jueves, 22 de noviembre de 2012

Mejor Amiga - Capítulo final

Hola *.*~ pues, luego de tanto tiempo, al fin el capítulo final de este fic hetero *o* me gustó hacerlo y no sé si haga más de este tipo pero nunca diré nunca. Besos a todos. Ah, y les dejo mi nueva página para preguntas, clic aquí -> ASK

Había pasado cuatro largos años… Cuatro dolorosos años. El tiempo había cicatrizado las heridas del corazón, pero no había podido borrar del todo los sentimientos. 

Annie tenía un hijo, uno rubio y muy bonito al cual había llamado Gustav. Apenas tenía tres años de edad. 

Había regresado al pueblo de sus padres, pues no pudo ocultar su embarazo en casa de su abuela en la ciudad. Estuvo encerrada por meses sin que nadie pudiera verla, y luego poco a poco los padres de ella aceptaron al precioso bebé y volvieron a hablarle. 

Habían intentado conseguirle marido muchas veces, pero Annie se rehusaba amenazando a sus padres deshonrarlos de alguna manera, ella no quería casarse. 

Pronto, adquirió un pequeño trabajo en una jardinería. Estaba feliz por ello aunque su sueño era estudiar para ser una profesora. Aún tenía la ligera esperanza de que si Gustav creciera, ella podría dejarlo en una guardería mientras estudiaba. 

Por ahora, solo ahorraba dinero para mudarse. Había pensado que seguir en casa de sus padres, era estancarse, ella quería volar y ser libre. 

Gustav le recordaba a Bill, tenía ojos color miel como él aunque era rubio como los padres de Annie, éstos ya sabían que el hijo era de Bill, les costó creerlo pues siempre la vieron como Bella, pero ellos no querían a Annie junto a él, así que el padre de ella nunca fue a la casa de Simone a reclamar algo. 

Ya Annie sabía que Bill se había ido del pueblo. Simone le dijo una vez que Bella estaba casada con un buen hombre. Annie lloró mucho, no le venía la regla y ya casi eran tres meses… estaba embarazada. Pero los años lograron borrar aquella angustia que había sentido. 

Tom la visitaba cada cierto tiempo, la mamá de Annie tenía la genial idea de hacerla casar con él, pero esta vez Annie detestaba tener cerca a alguien como Tom, las estrategias de su mamá no funcionaban. 

Era un día sábado y ella decidió salir con su pequeño Gustav a la pradera de flores. Recogería algunas para llevarlas a la jardinería donde trabajaba. 

Gustav era muy inquieto, solía caminar lejos de su mamá, a coger florcitas, pero a veces era un tanto peligroso por las abejas que ahí abundaban por las flores, Annie debía ser precavida. 

Hacía calor, era casi el medio día y se secó el sudor de la frente cogiendo algunas margaritas para ponerlas en su canasta. 

—Gustav, ven aquí… —El pequeño no le hacía caso, corría por la pradera, entre tropiezos y risitas infantiles. 

—Annie… —Una voz grave sonó a su espalda y ella se tensó, estaba toda sudorosa, con el hijo que se le escapaba corriendo y ella no tenía ambas manos libres para cargarlo en brazos y llevarlo a casa. Se dio vuelta y se quedó petrificada al ver quien estaba ahí. 

Casi ni lo reconoció, vestía unos jeans y una polera corta blanca con estampado, tenía el cabello corto, lucía como todo un joven mucho más alto que ella, pero con la misma sonrisa angelical que en su momento la había conquistado. Y tenía los ojos ligeramente delineados con el regalo que ella alguna vez le dio. 

Annie retrocedió en medio de las flores, y luego dejó de verlo captando un grito y el llanto de su hijo. 

—¡Gustav! —Ella le dio la espalda al hombre que yacía ahí parado junto a ella, y descendió un poco la pradera, su hijito se había pinchado el dedo con una espina de rosa y lloraba ahí sentado. 

Luego que fuera a socorrer a su pequeño, dejando la canasta de flores tiradas a los pies del otro, volteó a verlo. 

—Bill… —dijo arrodillada consolando a su hijo. Éste se le acercó con la canasta de flores y se arrodilló hacia ella, sonriéndole con una emoción que no podía contener. 

—Lamento tardar mucho. —Miró a Gustav, quizás había tardado demasiado, se puso serio por un momento, no sabía qué decirle. 

