jueves, 27 de diciembre de 2012

Helado de Fresas - VI

Hola a todos n_n lamento tardar un montón en este fic, pero ya no más espera, disfrútenlo~

Fresas con chocolate
Estaban en los vestidores de varones de su escuela, la clase de natación iba a comenzar, debían darse una ducha fría para entrar a la piscina.

Tom no podía evitar mirar a Bill a cada rato, como siempre él estaba muy aparte de todos, con sus amigos Georg y Gustav. Tom era de tener más amigas mujeres, así que se sentía algo incómodo en medio de tantos compañeros.

—Tom —llamó Andreas, uno con quien hablaba a veces—, creo que el grupo de gays te mira mucho. —Rió burlonamente y Tom se sobresaltó, se avergonzó un poco.

—No los llames así. —Pero no sabía cómo defender en especial a Bill.

—Es que lo son, no hablan con nosotros, mira a Bill, él tiene las uñas pintadas, es gay. —Tom se alejó de él, entrar en ese tipo de conversaciones lo ponían nervioso.

Todos los chicos salieron del vestidor con sus trajes de baño y formaron una fila, le siguió el grupo de chicas algo nerviosas por estar en las mismas condiciones que los chicos, era la primera clase de natación de ese año.

—Hoy, como es el primer día, voy a ver sus capacidades en este deporte, así que como tenemos cuatro carriles de competencia, voy a pedir que formen grupos de cuatro, sin mezclarse chicos con chicas. —todos se miraron buscando sus amistades, Tom fue jalado por Andreas pero Andreas fue jalado por otros tres chicos, soltó a Tom quien quedó solo, y luego caminó por entre los chicos buscando con quien juntarse, avanzó más y no encontró grupo.

—Tomi —escuchó a Bill llamarle disimuladamente desde atrás, él volteó y ahí lo vio. Caminó hacia él y sus dos amigos—. ¿Hacemos grupo? —Tom le sonrió y Bill también lo hizo, aunque al ver la cara de sus amigos se puso serio.

—Bill —le dijo Gustav en un tono de desprecio.

—El profesor dijo grupo de cuatro, jijiji. —Su risa apaciguó los ánimos de Gustav.

El grupo de cuatro chicos se juntó con el resto de grupos, hicieron una nueva fila para entrar a la piscina. Bill y Tom estaban en la última fila y Tom no podía quitar los ojos de la bella espalda de Bill ni de su nuca, ésta era larga y blanca con algunos lunares. Sin darse cuenta llevó una mano hacia su baja espalda, Bill se sobresaltó y volteó.

—Tomi… —jadeó y Tom lo soltó inmediatamente.

—Disculpa —se excusó algo sonrojado y vio las mejillas de Bill también avergonzadas, tragó saliva.

El profesor mandó a sentar a los grupos, pasarían uno por uno a la competencia. Tom estaba que sudaba por sentir su hombro rozar el de Bill, ambos sin polera y sus rodillas sin pantalones sólo un corto short, que incómodo… pero a la vez eran nuevas sensaciones.

—Bill… —Le codeó Gustav y luego le susurró como para que Tom no oyera—. ¿Viste a Cristian? —Tom si pudo oír eso y miró de soslayo a Bill.

—Sí, pero resulta que ya no me gusta —susurró Bill y Tom sintió como una golpiza en su corazón, ¿a Bill le gustaba otro antes?

—¿Me lo regalas? —Tom se sobresaltó, su compañero Gustav era gay, se sintió medio intimidado.

—Oh claro, pero debes consultar a Georg, a él también le gusta él. —¡Por Dios! Andreas tenía razón, ellos eran un grupo de homosexuales. Tom se incomodó un poco pero después mentalizó… él era novio de Bill, él también era gay, estaba en el grupo perfecto, los aislados del salón que él antes había tomado como los chicos más mimados, o los adinerados, pero eran así de aislados porque no eran comprendidos por el grupo en general.

