jueves, 21 de febrero de 2013

Año tras año

Hola a todos *-* (eco... ecooo) XD no importa, sé que pocos leerán esto por ser hetero *escapa de los tomatazos*, pero bueno, sentí que tocaba uno de Tom y me inspiré en una canción de hace años~ Atrevete a aceptarlo de Stereo 3, es media chistosa a mi parecer aunque este fic no lo es o_O pero bueno, ahí está. Besos.
Resumen: 
Tom la veía año tras año y sus sentimientos siempre eran lo mismo. Pero para ella Tom siempre sería su amigo con cara de niño.

Autora: Pink Girl
Clasificación:  R
Advertencias: Lime, Chan-adulto/menor, es hetero.
Género: Romántico, drama, sonfic, universo alterno.
Pareja principal: Tom - Original.
Capítulo único.
Disclaimer: 
Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama. Y sí, es hetero.



Año tras año

Tom tenía solo cinco años cuando la conoció, ella era la más alta de todas las niñas del barrio y siempre solía verlos jugar por su ventana, en especial a ella. Siempre vestía overoles de colores y usaba muchos ganchitos de flores en su largo cabello castaño que casi siempre lo tenía trenzado.

Una vez la pelota de vóley cayó al jardín de su casa y ella tocó la puerta, entonces Tom, tan pequeño, Salió y le pasó la pelota, ella le sonrió, sabía que era su vecino y había crecido un poco.

—Gracias, Tom.

—¡Sabes mi nombre! —dijo emocionado—. ¿Cómo te llamas?

—Bianca. —Tom sonrió y ella se fue.

~*~

Tom tenía ocho años cuando sus padres dejaban que, después de terminar la tarea, saliera a jugar con los niños del barrio, tenía varios amigos de su edad como Georg y Gustav. Pero Bianca era ya muy grande, ya no jugaba vóley con las demás niñas, ahora solo salía a mirar lo que otros jugaban y a veces se iba a comer helado… Ya casi no parecía una niña, ella ya tenía quince años y vestía y lucía diferente, como una pequeña mujercita, ya no más trenzas, ahora tenía el cabello suelto.

—Hola, Tom. —Pero siempre que pasaba por su lado, lo saludaba, porque lo conocía.

—Hola Bianca.

Sus amigos veían cómo la miraba y se burlaban de él. —Tom quiere casarse con Bianca —canturrearon esa vez y Tom se sonrojó, era verdad, lo había descubierto recién, si las personas buscaban con quien casarse, él optaría por escogerla a ella, pero claro que no podía admitirlo.

~*~

Tom tenía nueve años cuando Bianca fue a visitar a su casa juntamente con sus padres, reunión de vecinos y tomarían unas cervezas, pero ese día Bianca estaba castigada por haber salido con un novio sin permiso, así que a sus padres no se les ocurrió mejor cosa que llevársela consigo a la reunión.

Ella estaba muy aburrida entre adultos hablando de fútbol y las mujeres de recetas de cocina, pero Tom estaba ahí, un poco nervioso por verla triste, así que se le acercó y se sentó a su lado.

—Hola Bianca —saludó con una sonrisa y ella le correspondió. A Bianca le agradaba mucho Tom porque era un niño atento con mirada dulce y además siempre, siempre la escuchaba y buscaba la forma de hacerla sentir bien, pero como era un niño, ella no confiaba en él.

Esa tarde, conversaron de muchas cosas superficiales, Tom estaba feliz de tenerla en casa y ella aprovechó la distracción de sus padres para irse con Tom a su habitación, él le mostraría sus juguetes a ver si a ella le gustaba alguno.

—¿Ya no eres niña? —preguntó preocupado cuando ella le dijo que no jugaría con él esa tarde porque ya no era una niña.

—No, Tom, pero puedo quedarme aquí un tiempo más… —Veía su celular tantas veces, de seguro esperaba una llamada y era así, ella salía con alguien, pero Tom no lo sabía.

—Ya no juegas pero sí con el celular. —Ella rió y decidió prestarle atención.

Tom terminó por darle un osito de peluche, había visto que ella lo miraba tanto, así que se lo dio, era uno de color blanco.

Ella se sintió muy cómoda con él, y suspiró deseando que los chicos que ya conocía, incluyendo su novio, pudieran ser así, tan inocentes y puros de sentimientos como un niño. Claro que se daba cuenta de la forma en cómo Tom la veía, los niños no pueden disimular, son transparentes y ella sabía que le gustaba a ese niño de mirada dulce.

~*~

Tom tenía diez años cuando podía visitar a Bianca algunas veces. Sabía que a ella le encantaban las gomitas en formas de ositos además de las flores de muchos colores, entonces iba a su casa con la excusa de: “estaba caminando y me encontré estas flores, entonces pensé en por qué no dártelas, así que ten. Ah, y mi mamá me dio unas gomitas, pero como comí muchas de ellas decidí traerte estas”. Bianca siempre reía, ella era casi una mujer, estaba en la escuela secundaria, pero Tom se había vuelto un amigo al cual le contaba algunas de sus cosas y es que Tom era muy atento.

—¿Vas a salir? —preguntó Tom un poco preocupado, sabía que cuando ella se ponía esa bonita ropa ceñida y además pintaba sus labios, significaba que saldría y quizá con algún chico de su edad.

—Sí, Tom, pero dentro de media hora, pasa… ¿quieres un refresco? —Siempre le invitaba uno.

