jueves, 7 de marzo de 2013

Minino~ 28

Hallo *-*! les traigo otro capítulo más de este fic, uno de los más impactantes, ya veran por qué. Besos~
—Señor Lucas… —interrumpió Misha con las manos detrás de su espalda, sus orejas decaídas y su cola sin movimiento hacia abajo.

Ella tenía veinte años, era ya toda una señorita. Pero se aburría de estar en la mansión así que buscaba siempre con quién relacionarse. Tenía una amistad casi cercana con Lucas, el científico de ya más de sesenta años el cual conoció a su papá Hans Furst quien ya había muerto y ahora Lucas trabajaba para el heredero Mike Furst, el cual era muy exigente y amante de Misha.

—Misha… no es bueno que andes por aquí, el laboratorio no es para una señorita como tú, aquí hay cosas extrañas…

—Supe que Mike le pidió otro ser como yo —se le acercó asustada—. No lo haga Lucas, no otro más… —Lucas frunció el ceño.

—No debes estar aquí, está prohibido que entres al laboratorio.

—Cuando Jared sea más grande será de Furst, no haga otro más —lo decía por el proyecto Macky, sus ojos habían podido leer aquello escrito en las computadoras del laboratorio.


—Debo hacerlo. No es bueno que escuches conversaciones de otros, Misha… Ahora déjame solo, ve a la mansión, Furst llegará y no te encontrará, entonces se pondrá furioso. —La mujer gato se entristeció, pero le obedeció.

Dio media vuelta y salió de ahí, traería a otro como ella a la vida… Ella quería ser la única. Jared tenía casi dos años y lucía como un niño de seis, le gustaba jugar mucho con los guardias de la mansión, Misha le evitaba un poco pues a Furst le gustaba también jugar con él y le hacía bonitos presentes, ella había quedado a un lado por el momento.

Llegó a su habitación, la cual tenía una pecera enorme cerca de la ventana con unos peces especiales de colores, a ella le gustaba comérselos frescos, era una delicia, por eso Furst le permitió tener el acuario con esos peces exóticos que ella criaba con devoción, eran sus postres preferidos. Pero al entrar se quedó petrificada, asustada, al borde de un infarto al ver el pequeño cuerpo de Jared dentro de la inmensa pecera flotando boca abajo y sin movimiento. Misha corrió hacia el acuario subiéndose sobre la mesa de cemento para luego jalar de una de las piernas al pequeño y sacarlo de ahí.

—¡Jared! ¡Jared! —gritó desesperada golpeándole el pecho. Y luego, por segundos pensó qué sería ser la única gata en la casa, sola para Furst, como una exclusividad.

Pero luego se angustió al sentir que eso era meramente egoísta y cruel. Jared no había pedido venir al mundo, el pequeño no tenía la culpa de que Furst le tomara cariño… Misha comenzó a llorar golpeando el pecho del niño, esperando que reviva.

—Por Dios, abre los ojos mi niño. —Se le acercó y le abrió la boca soplando dentro—. ¡Despierta! —pero el pequeño estaba ya hasta morado…

Había muerto y ella se heló del pánico, comenzó a gruñir desesperada, sabía que podía morir en manos de Furst, él estaba tan ilusionado con Jared y por descuido de ella estaba muerto.

Le alzó en sus brazos y agua salió de la boca del pequeño, corriendo a gran velocidad atravesó todo el pasadizo que conducía al laboratorio, solo confiaba en Lucas, solo en él y en caso de que no pudiera resucitar a Jared, ella se mataría, ya lo estaba tramando, le pediría ese enorme favor. Una muerte rápida.

Llegó a la gruesa puerta blanca la cual abrió de una patada, Lucas, el anciano científico, saltó de su asiento y se puso en pie viendo a Misha llorar con el niño en sus brazos.

—¡Está muerto, señor Lucas! —le gritó temblando del miedo.

—¡Ponlo por aquí! —le indicó una camilla en aquel blanco lugar. Misha así lo hizo—. Pero, ¿qué pasó?

—Cayó en mi acuario… Si se muere te pido que me mates a mí, no soportaré a Mike y sus recriminaciones, él querrá matarme.

—Tranquila Misha. —Lucas examinó el cadáver, tomó su pulso, revisó sus ojos y sí, estaba muerto—. Lo lamento, sí ha muerto, es muy tarde…

—No… —Ella cayó de rodillas con un dolor inexplicable en el pecho, sería su culpa.

