Niñerías - XXXIII

Hola a todos *-*, 25 de diciembre aún es Navidad~ subí un oneshot por este día y también quise actualizar este fic. Espero les guste. Un abrazo mis queridos lectores.

 

Los días habían pasado entre estudio, trabajo y responsabilidades para Bill y no muchas cosas en Tom.

Su abuela le había propuesto trabajar con ella en sus negocios. Ella tenía una empresa de productos dentales y quería que Tom ocupara una gerencia, pero esas cosas a él no le gustaban para nada. No podía imaginar lo aburrido que sería estar sentado en un escritorio viendo proyectos y atendiendo al personal para mejorar sus producciones, casi no entraba en su mente siquiera vestir un traje y levantarse temprano para ir a trabajar. Su abuela Helen le había propuesto pagarle más de lo que pagaría a cualquier otro gerente de su empresa. Pero Tom estaba lejos de aceptar, según él, arruinaría su vida, lo bueno es que aún tenía algo de dinero para aportar y sobrevivir en casa de Bill.

Bill iba a la escuela con una enorme sonrisa, sin duda sentía que vivía una aventura excitante, todos los días para él era descubrir algo de Tom y en esa convivencia llegó a la conclusión que, efectivamente, se había enamorado. No veía las horas para llegar a casa, verlo, ir al trabajo y luego regresar para refugiarse en su habitación con Tom, que lo desnudara y recorriera su cuerpo con sus labios, que lo hiciera gozar y luego quedarse conversando hasta entrar en sueños.

Era perfecto y Tom tenía razón, hablar de sentimientos solo traía complicaciones y confusiones, mejor y solo pensar en estar juntos.

Nicole se juntaba más con Gustav, el alumno más sobresaliente de la escuela, Bill no vio con buenos ojos eso, ¿lo hacía a propósito? Quería creer que no, extrañaba mucho hablar con ella y sobretodo contarle sus cosas, no era lo mismo hacerlo con Tom, además deseaba poder expresarle justamente eso, decir lo que sentía por otra persona y que le aconsejara, pero eso estaba tan lejos de ser posible que suspiró resignándose a perderla totalmente.

El director entró al aula un poco apenado y eso llamó la atención de los demás estudiantes quienes se sentaron en sus pupitres al verlo.

—Alumnos, tengo que comunicarles algo relacionado a su maestra de Investigación, Gelga, por motivos de fuerza mayor ya no laborará con nosotros… —Todos los estudiantes se miraron entre sí, les parecía raro, esa maestra era una de las mejores aunque usaba métodos antiguos y era muy quisquillosa con los trabajos, precisamente los quería escrito a mano. Algunos estudiantes se alegraron de la noticia pues era decir adiós a los trabajos manuales—. Pero no crean que se quedarán sin maestro, les vengo a presentar uno de los mejores, quizá por lo joven que es crean que no ha tenido preparación alguna, lo cual no es así —hizo una pausa mientras iba a la entrada y lo invitaba a pasar—. Les presento al profesor Jared.

Toda la clase enmudeció al verlo, si algunos pensaban ver a un hombre obeso o con barba o anticuado, estaban equivocados, lo que vieron fue un joven de ojos celestes y agradable sonrisa, aparentaba tener veinte años, sin embargo, ya casi bordeaba los treinta.

Las chicas suspiraron y se sintieron curiosas por él, Bill vio esa reacción tan baja, en su mente no cabía fijarse en un profesor y mucho menos ahora que tenía a Tom.

El nuevo profesor se presentó y comenzó con una clase introductoria. —… la modalidad de los trabajos será mediante correo electrónico. —Hubo evidentes muestras de satisfacción de parte de los alumnos—. Importará mucho su participación y tendremos muchas clases prácticas, la investigación no se puede hacer en el aula, necesitamos salir. Les voy a pasar una lista en donde me pondrán sus correos electrónicos y les daré un horario especial para entrar a un foro en donde distribuiré materiales de lectura…

Siguió hablando, maravillando con sus palabras. Bill solo esperaba que su vieja profesora Gelga estuviera bien con el cambio. Ser un anciano a veces era un problema.