Tom se sentó en el sofá y luego saludó a la mamá de Bianca quien estaba por ahí, ya la señora se había dado cuenta que ese niño estaba interesado en su hija, pero lo veía tan inofensivo, apenas diez años, quizá y ni se daba cuenta… Ya le había advertido a Bianca no ilusionarlo, cada cosa a su edad y claro que ella no lo haría pues lo veía como un hermanito, nada más.

Tom vio que salió ya lista para irse y ella le pidió que la acompañara.

—¿A dónde vas? —preguntó cuando ya estaban fuera de casa.

—Voy a salir con Andreas —dijo con una sonrisa y Tom supo lo que eran los celos.

Cuando el muchacho Andreas apareció, era mucho más alto que Bianca, por ende, de él. Y lo curioso era que tenía en cabello como rastas rubias y usaba ropas anchas, Andreas se veía muy masculino e imponente, Tom lo vio y solo quiso ser él.

~*~

Tom tenía once años cuando en año nuevo la familia de Bianca y su familia volvieron a juntarse y recibió la dura noticia que Bianca se iría a estudiar en la ciudad, Hamburgo mismo, y había elegido ser una abogada.

—Oye, Tom, aún no me voy —le dijo ella cuando él había preferido irse de la sala cuando la mamá de Bianca contó el hecho, para el verano ella se iría…

—¿Seguiremos siendo amigos? —preguntó tan triste que Bianca lo abrazó, arriba en su habitación.

—Por supuesto que sí, ¿qué te hace pensar que no? Siempre seremos amigos. —Tom sonrió un poco, ese abrazo lo había puesto nervioso, ella se dio cuenta y se alejó.

Tom ya no era un niño propiamente dicho, ya casi iba a cumplir los doce y cada vez más estaba creciendo, en especial su cabello rubio, lo tenía hasta sus hombros, liso.

Para cuando llegó las doce, los familiares y vecinos que estaban en la casa, salieron a una pequeña colina para ver los fuegos artificiales y Tom se apresuró para ir junto a Bianca, esta vez Andreas no estuvo y es que aquella relación ya había terminado, Bianca estaba sola y por eso había decidido pasar Navidad y Año nuevo junto a sus padres antes de mudarse.

Los dedos de Tom buscaron los de Bianca cuando estuvieron sentados en el césped y ella terminó tomando su mano y le sonrió. Tom se sitió tan especial, confiaría en ella y su promesa de amistad.

~*~

Tom tenía doce cuando el camión de mudanzas estaba en la puerta de la casa de Bianca y sus padres la ayudaban para empacar sus cosas… Se llevaría hasta su cama. Había logrado ingresar a una universidad y estudiaría Derecho.

Ese día Tom no quiso ni comer y hasta su madre lo notó.

—Es por Bianca, ¿verdad? —Tom casi enrojeció.

—No, no es por ella —mintió.

Esa tarde fue corriendo hacia su casa y la encontró sentada en el pórtico, tenía los ojos hinchados de haber llorado, pero no diría algo al respecto. Tom se sentó a su lado sin decir nada, podía entenderla.

—Vendrás en Navidad, ¿cierto?

—Sí —apenas dijo, Tom no sabía qué hacer para calmarla, sabía que estaba decaía porque se iría… Esa noche viajaría junto a sus padres a ver lo de la universidad y solo sus padres regresarían y ella se quedaría en un lugar que no conocía.

—Bianca, estarás bien, verás que todo saldrá bien. —Ella volteó a verlo y suspiró al ver su mirada sincera, el brillo de sus ojos chocolate mirándola como si ella fuera un ángel, solo él la miraba así.

—¿Puedo preguntarte algo? Pero si tú prefieres no decirme, yo no haré más preguntas.

—Pregúntame lo que quieres, yo confío en ti. —Ella sonrió y Tom se puso curioso.

—¿Te gusto? O sea, ¿tú sientes algo por mí? —fue directa y es que como era el último día, quería irse con la certeza de tener sus dudas claras, tantos años que lo conocía, quería recordarlo como el niño enamorado.

Tom bajó la cabeza y sintió su corazón acelerarse, nunca antes había contestado una pregunta así, tan directa y no podía escapar o cambiar el tema, debía contestar algo.

—Tú… tú me gustas —dijo tímido y luego sintió las enormes ganas de levantarse y salir de ahí, pero no lo hizo, solo estaba ahí sentado a su lado viendo las zapatillas floreadas de Bianca y sintiendo sus mejillas arder—. Pero eres mi amiga…

—Lo sé, Tom, eso no cambia… ¿quieres saber algo? —Tom la miró y se mordió el labio de solo verla de cerca y hablándole de sentimientos de gustar—. Si fuera de tu edad, sería tu novia. —Ella le sonrió y Tom se emocionó.

Bianca se sentiría culpable después de lo que estaba pensando hacer, pero ella no regresaría en mucho, así que solo cortó la distancia y le dio un pequeño beso en sus labios. Tom nunca se había tensado como aquella vez… su primer beso llegó tan de sorpresa que ni pudo cerrar los ojos, solo se quedó paralizado con ambas manos sobre la escalera y cuando ella se separó él solo se levantó y salió de ahí… Tuvo que hacerlo porque abajo, entre sus piernas, algo había saltado que lo había asustado y avergonzado a la vez.

—Lo siento —gritó Bianca. Se había arrepentido, no quiso asustar a un niño de doce años.

