martes, 3 de junio de 2014

Cautivo

Hola a todos *-* les traigo un fic controversial, lo escribí mientras veía casos de violencia y descubrí lo que era el Síndrome de Estocolmo, así que quise escribir de él. 

Resumen: Bill kaulitz, un jovencito de diecisiete años estudiante de música, no supo que su vida cambiaría repentinamente cuando se cruzó con él…
Tom, un hombre con un triste pasado, buscaba una compañía y no se le ocurrió otra forma que tomarlo cautivo.
“Cayó en sus garras y el cervatillo se enamoró del león.”

Autora: Pink Girl
Clasificación: +18
Advertencias: Violación, Chan adulto menor, Abuso, Contenido adulto, BDSM
Género: Drama, Romántico, Universo Alterno, Lemon, Angustia, Twincest no realcionado, Primera vez.
Pareja principal: Bill y Tom.

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama.

Nota de la autora: Las advertencias están hechas, este fic no busca agradar, solo narra una historia con cierto significado.


Cautivo

Pestañeó en la oscuridad e inmediatamente un quejido salió de su garganta, el cuerpo le dolía de manera extraña, se sentía pesado y mareado. Con un poco de energía pudo apoyarse en sus codos y alzarse.

—Ahh… —gritó y las piernas le flaquearon un poco.

Abrió los ojos tanto como podía pero no veía nada, había total oscuridad. Su corazón latía cada vez más rápido y cada parte de su cuerpo se puso en alerta mientras iba despertando poco a poco. Tocándose a sí mismo se percató que estaba desnudo, totalmente, eso le hizo estremecer de miedo. Se preguntaba qué había pasado, pero una especie de laguna mental le impedía recordar. La sensación de todo eso era como vivir una pesadilla, exactamente eso. Si era una pesadilla pensó que podía despertar. Así que con un esfuerzo grande, trató de ponerse en pie, y si gritaba o algo, alguien acudiría a él y si no, sería porque estaría soñando.

Se paró con mucha dificultad, tratando de buscar algún apoyo en medio de la oscuridad, susurraba por ayuda, buscaba algún apoyo en medio de todo lo negro. Pero lo único que podía escuchar era el latido de su corazón y una especie de zumbido en sus oídos, aparte de su agitada respiración. 

—Alguien ayúdeme. —Su voz sonó rara, él mismo se asombró, parecía como si estuviera encerrado en una caja o algo así.

Caminó hacia el frente con los brazos extendidos y se topó con una pared, la palpó con detenimiento, una fría pared algo mohosa, de una textura media húmeda, se le escarapeló el cuerpo, ¿estaba en un pozo? Miró hacía arriba y aún la oscuridad lo rodeaba, cayó de rodillas angustiado y se volvió a encoger abrazando sus rodillas, lágrimas salían de sus ojos.

—¿Dónde mierda estoy? —Sollozó.

Entonces recordó conversaciones que tuvo con amigos, recordó que él asistía a un instituto de música, así que se puso en alerta y trató de seguir el hilo de sus pensamientos ¿Qué hizo antes de estar ahí? Y repentinamente algunas voces de amigos vinieron a su mente.

~*~

Estaban rumbo a casa, Bill con su mejor amigo Andreas, caminaban por el sendero de siempre, un ambiente tranquilo, junto a un río y muchos árboles.

—Sabes Bill, es un poco peligroso ir por aquí.

—Bah, siempre vamos por aquí. —Ambos sonreían.

—¿No oíste lo que dice la gente? —Claro que lo había oído, decían que había un hombre, un psicópata rondando el bosque, por eso la gente desaparecía y nunca más la encontraban. Lo cierto es que la gente que desaparecía volvía a aparecer. La cosa era que los padres ponían cuentos a los hijos para que no anduvieran fuera de casa hasta tan tarde. Eso era todo.

—¿Les crees? ¿Qué pasó con la señora Morgan? —preguntó alzando una ceja—. Desapareció y medio mundo dijo que el psicópata que deambula por aquí la había destripado y blablablá, pero ella regresó bien tranquila después que su nuevo amante la había dejado, así que no me vengas con cuentos y leyendas urbanas, son tonterías.

—Bueno… —Hubo un silencio y llegaron a la casa de Andreas.

Conversaron animosos un rato más. Andreas era un tipo muy amable, era rubio y delgado, de hermosos ojos azules y un trato especial con la gente, en especial con Bill. Tenía otras intenciones, pero por ahora sólo buscaba su amistad, luego tenía planeado animarse a descubrir si a su amigo le interesaban los chicos, él rogaba que sí.

—Mañana nos vemos. —Le extendió la mano y Bill la tomó en un apretón nada fuera de lo común excepto porque Andreas no quería soltarlo.

—¿Andreas? —Le sonrió tratando de liberar su mano, aunque la situación le parecía rara, él no pensó más allá de una broma de parte de su amigo.

—Mañana, te espero —dijo un poco ruborizado y lo soltó.

Bill retrocedió y volvió al camino una vez cerrada la puerta de la casa de su amigo. Sólo faltaba cerca de diez minutos para llegar a la suya y tenía que pasar parte del bosque hasta llegar a su casa. Así lo hizo, a paso apresurado pues parecía que llovería, el clima era frío y muchas nubes espesas se acumularon en el cielo.

