lunes, 18 de marzo de 2013

Fresas amargas - XI

Hola otra vez *-* Este capítulo se llama "Volver a los orígenes", espero les guste, estos son ya los últimos capítulos. Besos~
Se había dejado besar y la forma en como Bill le besaba le consternó por un momento, así que poniendo sus manos en el pecho del rubio logró separarse, jadeando y evitando su mirada.

—Tom… no te resistas…

—Maldición, Bill, no sabes el problema en el que me metes —habló sin mirarle a los ojos y se liberó de su agarre, para luego irse caminando nervioso por el camino pedregoso del parque.

—¿A dónde vas?

—A casa…

Dio media vuelta y comenzó a caminar muy rápido. Bill quiso seguirle, tenía todas las ganas se hacerlo, tomarlo del brazo y jalarlo para algún lado, golpearle o empotrarle contra una pared y que le se atreva a decirle de frente que no lo amaba. Pero no lo hizo, se quedó parado cerca al frondoso árbol mientras Tom casi corría, escapando de él.

Tom, por su parte, se moría de vergüenza. Haber salido así sin más, y es que él sabía de débil que podía ser en especial con Bill, era una desventaja aquello, así lo sentía. Por ello, aceleró el paso hasta sentirse “a salvo”. Respiró hondo buscando con la mirada algún taxi.


Bill se quedó con una sensación extraña en el cuerpo, se quedó insatisfecho y se sintió rechazado. Dio media vuelta y se desesperó por buscar la salida de ese enorme parque. Caminó algo confundido y airado, se cruzó de brazos… La idea de regresar donde Ian no le tentaba. Él deseaba que las cosas volvieran a ser las de antes, como hacía ya nueve años, en donde no había complicaciones, en donde solo pensaba en amar a Tom y ser suyo, aquellos tiempos de su pequeña relación. Suspiró mientras su mente se evocaba en esos años…


—Tomi… —decía con voz aniñada, estaban los dos recostados en el sofá pequeño de la sala de Tom, era un fin de semana, Bill había ido a visitarlo con la excusa de estudiar. Simone, la madre de Tom, había salido de compras, y se habían quedado solos los dos, así que Tom se había lanzado sobre él como jugando, pero en ambos estaba claro que buscaba su contacto, sentir sus suaves y tímidos besos, abrazarse y todas esas caricias especiales que habían empezado a descubrir poco a poco.

—¿Estás bien? —preguntó Tom, pues estaba sobre Bill, lo tenía entre sus brazos y el otro no dejaba de reír nerviosamente. Bill asintió poniéndose serio, alzó una mano para acariciar su rostro.

—¿Qué pasaría si mañana me voy para siempre? —Tom entristeció.

—Aún no sale el traslado de tu mamá, ¿verdad? —preguntó preocupado.

—No —Tom suspiró aliviado y tomó la mano que acariciaba su mejilla, la besó seguido y Bill rió ante ello.

—No me separarán de ti, estaremos juntos para siempre. —Bill se agitó y abrió un poco las piernas, sonrojándose luego por la extraña cercanía, Tom estaba entre sus piernas y se alzó un poco por respeto, Bill volvió a cerrar sus piernas algo abochornado—. Lo siento —se disculpó Tom por cortesía. Un pequeño silencio reinó y Bill le observaba detenidamente— ¿Qué piensas?

—Oh… no lo sé; digo, sí sé, es que… tengo temor, los primeros amores no duran para siempre —dijo bajito y con desilusión en su tono, Tom suspiró y acarició su rostro, aún sobre él, recargaba su peso en uno de sus brazos, amaba estar así de cerca de punto de rozar sus labios y sintiendo el vientre de su Bill contraerse cuando estaba nervioso pegado al suyo.

—Seremos la excepción… Y cuando seamos viejos les contaremos al resto que hemos estado juntos desde que teníamos catorce. —Tom sonrió al decir aquello y Bill contrajo su vientre de emoción, suspirando luego.

—¿Tendremos hijos? —le rodeó el cuello con ambos brazos y Tom sonrió emocionado, Bill le quitó la goma que contenía sus rastas en una coleta dejándolas caer, parecía un león así, a Bill le encantaba.

—¿Quieres tener hijos? —preguntó Tom alzando una ceja— ¿Cómo te los haré? —rió algo nervioso. Bill se ruborizó de solo imaginarse con un vientre abultado, ni que fuese una mujer. Le dio una palmada en el hombro a Tom.