Tom se mordía los labios cuando la noche llegó y Bianca debía irse, así que minutos después de meditarlo, salió a despedirse.

—Tom, yo…

—Descuida —interrumpió él cuando supo lo que le quería decir—. Yo lo quise —pudo decirlo pues lo había planeado, juntamente con otras cosas más, pero solo dijo eso.

—Está bien, no sé qué decirte, fue mi culpa, pero…

—Fue un regalo para mí. —Sonrió tímido y eso causó gracia en Bianca.

—Está bien…

Se dieron un abrazo y luego tuvo que subir al auto. Bianca se iría a estudiar quien sabe y para siempre.

~*~

Tom tenía trece años cuando Bianca regresó para Navidad y él no dudó en ir a visitarla.

—Oh, vaya Tom, has crecido —dijo ella emocionada y Tom le sonrió, ella ya era toda una mujer… Y en su concepción, era su mujer, su futura esposa, pero no le diría eso a Bianca.

Ella estuvo un poco distante con él en esa visita y es que habían pasado muchas cosas, la vida universitaria no se comparaba en nada a la escuela y su departamento allá tampoco podía compararse como estar en casa, ni la comida, ni las personas; toda la ciudad era distinta y ella tenía algo de eso. Pero Tom era el mismo, solo que un poco más alto y suelto de boca.

—Estás más bonita —dijo en privado, cuando estaban en el jardín en la noche, encendiendo luces y fuegos artificiales.

—Gracias, tú también, estás creciendo. —Eso le gustaba a Tom y ella podía ver también sus pequeñas rastas—. ¿Tu madre no te ha dicho nada por ese cabello?

—Sí, pero como dices, estoy creciendo, ya no soy un niño —dijo seguro y ella rió.

—Sí claro, ya no, eres un adulto ahora.

Tom se le acercó y eso a ella le sorprendió cuando con ambas manos la abrazó por la cintura. Prácticamente reaccionó empujándolo y Tom se confundió. —Creí que… que éramos algo —dijo un poco asustado por la reacción de ella.

—Tom, eres mi amigo, lo que pasó hace un año fue solo un impulso. —Vio cómo Tom fruncía el ceño, estaba decepcionado—. No me mires así, eres mi amigo, además de seguro tienes alguna novia, ¿no es así? A tu edad ya puedes tener novias, citas, besitos y esas cosas.

—No —habló serio y eso era verdad, él sentía que solo podía querer a Bianca, tantos meses sin verla y aún seguía pensando en ella.

~*~

Tom tenía catorce años cuando logró obtener el teléfono de Bianca y la llamó desde su celular.

—¡Amigo! Qué sorpresa —dijo emocionada.

—Feliz cumpleaños, Bianca —saludo emocionado, su Bianca cumplía veinte.

—Muchas gracias, no sabes la falta que me haces, quisiera estar allá, extraño mucho el barrio… aquí todo es aburrido, aunque hoy saldré con amigos a tomarnos unas cervezas.

Tom hablaba con ella muy ilusionado, ya quería verla e invitarla a pasear.

Y ese momento llegó cuando fue a visitar a sus padres un fin de semana luego de su cumpleaños, entonces Tom fue tan rápido a su casa, muy bien cambiado para invitarla a comer unos helados. Bianca sonrió al verlo, estaba tan crecido, definitivamente iba a ser más alto que ella.

Tom no quitaba los ojos de las curvas de Bianca, algo había pasado con su cuerpo y su cabello estaba corto. Bianca no era niña por ningún lado.

—Y dime, Tom, ¿ya tienes novia? —preguntó bromeando.

—No, no pienso tampoco tener una que no seas tú.

—Oh, basta de esas bromas, hablo en serio. —Tom rió, él hablaba en serio también, pero no insistiría.

—¿Tú? ¿Tienes alguien allá? —preguntó con temor y vio su seriedad.

—¿Puedo confiar en ti?

—Absolutamente.

—Hay alguien, pero es complicado, es un hombre un poco prepotente, pero bueno, recién estamos conociéndonos. —Tom bajó la cabeza, eso le había dolido.

Caminaron por un parque y Tom se atrevió a tomar su mano, ella veía inofensivo ese gesto, de todas maneras su amigo destilaba una dulzura como pocos de sus amigos.

—Sabes, Tom, ninguno de mis novios ha sido amable como lo eres tú siendo mi amigo, desearía que conocieras alguna chica que te valore como mereces.

Bianca sintió las caricias en su mano, Tom se las hacía y la miraba con una pequeña sonrisa en sus labios y se sentaron en una banca que encontraron.

—Quisiera que seas tú —dijo Tom.

—Ya hablamos eso… —Bianca le sonrió y luego soltó la mano de Tom, quizá le estaba dando muchas alas.

—Te amo, Bianca —dijo con nerviosismo, mirándola a los ojos y por fin se sintió lo suficientemente hombre para admitirlo en su cara. Bianca se puso seria.

—Tom, Tomi… —Y esta vez fue Tom quien le robó un beso.

Bianca se quedó un poco confundida, aunque se suponía que no, que por su edad debía tener las cosas en claro, pero las situaciones en Hamburgo eran tan complicadas… David era un tipo manipulador, extrañaba sentirse especial y en los ojos de su amigo Tom ella se sentía así, única y especial, por esa razón aceptó ese beso y cuando terminó, ella le robó otro más y no fue pequeño.

