lunes, 9 de junio de 2014

En el campamento - 9

Hola a todos *-*~ les traigo otro capítulo, explicando un poco el pasado de Bill. Espero les guste. Saludos~
Los labios de Bill eran los más suaves que alguna vez había besado, incluso más que los de Naty. Tom no sabía qué hacer con todo lo que sentía en esos momentos, Bill lo besaba de forma suave, ladeando la cabeza hacia un lado y luego al otro. Tom tenía los ojos muy bien cerrados, respiraba agitado y sentía como si estuviese en una nube esponjosa de calor, como viviendo un sueño, el mejor de todos hasta el momento.

Al momento de separarse, se quedaron viendo a los ojos, muy de cerca, pestañeando varias veces. Bill le sonrió y Tom también lo hizo.

Quería decirle tantas cosas, al menos demostrarle que ese beso le había encantado, pero con los nervios a flor de piel no supo qué palabras usar.

Bill terminó por separarse y sentarse en las mantas, mirando la pequeña ventana de la casita, se notaban las hojas de los árboles, las ramas meciéndose por la brisa cálida del verano.

Tom también se sentó a su lado viendo los árboles, buscando relajarse.

—Y entonces, ¿qué harás? —preguntó Tom.

—No lo sé, es decir, quisiera saber tantas cosas…

—¿Qué son esas cosas? Dijiste que me contarías todo. —Bill lo miró serio, se había molestado y Tom bajó la cabeza.

Bill suspiró, era cierto, le había dicho eso a Tom y ahora no sabía cómo cumplir su palabra, los recuerdos eran muchos pero relacionados a un sólo tema: Matt; las sensaciones entre incómodas y placenteras eran muchas, pero se relacionaban todas con un sentimiento nuevo para Bill, el amor.

*

Bill tenía ambos padres, pero con ninguno vivía bien. Los dos solían estar fuera de casa por muchos días, su papá por trabajo y su mamá porque era así, amante de la vida libre.

Bill tenía un hermano menor por cinco años a quien proteger, cuidar, llevar a la escuela, ayudarle en las tareas… en otras palabras, ser como su padre y madre.

Sabía cocinar y atenderse solo. No necesitaba de adultos para velar por sí mismo y su hermanito.

El año pasado, cuando regresó del campamento, encontró a David casi abandonado, sucio, con hambre y con lágrimas secas en su rostro. El pequeño le había reclamado haberlo dejado solo por tantas semanas, casi ni le quería hablar. 

La madre de Bill lo había mandado porque se suponía haría un viaje con su hijo menor por vacaciones y consideró que mandar a Bill a un campamento barato era lo mejor, pero el viaje se canceló y el pequeño David había quedado solo.

—¡Lo siento! —se disculpaba una y otra vez—. No volveré a dejarte solo.

—¡Júralo!

—Lo juro…

Así, se abrazaron y Bill consoló a su pequeño hermano, pero lo que no sabía era que esa promesa sería un poco difícil de cumplir, más porque estaba enamorado.

Bill extrañaba mucho a Matt, no sabía si estaba bien o mal, no sabía su número de teléfono para llamarlo o su dirección para buscarlo. Se sentía perdido y solo.

Y un día, cuando regresaba del colegio juntamente con su hermanito, lo vio en el camino. Caminaba de forma segura, con una sonrisa de chulería en sus labios y esa mirada penetrante que le ponía los vellos de punta.

—¿Quién es ése que te mira tanto? —preguntó David, jalando un poco su mano.

—Es… —¿Cómo explicarlo? Prefirió callar, pero debía saber cómo estaba Matt—. Mi amigo. Te dejo en la casa, saldré un momento.

—¡No! No me dejarás, haz que venga él a la casa, no salgas, no hay nadie… —Eso último hizo que su vientre se contraiga de la emoción.

Entraron a la casa y Bill le hizo una señal de espera a Matt para que lo esperara. Casi corrió escaleras arriba con su hermanito para al menos, arreglarse un poco. 

David lo veía muy extrañado, con el ceño fruncido, su hermano mayor actuaba raro. Corría de un lado al otro, emocionado.

