Póster - 30

*o* holas~ al fin el capítulo 30, parece ser que al escribir capítulos cortos se hace más larga la espera, pero si no lo hubiera hecho así quizá este fic no habría visto la luz xd. Gracias por ser pacientes. Besos~

—¿Bill? —llamó Tom al verlo con cara de preocupación. El pelinegro centró su vista en él y frunció el ceño. 

—¿Qué? 

—Pues, ¿qué pasa? No entiendo por qué estás así de… raro. Vendrán a recogerte… 

—¡Lo sé! Asuntos míos. 

—¿Por qué el póster te trajo a mí? También quiero saber. —Bill lo miró algo ofuscado. 

—No te lo diré, ¡y no insistas! 

—¡Ashh! ¡Ya! Uno intenta ser amable contigo pero no se puede, eres insoportable, eres… hipócrita, no sé cómo la gente puede seguirte. Es más, no sé cómo pude seguirte en su momento, pero créeme que acabas de perder un fan. Solo quiero hablar con Bill, ¡tú no! El otro que sale… 

—¡No hay ningún otro! Y no voy a soportar tus palabrerías, solucionaré esto pronto, no me volverás a ver jamás, así que estate contento. 

Salió de la habitación pasando cerca de Tom y buscando la sala, alguna salida de esa casa. 

—Espera, Bill. —Le siguió por detrás, pero el pelinegro continuó su camino algo impaciente. Encontró un sofá y se sentó ahí cruzándose de brazos. 

—Me iré dentro de poco y me llevaré ese póster, y todo volverá a ser como antes. No te preocupes. —Tom se le acercó con algo de temor y lo miró a los ojos cosa que Bill le esquivó. 

—¿Estás loco? Te dije que ese póster es mío. —Bill torció la boca y apretó sus puños poniéndose en pie sumamente molesto. Tom retrocedió un poco—. Cuidado… 

—¡No me digas qué hacer! —Lo tomó de la chaqueta y logró empujarlo al sofá poniéndose él encima, intimidante, amenazante. Tom solo llevó sus manos hacia las del otro para evitar que le hiciera daño—. Tengo que solucionar un asunto importante, tedioso, ¡estresante! La gira está por empezar y sí, desaparezco a cada rato en contra de mi voluntad, ¡me marcaste el cuello! Ahora acabo de ser consciente de la gravedad del asunto, ¡y no quieres cooperar! Dices que ese póster es tuyo, pero ¡es mi vida la que está en juego aquí! Así que no me vengas con estupideces, ¡vienes conmigo y sin rechistar! —Tom frunció el ceño, se estaba cansando de soportarlo. 

Forcejeó con él, removiéndose en todo el sofá. Bill era fuerte, sin duda, pero Tom estaba también airado, indignado por tanta prepotencia. 

—¡Haré que te trague el póster y que nunca más aparezcas! 

—¡Haré que te comas tus palabras! —le gritó Bill debajo de su cuerpo, Tom le había aprisionado contra el sofá—. Será mejor que me sueltes. —Lo tenía aprisionado de las muñecas. 

—Estás en mi casa, ¿lo olvidaste? No sé cómo pueden soportarte, es algo que me lo estoy preguntando seguido. Todo lo que demuestras ser ante cámaras es una completa mentira… ¡Falso! 

—¡Grr! ¡No permito que alguien como tú me grite! ¡Suéltame! 

Forcejearon hasta que se cansaron. Y es que no habían dormido casi nada durante mucho. Ya a ambos les dolía la cabeza. Hasta que el timbre sonó y cansados se detuvieron. 

Bill salió de entre los brazos de Tom para abrir la puerta y al hacerlo Saki estaba luciendo estresado junto a Georg. 

—¿Otra vez aquí? —cuestionó el castaño—. No puedo creerlo, apenas han pasado horas y estás aquí. 

—No me cuestiones nada. Debemos ir a un lugar ahora mismo. Saki, lleva a Tom contigo y lleva consigo el póster que él tiene. 

—¡Estás loco! —gritó Tom desde adentro y luego levantó ambas manos al ver lo alto que era Saki. 

—Muchacho, no te resistas. 

—Me las pagarás, Bill. —musitó rindiéndose. 

Saki entró y tomó el póster para luego acompañar a Tom tomado del brazo al auto. 

Que tal madrugada la que vivirían. 

Bill se comía las uñas del nerviosismo, no podía estar quieto. Georg estaba a su lado y puso una mano en su pierna. 

—No me toques, no ahora —dijo un tanto angustioso. 

—Aún no sé a dónde vamos. 

—A la casa de Jeff Maden. 

—¿Qué? —casi exclamó Georg mirándole estupefacto—. ¿El fotógrafo? 

—Ese idiota, exactamente. 

—Bill, estás loco. 

—No Georg, no, es él quien lo está o lo estará si no remedia lo que hizo, ¡y no estoy para responder preguntas! Deja que arreglo todo, hoy mismo o dejo de llamarme Bill Kaulitz. 

Tom escuchó sus reclamos y solo pudo suspirar desde el asiento de adelante, miraba por el espejo retrovisor a la pareja de atrás, algo le incomodaba de todas maneras… Algo en su corazón le fastidiaba al verlos juntos. 

Acarició su póster sabiendo que de ahí salía el otro Bill al cual comenzaba a querer, esperaba verlo otra vez antes que Bill, el que estaba en el auto, decidiera “arreglar” todo a su manera.

¿Podrá arreglar semejante problema? *w* lo veremos prontito. Besos :*