Tom sentía que tenía algo especial con ella.

~*~

Tom tenía quince cuando Bianca no regresó al pueblo. Él le había contado a su mejor amigo Gustav la situación una vez que sintió no podía más, se había enterado que ese verano Bianca no regresaría a casa… iba a viajar por el mundo.

—Amigo, ella es bastante mayor.

—Lo sé, ese no es el problema, sino que ella me cree un niño, ya no lo soy. —Gustav lo miró conmovido.

—Hay tantas en la escuela, ¿por qué Bianca? De seguro ya tiene un novio, eso de que la besaste y luego ella, eso pudo haber sido solo un juego, sino, ¿por qué no vino esta vez? De seguro pasea con su novio, debes reaccionar, Tom.

Tom sabía lo que todos le dirían, estaba seguro que nadie lo entendería, él se había enamorado de Bianca desde tiempos inmemorables, tenía la certeza que ella era la mujer indicada para él, poco le importaba la diferencia de edad. Justamente por eso no le gustaba ninguna de sus amigas de la escuela, eran todas unas niñas.

Bianca estaba viajando, invirtiendo su dinero en un viaje de pareja, tenía a David y ya hace meses habían dado el siguiente paso. Estaban viviendo juntos, los dos estudiaban Derecho, tenían notas resaltantes y muchos amigos en común, se sintió a gusto, al fin tenía algo estable con alguien, aunque David era manipulador, ella había visto la forma de no darle problemas, así que era muy sumisa a lo que él dijera.

Aún tenía comunicación por teléfono con Tom, pero ya no eran como hacía un año atrás. Ahora era un poco distante ya que prefería que Tom encontrara alguien que sí lo valorara, ella estaba muy lejos de ser lo que él quería.

~*~

Tom cumplió dieciséis y con ello tuvo su primera novia, se llamaba Katrina y era de la escuela. Gustav se la había presentado hace meses y era bonita, así que estaba saliendo con ella con la esperanza de olvidarse de Bianca de una vez. Había caído en cuenta de que ella no lo quería, así que esperaba superarlo.

Un día caminaba con Katrina por el barrio y vio llegar un auto a la casa de Bianca. Se puso en alerta y ahí la vio, salía del auto y tenía unos lentes negros puesto, un traje elegante y una maleta en la mano, había vuelto.

—¿Quién es ella, por qué la miras así? —cuestionó la rubia Katrina.

—Es una vieja amiga. Debo irme, he, te veo mañana —se despidió tan rápido que la adolescente se quedó consternada, pero no replicó, simplemente se fue.

Tom avanzó rápido hacia Bianca y antes de que entrara a su casa ella lo vio y sonrió.

—¡Tom! —Lo abrazó como si necesitara hacerlo—. Te extrañé. —Eras sus palabras que causaban confusión en Tom, ella lucía diferente.

—También yo… —Y todo lo que había querido dejar atrás regresó volviéndose presente en pocos segundos.

Buscaron la forma de verse, esta vez en la casa de Tom. Su mamá no veía con buenos ojos esa amistad extraña y es que se seguía viendo el interés de Tom por ella, aunque esta vez la mamá decidió tranquilizarse porque ahora sabía que su hijo salía con una jovencita de su edad llamada Katrina.

—Creo que dejé de simpatizarle a tu mamá —dijo cuando estaba en la habitación de Tom, esta lucía diferente, tenía pósters pegados en las paredes, ya no había más peluches de ositos y todo iba a de acuerdo a su imagen actual, tenía rastas y vestía con ropas anchas, a ella le recordaba mucho a su primer novio Andreas, pero Tom no podía compararse con él tan siquiera, no había otro más amable que Tom en el mundo entero.

—A ella no tiene por qué importarle, además está por salir —dijo con una sonrisa.

Él se sentó en el escritorio de su computadora mientras ella se recostaba en su cama mirando el techo blanco y suspiraba. —Han pasado tantas cosas… no sé si aún quisieras saber. —Bianca tenía muchas cosas que contar, pero no quería dañar a Tom.

—Soy tu amigo, te escucho. —Lo había dicho con cierto pesar, porque sabía que ella vivía muchas cosas lejos de él, con quién sabe quién estaría relacionada.

Ella le contó su drama entre llanto y mucha rabia. La relación, aparentemente estable, se había roto, se había hecho trizas con todo y su corazón. Le había contado que él era falso, que le gustaba salir con las estudiantes más bonitas solo para divertirse, que las ilusionaba y que ya muchas le habían advertido eso, pero ella se había enamorado. Le contó que se había desaprobado varios cursos y estaba desesperada por el temor de perder la beca que tenía, pero que luego de haber roto con David ya nada sería lo mismo.

Tom escuchó atento todo su relato, efectivamente la vida adulta era difícil, él quería estar preparado para no cometer ninguno de los errores que ella le decía, él sería diferente.

—Puedes contar conmigo, Bianca, sea lo que sea que te hayan hecho, me tienes a mí. —Bianca lo miró a los ojos, ahí sentado a su lado mientras ella se secaba las lágrimas, se sentía tan mal, como si su mundo se hubiera derrumbado y ahora solo quería sentirse protegida en casa de sus padres ese verano para recobrar fuerzas y regresar a estudiar.

—Tom, si otras hubieran sido las circunstancias, si yo… tuviera tu edad o tú la mía, no sé, yo no te dejaría.

