Niñerías - XXV

Hola a todos n_n~ siguiendo con este fic, aún no puedo creer que siga alargándose ._. pero bueno, creo que en este capítulo saldrán algunas cositas de cómo piensa Tom, a ver qué piensan. Besos :*

—Lo siento, lo siento —repetía Bill mirando a Tom de cerca, pero éste intentó besarlo causando sorpresa en Bill—. No quise, de verdad… 

—Mientes. —Bill abrió la boca—. No me mientas más, tú quieres… 

—No, Tom, yo no... 

Su negativa era tan insegura que ni él se lo creía, pero tenía miedo y eso no podía ocultarlo, así que trató de zafarse a como dé lugar. Casi forcejearon sentados hasta que Bill pudo separarse, ponerse en pie y alejarse bastante agitado. 

Otra vez Tom se sintió rechazado y ya no sabía qué hacer para revertir eso. Tenía las enormes ganas de romper el proyecto de investigación en dos y rasgar el traje que le había comprado, sin embargo, solo apretó sus puños en los cobertores de la cama, a ambos lados aún permaneciendo sentado. 

—Creo que me excedí —dijo Bill esta vez—. No quiero que nada de esto pase entre nosotros. 

—Siempre así… No te entiendo Bill, te gusto, me gustas, te dejas besar, pero algo más no, ¿por qué? Sé que si te toco te gustará. 

Bill se quedó paralizado por un momento, él no quería llegar a más con Tom porque sabía que no habría futuro, solo era ese deseo desmedido del mayor que hasta podía respirarse. 

—Yo… —Bill no sabía qué decir, no le gustaba la mirada crítica de Tom, pero en cierta forma tenía mucha curiosidad por saber qué podía sentir junto a él, esa era la pura verdad, una que le daba vergüenza admitir, además sabía que si lo hacía podría despertar en Tom algo que no podría luego detener. 

Tom lo miró con disgusto y Bill se encogió un poco. Se puso en pie y quiso salir de ese lugar, pero Bill lo detuvo con una mano tomando su brazo, sintió cómo Tom se estremecía y giró para verlo. —Será mejor que sepas que si me tocas la pasará mal —fue lo que dijo el mayor y Bill lo soltó enseguida. 

—No te vayas —pidió. 

—¿Estás bromeando? —preguntó mirándolo de cerca y Bill fue hacia su puerta para ponerle el seguro, Tom podía ver que temblaba un poco. 

Se giró y se apoyó en la puerta, Tom lo observaba a detalle, las mejillas sonrojadas, inseguridad en su mirada, ganas de decirle algo con sus labios temblorosos y sobre todo temor. 

—Me… me gustas —confesó Bill. Tom ya sabía eso, pero antes de avanzar se detuvo, esperando por sus palabras, guardó silencio y miró expectante—. No quiero acostarme porque es muy pronto… sé que para ti esas cosas no son complicadas pero en mi caso sí, no quiero hacerlo y tengo miedo de… de que eso pase. —Tom pestañeó muchas veces tratando de entender—. Pero no quiero que te vayas ahora y me dejes así… —Bajó la cabeza ya más avergonzado. 

—¿Así cómo? —preguntó como queriendo adivinar. Bill no quería verlo y Tom solo se acercó lentamente para tomar su mentón y alzar su cabeza. Cuando lo vio a los ojos algo saltó en su interior, era puro deseo. Bill lucía como una invitación a algo más—. Bill… —habló con voz grave y cerca de sus labios, el pelinegro jadeó de puro placer y eso le indicó a Tom lo que estaba intentando decirle. 

—Por favor solo besos, te lo pido Tom, no más que solo besos —susurró con la respiración agitada y al fin Tom comprendió. 

Dentro de su forma de ser no existía tal cosa, no había besado a alguien tanto como para luego despedirse e ir a dormir, sabía que lo que Bill le pedía sería difícil de cumplir, pero no quería cortar con su iniciativa. Sonrió de manera provocativa y se mordió el piercing que tenía en el labio. 

Las palabras de Simone de no hacerle daño a Bill retumbaron en su mente de manera fastidiosa, provocando que se sintiera mal, él no era un tipo malo, él no forzaría a Bill a tener relaciones sexuales por más que sus intenciones eran justo buscar eso. 