—Bill, ¿puedo hablar contigo? —murmuró Tom. Bill lo miró y asintió.

—Ellos… ehem, tus amigos son… olvídalo. —Se puso nervioso.

—Sí —contestó bajito—, como tú y yo, sólo que ellos no son novios, no saben que tú eres el mío. —Se mordió el labio nervioso y agachó la cabeza.

Tom no dijo nada, se quedó ahí mirando hacia la piscina, que cobarde se sintió. Cercano a él estaba Andreas esperando su turno con su grupo de chicos rudos, entre ellos el tal Cristian que supuestamente antes le gustaba a Bill. Andreas lo miró y le sonrió burlonamente, Tom tragó saliva, luego vio como con sus dedos formaba un gesto que significaba “Gay” Tom frunció el ceño y le volteó la cara. ¿Tan ofensivo era ser uno? Miró a su lado… Bill sonreía hacia la piscina, miraba positivo todo, Tom notaba lo negativo en el ambiente.

El profesor llamó a su grupo y fueron los cuatro, Tom sentía las miradas y los cuchicheos de sus compañeros, nunca antes se había sentido como humillado por el resto. Algunas de sus amigas aún le ponían buena cara, pero para ellas era raro verlo en medio del grupo de los que todos pensaban que eran gays.

Se metieron a la piscina, Tom era un fracaso nadando, una vergüenza pública. En cambio Bill, él ganó en ese grupo, luego le siguieron Gustav y Georg, al último Tom. El profesor anotó sus nombres en una libreta.

—Tom, necesitas practicar más, o… puedes desaprobar mi curso. —Eso lo asustó tremendamente.

La pequeña prueba transcurrió y Bill notó el temor en Tom.

—Puedo enseñarte si quieres, en mi casa el fin de semana.

—Eso sería fantástico, gracias. —Ambos sonrieron y suspiraron casi a la misma vez.

Los días pasaron y otra vez Tom estaba en casa con esa especie de ansiedad que le provocaba tener que ir a la casa de Bill, pero esta vez Simone sospechaba algo extraño.

—No irás —Tom se puso frío, ¿acaso ella podía impedirlo? ¿Realmente podía retener a su hijo de catorce años? Tom tenía un poco de temor enfrentarla, pero buscaría estrategias.

—Mamá, si no voy desaprobaré el curso de natación, el profesor muy claro me lo ha dicho, nado como perro no como gente, debo mejorar y Bill justamente tiene una piscina en su casa, él se ha ofrecido a ayudarme.

—¿Qué tanto con ese niño? Todos los días escucho que hablas de él y es raro que te gusten las fresas Tom, tú las odias. Hoy no irás. —Tom sintió una impotencia grande, sus ojos se aguaron y trataba de hacerle ver a su madre lo importante que era esa salida.

—Debo ir, ¡debo ir! Ya confirmé, no le voy a decir que tú no me dejas, eso es… es demasiado infantil, nadie de mi edad pide permiso, ¡nadie!

—Los padres que no les importa sus hijos los dejan salir de casa como si nada, es una manera de decirles que no los quieren, aquí no es así, allá tus compañeros. —Tom estaba rojo de la rabia, le hizo un gesto de molestia y Simone se molestó un poco—. Ve a tu cuarto, además hoy debes hacer los quehaceres aquí, ¿quién va a limpiar la cocina y el baño? ¿Todo lo tengo que hacer yo? Es sábado, día de limpieza.

Tom subió a su cuarto hecho un manojo de nervios, se había imaginado un día hermoso junto a Bill, los dos solos en la piscina… sonaba tan bien y ahora tenía que quedarse en casa haciendo labores peor que cenicienta, todo el bendito sábado.

Se echó en su cama y sacó su celular… debía decirle a Bill. “Bill, no creo poder ir hoy” puso una carita triste y lo envió. Segundos después una llamada entraba, era él.

—Alo… —Su corazón bombeada con sólo la voz de su chico.

—Tom, qué pasó…

—Es… no podré, mi mamá no me ha dejado permiso… lo siento.

