domingo, 10 de marzo de 2013

Hasta el final de los tiempos - 8

Hola a todos, les traigo un capítulo nuevo de este fic, espro lo disfruten pues la acción está por comenzar :D
Bill estaba al borde de las lágrimas, no lograba encontrar a Tom y la gente se aglomeraba más en las aceras pues salían de los autos con todo y sus maletas a buscar la forma de regresar a casa o de intentar escapar.

—¡Tom, Tom! —gritó a todo pulmón, pero nada, no conseguía verlo en medio de la muchedumbre que le golpeaba los hombros cada que pasaban por su lado.

Por un momento sintió tal desesperación que creía que podría perder el conocimiento, su vista se había vuelto borrosa y todo su cuerpo trataba de sobreponerse ante la asfixia que comenzaba a sentir. Sus manos frías y temblorosas, el chasqueo de sus dientes, temblando. Se apoyó en una pared para no ser más empujado y trató de pensar por encima del miedo que sentía. Trató de concentrarse en Tom y en pensar con la lógica. ¿Dónde podría estar? ¿Qué haría él si se perdiera? ¿Acaso no iría al último lugar en donde habían estado juntos? Claro, esa era la respuesta. Tomó aire y comenzó a ver a su alrededor, había corrido casi una cuadra de donde quedaba el teléfono público, donde una señora había muerto, quizá Tom estaba allá, quizá lo buscaba como él.

Empujando a la gente comenzó a retroceder, debía estar por ahí. A lo lejos, divisó la especie de círculo que se había formado alrededor de de mujer muerta, ninguno quería pasar por su lado y toda la gente tenía pañuelos o alguna cosa sobre la nariz, Bill creyó que quizá era una buena idea hacer lo mismo. Sacó un pañuelo que tenía amarrado en su pantalón azul, era un accesorio y se lo llevó a la nariz. Con mucha dificultad llegó hacia el lugar del teléfono público que ya nadie quería usar. Era difícil caminar por ahí pues la gente se amontonaba en la acerca con la finalidad de no pasar por el lado de la fallecida. Sintió desesperanza al no ver nada, al no hallar a Tom por ningún lado.

Avanzó un poco más cuando sintió alguien cogerle del borde del pantalón y volteó.

Los ojos de Tom estaban aguados y tenía parte de su polera puesta en la nariz por precaución al igual que él con su pañuelo. La forma en cómo Tom le miraba era exactamente igual a la que tenía él. Sin pensarlo más se abrazó a su hermano mayor con desesperación y él le jaló de la mano para salir de esa zona probablemente infectada, la gente creía eso.

—Te estaba buscando, me asustaste Bill, casi… no sé, casi iba a ponerme sobre un poste o subir un edificio para gritar tu nombre. Ahora no me vayas a soltar, tendrás mi mano como si de eso dependiera nuestra vida. Vamos.

Era todo lo que Bill podía escuchar. No le importaba más en ese instante que estar cerca de Tom quien iba adelante a paso firme, empujando a la gente y él atrás, siguiéndole, siendo jalado por la mano entrelazada.

Faltaban diez cuadras… Y el sol, más el cansancio habían secado sus gargantas. Tom buscó una tienda en donde comprar agua, lamentablemente no encontró así que prácticamente rogó a una señora le invitara dos vasos de agua no importando de donde. Y luego siguieron su camino.

—Tom, no quiero imaginar qué hubiera sido no hoy no vendríamos, mañana no hubiéramos podido, mira cómo están las cosas…

—Sí. Vamos por este camino. —Tom buscaba la forma de no ir por calles principales ya que había mucha gente y hacía el paso muy lento.

—¿Y si no lo encontramos? Tengo miedo…

—Descuida, Bill, no pienses eso.

—Parece como si papá no te importara… si yo no hubiera decidido venir, tú no lo hubieras hecho. —Tom frunció el ceño, al parecer Bill quería discutir y Tom detestaba tener que hacerlo.

—Pero estamos aquí y vamos a sacarlo del sanatorio, regresar a casa y planear algo juntos, ¿está bien? —Bill le apretó la mano y Tom no quería perder la paciencia, solo se encogió, pero cuando Bill le soltó, fue donde buscó su irritante mirada—. Bill… —se quejó. Su Bill estaba cruzado de brazos y ahora no quería verlo—. Este no es el mejor momento para un berrinche tuyo.

