viernes, 13 de junio de 2014

Cautivo - 3

Hola a todos~ les traigo otro capítulo más de este fic triste u_u Este capítulo se llama FOTOGRAFÍA
Se despertó asustado en medio de la noche gritando, era por una pesadilla de sentirse morir y eso lo había atormentado. Estaba sudando y cuando se movió el cuerpo le dolió, la manta cayó al piso y se quedó desnudo en el sofá, no podía recogerla pues tenía las manos amarradas y uno de sus tobillos también.
Se llevó sus puños a la boca y empezó a morder la soguilla que lo ataban, el nudo era apretado y le estaba cortando la circulación.
—Oh, no… —Jadeó al no poder librarse, pero lo seguiría intentando así se quedara sin dientes o sin piel en las muñecas.
Las cuerdas empezaron a aflojarse y su corazón latió esperanzado, se raspaba la piel y el ardor era tal que pensó que se había hecho una herida, aún así no se detuvo, necesitaba sus manos libres para librar su tobillo y tratar de escapar. Aún era de noche, toda la casa estaba a oscuras. —Sí… —Exclamó bajito cuando las cuerdas se soltaron, una de sus muñecas sangraba ligeramente, pudo apoyarse en sus codos y sentarse otra vez, trató de reprimir sus quejidos, su trasero le dolía por lo que había pasado hace algunas horas atrás. Se inclinó hacia su tobillo, empezó a liberarlo también evitando quejarse por el dolor, aún la quemadura en sus pies le ardía.
Después de arduos minutos pudo librarse. La adrenalina le llenó el cuerpo otra vez, haciéndolo poner en alerta. Miró la ventana, entraba una luz tenue de la mañana, se dirigió a ella y jaló la cortina, escaparía por ahí, pero se percató de los barrotes de fierro y el vidrio de la ventana era camuflado, no podía ver más allá. Retrocedió y cogió la manta poniéndosela en la cintura. Caminó por la alfombra tratando de ser lo más silencioso posible. Caminó hacia la cocina, buscaría algo con qué defenderse y alguna puerta que lo llevase afuera.
Ya en la cocina, aún estaba todo un poco oscuro, abrió los cajones de la alacena en busca de un cuchillo, le era extraño no encontrar ninguno, ni siquiera un tenedor o algo punzante, pensó en el rodillo, así que lo buscó, pero nada. Con un movimiento torpe echó al suelo una taza que estaba sobre la alacena y ésta se rompió, se asustó tanto que no supo qué hacer en cuanto escuchó ruidos venir del pasillo oscuro que estaba pasando el comedor.
—Oh, no… —dijo bajito buscando algún lugar donde esconderse, lo oía venir y su corazón se aceleró tanto que dolía, el miedo otra vez, ese dolor en el vientre y nauseas regresaron.
Caminó hacia la sala buscando alguna otra compuerta, pero nada, la casa era pequeña, hizo un mapa mental rápidamente, sólo la sala, la cocina comedor en donde estaba la compuerta hacia el hoyo negro, no sabía dónde estaba el baño, ni por donde salir al patio, sólo sabía que el monstruo estaba por el pasillo, de seguro por ahí abría otra salida, pero era muy arriesgado.
Ya en la sala volvió a recostare sobre el sofá y taparse con la manta otra vez. El sonido cesó, al parecer el captor se había quedado a medio camino, se quedó en la cocina y Bill asustado permaneció en el sofá.
Como no volvió a escuchar nada se levantó otra vez, ya no iría por la cocina, ahora buscaría alguna manera de salir por la puerta principal.
Caminó por la sala que tenía una alfombra y ésta evitaba el sonido de sus pies. Al frente suyo había un mueble con algunas cosas sobre él. El día empezó a iluminar la casa y divisó algunos adornos sobre el mueble, que resultó ser un estante de libros. No buscaba nada en particular que no fuese algo punzante con qué poder defenderse. Se topó con adornos de madera tallada, algunos cuernos de alce y esas cosas extrañas, hubo una foto volteada que le llamó la atención así que la tomó y como había más luz pudo verla con claridad, algo en su estómago se revolvió, era la foto del hombre, su captor, junto a una mujer, una rubia que sonreía, él también lo hacía en la foto, la volteó y vio una fecha, del año pasado, un dibujo de un corazón y leyó una frasecita cursi:
“para mi amor Tom, recuerda los bellos momentos…”
Pestañeó viendo la foto, el hombre parecía feliz ahí, abrazaba a esta chica como una persona normal, muchos pensamientos invadieron su mente. Ahora sabía su nombre y ahora sabía que tenía a alguien especial, o al menos lo tuvo.
