jueves, 15 de noviembre de 2012

Mejor Amiga - VIII

Penúltimo capítulo de este fic hetero. Tengo ideas para otros, pero cuando comienzo a escribirlos siempre me trabo XD a ver si alguno ve la luz pronto. Muah

Bill regresó a casa. Se sentía diferente, no sabía qué hacer. Sentía como una desesperación crecía en él, unas ganas de ser libre, unas ganas de vivir solo para Annie y con ella. 

Pero sentía el peso de la realidad sobre él. 

Llegó a casa muy tarde, estaba un poco sudado y decidió darse un baño. No había mucho por hacer. Pero al entrar a su habitación, notó una enorme maleta sobre su cama, se apresuró a verla, y al abrirla toda su ropa yacía ahí en orden. 

—¡Mamá! —exclamó ante ello y salió de su cuarto. 

Abajo en la sala, su mamá estaba con otras maletas, al parecer harían un viaje. 

—Te estaba esperando, ¿dónde estuviste toda la tarde? —preguntó un poco molesta. 

—¿Qué significa todo esto? Las maletas. 

—Vamos de viaje unos días, te lo iba a decir, solo que tú no me haces caso. 

—No quiero viajar, no quiero irme de aquí. 

—Tenemos Bella, ya hice un acuerdo. 

—¿Acuerdo? 

—Visitaremos a tu novio. 

Como si viviese una pesadilla, todo en su mente se oscureció, cada vez más su madre tomaba medidas más locas de poder controlarlo, de poder tomar sus dediciones por él. Aquella noche Bill discutió y forcejeó con ella, casi una pelea realmente. Él quería escapar, pero ella, con sus palabras y su actitud, terminaban dominándolo de alguna manera… Y siempre Bill temía dañarla, puesto que era su madre, su único familiar… él con apenas quince años, no podía hacer mucho realmente. Detestaba ese sentimiento de resignación, y el odio desbordante que comenzaba a sentir. 

Cerca de la media noche, un auto se estacionó al frente de la casa. Y ambos tuvieron que salir con maletas en mano, viajarían algunas horas al pueblo de Georg. 

—Le diré que soy hombre —masculló molesto—. Es más, se lo mostraré, ya verás. 

—Él y su padre ya lo saben, ¿por qué crees que no te he pedido que te pongas vestido? Él te verá así tal y como eres… —Bill abrió los ojos bastante asombrado. 

—¡Y así me casaré! ¡Estás loca! ¡Loca! —Simone tomó su mano y la aplastó—. ¡Déjame! 

—¡Silencio! No me harás un escándalo aquí en el auto. —El chofer de dicho vehículo, estaba asombrado con aquella discusión fuera de lógica—. Georg no tiene problemas con ello, el padre… él sí. Por eso viajé allá, para hablar con ellos, será lo mejor Bill, me agradecerás después cuando te ponga en una buena familia, ellos son muy amables. 

—No puede ser cierto, no quiero a esa persona mamá, cómo puede quererme siendo un chico, es ridículo, aishh… ¡Esto es enfermo! —gritó totalmente frustrado. Miró hacia la ventana, el amanecer comenzaba a alumbrar y se veía el inicio de un pueblo pequeño. 

Estaba perdido. Se suponía que nada de aquello debería estar pasando. Se suponía que si le diría a Georg que es un chico como él, éste desistiría y listo, Bill sería libre… Pero al parecer Georg lo esperaba como Bill y no como Bella; entonces, realmente estaba perdido. 

*** 

Annie tomaba un baño… no podía evitar sonreír y reír de la nada ante cualquier recuerdo de Bill. Haber estado con él de esa manera tan íntima, ella no podía esperar para verlo otra vez. 

—Escaparé, sí, le pediré ir al bosque, más arriba en la montaña, allá donde no hay personas… jijiji… —Tramaba planes, en eso pasaba su día. 

Salió de su habitación con un hermoso vestido, se había puesto un listón que sujetaba su cabello y se había perfumado. 

Bajó a desayunar, y en el pasillo se encontró con su hermanita Cristina, quien la miraba con desaprobación. 

—Cristy, qué pasa. —Ni le había saludado, parecía estar asustada mirándola. 

—Eres… no mereces ser mi hermana. —Se giró sobre sus talones y corrió fuera de su vista. Annie se quedó pensando en su actitud, algo pasaba, pero no podía adivinarlo. 

Durante todo el desayuno Cristina estaba nerviosa, y algo temerosa, no comía y trataba de evitar la mirada de su hermana sobre ella. 

—¿Cristina? —cuestionó el padre— ¿Por qué no comes? ¿Qué pasa? —Annie la miraba y trató de calmarla, se le acercó y posó una mano sobre el hombro de la niña. 

—¡NO! ¡Tú no me toques! —y salió de ahí corriendo, realmente asustada, no estaba fingiendo y eso no pasó desapercibido por ambos padres. 

—¿Qué le hiciste Annie? —habló la madre un poco ruda. 