—¡No es berrinche! Estoy sorprendido de tu indiferencia, de tu falta de sentimientos. —Una gruesa lágrima bajó por su mejilla y Tom comenzaba a angustiarse, no le gustaba ver a Bill llorar—. Juzgamos mal a papá, no creímos en él, lo metimos en ese sanatorio y… es nuestra culpa, no sé cómo lidiar con todo esto que siento, me siento mierda.

—No puedes sentirte mierda en medio camino de llegar, ni plantarte aquí en medio de la gente, vamos —extendió su mano—. Vamos que si me pongo sentimental como tú comenzaré a desesperarme y ¿qué gano con eso? Dime, ¿qué gano con llorar y demostrar que también me siento mierda? No ganamos nada, Bill, solo ocasionar más caos en medio de este caótico lugar, debemos avanzar, llegar al sanatorio, exigir que nos den a nuestro padre y regresar a casa como dé lugar, eso haremos ahora, ¿me has entendido? —Bill se mordió el labio fuertemente reprimiendo su llanto y asintió volviendo a tomar la mano de Tom.

Tom suspiró hondo y luego de eso jaló a Bill a paso rápido por entre la gente. Aún faltaban cerca de cuatro largas cuadras llenas de congestión.

Cerca de una calle había un tumulto de gente que luego comenzó a gritar despavorida. Debían alejarse de ese tumulto de gente loca e histérica que corrían muchas veces sin saber por qué lo hacían, pero era como contagiarse de miedo y no había calma ni nadie que gritara que guardaran compostura.

Al llegar a las puertas del sanatorio, ambos estaban agitados y muy asustados, no tenían idea de cómo podían regresar luego, estaban perdidos.

—¡Está cerrado! —gritó Bill golpeando y tocando el timbre del portón. Tom comenzó a analizar la situación mirando a todos lados.

Encontró un hombre mayor parado al lado de la puerta.

—No hay nadie —le dijo él—. Mi esposa está aquí y no sé cómo sacarla…

—Nuestro padre está aquí —exclamó Bill con angustia—. ¿Sabe cómo podemos entrar?

—No lo sé, intenté de todo, estuve llamando a su médico y lo único que me dijo es que cuando pase esto de la epidemia retomarán sus labores y…

—¡Qué! —Bill comenzó a temblar y Tom lo tomó de la mano.

—Cálmate. Voy a dar una vuelta, espérame aquí, Bill, quédate en esta puerta.

—No, yo voy contigo.

—No, mejor te quedas por si alguien sale o entra, si es así y no te encuentro sabré que entraste.

Bill trató de calmarse y permaneció junto con el señor en la espera de que la puerta se abriera.

—Estoy aquí desde la mañana, en realidad estábamos varios, solo algunos pudieron sacar a sus pacientes, pero el médico que atiende a mi mujer no vino hoy, así que no me dio ninguna autorización.

—¿Pero solo dejaron salir a los pacientes que sus familiares buscaron? ¿No han liberado a ninguno? —El hombre negó con la cabeza y Bill sintió tal impotencia. Qué injusto era eso, los habían dejado encerrados a todos ahí, a su suerte—. ¿Está seguro que no hay nadie que pueda abrir la puerta? Soy capaz de tocarla hasta romperla.

—Lo mismo deseo, jovencito. Pero ya intenté de todo y nadie me ha abierto desde que el último policía salió corriendo. Algunos han creído que hay pacientes infectados, pues como sabe, la mayoría de infectados han salido de hospitales o sanatorios, así que la gente tiene ese estigma.

Malditos prejuicios, era como si la gente sacara sus más bajos instintos y no le importara el resto solo ellos mismos. Y bueno, Bill y Tom también pensaban en ellos y los suyos.

Tom rodeó el edificio viendo casi imposible alguna forma de escalarlo o entrar por alguna puerta o ventaba. Las paredes eran de concreto puro y altas, no había ventabas y solo habían puertas de emergencias obviamente cerradas por dentro.

Musitó una serie de malas palabras ante su desesperación y solo optó por regresar a la entrada principal. Extraña fue su sorpresa de ver a Bill parado en el hombro del hombre que también esperaba por su mujer, quería ver la forma de escalar, pero apenas y la punta de sus dedos topaba el extremo superior de la pared. Entonces Tom pensó que podía haber una forma así. Debía buscar alguna cosa para ponerla debajo.