—Descuida, lo dejamos para otro día, ¿te parece? —Tom suspiró, era tan difícil resignarse.

—Quiero ir…

—No te preocupes, nos veremos pronto, te mando un besito sabor a fresa. —Tom suspiró.

—Te mando otro con ese sabor —colgó su celular y luego su vista se enfocó en un cerdito de alcancía que tenía sobre su mueble de libros. Una risita salió de sus labios, ¿cuánto tenía ahí? La cantidad exacta para viajar.

La adrenalina recorría su cuerpo al alistarse lo más rápido que dieron sus brazos y piernas, bajó a la sala con su mochila y caminó de puntillas, escuchó a Simone cantar desde el cuarto de lavado, cantaba feliz. Dejó una nota en el comedor.

“Mami, esto es importante, regreso en la tarde y cumpliré todos los castigos del mundo. Te quiero.”

Viajó la hora que duraba el viaje y al llegar suspiró victorioso, al fin… tocó el timbre y Amelia le abrió.

—Tom, no pensé que vendrías, Bill estaba algo triste, pasa. —Entró a la casa.

—Bueno, casi no vengo, pero aquí estoy.

—Sube, él está en su habitación, sorpréndelo. —Le sonrió y Tom le devolvió esa sonrisa cómplice.

—¿Está su papá? —Ella rió y Tom se rascó la cabeza, estaba nervioso.

—El señor Kaulitz, está en un viaje de negocios, quien está es la señora, pero ella está en su estudio de dibujo pintando. —Tom pensó en aquello, la mamá estaba en casa, quien sabe y sus padres habrían arreglado sus diferencias, entonces Bill se quedaría, quien sabe.

Con más seguridad Tom subió las escaleras y se enrumbó hacia la habitación de Bill, estaba semi abierta y podía verlo recostado boca a bajo en su cama como tomando una pequeña siesta.

—¿Hola? —dijo desde la puerta y vio como el otro se sobresaltó y luego de darle cara salió lo más rápido que pudo de su cama y corrió hacia él abrazándolo emocionado.

—¡Tom! Me tendiste una trampa —Tom rió—. Eres cruel, estaba muriendo de la tristeza.

—También yo, por eso vine, escapé por horas de casa… —Bill lo miró preocupado.

—Tu madre se molestará, de seguro está que te llama al celular.

—Lo apagué. —Rió y luego le dio un pequeño beso en sus labios, Bill suspiró y le dio otro un poco más largo, aún no dejaba de abrazarlo.

Unas voces de niñas les hicieron reaccionar y se separaron. Miraron por el pasillo, había unas cinco niñas en traje de baño saliendo del cuarto de Daniela.

—¡Mierda! —Exclamó Bill—. Nos ganaron la piscina, Daniela no me dijo que traería a sus amiguitas…

—Quizá podemos esperar… o ir con ellas.

—¡No! No sabes como son, mejor… mejor hablemos hoy. —Tomó su mano y lo metió a su habitación, luego cerró la puerta—. Siéntate. —Se sentaron en su cama y Bill lucía nervioso, buscó su Ipod para poner algo de música.

—¿Te gusta mucho la música?

—Me encanta. —Bill se recostó en la cama y no dejaba de ver a Tom sentado tan cerca de él—. Así como me encantas tú. —Vio cómo su novio se sonrojó, y él no pudo evitar acercársele para besarle, lo hizo suave y despacio sobre sus dulces labios, y luego empezó a agitarse tanto como Bill quien le rodeó en cuello atrayéndolo hasta que cayó sobre so cuerpo.

—Espera… —jadeó Tom, pero Bill le comió la boca con otro beso.

Poco a poco Tom terminó sin querer entre sus largas piernas, presionando un poco entre ellas provocando en Bill un gemido que le erizó la piel.