Lucas se sentó frente a un computador pensando y se puso a buscar en sus archivos. Hace días había tomado muestras de sangre de Misha y Jared, estaba estudiándolos a escondida de Furst, le fascinaba lo diferentes que ellos eran de los humanos no solo por su aspecto felino sino por sus componentes genéticos. Había descubierto que sus corazones bombeaban más rápido la sangre de lo que lo hacen los humanos y la velocidad de sus movimientos radicaba en ello y además que el calor corporal que emanaban cuando se agitaban era porque su sangre estaba compuesta de muchos electrodos, o sea, poseían electricidad que si salía de su cuerpo podría dañar a un humano, había una energía anormal en ellos.

Misha aún lloraba desesperada y Lucas le pasó un pañuelo para luego tomar el brazo del pequeño fallecido y pinchar su vena con una aguja la cual vertió la sangre a un depósito.

—¿Qué hace? —preguntó Misha—. Experimentará con su cadáver, ¡Señor Lucas!

—Tranquila Misha, quiero probar algo, tengo una teoría…

Llevó la muestra de sangre a un microscopio dándose cuenta de que aquella sangre estaba opaca, pero que no poseía la capacidad de coagularse, eso era extraño, entonces se emocionó al pensar de que sí, la vida de ellos radicaba en su sangre, esa energía sobrenatural estaba ahí en ese líquido. Sonrió y rió emocionado. Misha se le acercó muy rápido arañando su brazo de la pura impotencia e indignación.

—No se burle, no se ría de la muerte de mi hijo. —Jared era casi como su hijo pues era un niño, creció con ella, apenas tenía dos años y aparentaba seis.

—No me burlo Misha —se tocó el brazo ensangrentado—. No debiste herirme, te desangraré ahora yo, ven. —La jaló de su brazo y la sentó al lado de la camilla en donde reposaba el pequeño—. Le haremos un trasplante, si no funciona, mi teoría es mierda, pero si funciona tu hijo vivirá… —Misha le miró extrañada, pero al ver una esperanza se dejó.

—Haga todo lo que tiene pensando.

—Dame tu brazo.

Y así fue. El científico le quitó casi una cuarta parte de su sangre y desangró en su totalidad al niño. Era beneficioso que su sangre no se coagulara, no fue difícil hacerlo.

Casi una hora después, Misha se apoyaba en la camilla, sus labios estaban pálidos y Lucas le quitó la aguja.

—Es suficiente… —Misha vio como el otro intentaba reanimar al pequeño, con unos aparatados especiales le electrocutó, el cuerpecito de Jared se sacudió y abrió los ojos.

—¡Oh, por Dios! —gritó ella.

—¡Está vivo! —exclamó Lucas. Jared comenzó a llorar y a hablar en otro idioma, uno muy extraño. Se encogió y golpeó al señor Lucas, estaba asustado—. ¿Qué dices? No te entiendo…

—¡Baste, Baste! —gritaba y luego Misha con todas sus fuerzas, fue con él para calmarlo.

—Tranquilo, soy yo… Soy Misha, tu mami, tranquilo… —pero el pequeño aún no la reconocía—. ¿No sabes quien soy? —negó con la cabeza bastante asustado—. ¿Qué pasó?

—Estuve con Baste y… mis hermanos —le dijo comenzando a calmarse.

—¿Quién es Baste? —preguntó Lucas.

—Es… Nuestra Madre…

—¿Fuiste a un lugar mientras estabas muerto? —El científico quería saberlo todo. Jared asintió comenzando a entrar en razón, mirando a su alrededor.

—No sabía que morí, yo… —comenzaba a recordarlo todo—. Quería comer pescado —miró a Misha bajando las orejas—. Lo siento… —se abrazó a ella comenzando a llorar.

Muchas emociones casi le hicieron desvanecerse ahí mismo, Lucas recomendó a los dos guardar reposo y les prepararía una dieta especial para aumentar su flujo sanguíneo.

Nada de actividad sexual para la mujer gato y en la noche ella le suplico a Furst dormir junto a su hijo, le dijo que estaba indispuesta y deseaba una semana de tranquilidad, Furst se molestó un poco, pero estaba ocupado en otros negocios y en el futuro gato que tendría, así que se lo permitió.

Misha se recostó en la pequeña cama de Jared y le abrazó.

—Luces media fea —se burló el niño y es que sí, estaba pálida y ojerosa.