—¿Te gustaría hacerme hijos? —se atrevió a bromear, ahora era Tom el que tenía un rubor y Bill se mordió el labio.

—Me gustaría hacerte muchas cosas —otra vez esa seriedad y esas miradas de deseo, Bill se ensalivó los labios esperando que Tom le besara.

—Hazme cosas… —pidió sintiendo como Tom comenzaba a temblar sobre su cuerpo y se alejó un poco de Bill pues no quería que sintiera su erección comenzando a crecer de solo imaginarse qué sería tocarle más allá…

—¿Te… te dejarías? —preguntó con aguda voz y luego tosió comenzando a sudar. De repente la temperatura había subido en el ambiente.

—Pues sí… ¿Tú? —preguntó Bill probando.

—¿Yo qué?

—Dejarte hacer cosas —Bill rió ante su propia pregunta.

—Yo no… —se inclinó sobre Bill y le dio un beso, uno suave como acostumbraban. Ambos con los ojos cerrados, ladeando un poco la cabeza, suspirando al mismo tiempo— Algún día te haré el amor —le susurró en sus labios y Bill lo atrajo más hacia su cuerpo, Tom se resistía un poco.

—También estoy… ya sabes —alzó su pelvis demostrándole a qué se refería y Tom se dejó caer sobre él mostrándole así que se había empalmado—. Y también quiero que algún día lo hagamos. —Pasaba sus manos por la espalda de Tom, le acariciaba. Muchas imágenes comenzaron a venir a su mente, cómo sería aquello, él era virgen y sabía que Tom también. La curiosidad estaba en ambos, pero no podían hablar de ello por las emociones que les invadían en ese momento.

Tom se irguió un poco y Bill se removió en el sofá, se puso de costado y luego, ante la atenta mirada de Tom, le dio la espalda pegando su vientre en el sofá—. Bill, ¿qué haces? —preguntó con la voz ronca de excitación, Bill se apoyó en sus codos y le miró por encima de su hombro, no sabía si decirlo o no, pero había un fuego en él y sabía que Tom le deseaba.

—Así… —alzó su trasero rozando la entrepierna de Tom, haciéndole gemir sin poder evitarlo—. Quiero hacerlo así —dijo con el corazón latiéndole tanto, ruborizado, sabía que eso había sido muy atrevido, jamás pensó que lo haría. Pero estaba tan emocionado, era conciente que había puesto a Tom en un gran aprieto y eso le encantaba—. Ahh —gimió en cuanto Tom se inclinó sobre él tomando su trasero casi por primera vez, comenzando a moverse simulando embestidas.

—Sí… —le dijo al oído. Bill se apoyó en sus rodillas y ante eso ambos gimieron, Tom le abrazó por la cintura y Bill no podía creer lo grande que sentía la entrepierna de Tom frotándose en su trasero, se mordió el labio evitando gemir, y Tom embistió fuerte por encima de sus ropas. Aquello no iba a durar mucho, era demasiado, ambos temblaron al mismo tiempo, se habían corrido y cayeron al sofá jadeando, Bill se dio la vuelta perezosamente y luego se sentó.

—Uff… Tom —suspiraba hondo y ahora se sentía húmedo—, préstame tu baño —Tom se acomodaba las rastas revueltas y lo dejó ir.

Bill caminó con el cuerpo que le temblaba y luego de asearse salió del baño buscándole. No le halló en el sofá, así que caminó por su sala, la cual era pequeña; y la puerta principal se abrió, se quedó quieto algo asustado, era Simone quien traía en manos unas bolsas de compras, se le acercó para ayudarle.

—Hola, Bill, gracias —le pasó las bolsas— ¿Y Tom? —Bill titubeó un poco.

—Ehem… arriba, creo que subió un momento.

—Ya veo —le acompañó hacia la cocina y luego de poner las bolsas sobre la alacena Simone le acarició la cabeza—. Te pareces tanto a él, ustedes podrían ser hermanos —le sonrió y Bill suspiró—. Desde que se junta contigo sus notas han subido, ah, y mira —buscó en la cocina un libro blanco con rojo, lo tomó y se lo pasó—. Ha creado esto.

—Wow… —tomó aquel cuaderno.