—Lo siento… —se disculpó Tom tratando de no presionarlo—. Estás… estás muy caliente. —Lo dijo en el sentido de que sentía su cuerpo a una temperatura elevada que le hacía sudar, pero Bill entendió que le decía de una forma sexual, y se limitó, se alejó un poco de Tom y éste no lo entendía—. Lo siento —volvía a disculparse.

—Ya… descuida, a veces no sé lo que me pasa —seguía agitado.

—Tampoco lo sé… esto es emocionante. —intentó volverlo a besar pero alguien tocó la puerta. Ambos chicos casi desesperados se levantaron de la cama y arreglaron sus cabellos y ropa, Bill fue y abrió, era Amelia, que alivio.

—No puedes tener la puerta trancada jovencito, tu madre puede querer hablarte y luego se daría cuenta que estás encerrado con un chico —Bill agachó la cabeza, a la única que le permitía que le de un sermón era a ella.

—La dejaré abierta…

—Está bien, vine porque tengo fresas con chocolate abajo, por si les interesa —a Bill se le aguaron los ojos de la emoción. Gritó un “!Sí!” y jaló a Tom hacia la cocina.

Las fresas con chocolate bitter encima al estilo como lo hacía Amelia, eran una delicia total, un bocado de ello podía reemplazar todas las comidas del mundo. Así pensaba Bill, en cambio Tom, asoció las fresas con Bill, así que a él le parecían lindas y apetecibles, aunque comerlas en sí no era una gran delicia.

Llevaron sus platillos hacia el jardín lejos de la piscina en donde gritos de niñas bañándose era una molestia a los oídos. Bill lo llevó más dentro del jardín a un lugar en donde se escuchaba sólo el canto de las aves y el mover de los árboles con el viento. Había una banca y una mesita de madera en donde pusieron sus platillos.

—Amo este plato, Amelia lo prepara en ocasiones especiales, adivinó que hoy era especial. —Le sonrió y Tom también lo hizo.

Luego de aquello, ambos chicos se sentaron muy juntos, Bill se recostó sobre la banca y puso sus piernas sobre los muslos de Tom.

—¿Tienes algún secreto? —preguntó Bill rompiendo el hielo. Tom lo miró serio, ¿a qué se refería?

—¿Un secreto, como qué? —Bill rió y le pasó la risa a Tom.

—No sé… un secreto simplemente, tengo muchos —Tom lo miró curioso, él también tenía sus secretos pero no sabía cómo contarlos.

—Quiero saber tus secretos.

—Pero yo pregunté primero… —Tom le pellizcó una pierna y Bill rió removiéndose en la banca.

—Bueno, lo que nadie sabe de mí es que… no conozco a mi padre, mi mamá me mostró una foto de él una vez, se parecía a mí. —rió nervioso—. Pero hubiese querido escuchar su voz alguna vez, al menos eso…

—¿Y qué pasó con él?

—Murió apenas nací, en un accidente, una bala perdida, mamá dice que agonizó una semana, creo que por eso ella me tiene como un tesoro, soy lo único que le recuerda a él.

—Oh, eso es lindo Tomi, quisiera que mis padres se vean así, pero no… ya salió la orden, o como se llame, del divorcio… —suspiró—. Ellos no se reconciliarán nunca más y al parecer me iré con mamá a… aún no sé a donde, está esperando su traslado de hospital, tengo miedo y salga mañana, entonces no sé si será fácil decirle que quiero quedarme… más por ti que por alguna otra razón. —Tom lo miró comprensivo y acarició su mejilla—. Si voy con mi mamá, a ella le recordaré papá, si me quedo aquí, a mi papá le recordaré a mamá… en otras palabras, seré un estorbo que les recordará sus errores día tras día. —Tom no sabía qué decirle, se limitó a escucharlo nada más, a entenderlo—. Pero debo ir donde vaya Daniela, ella es pequeña, debo protegerla…

—Entenderé si algo tiene que pasar… pero, yo no podré dejarte de amar Bill, pase lo que pase te amaré igual. —Ambos chicos se acercaron casi desesperados y se besaron, se demostraron que ambos se amarían a pesar de todo.

