jueves, 24 de julio de 2014

Impredecible - 4

Hola a todos n_n continuando con la publicación de este fic corto, espero les guste *-* acercándonos al final, veremos qué más pasará.
—Soy malo muy malo, perdóname… perdóname. —Exclamaba Bill casi llorando arrodillado ante una imagen en una iglesia—. No lo quise hacer… —Casi sollozaba.

—¿Bill? —Miró tras su hombro, Tom estaba parado cerca de él y acercándose le tocó el hombro.

—¡No! —dijo levantándose, salió.

—Espera, ¿qué hacías en una iglesia? Espera… —Caminó rápido para seguirlo.

Había pasado otra vez, se había escabullido a propósito en la cama de su hermano la noche anterior, habían hablado de cómo les había ido en la escuela y luego, cuando fue aún más de noche y todas las luces fueron apagadas, él no salió de su cama, sino que metiendo sus manos por debajo del pijama de Tom lo incitó a tener relaciones. Esta vez duró más tiempo, y fue especial… al menos así lo sintió Bill después que todo pasó, abrazó a Tom declarándole promesas de amor, que no lo dejaría, que aunque sonara raro, había empezado a sentir por él amor real.

Pero a la mañana siguiente, después de analizarlo todo, dejó a Tom en la cama y trató de limpiar sus pecados. Entró a la primera iglesia que vio, prendió una vela a una imagen que ni conocía… necesitaba hacer algo para quitarse la culpa.

—No puedo verte —dijo Bill—. Sólo… haz como si no existiera.

—No dramatices, pareces una nena así. —Bill lo encaró.

—¡No soy marica, ok! —gritó furioso tomándolo del cuello de su ancha polera—. Si a ti te gusta serlo, bien por ti… lo que hacemos no esta bien, ¿qué no lo entiendes? —Los ojos de Tom se aguaron un poco.

—Dijiste que me amabas, ayer… dijiste eso…

—¡Shhh!

—¡Nada de “shhh” tú lo dijiste, nos queremos y qué! ¡Y qué! —Bill lo sacudió, quería golpearlo—. ¡Y qué, maldita sea! ¡Te amo! —Gritó en plena calle. Bill cobardemente lo soltó y echó a correr… 

El día transcurrió y ninguno se vio, Bill no regresaba a casa, su madre lo llamó al móvil y él le dijo que estaba en casa de Georg, que regresaría en la noche. Mientras tanto Tom le tenía algo preparado… él no perdería a Bill así sin más.

Al llegar la noche Tom lo esperó, esperó tanto que se quedó dormido. 

Jörg tuvo que ir a buscar a Bill, eran más de las doce y aún no llegaba, lo trajo con sermones, y jaladas de pelo.

—¡Ve a dormir! —Le gritó furioso, a sus catorce años no podía hacer más que obedecer.

Entró a su habitación algo nervioso, lo había pensando… había decidido separarse de Tom, tenía que hacerlo o todo se saldría aún más de control. Planeaba decirle a sus padres que quería estudiar en algún colegio internado, sabía que eso le disgustaría a Tom y evitaría seguirlo. Al entrar a su cuarto un olor agradable lo desconcertó, era como incienso podía ver una vela encendida en la mesa de noche, su cama era un revoltijo de mantas y en medio de todo eso su hermano lo esperaba.

—Tom. —Lo despertó con su voz y se quedó parado en cerca de la puerta. Tom lo miró y extendió su mano.

—Ven. —Lo llamó pero Bill tenía mucho temor, retrocedió un poco hasta que su espalda dio contra la puerta. La invitación era muy tentadora, peligrosamente tentadora.

—Debo aclararte algunas cosas… esto que hacemos, lo de ayer y… lo de la otra vez, no debe pasar… —Vio la desilusión en la cara de su hermano—. Lo lamento… es mejor ser sensatos.

—¿De qué vale? —le susurró—. Tú me amas, yo te amo, admitir eso es sensato.

—No debe ser así… no debemos amarnos Tom.