—Es un recetario de postres de fresas, todo lo que se puede preparar con ello —Simone rió—. Imaginar que antes no le gustaba, acabo de comprar muchas fresas pues creo que tiene en mente preparar algo —Simone le dio la espalda para sacar las cosas de las bolsas que había traído y Bill se quedó viendo aquel recetario hecho a mano… con las manos de su Tom, su letra y recortes de figuras de fresas, era tan infantil y hasta femenino, sonrió fascinado, Tom no le había dicho eso antes. Alzó su polera y se metió el recetario debajo de ésta, nunca antes en su vida había robado algo así descaradamente, pero eso era un tesoro, cómo dejarlo, cómo esperar a que Tom se lo contara.

Escuchó a Tom bajar las escaleras, y salió de la cocina. Tom se había cambiando de ropa pues había sudado mucho. Se le acercó con cautela ya que escuchó a su mamá en la cocina.

—Debo irme… —anunció Bill y Tom entendió, además ya no había privacidad, Simone solía vigilarlos a cada momento. Tom asintió y tomó su brazo, quería tomarle de la cintura pero Bill no se dejó.

—Te veo en el colegio —le dijo Tom y Bill asintió—. Gracias por venir, Bill… —le dijo con una sonrisa y los ojos brillosos.

—No agradezcas, es un placer, si pudiera me quedaría a vivir contigo —Tom intentó tomarle de la cintura pero Bill le tomó las manos, el recetario estaba en su vientre sujetado por sus pantalones, quería llegar a casa para ojearlo a su antojo.

—Algún día viviremos juntos —alzó sus manos y se las besó—, es otra promesa y… haremos mucho de… —prefirió callar y Bill se ruborizó, entendió lo que quiso decirle.

—Claro que sí, jiji —rió nervioso.

—¡Tom! —gritó Simone desde la cocina, ambos suspiraron, era hora de despedirse, Bill tomaría un taxi hacia su casa.

Tom se le acercó aún más y besó sus labios, fue algo intenso y es que no lo vería sino al día siguiente, eso era mucho tiempo. Luego de meter su lengua en la boca de Bill y este gemir, decidió romper con el beso. Bill le besó la mejilla antes de darse la vuelta y permitir que Tom le abriese la puerta de su casa.

—Hasta mañana mi amor —le susurró Tom y Bill sonrió.

—Hasta mañana mi Tom.

Ya en casa, Bill se encerró en su habitación con aquel recetario en sus manos, lo llenó de besos, y leyó: “Primera receta: Helado de Fresa: porción para dos personas…”

Y así se la pasó toda esa noche…
 
***

Caminaba el rubio por las calles de los barrios de su niñez, Leipzig era una ciudad pequeña llena de barrios con muchos departamentos y parques por todos lados. Él vivía en una de las zonas residenciales de gente adinerada y Ian tenía una casa cerca de lo que antes fue su casa. Tom antes vivía en casa de Simone que quedaba casi al otro extremo, pequeñas casas de gente de clase media a baja. De repente una nostalgia le azotó de la nada… ¿Qué sería de esa casita en donde había pasado muchas cosas? Las pequeñas citas, a la salida del colegio, cuando pasó la noche y fue su primera vez… ¿Simone seguiría ahí? Bill se sintió curioso por ello. Así que tomó un taxi pues ya sus piernas dolían por las botas que tenía, él era de poco caminar.

Se enrumbó hacia la casa de Simone, quería ver aquella casa nada más, ver si sus paredes aún eran color melón y si aún aquel pequeño jardín en la entrada tenía rosas de colores, si aún estaban esas pequeñas macetas de plantas arriba en la ventana del cuarto de Tom. Moría de curiosidad…

Al llegar se sintió nervioso. Parado frente a la puerta de madera, aún estaba el pequeño jardín en la entrada, pero ya no tenía rosas, aún la casa era melón, pero arriba ya no había maceteros con plantas, había una cortina cerrada. La casita se veía aún más pequeña y es que él había crecido mucho, era alto como su papá… ¿Seguiría el pequeño sofá en donde solían besarse? La curiosidad le presionada a tocar aquella puerta. Pero desistió, ¿qué argumentos le daría a Simone?

Retrocedió un poco, pero antes de que desista en tocar, la puerta se abrió y una mujer salió vestida de manera simple, era ella, Simone. Aún se mantenía joven y con ese cabello castaño corto, los ojos color avellana como su hijo. Se percató del alto joven parado cerca de la acera y ladeó la cabeza tratando de reconocerlo.

