lunes, 25 de marzo de 2013

Inalcanzable - 16

Hola a todos, después de más de un mes sin actualizar esta historia les dejo el siguiente capítulo~ y les recuerdo que vamos en la recta final del fic... ¡Los quiero!
Así como desafiaba a su madre en decirle que lo que tenía con Tom no era ningún juego ni mucho menos por calentura o algo parecido, así como defendía su amor por él debía hacerle frente a sus responsabilidades como hijo y como estudiante.

—No quiero malas notas, Bill, estás advertido.

—No las tendrás, ya verás.

—Tampoco que la madre de Tom tenga que llamarme la atención por algo relacionado contigo, si tanto dices estar enamorado, deberás cargar con esa responsabilidad también. —Bill suspiró un poco triste, su mamá le pedía mucho.

—La familia de Tom es diferente a él, pero no haremos nada que los moleste, descuida mamá.

Simone miró con cierta pena a su niño, trece años y creía tener un romance que duraría toda su vida, pero sus palabras no causaban efecto en él, estaba enceguecido, encaprichado y ella solo lo presionaría a ser el mejor.

El día viernes había llegado y Bill tendría el tan ansiado campeonato luego de clases así que salió temprano a la escuela y asistió a sus clases.


Estar en el equipo de futbol lo había vuelto un poco popular, todos lo conocían puesto que vestía la camiseta del equipo de su escuela y jugarían con otro equipo invitado de otra escuela.

—¡Si no ganan les haremos bullying! —amenazó un compañero mientras Bill iba a los comedores a juntarse con su equipo y planificar las jugadas.

Gustav se le acercó y caminaron en medio de los pasillos congestionados de estudiantes quienes los miraban. Los dos con la cabeza en alto tenían una meta: sacar a su equipo ganador.

En el comedor los esperaban los demás del equipo muy bien sentados en una mesa y alardeando ser los mejores, Bill frunció el ceño, nunca se debía alardear antes de empezar el juego y precisamente quien lideraba esas alegorías era el pesado de Andreas.

—¡Bill, ven a mi lado pequeña! —Bill le mostró el dedo medio y se acercó a los demás.

—¡Parecen idiotas siguiendo a éste! —casi gritó a los presentes refiriéndose a Andreas y todos callaron mirándolo con asombro—. Si vamos a tener la mente fría para ganar dejémonos de alardear y centrémonos en nuestro objetivo.

Todos lo miraron con cierto respeto, el nuevo alumno desde que había entrado había demostrado ser distinto, tenía pasta de capitán y eso era lo que más necesitaban ellos, un guía equilibrado que les trasmita seguridad y fuerza para enfrentar lo que es representar a toda la escuela en una competición.

Andreas se molestó y golpeó la mesa, pero Bill fue rápido en acercársele y encararlo sin pestañas a ver si Andreas se atrevía a golpearlo ahí delante de todos y en parte le convendría a Bill pues imposibilitarían a Andreas a jugar y así se libraría del conflicto principal del equipo.

—Hey, Andreas, déjalo —le dijeron los demás del equipo—. Tiene razón, debemos estar centrados, concentrados, luego podremos gritar a todo el mundo que somos los mejores.

—Los espero media hora antes en el estadio —dijo Bill muy serio y luego, junto a Gustav, se sentó un poco lejos de ellos.

—Oye Bill, aspiras para capitán —dijo el rubio—. Te veo decidido a tomar el puesto y ya simpatizas a muchos. —Bill sonrió, él tenía esa meta.

El campeonato empezó y toda la energía contenida se vació en la cancha.

El equipo se lució más porque Bill dio todo de sí y anotó el único gol que los llevó a la victoria. Al final, todos los cargaron y ovacionaron, Andreas incluido y antes de que se lo llevaran al camerino, Bill divisó a Tom junto a Saki en el público. Había cumplido su palabra en ir a verlo, pero lamentablemente ni siquiera podía decirle un hola.

Gritos, felicitaciones, palmadas y goldes en la espalda eran dados por todo el equipo. Bill estaba eufórico y David Jost lo proclamó el nuevo capitán, se había ganado ese título y ahora estaría en la mira de toda la escuela.

Bill se desesperó cuando se dio cuenta de que no había forma de que pudiera hablar con Tom, el equipo lo invitaba a celebrar, pasar el tiempo juntos en un lugar para comer, no podía negarse, tampoco podía invitar a Tom así que cuando salió de la escuela acompañado por el equipo, escuchando el griterío de los demás estudiantes, buscó con la mirada a Tom, pero no lo halló, a su cambio, solo el hombre alto, Saki, se le acercó con una nota que recibió y la guardó muy rápido.

«Felicitaciones, lamento no poder decírtelo en persona, debo irme ahora, pero mañana tendré libre, rogaré a tu mamá te traiga a mi casa».