—Solo besos —dijo para besarlo y Bill llevó sus manos hacia los brazos de Tom, cerrando sus ojos y recibiendo ese beso que tanto ansiaba. Tom esperaba poder concederle solo eso. 

Bill comenzó a tener calor y Tom desabrochó su saco, pronto ya lo había lanzado lejos de su vista, Bill se separó un poco para verlo a los ojos, Tom le sonrió de una manera que no sabía cómo descifrar, solo quería confiar en él. Las manos de Tom se deslizaron por su pecho y sus dedos se prendieron de los botones de su camisa. —Solo besos —recalcó Bill. 

—Sí, sí, lo prometo. —Volvió a besarlo y Bill levantó sus brazos hacia su cuello y lo abrazó. Le gustaba besarlo de esa forma y luego comenzó a perderse en esas sensaciones agradables otra vez. Tom había sacado su lengua y lo acariciaba con ella en un húmedo vaivén de lenguas—. Me encantas —susurró Tom en busca de aire, Bill estaba jadeando, ese beso había sido el mejor hasta el momento, el mejor de su vida. 

Cerró los ojos y volvió a dejar a Tom tomar la iniciativa. Por un momento se puso a pensar en lo atrevido que parecía, no sabía cómo así había sido capaz de darle el permiso a Tom para que lo besara así y no podía predecir si cumpliría su palabra o no respecto a no aprovecharse, “solo besos”, pensó que eso no sería tan comprometedor, pero luego todo su cuerpo se tensó y sentía que le faltaba el aire, la lengua de Tom se movía en su boca de una forma que no pensó que existía. Apretó los brazos de Tom y no pudo evitar gemir ante esos movimientos, eran sexuales y lo hacían temblar involuntariamente. Tom rió un poco mientras seguía besándolo, sabía que Bill estaba sorprendido por eso, había tantas formas de besar, él le enseñaría todas. 

Ya que empujarlo no servía de nada, Bill comenzó a darle golpes en los brazos y a retorcerse, Tom seguía besándolo y lo tenía aprisionado contra la pared. Los golpes no sirvieron pero sí las uñas de Bill que se clavaron en su carne fuertemente. 

—¡Ahh! Qué pasa contigo —se quejó Tom, Bill al fin jadeó y se quedó ahí parado con los ojos cerrados y la boca abierta tratando de relajarse—. Luces increíble —dijo para luego besar su cuello. 

—Espera, espera… —Estaba muy excitado y casi no podía mantenerse en pie, a Tom parecía gustarle mucho eso. Lo tomó de la cintura y lo alzó un poco causando que Bill se quejara y pidiera ser bajado—… No sé qué pretendes, bájame —pidió un poco asustado, Tom retrocedió y Bill supo qué quería—. No, no, no, lo prometiste, no quiero —dijo asustado comprendiendo que Tom lo llevaría a la cama. 

Tom sintió frustración, pero no podía llevarlo a la fuerza, no. Lo bajó y Bill se pegó a la pared, llevó las manos hacia su camisa semi abierta y Tom detuvo sus dedos en los botones. —Tranquilo —le dijo serio y lo miró a los ojos. Pudo ver que aún estaba nervioso e intentaba entenderlo. Casi nunca había estado con un primerizo, ninguna de sus novias ni amantes había sido virgen, todas eran unas recorridas y bueno, él no tenía mucha experiencia con chicos pero cuando en las fiestas había experimentado con alguno, todos habían sido experimentados a tal punto de tomar la iniciativa y realizarle una mamada en una oportunidad. Pero Bill era totalmente distinto a todos sus demás amantes y amigos cariñosos. Trataba de controlar la risa que le causaba verlo jadeando, excitado solo por un beso, entonces trató de ponerse en su lugar y tomó sus manos para jalarlo un poco y girar los dos, ahora Tom se apoyó en la pared y Bill lo miró expectante, aún tenía sus manos tomadas por las muñecas y luego Tom las puso en su pecho, Bill pestañeó seguido y Tom le sonrió—. ¿Mejor así? Me dejaré hacer todo lo que tú quieras —le dijo y vio confusión en los ojos de Bill hasta que comprendió y suspiró hondamente para luego sonreírle. 

