jueves, 8 de noviembre de 2012

Mejor Amiga - VII

n_n~ no me olvido de este fic, ya casi llega a su fin y este capi es especial, mi primer lime hetero *o* no fue difícil xd Espero les guste~

Todo estaba listo, los familiares, el padre, los invitados y los novios. No podía creer lo que estaba por acontecer… pero caminó con su hermoso (para él horrible) vestido blanco por en medio de la iglesia ante la atenta mirada de todos los invitados, había alguien tocando el piano la famosa marcha nupcial y al fondo de la iglesia estaba esperando un joven apuesto. 

—¿Qué estoy haciendo? —se cuestionó mientras seguía avanzando—. Esto no está bien… no lo está. 

—Sí lo está. —Apareció Simone a su lado. 

—No soy una mujer —dijo mientras seguía avanzando con ella de su brazo. 

—Es tu destino Bill, casarte y ser feliz… 

Luego sintió a Georg tomarle de la mano, ¿qué estaba pasando? 

—No… —dijo él bastante incómodo—. No soy una chica, me llamo Bill, ¡Soy Bill! —gritó para todos. 

—Lo sé —dijo Georg calmado, mirándolo—. Te quiero como Bill, serás mi esposo hoy… —Le sonrió y eso le asustó mucho. 

Prácticamente corrió por la alfombra floreada de la iglesia, pero ésta no terminaba; además, el vestido le pasaba tanto que terminó por caerse al suelo. Y vio unos zapatos conocidos cerca de él y alzó la mirada… 

—Annie… —Tenía lágrimas en sus ojos y le lanzó un ramo de flores, era su dama de honor. 

—Adiós Bill… 

—¡Noo! ¡Noo! —Se sacudió en la cama estaba sudando. Su respiración estaba tan agitada, pudo abrir los ojos desmesuradamente y aún sentía esa sensación de miedo—. Una pesadilla —se dijo a sí mismo en cuanto regresó a la realidad. Frunció el ceño bastante incómodo—. Una pesadilla que puede ser verdad si no hago algo… 

Un día más empezaba y realmente no sabía si podía ver a Annie o no, eso le angustiaba. 

Al alistarse y salir de su habitación, misteriosamente su mamá no estaba en casa, ¿dónde había ido tan temprano? 

De vuelta a su cuarto a cambiarse de ropa para salir, quería ver a Annie, aún no sabiendo que la familia de ella la había sermoneado y habían tocado temas serios la noche que llegó a casa. 

Con el cabello enredado y casi con la ropa desalineada, entraba a en casa siendo empujada por su madre, aún le metía golpes con la vara. 

—Ya basta mamá —lloraba ella, bastante nerviosa. 

—Todo el día te ausentaste, te dejé vigilada y me dijeron que estuviste en la cabaña con tu amiga, ¡toda la tarde! —Adentro en la casa, el padre de ella acababa de llegar de los negocios en otro pueblo. 

—¿Qué pasó con Annie? —preguntó él un poco preocupado, viendo a su hija llorar sobre el sofá de la sala, se tapaba el rostro con ambas manos—. ¿Hijita? 

—Tu Annie estuvo todo el día afuera. —El padre se puso serio, pero se sentó cerca de ella. 

—¿Qué pasó Annie? 

—Estuve con Bella, con mi amiga… 

—Ya sabes lo que pienso de esa chica —habló la mamá con voz dura. 

—Es mi amiga —dijo con un poco de culpabilidad, aún no dando la cara a su mamá. El papá intentó comprenderla, pero días antes había hablado con su esposa de que a ellos les parecía sospechoso la actitud de Bella, esas ganas de ir con ella a todas partes y sobretodo la mirada que ésta tenía para con su hija, era evidente que su interés sobrepasaba el de la amistad. 

—Hija —habló él bastante nervioso—, en estos tiempos hay tanta depravaciones en el mundo… —Enmudeció un poco al ver la mirada extraña de su hija—. Lo que quiero decir, es que ahora en este siglo, la gente… ehem… 

—¿Papá? —Ella estaba intrigada, qué pasaba con sus padres. Su mamá se había sentado al lado de su marido y estaba muda mirando hacia un punto de la casa, como respaldando a su esposo pero sin decir nada. 

—Que en este tiempo la gente puede… puede que le guste la gente de su mismo sexo. —Annie abrió los ojos en sobremanera—. Esas cosas son pecaminosas hija… 

—¿Qué tiene que ver eso conmigo? —Alzó un poco la voz bastante incómoda. 