—Gatito malo, tienes casi la mitad de mi sangre en tu cuerpo no puedes quejarte… Ahora duerme y quiero que me muestres dónde estuviste. —El pequeño le sonrió.

Ellos ya se conectaban en sueños, había un mundo ahí adentro. Y así fue como Jared se obsesionó con Egipto y sus antepasados, metió todo aquello a su mundo interior y se lo mostró a Misha. Los dos supieron de sus orígenes por esa muerte casual de Jared. Guardarían ese secreto por siempre y Lucas se lo llevó a la tumba cuando fue asesinado por el mismo Furst cuando decidió dejar libre al proyecto Macky.
 

***

Misha tenía una obsesión por proteger a Jared y algo le decía que debía proteger también a Bill.

Jared quería ser libre de una buena vez y quería que Furst no tocara a Bill.

Tom estaba asustado mirándolos con cierta cautela, esperaba que ellos dos lo ayudasen de alguna manera.

Y el pequeño Casimir aún maullaba como desquiciado, erizado y al borde de un ataque de algo.

—¡Shh! —chistó Misha y el gatito se calló en una, refugiándose en los brazos de Tom—. Nunca le hice algo a ese gato y siempre reacciona así conmigo.

—Son tus hormonas —le dijo Jared.

Ambos bajaron las escaleras acercándose a Tom quien retrocedió algo asustado.

—Vine por Bill, sé que está aquí… —Ellos tenían mucha curiosidad por saber cómo él sabía eso, pero no lo atormentarían con preguntas, aún no sabía por qué Tom había llevado al gato consigo. Que loco, pensaron.

—Si entras, será peligroso… —le dijo Misha.

—No me importa —ella rió un poco.

—No, sí importa tontito, haremos algo… humm… —le miró a Jared—. Quizá no deba entrar, quizá debemos sacar a Bill, será lo mejor.

—Por favor… él es mío —dijo Tom ya bastante nervioso—. Quiero ayudar… quiero sacarlo de aquí.
 
***

Bill abrió los ojos un poco, su cuerpo era cargado por los brazos fuertes y largos de Furst, se lo llevaba a la habitación pues estaba sedado, se le había pasado la dosis. Abrió la puerta de la cómoda y amplia habitación y lo recostó sobre la cama. Le observaba, era tan perfecto ante sus ojos, era lo que estaba deseando, uno nuevo, otro más para él. Acarició con su pulgar sus rojos labios y el pequeño abrió los ojos.

—Déjeme… —se quejó un poco, pero luego sonrió embobado pues podía sentir como corrientes eléctricas recorrerle el cuerpo, comenzaba a agitarse y abrió la boca, eso le fascinó al otro.

—Pequeño Macky… Pronto te haré mío y verás lo que se siente arder en mis brazos, no te arrepentirás e igual que los otros dos me pedirás por más, y te daré más. —Se le acercó un poco y le besó en los labios, Bill frunció el ceño y giró su rostro, Furst se separó y decidió dejarlo.

Se paró al lado de la cama y sacó su teléfono, él tenía una junta cerca de Teltow, tenía muchos negocios, estaba pensando regresar con toda su gente a la mansión que tenía en las afueras de Hamburgo, allá, lejos de la sociedad en donde podía sentirse más confiado de que sus criaturas permanecieran en la casa y no estén saliendo a la ciudad siendo tentados por la vida simple de las demás personas.

Llamó a su mano derecha, su mayordomo el cual estaba al tanto de sus negocios y siempre cuidaba de Misha y Jared aunque estos no simpatizaban con ninguno de ahí, todos eran unos interesados en el dinero de su amo, ninguno lo quería como ellos sentían quererle… Así que evitaban congeniar con los guardias u otras personas como Peter, el mayordomo.

—Voy a salir dentro de poco, prepárame un auto; ah, y busca a Misha y Jared, no los quiero fuera de la casa, llévatelos al cuarto de arte y tenlos ahí, no dejes que fastidien a Macky, no quiero que nadie entre a su habitación, es una orden estricta.

—Sí, señor Furst, a sus órdenes. —Colgó el teléfono y salió de la habitación dejando a Bill algo adormecido sobre la cama.

En el pasillo, Peter sacaba su rastreador y localizaba a los gatos fuera de la pen house, frunció el ceño, dialogar con ellos era algo complicado, ellos se rebelaban cada vez más. Pasó la puerta principal bajando un poco las escaleras. Ellos le escucharon e indicaron a Tom ocultarse, que se fuera más abajo y así lo hizo, aunque Casimir maullaba a cada momento.