Tom a su entera disposición… Bill no sabía qué hacer, pero sin duda prefería eso a que sea el otro quien lo besara imposibilitándolo de reaccionar. Se acercó tímidamente lo cual causó una sensación agradable en Tom ya que nadie en su vida lo había visto así, detenidamente y tomado su rostro con fascinación para verlo a los ojos y besarle el rostro con devoción. No sabía dónde poner las manos, aunque terminó por llevarlas a las caderas de Bill mientras sentía sus temblorosos labios besarle las mejillas, la barbilla y la punta de la nariz, ¿qué clase de besos eran esos? Tom pestañeaba y se preguntaba si había sido buena idea dejarlo a él hacer lo que quiera. 

—Tom… Tom… —jadeaba su nombre mientras seguía repartiendo besos. Tom sonrió ante eso y cerró los ojos, aprender otra clase de besos no vendría mal. Pronto ya lo tenía rodeado con sus brazos y acariciaba su espalda, aún Bill le seguía besando esta vez los labios, pero lento, sin prisa, sin hambre, solo saboreando sus labios, sin usar sus dientes ni lengua. Parecía encantarle eso—. Me gustas mucho —dijo en su boca—. Te quiero mi Tom —susurró. Tom se tensó un poco y fue cuando Bill llevó sus manos hacia su cuello, se empinó un poco para besarlo con más ganas comenzando a moverse, sobándose en Tom sintiendo su erección y friccionándose ahí. 

Tom trataba de entender sus palabras, el placer no podía mezclarse de esa manera con los sentimientos, pero Bill parecía sentir amor y placer a la vez, algo que Tom no lograba comprender y su corazón latía tanto por sentir extrañas y nuevas sensaciones que lo asustaron por un momento. Bill lo acariciaba, besaba y le seguía diciendo que era especial; Tom no se sentía así. 

Rápidamente lo giró y la espalda de Bill dio contra la pared, abrió la boca un poco asustado por el brusco movimiento, al ver los ojos de Tom vio deseo y se cohibió un poco. Tom tomó el control de todo otra vez, deseaba hacerlo gritar y retorcerse en sus brazos y con eso decirle que así debía ser, no palabritas cursis de amor, ni sentimientos de por medio, no, eso eran niñerías; debía ser solo deseo y buscar correrse juntos y le iba a enseñar cómo. 

—¡Tom! —casi chilló cuando las manos de Tom quitaban su camisa con brusquedad, Bill se agitó mucho, no sabía si eso le gustaba o asustada, quizá la combinación de ambos, pero le hizo salir de su burbuja agradable y toparse con las rudas ganas que Tom le tenía. 

Comenzó a jalarle de la camiseta que Tom tenía cuando succionaba uno de sus pezones a tal punto que comenzó a gemir. —No, no, Tom… —La camiseta salió del cuerpo de Tom con movimientos bruscos y Bill, agitado, no sabía qué decir, su vista se enfocó en los músculos del cuerpo de Tom y éste tomó sus manos. 

—Tócame si quieres —le dijo en sus labios y luego lo besó, Bill cerró sus ojos tratando de no perder el poco control que le quedaba. 

Los dos sin camisas, pero Tom no estaba tranquilo, comenzó a desabrochar los pantalones de Bill mientras éste se removía y arqueaba su espalda queriendo liberarse. —Tom puedes… ahh… —dijo cuando dejó de besarlo, pero Tom detestaba esas quejas, así que volvió a tomar su boca y así callarlo. 

Los músculos de casi todo su cuerpo se contrajeron y abrazó más a Tom contradictoriamente a lo que deseaba, solo no quería que le hiciera daño, buscaba en él que se detenga y Tom lo hizo luego de haberle bajado los pantalones. Bill tenía su frente apoyada en su hombro y gemía en sus brazos. —Te daré placer —dijo Tom ya agitado, agotado de tanto forcejeo, Bill se había rendido abrazándose a él como un niño y luego clavó sus manos en su espalda cuando Tom tomó su miembro. Ambos pantalones estaba bajados, Bill se había pegado al cuerpo del otro porque no quería ver su desnudez. 

Cerró los ojos, jadeando de puro placer y dio todo un respingón cuando sintió que su miembro estaba junto al de Tom y era acariciado por este de manera muy placentera. Era el clímax de todo, Bill ya no tenía más reclamos en ese momento, si Tom le había dicho que le daría placer, era justamente lo que sentía en ese momento. No pudo callar su boca, quería gritar y solo se retorcía en sus brazos, arañando su espalda y sintiendo que cada vez el final se acercaba. A Tom le gustaba cada una de sus reacciones… pero no esperó que en la liberación de su placer Bill lo mordiera en el hombro. 

