domingo, 18 de noviembre de 2012

Inalcanzable - 14

Hola a todos <3 después de no actualizar mucho (un día XD) actualizo ahora y este es el último capítulo escrito para thf.es o sea, el que sigue debo escribirlo y será inédito *o* así que debo escribirlo e_e Gracias por leer, los nuevos lectores, siempre me asombra saber que aún me leen pese a tantos cambios en el fandom, muchos van, otros vienen, aún no hay disco y TH muta a cada momento. waa, hablé mucho. Besos.

Tom rió un poco despertándose en la madrugada, era increíble cómo el pequeño Bill se movía en la cama mientras dormía hasta casi botarlo de ésta, Tom no tenía más sueño y prefirió salir de ahí para dejarle todo el espacio que quisiera. 

Se veía muy hermoso a la luz del alba, aún tenía ese cabello revoltoso por toda su frente y esa pequeña sonrisa en sus carnosos labios. Tom se le acercó y besó la punta de su respingada nariz para luego terminar de salir de ahí. Tomaría una ducha muy temprano y mandaría a traer algo para desayunar. 

Luego de bañarse, se vistió en total silencio, Bill seguía profundamente dormido ahora abrazado a una almohada, Tom rió ante eso, de seguro seguía creyendo que él estaba a su lado. 

Salió de la habitación para ir al teléfono y pedir que le trajeran el desayuno a la casita, pero antes que pudiera llamar tocaron a su puerta insistentemente. Él fue muy rápido pues no quería que algún sonido despertara a Bill. Al abrir la puerta se topó con la sorpresa que era su papá vestido de traje y con uno de los de su seguridad a un lado. 

—Papá… hola —apenas dijo sorprendido. 

—Feliz cumpleaños —disimuló una sonrisa, y se acercó apenas para darle un abrazo—. Te busqué por la casa pero me dijeron que quizá estabas aquí, en la casita que te hizo tu abuela… al parecer ella desde siempre quiso separarte de nosotros —dijo eso formando una mueca de descontento la cual disimuló con una sonrisa después—. Bueno… jeje… 


—¿Qué haces aquí? Yo… 

—Te traje algo, ten. —Le extendió en la mano una cajita negra de terciopelo, ¿una joya? Pensó Tom—. Vamos, ábrela, te gustará. 

—Papá… no debiste. —Abrió la cajita encontrando una llave ahí. 

—Tienes quince años ahora, sé que aún no tienes una licencia pero… —Miró a uno de sus guardaespaldas y éste llamó por un intercomunicador dando una orden. 

Un auto negro ingresó por el camino de piedras hasta la puerta de la casita, su papá aplaudió y luego le abrazó, un costoso auto le era regalado y Tom estaba casi en shock, jamás se lo hubiera imaginado pero era lógico puesto que su papá no había asistido a su fiesta, sabía que debía compensar esa ausencia y no vio otra opción que en un costoso regalo. 

—Vamos, hijo, puedes manejarlo aquí —le palmeó la espalda animándolo. 

—Oh, no… Yo… —no sabía qué decir—. Papá, gracias, siento que es demasiado, o sea, que no sabré cuidarlo, no sé si deba manejarlo, sabes que aún no sé muy bien, bueno… —Gordon Kaulitz hizo una mueca y Tom tuvo que salir de su casita para acercarse al auto, complacería a su papá por un momento y luego sabía que se iría y podría estar en paz. 

Manejó el auto frenando unas cuantas veces y luego se imaginó lo que sería llevar a Bill a un lugar lejos de todo a su lado como copiloto. Y fue cuando deseaba realmente ser adulto. 

—Hijo, debo irme, pero regresaré en la noche. 

—De acuerdo. 

—¿Sabes dónde está tu mamá? 

—En la sala, me imagino, estuvo en mi fiesta, no me he asomado por allá, quiero estar aquí un tiempo más. 