—¿Qué haces? —La voz grave de Tom retumbó en la sala. A Bill le temblaron las piernas volteándose a verlo, la foto cayó de sus manos y Tom la miró caer con disgusto—.  ¡Qué has hecho! —reclamó con furia acercándose a él intimidándolo y asustándolo. Bill retrocedió asustado, no sabía dónde esconderse o dónde escapar.
—Yo… lo siento, lo siento… —Escapaba de su agarre buscando algún lugar en donde refugiarse, no hallando nada a su paso entró a la cocina siendo perseguido por el otro. Hasta que lo cogió por la cintura—. ¡AHH! —Se desesperó asustado, suplicando por su vida, por su integridad y empezó a llorar otra vez de miedo—. Por favor no… —sollozó, pero Tom estaba molesto.
Volvió a la sala con él y lo lanzó al sofá. Bill pensó que lo violaría otra vez, así que haciéndose una bolita, encogiéndose en sí mismo se tapó con la manta que tenía, estaba temblando y cerrando sus ojos fuertemente. Tom volvió a coger las cuerdas tiradas en el piso y tomando sus manos, las amarró otra vez, esta vez con un nudo más fuerte que hizo gritar a Bill.
—Es tu castigo, no debes tocar nada que no te diga —le advirtió.
—Déjeme ir, por favor. ¿Pedirá dinero a mi familia? Nosotros somos pobres… no somos gente de dinero.
—No quiero tu dinero —dijo serio mientras cogía su pie volviéndolo a amarrar a la pata del sofá. 
—Entonces, ¿qué quiere? —preguntó con temor, Tom sólo lo miró, pero no le contestó—. Dígame. Yo no podré darle nada, no tengo nada que ofrecerle, nada… —Volvió a llorar.
—Tu compañía —dijo serio a lo que Bill, sentado en el sofá con un pie amarrado y ambas manos también, lo miró pestañeando, tratando de entenderlo.
—Soy… soy muy malo haciendo compañía —Tartamudeó—. Esto es de enfermos… —diciendo eso recibió un empujón que lo asustó. Cerrando sus ojos fuertemente sollozó.
Tom lo dejó solo en la sala. Bill trató de calmarse, lo que su captor le había dicho lo llenó de desesperanza, sólo lo quería como una posesión, había caído en manos de un psicópata, debió haber hecho caso a Andreas y a las leyendas urbanas, el loco del bosque sí existía, y él había caído en sus manos.
*
Después de unos largos minutos, Bill se movía ansioso en el sofá, necesitaba con suma urgencia ir al baño, se removía incapaz de aguantarse, tenía tanto temor de llamar a su captor, pero también tenía mucho temor a la reacción de éste si es que mojaba su sofá. Ambas cosas eran riesgosas.
A lo lejos escuchaba la radio encendida en la cocina y que Tom preparaba un desayuno.
—Necesito ayuda —habló alto para que le escuchara—. Por favor. —Pero Tom no acudió, Bill pensó en cómo llamarlo—. Señor —Exclamó, pero nada, de la cocina sólo escuchaba el sonido de sus pasos y de los utensilios que usaba para prepararse algo—. Tom —llamó y los sonidos se detuvieron, su corazón latió fuerte otra vez y empezó a temblar de puro miedo.
Tom se asomó hacia la sala y lo miró, Bill tenía los ojos llorosos.
—Perdón —dijo bajito—. Necesito ir al baño… por favor. —Tom se le acercó y le dio una sonrisita que lo confundió.
—¿Cómo me llamaste? —preguntó mientras liberaba su pie del sofá.
—Eh… lo siento, yo vi que decía tu nombre, en la… la foto. —Tom lo miró serio, mencionó la foto y esto lo ponía de muy mal humor—. Lo siento. —Agachó la cabeza y Tom le ayudó a levantarse conduciéndolo al baño.
—Ya, sólo no tomes mis cosas, no hagas nada sin que yo te diga. – Bill lo miró de reojo Tom lo conducía tomándolo de la nuca.
—¿Cómo debo llamarte? —preguntó dudando de que le responda.
