Adultez - 3

Hola a todos *-* luego de varios días al fin tengo este capítulo~ Convivir con alguien no es tan simple como parece, requiere de ciertos sacrificios. Los quiero *-*~

Los dos habían acordado mudarse todo ese día domingo, así que Tom manejó con Bill hacia la casa de éste para luego ir a la suya. Se encontrarían en la tarde en casa de Bill para emprender el viaje en su auto con sus maletas.

Simone estaba emocionada, deseaba ver el departamento, pero Bill le dijo que la llevaría luego, no quería que ella sea testigo de las diferencias entre él y Tom.

Las maletas de Tom eran mucho más grandes que las de Bill, eso le resultó curioso al menor.

—¿Tantas cosas llevas? —preguntó con una sonrisa, ya había dejado el mal humor, quería arreglar las cosas.

—Es más mi ropa que otra cosa.

Tom había tenido problemas al salir de casa, Dunja no creía que se iba así sin más, pero luego lo vio positivo pues su hijo ya tenía veinte años. Tuvo una conmovedora despedida con Liam, el pequeño de todas formas quería que Tom se quedara en casa a vivir por siempre, pero cuando Tom le explicó que era parte de la vida emprender el vuelo, el pequeño entendió, además Tom le prometió visitarle constantemente.

Subieron las cosas en el auto de Bill y emprendieron el viaje.

La comunicación era muy poca y Bill ya se sentía muy nervioso, pero luego pensó que si Tom estaba cerca y aún pensaba mudarse no debía preocuparse por lo demás, de seguro eran impresiones suyas. Suspiró buscando relajarse, debían estar unidos para evitar problemas.

Casi no hablaban más que lo elemental y cuando llegaron al departamento la ardua tarea de arreglar todo comenzó y las típicas discusiones de dos hombres con percepciones diferentes.

—Está bien que hayas venido de una casa pequeña y este departamento sea uno así, pero si lo llenamos de más cosas se verá aún más pequeño, ¿quieres que sea la casa de dos Hobbits? Lo que pones aquí es demasiado —dijo refriéndose a la lista de cosas por comprar como muebles de sala, muebles para libros y muebles para plantas; Bill tenía en mente el departamento de su profesor, era pequeño, no había espacio, pero justamente, de esa forma se sentía acogedor y la idea de Tom de no comprar nada y tener la sala vacía le pareció patética.

—Es el colmo Tom, ¿no quieres nada? Se verá desolado, que mal gusto tienes…

—No dije nada, dije pocas cosas, un solo mueble basta para los libros, ¿para qué plantas? Es tonto eso, ¿quién las va a cuidar? Y el sofá que está acá es suficiente, uno, ¿para qué más? Suficiente con una bonita alfombra y un mueble de libros en donde pueda haber un televisor, las ventanas abiertas sin plantas que hagan bulto… —Bill se adentró en la habitación, no quería ver la salita e imaginarse lo horrenda que estaría sin todo lo que él tenía pensado.

—¿Y qué me dirás de la habitación? ¿Solo una cama y el mueble de ropa?

—Pues claro —dijo entrando a la misma—. ¿Para qué más? —Bill se cruzó de brazos.

—Bien, ya terminamos todo, si no haremos nada más, no veo por qué seguir hablando. —Tom suspiró cansado ante sus molestias y se llevó las manos a la cabeza—. Supongo que el baño quedará así como está, ¿no?

—Es pequeño, no se puede hacer más, igual con todo este departamento…

—Tonterías, Jared vive en uno similar o más pequeño y su casa es de ensueño, llena de cosas y aromas, tiene hasta bonsáis preciosos, peceras, libros y…

—¡No me lo menciones! Si tanto te gusta, ¿por qué no vives con él? —Bill lo miró indignado, nunca antes Tom le había dicho tal cosa, por lo general esperaba que dijera algo como “no lo verás más, eres mío, Bill” o cosas parecidas.

Bill no soportó más y salió de la habitación y luego Tom lo escuchó salir del departamento.

Se recostó en la cama buscando relajarse en vez de ir por Bill y se quedó pensando en todo lo que estaba pasando. «Maldita sea, si así comenzamos dudo mucho pasar de esta noche», pensó con el ceño fruncido. «Déjalo, no vale la pena hacerlo sufrir más, tú no sirves para estas cosas, las relaciones son complicadas, mira por lo que estás pasando», otra vez ese tipo de pensamientos lo acusaban. «Pero siento que lo quiero, no puedo dejarlo», se puso muy serio. «¿No puedes? Vaya, Tom, últimamente no puedes nada, no me sorprende; ¿acaso no te das cuenta que desde que te permitiste sentir algo por Bill te has convertido en alguien diferente? Reacciona, tú no eras así y ahora no puedes dejarlo y no solo eso, no puedes deshacerte de Vicky, antes hubiera sido todo más fácil, las mujeres morían por ti y tú siempre las usabas, no era al revés, todo es por ese niñero, ¡date cuenta! —¡Ah! Mente estúpida. —Se levantó de la cama y se sentó—. No voy a dejarlo.
~*~

Bill se quedó afuera, esperando por Tom, pero al notar que no salió sus labios temblaron y la garganta se le cerró, Tom no iría por él, pero Bill no retrocedería.