—Oh lluvia, no… —dijo y apresuró el paso.

Pequeñas gotitas de agua empezaron a caer sobre su aún maquillado rostro. —Oh, no… —Se lamentó poniendo parte de sus partituras musicales sobre su cabeza, casi corriendo, se apresuraba.

Le pareció ver a un hombre venir por el camino en sentido contrario. Pero por la lluvia que cada vez se hacía más fuerte no se percató que podría seguirlo. Siguió su paso cuando de repente aquel hombre estaba frente a él, Bill alzó la vista y casi lo pudo ver, casi, porque el puño de dicho hombre impactó contra su rostro tan fuerte que eso bastó para que ahí quedara su recuerdo.

Todo negro después…

~*~

Estuvo en posición fetal tratando de recordar más allá de ese incidente, pero nada. Seguía en ese oscuro lugar. Se tocó el rostro, y frunció el ceño al dar con su pómulo hinchado, ese era el golpe.

Entonces no era una pesadilla, aquel hombre lo había golpeado y lo había traído a este lugar ¿Con qué intención? Pasó sus manos otra vez por sus costados, por su cuerpo entero asustado, tocando su piel. Empezó a palpar el suelo, arrodillado buscando algo de ropa, algo, al menos algo más que sólo paredes y oscuridad. Logró darse cuenta de que estaba en un cuarto totalmente vacío, no muebles, no ropa, nada. Su angustia creció y empezó a pedir ayuda.

—¡Auxilio! —gritó una y otra vez, cada vez más alto para saber si alguien podía oírlo—. ¡Socorro! ¡Alguien ayúdeme!

El tiempo se hacía confuso y permaneció muchas horas en la desesperación de querer salir. Sentía que se asfixiaba de solo imaginar paredes y no puerta. Ninguna puerta ni en el piso, entonces era de pensar que había sido metido por arriba, pero no había nada que le fuera de apoyo para subir.

En eso que miraba arriba, escuchó un sonido en el techo que lo asustó pues no respondía a ninguno de sus gritos.

—¿Quién anda ahí? —preguntó con temor—. ¡Ayuda! —Una ranura de luz entró tan fuerte que tuvo que cerrar sus ojos casi con dolor, se puso las manos como escudo y retrocedió un poco mientras escuchaba algo abrirse, una compuerta, en el techo de esa habitación.

Como nadie le respondía su temor aumentó tanto que temblaba. Aún no podía ver del todo, pero vio que se deslizaba una escalera de cuerda.

—Sube —ordenó una voz grave—. Eres libre. —Eso lo emocionó y fue hacia la luz, cogió la escalera y empezó a subir sin importarle que estaba desnudo y que aún no podía ver del todo.

—Dígame dónde estoy, qué es este lugar, la verdad es que no sé cómo llegue aquí, estoy sin ropa, ¿cómo me encontró? —Muchas preguntas, Bill cuando estaba nervioso era de hablar sin medidas—. ¿Dónde está? —Se asustó al asomar su cabeza y trató de divisar, estaba en una cocina, de una casa—. ¡Hey! —gritó tratando de buscar a aquel hombre que le dijo que subiera.

Su vista poco a poco se estabilizó pudiendo notar todo con mayor claridad. Vio un mandil colgado cerca de la cocina y no dudó en terminar de salir de ese hoyo negro y tomarlo. Buscó algún utensilio para defenderse de alguna manera, él presentía que algo andaba muy mal ahí. Estar fuera de ese hoyo lo tenía muy nervioso.

Divisó a su alrededor acomodándose el mandil, no le tapaba mucho, su trasero seguía descubierto.

Las luces de la casa estaban encendidas, y encontró una ventana descubriendo que afuera estaba lloviendo. —Por favor alguien responda. —Siguió buscando algún cuchillo, algún fierro, algo punzante para tenerlo en las manos como defensa.

Entonces lo vio, aquel hombre misterioso del camino apoyado en el lumbral de la puerta de la cocina, mirándolo serio, una mirada que lo asustó y lo hizo retroceder hasta que dio contra la estufa. El hombre lucía serio, tenía una capucha negra, ropas anchas y un piercing en el labio. Bill pestañeó muchas veces, no sabía qué decir ni qué interpretar de él, ¿era su rescatista o su captor?

Aún tenía la esperanza de que fuera alguien que venía a rescatarlo.

Pero no sabía que desde ese día, tan solo por caminar diez minutos solo, su vida cambiaría drásticamente.

Estaré subiendo este fic aquí. ¿Comentarios?

6 comentarios:

  1. Todo un clásico, como una fanfic de culto en el fandom :)

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  2. Buenisimo, pink!! <3 Saludos desde México SLP :D

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  3. OMG Pink me gusto mucho...Sigue subiéndolo se ve interesante ^_^ Saludos!! de Nico.

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  4. Awww nunca me cansaré de leer tus fic's Pink.... Escribes tan bien :3. Porfis continua!!!! *_*

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  5. Hola a cada uno de los que han comentado<3 muchas gracias por leer este fic, aunque la temática es fuerte, verán que hay muchos elementos que explorar en esta temática. Subiré pronto. Saludos a los cuatro *-*<3

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  6. Ya me esta intrigado mmmm me encantan

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