~*~

Tom había ido a visitar a Liam pero a su escuela. A su casa no había regreso desde esa vez que Arthur lo recibió con un golpe. Pero quería ver a su hermanito, así que usando su nombre logró entrar para visitarlo a la hora de receso.

El pequeño no podía ocultar su emoción, corrió hacia su hermano y lo abrazó muy fuerte.

—Qué tal —dijo Tom con una amplia sonrisa.

—Me aburro, sácame de aquí, llévame al parque o donde quieras. —Tom se puso serio.

—Liam, no puedo hacerlo, es más, ni siquiera está bien que esté aquí contigo, solo no lo compliques más. —El pequeño se puso serio y a Tom le llamó la atención que estuviera solo en una esquina del patio sin ningún otro niño cerca—. Oye, ¿por qué no juegas con los demás?

—No quieren. —Tom frunció el ceño, eso no estaba bien.

Fue con Liam del brazo hacia su aula de clase y encontró una maestra joven y bonita, Tom sonrió de lado, pero en ese momento no iría a sacarle una cita, debía ser claro y directo.

—Disculpe señorita, pero creo que usted ha descuidado a mi hermanito.

—¿Cómo entró aquí? La hora de reclamos es a la salida. —Tom se molestó.

—Usted no sabe por lo que pasamos, solo le pido que tenga consideración por mi hermano. —La maestra soltó una risita burlona—. ¡Carajo, pagamos mucho a este colegio!

—Bájele ese tono, si usted conociera a Liam sabría por qué no tiene amigos. Hacemos todo lo que podemos, lo hemos derivado con los especialistas, no venga a exigir que se haga lo que usted quiere, su hermano tiene un problema serio, ya hemos hablado con su madre, pero por lo visto no hace nada.

Tom se quedó preocupado, no quiso seguir discutiendo, menos frente a Liam. Lo sacó del aula y un auxiliar se le acercó pidiéndole que por favor se retirara porque y entrarían a clase los demás niños. Tom se agachó para ver cara a cara a su hermanito y le tomó el rostro.

—Liam…

—No quiero escuchar —dijo agresivo.

—No voy a gritarte, solo quiero que confíes en mí, ¿de acuerdo? Vendré más seguido.

Liam se desesperó cuando tuvo que irse y Tom sintió rabia por todo en ese momento. Sentía que ya no tenía familia, que era como un vagabundo que debía rescatar a su hermano de eso o terminaría como él, siendo un miserable.

Y luego algo hincó en su pecho, una sensación de estar perdiendo su vida y con eso recordó al anciano del cual Bill le había estado hablando cada que Tom preguntaba. Sentía una extraña curiosidad por él y a la vez un rechazo, era una mezcla rara de sentimientos que no desaparecían así no más.

Se subió a su moto y manejó hacia la casona de ese hombre, sabía que quizá ni lo recordaría o no lo recibiría, pero se detuvo en la reja de su jardín ya seco y el sonido de la moto alertó al anciano dentro.

—¡No pedí pizza! ¡No entienden! ¡Pizza es para los indigentes! —comenzó a gritar y murmurar cosas de ese tipo por la ventana.

Tom estaba por irse hasta que el anciano creyó reconocerlo y salió de casa. —¿Eres el hijo de Simone? Has crecido mucho, vaya, eres todo un hombre, ¿tanto tiempo ha pasado? ¿En qué año estamos? —Tom rió ante eso.

—¿Cree que soy Bill?

—Sí, eres ese muchachito que venía. Lo eres, ¿verdad? ¡No quieras engañarme!

—Está bien, lo soy.

—Lo hubieras dicho antes, pasa, pasa. Últimamente la gente me cree un monstruo, no soy un hombre de buscar problemas, pero estoy tan cansado de que todos crean que estoy loco, ¡no lo estoy!

Tom entró a la casa y la vio desordenada otra vez, pero no dijo nada, aún se sentía extraño por estar ahí, sin embargo, no quería irse. Se sentó en el sofá y el anciano mal vestido fue por una caja de puros muy finos que Tom reconoció.

—Supongo que ya eres todo un hombre —dijo con una sonrisa y Tom asintió tomando uno de esos puros—. Y bien, ¿a qué se debe tu visita? —Tom tragó saliva, no quería airarlo sin una respuesta, pero tampoco sabía qué decir.

