Una esperanza - 4

Hola *-* gracias a cada uno de ustedes por leer, comentar y compartir el fic. Ya lo tengo bastante adelantado y tengo muchas ideas ñ_ñ espero les guste este capítulo. 

Subir hacia la habitación de Harry era para Louis como ir hacia un matadero. No se sentía nada cómodo pero sabía que Liam se molestaría mucho si no llevaba la tarea lista.

Harry estaba tan frío y su estómago se estrujaba con solo la idea de que Louis estaba en su casa. 

—Pasa —invitó a su habitación y Louis, nervioso, entró para percatarse de todas las cosas que tenía en perfecto orden. Era evidente que Harry era de dinero. 

Tenía un escritorio con su laptop cerca de la ventana, una cama amplia a un extremo y al otro un cuartito que servía de ropero. Se notaban la cantidad de zapatillas que tenía, Louis se quedó extrañado con tanto lujo, pero eso pasó desapercibido por Harry.

Cuando sus padres se separaron, el padre de Harry fue muy responsable y le abrió una cuenta en el banco donde cada mes le depositaba una mensualidad. Dinero nunca le faltó, pero el dinero no le daba la seguridad necesaria que él quería. Por más cosas que tenía, había un vacío en su corazón y toda una confusión con respecto a su orientación sexual.

Louis avanzó y se sentó en el escritorio. Aun había luz del exterior, pero Harry encendió la luz iluminando toda la habitación de blanco.

—Bien… los ejercicios —dijo Harry con una sonrisa.

—Sí, qué más. —dijo serio y nervioso. Harry se sentó a su lado y Louis sacó la hoja de ejercicios. No había avanzado ni uno de los sesenta. 

Harry tomó la hoja y sacó otras tantas más de un fólder para usarlas como borrador y explicarle.

Louis trató de concentrarse, pero a veces era imposible por la extraña cercanía. Harry hablaba tanto y creía que Louis le entendía, para el de rizos siempre fue más fácil las matemáticas, consideraba las operaciones lógicas, en cambio para Louis nada era lógico sino confuso.

No quiso interrumpirlo, quizá si le dejaba hacer los ejercicios terminarían rápido y podría regresar a casa. 

—Ahora haz uno tú. —ofreció Harry y Louis salió de su ensimismamiento. 

—¿Yo?

—Sí. —sonrió amable.

—Pero no sé…

—Por eso te estoy enseñando. —Harry se dio cuenta de que Louis no estaba prestándole atención. 

Louis se tocó la cabeza, demostrando su cansancio y Harry se percató de ello.

—Mira, estuve trabajando en un local atendiendo personas… el tráfico fue horrible y no he cenado pues salí tan rápido del café que ni me alcanzó.

—¿No cenaste?

—No. —Harry sintió pena.

—No sabía que trabajabas.

—Alguien tiene que pagar las mensualidades del colegio. 

—Pero… —Se quedó mirando sus ojos azules, no sabía qué había pasado con su familia que supuestamente era adinerada—. Pero tu mamá… —Louis lo miró extrañado.

—¿Averiguaste mi vida?

—No, no.

—¿Qué quieres decir entonces? ¿Qué sabes de mi mamá? —preguntó con el ceño fruncido y Harry se intimidó un poco.

—Bueno, no es lo que crees, pero recuerdo algunas cosas… —Louis se intrigó.

—¿De qué hablas? —Harry no sabía si debía decirle lo del pasado o eso sería algo malo para Louis. Pero el de ojos azules lo miraba con reproche así que se sintió acorralado.

—Bueno, tu madre y la mía eran amigas y tú venías a mi anterior casa en Holmes cuando eras niño. —Louis se quedó extrañado.

—Pues no lo recuerdo, no sé de qué me hablas. Y te diré algo más, no quisiera que estés divulgando cosas como la que me dices, tú y yo no tenemos ningún vínculo, si estoy aquí es por un tema de emergencia, ¿entiendes? Necesito la tarea o Liam me aniquilará. —Para Harry quedó todo claro y reprimió todo acto de respuesta hacia sus palabras. Se alejó un poco y el silencio entre los dos se hizo incómodo. 

—Bueno… —dijo bajito—. ¿Quieres algo de comer? —El rostro de Louis se iluminó un poco, claro que quería algo de comer, su estómago dolía y quizá por eso no podía concentrarse.

—Si no fuera una molestia —dijo con una sonrisa que estremeció a Harry.

