miércoles, 22 de agosto de 2012

Polizón - III

Hola a todos *-* les traigo capítulo tres.  pongo un regalo que me llegó de parte de Obed Gamez hace mucho tiempo, ¡es hermoso!


—No entiendo… ¿qué quiere? —preguntó el menor y Tom perdió la poca paciencia. Se puso en pie y avanzó hacia el otro quien se encogió un poco ante su rapidez. Le tomó del brazo y lo jaló a su cama—. Espere, me hace doler… 

—Shh… Será mejor que no grites, tranquilo. —Terminándolo de empujar Bill cayó en la cama con Tom yendo sobre él, entonces abrió los ojos de miedo dándose cuenta de las intenciones del otro. 

—¡Soy un hombre! —casi gritó colocando ambas manos en los brazos del otro quien se deleitaba mirando sus finas facciones ahora con más detenimiento. 

Que lindo le resultó verlo así, con la cara limpia y ese cabello negro intenso, los ojos brillantes, aunque asustados y esos labios carnositos y húmedos. Tom sintió como el otro intentaba levantarse. 

—Sé que eres un hombre, ahora escúchame bien. —Puso un dedo sobre sus labios, intentando calmarlo, pero el menor se desesperaba, se arqueaba y movía demasiado— ¡Quieto! —Tom no quería golpearlo, sabía que lo dañaría, pero usando su otra mano tomó las manos del otro y las aprisionó juntas sobre su cabeza, y le miró— Escúchame, ¿quién te dejó entrar al barco? Dime, y ¿quién te dio de comer? ¿Ah? Responde, polizón, ¿quién no te ha delatado y echado por la borda? ¿Sobre la cama de quién estás a punto de dormir? —Bill intentó tranquilizarse por un momento solo para pensar en todo aquello. 


—No me haga daño… no por favor… 

—Yo no quiero —dijo serio, comenzando a acariciarle el rostro, Bill se removió tratando de no verlo a los ojos—. Quiero que la pasemos bien hoy… —Bill lo miró con mucha duda. 

—No podré, tengo miedo… —habló en un susurro—. No sé qué quiere hacerme. —Y es que casi ni lo podía imaginar. Nunca había estado en semejante situación, siempre había sabido salirse con la suya, desde pequeño andando en las calles, era como un ratón escurridizo al cual nadie cazaba. 

Tom suspiró, no quería ser malo con el chico, parecía demasiado inocente. Pero por otro lado perdía la paciencia, él quería pasar una buena noche y ahora no podía quitar las manos que aprisionaban las muñecas del pelinegro porque éste podría escaparse o ponerse liso. 

—Solo no digas nada —susurró Tom—. Prometo no dañarte. —Sonrió y Bill tragó saliva sintiendo como Tom se movía un poco, se erguía sobre él, lo miraba a los ojos y con su mano libre le subió la camiseta. Puso su mano ahí sintiendo el retumbar de su acelerado corazón, tan indefenso… y luego descendió esa mano hacia su vientre el cual se contrajo tanto hasta temblar y un sonrojo apareció en las mejillas del pequeño. Con esa mano libre le bajó un poco los pantalones que tenía puesto. 

—No… —se removió en la cama mirando a Tom a los ojos, suplicándole. 

—¿Quieres dormir en el almacén? —amenazó y Bill negó cerrando los ojos. 

De un jalón, el cual le hizo pegar un grito, terminó sin pantalones comenzando a temblar asustado. Se mordió en labio en cuanto Tom le tocó su parte íntima, casi intentó cerrar las piernas, pero Tom estaba arrodillado entre ellas, comenzó a temblar de miedo. 

—Ya… no tengas miedo —susurró con culpa y le soltó las manos. Bill se las llevó a su entrepierna algo dura y se encogió en la cama poniéndose de costado. Tom le acarició la espalda y se recostó detrás suyo para luego abrazarlo. Todo Bill temblaba del miedo y de lo extraña que era esa situación. 

Pudo sentir el miembro endurecido de Tom debajo de sus pantaloncillos de pijama y se estremeció, Tom estaba muy excitado y él se sentía asustado. Pero Tom solo le abrazaba respirando de forma anormal. Y luego sintió que le besaba el hombro desnudo. 