—Escúchame bien —dijo serio y con voz grave que ella no creyó estar escuchando a su amigo Tom, parecía todo un hombre con ese tono de su voz—. No me subestimes por mi edad, ¿acaso no ves que desde siempre te he querido?

—Es porque no te abres a alguien más, Tom, esto es imposible, lo sabemos.

—¡No! Yo estoy saliendo con alguien, pero ¿quieres saber una cosa? No se compara contigo ni al beso que me diste en el parque hace años. Me puedo abrir a cuanta persona se me cruce, no me faltan chicas que quisieran algo conmigo, pero yo no tengo ojos para nadie que no seas tú.

—Tom… —se quejó y luego lo miró a los ojos para sonreírle, él siempre la había hecho sentir única a pesar que solo se veían muy pocas veces al año.

Lo que aconteció después ninguno lo deseó o buscó, ni siquiera Tom y es que él no imaginaba posible poder besarla otra vez, se había resignado a que no pasaría, pero esta vez cuando lo hizo, sintió el mismo deseo en Bianca a pesar de sus múltiples “no” o “no es correcto”. Tom se puso nervioso cuando se dio cuenta que ya la estaba besando tanto y las manos de ella lo tocaban por muchos lados, debajo de su ancha camiseta.

La que tenía experiencia en cuanto al sexo era Bianca, aunque no se lo había dicho a Tom, pero este ya lo sospechaba, ella tenía veintidós años y había salido de una relación seria, era de esperarse, sin embargo a Tom eso no le importaba, a él solo le importaba Bianca.

A ella le gustó mucho su poca resistencia y su casi delicadeza para con ella en esos momentos íntimos. Ella sabía que hacía muy mal acostándose con un jovencito ni siquiera mayor de edad, pero necesitaba sentirse así de especial.

Tom veía su sueño realidad luego de ser consciente de que lo estaba haciendo con ella en su propia cama luego de trancar la puerta con seguro y cerrar las cortinas y que ella le hubiera insinuado que deseaba que la tocara sin restricción alguna.

La primera vez de Tom fue magnífica en su percepción, aunque duró tan poco por lo intenso que fue, él se sintió tan especial esa tarde.

Bianca sonrió cuando se recostó a su lado y le llenó de besos el rostro… su amigo no era más un niño, no, era un hombre.

Luego de algunos días más en donde se seguían viendo a escondidas, ella tuvo que irse y regresar a la vida en la ciudad hizo que regresara a todas las rutinas allá y su corazón se partió en dos, una parte pensando en Tom y otra en David.

~*~

Tom tenía diecisiete años cuando se graduó de la escuela secundaria. Su mejor amigo Gustav sabía su secreto aunque no le había creído del todo.

—No puedo creer que tengas una relación a distancia con esa mujer, es mayor, Tom, puede ser tu madre.

—No digas tonterías, ahora soy mayor también. —Había crecido tanto, de seguro estaba más alto que Bianca y eso le emocionaba, ya no lo miraría como el niño, ya podía enfrentar al mundo y llamarlo novio, eso creía.

—Ella está jugando, Tom, ¿no lo ves? Ella tiene un novio allá, en Hamburgo, ¿qué esperabas?

—Iré allá, este verano cuando ella venga, me iré con ella y postularé a su universidad —dijo muy seguro, aunque a él no le gustaba Derecho, él estudiaría Ingeniería de sistemas, las computadoras eran lo suyo más que las letras.

El verano llegó así como Bianca y Tom fue con ella a decirle que estaba listo para ir allá y vivir lo que ella vivía. Bianca se angustió mucho, podía sentir que Tom quería algo serio con ella, pero Bianca pensaba distinto, no era que no quería a Tom, todo lo contrario, pero la vida misma la obligaba a alejarse de un niño que apenas había salido del nido y aprendería a volar, ella ya era una mujer hecha y derecha a punto de graduarse y postular a un buen trabajo.

—Tom, ¿estás seguro? Yo no sé qué decirte, solo que… que no se podrá lo que tanto quieres. —Ella acarició el rostro de Tom, ya con diecisiete años lucía todo un joven apuesto, más alto que ella, aunque delgado, aún tenía esa cara de niño que tanto le gustaba.

—Creí tener algo contigo —habló serio.

—Sí, pero no va a poder ser, Tom, entiende, las cosas allá son distintas, tú mismo lo sabrás, no podré verte como dices además conocerás tantas mujeres, allá no es como acá… allá cada quien ve por su futuro, es como una enorme competencia y la imagen cuenta más. —Tom bajó la cabeza, ¿qué significaba todo eso?

—A dónde quieres llegar, ¿no podré verte?

—No, pero buscaré la forma, aunque Tom, no se podrá simplemente…

~*~

Tom tuvo dieciocho años cuando se enfrentó a la gran ciudad y todo lo que implicaba vivir solo e independiente en una ciudad competitiva. Tener que correr hacia las clases, tener que ordenar muy bien sus horarios de clase y sobretodo tener que crear un nuevo círculo social en donde predominaba quien tenía más.

Lo que le había dicho Bianca era verdad, casi no podía verla, la universidad era como una ciudad llena de facultades, comedores, salas de estudio y jardines, no había forma de encontrarse pues tenían horarios diversos.

—Tom, ¿qué haces? —reclamó cuando la esperó a la salida de una de sus clases, él vestía como siempre, sus anchos jeans, sus rastas y poleras extra grandes, pero todos los de Derecho vestían trajes oscuros, incluyéndola.