—No te irás, ¿verdad? —volvía a preguntar y es que sabía que si lo hacía se quedaría muy solo quien sabe y hasta el día siguiente. Bill sintió como si su hermano menor fuese una carga.

—No, ya te lo repetí, no me iré. —Debía planear algo pero ya—. David, necesito un favor, no me voy si me haces ese favor… —El pequeño lo miró atento y Bill se arrodilló un poco para estar a su altura—. Voy a verme con mi amigo pero quiero… quiero privacidad, ¿entiendes? Hablaremos cosas de mayores, no quiero que te nos acerques…

—Pero… —No parecía estar contento con eso.

—Si tú no me das espacio, entonces saldré de la casa… me iré.

—¡No! —gritó molesto, la amenaza estaba hecha.

—Entonces cumple nuestro trato, ve a tu habitación y no salgas de ahí, sólo tardaré unas horas, nada más, te juro que en la noche estaremos juntos, cenando, ¿está bien? —David no parecía muy convencido—. Por favor, nunca te pedí uno, es ahora que me demuestres lo mucho que te importo.

—Está bien… —dijo resignado, suspirando perezosamente y evitando ver sus ojos.

David se quedó muy incómodo cuando vio salir a Bill casi corriendo de su casa y luego bajó y vio por la ventana cómo se le acercaba al joven que yacía parado cerca del jardín y cuando los vio caminar hacia la casa para entrar, escapó escaleras arriba para darles esa privacidad que tanto querían… aunque su curiosidad podía más, quería entender por qué ese jovencito era especial para su hermano.

Bill no podía controlar su emoción, estaba sonrojado, reía de la nada y buscaba algún tema de conversación. En cambio Matt sonreía victorioso, Bill no se había olvidado de él y eso significaba que podía darse el derecho para tomarlo como quisiera.

—¿Quieres un refresco? ¿Quieres algo? —ofreció.

—¿Están tus padres? ¿Estás solo? —preguntó queriendo acercarse para darle un beso.

—No están… —dijo tímido—. Pero… pero no hagas eso. —No lo había visto en meses y el hecho de que Matt quisiera besarlo en ese instante le produjo muchos nervios.

—¿A qué hora regresan? —preguntó sentándose en el sofá.

—No lo sé, no sé. —Sonreía, parado al frente de Matt quien yacía sentado con las piernas abiertas y ambos brazos a los lados del sofá—. Hum, ¿quieres algo? —volvió a ofrecer haciendo un repaso mental de la cocina, a ver si había algo.

—A ti. —Bill bajó la vista y no sabía qué hacer con tantos sentimientos.

—¿Algo más que a mí? —preguntó mirando hacia un lado, estaba tan rojo que no sabía qué hacer para quitarse esos nervios.

—¿Cocinas? 

—Sí.

—Vaya… eso es sorprendente, a tu edad no sabía ni freír un huevo, hasta ahora ni sé. —Se rió y eso relajó a Bill. 

A Matt le tenía sorprendido el hecho de encontrar la casa aparentemente sólo con Bill, eso le llenaba de cierta emoción y quiso tomar su mano para jalarlo hacia el sofá, pero Bill lo esquivó haciéndose para atrás.

—¿Cocino algo para ti? —ofreció queriendo ir hacia la cocina.

—No, solo tráeme un vaso con agua.

—Sí. —Casi corrió hacia la cocina y Matt suspiró llenándose un poco de impaciencia, hasta se mordió el labio inferior y una de sus piernas comenzó a moverse de pura ansiedad.

En la cocina, Bill suspiraba muchas veces seguidas, debía calmarse. Se percató que sus manos temblaban y estaban tan heladas, eran de puro nerviosismo, pero a la vez estaba feliz de que Matt lo haya visitado, era lo que más quería en meses, su máximo deseo, verlo, saber de él y ahora estaba sentado en uno de los sofás de su casa, y apenas era la tarde.

—Aquí tienes —ofreció el vaso tratando de controlar los temblores vergonzosos de sus manos.

—Gracias —lo miró deseoso y Bill sonrió bajando la mirada, sentándose a su lado y suspirando hondo para intentar relajarse.

—Hum, ¿qué me cuentas? —Bill quería saberlo todo.