—Eres muy… suave —dijo Tom. 

—Usted no —habló Bill algo atemorizado, eso causó gracia en Tom quien soltó una risita. 

—¿Así? Que más no soy… 

—No es amable, no es buen hombre… y es enfermo —Tom frunció el ceño. 

—¿Enfermo? ¿Por qué? 

—Porque quiere intimar conmigo siendo yo un hombre —dijo seguro con el corazón latiéndole tan rápido. 

No esperó que Tom volviera a tocarle la entrepierna causando en él todo un estremecimiento y un jadeo, las manos de Bill fueron hacia las del otro, no quería que le tocara ahí. 

—¿Qué es esto? —canturreó Tom— Aquí hay algo grande —rió en su oído, Bill trataba de alejar su mano de ahí y Tom rodeó su miembro. 

—¡Ahh! —un sonido extraño salió de sus labios para luego mordérselos. Su cuerpo temblaba mucho y Tom le abrazaba más, metiendo su cabeza por la hendidura de su hombro y cuello, besándolo ahí. Bill llevó una mano sobre el colchón agarrando las mantas mientras que su otra mano intentaba quitar la de Tom de su sensible parte íntima. 

Nunca antes alguien lo había tocado así. Bill se asustó de las reacciones de su cuerpo. Arqueó su espalda y cerró los ojos comenzando a gemir bajito. 

—¿Quién es el enfermo? ¿Ah? —Bill abrió los ojos y luego buscó a Tom con la mirada. 

—Tú… —desafió, Tom puso su pulgar sobre su húmeda punta y Bill gimió—. Ahh… nosotros... —Tom rió un poco y Bill cerró los ojos con los labios semi abiertos, jadeaba incapaz de controlar su calentura. 

Ahí en la cama, pensaba si eso estaba bien o no, ¿qué debía hacer? ¿Cómo se libraría de Tom? Era cierto que le estaba ayudando, aunque la forma en como se cobraba el favor era extraña para él. 

Tom continuó acariciándole hasta ponerse sobre él. Bill posó ambas manos sobre los hombros del otro y abrió la boca en cuanto una corriente agradable sacudió su cuerpo poniéndole la piel de gallina. Sus músculos se tensaron aún temblando y gimió mientras se corría en la mano de Tom el cual le miraba satisfecho, aquella bella criatura había disfrutado y ahora se contoneaba en la cama producto de su placer, buscando aire, suspirando y casi cerraba los ojos acomodándose para dormir. 

—Eso te ha gustado —dijo Tom, Bill abrió los ojos mirándolo y luego frunció el ceño cuando bajó la mirada viendo su semilla en el vientre de Tom, algo avergonzado extendió una mano para limpiarlo—. Descuida, luego lo sacaré, falto yo… 

—¿Qué? 

—¿No ves? —Bill descendió su vista hacia el bulto enorme que se veía en la entrepierna de Tom, éste acercándose un poco tomó la mano de Bill. 

—Oh no… 

—Oh sí, te toca, yo te acaricié, ahora tú… Así estaremos mano a mano, hoy por ti mañana por mí… —Bill comenzó a ponerse nervioso. 

—Aún no es mañana. 

—Polizón… —le canturreó y luego Bill se dejó guiar por el otro. 

Su carne estaba caliente y después de meter sus temblorosas manos dentro de su pijama, logró tocarle ahí, rodeando su erección con una de sus manos. Cerró sus ojos, se sentía muy avergonzado por tocarle a un hombre desconocido aquella parte tan íntima. Tom fue casi sobre él y comenzó a moverse, Bill dejó de masturbarlo por el temor y Tom al presionarse más contra él logró correrse. Que agradable sensación era esa, de relajación total, sonrió a Bill quien estaba más que rojo de vergüenza y se recostó a un lado. Ahora el vientre de Bill estaba manchado de esa sustancia blanquecina a la cual miró con asombro y no sabía cómo quitársela de encima. 

—Ugh… —dijo Bill y Tom se la quitó con sus dedos— Creo que necesito bañarme. 