—Está bien. Nos vemos y si quieres manejar el auto por aquí adentro solo debes decirlo a los empleados, ellos te ayudarán. 

—Sí, claro. 

Su papá se alejó con los de su seguridad y se subieron a sus respectivos autos para salir de la mansión. Tom se quedó parado ahí por un momento, él no quería la vida de su papá, solo esperaba tener tiempo para hablar con él con respecto a su futuro e insistirle que él tenía sueños y uno de esos sueños era estar al lado de su persona especial, por eso no quería mudarse a América. 

Bill despertaba luego de que escuchara las sábanas caer al suelo por su culpa y se dio la vuelta, ya que estaba boca abajo y abriendo los ojos se percató de donde estaba. 

Se sobresaltó en la cama al no sentir a Tom a su lado, de seguro ya era tarde y él había dormido mucho, de seguro Tom había escuchado sus ronquidos, qué vergüenza y recordó lo que había pasado en la noche, los muchos besos y lo que Tom provocó en él, esos recuerdos le provocaron un sonrojo y una agitación extraña. Bajó su mano a sus pantaloncillos e hizo una mueca de asco al sentir adentro algo viscoso en su ropa interior. 

—No puede ser —dijo un poco asustado y salió rápido de la cama, caminando de puntitas se asomó fuera de la habitación, parecía haber ruido en la salida. Casi corrió hacia el baño tratando de no ser evidente y al entrar ahí Tom pudo escuchar el grifo de la ducha abrirse. 

Bill estaba un tanto avergonzado pues no sabía de dónde tendría el valor para mirar a los ojos a Tom después de lo que había pasado, casi se habían acostado, así lo sentía él. 

Con jabón se quitaba esa mancha casi seca que tenía en el bajo vientre, cómo pudo venirse así de esa manera solo con sus caricias, eso lo hacía sentirse muy infantil. Resopló en el agua caliente y luego de terminar de bañarse decidió salir. Caminó igual de sigiloso por el pasillo rumbo al cuarto de Tom, envuelto totalmente en la toalla grande. Y fue una sorpresa encontrarlo ahí, tendiendo la cama, acomodando el desastre que Bill había causado. 

—Lo siento —dijo Bill con pequeña voz, parado descalzo en el lumbral de la puerta y sintiendo aún la vergüenza además de estar desnudo solo cubierto por la toalla blanca que encontró en el baño. 

—Hola. 

—Sí, hola —que poca educación de no saludar primero, Tom le sonrió y se le acercó, Bill tragó saliva retrocediendo un poco y Tom se detuvo. 

—¿Estás bien? ¿Dormiste bien? 

—Sí. —Bill seguía tenso, no sabía cómo disimular sus estúpidos nervios infantiles y Tom al menos pudo entender eso. 

—Te dejo, puedes vestirte y he mandado a traer el desayuno, te espero. 

Bill entró al cuarto sintiéndose un poco mal, ni le había agradecido, ni le había dado un beso de buenos días, nada, él no había sido capaz de actuar normal como Tom. Se ofuscó por eso comenzando a vestirse con su ropa de ayer. 

Tom alistaba en la mesa jugo de naranja con tostadas que una empleada había traído hace minutos. Esperó a Bill casi quince minutos y éste salió un poco cohibido, Tom no sabía qué hacer para que se sintiera a gusto. 

Bill se sentó a su frente y tomó la tostada. Sabía que debía decir algo pero no exactamente qué. 

—¿Estás bien? —preguntó Tom al sentir su silencio como alguna cosa mala. 

—Sí, lo estoy. —Su voz sonó fingida y él aclaró su garganta—. Yo… —bajó la cabeza comenzando a agitarse un poco. 

—¿Pasa algo? —Bill negó y Tom ya no le creía—. Sí, siento que te pasa algo. 