La banca era un poco incómoda, pequeñas astillas se le clavaban en la espalda a Bill, así que Tom tuvo que romper el beso al escucharle quejarse. Bill le sonrió esta vez algo distinto.

—Tengo otro secreto para ti —le dijo con una voz provocativa, Tom lo miró extrañado pasándose el dedo pulgar por sus labios, limpiando sus salivas.

—Quiero saberlo.

—Este es… es de los tipos vergonzosos —rió un poco y se tapó la cara, Tom rió también y le quitó las manos de la cara.

—Bah, tú no sientes vergüenza Bill, ya dime… —Bill se agitaba pero luego lo miró.

—Es un secreto que no se dice hablando… debes darte cuenta. —Ante la atenta mirada de Tom tomó su polera y empezó a alzarla mostrándole su torso desnudo a la luz del día. Tom tragó saliva pestañeando varias veces.

—Bill…

—Shh… no hables, sólo cuando descubras mi secreto. —Se sonrojó aún más mientras posaba ambas manos en el borde de sus jeans oscuros.

Tom pensaba en tantas posibilidades, ¿un tatuaje? ¿Una cicatriz? ¿Una marca? ¿Estaría mutilado? Acaso le mostraría su… No, eso no podría ser posible, tanto atrevimiento de Bill, sería imposible. Pequeñas gotitas de sudor se formaron en su frente y vio a los ojos de Bill, estos estaban aguados y dilatados.

—No sé qué pretendes… —dijo con una voz algo aguda, nervioso totalmente. Los ojos de Bill se posaron en sus manos que desabrochaban sus pantalones—. Espera… —Bill se bajó los pantalones un poco y Tom le veía la piel blanca, su ombligo le resultó atrayente y más abajo los huesos de su cadera resaltaban—. Oh, Bill… —Bill rió y Tom tomó su mano que pretendía bajar un poco más sus pantalones hasta que su ropa interior salió a la luz, el borde de sus calzoncillos blancos—. ¿Piensas desnudarte?

—¿No quieres? —A Tom se le removió el pecho, estaba agitado y trataba de respirar normalmente, pero eso le era imposible.

—Sí… pero, ¡oh Dios!… —Bill se bajó un poco el calzoncillo y Tom abrió los ojos asombrado mirándole fijamente ahí—. E… eres… eres rubio como yo… —Había visto sus vellos púbicos tan rubios. Bill rió nervioso y luego se alzó los pantalones tan rápido como pudo—. ¿Era eso, verdad?

—No, Era que soy mujer. —Rió a carcajadas pero luego lo miró—. Sí, era eso, parece que has visto un fantasma… Somos chicos, Tom. — Tom aún seguía asombrado procesando lo que había visto.

—¿Siempre has sido rubio? —Bill le sonreía, y asintió.

—Antes de entrar a la escuela me pinté el cabello, papá me gritó tanto pero después se acostumbró, si quieres te muestro fotos cuando entremos. Ya cambia esa cara, jajaja —volvía agitarse, fácil para Bill, él no era el que estaba tan duro. Tom lo miró y Bill se mordió el labio provocándolo.

—Ven aquí, —mucha provocación. Le había mostrado mucho y no se había atrevido a tocarlo. Lo jaló de un brazo y con la otra mano tomó su cadera levantándolo y poniéndolo sobre él, Bill se agitó pero se dejó hacer, ahora se apoyaba en sus rodillas a ambos lados de Tom, se sentó en sus muslos y puso sus brazos sobre sus hombros para luego mirarlo de cerca—. Niño rubio… —Bill rió avergonzado.

—No le digas a nadie… es secreto. —Miró fijamente a Tom a sus ojos y luego se alzó un poco y volvió a sentarse más cerca para luego besarlo en los labios. Las manos de Tom dieron en su cintura abrazándolo y pegándolo más a él. Bill jadeó y luego gimió en sus labios al sentirse de esa manera… como hacía semanas atrás, algo íntimo… eso podría ser peligroso. Y aunque Tom le devoraba los labios, esta vez Bill se separó.