—Necesitamos —rió un poco—. Mira tú lo que me has hecho. —Bill bajó su vista hacia su vientre, aún estaba ahí su semilla, se tapó la cara con ambas manos. 

Tom lo abrazó para dormir, pero solo él pudo hacerlo esa noche. El pequeño pelinegro aún no podía creer lo que había hecho y no sabía si eso estaba bien o mal, pero se había sentido más que bien, Tom no había sido rudo, ni le había hecho daño, entonces supo que eso sería un secreto el cual guardaría toda su vida… No veía las horas de llegar a América, lo deseaba con todas sus fuerzas. 

*** 

Abrió los ojos y se encontró con los ojos color miel del chico de rastas. Había luz de día entrando por una ventanita de la pequeña habitación, Bill se sobresaltó. 

—¡Qué me miras! —gritó para cubrir su cuerpo hasta la cara, Tom rió burlonamente. 

—Ya te vi todo, y sueñas… —Bill bajó las sábanas un poco para verlo. 

—¿Qué? 

—Quién es Alex, ¿eh? Y luego yo soy en enfermo —Bill se sonrojó y frunció el ceño. Alex era su amigo, ambos eran de robar en las calles, así pudo recordar su sueño—. “Alex, espérame…” —remedó Tom—. “No me dejes, Alex, buu…” —Bill le empujó. 

—No sé de qué hablas. —Le dio la espalda y Tom se la acarició delineándole con su dedo índice lo cual estremeció a Bill quien intentó evitarlo, alejándose. 

—Ya, algún día me lo explicarás. —Besó su hombro. 

—¡No me beses! —Estaba algo nervioso, todo eso era nuevo para él. Pero Tom se molestó un poco y yendo sobre él lo tomó de las manos aprisionándolo contra la cama, lo miró serio y Bill soltó un quejido. 

—Polizón, no vuelvas a gritarme, ¿recuerdas lo de ayer? —Se presionó contra su cuerpo otra vez y Bill casi chilló—. Sí lo recuerdas, estás en mi barco, en mi cama y si quieres desayunar será mejor que cooperes, ¿de acuerdo? —Los ojos de Bill se aguaron de lágrimas—. ¡De acuerdo! —Y asintió algo asustado. Tom lo soltó de golpe y se levantó de la cama tan rápido como pudo—. Debo trabajar, y tú debes regresar al almacén. 

—Pero… —Tom le daba la espalda. 

—Te llevaré allá, ahora antes que los demás despierten. 

Y así fue. Tom casi corrió con Bill jalándolo del brazo y abrió el almacén para que se ocultara ahí. Le dijo que quizá regresaría dentro de unas horas, Bill asintió metiéndose en la caja de telas. 

Todo ahí era oscuridad, se sintió tan solo, al menos en la habitación de Tom podía discutir con alguien. Todo el tiempo no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido la noche anterior… Tom le había tocado y él también, pero las sensaciones que había sentido, lo intenso que fue en un momento lo llenaron de curiosidad y añoranza de que Tom regresara al almacén al menos para hablarle. 

Tom sacó la jaula con algunas ratas para tirarlas por la borda y luego su compañero Georg se le acercó algo misterioso. 

—Tom, hay una reunión en la cocina… 

—¿Qué pasa? ¿Por qué esa cara? 

—No sé, algo ha pasado, el capitán está citándonos. 

Ambos chicos fueron a la cocina y ahí estaba el capitán, un hombre serio de gruesa barba. Los marineros se miraban algo asustados, al parecer había pasado algo serio. 

—Bien, ahora que están casi todos, debo decirle que hay gente infiltrada. —A Tom le pegó algo en el pecho, mirando a todos lados agachó la cabeza—. Polizones en este barco y saben el riesgo que eso representa. 

—Yo no he notado nada extraño —habló Georg. 

—Ni yo —dijo Tom. El capitán les miró serio. 

—Pues han desaparecido alimentos de la cocina y en la noche se han visto sombras. Así que quiero que inspeccionen el barco en su totalidad hasta los motores y el que encuentre a algún polizón tendrá una recompensa. —Todos se miraron algo serios, a muchos les daba pena cuando lanzaban al mar a los infiltrados, pero órdenes eran eso, órdenes y nadie se atrevería a desafiar al capitán. 