—Que parece que a tu amiga le interesas —habló la madre con voz firme y mirándola a los ojos con desaprobación. Annie abrió la boca para replicar algo, pero nada salió de su boca, solo un simple quejido y sus mejillas se colorearon de rojo, se sentía descubierta de cierta forma y ella no era de tocar esos temas con sus padres, esas cosas le causaban vergüenza. Pero ambos padres se miraron cómplices, interpretando ese sonrojo como una confirmación de sus sospechas. 

—No la verás más. 

—¡Papá! 

—He dicho, mi hija es muy mujercita para estar andado con esa otra, que… que poco chica parece, no estaré de acuerdo con esa amistad abominable. —Se levantó de ahí y salió de la sala. Annie miró con odio a su madre y salió de ahí rumbo a su cuarto. 

Recostada en su cama, lloró de rabia, ¿qué haría ahora? No tenía salida… 

*** 

Bill caminaba por la pradera y pudo coger algunas flores que sabía era del agrado de Annie. Cuando eran niños, solían jugar mucho con las flores, a Bill le parecían hermosas como Annie, así que no tenía ningún rechazo por esas cosas aparentemente femeninas. 

Armó un buen ramo de flores frescas y caminó hacia la casa de ella, pasando la pradera. Su corazón latía tanto, quería verla y saber cómo está. Pero al llegar a la puerta de su casa, decidió mejor esconder el ramo de flores para no levantar sospechas, lo puso al lado de la puerta, como para quien saliera no lo viera. 

Al tocar, el padre fue quien le abrió rápidamente la puerta. No pasó desapercibido su gesto molesto, ni la repasada que le dio con la mirada de pies a cabeza. Bill no lucía como una completa chica. Tenía una polera negra y jeans azules, como un chico… solo su cabello largo y sus ojos delineados se podría decir que era femenino, pero el resto, cada vez más parecía ser todo un hombre. Eso le disgustó mucho al padre de Annie. 

—Annie está castigada —dijo escueto—. Así que no saldrá, no la busques más, ¿de acuerdo? —Bill abrió la boca intentando replicar algo, pero no sabía qué, se sentía despreciado. 

—Lo entiendo —habló bajito—. Déle mis saludos… —No continuó más pues la puerta fue cerrada de golpe. 

Dio media vuelta resignado, además de muy preocupado… ahora, ¿qué haría? 

Había un inmenso sol y casi ya iba a ser medio día… debía regresar a casa. Pero en eso, mientras pasaba por el establo de la familia de Annie, creyó escuchar su voz. 

El establo quedaba a la espalda de la casa. Era un lugar en donde había algunas vacas, además de dos caballos. Estaba rodeada de unos inmensos árboles, así que Bill caminó sigiloso, ocultándose por entre éstos para acercarse al establo. 

Por entre las maderas del lugar, logró divisar a Annie, estaba ordeñando una vaca y tatareaba una triste melodía. Lucía melancólica y bastante cansada, se pasaba el brazo por la frente sudada, y de rato en rato se quejaba de su condición… extrañaba mucho a Bill. 

Él entró en aquel lugar, caminó de puntitas, acercándose a ella. 

—Bill… —Ella suspiró de espaldas a él mientras leche fresca caía en una cubeta de metal. El pelinegro se emocionó y sonrió ante la mención de su nombre de parte de la castaña. 

—Annie. —Ella dio un salto y la cubeta de leche terminó vaciarse al suelo por su brusco movimiento—. Lo siento mucho… —dijo apenado, pero a ella poco le importaba la leche derramada, se levantó de su pequeño banco y avanzando algunos pasos se le acercó para abrazarlo. 

—¡Me asustaste! —abrazó a Bill—. Te extrañé demasiado tanto que creí vivir una pesadilla. —Bill abrió los ojos, es que él había tenido una pesadilla. 

—También yo, mucho, te extrañé mucho. —Separándose de ella, tomó su rostro y le dio un pequeño beso. Pero ella se le abalanzó encima besándolo con insistencia, estaba tan desesperada. Más después de lo que sus padres le habían dicho, que dejara de ver a su mejor amiga, ella no podía porque estaba enamorada de Bill y Bella también, de todo lo que él era. En cuanto ella pudo separase, Bill tomó una de sus manos para luego darle el ramo de flores—. Para mi novia… —dijo y algunas lágrimas se le acumularon en los ojos de Annie—. Oh, no, no llores, no quise hacerte llorar… 

—Descuida —dijo para luego taparse la boca intentado retener aquellos quejidos producto del llanto, se compungió ahí y Bill la abrazó sintiendo sus temblores y sus ganas de reprimir su llanto. 