—En realidad no, pero… yo… ehem… ayer no quise actuar así —habló con culpa refiriéndose a lo que pasó entre ellos dos antes de dormir, Tom se quedó pensativo por un momento—. Te había dicho que no pasaría nada y te besé… entiendo que tú… y que yo… pero no quería, bueno sí quería pero te obligué y me puse… así, como sabrás, viste lo más vergonzoso de mí entonces… yo… disculpa. 

Tom trató de entenderlo y extendió una mano para tomar la suya que dejó la tostada a un lado. 

—No puedo creer que sientas que fue tu culpa cuando no fue así. Me gustó lo que pasó y lo que me dijiste, todo está guardado aquí —señaló su pecho—. No olvidaré eso, ayer me demostrarte muchas cosas y ¿quieres saber qué pienso? —Bill asintió aún con sus mejillas sonrojadas, intentaba que ese bochorno se le pasara, pero nada funcionaba—. Que todo vale en este mundo para luchar por ti, deseo que esto nunca acabe. 

Los ojos del pelinegro se iluminaron y prácticamente saltó a los brazos de Tom en un abrazo que deseaba tanto, ambos lo deseaban. Se sentó sobre sus muslos queriendo estar ahí por mucho y sintió los suaves besos de Tom en su rostro y luego se miraron a los ojos, Tom terminó acortando la distancia para besarlo. Ese beso les recordó a lo que había pasado ayer, ahora había como una especie de hambre por los dos, un deseo más fuerte que ellos capaz de salir en esos momentos sin que alguno pudiera hacer algo por detenerlo. Bill se agitó y se abrazó más como podía. El desayuno quedó a un lado cuando Tom se levantó con Bill sobre él, con sus piernas a ambos lados de su cintura y por su peso lo sentó en la mesa por un momento continuando devorando su boca. Otra vez el menor se sintió flotar en una nube y un gemido escapó de sus labios en cuanto Tom comenzaba a delinear su largo cuello. 

Bill trataba de concentrarse las palabras que Tom le decía, cosas como que le extrañaría, que deseaba quedarse con él; pero su mente se iba a esas sensaciones tan agradables que todo su cuerpo comenzaba a sentir. Tom jaló de él para alzarlo en sus brazos otra vez y Bill sintió cierto temor al punto de que sus manos se pusieran frías cuando Tom lo conducía a su cuarto y aunque le dijese que no le haría nada, eran solo disculpas para no asustarlo, ambos sabían que no podían detenerse. 

Lo recostó en la cama y Bill bajó ambas manos a lo abultado de su entrepierna, estaba duro y jadeaba sin poder contenerse, Tom parecía estar igual pues su mirada era distinta, era como el día de ayer por la noche. 

—¿Estás bien? —preguntó Tom acariciando sus piernas, subiendo por ellas hasta su entrepierna. Bill abrió la boca sin decir palabra, solo cerró sus ojos—. No quiero hacer algo que no quieras. 

—Yo no sé qué quiero… —jadeó el otro. 

Tom fue sobre él y Bill supo lo que vendría, otra vez esa sensación de sentir que su corazón se iría hasta su boca y se atragantaría de placer, esa sensación que le quería hacer gritar le invadió, una desesperación muy agradable y un miedo que le excitaba cada vez más. 

La puerta sonó borrando la sonrisa que Tom tenía en el rostro, se tensó un poco separándose de Bill quien se sentó inmediatamente. 

—Alguien llama, Tomi. 

—Lo sé, lo sé, espero y sea… la servidumbre —Bill asintió un poco incómodo, aún estaba tan caliente y debía aprender a regular eso. 

Tom le dio un beso en la punta de su nariz y al levantarse Bill vio como se acomodaba los pantalones y suspiraba al pasar la mano por su entrepierna, Bill sonrió algo orgulloso al saber que Tom estaba igual que él por su causa. 

El de rastas sintió cierto temor por la forma en cómo sonaba la puerta de su casa, insistentemente, solo podía ser su madre que de seguro se había dado cuenta del auto último modelo que su padre le había regalado, de seguro quería sacarlo de la casita a presumir eso ante los pocos invitados que habían trasnochado. Y lo que menos quería Tom era justamente eso, salir de la casa para presumir. 