—Quería verte, no respondes llamadas y quería ver si te gustaría almorzar conmigo.

—Hoy no podré almorzar, tengo exposición dentro de media hora… Tom, no pueden vernos juntos, aquí no —dijo angustiada.

Ella se alejó nerviosa y una de sus amigas le cuestionó quien era ese niño, ella se puso roja y negó conocerlo.

Pero en la noche llamó a Tom y lo invitó a cenar. Tom tuvo que dejar de hacer la tarea y fue con ella a un bonito restaurant, de todas formas Tom era especial, no podía hacerlo a un lado así no más.

—¿Me evitas porque tienes a alguien? —preguntó nervioso.

—No, pero estar en el último año es estresante, somos pocos y todos nos conocemos tan bien, la vida de un abogado no es fácil, Tom, muchos estamos ya postulando a casas de abogados muy importantes, nuestra imagen cuenta tanto, es nuestra arma y…

—Y yo arruino tu imagen, ¿es eso? Puedo vestirme como un muñeco de torta si deseas, aunque en mis clases somos varios así, la mayoría tiene un look muy loco, en cambio tus compañeros parecen estar de luto todo el tiempo.

—No tienes que cambiar por mí, no es eso, solo que… que esto puede ser mal visto, ¿comprendes?

—No, ahora soy mayor de edad, puedes acostarte conmigo si deseas y nada malo pasará, ni siquiera pasó algo malo cuando era menor, ¿cuál es el problema? —Tom siempre se angustiaba cuando tenía que discutir eso, era como suplicarle a ella no dejarlo y ella se percataba de eso.

—El problema es que tengo una reputación aquí que puede venirse abajo si alguien se entera de esto, perdona por ser directa y dura, pero si alguien se entera que salgo con un niño ¿cómo me crearán madura para un puesto en la corte? La vida de un abogado es así, cualquier cosa puede ser investigada y sacada a la luz para destruirte, todo se basa en intereses, por favor entiéndeme.

—No soy un niño, ya no soy ese niño que conociste hace años, Bianca, soy un hombre, mírame así, espérame unos años más y podremos lograr que esto funcione… pero no me evites.

—Tom… —llevó ambas manos a su cabeza, estaba estresándose mucho—. No sé qué hacer contigo…

—Quiero estar contigo, Bianca, te amo, siempre te he amado. —Ella suspiró viendo su mirada tan sincera y pura, hacía tanto no veía algo así.

—Yo… yo no sé qué decirte, yo te quiero demasiado, siempre estás en mi corazón aunque mi mente me dice que no debería ser así.

—Dile a tu mente que deje de joder, que yo ya no soy un niño y que te he seguido hasta aquí porque quiero algo serio contigo. —Ella sonrió viendo a un hombre decidido con cara de niño.

~*~

Tom tuvo diecinueve cuando Bianca dejó la universidad y consiguió un prestigioso trabajo en la corte de la ciudad.

Vestía trajes y tenía unos lentes gruesos, usaba carteras finas y tacones de punta, era toda una mujer de veinticinco años y debía aparentar más en el trabajo para no ser discriminada así que siempre estaba rodeada de gente mayor e intelectual, con ello, viejos adinerados que veían el contoneo de sus caderas al caminar por las oficinas con sonrisas atrevidas, ya ella debí aparentar ser seria para no convertirse en la amante de alguno de esos hombres poderosos de la corte.

Tom la extrañaría definitivamente, él debía estudiar arduo y casi no tenía tiempo libre que coincidiera con el de Bianca. Pero pese a todo siempre buscaba sorprenderla.

—Sabes, no entiendo cómo no te das por vencido, ha pasado tanto tiempo, Tom, han cambiado muchas cosas, ya no soy la misma, el trabajo me ha absorbido y tú sigues con tus detalles…

—Pes ten presente que no renunciaré fácilmente, no después a tantos años, lo que tenemos no es de ahora, Bianca. —Ella se tapó la cara, estaba tan confundida, tantos años habían pasado y él seguía persistente.

—Mejor anda pensando en buscarte otra, en serio Tom, no puedo más con todo esto… —Tenía culpa, sus metas, su visión estaba muy por encima de Tom.

~*~

Tom tuvo veinte cuando al fin estuvo con otra chica, una de su edad, era pelirroja y de muchas pecas, era muy bonita y risueña, se llamaba Lucy. A ella no le contó nada sobre Bianca. Tom deseaba con todas sus fuerzas poder olvidarla y rehacer su vida, sentía que lo merecía.

Bianca se enteró del pequeño noviazgo y suspiró al vacío, sentía que no podía meterse en ello por más celos que le producía. —Mereces ser feliz, Tom, lo mereces… —«como quizás yo», pensó.

Luego de algunos meses, ella aceptó salir con un fiscal de la corte, era un hombre diez años mayor que ella, recientemente divorciado y con miras a ascender de puesto a juez y comprarse una casa. Las cosas parecían ir muy bien al principio, todo la emocionaba… a esas alturas de la vida lo único que deseaba era asentarse en algo seguro.

Un día, en el supermercado se encontró con Tom, ahora lucía unas trenzas negras en vez de sus rastas tan comunes para Bianca. Había tomado cuerpo y ya no parecía el niño que ella conoció una vez, lucía maduro y muy guapo, tanto que se quedó sin palabras… Él infló sus mejillas y resopló con aparente incomodidad, verla removía muchos recuerdos y sentimientos aparentemente enterrados.