—Lo siento, la diversión se acabó, deben entrar ahora —ordenó el hombre castaño con gruesa voz—. Órdenes del jefe.

—No estamos fuera del edificio, no hacemos nada malo —desafió Jared, pero Peter le miró serio.

—No quiero problemas, entren ahora.

Lamentablemente tuvieron que entrar, pensaban en salir luego. Sabían que Tom no se movería de ahí. Y así era, Tom se sentó en las escaleras y Furst salió con otras personas entrando directamente al ascensor bajando por ahí sin percatarse de Tom.

—Tú distraerás a Peter —habló Jared entre dientes a un muy bajo volumen inaudible para los humanos. Eran conducidos por Peter rumbo al cuarto de arte.

Habían hablado con Tom de que sacarían a Bill y luego permitirían que se fueran. Pero ahora debían ser muy cuidadosos, los guardias y Peter tenían armas y podían matarlo si le descubrían. Sería muy arriesgarlo.

—A la sala de arte —Peter parecía estar algo molesto, Misha se le acercó juguetona, pero él la empujó para que terminara de entrar en la sala, ahí pintaban y podían hacer muchas cosas similares, pero ya les aburría, sin Furst en la casa ellos se sentían como mascotas abandonadas.

Afuera Tom estaba temblando de nerviosismo, había podido calmar a Casimir y los minutos comenzaban a pasar, los hombres gatos no volvieron a salir, no sabía si Bill estaba bien, capaz y corría gran peligro… Comenzó a angustiarse, entonces se le ocurrió una arriesgada salida, entraría de alguna manera.

Puso a Casimir en la bolsa de tela con el que lo había traído y subió las escaleras, por la puerta principal entraría. Tocó el timbre que ahí había y el guardia se sobresaltó, casi nadie les visitaba, él solo cuidaba de que no saliera nadie, pero de que entraran, era extraño, pero abrió la puerta con cautela viendo a un joven con una bolsa de tela que se movía.

—¿Qué hace aquí? —preguntó molesto.

—Traigo un presente para Misha —el guardia le miró sorprendido, cómo aquel joven sabía el nombre de la mujer gato, ¿qué pasaba?

—¿Cómo dice? ¿Qué presente? —Tom se impacientó y suspiró.

—Sí, es un gato, ella lo pidió por teléfono, me dijo que se lo entregara personalmente y debe firmar… algo —tragó saliva pues no tenía ese “algo”.

—Un momento —sacó un teléfono. Tom sabía que debía hablar fuerte, sabía que los hombres gatos escuchaban mucho aún estando lejos, tenía la esperanza de que Bill le escuchara y saliera de algún lado y así vieran la forma de salir de ahí, rogaba para que la suerte le acompañe. El guardia llamó a Misha quien se quedó extrañada y luego que le dijera que se trataba de un gato negro, ella supo que a Tom se le había ocurrido semejante cosa—. En un momento ella viene —anunció el guardia mirando ya con sospecha a Tom, él debía reportar aquello.

—Oh, mi gato —habló ella acercándose por el pasillo—. Al fin me lo entregas —el guardia observaba la escena algo confundido puesto que ella se mostraba luciendo su cola y orejas ante una persona común, eso estaba prohibido.

—Sí señorita, como usted me lo pidió —dijo Tom y ahora ella comenzó a ponerse nerviosa, trataba de disimular la mentira.

Tom quería que lo dejara pasar y así desde adentro, rescatar a su minino, pero Misha sabía que eso sería casi imposible, aunque sabía también que Furst no estaba y podía intentar engañar a los guardias, ya el portero lucía muy confundido.

—Déjalo pasar —le ordenó para que se quitara del pasillo y Tom entrase a donde ella.

—Señorita… —le advirtió.

—¡Shh! Mandé a traer este gato, y el hombre me enseñará a criarlo. —No sabía si eso sonaba coherente, pero luego de que el guardia analizara un poco eso le dejó pasar.

Tom caminó por aquel pasillo alfombrado junto a Misha, la miraba de reojo con el gato en sus brazos el cual maulló algo nervioso.