—¿Qué pasa? Annie dime… —Pero ella no le diría, para no preocuparlo le ocultaría que sus padres le habían prohibido verlo. 

—Es la emoción… las flores —mintió. 

—Nunca más te vuelvo a regalar eso, lo prometo. 

Pasaron un buen rato abrazados, suspirando y dándose pequeños besos en los labios, con los cuales terminaron sonriendo y suspirando al mismo tiempo. 

Luego, Annie tuvo que terminar de llenar una cubeta con leche fresca para lo cual Bill le ayudó con el ordeño para que terminara rápido. 

—Bill, debo dejar esto en casa, dudo que me dejen salir —lo miró apenada—. Estoy castigada… —No quiso explicarle más. 

—Entiendo Annie. 

—Pero —ella le sonrió cómplice—. Estoy segura que tendré trabajo aquí, en el establo, Pegazo y Unicornio necesitan que los peine, detesto hacerlo. —Señaló a sus dos caballos—. Pero estoy segura que mis padres me mandarán de regreso para hacer eso… es que estoy castigada —no dejaba de sonreír. 

—Benditos castigos, Annie —ella lo besó. 

—Regresó, espérame aquí… 

Salió con la cubeta llena de leche y caminó por entre los árboles de su casa, para luego entrar por la puerta trasera de su cocina. 

—¿Tanto demoraste? —dijo su mamá quien cocinaba y necesitaba la leche. 

—Sí, es que Dorita está secándose —acusó a una de sus vacas. 

—Uno de estos días la mandaremos a matar. —Annie tragó duro, sería la causante de la muerte de una de sus vacas, pero luego suspiró queriendo regresar al establo—. ¿Qué haces ahí parada? Ayúdame a cocinar. —Ella tragó saliva. 

—Creí que me habías dicho que peinara los caballos. —Ella frunció el ceño y la encaró algo fastidiada. 

—¡Entonces que haces aquí! ¡Vaya a dejarme los caballos bien peinados! 

—Sí… ya voy mamá. —Caminó pesadamente, como si no quisiera regresar, su madre la miraba con desaprobación, aún estaba molesta con ella. 

Annie corrió de regreso, entrando al establo y cerrando la puerta de madera tras sí… adentro no había nadie aparentemente. 

—¿Bill? —susurró buscándolo. 

Caminó por el lugar de las vacas, no había nadie y luego fue al lado en donde estaban los dos caballos que se emocionaban al verla caminar tan sigilosa—. Bill… —Nada… ni una respuesta, comenzó a creer que se había ido… 

Caminó por el pequeño almacén de heno y vio algo moverse por toda esa paja, se acercó sigilosa y luego su tobillo fue atrapado por una mano. —¡Ahh! —gritó asustada al caer sobre el heno y descubrir quien estaba debajo de todo. 

—Lo siento —reía él—. Estaba probando el camuflaje. —Ambos se removieron por todo aquello, pero parecía más cómodo estar sobre la paja. 

—Me asustaste. —Reía con Bill ahora sobre ella quitándole algunas pajitas de sobre su cabeza—. Casi me da un paro cardíaco… 

—¿Sí? —dijo poniendo su frente sobre la de ella y luego descendió un poco más hasta sus pechos, para sentir sus latidos agitados. 

Annie tenía una pequeña blusa algo escotada y unos jeans viejos. Se removió un poco empezando a agitarse, pero Bill no era un chico que quería sobrepasarse, es que nunca había tenido la oportunidad con alguna chica que no sea ella. 

Pronto los besos intensos se hicieron presentes y luego Bill se separó de ella bastante agitado, jadeando, no quería hacerle daño, pero Annie, ella lo deseaba tanto, no se percataba mucho de todo lo que causaba en Bill y que podían haber consecuencias por provocarlo. 

—Espera Annie… ahh… —quedó su réplica en su garganta al sentir la mano de ella metida en sus pantalones, acariciándole de manera muy sexual— No… —llevó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos un momento, oleadas de placer lo dominaban. 

—Te quiero Bill —decía ella, acariciándolo, pero él volvió a enfocar su vista en ella que estaba recostada sobre el heno. 