—Bill —habló ella con una emoción—. Estás irreconocible, Dios, mírate… —Otra ropa, otra voz, otro tamaño, otra seguridad, otra forma de ver la vida. 

Y es que junto a Georg había podido ser lo que siempre quiso. Un chico completo. 

Al principio había sido complicado tener que soportar al padre de Georg queriendo separarlos pensando que se trataba de una relación homosexual, pero con el paso de los meses comprendió las ganas de Bill por querer sobresalir y que tanto como a Georg, le gustaban solo mujeres. 

Siempre fue fiel en sus pensamientos hacia Annie… Y por más que Georg le presentara otras chicas, él nunca pudo reemplazar a su mejor amiga, no podía. 

Georg terminó por comprometerse con una bella mujer, y vio el tiempo para verdaderamente casarse. Y cuando Simone se enteró de ese hecho, viajó hacia el pueblo de Georg enterándose que su hijo era completamente Bill, nada femenino ni de mujer quedaba en él, ni en su aspecto, ni con Georg. 

Bill la enfrentó y le aclaró no regresar nunca más con ella. Simone hizo toda una escena, rabiosa, enfurecida; pero Bill se mantuvo firme con la idea de quedarse junto a Georg, aunque no precisamente como ella quería. 

Simone regresó a vivir sola, había perdido todo. 

Bill pudo aprender de negocios junto a Georg, terminó la secundaria y tomó pequeños cursos de banca, los cuales le abrió posibilidades de asociarse con Georg en el negocio de la venta de muebles. 

Pero cuando Georg se casó, éste se fue de viaje dejando a Bill a cargo de todo. Le puso ganas y empeño, y cuando Georg regresó de su luna de miel, le dijo a Bill que podía tomar vacaciones. 

Después de más de cuatro años, él tuvo la necesidad y seguridad de poder regresar. 

Se compró un auto y enrumbó el viaje hacia el pueblo. Estaba tan emocionado, no tenía la seguridad de ver a Annie, pero iría a casa de ella a pedir información. 

Pero cuando llegó y se dispuso a cruzar la pradera, ahí la vio, recogiendo flores como cuando eran niños. 

Se le acercó, y ahora sabía que tenía un pequeño hijo, rubio y muy bonito. Aún así estaba tan emocionado de poder verla. 

—Annie, tú sigues… sigues igual. —Sonrió y ella se ruborizó un poco. 

Ella cargó en brazos al nene lloroso quien se le aferraba. Bill tenía su canasta pero él no se la dio. 

—¿Es tu hijo? —preguntó un poco curioso, la miraba de Annie era de preocupación—. Annie, no tienes que incomodarte, lo lamento. 

—Lo es —dijo seria—. Se llama Gustav. 

—Es muy bonito. —Bill sonrió para el pequeño, y luego enfocó sus ojos en ella—. Si estás casada, lo entenderé, no vine a perturbarte, solo… —calló y luego se mordió el labio. 

Sintió que era demasiado tarde. 

—No estoy casada… —Bill pestañeó rápido y asintió, tragó saliva, comenzó a ponerse nervioso—. Gustav…es tu hijo también. 

El tiempo pareció detenerse ante esa información, ella no quiso verlo a los ojos, le dio la espalda con el pequeño en brazos. 

Pasó algunos minutos en los cuales Bill se puso a pensar en lo dichosa que era su vida en esos momentos. Tanto tiempo perdido y ahora sentía que podía volver a la vida. 

Alzó una mano y tocó el hombro de Annie, una tira de su vestido caía hacia su brazo, Bill la puso en su lugar y se le acercó, Annie comenzó a temblar un poco. 

—Es mi hijo —susurró al oído y luego él la volteó—. Annie… ¡Soy papá! —le dijo emocionado y ella sonrió un poco. 

Gustav se había calmado y miraba a Bill chupándose un dedito. Bill lo vio y quiso cargarlo. Annie se lo pasó y Gustav se dejó. Bill sonreía sorprendido, ni se cuestionó si fuera verdad o no, él le creía. 

Sus miradas se encontraron y Bill le extendió una mano la cual Annie tomó. —Sé mi mujer, Annie, ¿quieres casarte conmigo? —dijo seguro esperando la respuesta del amor de su vida, la cual sentía que lo que vivía era un sueño irreal. 

Él se le acercó un poco más y ella abrió sus labios suspirando. 