—Tom, tú lo has dicho. —Bill asintió—. Es aquí. —Le abrió la puerta del baño y lo empujó dentro.
El baño era pequeño. Había una ducha con una tina, un lavadero y un retrete. No aguantando más hizo sus necesidades. Pero se percató de una pequeña ventanita arriba de la ducha. Rápidamente tramó ideas de escapar. Pero Tom tocó la puerta impaciente.
—¿Terminaste? —preguntó y el menor desistió de intentar subir la pared y mirar por aquella ventana, pero armaría un plan, había encontrado otra salida.
Salió del baño y Tom lo condujo de nuevo a la sala.
—¿Alguna vez podré vestirme? —preguntó bajito. Había dejado la manta en el sofá, aunque Tom conocía casi todo su cuerpo, detestaba estar desnudo, eso también lo imposibilitaba de escapar.
—No —respondió frío.
*
Luego de terminar de preparar el desayuno, lo invitó a sentarse en la mesa del comedor. Bill no se negó, hizo todo lo que le pidió, aunque estaba más calmado no dejaba de observar alguna manera de escapar, y de buscar algo con qué defenderse.
—Come —le extendió un plato con frutas picadas y un zumo de limón. Bill cogió el zumo bebiendo de él con desesperación, sólo tenía sed, no tenía hambre—. Come —Señaló el plato otra vez y dudando un poco, temeroso tuvo que comer.
—¿Buscará a mi familia? —preguntó nervioso—. ¿Cuánto tiempo me tendrá aquí? —Vio la mueca molesta en el rostro de Tom y prefirió callar.
—No hables con la boca llena. —Bill agachó la cabeza concentrándose en comer.
Terminaron de desayunar en silencio y luego Tom llevó a Bill a su habitación. Bill se asustó al entrar al cuarto y ver la cama, temió por él, pensó que otra vez le haría daño, que lo violaría.
—Por favor no otra vez —sollozó cuando Tom lo recostó en su cama y empezó a atar sus manos a la cabecera. Lágrimas caían de sus ojos al sentir la impotencia abrumadora.
—Ya… —dijo como para que dejara de llorar—. Debo salir, por eso te amarro aquí, no quiero meterte en el pozo, pero si te dejo en la sala tratarás de escapar. —Bill lo miró confundido, pero se calmó de a pocos.
—¿A dónde irás? ¿Qué haré aquí? —Preguntó agitado.
—Asuntos míos, y pues, puedes ver televisión, la prenderé para ti. —Bill frunció el ceño, pero no replicó, vio como Tom instalaba la televisión. Luego lo miró amarrado de manos y pies en su cama totalmente desnudo, achinó sus ojos, y luego movió con su lengua ese piercing que tenía en el labio, Bill cerró los ojos ante esa escena, le produjo escalofríos—. Nos vemos Bill. —Abrió los ojos al escuchar su nombre por primera vez de sus labios ¿Cómo sabía su nombre?
—¿Cómo sabe mi nombre? —Preguntó, pero Tom cerró la puerta tras si después de mandarle un beso volado. Eso lo enfureció aún más, el concepto que tenía de un psicópata se aclaró en su mente—. ¡Maldito! —Exclamó. Su vista se enfocó en la televisión, era dibujos animados, puso los ojos en blanco, sería un tiempo aburrido…
*
Así fue, pasó todo el día amarrado en esa cama, por momentos dormía, por momentos veía un programa de televisión. Pero la mayor parte del tiempo ideaba alguna manera de escapar. Había probado gritar con todas sus fuerzas, gritó por algunas horas hasta que le dio sed y dejó de hacerlo.
Evaluó la habitación de Tom, había una ventana que al parecer daba a algún patio pues entraba luz, aunque no mucha. Un ropero, una puerta que tal vez era un baño y el mueble del televisor, no había más.
Más horas pasaron y se preguntó por su familia, se preguntó si lo estaban buscando, si habían hecho alguna campaña de búsqueda, si habían acusado a alguno de sus amigos, o si habían pensado que se escapó. Todo eso lo angustiaba más.
Se concentraba en la publicidad de la televisión con una esperanza de ver algún aviso sobre su desaparición. Pero nada.
Llegando las cuatro de la tarde, el cuello le dolía de tanto estar queriendo ver la televisión recostado en la cama. Así que se dejó caer y se quedó dormido sintiendo su estómago sonar por el hambre.