Tom salió de ahí muy nervioso y fue de inmediato al almacén, otro de sus compañeros, un rubio llamado Andreas quiso ir con él, Tom no pudo negarse. Entrando en el almacén temía por si alguno encontrase a Bill. 

—Haremos inspección —habló Tom un poco fuerte, encendiendo un lamparín. 

—¡Shh! Que tonto, debemos ser sigilosos por si aquí se esconde uno. —El rubio le miraba molesto. 

—Upss, lo siento —dijo en un tono alto, lo hacía para Bill esté al tanto. 

Caminó casi trotando hacia las cajas de madera en donde sabía que estaba el polizón y abrió una de ellas—. Aquí no hay nada —le dijo a su compañero, las telas se movieron y Bill le dio la cara aunque la luz le empañaba—. No vayas a decir algo —susurró—, están buscándote… —Bill alzó una mano tomando la de Tom en señal de pedir ayuda— Ya, no te delataré, pero debes permanecer aquí, ya vengo. —Y bajó de las cajas haciendo al que buscaba. 

—Ayer vi sombras por el pasadizo —dijo Andreas—, para mí el polizón no está en el almacén, está por tu cuarto Tom, por el lugar de limpieza, si alguien está en el almacén pronto morirá de hambre pues no hay ninguna carga que pueda ser comestible. 

—Entiendo, entonces vamos a buscarlo por el cuarto de limpieza, apuesto que está por ahí. 

Al salir del almacén, escucharon los gritos de algunos hombres y luego un pequeño tumulto de gente se aglomeró cerca de la proa. Andreas y Tom corrieron para ver qué pasaba. Encontró a su amigo Georg quien cogía a un sujeto junto a otros. 

—Lo encontramos. —Era un joven rudo que trataba de librarse de sus captores—. Estaba en los motores, ni sabemos como entró. 

Las políticas eran estrictas… El capitán ordenó que aquel polizón sea lanzado por la borda cerca de la popa para que los pasajeros no tuvieran que apreciar dicho acto cruel. Tom prefirió no ir, pero comenzaba a angustiarse, ni siquiera había pasado una semana, comenzó a creer que el polizón de cabellos negros no sobreviviría. Pero aquellos ojos que denotaban desesperación le impulsaban a hacer algo por él. 

Ese día se la pasó pensando, aislado de todos, recibiendo órdenes directas del capitán. Debía ser más cuidadoso, o quizás simplemente dejarlo sería lo mejor. 

Al cenar, solo pudo guardar pequeños pedazos de panes y algo de agua azucarada en una botella. 

Tuvo que esperar horas, hasta que todos estén durmiendo para así ir al almacén con mucha cautela y con algo de temor, ahora sí estaba angustiado y ya había decidido qué decirle. 

—¿Polizón? —le llamó en un susurro y casi Bill salió corriendo de su caja, estaba ansioso y feliz de verlo, aunque en la oscuridad casi no podía distinguirlo. El pequeño corrió a su encuentro. 

—¡Aquí estoy! —dijo emocionado. 

—¡Shh! Escúchame… hay algo que vine a decirte… —Apenas podía distinguir sus ojos brillar y la silueta de su figura— Hoy capturaron a un polizón, y pues, como sabes, lo han lanzado al mar… —escuchó un quejido de Bill y vio como se tapó la boca indignado—. Sí, estaba en los motores, pues creo que no hay nada que pueda hacer por ti, no podré cubrirte ni traerte más comida. —Sacó de su bolsillo los pedazos de pan y la botella de agua dulce—. Ten esto, es lo último que puedo hacer por ti. 

—¿Qué? ¿No regresarás? —El de rastas negó con la cabeza. 

—No puedo arriesgarme —Bill sintió tal desesperación que avanzó hacia el otro y se colgó de su cuello. 

—Por favor no… no dejes de venir, haré lo que tú quieras, pero no me dejes solo en este lugar. —Sus súplicas parecían sinceras y la forma en como le abrazaba, Tom se quedó ahí parado con el pequeño que se le colgaba del cuello y solo rodeó su cintura en silencio, Bill al ver que el otro no reaccionaba hizo lo que nunca pensó hacer, solo se acercó a su cuello, empinándose lo más que podía y le besó ahí sin dejar de suplicarle—. Me dejaré besar, trabajaré para usted en América, no sé… —Volvía a darle pequeños besitos en su cuello y con sus manos se aferraba. 