—Bueno, yo…

—Vienes por la historia, ¿no? —Tom miró extrañado—. Siempre venías y te quedabas escuchando la historia…

—Sí…

El anciano se levantó y fue hacia adentro de su casa, Tom se preocupó un poco, no sabía qué hacer, quizá debía irse, pero cuando estuvo a punto, el señor Hans regresó con un álbum de fotos y se lo pasó. Era uno viejo aunque la pasta del libro estaba adornada con pedrería, se notaba un libro especial. Tom comenzó a hojearlo mientras que el anciano relataba sus vivencias, retrocediendo cada vez más en el tiempo, mezclando hechos, emocionándose, hablando rápido o enmudeciendo cuando no recordaba cosas. Tom extrañamente no se aburría, estaba mirando las fotos hasta que logró ver el bello rostro de la que el anciano tanto amó y comenzó a llorar narrándole ese hecho, Tom se puso un poco frío pues nunca sabía qué hacer con sentimentalismos así.

—Me odia… sé que ella murió odiándome y ¿sabes una cosa? Nunca le dije que la amé, nunca hablé de sentimientos porque… porque… porque creí que no los sentía. Y después de eso nunca más pude amar.

Tom cerró el álbum, estaba abrumado por tanto relato lleno de dolor y sufrimiento. No sabía qué decir o qué hacer en ese momento. El anciano, con manos temblorosas, tomó su álbum y lo acarició sentándose junto a Tom.

—Quisiera verla. —Tom bajó la cabeza, de seguro el viejo vagaba por su mente en el tiempo.

—¿Qué piensa hacer?

—Quiero ir al cementerio, sé dónde está… mandé a traer su cuerpo para que sea enterrado aquí, me costó mucho, tuve que comprar a mucha gente, pero todo lo que me propongo lo consigo. —Sonrió para sí mismo.

Luego de eso, Tom no vio prudente dejarlo ir solo, era tan arriesgado, pero el anciano vio su interés y le mostró su enorme cochera con algunos autos de colección y le ofreció trabajo.

—Me llevas y te pagaré. Mejor que tú manejes porque la última vez casi me meten a un establecimiento mental. —Tom rió ante eso.

Ya dentro del auto, suspiraba nervioso, eso le producía estrés y no sabía cómo poder controlarse.

—¿Te pasa algo? —preguntó el anciano al verlo inseguro.

—Bueno, tuve un accidente hace meses y…

—Bah, no seas maricón, ¿acaso has muerto? Deja esas niñerías y maneja o lo haré yo.

Tom le hizo caso y no supo cómo logró poner a andar ese auto rumbo al cementerio. Se detuvo en un semáforo cuando sintió su celular sonar y contestó, era Bill quien le preguntaba si vendría a almorzar o no, Tom le dijo que no podía y colgó.

Llegaron al enorme cementerio y el viejo comenzó a agitarse, Tom se preocupó y tomó su brazo, pero el señor Hans no se dejó ayudar, Tom rió un poco, él tampoco se dejaría.

Caminaron en silencio hasta llegar a una cripta con ángeles blancos a ambos lados, todo lucía fantasmal y el señor Hans puso rosas blancas arrodillándose ahí, Tom mantuvo su distancia, no quería oír o interrumpir lo que el señor dijera.

—… antes de morir quiero que sepas que fuiste la única a la que amé.

Tom recibió un mensaje en su celular y vio que era Bill, le dio ver. “¿Todo bien?, me preocupas”, sonrió imaginando su carita de preocupado y respondió un escueto, “Sí.”.

Pasaron toda la tarde ahí hasta que Tom lo vio raro, el anciano comenzó a hablar incoherencias y a agitarse, entonces vio indicado regresar a casa a pesar de que el señor Hans no quería y empezó a forcejear y a insultar.

Al llegar a casa Tom se asustó de verlo tan mal, le había dado un ataque de algo y subió a su habitación gritando insultos y luego llorando. Tom vio buena idea irse de una vez y subió las escaleras encontrando algo que no quería.  

~*~

Bill ayudaba a su mamá con algunas cosas como era su costumbre, pero ella estaba muy atenta mirándolo y eso llamó su atención, así que la miró con una sonrisa y le preguntó si pasaba algo, ella se mantuvo seria y solo le dijo que lo había escuchado en la noche cuando quiso ir a su habitación e inmediatamente Bill enrojeció imaginando eso y no supo qué decir.