—Está bien. —Sonrió levantándose y yendo hacia la cocina.

Louis se quedó solo por un instante mirando el enorme y muy bien arreglado cuarto de Harry.

Fue ahí que miró ciertos juguetes puestos sobre un mueble junto a la pared, cerca de otra puertita que de seguro iba a su baño privado. Frunció el ceño al recordar escenas de su infancia, por alguna razón conocía esos objetos y quitó la vista de ellos extrañándose de las raras sensaciones que comenzó a sentir. 

Entonces era cierto, Harry era el niño de cabellos rizados que conoció de niño cuando su mamá lo llevaba a la casa de una señora y le pedía jugar con el hijo de ésta. Louis tenía como cinco hermanos mayores en casa y jugar con alguien de su edad le era un poco complicado. Siempre quería ganar o pasar por encima de Harry como una forma de desquitarse lo que muchas veces sus hermanos hacían con él. 

Su vista se enfocó en el escritorio otra vez, debía intentar entender los problemas de matemática o tendría serios problemas. Suspiró resignado, pero se percató de una carpeta de muchas hojas y le dio curiosidad por saber qué era. 

Apenas un día había pasado del vergonzoso accidente, cuando los dibujos de Harry habían caído esparcidos por todo el suelo y Louis deseó que la tierra lo tragase por saber el secreto de Harry… y la razón principal de porqué lo observaba tanto.

Sospechaba que se trataba de dibujos y cuando lo abrió lo confirmó. Dibujaba rostros casi a la perfección, como fotografías idénticas. Estaba una señora, un señor y luego frunció el ceño al verse a él mismo retratado de varias formas, incluso un dibujo a color resaltando sus ojos azules por encima de los demás colores.

—Rayos —musitó, pero luego se mordió el labio inferior sintiendo su ego crecer un poco—. Luzco bien aquí. —Trató de pensar positivo a pesar de las circunstancias.

Apreció cada uno de sus dibujos y decidió llevarse el de colores. Lo arrancó de la carpeta y lo dobló en varias partes hasta hacerlo pequeño y meterlo en su billetera. Quiso llevarse otro pero escuchó sonidos en el pasillo, así que ocultó la carpeta lejos de su alcance y disimuló que hacía los ejercicios.

Harry entró con una bandeja de deliciosa comida. Había un pedazo de torta, muchas galletas, un vaso de leche con chocolate e incluso un pedazo de pizza. 

—Bueno, no sé qué quieras comer, así que traje varias opciones —dijo con una sonrisa, poniendo la bandeja en el escritorio. Se emocionó un poco al ver una sonrisa natural de emoción de parte de Louis quien no pudo ocultar sus gestos por el hambre que tenía.

—Gracias —dijo mientras se le hacía agua la boca.

Sin mirar a Harry, tomó varias galletas y comenzó a comerlas y luego de la tercera miró a su costado encontrándose con la dulce mirada de Harry, apoyando el codo en el escritorio y su cabeza en una mano. La sonrisa de Harry se borró cuando Louis se percató de su mirada embobada.

—Ehem… —Louis trató de disimular un poco—. Bueno, creo que debemos avanzar, ¿no crees?

—Sí —respondió rápido—. Sí. —Centró su mirada en la hoja de papel que tenía sobre el escritorio—. A ver… —Y comenzó a resolverlos.

—Hum… —Louis disfrutaba de la cena—. Vaya, esto está delicioso, ¿cenaste ya?

—No.

—¿Ah?

—Sí, digo, sí cené. —Mintió rápido y Louis lo miró con preocupación. Podía darse cuenta de su evidente nerviosismo y sabías las razones aunque evitaba pensar en eso, pero se había dado cuenta de que mentía.

—Come algo —ofreció de su bandeja.

—No, es para ti.

—Pero es bastante aun, vamos. —Tomó una galleta y se la acercó a sus labios. 

Harry se puso serio por un instante y Louis sabía que eso era bastante raro, no estaba bien, pero quiso hacerlo. Acercó la galleta hasta que rozaron los labios rojitos de Harry y este abrió la boca recibiendo el bocado. Para Louis fue fantástico ver las mejillas de Harry enrojecer lentamente.

Aunque todo era bastante extraño, ese pequeño gesto se convertiría en una complicidad entre los dos.

Complicidad ñ_ñ veremos qué más pasa. Subiré seguido, espero que comenten los fantasmas *-* respondo los comentarios al final~ Gracias por leer.