jueves, 19 de junio de 2014

Cautivo - 4

Hola a todos, aquí un capítulo más de este doloroso fic... u_u espero sus opiniones. 
Había pasado ya casi una semana en cautiverio y aún le costaba aceptar su suerte. Había entrado a una fase de cierta resignación fingida y de aparentar estar mejor sólo para que Tom le permitiera tener más libertad. Mentalmente planeaba formas de escapar, se le pasaban ideas locas por la cabeza como hacer un hueco en el baño, o escabullirse por el techo de alguna manera. Pero cada vez que intentaba hacer algo encontraba obstáculos. Él ya no dormía más en el sofá, lo hacía en la habitación junto con Tom, casi todas las noches le obligaba a tener relaciones, eso ya no le atemorizaba del todo, aunque prefería evitarlo, cuando llegaba el momento no quedaba de otra que resignarse. El mayor objetivo de su vida en ese instante era escapar, a como de lugar.

Entonces en esa semana de convivencia, estudió la rutina de Tom minuciosamente, llegando a la conclusión que existían hábitos; a ciertas horas prefería salir, aunque no sabía a dónde, a ciertas horas veía la televisión y cosas así.

Era la mañana y sabía que Tom saldría después de darle el desayuno. Tom le preparó un emparedado, Bill comía despreocupado, tal vez si Tom se olvidara de encerrarlo en su cuarto, todo sería mejor.

—Debo salir un momento. —Aún Bill comía lentamente su desayuno—. Apúrate para que vayas al cuarto. —A Tom no le gustaba encerrarlo con comida como emparedados, que después su habitación quedaba oliendo a eso. 

—Un momentito. —Hizo al que se apuraba, pero a Tom se le hacía tarde. Vio como Bill trataba de comer rápido y sintió algo, tal vez lo dejaría en la sala, si sólo tardaría algunas horas, ¿qué problema habría?

—Debo irme —dijo serio, Bill lo miró con sus cachetes inflados tratando de devorar ese emparedado—. Quédate aquí y come tranquilo, que regreso. —Se le acercó y besó su frente en un gesto que podría indicar dulzura, pero estaba lejos de ser eso, para después dar media vuelva.

Así fue, después de cerrar tras sí la puerta y echarle llave, Bill se levantó de la silla ansioso, hoy escaparía como de lugar y esa idea lo emocionaba de sobremanera. 

Se dirigió hacia la ventana y abrió la cortina, se encontró con barrotes de metal, entonces planeó romperlos a como sea. Fue por una escoba. 

Ya en la ventana, con la escoba de la casa golpeó muy fuerte para intentar romper el vidrio, así fue, pudo ver la entrada de la casa, un pequeño jardín y la puerta principal, eran en realidad dos puertas, la de la casa y la principal que daba al exterior, y se percató que no estaba en alguna ciudad, estaban en una casita en el bosque. 

Con el vidrio roto, no había marcha atrás. Debía romper alguno de los barrotes de metal, aunque sea a golpes. Así que fue al estante de libros y con el más grueso de ellos empezó a golpear los barrotes para romper alguno de ellos. 

Los nervios lo mataban, vio que un fierro empezó a doblarse, y lo emocionó tanto que aunque no pudo romperlo, pudo doblarlo, y como su cuerpo era delgado y pasaría por ahí. Ahora como estaba desnudo totalmente corrió hacia la habitación de Tom y buscó algo que ponerse, unos bóxer anchos y una polera, no había tiempo para algún pantalón, vio una sandalias de baño cerca de la puerta y se las puso, servirían para correr al menos pues Tom calzaba más que él, ponerse alguna zapatilla suya no era buena idea. 

Miró la habitación antes de salir de ahí, aquella cama en donde dormía, en donde pasaba gran parte del tiempo, en donde era acariciado y besado y a la vez torturado, una combinación de sentimientos encontrados lo inundó no sabiendo descifrarlos, sólo se apresuró a salir de ahí. 

En la sala miró todo por última vez y algo dentro de él lo impulso a tomar la foto que yacía oculta en el mueble, la foto de Tom y aquella chica rubia. La dobló en dos y la metió en el bolsillo de la polera negra. 

Apresuró el paso y con cuidado salió por la ventana, casi se quedó estancado, pero sus ganas eran tales que el dolor de algunos vidrios pinchándole el cuerpo pasó desapercibido. Logró salir y ahora estaba muy angustiado ¿Cómo cruzaría la puerta principal? Miró a todas partes, la única manera era subir la pared y salir, así que juntó algunas piedras grandes que habían en el jardín y las puso una sobre otra, subió sobre ellas lo más rápido que pudo, no supo de dónde sacó tanta fuerza para llevar su cuerpo hacia arriba y poder subir la pared, pero así lo hizo. 