Bill tomó su blusa y se la quitó, quedando ella con su sujetador, respiraba agitada, casi audiblemente, Bill acomodó su blusa bajo su espalda casi con movimientos desesperados y luego se quitó él su camiseta, poniéndola debajo de ella también, ella se quedaba asombrada de la fuerza que él podía tener para alzarla y volverla a recostar ahí. 

—¿Qué hacemos? —preguntó ella mientras Bill le besaba el cuello, delineándolo con su lengua, casi saboreándola. 

—No lo sé… 

Algunos minutos pasaron, en los cuales, ninguno podía controlar sus movimientos, agitados frenéticos, la ropa sobraba, ambos jeans terminaron debajo del cuerpo de Annie, y luego Bill fue con ella, quiso unirse por competo, casi no podía controlarse, era todo tan intenso. 

—Bill… —jadeó ella al sentirlo demandante sobre ella—. Ahh —gritó casi ahogándose en las nuevas sensaciones. 

—Perdón… —Besaba su frente y luego sus labios, acallando toda queja. Vio su rostro contraerse en una mueca de dolor puro—. Oh, Dios… lo siento —Temblaba tanto sobre ella, sabía que le costaría detenerse. 

Annie derramaba lágrimas que eran secadas por Bill quien salió de ella, arrepentido por hacerle daño. Pero ella, casi sin poder articular palabra, volvió a acercarlo con sus manos temblorosas. 

—Te amo —apenas le dijo—. Mi cuerpo y corazón son tuyos… —Bill volvió a desesperarse y tomando sus caderas, volvió a fusionarse con ella. 

Se movían desesperados, sintiéndose como nunca antes, poco a poco Annie empezó a gemir bajito mientras Bill la amaba de manera más concreta. 

Su primera vez quedaría grabada en su mente y cuerpo para siempre… Y era con quien quería de verdad, desde antes. 

Bill sabía que podía embarazar a una chica, así que supo terminar fuera, con temblores en todo su cuerpo, cayó al lado de Annie, extasiado de la experiencia, su primera vez. 

—Annie… —apenas dijo, jadeando, ella lo miraba mientras se cubría el cuerpo—. Eres a quien más quiero. —Se acercó a él. 

—Gracias por esto… —suspiró con una sonrisa en sus labios. 

Aunque había sangre de por medio, a ella le había parecido la experiencia más sublime de todas… aún su corazón latía desbocado… pero debía irse. 

Bill le ayudó a vestirse. Ahora verse desnudos no era tan vergonzoso, ella también le había visto y sentido todo. 

Afuera del establo una niña de casi ocho años lloraba cerca de los árboles, había podido mirar un poco de aquella perturbadora escena. Había reconocido a Bella sobre el cuerpo de su hermana…ambas desnudas, aún ella no era conciente de que Bella era un chico, pero eso ahora era secundario. 

Lo que le afectaba era haber visto a su hermana íntimamente con otra persona, estaba en completo shock y quería hablar con su mamá…

u_ú hermanitas metiches~ bueno, esto fue su primera vez de ambos, veremos qué más pasa. Solo dos capítulos más para terminar. Besos <3

4 comentarios:

  1. Annie tiene hermana? O_o
    Mientras leía sentía que Annie y Bill eran descubiertos, pero por la madre de Annie :S que bueno que eso no paso, hubiera sido catastrófico, aunque... gracias a la hermanita, :S creo que habrá problemas... :S

    Cuidate! küsses!
    Criis.

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    1. muah <3 sí, tiene hermana y es una niña espesa D: veremos qué más pasa, ya pronto llegará a su final
      besos

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  2. Hollis!! ^^..

    see...aveces las hemanitas son algo metiches ...pero tambien son un encanto! *w*...

    solo espero ke "ahora si"..bill pueda hablar con todo el abcdario completo y le deje en claro a sus papas de Annie y a su mama...

    no kiero ke ternime!! Dx...no lo podrias alargar un poco mas?...
    me pongo sentimental cuando una buena historia llega a su fin u.u ...y es por ke las vivo tambien :) ..

    SALUDOS BESOS Y APAPACHOS!! <3..

    espero el proximo!! ;)

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    1. Hola *.*~ claro, las hermanas son un encanto, no culpo a Cristina por querer ir con el chisme... veremos qué pasa con eso.
      u_u falta poco para el final, quizá se lea precipitado o no sé, ya pronto verás <3
      besitos :3

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