—Pero ya lo hacemos. —Bill dudando se le acercó y se sentó en el borde de la cama, Tom se le acercó y abrazó tiernamente, Bill se dejó, le reconfortaba aquello.

—Tengo miedo… no sé cómo sobrellevar todo esto. —Se sinceró casi al borde de las lágrimas—. No sé cómo puede ser algo tan normal para ti, para mí no lo es… es tan…

—Es amor. —Le besó la mejilla y luego le dio un suave beso en los labios.

—Dije que no lo haré más… lo dije, Tom.

—Dijiste que no debe pasar… pero quién dice que no.

—Tengo miedo… no creo poder ser capaz…

—No te obligaré, no será como antes. —Lo besó otra vez—. Te demostraré cuánto te amo.

—Oh, Tom —dijo poniendo sus manos sobre su rostro abrumado, algo alterado—. Si no fueras mi hermano, todo sería más fácil. —Tom se le acercó y lo recostó en la cama empezó a besarle el cuello—. Si empiezas así… tengo miedo terminar haciéndote algo… ahh… —Se removía debajo de él y sus manos se posaron en sus costados—. Tom…

—No hables. —Le susurró al oído—. Ya te escuché, ya entendí tu miedo, pero estás conmigo, no estás solo, somos dos en esto y… por mi parte juro que siempre te protegeré de tus temores, no más culpa Bill, ahora estaremos iguales. —Besó su clavícula—. Ríndete… —diciendo eso lo miró a los ojos—. Me quieres igual que yo, eso es lo que cuenta, tú y yo.

Sin más argumento qué decir cerró sus ojos y se entregó a Tom. Ambos chicos se entregaron a la pasión esa noche.

—¡Ahh! —gritó por la intromisión en su cuerpo y algunas lágrimas se escaparon de sus ojos, Tom, con el cuerpo tembloroso, le tapó la boca.

—No grites, no te haré daño. —Lo soltó y besó su frente.

—Esto… duele. —Tom no se movió hasta que, dejando besos en todo el rostro de Bill esperó que se acostumbrara a la intromisión—. Ahh… —Jadeaba y temblaba, todo era tan distinto al día anterior. Tom tomó sus piernas y salió un poco para volver a entrar haciendo que Bill jadeara de placer, mantuvo la boca abierta y la mirada fija en Tom mientras empezaba un vaivén excitante.

—Te estoy amando —dijo y Bill enredó sus piernas alrededor de su cintura y sus uñas le arañaban un poco la espalda—. Eres… lo más especial que tengo.

—Ahh… Tomi, no puedo evitar esto…

La cama terminó en un revoltijo de sábanas con ambos chicos entre ellas. Tom abrazaba a su hermano y aún lo besaba después de todo, Bill estaba tan cansado y le dolía cierta parte de su cuerpo, no quería decírselo a Tom, aún así aquello había significado el comienzo de mucho.

—No te duermas, mi príncipe —dijo Tom y Bill sonrió—. La noche no acaba aún.

—¿Qué dices? Me duele el trasero Tom y… no pienso hacerlo de la otra forma.

—¿Te gustó, verdad? —Bill asintió algo avergonzado—. Pero no hablo de sexo… hablo de… —Dio la vuelta buscando algo cerca de las velas—. Esto. —Le mostró una cajita.

—¿Qué es eso?

—Nuestro… —Pensó—…Matrimonio.

—¿Qué? —Bill se sobresaltó y se sentó en la cama.

—Sí… ¿Quién dice que dos chicos hermanos de catorce años no se puedan casar? ¿Quién dice? —Bill rió un poco.

—Eres un loco…

—Anda, ábrelo. —Bill tomó la cajita y la abrió, dos aros simples—. ¡Tararán! – Exclamó.

—¿Cómo los conseguiste?

—No se pregunta… —Tom tomó la cajita y sacó los aros, luego tomó la mano de Bill y lo miró a los ojos—. Con este anillo… ¿Cómo son las palabras? —Bill agachó la cabeza riendo, aquel detalle de Tom lo había emocionado—. No te rías, la novia debe estar emocionada no reilona.

—¡No soy tu novia!

—Esposa.