Ya arriba observó el paisaje, el bosque y la carretera cerca. Intentó reconocer el lugar pero no pudo. Miró hacia abajo, el vértigo le dio náuseas, pero debía saltar. Con los nervios y el miedo se sentó en el borde y como pudo saltó. Gritó asustado, pero sus pies tocaron suelo firme y lágrimas de emoción inundaron su vista, sólo se levantó de ahí para empezar a correr hacia la carretera lo más veloz que sus piernas le permitían.

Mala idea, mala estrategia.

Una camioneta roja frenó seco en cuanto lo vio, Bill sonrió feliz, pero luego de ver al conductor sintió tal pánico que gritó de miedo retrocediendo, corrió entre tropezones. Tom con la mirada furiosa lo siguió.

—¡Ven aquí! —Bill temblaba corriendo, intentó dirigirse hacia la carretera y así poder ver otro auto en quien pedir ayuda, que alguien lo viera, algo. Gritaba desesperado pero Tom lo alcanzó y tomándole de la polera lo hizo caer al suelo. Bill se removía tratando de luchar por su vida.

Tom sería severo con él, lo sabía, por transgredir su confianza, por escapar de su cautividad.

—Por favor, no, no, no… —sollozaba tratando de liberarse, pero Tom era más fuerte y además estaba muy furioso, así que alzando su puño en alto le dio un golpe en el rostro. Bill cayó mareado sobre las hojas secas del bosque y ahí se quedó, mareado y resignado, entonces pensó que moriría…

Ya dentro de la casa escuchó a Tom gritarle tantos insultos por la ventana rota, por llevar su ropa, por escapar, entre tantas cosas más. 

—Maldito niño, mira lo que hiciste, nunca más te dejaré libre, ahora cómo me la pagarás, ¿eh? 

Bill parecía como muerto en sus brazos, con un sangrado nasal y los brazos caídos sin fuerza alguna. Se imaginó tantas cosas, que lo violaría y luego lo mataría, que lo torturaría o lo dejaría sin piernas, o nunca más le dejaría ver la luz del sol. 

Tom le quitó la polera y los bóxers, Bill no pudo defenderse, se dejó desnudar temiendo ser violado, pero eso no estaba en los planes de Tom. —¡Cómo usaste mi ropa! —Bill lloraba temblando en el suelo mientras era desnudado. Tom se detuvo un momento, molesto, serio y sorprendido. La foto cayó de su polera y la miró, la foto de él con Cindy. La tomó y luego miró a Bill. —Pero qué es esto… tomaste mi foto aún sabiendo que te lo prohibí, ¡maldito idiota! —Fue cruel, lo pateó aún sabiendo que no podría defenderse, quiso hacerlo otra vez, pero se detuvo, pues estaba seguro que terminaría matándolo. Así que lo alzó en brazos y lo llevó a la cocina.

—Por favor… —Suplicaba adolorido pero no hallaba compasión en su captor. Escuchó el sonido de una compuerta abrirse y se puso en alerta—. ¡No! —gritó al ver el hoyo negro en el suelo, el sótano, más bien el pozo oscuro en donde había despertado la primera vez que supo que estaba cautivo—. ¡No! —Sus súplicas no fueron oídas y fue lanzado al hoyo negro sin compasión.

La pequeña puerta se cerró y todo fue una escalofriante oscuridad. Bill gritó tanto que sintió que moría, él pensó que eso sería su destino, morir ahí.

Las horas pasaban y de tanto gritar tuvo mucha sed, pero no había nada más que la densa oscuridad y el frío calando en su piel desnuda. 

Luego llegó a una faceta en la que creyó estar loco, se angustió tanto que no supo distinguir en estar soñando y en estar lúcido, el tiempo se hizo confuso y sus pensamientos eran como pesadillas. 

Y cuanto más pasaba el tiempo, más creía estar muerto.

Por otro lado Tom se lamentaba, sentado en el sofá miró aquella foto perdiéndose en ella. Cindy, ella lo atormentaba. Pero no podía soportar los gritos de Bill, podía oírlos a lo lejos, ahogados y desesperados. 

Salió de la casa por dos días.

Dos días, en la ciudad, dos días paseando en su camioneta, dos días atormentándose mentalmente. El hecho de que Bill casi lo dejara lo había alterado demasiado, no era la primera vez que lo dejaban. Él sabía que su mente no andaba bien, sabía que sería capaz de matarlo, esa era su intención cuando lo capturó. Pero su inocencia, su mirada, su pureza lo impidió, no quería cargar con alguna muerte en su conciencia, así que pensó que lo tendría por siempre en casa. 