Había muchos autos abandonados, esa era una buena opción. Así que Tom buscó uno y trató de encenderlo a las malas. Bill logró verlo y sonrió bajando del hombro del señor. Tom manejó gritando por espacio en la acera, la gente caminaba apresurada y algunos se atrevieron a insultarlo por subir un auto en el pasaje de los transeúntes, pero a Tom poco le importó. Estacionó el auto en la puerta y luego vio cómo Bill se subía en este tan rápido y jalaba al señor también. Tom salió del auto para ayudarlo.

A la gente poco le importaba lo que estaba aconteciendo, así que no fue difícil trepar esa pared. Bill, desde el borde de la pared pudo percatarse que había una puerta interna que estaba abierta, solo debía bajar y ese era el detalle, cómo hacerlo sin matarse.

—¡Creo que necesitaré una cuerda! —gritó desde arriba—. Es muy alto. Puedo ver la puerta abierta, deseo entrar, pero debo bajar.

—¿Estás bien? —preguntó Tom con preocupación, Bill le miró con ternura.

—Sí, bobo. Dije que necesito una cuerda o… no sé.

Tom miró a su alrededor y luego vio que el señor al cual ni su nombre sabía, buscaba algo dentro del auto que habían encontrado. Había una maleta y dentro de la maleta había ropa, entonces Tom comenzó a ayudarle a amarrar los extremos de pantalones y chaquetas. Luego que tuvieron una fila algo consistente se la pasaron a Bill y éste la amarró en una prominencia que sobresalía en la parte de encima de la pared.

Con temor, pero con determinación, se deslizó hacia abajo y logró pisar suelo. Inmediatamente abrió la puerta que solo estaba cerrada sin seguros ni echado llave. El señor que los acompañaba y Tom entraron rápidamente.

Los tres corrieron por el interior del sanatorio, abriendo luego una puerta de vidrio. El pasillo estaba alumbrado y se escuchaban lamentos espeluznantes que les pusieron los vellos de punta. La gente estaba literalmente loca.

—¿Qué es eso? —dijo Bill con voz quebrada y Tom tomó su mano.

—No pienses, no analices, solo concéntrate en buscar a papá.

Difícilmente Bill podía hacerlo y es que se podía sentir las malas vibras que el lugar traía. Era como una prisión fría y poco saludable para los problemas mentales, así lo veía Bill.

Al llegar al extremo del pasillo comenzaba otro, el cual estaba cerrado. El señor estaba airado casi como Bill, así que de dos patadas logró abrir esa puerta y el griterío de gente pidiendo auxilio aumentó. Era el pabellón de los pacientes, aunque en realidad de algunos de ellos.

—No tengo idea de por dónde buscar… —dijo Bill, asustado.

—Mi esposa está en este pasillo —dijo el señor y corrió dejándolos a ellos parados un tanto anonadados.

—¡Auxilio, sáquenme de aquí, juro no hacerlo más, lo juro! ¡Hey, jovencito, niñito, ven… ven! —le gritaba un señor, sacando sus manos por la pequeña ventaba que estaba en su puerta—. ¿Por qué nos han abandonado? —Bill se pegó a Tom mientras éste pensaba si era buena idea avanzar con su miedoso hermano pegado a él—. ¿Nos quieren exterminar? ¡Eso buscan! ¡Nazis malditos! ¡Debí decir que no soy judío! ¡Malditos! ¡Vais a morir en el infierno!

—Bill, escúchame, iré por papá. Tú espera afuera.

—No… —Bill avanzó entre el pasillo escuchando los gritos horrendos de los pacientes, se encogió y se puso las manos en los oídos.

—Bill.

—¡Que no! Si debo escuchar esto lo haré, total, el mundo está loco Tom, escucharemos esto todo el tiempo. —Tom asintió y avanzó con él.

Ambos gritaron el nombre de su padre para ver si podía oírlo. Vieron a lo lejos que el señor que había entrado con ellos había encontrado a su mujer pues solo estaba en una puerta e intentaba a toda costa abrirla. —Maldición, así encontremos a papá no podremos abrir su puerta, están cerradas con llave —dijo Tom y Bill no le escuchó pues tenía las orejas tapadas.

Tuvieron que recorrer todo el pasillo para percatarse que ahí no estaba su papá. Se adentraron al otro pasillo que estaba un poco oscuro. Tom prefirió apurarse en la búsqueda pues veía a Bill pálido y tembloroso.