—Polizón… —apenas dijo—. No hagas eso, ¿sabes que pueden lanzarme al mar al igual que a ti? Simplemente debiste hacerme caso cuando te descubrí. 

—Lo sé, pero ahora no gano nada arrepintiéndome. —Tom tomó su mentón sintiendo húmedas las mejillas del otro, estaba angustiado hasta llorar. 

—Aishh, me meterás en un lío enorme —le tomó de la mano—. Vamos a mi cuarto, tendrás que permanecer solo ahí. —Lo jaló sigiloso y Bill sintió tal alivio que no podía borrar la sonrisa de su rostro. 

Caminaron por el pasillo de la cubierta con el gélido aire pegándoles en las mejillas, siendo cubiertos por una capa de neblina. Abrió su cuarto tan rápido como pudo y entró con Bill de la mano y luego cerró su puerta con seguro, encendió una lámpara y Bill se sentó en su cama, acariciando con sus manos las suaves mantas, se sentía seguro ahí aunque precisamente Tom no era seguro, pero ahora Bill no le tenía miedo. 

—Polizón, échate a un lado. —Tom prefirió solo dormir esa noche, estaba estresado y angustiado que pensar en hacer alguna cosa con el polizón no le llamaba la atención. Bill se quitó los zapatos negros y se metió en la cama haciéndose a un lado y luego le dio la espalda a Tom cuando éste se quitaba la camisa crema y los pantalones para ponerse un pijama. Luego, Tom se recostó en la cama, dándole la espalda a Bill—. Será mejor que guardes silencio, mañana veremos cómo permanecerás aquí. Solo debes ser sigiloso y precavido… 

—Siempre lo he sido —habló bajito—, desde que tengo uso de razón. 

—Eso es bueno. No abrirás a nadie la puerta, ni a mí mismo, aquí serás como un fantasma, ¿me oyes? Aunque no, serás inferior a eso, serás como las ratas. 

—Sí, entiendo, no tiene que decírmelo. —Bill se sintió pequeño y Tom se dio la vuelta para mirarlo aunque Bill le daba la espalda. 

—Como una rata, pero bonita —dijo como para animarle, que tal comparación suya—. ¿Una rata con clase? —Bill gruñó algo fastidiado y Tom pegó sus labios a su hombro cubierto por la polera azul que tenía y sintió que el otro se tensaba. 

—Lo siento —se disculpó Bill no sabiendo por qué lo hacía. Tom le respiraba muy de cerca provocándole cosquillas placenteras en todo el cuerpo. Rió un poco y luego suspiro—. No puedo creer que quiera besarme siendo yo un chico —fue sincero, aún eso no entraba en su cabeza. Tom rió un poco y besó su nuca, comenzaba a calentarse pues el polizón no lo rechazaba, pero a la vez se sintió curioso… 

—Pues, eres un chico bonito. Aquí no hay mujeres, solo quedan los hombres apuestos, como tú. —Bill suspiró sintiéndose especial, aunque se lamentaba por pensar así—. ¿Puedo preguntar algo? —le susurró al oído y Bill asintió—. ¿Cómo te llamas? 

—Bill… —Tom sonrió, conocía ahora su nombre. 

—¿Cuántos años tienes? —Bill suspiró, él no lo sabía. 

—¿Cuántos años cree que tengo? —Tom pensó, se separó un poco tratando de verlo bien, lo tomó de un hombro y lo volteó para que le vea, ahora estaban frente a frente. 

—¿Quince o dieciséis? 

—Todos dicen eso… 

—¿No sabes tu edad? —Bill negó con la cabeza algo apenado, eso era verdad, él no lo sabía, no le celebraron nunca un cumpleaños, creció de manera silvestre allá en Inglaterra, a nadie le importaba cuantos años tenía. 

—¿Y usted? ¿Cuántos tiene? —Tom esquivó su mirada. 

—¿Cuántos crees? —Bill sonrió, sería algo malo. 