—¡No! No me feminices o como se diga.

—Lo siento, perdón, mi novio. —Bill le sonrió más calmado—. ¿En qué íbamos?

—En los votos.

—Sí. —Tom suspiró, pero no recordó los verdaderos, así que improvisó—. Con este anillo hacemos un pacto esta noche de pertenencia, ahora tú eres mío y yo soy tuyo. —Puso el anillo en el dedo de su hermano. Luego le dio la cajita con el otro anillo.

—¿Tengo que hacerlo? —Preguntó Bill.

—Sí, sino no habrá Luna de miel. —Bill rió bajito—. Lo sé, sé que estás pensando que ya nos hemos tirado el postre, pero… sólo haz como si no hubiera pasado. —Le sonrió y eso le trasmitió seguridad a Bill.

—Bueno, por la luna de miel entonces. —Suspiró y miró a su hermano—. Con este anillo… ¡Maldición no recuerdo las palabras! —Tom rió pero aún así esperó por Bill—. Te amo. —Se lo dijo con una sonrisa—. Y aunque esto es lo más ridículo que haya hecho en mi vida, quiero hacerlo. —Tomó la mano de Tom y le puso el anillo—. Ya está… estamos casado y… eres mi ¿esposa?

—¡No! Soy tu Tom y tú eres mi Bill. —Asintió ante esa propuesta.

—Sí. —Tom tomó su mentón y acercándose a él lo besó dulcemente, Bill lo rodeó con sus brazos y cayeron a la cama otra vez—. Me duele aún… ¿la luna de miel puede esperar?

—Aún no sabes mi sorpresa.

—Tú no eres de planificar… ¿Y todo esto?

—Las bodas se planifican Bill, quieras o no… —Asintió ante sus palabras y se acomodó en el pecho de su hermano, Tom le daba seguridad, parecía que así funcionarían las cosas, siempre que Tom no lo haga sentir culpable.

*

Bajaron del auto y se dirigieron callados hacia el local.

—Buscamos a Georg, para la despedida de soltero, él es el novio —dijo al de seguridad del local señalando a Bill.

—Oh, sí, pasen. —Ambos serios pasaron a aquel lugar con luces psicodélicas, Bill suspiró cansado, él no quería nada de eso, esperaba que las horas se pasaran volando.

—¡Tom! – Gustav se le acercó—. Se supone que era una sorpresa, joder, tu hermano ya sabe todo, debiste llamar a Georg afuera para que él haga pasar a Bill.

—Ya… - Intervino Bill escuchando todo—. Estoy aquí, me haré al sorprendido. 

—Bill. —Se acercó a su amigo y lo abrazó—. Felicidades, esta fiesta es de parte de tus amigos Georg y yo, también vinieron Andreas y su novio, sí, él era gay como decías, era una sorpresa todo esto, pero debí imaginar que Tom la arruinaría. —Miró feo a Tom.

—Pero ya estoy aquí —dijo Bill—. Si quieres me hago al sorprendido. —Gustav rió y llevó a sus amigos ha sentarse.

Georg, Andreas y su novio se les acercaron para saludarlos. 

Pidieron bebidas, y se sentaron en una mesa preparada para esa noche. Tom no dejaba de ver a Bill y Bill intentaba pasar de él, era su despedida de soltero, debía divertirse… nunca más lo podría hacer de esa manera.

—No gracias. No beberé nada, por mañana… —Tom lo miró escudriñando sus pensamientos, él no quería beber pues sabía lo que podría pasar si lo hacía, la boda era su mejor excusa.

Andreas se acercó a Tom, y éste frescamente le sonrió moviendo su piercing labial, aún sabiendo que Andreas tenía a su novio cerca. Se sentó a su lado y se hablaban al oído, Bill sintió celos, no lo podía negar… tantos años había pasado y algo como eso le traía las mismas molestias.

—¡Por Nuestro amigo Bill! —Brindó Georg—. Y ahora, la parte central de la noche, Bill, te hemos traído un presente… —Gustav pasó la voz en el pequeño escenario que había en aquel local y los presentes miraron hacía ahí—. ¡Que empiece la fiesta! —Gritó y una música estridente empezó a sonar, se abrió una cortina y salieron unas chicas con trajes de lentejuelas, semi desnudas.