—¡Ayuda! ¡Tú, joven, ayúdame; tengo una familia, esposa y tres niños, no hice nada malo, lo juro, no estoy loco! Mírame, ¡mírame! —le incitaba a Bill a mirar, pero éste solo avanzaba—. ¡No estoy loco! —Bill se le acercó y el hombre se emocionó—. Ayúdame.

—No puedo.

—¡Bill! —Tom llamaba desde su posición, no quería que Bill dialogara con nadie para que no sea perturbado.

—No puedo. ¿Conoce a Jörg Kaulitz? —El hombre lo miró y abrió los ojos.

—Sí, está en otro pabellón, en el pabellón C. Nos separaron pero él no está loco, él y yo somos iguales. Sáqueme de aquí… —Bill sintió su cuerpo ser jalado, era Tom.

—Este hombre conoce a nuestro padre —le informó—. Dice que está en el pabellón C.

—Entonces vamos allá.

—¡No, esperen, esperen, no me dejen aquí, díganle a su papá que Robert está en el pabellón B, que no me deje aquí!

—¡Se lo diremos! —le dijo Bill, pero dentro de su corazón sabía que ni bien pudiera sacar a su papá de ahí regresarían lo más rápido a casa. Lo mismo sentía Tom que luego de escuchar esa información corrió saliendo de ese pabellón para buscar el otro.

Llegaron al C y lo abrieron a patadas. Otra vez los gritos de la gente desesperada los asustó aunque más a Bill. Tom entró rápidamente y gritó el nombre de su papá y fue entonces que un grito conocido se escuchó en medio de los demás.

Ambos jóvenes corrieron en dirección a ese sonido familiar, como los pollitos corren hacia el cacareo de su madre cuando los llama. El encuentro fue emocional para los tres. Bill no podía meter sus manos por la pequeña ventanita que había pues Tom las había metido primero y su padre las acariciaba y mojaba con sus lágrimas.

—Lo lamento, lo lamento mucho —lloraba Bill en la puerta blanca de esa habitación. Tom no decía nada, solo estaba ahí parado dejando que su padre acaricie sus manos.

—Mis hijos, mis hijos. Creí que nunca más los volvería a ver, lo creí y además creí soñarlo, pero no era verdad. Lamento parecer loco. No quiero perderlos, los amo tanto…

Bill no podía hablar, toda la culpa contenía la estaba vaciando con sus lágrimas y su llanto desconsolado, se sentía el villano. Tom sacó sus manos y se alejó un poco para poner una de sus manos en la espalda baja de su hermano y empujarlo un poco hacia la ventanita para que metiera las suyas.

Las dulces manos de su padre, le acariciaron. —No llores Bill, estoy bien hijo, ya no llores —pedía. Bill apoyó su frente en la puerta y cerró sus ojos sintiendo las caricias que su padre le daba. Pensó en la posibilidad de que eso sería el último contacto y su corazón volvió a partirse—. Escúchame, debes ser fuerte, ¿me oyes? Desde que supe que algo malo pasaría traté de ver la manera de hacerte fuerte pues tiempos malos se avecinan, muchos… Verás morir a tanta gente.

—No digas eso. Me siento culpable porque estés aquí. Debí defenderte hasta el final. Papá, perdóname.

—Shh… ya hijo, no estoy resentido, quizá así debieron pasar las cosas.

Mientras su papá hablaba con Bill por medio de esa pequeña ventanita, Tom buscaba la forma de sacarlo de ahí, al parecer no había una.


Al fin lo encontraron *-* ¿podrán sacarlo de ahí? Lo veremos >:D

13 comentarios:

  1. Okay casi no eh comentado esta historia y lo siento u.u

    Weeen, pasando al capitulo, como dijiste SE VIENE LO BUENO.!!!! *o* aunque peh, ojala saquen a su papa de alli :BB casi me da un infarto cuando Bill y Tom se separaron D: uff suerte que se encontraron de nuevo.