Bill se emocionó, esperaba con todas sus fuerzas que su mamá aceptara.

Cuando regresó a casa, suspiró emocionado, ese día había sido uno de los mejores de su vida, amaba el deporte y no lo dejaría por nada, se sentía realizado.

En casa, su mamá discutió un poco con él porque, efectivamente, Tom le había pedido encarecidamente que lo llevara el sábado, ella había discutido un poco con él, pero Tom supo manejar la situación, le contó que había visto el partido y que había hecho ganar a su equipo y así convenció a Simone, como premio, llevar a Bill.

—Por favor, mamá, te lo suplico —pidió con los ojos llenos de lágrimas al verla seria y con poco humor.

—Te llevo solo si me prometes no meterte en problemas. Tom me dijo que le gustaría jugar un partido contigo en el jardín, pero solo eso Bill, juegas y regresas a la cocina.

Bill se alegró tanto, abrazó y besó a su mamá, de todas formas ¿Qué madre toleraría una relación así? Bill debía reconocer que Simone era la mejor madre que había podido tener.

Al día siguiente, se puso una ropa deportiva y acompañó a su mamá al trabajo. Entraron por la puerta trasera de la mansión y fueron directamente a la cocina. El vientre de Bill dolía tanto y su corazón latía por ver a Tom, pero Simone no le quitaba los ojos de encima, no podía solo escapar.

Tom entró a la cocina y no dijo nada a Simone pues ella estaba con las otras cocineras preparando algo, solo sonrió a Bill y extendió su mano.

El pequeño corrió hacia él y salió de ahí para ir directo al jardín entre risas y nerviosismo evidente.

—Felicitaciones —dijo Tom para darle un beso en sus labios y luego invitarlo a jugar.

Parecían extrañar mucho estar al fin a solas y en el jardín donde todo una vez había comenzado con un pequeño beso luego de un partido de fútbol. Pero ahora las cosas eran un poco diferentes, parecía como si la línea entre la niñez y la adultez hubiera sido delgada y ahora se sentían mayores y capaces de enfrentar al mundo por lo que sentían tener.

Bill corría con la pelota de futbol por el amplio jardín cubierto por los árboles, sin nadie alrededor y Tom trataba de seguirlo, corriendo con dificultad, sin duda Bill era hábil, por algo ya era el capitán de su equipo en la escuela.

—¿Te cansaste? —molestó Bill lejos de Tom y éste corrió hacia él, pero Bill volvió a desaparecer con la pelota.

Parecía más un cortejo que un juego y luego de que Bill se distrajera un poco Tom fue sobre él y ambos cayeron al suelo. —¡Foul! —gritó Bill—. ¡Penal! —Los dos rieron y Tom se quedó viéndolo fijamente hasta que Bill se recostó a su lado, inspirando el aire y buscando relajarse.

La vista del de rastas se fue casi sin querer a sus piernas descubiertas ligeramente flexionadas, se le había remangado un poco el short negro que tenía y tragó saliva al verlo así, sus largas y delgadas piernas blancas se le hicieron tentadoras, pero no hizo nada solo verlas hasta que Bill se percató de eso, Tom a su lado estaba sentado mirándolo, eso le llenó de una extraña sensación en el vientre y sus mejillas se tornaron rojas, la mirada de Tom no era una común.

—¿Puedo? —pidió Tom tímido, extendiendo una de sus manos hacia una de sus piernas descubiertas y Bill dudó un poco, no sabía qué es lo que podía sentir si Tom le tocara ahí, tuvo cierto temor, pero mirando a ambos lados y teniendo la seguridad de que nadie pasaría por ahí, asintió cerrando los ojos.

Los dedos de Tom estaban fríos y temblorosos, Bill contuvo la risa por las sensaciones de cosquillas que sintió en su pantorrilla ante el contacto, Tom sonrió por verlo así.

Las cosquillas eran sensaciones raras cuando Tom subió su mano hacia sus muslos, las pequeñas risas salían de sus labios en extrañas agitaciones y comenzó a temblar un poco, los vellos de sus brazos y piernas se erizaron ante lo que sentía y cuando la mano de Tom se cerró en uno de sus muslos Bill se puso serio, no más de esas risitas juguetonas.

Tom se mordió el labio inferior, sentía que hacía mal por tocarlo así, se sentía un poco culpable pero a la vez con cierto derecho, Bill no era solo su amigo, era algo más y sus gestos indicaban la aprobación que necesitaba para proseguir. No había palabras, solo miradas, suspiros y roces que provocaban agradables sensaciones a los dos, el ser tocado y el tocar.

Tom se acercó un poco más y se arrodillo entre las piernas de Bill, fue cuando éste se percató de lo íntimo que eso era y tragó saliva, pero no se asustó, solo se llenó de ansiedad. Tom, con un poco de duda, acercó sus labios hacia una de las rodillas de Bill y éste solo apretó los labios comprendiendo la intención de Tom en acariciarle con sus labios.