—No tienes que ponerme esa cara, Tom, no manchemos la memoria que tenemos de nosotros.

—Bueno, no es tan fácil… —suspiró otra vez y luego le sonrió—. Luces igual de siempre. —Ella se avergonzó un poco, él lucía diferente, pero no diría nada—. ¿Tienes tiempo?

Y así fue como esa vez salieron juntos a caminar y a contarse muchas cosas que no sabían el uno del otro. Ahora los dos tenían pareja, se suponía que de esa forma se cerraba el capítulo vivido entre los dos, así lo creyeron, pero luego de beber algunos tragos, Bianca terminó en el departamento de Tom, uno pequeño y desordenado, aún era estudiante y era lo máximo que podía pagarse.

Quizás eran los tragos de más o ninguno tomaba en serio sus actuales parejas o quizá lo que los unía era aún más fuerte de lo que pensaban que ambos terminaron recordando viejos tiempos íntimos.

—Escapemos, Bianca —dijo luego de haberle hecho el amor. Ella se puso triste, ¿escapar? ¿A dónde?

—Nos veremos otra vez…

Pero días después, Tom la recogía de su departamento en su auto negro, ella salió de madrugada y había reservado una casa de paya en otra ciudad y no le había dicho nada a su novio Max.

Iban a pasar una semana lejos de todo el mundo y el estrés. Tom había sido tan malo de terminarle por teléfono a Lucy y ahora se sentía libre de todo junto a la mujer que tanto amaba año tras año.

Una tarde, cuando estuvieron en la terraza del hotel, Bianca se percató de un hombre que intentaba tomarle fotos con una cámara especial.

—Dios mío, Tom, debemos irnos ya.

—¿Qué pasa?

—Me han seguido, Max tiene sus contactos. —Se levantó de ahí y casi corrió rumbo a su habitación, Tom la siguió muy preocupado y hasta molesto.

—Estoy cansado de huir, por qué no admites que tienes algo conmigo, ayer me dices que me amas y hoy corres a los brazos de ese sujeto, anda, encárame. —Ella lo miró dejando a un lado su equipaje.

—Tom, no soy una niña, no puedo andarme con jueguitos así, tengo un prestigioso trabajo y una reputación que cuidar, si defraudo a Max, él podrá destruirme y no podré trabajar en ningún lugar.

Ella salió de ahí sola, Tom no pudo seguirla, lo dejó en la playa y ella regresó a casa a arreglar el inmenso desastre que había ocasionado.

Max la tuvo chantajeada por las fotos que tenía de ella, le había amenazado con despedirla del trabajo y hacerle la vida imposible si ella volvía a hacer lo mismo.

Tom cayó en una severa depresión luego de darse cuenta que nada de lo que hiciera haría que pudiera regresar con Bianca.

—Amigo, ya basta, basta de esa obsesión —aconsejó su mejor amigo Gustav.

—Me rindo, no sé qué más hacer. —Pero luego vino algo a su mente, una conversación que tuvo con Bianca acerca de los abogados y todos los que trabajaban en la corte.

Entonces tuvo un plan, la gente de la corte siempre tenía secretos y él buscaría la forma de hacerle ver a Bianca que también Max tenía sus cosas. Así que una noche los siguió y logró percatarse que Max iba los fines de semana a otra casa… Tom sonrió en su auto porque vio a la ex esposa de ese señor, entonces le tomó una foto y se la envió por email a Bianca.

Bianca, en casa, se desilusionó tanto, pero a la vez, no le sorprendió, es decir, podía esperar muchas cosas de Max así que al volver a casa junto a su novio lo encaró.

—Tanto me insultaste y humillaste cando supiste lo de Tom y ahora, ¿qué tienes que decir? —Le lanzó las fotos como él alguna vez se las había lanzado.

Max rió ante ese gesto. —Si me dejas te haré la vida imposible, lo sabes.

—¿Crees que yo no podría hacértela imposible a ti? —desafió como nunca antes se había atrevido y luego de eso salió de casa dejando sus cosas, sentía que se libraba de un pasado casi tormentoso.

Bianca no sería la misma luego de eso. Haber tenido que dejar el trabajo en la corte le pesaría mucho, pero a la vez le animaron a mirar a otros lados, otros trabajos en donde podría desenvolverse sin depender de nadie.

Tom estaba en exámenes finales y casi no podía saber nada de ella, pero pronto tendría vacaciones y sabía que la vería.

Una noche Bianca pensó mucho en todo lo que estaba haciendo, en el daño que le causaba a Tom año tras año por esa inseguridad que ella sentía, pero Tom tenía razón, él ya no era un niño, así que ella debía tomar una decisión.

~*~

Tom tuvo veintiún años cuando Bianca decidió comprometerse con él.

Año tras año la había amado, ella podía estar segura de que Tom no la defraudaría y ella se comprometió a tampoco hacerlo.

Año tras año, habían creado un lazo cada vez más fuerte y habían pasado la más dura prueba, merecían darse una oportunidad.

Bianca tomó un puesto de trabajo eventual mientras Tom terminaba de estudiar, pero alquilaron un pequeño departamento.

La diferencia de edad no se notaba mucho ahora que Tom había crecido tanto y eso tranquilizaba a Bianca.

En la habitación que compartían estaban algunas fotos de hacía años, cada vez que se encontraban se tomaban una. Bianca puso una reciente de hacía días y al fin podía tranquila con eso.