En esos dos días, pasó por la casa de Bill, vio a sus padres, vio fotos del pelinegro pegadas por la pequeña ciudad, vio una misa realizarse en su nombre, rogar para que regresara, esa gente, su familia y amigos lo querían mucho. 

Tomó una foto de uno de los avisos, la sonrisa que Bill tenía en aquellas fotos le hizo pensar en la gran maldad que estaba cometiendo, él no quería convertirse en un monstruo, aunque ya casi lo era... Guardó la foto en su bolsillo y decidió regresar a casa.

No sabía si Bill aún estaba vivo, habían pasado ya dos días. Se sentía fatal. Así que cuando entró a casa, tomó un vaso con agua y golpeó con su pie la compuerta al pozo.

—¿Bill? —llamó algo preocupado. Reconocía que se le había pasado la mano.

Arrodillándose en el suelo abrió la compuerta sintiendo un olor desagradable, como a orines. Se preocupó, tal vez ya era tarde—. Bill —llamó otra vez y escuchó un quejido, eso indicaba que estaba aún con vida—. Sal, no estarás más ahí. —A Bill le costaba levantarse de su posición y también abrir los ojos, la luz le dolía. 

Intentó hablar, pero tenía la garganta tan seca que su voz salía rasposa. Aún así su corazón se emocionó por saber que saldría de ese hoyo negro. 

Tom se preocupó al oír sólo quejidos y no palabras, decidió bajar tomando previsiones, ya que si algo pasaba podía quedarse encerrado ahí junto a Bill, y ambos morirían. 

Al bajar con una linterna y una manta descubrió a Bill en un mal estado, otra vez ese sentimiento de culpa le inundó y no quiso mirarle detenidamente, sólo cubrió su desnudez y lo alzó en brazos, lo subió por la escalera de soga. 

Ya arriba Bill, con el cuerpo tembloroso y los ojos muy cerrados, se aferró al cuello de Tom, en un abrazo desesperado, sin mucha fuerza, pero era como si necesitara de él en sobremanera. Entendió que era lo único que tenía en esta vida. Tom lo sostenía en sus brazos aún pensando qué hacer.

—Perdón… —susurró Bill al oído con una voz irreconocible—. No volveré a escapar… —dijo en su cuello, temblando y respirando agitado. Tom se dio cuenta que incluso pesaba menos, estaba más delgado y demacrado además de que no olía nada bien, frunció el ceño ante eso, pero no dejó de abrazarlo pues Bill no quería desprenderse de él—. Lo siento. —Aún se lamentaba.

—Ya, tranquilo, sé que no lo harás más. —Bill sollozó negando con la cabeza.

—Nunca, nunca más.

Lo llevó al sofá de la sala, le dio un vaso de agua el cual bebió desesperado, aún no abría los ojos, entonces Tom corrió las cortinas para que no entrara luz.

—¿Más agua? —Bill asintió

Tomó como cuatro vasos de agua mientras Tom le preparaba un baño caliente. Regresó a la sala y aún Bill no abría del todo sus ojos, se veía bastante mal, muy pálido y débil.

Yendo hacia él, Bill no se asustó de Tom, sólo se aferró más en cuando sintió su contacto, Tom nunca lo sintió así antes. Correspondió a su abrazo y lo alzó en brazos llevándolo a la tina.

Bill empezó a sentirse mejor en cuanto su cuerpo adolorido entró en el agua tibia, abrió sus ojos poco a poco, lo primero que vio fueron los ojos de Tom sobre los suyos, los cerró otra vez sintiéndose aún mareado, empezó a mojar su rostro y cabellos, Tom se arrodilló viéndolo tomar un baño, le pasó el shampoo y a Bill le costó mucho abrir la botella, sus manos no tenían una buena coordinación.

—Permíteme —dijo Tom tomando el shampoo, lo abrió y vació su contenido en la palma de su mano para luego lavar la cabeza de Bill, él se dejó sin protestar, todo lo contrario, quería algún contacto con Tom, estaba tan necesitado de alguien como de lugar, algún contacto con un humano, y ese era Tom—. Sabes… nunca más te meteré ahí. —Tom se lamentaba, dos días habían sido demasiado, tal vez el tercer día estaría muerto, eso hubiera sido lo peor.

—Nunca más intentaré escapar —dijo con un ápice de voz. 

Tom pasó la yema de sus dedos por sus mejillas, contemplándolo, rozó sus labios y Bill lo miró, pestañeando, se veía hermoso con el shampoo en la cabeza y ese rubor, había vuelto a la vida. 