—Nada… —Annie tenía los ojos abiertos totalmente, y empezó a agitarse, algo así no sabía como controlar, ¿qué pasaba con Cristina? 

La mamá fue donde su menor hija que lloraba sobre su camita, estaba asustada, decepcionada, tenía una mezcla de sentimientos que no sabía cómo manejar a sus cortos ocho años y por lo tanto solo podía llorar sintiendo las ganas de que alguien le quite esa incomodidad del cuerpo. 

Su madre fue comprensiva, y se quedó a su lado preguntándole qué pasaba, que ella podía ayudarla, entonces Cristina la miró con ojos llorosos, y temblando. 

—Es… 

—Dime cariño, yo te ayudaré, qué te hizo Annie —Cristina negó con la cabeza. 

—Nada… sniff… a mí no… —Puso su cabeza sobre la almohada, estando boca a bajo— Estaban ella y Bella… 

—¿Qué? —la mamá la sacudió y Cristina la miró. 

—Ellas dos sin ropa… en el establo. 

La mamá se quedó fría ante esa revelación. Era lo peor que había podido escuchar. Su hija enredada con la otra tal y como lo había sospechado. Pero no había creído a Annie capaz de llegar a tanto. Ella estaba segura que tenía que tomar medidas drásticas, muy drásticas. 

*** 

A horas de la mañana, el auto entraba a una casa muy grande, era como una hacienda muy antigua pero bien conservada. Simone suspiraba emocionada ante la vista, el futuro de su hijo estaba ahí. Así lo creía ciegamente. 

—Llegamos cariño —Bill abrió los ojos con pesadumbre, estaba cruzado de brazos y no quería salir de ahí. 

Georg salió a su encuentro. A él realmente le interesaba Bella, y cuando se enteró que no era una chica realmente, se desilusionó mucho. Pero luego de pensarlo, le dio su aprobación a Simone. Ella había llorado y contado un drama tan exagerado de por qué había criado a Bill como una chica, y que sabía que era lo mejor si le daban una oportunidad. Realmente patético. Georg había aceptado, pero el padre de éste no. Estaba algo molesto por la actitud de su hijo. 

Pero ese día no estaría en casa, sólo Georg. Así que Simone había ideado todo un plan, llevarlo donde Georg así su “romance” florecería. 

—Quiero que te comportes Bella, ¿me oíste? —Bill no le dijo nada, había decidido hacerle la “ley del hielo” e ignorarla totalmente. 

Bajaron del auto y Georg se le acercó con una sonrisa. —Bella, te estaba esperando. 

—Hola —dijo él con voz pesada. Georg le extendió una mano, pero él evitó tomársela, Simone ante ello solo pudo guiñarle un ojo a Georg en señal de que aprobaba el cortejo. 

Luego de compartir el desayuno, la mayoría en silencio, Georg se ofreció llevar a Bill de paseo por el pueblo. Simone se emocionó y dijo que se quedaría en casa. Se instaló en uno de los cuartos de la enorme casa. Pasarían ahí algunos días. 

Bill, resignado, caminó con Georg hacia su auto. Bill vestía casi como un chico, ya o podía lucir más como una chica, estaba creciendo, pero su belleza era capaz de seducir a Georg, estaba anonadado con esa bella figura y esos ojos tan bonitos que él tenía. 

—¿No te molesta que sea… Bill? —cuestionó ya más calmado. 

—No, me agradas así también —Georg lo miraba embobado. 

—Esto es difícil para mí, demasiado… ¿alguna vez has amado a una mujer, una de verdad? —Georg rió, ya conduciendo para llevarlo a una especie de parque nacional donde le mostraría muchas mariposas y muchos animales que esperaba y captara la atención de su conquista especial. 

—La verdad es que tuve una novia una vez… pero ella era especial, o sea, ella no me quería, tenía un novio aparte de mí, eso no lo toleré —Bill rió un poco, sintiéndose relajado… él tenía una novia y cuando Georg se enterase, lo dejaría de seguro. 

—Pues… —le miró sonriente— tengo una novia —lo dijo sin más, ¿para qué esperar? Georg le sonrió, y Bill no se esperaba eso—. Se llama Annie, es hermosa, muy hermosa. 

—Bill —lo miró fijamente—, amo los retos, es más… me emocionan. 

Y eso fue bastante perturbador para el pelinegro, que solo se encogió en el asiento del auto. 

Tuvo que soportar que el otro le lleve a tantos lugares. Georg era amable, Bill casi lo percibía como un buen amigo. Georg le contó su vida y como es sentirse solo, le contó sus planes para con él. Si lograban ser una pareja, a Bill no le faltaría nada, ni trabajaría siquiera puesto que Georg vería por él. Parecía quererlo ilusionar con tantos ofrecimientos. 

Ya habían pasado como cuatro días. Pero Bill, él no olvidaría a Annie así por así… Incluso se animó a hablarle de ella a Georg. 

La última noche que estuvieron en aquella hacienda, Georg había organizado una cena para Bill, solos los dos, Simone se encerró en su cuarto y decidió darles privacidad. 