Al abrir la puerta no se topó con su rubia madre vestida con abrigos costosos ni tacones altos; no, solo estaba una mujer de cabellos negros ondeados, vestida muy simple de jean y camiseta, Tom ladeó la cabeza y solo pudo reconocerla al oír su voz. 

—¿Dónde está Bill? —preguntó con el ceño fruncido, era la pastelera, la mamá de Bill y Tom se puso un poco nervioso. 

—Señora Simone… 

—Sí, y tengo mucho que hablar contigo. 

Adentro, Bill pudo reconocer la voz de su mamá y salió casi corriendo de la habitación de Tom rumbo a la puerta, no quería que regañe a su novio, eso sería muy vergonzoso y cuando salió y Simone lo vio casi pegó un grito, era como si viera a un monstruo, Bill se sobresaltó ocultándose detrás de Tom. 

—¿Qué le hiciste? 

—Lo explicaré —dijo Tom de inmediato, Bill no entendía qué era lo que su mamá veía en él y solo se sintió intimidado. 

—Mamá, él no me hizo nada, no le llames la atención. 

Tom hizo pasar a Simone que de inmediato tomó de la muñeca a Bill. 

Despeinado, sudado y con una marca roja en el cuello, Simone sabía lo que ellos dos estaban haciendo y su corazón de madre se rompió ya que lo veía peligroso. 

—Tom, seré clara. 

—Señora Simone, déjeme explicarlo. 

—Mamá, por favor… —Bill jalaba de ella para salir de ahí. 

Tom miró a Bill intentando calmarlo y Simone aún miraba retadoramente a Tom, como si fuese una amenaza. 

—Mi Bill tiene trece años, es un niño que quiere estudiar y tú andas seduciéndolo… 

—¡Mamá! 

—No digas nada Bill. Mira Tom, no sé cómo sea para ti estas cosas, crees que por ser el hijo de una sirvienta puedes aprovecharte de él y nadie dirá nada a nadie, que será un simple secreto oscuro, pero jamás permitiré que se aprovechen de mi hijo en mis narices. Estoy buscando otro trabajo. 

—¡Mamá! —Bill chilló con todas sus fuerzas, estaba asustado de todo lo que su mamá decía y no sabía que Tom también lo estaba. 

—¿Puedo hablar? —preguntó Tom con cara de espanto, Simone asintió aún tomando a Bill de una muñeca—. Lamento que usted esté pasando esto, yo lo único que tengo que decirle es que quiero a Bill, lo quiero en serio, no como un juego o pasatiempo, estoy enamorado y puede pensar que por tener quince eso no tenga algún valor, pero para mí sí y no deseo renunciar a él así no más. 

Simone negó con la cabeza. 

—Mamá… —Ella miró a Bill al escuchar su voz entrecortada—. Yo lo quiero, él no me ha hecho daño. —Simone suspiró hondo queriendo calmar su ira y luego se percató que ambos eran solo niños jugando a ser adultos. 

—Ustedes se lamentarán mucho cuando crezcan, ¿qué piensan? ¿Que van a poder estar juntos por siempre? Niños ilusos. 

—Lo intentaremos —dijo Tom, rogando con la mirada un poco de comprensión. 

—Tu madre puede pagársela conmigo, ya me advirtió y ¡mira! Pasaste la noche con mi hijo, Dios quiera que ustedes no hayan hecho algo o sino eso si que no lo tolero, Tom. —Le miró seria y desafiante, el de cortas rastas bajó la cabeza. 

—No pasó nada, no hemos hecho algo del cual podamos arrepentirnos. 

Simone miró a Bill, lloraba en silencio por la vergüenza de la situación y ella como madre sintió su corazón romperse, su Bill no merecía llorar por cosas así. 