—Todo tranquilo. —Pero Matt no quería dar muchos detalles de su vida. Bill esperaba por la pregunta, ¿y tú? Pero esa pregunta no llegó. Matt terminó de tomar el agua y suspiró de satisfacción, pasando una mano por los hombros de Bill, abrazándolo y atrayéndolo hacia su cuerpo—. ¿Me extrañaste, pequeño? —Bill rió nervioso.

—Demasiado. —Matt rió satisfecho. Extendió una mano para entrelazarla con la de Bill y así, lo jaló hacia su cuerpo para darle un beso húmedo en sus labios temblorosos.

Bill se sentía como embriagado, como si estuviera soñando, todo parecía irreal y hasta mágico.

Sonrió entre beso y beso y al final se sintió cómodo, debía aprender a dominar sus sentimientos desbordantes. Rodeó el cuello de Mat con ambos brazos y lo sintió agitado, intranquilo, deseoso; y eso entre que lo asustó y emocionó.

—¿Tu recámara está arriba? —preguntó con la voz ronca y Bill se asombró de la pregunta, se quedó quieto mirándolo a los ojos, un poco asustado.

—¿Mi recámara? —Matt asintió.

—Yo… yo tengo tareas, debo hacer muchas cosas…

—Ah. —dijo separándose—. Creí que era más importante que esas cosas, pero veo que me equivoqué.

—No, no… —Bill se sintió tan culpable por decirle eso, era como rechazarlo—. No.

—¿No qué? —Matt estaba serio y lo miraba con reproche, se alejó un poco de Bill y vio cómo se desesperaba.

—Nada es más importante que tú. —Bill lo sentía así, meses esperando su regreso, al menos saber cómo estaba, luchando con tantos pensamientos tristes que le decían que ya lo habían olvidado, que sólo fue un amor de verano, sólo en el campamento, pero ahora lo tenía frente suyo, con ese cabello rubio rebelde, cuerpo atlético y mirada penetrante; era Matt, el amor de su vida.

Matt sonrió ante lo que dijo y volvió a jalarlo del brazo para darle un beso, esta vez usando su lengua. Bill sentía demasiado calor y Matt se detuvo para mirarlo a los ojos, muy de cerca.

—Me importas, Bill —vio su sonrisa emocionada—. Te lo dije una vez, te amo… —Sentía que su corazón iba a explotar en su pecho, se sintió flotar y apenas de sus labios salió un gemido, un suspiro sonoro y contuvo la respiración—. Llévame arriba. —Eso entre que lo asustó y emocionó a la vez, pero Matt lo amaba, nada malo podría hacerle, sólo demostrarle ese amor que decía tenerle, así fue como Bill no dudó más, y se tragó sus miedos y con manos temblorosas, tomó la suya para guiarlo hacia la escaleras.

Repasaba en su mente cómo estaba su habitación, sabía que parecía muy infantil pues los juguetes de David yacían regados por todas partes, el pequeño siempre lo buscaba para jugar y Bill no podía negarse. Su vientre dolió de la angustia de imaginar a su hermanito viéndolos, esperaba que le hubiera hecho caso y no se atreviera a asomarse por la puerta de su habitación al frente de la suya.

Matt estaba tan excitado, tomó a Bill de la cintura y lo empujó hacia su habitación. Al frente de ésta, David miraba por la rendija de su puerta un poquito abierta, estaba muy curioso y cuando vio al chico alto empujando a su hermano algo dolió en su vientre y apretó los dientes, no sabía qué era, pero se sentía muy mal.

Bill esperaba a que Matt le dijera algo sobre su habitación, que al menos se diera cuenta de los detalles que tenía, los pósters de deportes, las cosas en común que podrían tener, al menos que se percatara del muñeco Matty que yacía sobre su cama, como descansado, que lo reconociera y se diera cuenta de lo importante que era para él, pero Matt sólo podía centrar su atención en los labios y cuerpo de Bill.

—No, no —dijo Bill un poco asustado, Matt estaba por empujarlo hacia su cama y eso lo puso muy nervioso, podía darse cuenta de las oscuras intenciones de Matt y se preguntó si así debían ser las cosas.