—Ahh… lo siento. —Ocultó su rostro en su cuello y ahí se quedó, dejó de moverse como antes, eso sólo incrementaba más la excitación de ambos. Tom lo abrazó aún más fuerte.

Cerca de los arbustos, Helen, la madre de Bill, había escuchado algunos pequeños gemidos de su hijo y decidió ver qué pasaba, se le puso la piel de gallina al verlo sentado sobre las piernas de un chico con rastas, ese debía ser su mejor amigo Tom. Ella se horrorizó pero no dijo nada, fue donde Amelia.

—Amelia, ¿qué clase de amigos tiene Bill? —la señora se puso nerviosa, era muy intuitiva, de seguro los había visto muy juntos.

—Es su mejor amigo.

—Eso no está bien, mi hijo no es… ya sabes, será mejor que… que le digas que se aleje de ese sujeto…

—Pero señora, yo…

—A ti te hace caso, a mí no. —Se quedó pensando ahí en la cocina—. Creo que me lo llevaré, por su bien. —Amelia sintió una especie de dolor, ella lo quería como a su hijo, sabía que para Bill sería algo difícil. —Aún no sale mi traslado, pero no lo dejaré aquí, eso está más que claro. Me llevaré a mis dos hijos…

En el jardín, los chicos se disponían a entrar a la casa, irían al cuarto de video a jugar un poco, mucho tiempo a solas les ponían en peligros que ellos no sabían manejar…

Y muchas veces el peligro real pasaba desapercibido.

No se pierdan el capítulo final~

14 comentarios:

  1. el capitulo fina?...
    enserio?... :O tan pronto? :(
    :S no quiero que termine :(
    bueno... solo espero que Tom y Bill queden juntos al final... xD

    Cuidate! besos!
    Criis.

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    1. hallo,. acabo de subir el capítulo final, si. el fic está dividido en dos partes ;)
      besos <3

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  2. final ya de verdad ... noooo me encanta esta historia que no deseo que tenga final, pero como dicen lo bueno siempre tiene un final, espero el proximo xD

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    1. :*!!sí, todo tiene un final y veremos como termina esta pequeña historia de amor
      besos <3

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  3. final!!! no que aun no acabe.

    aaaaaaaaa como me llego ... separar a los hijos de sus amigos por el divorcio es tan egoista !! si lo sabre yo aaaaaaaaaaa karla noooo que no termine

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    1. hallo, acabará solo la primera parte pues el fic cuenta con dos partes en sí.
      Sí, s triste y ya subí la final, espero que te guste<3

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  4. Capitulo Final…en serio? :C
    no quiero que ya acabe TTwTT esta muy linda esta historia.
    Pero bueno, no queda otra que esperar el final <3'
    espero que tengan un final lindo esos dos

    Cuidate!, que estes bien, besos.

    Atte:Alejandra

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    1. hallo, sí u_u pero contará con una segunda parte ;)
      besos <3 espero sigas leyendo lo que sigue *o*

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  5. Pero Pink, ¿no era que después tú lo seguiste alargando? No se si decidiste no subirlo, pero a mí esa era la parte que más me gustó :L

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    1. hallo <3 sí, la otra parte se llama "Fresas amargas" pero seguiré sibiéndolo como Helado de fresa II
      besos <3

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  6. Noooo, no puede terminar. Y si lo hace, no le des un triste fin... :C <3

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    1. hallo <3 ;o; muy tarde, no sé, pero creo que tuvo un fin realista, ya lo subí
      muah <3

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  7. Ohhh Dios T___________T porque hacen eso al pobree Bill T_____T creo que un dia de estos matare a la escritora xDDD jajajajaa
    Buenoo espero el final (?
    Adios!!

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    1. hallo *o* fbdfbdb ;_; jajaa me matarás...
      veremos qué más pasa >:3 ya subí el último capítulo
      besos <3

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