—Sí, quiero, siempre he estado esperando por ti, hasta creí que nunca más volvería a verte. 

—Sé que tardé, era necesario Annie. Ahora quiero compensar el tiempo perdido. —La atrajo por la cintura y ella no pudo más que rendirse a él cerrando los ojos, él la besó después de tanto. 

Esa misma tarde fueron a casa de Annie. A su mamá casi le da un infarto a ver a Bella ya no como una aparente chica, de lejos se podía saber que había nacido como lo que es, un muy apuesto joven. 

Pidió su mano y Annie no pudo evitar empacar sus cosas esa misma tarde. 

Armó dos enromes maletas junto con todas las cosas de su hijo. Y en la noche… partieron los tres de Haverbeck hacia el pueblo de Georg. 

—Bill… —Llamó ella en medio de toda la noche mientras manejaba. 

—¿Sí? 

—Siempre quise buscarte, pero tu mamá nunca me decía dónde estabas, ¿cómo se llama el pueblo de Georg? —Bill sonrió. 

—Esperanza… 

—Ya veo. —Rió un poco y luego se dispuso a dormir. Gustav yacía sobre sus piernas, y ya se había dormido. 

*** 

En aquel pueblo Esperanza, todos conocían a Bill como un hombre de bien, un joven capaz de salir adelante solo. Y ahora regresaba con mujer y un hijo. 

Annie se sintió a gusto en ese nuevo lugar. Bill la llevó a su casa, había un pequeño jardín de flores que le recordaba a Annie. 

Beso a su mujer ahí adentro, sentía que lo tenía todo. 

—Gracias por siempre ser… Mi mejor amiga —susurró al oído. 

—Tú también —dijo ella para luego reír nerviosa mientras otra vez sentía esas lejanas sensaciones de éxtasis vividas cuando más jovencita. 

La noche era estrellada, y Bill la amó con más intensidad después de años esperar por ella. 

La vida era buena, muy buena, y él no desperdiciaría más el tiempo. 

Era él, tenía a Annie, una familia y al fin se sintió Feliz…

*-* ¿les gustó el final? Besos <3

5 comentarios:

  1. por Dios!! TwT ...ke emoso! :'3 ...nno tengo palabras de verdad para descrbir el final de esta historia :') ..La Ame <3...Gracias ^^...espero y sigas escribiendo fics heteros :) ..me encanto de verdad ;) ..

    SALUDOS BESOS Y APAPACHOS!! <3 ...

    ah..solo una cosa...si esuviera en el lugar de Bill...nunca ubiera dejado ke me hicieran daño de esa forma...siendo menor siendo mayor de edad nadie tiene derecho de hacernos la vida miserable...y es es nuestra familia kien nos lo hace con mas razon...eso me destrosaria..ke mi propia familia me destrosara la vida..

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    1. hallo <3 muchas gracias *-* no sé si podré escribir otro fic hetero o no, pero la verdad fue una linda experiencia, así que veré si hago otro o no.
      Y lo que dices de Bill si estarías en su lugar, es verdad, pero es difícil no dejarse influenciar más que todo por la familia... a veces es así :/ aunque existen los extremos, este es un caso
      besos <3

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  2. Lo leeré mil veces y me seguirá gustando! Amo este fic hetero!

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  3. Lord Zakuza reina para siempre. Mi novio me abandonó y se fue por otro debido a una razón que nunca supe, pero me di cuenta de que estaba actuando de manera extraña hacia mí hasta que finalmente se fue. No pude controlarme porque lo amaba tanto que podía hacer cualquier cosa por él para mostrar lo querido que lo amaba. Sufrí este corazón roto durante 1 mes hasta que me enteré de Lord Zakuka, contacto de WhatsApp +17405739483 en línea, que es un lanzador de hechizos y vi diferentes buenas críticas sobre él con un premio de costo para hacer el trabajo. Le envié un mensaje en WhatsApp +17405739483 y le expliqué mis penas y me cobró la suma de 380 euros para traer de vuelta a mi novio y preparó un hechizo para mí que trajo a mi novio dentro de las 48 horas y ahora estamos de vuelta juntos, así que Mucho amor y cuidado. WhatsApp Lord Zakuza ahora en +17405739483 si necesita su ayuda. Puedes WhatsApp para obtener más información sobre +32460221701 Soy Beatriz Kiger de Bélgica.

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