—Treinta, estoy seguro —Tom le miró achinando los ojos—. Perdón, ¿treinta y cinco? No… ¡Ya sé! ¡Pronto cumplirá cuarenta! 

—¡Polizón! —se le acercó tanto que sus rastas chocaron con los hombros de Bill —Tan viejo no soy… —Aunque el trabajo en el mar envejecía a la gente. 

—Tampoco sabes tu edad, ¿verdad? —Tom se puso serio y negó con la cabeza. 

—Exactamente no, pero haciendo cálculos, tengo veintitrés. —Bill le extendió una mano para tomar su rostro por su barbilla algo áspera de su poca barba. 

—Tienes cara de niño —le dijo Bill con una pequeña sonrisa—, un niño amable. —Cerró los ojos aún con la sonrisa en sus labios—. Gracias por traerme a tu cama esta noche. —Su mano cayó en la cama, estaba tan relajado que quiso dormir. 

Tom se le acercó un poco más a esos rojos labios que se mantenían cerrados en una sonrisita y los besó. Bill pudo reaccionar y empujarlo, pero no lo hizo, solo abrió los ojos de la sorpresa por lo extraño que eso se sentía, para luego cerrarlos lentamente perdiéndose en esa agradable sensación…


El primer beso del pequeño polizón~ Veremos qué más pasa.
Los quiero mucho.

12 comentarios:

  1. Aww que lindo, me encanto :) esta bueno, eres genial y este fic es también increíble.

    Me quede picada con la conti porque no esperaba que bill cediera un poco. Eres taan buena que me estaré pendiente al prox capi :)

    Hasta la prox

    Dark.

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    1. Gracias Dark y bueno, con respecto a Bill, digamos que no tiene otra salida... por eso cedió. Pero veremos qué más sigue.
      Besos <3 pronto subiré el resto.

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  2. Ouwww!! Su primer beso que bonito! Ya quiero ver el siguiente.. No tardes muchooo en publicar porfa!!.. Muero por saber que viene por que la verdad, no recuerdo que sigue jejejej... :)

    Nos leemos Neko Girl ;)
    Bye,bye


    MEOWWWW!!! :'3

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    1. Hallo n_n sí xd su firt kiss<3 No tardaré mucho porque lo tengo escrito ya.
      Besos neka girl <3

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  3. >_< no me canso de leerla *-* practicamente me la se de memoria *w* pero me sigue gustando *0* esperare otro cap <3

    kary

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    1. Gracias Katy, me gustó hacer este fic *-* pronto iré subiendo lo que sigue.
      Besos <3

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  4. Ame Polizón antes... y lo amo ahora :) simplemente me gustan todos tus fics.. ¿como le haces?.. en serio que cada uno de ellos me encanta... tienes mucho talento... eres mi escritora de twc favorita :$

    :3 se siente bien volver a leer Polizón :3

    Cuidate! küsses!
    Criis :D

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    1. Gracias Criis *-* es demasiado, estoy subiéndolo otra vez con algunas correcciones.
      Pienso que no es difícil crear historias, es algo que fluye.
      Besos <3<3

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  5. Uiuuuuu *ww*'.!
    Pobresillo polizón *n*'.!
    Tom & sus formas de cobrarse *¬*'.!
    Pero hasta ahora es él único que puede ayudar a Bill
    ya hasta se sabe su nombre *ww*.
    Pink, todooooooooo lo que escribes es TAN lindo *ww*.
    Espero subas pronto de este sim :33?
    Cuidate Pink. Besitos *w*
    Atte: Juli .___.

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    1. Hallo Juli .___. xddd
      y bueno, ahora el polizón no será tan pobrecito porque Tom lo cuidará *-* eso espero xdd veremos qué más pasa.
      Gracias por el halago, es demasiado *-*<3 y pronto subiré este fic.
      Besos <3<3

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  6. Oww me encanto el capi, espero el proximo pink, escribes de verdad genial *-*
    Nos estamos leyendo

    att: Wajillo

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    1. Hallo Wajillo<3 omg tienes mi nombre ajajajaa
      pronto subiré el próximo y gracias por las palabras *-*
      Besos <3

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