Una marca quedaría ahí y Bill ni se había dado cuenta. Luego de que sintiera también los espasmos de Tom su vientre quedó impregnado de esa sustancia blanquecina. Sintió vergüenza por estar expuesto y haber terminado así, ¿pero qué pensaba? Ya iba conociendo a Tom y sus intenciones, era de esperarse. 

Tom siempre había dejado a sus amantes hacerse cargo de sí mismos luego de tener relaciones sexuales, cada quien veía la forma de desaparecer por su lado, ‘nunca te conocí’, no sentimientos de por medio y él detestaba ese instante cuando todo acababa pues se moría de sueño y casi siempre debía vestirse para irse, pero esto era diferente. Esperó unos minutos a que ambos se relajaran un poco, Bill aún no decía nada, solo suspirada y luego Tom se separó un poco, fue cuando vio a Bill angustiarse por no saber cómo cubrir su cuerpo además de que gotas de semen bajaban por su vientre hacia sus piernas. 

—Tranquilo —dijo Tom tomando su rostro y se separó luego para buscar la camisa que estaba en el suelo comenzando a limpiarle el vientre. 

Bill estaba muy quieto, nunca antes había estado en una situación similar. Tom lo limpió y se limpió a sí mismo para luego pasarle uno a uno sus prendas. Bill se levantó los pantalones evitando ver a Tom quien aún estaba desnudo. 

—Creo que me cambiaré —dijo Bill luego de estar ya cubierto pero por el costoso traje. 

Tom vio toda su inseguridad de no saber qué decirle y presentía que quería escapar, entonces tomó su brazo y lo miró a los ojos. —No temas, esto es así, me gustó mucho. —Bill asintió y trató de confiar, para qué mentirle, a él también le había gustado la experiencia. 

Bill casi corrió y salió hacia su baño, se sentía abrumado y tratando de ser silencioso tomó una ducha rápida. 

Tom, en la habitación de Bill, se recostó en su cama. Le ardía la mordida que Bill le había hecho y eso le causó gracia, apostaba que Bill ni se había dado cuenta. Pronto cayó dormido con todo y ropa, estaba exhausto y es que forcejar con las mujeres era más fácil que con un hombre y hasta los brazos le dolían por lo último. 

Bill salió del baño cubierto con una toalla y fue a su habitación caminando de puntitas. Simone cerró su puerta al fondo del pasillo y se puso un poco fría… comprendió que había pasado algo y solo llevó una mano a su pecho, como madre sentía que debía hacer algo, para ella Bill era muy menor para tener relaciones, menos con un hombre, rogaba porque Tom sea realmente un buen tipo. 

Bill tenía cierto temor de provocar a Tom con su desnudez, pero al verlo dormido en su cama sonrió como un niño. En silencio se vistió con un pijama y caminó sigiloso para recostarse a su lado. Tom se despertó, pero estaba tan exhausto que no pretendería hacer algo a esas horas. Abrazó a Bill por la cintura y éste puso una almohada entre los dos. 

—Oye… —reclamó Tom. 

—Ya duerme —dijo con una risita. Tom se relajó, cerró sus ojos bastante cansado y escuchó un “te quiero” que le hizo estremecer y se sobresaltó en la cama. 

—¿Qué dijiste? —preguntó serio alzando un poco la cabeza y Bill se removió. 

—No dije nada. 

—Sí lo dijiste, dijiste algo hace segundos. 

—No dije nada, debes estar soñando. —Tom volvió la cabeza a la almohada y buscó relajarse otra vez. 

—Bill. 

—¿Humm? 

—No me quieras. 

—¿Qué? No entiendo. 

—No me quieras, lo que sea que estés sintiendo no lo hagas más. 

Bill se quedó un poco confuso y las palabras de Tom le dolieron y es que sentía que sí lo quería.

¿Acaso Tom teme querer? XD no lo creo~ ¿qué piensan? Creo que nunca antes lo ha sentido, creo que no quiere a Bill a pesar de todo u_u Veremos qué más pasa... ¿qué creen que deba pasar? A ver quién le atina al desenlace. Besitos :*