—Y bien —Simone se cruzó de brazos—. No creí que llegaría este momento tan pronto…

—No pasó nada, lo juro, no pasa nada aún. —Simone arqueó una ceja.

—No nací ayer, Bill.

—Hablo en serio. —Simone miró a sus ojos por alguna duda y Bill se mantuvo firme—. Solo besos, pero no pasa más.

—Quizá pase y aún no estás preparado. A veces uno no lo planea, no lo busca, sin embargo cae en las redes de la pasión. —Simone se le acercó y le puso algo en el bolsillo de sus pantalones. Bill se quedó paralizado al saber qué era—. Siempre es bueno ser precavido, Bill, por favor, no cometas una locura de la cual te puedas arrepentir por el resto de tu vida.

Bill asintió, de todas formas era de escuchar a su mamá aunque quizá ella se precipitaba, pero él no estaba seguro que se negaría si Tom le propusiera algo, así que no podía excusarse más con su mamá.

Bill subió a su habitación para ocultar la cajita de preservativos que Simone le había dado y luego bajó al escuchar la voz de Tom, había llegado y al parecer hablaba muy serio con su mamá.

—… algo ha pasado, yo… yo… lo llevé al hospital.

Tom miró a Bill en las escaleras y éste, al notar la mirada preocupada de Tom, terminó bajando muy rápido y yendo hacia él para tomar su brazo y buscar explicación en su mirada. Tom les contó todo, el señor Hans estaba hospitalizado por una crisis.

Simone solo pudo ir por su teléfono e intentar llamar a los demás de su fraternidad para que le indicaran qué hacer y mientras ella hacía eso y anotaba en una libreta algunas acciones como llamar a la esposa del anciano, Bill solo estaba abrazando a Tom por la cintura, se sentía bien por lo que había hecho y Tom no lo entendía.

—Tom… no lo puedo creer. —El corazón de Bill latía aún más que el de Tom quien estaba muy confundido y tenía el ceño fruncido. Deseaba darse una ducha y dormir.

Pronto Simone recibía llamadas y tuvo que contactar a la esposa del señor Hans y decirle su situación, Tom no estaba de acuerdo con eso, pero al final era lo correcto.

Tom decidió ducharse y mientras lo hacía apoyó sus manos en las frías losetas y se quedó pensando en su vida y en lo que estaba haciendo. No se sentía el Tom de siempre y eso le incomodaba mucho, quería ser capaz de dejar de sentir sensaciones extrañas y solo ser el mismo de antes, el Tom que no se complicaba con nada, que no sintía ese retorcijón en el vientre con la sonrisa de Bill y que cada vez que deseaba tomarlo y empujarlo hacia la cama, una sensación de impotencia le impedía continuar, eran esas nuevas ganas de no querer romperlo.

Salió de la ducha y se vistió en el baño, no quería entrar al cuarto de Bill semi desnudo, pero sí deseaba hacerlo para darle un beso.

Sabía que se quedaría ahí y quizá terminara por besarlo hasta que, entre caricias, ambos pasaran un momento agradable. Tom esta vez no quería eso, esta vez quería evitarlo y dormir en la habitación de huéspedes que le habían dado, y no quería darle explicaciones porque no sabía qué decir o cómo explicarlo.

Bill se había puesto una bata blanca y estaba en su habitación, recostado en la cama muy nervioso, tanto así que sus labios temblaban y sus piernas se movían mucho. Lo había imaginado tantas veces que solo eso lo agitaba.

Tom entró a la habitación bastante serio y vio a Bill sentarse en la cama con solo eso puesto, para luego ponerse en pie en cuanto Tom cerró la puerta de su habitación y deslizar la bata por su cuerpo hasta que llegó al suelo. Todo él temblaba por mostrarse así y quiso hablar para decirle a Tom que lo tomara, pero nada salió de sus labios.

Qué pasará ._. ni yo misma lo sé. no sé si se dieron cuenta que apareció un nuevo personaje? Ya se lo había comentado a alguien (Gumii) espero lo hayas notado xd Saludos a todos, me pondré a escribir esto cuando tenga una idea... creo que ya tengo una o_o