Se subió a su auto y manejó lejos, quería ir a la casa de Jared y luego de pensarlo, así lo hizo.

Ya iba a anochecer y el profesor salía de la ducha cuando Bill tocó la puerta, así que fue a abrirla luego de rápidamente ponerse una camisa y unos pantalones de algodón.

—¿Bill? —dijo sorprendido por esos ojos rojos y llorosos. Bill no dijo nada, solo lo abrazo y rompió en llanto—. Otra vez lo mismo…

—No sé qué pasa, no sé… creo que no me quiere y es tan cobarde de no decirme nada, todo es discusión y maltrato; estoy cansado.

El profesor lo hizo pasar, Bill suspiró al ver la casita tan acogedora, casi ningún espacio libre, todo lucía tibio, lleno de vida y un aroma a galletas salía de la pequeña cocina. Se sentó en el suave sofá y tomó uno de los cojines con forma de panda y lo abrazo oliéndolo, no quería irse de ahí.

Jared se sentó a su lado terminando de secar su cabello comenzando a crecer y lo miró esperando todo el relato, extendió una mano y secó una de sus lágrimas, Bill suspiró calmando su llanto y luego lo miró.

—Nos mudamos, pero él tiene malas ideas respecto a la casa, sus gustos son horribles y discutimos todo el tiempo… Así ya no es lindo vivir. —El profesor se rió un poco y Bill lo miró retadoramente.

—Disculpa, es que me sorprende la verdad, no sé cómo él puede ser así contigo.

—Bueno, él no es muy cariñoso, yo lo quiero así, pero todo es recriminación, hasta siento que ya no le gusto, ya ni me desea, se supone que… que… ya sabe, él siempre quería conmigo y yo era el que lo rechazaba… —Jared se puso serio y tuvo que alejarse un poco de Bill pues pensó qué tonto era Tom por rechazar a alguien tan hermoso y necesitado de afecto como Bill.

—¿Y lo has aclarado? ¿Recuerdas que te dije que no había mejor cosa que aclararlo? —Bill lo miró con resignación.

—Cada vez que quiero tocar el tema, él me evita.

—Entonces pasa algo, debes ser cuidadoso y observarlo muy bien; pero ¿quieres que te diga una cosa? No te rebajes más. —Bill lo miró fijamente y solo por un segundo se le pasó por la mente qué sería de él si estuviera en los brazos del profesor, pero se arrepintió de solo imaginarlo y luego se enfocó en el sonido de su celular en el bolsillo de su pantalón jean.

Se dispuso a contestar y el profesor se percató que era Tom quien llamaba por la expresión de angustia que Bill tenía.

—Bill, ¿dónde estás? —preguntó Tom sonando molesto. Bill miró a Jared y el profesor prefirió dejarlo solo, eso no era lo que Bill quería, pero él profesor no se metería en una relación. El pelinegro suspiró antes de responder.

—No te importa.

—Bill… mira que es nuestro primer día.

—Eso te lo debes estar diciendo tú.

—Me cansé de discutir, si quieres el departamento lleno de cosas como un supermercado, lo entenderé y lo llenaré de cosas, pero ya no estés así. —Bill infló sus mejillas en señal de frustración y cerró los ojos.

—Tom, la cosa no es así, es llegar a un acuerdo y si te pasa algo solo dímelo, estas distante…

—Quien salió de casa fuiste tú, escapaste y estoy aquí esperándote para ir a cenar…

—Pero algo te pasa y luego te desquitas conmigo, buscas discutir de todo.

—¿Vas a venir? —Bill se sintió acorralado, la idea de aclarar las cosas se había ido abajo.

—Sí, ya voy —dijo con pesadez.

Luego de eso, se despidió de su profesor y éste le dio un pequeño beso en su mejilla que dejó a Bill confundido, nunca antes un hombre aparte de Tom y su padre, le había besado la mejilla, pero el profesor no se había resistido.

Salió de ahí un poco nervioso y manejó de regreso a su departamento, subió las escaleras y tocó la puerta. Tom le abrió estando serio, lo dejó pasar.

Adentro, Bill no quería verlo, estaba serio, con los brazos cruzados y apoyado en la pared fría de la sala vacía.

Tom estaba a su frente solo mirándolo. Extendió una mano y la posó en su cintura, para luego acercarse un poco más y apoyar su frente en la suya sintiendo a Bill tensarse.

—Lo siento —dijo en un susurro y todo el cuerpo de Bill se estremeció con esas palabras, su corazón comenzó a acelerarse y sus manos a ponerse frías. Pestañeó seguido y llevó ambas de sus manos al cuello de Tom sintiéndolo tenso, como estresado. Lo miró a los ojos y sonrió al ver sus bellos ojos marrones, su cabello rubio suelto y bajando sus manos por sus fuertes brazos, reconoció a su Tom.

—Si algo te está pasando, puedes confiar en mí, Tom, soy tu Bill, vivimos juntos.