—¿Por qué no? ¿Me quieres? —Esa pregunta logró asombrarlo, claro que lo quería, era el amor de su vida, estaba totalmente enamorado de ese chico más alto y fuerte que él, pero tenía temor.

—Sí —dijo con seguridad, no negaría lo que sentía. Las manos de Matt se cerraron en su cintura, atrayéndolo a su cuerpo para besarle el cuello. Bill cerró los ojos y apretó los dientes, eso se sentía tan bien que todo su cuerpo se estremeció rápido—. Espera… —murmuró tomando sus brazos con ambas manos.

—¿Esperar qué? —Matt lo miró a los ojos y sonrió ante su rostro sonrojado y sus pupilas dilatadas, Bill estaba más que excitado, había conseguido lo que quería. 

Bill balbuceó un poco, quería responderle, pero no sabía qué decirle, estaba tan deseoso pero a la vez temeroso.

—Yo…

—Bill, te amo, no te resistas a mí.

—Quisiera conocerte más. —dijo tratando de calmar sus nervios, pero vio la mueca de disgusto de Matt, se había desilusionado. 

—O sea, vengo de tan lejos a buscar a mi chico que ni se deja besar para que sólo me diga que quiere conocerme más… —Bill se angustió un poco, no quería ponerlo mal—. Sé que no hemos podido conocernos como se debe, es el tiempo, es la distancia, es todo.

—Lo comprendo.

—Ajá, me alegra que entiendas. Ahora no quiero que pongas como excusa el conocernos más como un impedimento para besarte, o mejor me voy… —Se alejó de Bill y el corazón del menor dolió por la impotencia, el rechazo, la mezcla de sentimientos horribles que le llenaron de angustia.

—No, no… no te vayas. —Tomó las manos de Matt y las puso en sus caderas—. Quiero besarte, quiero estar más tiempo contigo. —Mat sonrió lujurioso y pasó la lengua por la mejilla de Bill y luego hacia su cuello.

—Bien… te daré miles de besos y más… no olvidarás este día. —Bill cerró los ojos y luego Matt lo llevó hacia la cama.

*

—¿Bill? —Tom preguntó porque Bill se había quedado pensando en tantas cosas, no era primera vez que pasaba…

—¿Ah? —Se miraron a los ojos y Bill bajó la cabeza.

—Estoy esperando, la historia, eso que tienes que contarme. —Tom posó una mano sobre el hombro de Bill, lo vio triste, como si recordara algo malo—. Quiero ayudarte.

—¿Ayudarme?

—Sí, lo que sea, quiero ponerte una sonrisa en tus labios, quiero que sientas que es lindo vivir… no lo sé, quiero que… que estés bien, quiero estar junto a ti por siempre.

—No digas eso, no jures nada Tom, no lo hagas. —Sonaba molesto y Tom no entendía, él sólo quería sacar a Bill de ese estado, así que tomó una de sus manos para besarla ante la atenta mirada de Bill.

—Sé que sonará muy tonto esto, que es casi imposible que yo… que yo… —calló por la vergüenza, pero quería decirlo—. Que me haya enamorado en un simple campamento, que apenas son días, que no sé nada de ti, aunque quiero conocerte…

—¿Quieres conocerme?

—Sí. Sé que todo es tan… tan precipitado, no sé qué puedas pensar, sé que no quieres que te jure nada, pero lo que siento aquí —señaló su pecho—. Está empezando a crecer y… —Se acercó a Bill para abrazarlo, éste estaba con los ojos muy abiertos y sorprendido por tantas palabras de Tom, estaba venciendo sus miedos—. Quiero que esto no acabe nunca. Te quiero…

¿Qué les pareció? Espero sus comentarios. Suelo responderlos al final de todos~ Saludos y gracias por leer. 

2 comentarios:

  1. Pink me gusto MUCHO este cap... tengo mucha curiosidad por saber como Bill y Matt terminaron...Espero que Bill lo pueda olvidar y le de una oportunidad a Tom...Se me hizo tan cortito el cap ^_^ espero el 10 pronto...Saludos y abrazos de Nico.

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    1. aww gracias por hacerlo saber *-* lo aprecio mucho! los capítulos en sí no son cortos jajja pero sé a qué te refieres. Acabo de subir el 10 solo para ti n_n

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