    Me encanta la trama de esta hostoria y ya quiero ver zombies y matanzas(? >:)
    Saludos pinky!! <3

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    1. hallo <3
      jajaja pronto se viene toda la acción.
      Me gista escribir esta historia, me relaja aunque suene raro XDD
      besos <3 y gracias por comentar *-*

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  2. Esta muy bueno, mi duda es, porque tom no choco el auto contra la puerta de entrada del sanatorio? laksdjf era obvio, pero bueh, muy bueno (Y)

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    1. hallo <3 lool, es tan cierto, con un auto hubiera podio abrir esa puerta o_O aunque estar estrellándose hubiera sido algo arriesgado, pero gracias por decirlo
      besos <3

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  3. Nooo :(( dime que a su padre no le pasará nada! Jorg tiene que vivir >u<
    Besos. MaryJane

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    1. Hallo <3
      veremos si le pasa algo o no, algo me dice que la suerte estará de su ado *-*
      besos <3 <3

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  4. Halloooo puedes creer que soñe con este fic?? .__. Siiii fue algo loco al parecer yo estaba ahi con Bill, Tom y Jorg; nunca imagine que soñaria con un fic haha...
    Ahhh quiero que saquen a Jorg de ese sanatorio! Deben hacerlo!! Este se esta volviendo en uno de mis fics favoritos!! Me encantaaa, ya quiero leer otro capitulo mas!! *-*
    Cuidate!! xoxo ^-^

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    1. omg soñar? *_*!!!! vaya que sorpresa <3 a ver si sueñas más *-*
      veremos si sacan a su padre o no... :3
      muah, pronto subiré <3

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  5. hallo pink :D yo comentando hasta ahora! u.u al fin que puedo leer!
    y vaya buen cap!
    creo el coment me saldrá corto pero ya que xd
    bueeeno están en la fase del caos así que es lógico que todo sea desesperación D: y imagino perfecto todo y u.u es feo :'c pero es pánico colectivo así que no hay de otra u.u
    por lo menos Tom y Bill ya están un poco mas unidos me los imagine de la manita caminando como tranquilos aun entre la gente corriendo a lo loco y se me hizo una imagen medio tierna :'3
    luego cuando entraron al sanatorio al fin! me quede como :|... por el viejito ojala por lo menos saque a su esposa :'c
    los gritos y todo casi casi los escuchaba en mi mente D': y las manos saliendo de la mini-reja pidiendo ayuda desesperadas juro que igualito a silent hill 2! >< esa parte... pasa eso justo eso! todos sacan las manos pidiendo ayuda (pero por ser silent hill... y pasaba "la parca" en esos momentos.... les corto las manos a los que las estiraban y suplicaban por ayuda u.u) imagino que ellos ps están locos un 70% así que no seria bueno sacarlos, pero imaginarlos encerrados ahí en la celda y desesperados para que mueran ahí si no salen o lleguen los zombies... me da lastima u-u pero bueno la situación esta horrible y dudo que tengan mas opción que solo ir por los suyos!
    y robert... siento que el podría ser de ayuda ojala le digan a jorg esto y el vaya por su... amigo? compañero? espero eso :3 así podrían ser mas y preparados! espero que si u.u
    bueno el reencuentro sentimental ya era hora :'3
    ya se arreglaron un poco mas y un paso mas cerca de sacar a jorg y poder huir!
    muy buen cap sigue así pink :3 bueno me voy por que tengo prisas (me correeeeeeen D':) un beso >3< y espero que sigas pronto :3

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    1. hallo *-*<3 me gustan tus comentarios sin importar el tamaño :3
      jajaaj sí, se tomarán mucho de la manito mientras escapen *-* les nace hacerlo aunque quizá a alguno de elos le haga sentir incómodo.
      gott me han hablado de silet hill ;_; pero le temo al terror...
      muah gracias por siempre comentar *-* veremos qué más pasa
      <3

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  6. hallo <3 gracias *-* este fue uno de los capítulos que más me gustó escribir, hasta ahora lo recuerdo y como lo imaginé también, como si viera una película en la mente.
    y claro que se acordarán de Robert, él será un personaje en el futuro también, espero no olvidarlo lol. Veremos si todos salen ilesos, aun no han habido casos...
    no prometo zombies aún, pero de que habrán, ufff luego pedirán que hallan personas XD
    muah muah <3

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  7. Que capitulo mas lleno de emociones.

    Bill, muchacho no te me desmorones. Tom, que me sorprendiste con tu control de la situacion.

    Que escalofrió medio con los gritos en el sanatorio. Mierdo que hasta se me puso la piel de gallina .-.

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    1. hallo <3 gracias *-*
      jajaj Bill se desmoronará para algunas cosas pero ppor otras no y veremos eso más adelante
      besos *-* <3

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