Recordó la sonrisa que Bill tenía en las fotos que habían puesto en la ciudad, ahora tenía a un niño lloroso y triste.

Se levantó de ahí y fue a buscarle una toalla, lo sacó de la bañera cuando terminó de bañarse, Bill lo abrazaba buscando más contacto, su rostro y cabellos mojados terminaron de mojar su polera, lo recostó en su cama y lo cobijó en ella. Salió de su habitación y le trajo un vaso de leche con galletas, Bill tenía hambre, así que en la cama recibió el platillo. Se recostó a su lado encendiendo la televisión, sintió como Bill se acomodaba más cerca de él.

—¿Todo bien? —preguntó.

—Sabes que no —dijo terminando sus galletas. Tenía la boca manchada de leche, como bigotes, eso hizo reír a Tom, Bill lo tomó mal pues pensó que se burlaba de él. Agachó la cabeza estando apenado.

—Lo siento, no me río de ti, es que tienes leche… —Acercándose a sus labios los lamió sintiendo como Bill temblaba un poco. Se había asustado, pero no se movió, sólo se quedó ahí, y Tom tomó una de sus manos, sintiéndola fría la calentó con sus manos y le quitó el plato vacío de galletas poniéndolo en la mesita de noche. Bill lo miraba sorprendido, con algo de temor, pero su mirada era necesitada y angustiosa, algo que Tom no había notado antes. Con una mano tomó su rostro y Bill cerró sus ojos rindiéndose ante él, Tom pestañó algunas veces pensando, Pero Bill llevó una de sus manos hacía su polera apretando un poco y abrió sus labios, No lo pensó dos veces y acortando la distancia lo besó dulcemente, Bill se dejó y rodeó su cuello con sus brazos, pegándose más a él, sus labios se movían en los de Tom, aunque temblaban y su respiración empezó a ser irregular, a Tom le sorprendió mucho. 

Al separarse, Bill se encontraba con las mejillas sonrojadas y tratando de acompasar su respiración, se encogió en la cama, culpable.

Bill no entendía lo que le pasaba, simplemente necesitaba de alguien, creó una especie de conexión con Tom, aún así no dejo de sentirse sucio o triste. Aunque al ver los ojos de Tom tan brillantes, le trasmitió tranquilidad, Tom pasó sus manos por su rostro, acariciándolo.

—¿Puedes sonreír? —Le preguntó, Bill lo intentó, pero Tom sabía que así no era la foto suya, del niño feliz no quedaba nada.

Tom lo besó otra vez y Bill jadeó al sentirse aplastado, Tom quería ir más allá, en realidad estaba deseoso, pero se contuvo al sentir los débiles quejidos de Bill mientras él le besaba el cuello, dejándole marcas. Mejor no, mejor se reprimiría o terminaría matándolo. Para Tom era suficiente que Bill le hubiera correspondido un beso, eso no se lo esperó nunca.

Cuando quiso salir de la cama para dejarlo descansar Bill lo sostuvo del brazo.

—Perdone —se excusó—. No me deje… no… me…

—Shh, no te dejaré, sólo iré al baño. —Necesitaba aliviar su erección, y no lo quería hacer en Bill. 

Bill se quedó en la cama pensando, se sentía aliviado pero a la vez atado, cautivo, indefenso, y aún temeroso. Cerró los ojos y aunque detestaba tanto a Tom por haberle quitado todo en esta vida, se sintió tan cálido en aquellas mantas que lo cobijaban. 

En su mente sólo estaban esos ojos color avellana, lo primero que vio al abrir sus ojos después de la oscuridad: Tom. 

Le escuchó gruñir en el baño, supo reconocer qué estaba haciendo y tuvo una preocupación extraña. 

Él no quería que Tom perdiese el interés que le tenía…

Bill empieza a confundirse.. veremos en qué desemboca esa confusión... ¿Comentarios? 

3 comentarios:

  1. OMG casi escapa!! >_< muy buen capitulo Pink no puedo esperar para leer el 5 n_n Saludos! de Nico.

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    1. hola Nico *-* por ti publicaré seguido~ verás un poco más de esta extraña y tormentosa relación.
      Saludos<3

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  2. Me alegro tanto que te hayas animado a subir esta historia, a pesar de ser la de contenido más fuerte, es la que más me gusta, por todo el tema que tratas en ella, la estoy leyendo de nuevo jejeje, ya la habia leído cuando la subiste la primera veza THF.es y me agrada recordarla...

    Perdon por apenas comentar, pero espero hacerlo más seguido, luego no me da tiempo en todas tus publicaciones, pero ten por seguro que todas leo.

    Atte. Lily V.

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