Así empezó esa noche loca, las luces golpeaban la vista y todo se hacía atractivo a la vista, los tragos iban y venían, Georg susurró al oíd de Bill que si quería algo, si quería a alguna de esas tres mujeres que bailaban en el escenario serían suyas, cortesía de su amigo. 

—No... Gracias amigo por la fiesta, pero no podría traicionar a Melissa así.

—Está bien —le guiñó un ojo—. Lo que cuenta es que la pases bien. 

Por más que intentaba pasarla bien, no podía. Siguió con sus ojos al novio de Andreas, era un moreno simpático pero demasiado tonto, se había alejado de Andreas, al parecer había encontrado un amigo entre algunos presentes y hablaba con ellos en una mesa separada de la de ellos… Andreas hablaba mucho con Tom, demasiado para los ojos de Bill, podía percibir los sutiles coqueteos y las sonrisitas cómplices, había un pasado entre ellos y eso enfurecía a Bill.

—Quiero a ella —dijo señalando una rubia muy simpática que mostraba su trasero a todos—. Un baile privado.

Georg llamó a la chica y ella se lo llevó hacia un lugar privado, unas cortinas los separaban del resto, ahí había un sofá en donde Bill se sentó y la chica parada sobre una pequeña mesa empezó a bailarle sugestivamente y a quitarse las pequeñas prendas que tenía, Bill no pudo evitar lamerse los labios y la chica, ella era una atrevida, no siempre venían chicos así de guapos a verla. Arrodillándose cerca se le acercó y él no dudó en besarla.

—Lo siento, linda —dijo Bill separándose de ella—. No… —Trató de ser gentil. Ella volvió a acercarse y Bill le dio un piquito como despedida.

Pero aquello no pasó desapercibo por Tom. Él lo estaba buscando, cuando se enteró que Georg le había pagado un privado con una de esas chicas, él se molestó mucho. Corrió la cortina y los vio.

—¡Bill! —Le gritó molesto—. Vamos. —entró así sin más y lo tomó del brazo intentándolo sacar de ahí – Tu fiesta ha terminado.

—Suéltame Tom, anda ve a seguir conversando con Andreas, anda. —Tom lo seguía jalando del brazo y logró sacarlo de esa cabina. Gente extraña empezaba a entrar al local, la hora había avanzado y ya iba a empezar otro show ajeno al de ellos.

—Te comportas como un niño.

—¡Ja! Es mi fiesta, déjame. —Logró sacarlo hasta el pasadizo de la entrada. Pero Bill también era un chico fuerte, así que tiró fuerte de su brazo logrando liberarse.

—¡No dejas de cometer uno y otro error, toda tu vida Bill! —Le gritó en la cara.

—¡Basta de eso! ¡Déjame en paz! ¡Sólo quiero mi vida normal, sólo eso Tom! —Tom lo tomó del cuello de su chaqueta y lo empujó contra la pared mirándolo con ojos de furia, casi lagrimosos del dolor… una combinación así ardía en su pecho, enojo y dolor a la vez.

—Tú eres mi vida y yo soy tu vida ¿Recuerdas? Tú mi Bill y yo tu Tom. —Los ojos de Bill se abrieron asustados…

—Suéltame. —susurró intimidado—. Teníamos catorce años… ya no cuenta —dijo débilmente. 

Tom se enfureció y lo jaló para volverlo a impactar contra la pared, y Bill reaccionó poniendo sus manos alrededor del cuello de Tom apretando un poco. Ambos gritaban y gruñían, un hombre de seguridad al percatarse de la pelea se les acercó e intentó separarlos. Bill golpeó a Tom en el rostro haciendo que éste cayera en el piso.