—Buenas tardes señora —saludó con una sonrisa.

—Buenas tardes… este… ¿te conozco? —Bill bajó la cabeza algo apenado y rió bajito.

—Han pasado los años, soy Bill Kaulitz, amigo de Tom —Simone se llevó una mano al pecho y abrió la boca sorprendida.

—¡Bill! Hola hijo, has cambiado mucho, tenías el cabello negro y eras un niño de este tamaño —señalo una altura que le llegaba al hombro a ella, ahora le pasaba por una cabeza— ¿Qué te trae por aquí? Tom ya no vive conmigo… —Ella comenzó a preocuparse pues ahora sabía que Tom había tenido una relación con este jovencito al cual le costó superar.

—Lo sé… yo… —comenzó a ponerse nervioso.

—Él, mi hijo, Tom tiene una pareja —sintió que tenía que decirlo. Bill esquivó su mirada.

—Lo sé —dijo nervioso, Simone sintió algo y es que Bill se parecía mucho a su hijo, así que se le acercó un poco y palmeó su espalda.

—¿Deseas pasar? Tengo un postre de fresa en la refrigeradora —le codeó y Bill sonrió un poco. Él quería pasar no precisamente por el postre, era por sentirse dentro de aquella casa otra vez, después de nueve años, era recordar muchas cosas.

—Como resistirse a un postre de fresa —contestó con una sonrisa y pasaron a la casa. Simone no tenía mucho qué hacer, había salido para caminar por los parques, pero ahora tenía una visita en casa.

Aún estaba el pequeño sofá ahí en la sala, del mismo color gris con los mismos almohadones rojos en los lados, frente a él la misma cocina; más al fondo la escalera hacia el cuarto de Tom… Suspiró hondo recordando ese aroma particular, sus ojos brillaron de añoranza. Simone le invitó a sentarse en su sala comedor y puso dos platillos de torta helada de fresa y se sentó junto a Bill.

—¿Hace nueve años no ves a Tom? —ella estaba curiosa, en parte nerviosa por descubrir los secretos de su hijo que recientemente le había presentado una pareja homosexual por primera vez, Simone lo había tomado mal al principio, pero luego se resignó a, según ella, su nueva “condición”.

—Bueno —ahora Bill no sabía qué decirle—, lo he visto algunas veces, muy pocas veces.

—Vives en Francia, ¿no? —Bill asintió.

—Sí, tengo una vida allá.

—¿Casado? —Bill rió y negó con la cabeza.

—No, pero tengo dos gemelas.

—¡Eres papá! —Ella le miró sorprendida, Bill asintió—. Pero no estás casado…

—Pues no… —agachó la cabeza centrándose en su delicioso platillo—. Esto está muy sabroso, señora Simone, usted siempre ha tenido una buena sazón —le cambió el tema.

Ella le sonrió, Bill tenía un aire a Tom, aunque no sabía las razones por las cuales ya no estaban juntos, Simone vio en Bill un buen chico. Estuvieron conversando por mucho rato, Simone había sacado el álbum familiar para mostrarle fotos de Tom, de todo lo que había sido su vida cuando él ya no estaba en Alemania. No era la primera vez que aquello pasaba, el mismo álbum fue abierto, pero luego de algunas páginas había nuevas fotos ahí. Bill pudo ver cómo en algunas fotos lucía deteriorado, más delgado… El tiempo en que habían terminado.

—Mi hijo se cambió de colegio en esta fecha… Ya no fue el mismo, la adolescencia le pesó por aquellos años, se encerraba en su cuarto, aferrado a esa computadora —miró a Bill y a éste se le aguaron los ojos—. ¿Estás bien? —Bill asintió mintiendo—. Bueno, Tom estuvo así unos meses, luego mira —le señaló otras fotos—, aquí está en su baile de promoción, qué guapo mi hijo —Bill rió ante su comentario y es que Tom vestía traje y tenía las rastas muy bien recogidas—, así parecía una persona realmente. —Ambos rieron.

—Sus rastas eran su toque personal, a él le gustaba mucho cuidarlas.

—Sí, yo las odiaba, pero mira, en este baile casi gana ser el rey de la fiesta, solo que por las rastas no lo fue, se lo había dicho tantas veces. —Otra vez rieron. Bill trató de controlar sus emociones, no lloraría delante de Simone que para él no sabía nada de lo que habían pasado.