Cerró los ojos suspirando, riendo un poco y luego aguantó la respiración cuando Tom besaba sus mulos, la cara interna de estos. Las cosquillas eran casi dolorosas pero a la vez placenteras, sentía como electricidad en el cuerpo al ser consciente de los labios de Tom en su piel, casi entre sus piernas, en sus muslos.

Tom se sentía extraño, atrevido y excitado por la cercanía. Nunca antes en su vida había besado de esa forma. Sus manos fueron hacia la cintura de Bill y sus labios subieron más por sus muslos hasta escuchar a Bill gemir y sus músculos tensarse, le alzó un poco una pierna y se inclinó hasta casi estar entre ellas y besarle lo más cercano a su ingle.

Ambas manos de Bill fueron a la cabeza de Tom, a sus rastas y gimió otra vez, estaba excitado con solo besos y la idea de que Tom iba a besarle más arriba lograba alterar todos sus sentidos. Otro gemido más y Tom se detuvo para mirarlo.

—Sácame de aquí —dijo Bill muy rápido, temblorosos y nervioso, estaba excitado y solo quería refugio, no exponerse ahí en el jardín.

Tom no entendió eso, pero después de alejarse un poco, Bill se sentó y luego se puso en pie tratando de mantener el equilibrio. Tom hizo lo mismo y tomó su mano.

Caminaron un pequeño tramo, pero no lo suficiente como para llegar a la casita, sino solo al invernadero en donde entraron y se besaron con ganas. Al menos al estar entre plantas y encerrados en una casita de cristal se sentían un poco más seguros.

Avanzaron así, adentrándose más hasta que la espalda de Bill dio contra un mueble donde yacían más plantas. Tom dejó de besarlo, solo para hacer un espacio ahí, alzarlo y sentarlo para posarse entre sus piernas y volver a besar sus húmedos labios.

Por la mente de Bill pasaban muchas preguntas como ¿qué hacían? ¿Qué pasaría si seguían así? Pero él no deseaba parar, solo dejarse llevar porque estaba deseoso y Tom era bueno con él.

Por su lado, Tom sí tenía pensamientos más específicos, quería unirse a Bill, pero esperaba tener el control y no apurarse, aunque en ese momento las cosas se salían de control poco a poco y Bill terminó colgado de su cuello buscando más contacto.

—Tom… —se animó a decir y éste lo vio a los ojos—. ¿Me deseas? —preguntó inocente, como si todas las caricias del otro no significaran justamente eso.

—Con todo mi ser. —Bill sonrió y entonces entendió que lo que pasara ahí, sea lo que sea o como sea, él se dejaría porque confiaba en Tom y sus deseos.

Volvió a besar sus labios y luego su largo cuello, tratando de no ser rudo para no dejarle marcas. Los dos estaban igual de excitados y las manos de Tom se adentraron por debajo de la camiseta deportiva que tenía, Bill alzó sus brazos y eso era como un permiso de quitársela, luego Tom hizo lo mismo con la suya y Bill aprovechó para besarle el dorso desnudo así como Tom le había besado las piernas.

Luego se volvió en un juego de lucha por quien besa más el cuerpo del otro. Bill se había cansado de solo dejarse y también quería explorar el cuerpo de Tom, así que bajó de la mesa y se refugió entre los brazos de Tom.

Hacía mucho calor pero no precisamente por el clima, los dos estaban disfrutándolo mucho y ya había una confianza mutua, ambos lo deseaban aunque precisamente Bill no sabía cómo, en cambio Tom sí.

Sus manos temblorosas bajaron hacia las caderas de Bill y bajaron el short de deporte junto con su ropa interior hacia sus muslos. Bill soltó un leve gemido y se puso aún más nervioso.

—No voy a hacerte daño —dijo Tom notando su nerviosismo. Lo tenía pegado al cuerpo, abrazado por su cintura, lo miraba a los ojos mientras Bill jadeaba y tenía ambas manos al borde de la mesa a su tras, pero luego de pensarlo, extendió ambas manos hacia el borde del short de Tom y tiró de él leventemente indicándole al mayor también bajárselo.

Tom sonrió un poco y Bill solo tragó saliva. Fue rápido y se lo bajó hasta las rodillas y cuando sus cuerpos casi desnudos tuvieron contacto, ambos jadearon al mismo tiempo.

Luego, ninguno tuvo el control, solo se besaban, se frotaban hasta gemir y Tom tomó a Bill de la cintura y sin pensarlo le dio la vuelta. El pequeño chilló pero solo atinó a aferrarse a la mesa que tenía al frente e inclinarse un poco, aunque asustado, miró por encima del hombro y recibió un beso en sus labios.