—¡Tom! —Exclamó preocupado. El de seguridad tomó a Bill, alzándole los brazos para que se rinda, Tom aprovechó eso y levantándose fue donde él e impactó su vientre con un puñetazo que dejó mudo y al borde la asfixia a Bill, otros hombres de seguridad se acercaron, incluso Georg, que al notar la ausencia de sus amigos fue a buscarlos, y ahí los encontró peleándose en el pasillo. Había muchos gritos.

Bill y Tom eran dos chicos muy fuertes, los de seguridad no pudieron con ellos. Bill volvió a lanzarse contra Tom y esta vez su mano dio con algo en su cuello que jaló y se deslizó rompiéndose. Tom se desesperó por recuperar aquello que se caía al suelo. De una pitita caían dos aros al vacío. Gritó desesperado en cuando dieron al piso, algunos hombres de seguridad lograron inmovilizarlo al ver que se arrodillaba a recogerlos, un hombre gordo logró pisarlos con sus botas, Tom casi podía oír a los aros romperse… no eran aros de verdad, eran como una imitación, era tan frágiles… tanto como el amor que había antes entre su hermano y él. Pero el material con que estaban hechos esos aros no importaba tanto como el significado que tenían.

Bill podía percibir el dolor de Tom, era tan palpable en el ambiente…se rindió totalmente después de ver aquellos aros aplastados en el suelo, dejó que el de seguridad se lo llevara hacia la salida. 

Antes, algunos años antes, en uno de sus viajes, casi le roban aquellos anillos, él hizo lo imposible para recuperarlos, incluso estuvo al borde de la muerte cuando el delincuente que se los había quitado lo apuntó con un arma y le juró que lo mataría, pidió clemencia y le permitieron llamar a su madre, llorando se despidió pensando que iba a morir, le dijo que le avisara a Bill de revisar bien su cuarto, Simone aquella vez sólo lloraba incapaz de creer lo que estaba pasando. Pero el delincuente tuvo compasión de él y le preguntó por qué le había ocasionado tantos problemas, se sentía tan acosado que creía que Tom pertenecía a una pandilla, que era un sicario, tantas cosas, pero supo que todo fue por dos estúpidos anillos que él le había quitado… ni siquiera valían mucho, se los devolvió y ahí quedó esa experiencia.

Ahora los perdía nuevamente y en esas circunstancias. Él no supo que Bill pudo recoger esos anillos.

Ambos eran echados del local, Georg no sabía qué decir y los gemelos se miraban en silencio.

—Joder, ¿qué fue eso? —Preguntó Georg preocupado.

—Perdón, Geo —dijo Bill—. Lamento que todo esto haya pasado… cosas de hermanos, tú sabes.

Diciendo muchas excusas más decidieron retirarse, era tarde y mañana sería el gran día.

Regresaron en un taxi, ambos sin hablarse, ni mirarse, ni rozarse, Tom realmente estaba dolido, llegando a casa subieron a sus habitaciones. Bill se detuvo en la puerta de la suya esperando algo de Tom, esperando que él inicie alguna conversación, Tom lo miró y con los ojos aguados dijo:

—Eres libre. —Bill agachó la cabeza—. Estamos divorciados…

Aquellas palabras dolieron tanto en Bill…

Divorciados u_u así muchas cosas pueden pasar... ¿comentarios? *.*~

6 comentarios:

  1. me mata este capitulo T.T
    pobre Tom todo debe ser tan doloroso saber que alguien te ama pero de todas formas no quiere estar contigo sino con alguien mas
    hasta se casaron fue tan tierno y especial..."estamos divorciados" se me oprimió el pecho al leer u,u-light

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  2. OH! habia leido el 1er capitulo y dsps no volvi a pasar por aqui, LO SIENTO!!! este relato me recuerda un poco "el uno para el otro"y ya estoy lamentandome por este amor no correspondido :'c Cuidate Besitos :) ♥

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  3. Gracias a las dos por comentar *-* estoy por subir el siguiente capítulo. Veremos cómo les va a partir de ahora...
    <3

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  4. Subelo todo al fin amiga :( espero no llorar nada más... Besos!

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  5. Los anillos, ... Tom duele este capítulo

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  6. Siento el dolor de Tom, este capítulo fue muy duro T_T

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