Un sonido les alertó, era la puerta de la casa abriéndose.

—¡Madre! —llamó Tom desde la puerta, entrando en su casa con la misma ropa que Bill le había visto en el parque.

Tom, al igual que él, no quiso regresar a casa así no más. Necesitaba de alguna manera buscar el pasado, refugiarse en él. Volver a sus orígenes… Se quedó paralizado cuando vio al rubio vestido de blanco, sentado en el sofá al lado de su mamá con un álbum familiar sobre sus piernas. Simone le miró asustada, tan asustada que aquello no pasó desapercibido por Bill quien dejó el álbum sobre el mueble para levantarse.

—¡Tom! —Simone reaccionó tardíamente y fue apresurada a abrazar a su único hijo—. Tom, mi niño. —Le abrazó y él le dio un beso en la mejilla—. Ay, hijo. —Miró de reojo a Bill y luego a Tom—. Tu amigo vino a visitarme…

—Hola Tom —saludó Bill acomodando su chaqueta con toda la intención de irse—, estaba por irme…

—Bill… —Simone se alejó de Tom por un momento, los ojos de su hijo parecían ver a un ángel caído del cielo, como si Bill fuese un diamante brillante, el tono que usó para mencionar su nombre fue dulce. Bill se quedó quieto parado cerca del sofá mirándole a los ojos, Simone retrocedió otro paso más.

—Ehem… cof, cof —ella tosió de nerviosismo y ambos jóvenes la miraron—. Voy por otro pastel, gracias por visitarme hijo—le habló a Tom y éste asintió, ella dio media vuelta y entró en su pequeña cocina.

Bill bajó la mirada, no sabía qué decirle, sintió que invadía su espacio, pero es que ese espacio en algún momento le había pertenecido, así lo sentía. Tom se le acercó y tomó su brazo con delicadeza, Bill alzó la mirada.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Tom hablando bajo pues la casa era pequeña y Simone podría oírlos.

—Yo… quise visitar a tu mamá, estoy por irme, no tienes que reclamarme nada. —Tom detuvo su movimiento de ir hacia la puerta.

—No te vayas, quédate… —Su mano descendió por su brazo hacia su mano, se la tomó como cuando tenían catorce, solía acariciarle la mano con su pulgar. Bill suspiró y sonrió a Tom, por un momento de paz daría todo, Tom no parecía con ganas de pelear ni sacar a la luz todos sus defectos, parecía el niño que alguna vez fue, lo jaló del brazo y lo sentó en el sofá, Simone salió algo tímida de la cocina y le pasó un platillo de torta helada.

—Bueno… —Ella no sabía qué decir, mucho menos podía entender la tensión de ambos jóvenes, y frunció el ceño al recordar que Tom le había presentado al chico rubio, delgado, el veterinario de buen corazón. Al parecer Tom estaba cometiendo un error—. Yo… —El teléfono de casa sonó y Simone se dispuso a contestarlo. Era David Jost, su pretendiente, un hombre de negocios que estaba de viaje en América, ella sonrió algo tímida sentándose en el sofá, algo incómoda, Tom supo darse cuenta quien la llamaba y tomó a Bill de la mano.

—Vamos —le dijo para darle privacidad a Simone quien no sabía si debía colgar el teléfono o ponerse a conversar con David— Estaremos arriba —le susurró Tom a su mamá quien asintió dejándolos subir.

Simone dejó de verlos y una sonrisa se formó en sus labios cuando el señor Jost comenzó a preguntarle muchas cosas…

Tom sintió su estómago contraerse por alguna emoción extraña recorriendo su ser, Bill le apretó la mano y cuando Tom volteó a verlo mientras subían las escaleras, una sonrisa pequeña se formó en sus labios y luego un rubor.

Era todo un poco extraño, pero ninguno objetó subir, ambos así lo deseaban, en silencio caminaron por el pasillo hacia esa puerta de madera, el antiguo cuarto de Tom… Aquel pequeño lugar en donde muchas promesas fueron hechas…


Los dos en el punto de partida :D veremos qué más pasa. Los quiero *-*~

14 comentarios:

  1. Awwwwww!! lo amé, como siempre :33
    Ojalá se queden juntos, muero porque lo hagan :D
    Cada vez mejor, es el penúltimo cap y quiero saber como termina está historia, una hermosa historia.
    Continuala pronto.
    Besos (:

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    1. hallo *-*!! gracias <3
      veremos si quedan juntos o no x_x
      creo que hay dos capis más XDDD veremos
      besos<3

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  2. me encanto,
    no hubo drama entre ellos al encontrarse en casa de Simone, si no todo lo contrario, volvieron a sentirse como cuando tenían catorce.
    espero el próximo.
    saludos y buen inicio de semana :)

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    1. hallo <3
      exacto, volvieron a sentirse como en ese tiempo... veremos cómo hacen frente al pasado
      besos <3

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  3. Aaaah sí sí q sea lo q pienso sí wwwiiii
    Aayyy q tienen q estar juntos >.<
    me da lastima Andrej aunque es un guapo chico y estar-a bien ;)
    Pero quiero q bill y tom esten juntos
    Y creen recuerdos en el cuarto de Tom ggrrrr juju
    Ok ya .-. Estoy de pervertida :s
    Espero conti

    Besos

    An-Yii

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    1. hallo <3
      sí, que sea eso *-* y bueno, Andrej deberá darse cuenta que Tom no lo ama... y superarlo
      veremos qué tal les va en ese cuarto XD
      besos <3

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  4. me encanto tanto...
    "—¡Madre! —llamó Tom desde la puerta..." y yo me quede O_O'' ¡wtf?... en serio que no me esperaba eso... :S
    tal vez ahora se hacen nuevas promesas las cuales sí estén dispuestos a cumplir.. (?) digo.
    Tom, ¿cuando entenderás que el obstáculo para tu felicidad se llama Andrej? u.u
    Bill *-* él me ha impresionado cada vez más, se ha vuelto una persona tan madura, no como Tom ¬¬'''

    cuidate! besos sabor a fresa! xD jaja Ok no.
    Criis.

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    1. hallo <3
      bueno, Tom no quería regresar a su casa así como así XD algo así debía pasar.
      y veremos si entiende o no.... Andrej merece se feliz también
      besos <3 sabor a fresa también :*

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  5. Awww, no pude evitar llorar ;_; Sospechaba que Tom tambien iria a casa de Simone :')
    Que hermosos recuerdos de su adolescencia, siempre digo, porque se tuvieron que separar!! D': Pero bueno, la vida es asi u.u Espero que areeglen las cosas y se queden juntos!! Quiero que se queden juntos y que vivan felices para siempre!! okya :'c
    Que pasara... entraran a cuarto que era de Tom y... Ahhh, ya quiero saber que sigue!!!! T___T
    Muchas gracias por hacer fics tan bonitos!

    Cudiate!! xoxo ^-^

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    1. hallo<3
      sospechaste bien y no llores ;_;
      cuando eran adolescentes la pasaban mejor y veían la vida y el mundo diferente, con otros lentes... ahora de grandes todo parece más complicado.
      veremos qué sigue
      besos <3 *-* gracias por leer<3

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  6. OOOOOH! ya lei los kpis atrasados y kede, komo 100pre KON EL KORAZÓN EN LA MANO Y LAGRIMIEANDO :'( Kon mucho DOLOR y de acuerdo en kuanto a sus bebas, Billito se separo de Astrid y se fue a Alemania invitado por Ian. Thomas está muy dolido y engañado por saber ahora ke su 1er amor folla kon otro hombre( sin saber de TODOS los demás) él LO SIGUE KERIENDO pero DUDA MUCHO y aparte ke emocional y fisicamente esta MAL! Le koncedo razón a sus reproches hacia Billito!!! Y no le perdono al ahora pelirrubio haberle golpeado en el parque ni tampoco ponerlo kontra la pared para decidir entre él y Andrej(aunque este intento alejarlos kon Ian) Ambos tuvieron la misma intensión: visitar a Simone y la kasa dnd albergan tantas remembranzas felices y tristes de kuando adolescentes y ahora alli... RESOLVERAN TOTALMENTE SUS VIDAS PARA SIEMPRE??? Actualiza en kuanto puedas!!! kuidate nena :) ♥

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    1. hallo<3
      *o* lees rápido
      sí, Tom es un poco pesado con eso y bueno, Bill en realidad cayó muy bajo x_x
      ambos ahora en casa de Simone deberán arreglar sus deferencias por el bien de los dos... veremos >:3
      besos <3 y gracias por leer

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  7. Ah,que inesperado, regresar a donde inicio todo ,los nervios se sienten..

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  8. Kyaaaaaa que emoción!!

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