Póster - 33

Hoy es un día especial, es 25 11 10 en mi mente, el día que conocí a Tokio Hotel en concierto... Siento mucho demorar con las actualizaciones, mi tiempo es tan apretado ahora u_u así que tardaré en subir fics. Un beso grande a todos~

Tom intentó escapar, llamar a la policía negarse y muchas cosas más, pero Bill no le hacía el más mínimo caso. 

—¡Es que no puedes hacerme esto! 

—Ya lo hago. 

Caminaban rumbo al aeropuerto. Bill tenía unas maletas que le esperaron allá mismo junto con otra que era para Tom, las había llevado su asistente Dave junto con sus boletos y todos los papeles listos para volar a las Maldivas, unas islas hermosas muy lejos de la sociedad. Él ya había ido una vez cuando quiso comenzar una relación con Georg y para que nadie se diera cuenta se lo llevó esa vez. Y ahora jalaba de la chaqueta a Tom que se resistía y refunfuñaba arrastrando el paso. 

Así de rápido podía ser. El chofer les acompañaba como guardaespaldas, Bill tenía puesto una capucha y le pasó una gorra a Tom el cual se resistió un poco pero terminó usándolo. 

—Bill, me niego, no puedes obligarme, ¡es como un secuestro! Gritaré… —Abrió su boca y Bill se le abalanzó encima arremetiendo contra él, empujándolo hacia la pared del pasillo de una de la salas del aeropuerto. Lo tomó del cuello y apretó mirándolo fijamente. 

—¡Shh! Nada de eso, querido. Vendrás conmigo en silencio, tranquilo no más, nada de dramas, ¿de acuerdo? —Tom comenzó a agitarse pero de la cólera que sentía en esos momentos. 

—No puedes obligarme. 

—¿Quieres el póster? Pues te recuerdo que lo tengo yo. —Era cierto, Bill se lo había quitado al entrar—. Pues, no me gusta insistir a las personas, o sea, solo las obligo, pero si se rehúsan, no soy de rogarles, así que solo te lo preguntaré una vez más, ¿quieres ese póster? Ya que dices que aparece mi otro lado… —Tom abrió los ojos sorprendido. 

—Dámelo. 

—No. —Le mostró la dentadura aún aprisionándolo en la pared. Tom se airó y forcejeó un poco con él. 

—Te hice una pregunta, anda responde. —Tom lo pensó algunos segundos y luego esquivó su mirada. 

—No lo deseo, quédatelo. —dijo y Bill palideció, tragó sonoramente saliva y lo soltó para luego acomodar su ropa. 

—Bien… —Tosió un poco—. Creo que ha llegado el momento de despedirnos. Me llevo el póster. Hasta nunca, perdedor. —Miró a su guardaespaldas y solo le indicó seguir caminando. 

Caminó apretando los puños, algo entre nervioso y asustado, pero él sabía que no daría ni un paso hacia atrás. 

Tom estaba estupefacto. Se llevaba su póster, se iba así sin más, pero por otro lado, seguirle sería tan humillante. Así que solo se quedó ahí viéndolo alejarse. 

—Pero joven Bill… —El pobre guardaespaldas estaba algo preocupado. 

—Pero nada. —Siguió caminando acomodándose la capucha—. Ehem… mira si aún está ahí —ordenó y el chofer guardaespaldas giró la cabeza intentando disimular. 

—Sí joven, aún está ahí. 

—¿Qué hace? ¿No se acerca? —Comenzó a caminar algo más despacio y el guardaespaldas volteó a ver otra vez. 

—Pues, solo está parado ahí mirándonos, espere, se mueve… 

—¿Viene hacia aquí? 

—Humm, no lo sé, o sea, se mueve, me refiero a que camina en el pasillo, como en círculos, pero no, no viene hacia aquí. —Bill suspiró y se detuvo en el pasillo. 

—Debe venir, debe venir… 

—Humm, no, no lo hace, se está yendo en la dirección contraria. —Bill se sintió impotente, ¿cómo era posible que no lo siguiera? Tenía sus puños apretados y ya un dolor de cabeza algo intenso. Giró sobre sus talones y lo vio, Tom se alejaba a paso rápido por el pasadizo. Su respiración se hizo agitada y su corazón latiendo acelerado por el temor de saber que sus planes no funcionarían… 

—¡Tom! —llamó pese a que no quería y el de rastas se detuvo. Esperó a que se volteara, pero no lo hizo, segundos después siguió caminando—. Por Dios, Alfred; haz algo —le ordenó a su guardaespaldas. 

—¿Le obligo a venir? —cuestionó el hombre algo temeroso de sus arranques de ira. 

—No —dijo en casi un susurró. Lo pensó, en segundos, debía hacer algo él mismo. Debía conquistarlo, se supone. Eso sería como un sacrificio, debía hacerlo. Suspiró hondamente unas tres veces. 

Caminó por el pasillo tratando de ocultar sus temores, debía ser fuerte. Casi corrió para darle el alcance a Tom y así lo hizo. —Tom… —llamó cuando estuvo muy cerca. Tom se detuvo y se giró. 

Se vieron a los ojos, Bill se pasó una mano por sobre la capucha y miró a ambos lados, luego a cualquier punto menos a los ojos de Tom. 

—¿Qué quieres? —Bill frunció el ceño y lo miró. Pero luego bajó la cabeza suspirando. 

—Ven conmigo… ven. 

—No deseo, te lo dije. —Bill no sabía cómo convencerlo, había usado todo. Tom aún no se iba, solo lo miraba y luego se sonrió burlonamente ante la cara de Bill—. Tienes una expresión. —Rió—. Pareces querer matarme. —Bill apretó los labios—. Bueno, si tan solo me lo pides con un por favor, quizá acepte, ir a esas islas es algo que cualquiera no puede negarse, pero contigo, uno lo pensaría dos veces, al menos que pidas por favor, claro. 

—¡Grg! 

—Nada de gruñidos ni esas cosas. Solo son dos palabras… 

—Por… por tu madre que me las pagarás. 

—Adiós Bill. 

—¡Espera! Por favor, ya lo dije, por favor ven conmigo a las islas más caras del mundo, ¿contento? —Tom le sonrió. 

—Sí.

XDDDD pobre Diva-Bill. Veremos qué más pasa~