeroso—. Él es Tom. —Se lo presentó—. Tiene la joya, muéstrale. —Tom miró a Bill molesto tener que mostrar la joya lo fastidiaba, pero le hizo caso—. Como verá es de primera, de veinticuatro quilates es nuevo, si compra usted algo así en una tienda no le saldrá al precio que usted quiere. —El hombre miró la joya y la analizó—. Tampoco encontrará este modelo, es exclusivo.—Bill tenía una sonrisa en sus labios el hombre lo miraba con confianza.

—¿Y cuánto vale? 

—¿Cuánto cree usted?

—-Ah pues no sé…

—Esto costó 5400 euros, pero por necesitar el dinero con urgencia se lo podemos dar a 5000 ¿Qué dice? —El hombre se puso a pensar…

—¿Te parece si miro primero en la tienda y luego te busco?

—Genial, estaremos… —Miró a Tom—. ¿Dónde estaremos? 

—En… en… —Tartamudeó asombrado – Estaremos en… —Miró a su alrededor y vio una tienda de pasteles—. En la tienda de pasteles. 

—De acuerdo, entonces veremos —dijo el hombre y siguió en la joyería mirando. 

Tom tomó a Bill del brazo y se dirigieron a la pastelería. Aún no salía de su asombro, Bill temía que lo regañe, pero negociar era lo que le faltaba a Tom.

—Pequeño, pequeño, mira todo lo que haces —dijo entre dientes. 

—Lo siento —dijo tímido sentándose para comer algo.

—No lo sientas… gracias. —Era la primera vez que le agradecía algo y su vientre dolió. Tom lo miró y le sonrió tiernamente, eso le hizo suspirar—. Eres especial…

Minutos más tarde el hombre entraba a la pastelería y pagaba los 5000 euros por la joya.

Al salir del centro comercial, Tom abrazó a Bill y ambos caminaron así entre risitas hacia la camioneta.

Pero no vieron a aquel chico rubio quien reconoció esa risa, el rubio Andreas.

Al fin salió... pero quizá no fue una buena idea, aunque... debería ser lo contrario. ¿Comentarios? *-*!!!

3 comentarios:

  1. Me gusta la trama de la historia. Síguela!

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  2. pink!! me gusta este fic siempre que quiero comentar se actualiza x.x
    andreas los vio...los seguirá ahora? que emoción ...es raro Tom esta loco y Bill esta encariñándose, es una sensación rara porque es enfermiza y a la vez se ven tan bien "juntos" sigue pronto!- Light

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  3. Pink continualo pronto por favor! me muero de ganas por saber que va pasar >_< me ha encantado este cap Saludos!! de Nico.

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