—No sé como fuiste capaz de hacer semejante cosa, Tom arriesgas mi vida y ahora no sé cómo saldrás de aquí —caminaban apurados, ella tenía buen oído, escuchaba donde estaban los otros guardias, pero pasó desapercibido el botón rojo que indicaba sospecha que fue apretado por el portero dándole un aviso a Peter el cual se comunicó por mensaje escrito y en clave ya que sabían de las habilidades de los hombres gatos de escuchar todo.

—Solo quiero sacarlo de aquí —Misha le miró con algo de pena… Veía todo lo que él era capaz de hacer por ese niño, porque Tom le amaba, algo que quizá ella no entendía bien.

—Espera —le detuvo en un pasadizo—. Allá está Bill. —Le señaló otro pasadizo el cual estaba custodiado por dos guardias que estaban sentados junto a una mesa riéndose y jugando cartas—. Pero no podrás ir… Creo que ni yo podré, espera —se paralizó al escuchar movimiento, alguien se les acercaba por la parte de atrás del pasadizo—. Es Peter, por Dios —miró a Tom angustiada—. Debemos retroceder, debemos salir, no debemos estar aquí, Tom —habló rápido tomándole del brazo y caminando con él rumbo a la salida.

—¡Alto! —habló Peter, Misha giró y puso detrás a Tom.

—No pasa nada, él me trajo un gato, pedí una mascota, eso es todo. —Peter se le acercó con una seria sospecha en su interior.

Él era la mano derecha de Furst, él sabía todo sus planes y él sabía de Tom e incluso de su aspecto pues era uno de los encargados de seguirle.

—Espera, Peter —Misha alzó las manos al verle sacar un arma—. Qué mierda pretendes, matarme aquí, ¡estás loco! —Tom comenzó a temblar, se sentía descubierto y algo le decía que no creían a Misha, miró a todos lados, estaba perdido.

—Quítate del frente —amenazó Peter apuntando con el arma y alertó a los otros guardias.

Bill despertó al escuchar voces afuera, ¿qué pasaba? Misha gritaba y discutía y los demás hombres discutían con ella. Y luego de sentarse en la cama su corazón dio todo un brinco al escuchar una voz, una conocida e incluso un maullido conocido.

—¡Tom! —gritó él y bajó de la cama a tropezones, corrió hacia la puerta y la abrió. Al final de aquel pasillo estaba un hombre castaño vestido de traje que apuntaba con su arma a Misha y detrás de ella estaba él, su amor—. Tom —habló con la voz llena de emoción.

Apenas en segundos, cruzaron miradas, Tom le miró y abrió la boca para gritarle algo, pero luego el sonar de un fuerte disparo le encegueció.

Bill no podía creer lo que sus ojos veían y todo pasó como en cámara lenta, Tom soltó la bolsa que contenía a Casimir y cayó de espaldas por el impacto del disparo. Bill abrió la boca y corrió lo más rápido que pudo, casi flotando por el aire, lanzándose como un guepardo, llegó a su lado y abrazó a Tom en el suelo.

—¡No, no, no! —lloraba angustiado, Tom cerró los ojos incapaz de otra cosa, le habían disparado en el pecho.

Misha miró con odio a Peter y los guardias tuvieron que sostenerla o se le iría encima. Jared fue a ver qué pasaba encontrando semejante escena, el plan no había funcionado y ahora Tom estaba muerto, qué sería del pequeño Bill, sintió una tristeza enorme.

Bill tomaba las manos de Tom, estas se ponían frías poco a poco.

—Dijiste que no me dejarías Tom, no me dejes, no… —lloraba desesperado y se apoyó en su pecho buscando que Tom le abrazara, pero eso ya no pasaría…


Tom murió ante los ojos de Bill u_u ¿y ahora? Cómo podrá el Minino~ salir de esa casi prisión...

7 comentarios:

  1. NOOOOOOO, Tom se murió y ahora que va a pasar con Bill ¿?
    creo que hasta aquí había llegado en THF cuando lo leía ahí

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    1. falta un poco mas para llegar

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    2. Hallo <3 efectivamente, falta un poquito nada más para llegar a donde me quedé dfbdfbdf veremos qué más pasa
      besos <3

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  2. Mierda TnT murio Tom? No:c y que pasara con Bill?

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  3. Tomyy nooo!! Enserio murio? TT.TT que pasara con Bill ahora..?? Espero el otro

    Bye, bye :3

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    1. hallo, sí u_u murió, está en las advertencias...
      pobre Bill, no sé qué puede pasar...
      muah <3 pronto subiré otro

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