—Creo que no hay más cosas que decir —dijo ella—. Solo quiero que seas consciente —le dijo a Tom—, y tú también —miró a su hijo—. A los dos, porque no será fácil y si me lo permites, me lo llevo porque me ha desobedecido. 

Tom asintió y Bill sintió una especie de alivio pues su mamá no había sonado muy severa. 

—Gracias señora Simone, tomaremos en cuenta sus palabras y por favor, la culpa fue mía, fue mi cumpleaños y Bill quiso venir, entiéndalo, no lo castigue por esta vez. 

—No, él tiene que pagar sus acciones. 

Tom sintió angustia, no sabía cómo Simone le castigaría. Bill le miró aún con los ojos llorosos y Tom no sabía qué hacer. Apenas se le acercó y le dio un abrazo que Simone permitió viendo a su hijo romper en llanto por la situación tan incómoda. 

Como hijo aún pequeño no pudo apelar. Fue jalado por su mamá fuera de la casita. Miró hacia atrás Tom le mandó un beso volado sin que su mamá se diera cuenta, ella le decía tantas cosas. Bill solo se concentraba en lo que había visto de Tom, su agradable sonrisa y ese beso que salió de sus labios perdiéndose en el aire y llegando a su corazón.

Las despedidas son tristes ;_; veremos cómo logran vencer la adversidad. Besos y hasta la próxima.

6 comentarios:

  1. DIOS!!! El deseo, la pasión y la lujuria ke ya sienten desborda sus jovencisimas vidas nubla sus pensamientos y los konducira a kometer actos impuros de los kales se arrempentirán de adultos ( piensa Simone )y yo le diria " Sra estamos en el siglo XXl, si su hijo gusta y kier a otro chiko no es pecado... es normal y natural ke las personas se amen y siendo totalmente mutuo ese sentimiento... sin géneros, ni rótulos ni etiquetas no tiene por ke ser juzgado TIENE KE SER CELEBRADO " Al iwal ke ud deseo ke Billito no sea lastimado de ninguna forma y kreo en el sincero kariño de Thomas( espero ke no me defraudes rastitas o sino...) Y ahora se separan por la desobediencia de Billito y por la "seducción" ke Thomas ejerció sobre él... y ahora no se verán pero... por kuanto tiempo? ¬¬ :'( INSUPERABLE KPI!!! TKUM DamitaRosa

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    1. Hallo *o* qué linda descripción del amor de adolescente~ Y bueno, con respecto a Simone, creo que ella ve un peligro porque Bill tiene 13 años, aún es un niño u_u ese es el gran detalle.
      veremos por cuánto tiempo no se podrán ver u_u
      besitos <3

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  2. wow! O.O...estoy sorprendida O.O...tan pequeños y ya sentir todo eso el uno por el otro O.O...ultra-wow!!! <3...no tiene nada de malo ke se amen y sientan todo eso el uno por el otro...al contrario el lo mas bonito del mundo...aun ke se sea pequeño o grande el sentimiento es el mismo... y, al igual ke el comentario de arriba, en estos tiempos es normal ver ese tipo de demostraciones de amor :) ..

    Yo los apoyo chicos!!! <3..

    Tom te encargo mucho a mi Billito okey ;) ...

    Gracias!! ^^...espero el proximo!! :D...

    SALUDOS BESOS Y APAPACHOS!!! <3

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    1. hallo <3 sí, ellos creen que es amor ;_; como los grandes, pero bueno... aún son tan pequeños y creen que es amor, aunque no sé, quizá todo sea una sublime ilusión. Veremos cómo lo solucionan...
      Besitos, veremos si Tom puede cuidar de ese pequeño Billito
      mauh <3

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  3. Y el próximo capitulo O__________________O??
    No hay mas T___T
    Porfiss subelaa :D

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    1. pronto *o* tan pronto dgbdbd
      besos <3 ya lo tengo listo :3

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