—Ya, no digas más, ¿qué sugieres? —Bill sonrió ante esa pregunta—. Si quieres hacer una lista de cosas que a la casa le falta…

—La haremos juntos hasta estar de acuerdo los dos, si uno no está de acuerdo entonces no lo hacemos, pero si los dos lo estamos entonces sí.

—Pero si alguno no está de acuerdo, puede hacer un sacrificio por el otro. —Esa idea le gustó a Bill.

—Eso es genial, si ambos sacrificamos nuestros gustos por el otro, al final habrá algo equitativo.

Tom quiso darse un momento de tranquilidad, de paz con Bill y también consigo mismo, olvidarse del mundo y de que mañana debía trabajar, quería perderse en Bill y recorrer su suave cuerpo otra vez, hundirse en su novio y buscar en él consuelo.

Lo cargó en sus brazos y Bill se sorprendió un poco, más por la energía que Tom tenía, y lo rápido que fue al conducirlo a la habitación. Todo su cuerpo temblaba con solo la idea de lo que Tom le haría ahí y luego comenzó a jadear cuando ya le quitaba la ropa muy rápido.

—Estaba esperando esto por mucho —confesó Bill, ruborizado y alzando las piernas mientras Tom le jalaba los pantalones—. Apaga la luz —pidió cuando Tom tomó el borde de sus calzoncillos y éste le sonrió.

—Con la luz es mejor.

—Tom… —se quejó, pero la queja duró poco al centrar sus ojos en el torso desnudo de Tom y luego ver cómo terminaba de quitarse todo. Tom se había puesto una pequeña venda en la quemadura que tenía, y Bill no le tomó mucha importancia a eso y Tom se sintió aliviado de que solo enfocara su vista en su torso desnudo. Rió ante la mirada de Bill, no había otra cosa más dulce que eso, nunca antes alguien le había mirado así, sin malicia, solo Bill.

—¿Qué decías? —Bill sonrió ante sus palabras y Tom le mostró su erección a lo que Bill no supo cómo reaccionar, quería tocarla así como Tom se tocaba—. ¿Te gusta? —preguntó con una sonrisita, Bill estaba rojo de vergüenza y por estar así, desnudo a punto de hacerlo, en cambio para Tom, era como si muchas veces hubiera estado en una situación parecida y quería jugar.

—Sí —apenas pudo decir y llevó una de sus manos a la mano de Tom que sostenía su miembro.

—¿Dónde lo quieres?

—Tom, qué cerdo estás hoy…

—Vamos, no seas tan tímido.

—Tom… —Bill sonreía en la cama sintiendo a Tom acariciarle el vientre con una mano y se posicionaba entre sus piernas. Se le acercó y lo besó volviéndole a preguntar y Bill se armó de valor para responder—. Dentro de mí… ya, lo dije.

—¿Qué tan dentro? —preguntó jugando con una de sus orejas a la que mordía y lamía y Bill se estremecía más. Abrió sus piernas y esperó a Tom.

—Tanto como puedas… te quiero en mí.

No hubo más palabras luego de eso, Tom simplemente continuó hasta hacerlo suyo sobre esa nueva cama y Bill se aferró tanto a su cuerpo con sus manos y piernas, lo hicieron frente a frente y todo pasó tan rápido que luego de unas cuantas embestidas Tom terminó dentro de Bill quien se corrió casi al mismo tiempo.

Se recostó a su lado y Bill lo abrazó, era como haber vuelto a la vida y sentirse más que enamorado, aunque le había dolido por la falta de lubricante, no se quejó, sentía que así debía ser, como un pequeño sacrificio para los dos estar bien.

—Compraré lubricante, lo juro —dijo un Tom exhausto luego de haberse dado cuenta justamente del dolor, no hubo mucha preparación, quería hacerlo suyo ya y luego de todo se había sentido culpable.

—La pasé bien —justificó Bill y no mentía pues luego del dolor había sentido tal placer que solo quería que Tom siguiera dentro de él moviéndose con esa energía.

—Masoquista —bromeó Tom y Bill le dio un beso en la mejilla.

—Cerdo.

—Así me quieres. —Bill rió, eso era verdad.

—Me gusta estar así, sin pelear, prométeme que será así. —Tom lo miró y no quiso prometer nada pues sabía que estaba haciendo un sacrificio para no discutir y además no le estaba confiando nada.

—Debemos descansar… mañana será un día de mierda para mí, no más discusión.

—Justamente, no quiero discutir, quiero terminar bien esta noche…

—Entonces duerme.

Tom cerró los ojos y buscó dormir, así, desnudo junto a Bill quien se levantó para asearse luego de que Tom se hubiera dormido.

Se bañó y regresó a la cama a abrazar a su novio, así empezaban los días de vivir juntos, no podía quejarse, nada podía ser más perfecto que dormir juntos y sentir que se pertenecían el uno al otro, nada podía ser más perfecto… excepto porque mañana era lunes y Tom regresaría a trabajar en el peor trabajo del mundo.

Y así empiezan su primer día juntos~ veremos si realmente logran sobrevivir el tiempo dificil y si Tom se digna en confiar en Bill. Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas. Gracias por leer *-*