Tom se frotó contra su trasero muchas veces haciendo gemir a Bill quien llevó una mano hacia su miembro acariciándose. Tom moría por penetrarlo, pero sabía que sería difícil, así que no lo hizo, no quería causarle daño y arruinar el momento, aunque notaba la disposición de Bill en la forma de moverse y abrir un poco las piernas.

Aquello no duró mucho, apenas largos segundos intensos que les hizo terminar entre gemidos y temblores. Era el mejor orgasmo entre los dos.

Bill sintió mucha humedad bajar por sus piernas desnudas y luego tuvo que separarse de Tom para tomar sus ropas muy rápidamente. El temor de ser descubiertos regresó y no podían bajar la guardia.

Sudados, mojados y agitados, salieron casi corriendo del invernadero para ir hacia la casita. Ninguno decía algo, solo quería refugio otra vez y Tom lo jalaba de la mano. Bill tenía una sonrisa en sus labios, se sentía muy bien hasta que vio a su mamá a lo lejos y tuvo que soltar a Tom.

Simone negó con la cabeza, podía notar que habían estado haciendo algo y su corazón de madre saltó.

—¿Quieres que me despidan? —casi gritó cuando estuvo cerca—. Mira cómo estás —reclamó y luego miró a Tom quien pestañeaba seguido, estaba asustado así como Bill—. No puedo confiar en ti tampoco —dijo a Tom—. Lo siento, debo llevármelo.

—Señora Simone, yo quiero a Bill, no le haría daño…

—No, tú no lo quieres, solo nos metes en problemas.

—Mamá…

—No. Vamos a la cocina y ni pienses que vendrás otra vez.

Fue jalado por una mamá celosa y protectora y Tom sintió angustia, mas no pudo impedir nada y todo por ser aún menor.


Mamá protectora se lleva a su hijo luego de haberse sentido tan unido a otra persona u_u ahora sí que le será dificil verlo, quizá pasen la prueba más dura en su pequeña relación... Comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidas *-* Gracias por leer~

12 comentarios:

  1. ñaaaaaa por fin por fin... mamas que no entienden el amor adolecente y el despertar sexual de billito y tom jajajaja muy bueno el capi esperare con mas ansias el siguiente capitulo. :D danke pink


    primera en leer y comentar 1:06 de la madrugada chile jajaja

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    1. hallo<3 exacto u_u las mamás no entienden todo ese asunto... veremosqué más pasa!
      muah<3

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  2. Tom y Bill están mas cerca de unirse, bueno si es que Simone los deja verse de nuevo.

    espero el próximo y ojala que no tarde tanto.
    saludos y que estés muy bien :)

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    1. Hallo<3
      sí, están arriesgándose mucho y conociéndose más, esperemos no les vaya mal u_u
      besos<3

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  3. JKSDJLKJSKDGHDJKLSHJDFKVSKDLJ OH CHIELOCH

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  4. AAAAAAAAAwwwwwwww si son tan adorables :3
    jiji muy buen capi 1313
    a ver qué pasa despues... :) saludos

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    1. hallo<3 pues sí, se quieren ;_; veremos qué pasa... y no sé, aun es tan pronto para 1313 xd

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  5. Pufffff de cierta manera entiendo a Simone!!! Caray pues Billi es un peque precoz jujuju, yo estaría peor, es más lo encerraría con candado en casa xD

    Pero como no es mi hijo pues me encanta su romance con Tom!! Ahhh el amor joven pero arriesgado, donde uno piensa que el amor es eterno y que no puedes vivir sin el ser amado, das todo de ti!

    Me encantaría que se volvieran a reencontrar pero ya más grandes y que volviera a resurgir ese amor que tal vez estaba guardado en el fondo de su corazón! Y Tom todo un hombre de negocios y Bill un futbolista profesional y su amor ya sería alcanzable!! Wuaaaa creo que ya estoy habiendo mi propio fic jajaja! Ok a ver que pasa Pink! Que tienes en mente, esperare ansiosa :3

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    1. hallo *-*<3
      XDDDD si fuera Simone optaría por encerrarlo en casa! qué nervios!! cómo pueden estar haciendo eso siendo tan pekes x_x pero las hormonas los llaman xd
      piensan que su amor es demasiado fuerte pero u_u veremos...
      Tu sugerencia suena tan genial *.* pero no sé, aún busco un final en mi mente, no hallo uno que me convensa del todo, pero lo que dices no está nada mal, veremos :3

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  6. Que genial fic :) es tan bonito ver el amor que se tienen pero... el amor no siempre es justo y pueden pasar cosas muy dolorosas... Espero con ansias el siguiente capitulo :3 sigue como vas Pink

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    1. hallo<3
      gracias *-* exacto, es lindo pero nada garantiza que perdure u_u quizá se acerca el final T_T
      besos<3

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