La supuesta conquista no había avanzado en nada durante aquellos cinco días, pero Georg tenía una propuesta para él. 

Ambos se sentaron en la mesa, esta vez Bill tenía los ojos delineados, se había alistado para aquella cena por insistencia de Simone. Su belleza hipnotizaba a Georg, Bill se había acostumbrado a ello, lo soportaba. 

—Tengo algo que decirte —habló Georg mientras cenaban. 

—Espero y no sea nada de boda —rió Bill—, no quiero casarme… soy un chico como tú. 

—Lo sé… —dijo un poco apenado—. Quiero hablar de hombre a hombre. —Bill le sonrió—, aunque me cueste. 

—Anda, dime. 

—¿Te gustaría ayudarme en mi negocio? —Bill abrió los ojos sorprendido—. Es mucho trabajo… el único requisito sería que vivas aquí, podría enseñarte y podrías terminar tus estudios aquí, ¿Qué dices? —Bill trató de imaginarse sin Annie, y no pudo. 

—Tengo a Annie —apenas dijo. 

—Piénsalo. —Georg le sonreía. 

—¿Con qué intención me quieres ayudar? —Georg suspiró. 

—Pues… te veo como un buen mejor amigo, eres de confianza, es solo eso. Mi propuesta estará en pie. 

—Gracias Georg, en verdad gracias… 

*** 

De regreso a casa. Tenía algo muy importante que contarle Annie. Había dicho a su mamá que no se metiera en su supuesta relación con Georg, Simone ante ello se emocionó, pensó que ya eran novios y decidió no meterse más, ilusionada planificaba en su mente la posible boda… 

Al llegar a casa… se alistó para salir, debía buscar a Annie. Simone le dejó. 

Caminando por el sendero en la pradera, creyó verla, así que apresuró el paso corriendo hacia ella. 

—¡Annie! —ella volteó y se quedó estática… asombrada y a la vez asustada, su cuerpo tembló por la emoción y la canasta de flores que llevaba en mano, se le cayó—. Annie… —la voz de Bill jadeante sonó cerca de ella, Bill la miró y no podía interpretar su mirada, era de susto, de miedo— Amor… soy yo… 

—Bill… —se tapó la boca evitando llorar— Debo irme… —miraba a todos lados—. No puedo verte, si saben que estás aquí… ¡oh, Dios! 

—¿Qué pasó? 

—Mis padres lo saben, saben todo. Tuve que decirles que eres un chico, mi hermana me delató, a ellos no les agrada nada esto, quieren mandarme donde mi abuela… a la ciudad… 

—¡No! —Bill palideció. 

—No quiero, pero ellos quieren que estudie allá… —Aún miraba a todas partes, temía por su madre quien la vigilaba todo el tiempo y quería que le avisaran en cuanto Simone regresara a casa para hablar seriamente con ella. 

—Annie… —dijo con tristeza tomando su mano—. Debo hablar con ellos. 

—¡No! No están dispuestos a dialogar… Maldición, debo irme, lamento que deba irme, es por tu bien —se le acercó y le dio un pequeño beso, ya lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, sus labios y manos temblaban. 

—Espera, ¿no podremos vernos más? 

—No lo sé… muero por estar contigo, pero no puedo ahora. —Se sobresaltó al ver a lo lejos una silueta, su mamá—. Es mi mamá, debo irme, no debe verte Bill —hablaba rápido. 

—Hablaré con ellos, entenderán. 

—No, no… —Annie tenía en la espalda unas marcas horribles que le recordaban que ellos no entenderían… 

Sin poder decir más, dio media vuelta, tomando su canasta de flores, corrió rápido hacia su casa… ni siquiera pudo decirle adiós. 

*** 

Dos días después… ella se fue. Se la llevaron y Bill no pudo hacer nada para impedirlo. 

Simone discutía una serie de cosas con la madre de Annie. Bill prefirió ir a su habitación a pensar. Todo se había salido fuera de control. Ahora su mamá sabría que estuvo con Annie y quién sabe qué idiotez tramaría para con él. 

No sabía dónde podría estar Annie, se sentía perdido, solo e incomprendido. 

Cogió una maleta y empacó sus cosas. Sería libre esa misma tarde… 

Regresó donde Georg y aceptó trabajar con él. Era la única salida… por él y por Annie.

Atrapado y sin salida, solo optó por irse u_u veremos si regresa o no. Besos <3 

4 comentarios:

  1. Hollis!! ^^..

    pobres ..estan entre la espada y la pared y sin saber para donde jalar u.u ...espero ke Georg lo ayude para ke pueda ver y estar con Annie...depues de todo el le dijo ke lo considera un amigo... :) ..

    Gracias!! :3 ..

    espero el proximo! ;)..

    SALUDOS BESOS Y APAPACHOS! <3

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    1. hallo <3 son tan pekes, tienen 15, cre xdd siii, tienen 15 años, con esa edad no pueden hacer mucho D:
      veremos qué más pasa, un beso <3

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    2. cuando el amor es muy grande todo se puede :) ...

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    3. *.*~ sí... pero bueno, la tienen difícil...

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