Despertó agitado por un sonido en la puerta, todos sus sentidos se pusieron alerta, su respiración se agitó y la puerta se abrió, era Tom, venía mojado por la lluvia. Bill se quedó quieto tratando de controlar su miedo, tuvo ganas otra vez de ir al baño.
—Deseo ir al baño —pidió.
Tom se le acercó y empezó a quitarle las cuerdas, se disgustó al ver que Bill temblaba mucho y las marcas que dejó en sus muñecas eran casi moradas, él no quería estropearlo. Bill se estiró un poco ponerse en pie después de estar tanto tiempo recostado hizo que le diera un mareo y casi cayera al suelo, pero Tom lo tomó de la cintura haciendo que se apoye en su hombro, estaban tan cerca, Bill no quería su cercanía, pero no tenía otra opción.
Tom le hizo pasar a su baño y le cerró la puerta.
Después de hacer sus necesidades lavó su rostro mirándose en el espejo, tenía el pómulo un poco hinchado del golpe que le dio cuando lo trajo a ese lugar, estaba ojeroso. Mojó su cabello y buscó una toalla para cubrirse un poco el cuerpo, estar sin ropa nunca le había parecido tan incómodo.
Al salir Tom lo miró serio y le quitó la toalla, Bill no pudo defenderse, cubrió en vano sus partes íntimas y dejó que Tom lo conduzca por la casa. Le jaló una silla y lo hizo sentar, Bill lo miraba expectante. Sacó de una bolsa una bebida y lo puso en la mesa, un taper de comida, le ofreció almorzar algo pequeño.
—Tu familia está bien —informó mientras comían. Bill se sobresaltó mirándolo esperando más información.
—¿Sabes algo? ¿Los vistes? ¿Los conoces? —Tom lo miró un poco molesto.
—Deja de preguntar tanto, sólo te digo que están bien. —Lágrimas se acumularon en los ojos del pelinegro y lanzó su plato de comida al suelo, frustrado se levantó, el cuerpo le temblaba pero quería ir a por Tom y tomarlo del cuello, exigirle respuestas. Pero Tom se le adelantó y lo tomó para sacudirlo, Bill empezó a llorar desesperado y ese llanto ponía muy nervioso a su captor.
—¡Sólo dime la verdad! —Gritó cerca su rostro, Tom se enfureció y sacudió aun más llevándolo para la habitación entre tropezones y jaladas de cabello, Bill le arañó el brazo sintiendo que le rasgaba la piel. Tom golpeó su cabeza contra la pared dejándolo medio mareado, entró al cuarto y lo lanzó a la cama. Bill se removía tratando de calmar su llanto y vio que Tom se quitaba la polera y desajustaba sus pantalones.
Temió que lo violaría y no había otra opción en ese momento, ¿por qué lo haría? Simplemente la adrenalina lo condujo a eso, Tom estaba airado y también deseoso. Se arrodilló en la cama y se le acercó cual león a su presa, Bill con los ojos cerrado prefirió no verlo a la cara. Tom pegó su rostro al de Bill y aspiró el olor de sus cabellos. Secó sus lágrimas con la yema de sus dedos.
—No lo hagas —musitó el menor—. Por favor…
—¿Quieres saber más de tu familia? —Bill abrió los ojos y se agitó.
—Por favor… —lloró.
—Hacemos un trato, ¿qué dices? —Bill asintió queriendo saber de sus padres.
—¿Qué sabes de ellos…?
—Shh… —Puso un dedo en sus labios temblorosos—. Primero el trato, entrégate a mí y luego lo sabrás—. Bill cerró sus ojos tratando de calmarse ¿Realmente valdría la pena el sacrificio?
—¿Cómo sé que me dices la verdad? —Preguntó bajito mientras Tom se posaba entre sus piernas.
—Vives en una casa celeste, ¿verdad? —Su llanto se intensificó y le abrió las piernas rindiéndose a él, quería saber sobre su familia—. Tranquilo, no dolerá. —Besó su frente y luego empezó a descender por su cuerpo.
Bill con los ojos cerrados trató de perderse en los recuerdos de su familia, trató de relajar su cuerpo. Posó sus manos en la cabeza de Tom mientras bajaba aún más, sintió su cuerpo estremecerse ante las sensaciones placenteras. Una mezcla extraña de miedo y placer, y ese miedo en cierta forma se volvía excitante. Tom tomó su miembro y lo acarició de tal manera que lo puso duro al instante. Bill con los ojos cerrados jadeaba y trataba de pasar por alto lo que le estaba haciendo.
—Eres muy consentido ¿Lo sabías? —dijo con todo su rostro entre las piernas de Bill, alzándolo un poco tanteó su entrada con su lengua. Bill gritó de la sorpresa, algo así nunca antes sentido, menos imaginado. Y se agitó mucho.
—¿Qué hace? Ahh… —Se sujetó de las sábanas mientras sentía como le besaba ahí, lo preparaba—. Ahh… —Empezó a gemir y a sudar, se detestaba así mismo por tener que corresponderle de esa manera a quien odiaba.
—Ya estás. —Volvió a soltarlo y miró a Bill, totalmente ruborizado.
—¿Cómo puede hacer eso? —habló asustado, tratando de calmar su respiración en vano.
—Sé que te ha gustado. —Bill cerró los ojos resignado, qué decirle, estaba más empalmado que el mismo Tom, sentía que explotaría si lo seguía tocando de esa manera.
—Quiero saber de mi familia…
—Claro que sí. —Abriendo sus piernas lo penetró lentamente. Bill se tapó el rostro conteniendo un gemido, se removía en la cama—. Relájate un poco. —Lo sentía tan apretado aún después de prepararlo—. Bill. —Se sobresaltó ante la mención de su nombre y lo miró, tratando de relajarse.
—Esto no es natural —dijo entre jadeos y gemidos bajitos.
—¿Y? —Abrió la boca y colocó sus manos en los hombros de Tom, tratando de moverse un poco—. ¿Duele? —Asintió tratando de relajarse de alguna manera, suspiró hondo y Tom terminó de entrar en él.
La segunda vez que lo hicieron duró aún más que la primera, Bill cooperó tanto como pudo y no le costó mucho llegar al orgasmo junto con Tom quien besó sus labios aún permaneciendo dentro de él. Bill sintió un alivio pues Tom no fue rudo ni tampoco el dolor había sido insoportable, por el contrario, la experiencia había sido la más placentera que había experimentado Bill en su corta vida.
Después de salir de él y permitirle limpiarse privadamente en el baño lo esperó fuera de la habitación a que saliera.
En la sala, Tom se sentó en el sofá y Bill otra vez salió con la toalla puesta en su cintura. Esta vez Tom no se la quitó, le señaló donde sentarse, en el otro sofá y le entregó un sobre. Bill lo tomó ansioso.
—¿Y esto? —preguntó mientras habría el sobre.
—Sólo míralo. —Desesperado lo abrió y eran dos fotos, una de su casa y otra de sus padres en el auto familiar. El tiempo se detuvo, la melancolía llenándole todo el cuerpo.
—Por Dios… —Se tapó la boca tratando de no llorar, Tom fue junto a él, pero Bill lo esquivó.
—¿Por qué me hace esto? —Comenzó a llorar, eso era peor que el maltrato físico, ya que el psicológico, es aún más devastador; mostrarle las fotos de sus padres sólo provocó un profundo llanto y una tristeza que Tom no supo descifrarla bien.
—Cállate —dijo al ver que Bill temblaba y ocultaba su rostro lejos de Tom abrazando sus fotos—. Dame las fotos. —Negó con la cabeza aun llorando sonoramente—. ¡Que me las des!
—¡No! Son mías, tú me quitaste a mi familia ¡Monstruo! —gritó y eso puso nervioso a Tom quien no reparó en darle un golpe en el vientre para que Bill soltase las fotografías. Éstas cayeron al suelo y Tom las tomó, llevándoselas, dejando a Bill totalmente desamparado en la sala.
Tom sabía lo que una foto podía causar… sólo quiso asegurarse de algo, comprobándolo, sólo logró ponerse nervioso.
Bill se recostó sobre la alfombra llorando sin consuelo, eso había sido como perder a su familia.

Para Tom había significado entenderse un poco más.

¿Qué les pareció? Espero sus opiniones n_n

2 comentarios:

  1. Pink me esta gustando mucho este fic ^_^ continualo pronto por favor >_< Tom de verdad que es malo pero debe tener sus razones... Espero el cap 4 con ansias n_n Saludos y abrazos!! de Nico.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tiene sus razones de ser así, pero nada justifica tanta salvajada u_U vermeos qué más pasa<3<<3

      Eliminar