Tom llegó a casa trayéndole flores de colores y ella salió a recibirlo.

—¿Cómo estás? —preguntó él y ella sonrió, siempre tan atento, año tras año.

—Perfectamente bien. —Sonrió y recibió un beso.

Ella se quedaría junto a él por mucho más.
FIN
Lamento el final extraño x_x estuve inconforme con él pero quería publicarlo o nunca vería la luz. Saludos y mis respetos a quienes llegaron hasta aquí *-*

13 comentarios:

  1. Joder joder joder joder LO AMO !!!!!!!!!!!!!!!!!!! En seriooo siento que me llegó al corazón y eso es super difícil, solo me ha pasado con Muñeco y Llamada Perdida... ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA !! Deberias escribir mas de este tipo (hetero) !!!!

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    1. hallo <3 muchas gracias por amarlo *-*!!! y gott, es extraño lo que dices, leiste solo twc ;)
      escribiré más hetero si hay inspiración, sin duda, no le temo al género
      besos <3

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  2. ¡Me encantó!
    Aunque el final sí, no me lo esperaba en lo absoluto, no esperaba un final feliz en lo absoluto. No pude parar de leerlo hasta que llegue al final. Es decir tiene una moraleja; el que persevera, alcanza. Aunque a veces en la vida real no es así y menos llevandose tantos años \o/, cinco años es perdonable pero ¿siete? No sé, sería raro. En realidad esperaba un final feliz pero ellos quedaban como amigos no como pareja pero me gusto :B. Y pues como dije fue extraño x'DD, si no sería tuyo. A veces pensé que Tom tenía una obsesión pero como dicen el primer amor nunca se olvida. Y no sé más que decir .w. estoy sin palabras. Pero como siempre que leo comento y bueh~ aquí esta. Tom fue malo con la pobre Lucy alkdjsakld ;O;

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    1. hallo <3 *-* pues u_u tampoco esperaba un buen final, salió asísimplemente, quería que sea una tragedia pero D: todo el fic es medio dramático, así que lo dejé ahí.
      jajja esas cosas de la edad son tan D: pero a veces pasan.
      Tom tenía una obsesión, pero persistió en su amor por años y sí, pobre Lucy y la otra chica también D:
      besos <3

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  3. OMG!!! Awww Que lindo *-* Me encanto!!! Ese Tom que persistente!!! Jejejejeje X3 Que bello *.* Jamas se rindió y tuvo porfin su recompensa!!! Ahhhhh Que lindo de verdad me encanto!!! Muy bueno linda!!! En serio esta genial!!! n.n

    Saludos y besos <3

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    1. fbfdbdfb gracias Scotty *-*
      sí, no se rindió y bueno, debía tener alguna recompensa x_x
      besos, gracias por leer *-*
      <3

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  4. Yo no discrimino xD leo hetero y Slash !
    Ufff que relación tan difícil y tormentosa pero aveces te das cuenta que uno mismo se pone obstáculos y que también depende mucho de uno ser lo más feliz posible!
    Tu decides que es lo mejor para ti y que vale la pena para luchar por el en tu vida! La sociedad también nos obliga a tomar decisiones lncorrectas que si bien algo te puede hacer feliz para otros sería causa de molestia. Que triste regir nuestra vida por algo que los demás ven correcto pero que para tu puede ser la diferencia :(

    Me encanto Tom enamorado, tierno y hetero, por que no? Jiji

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    1. Hallo <3 *o* gracias por no discriminarlo n_n
      sí, a veces es así, la vida, los años, el tiempo, los sueños, separan a personas...
      pro se `puede ser la diferencia como dices *-*
      gracias por leer <3
      besos <3

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  5. Sabes que no leo heteros, pero lo hice esta vez y llegué hasta el final :3 Y NO ME IMAGINÉ QUE ERA BIANCA, GRACIAS. Me gustó Pinky, aunque Bianca lo hizo sufrir por años, al final tuvo su recompensa n.n y eso e.e

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    1. hallo<3
      jajaja menos mal no te selfinsertaste XDDD no me gusta cuando se selfinsertan en los personajes XD
      gracias por leerlo y bueno, sí, lo hizo sufrir porque sabía que era un error, pero prevaleció el amor...
      besos <3

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  6. waaaoo!!

    la verdad si me sorprendió el final, no esperaba que Bianca reconociera que en el fondo sentía algo por Tom y prácticamente se olvidara de todas sus prioridades por darse una oportunidad con él... pero lo amé!!!

    no se... como que es muy dulce, pobre Tom sufrió pero al final logró enamorarla aww :3 ... y pues a mi me ancantó como todos tus fics Pinck son increibles, no importa si son hetero o slash, siempre son buenisimooos!!!

    Kusses *-*

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    1. Gracias *-* <3 <3
      sí, Bianca lo quería, pero tenía tanto miedo por las diferencias, pero al final, sacó una conclusión, es lo que veo, cuando Tom se hizo hombre y pudo vencer cada obstáculo, creo que eso le demostró que en realidad la quería.
      gracias por las bellas palabras *-* <3 espero hacer otros más adelante
      muah <3<3

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  7. hallo <3 muchas gracias por pensar así, la verdad no se tiene por qué juzgar, uno lee y escribe lo que desea~
    Me costó buscarle un título XD pero me decidó `por eso porque era una frase que repetía en el transcurso del fic.
    El final es feo x_x pero debía concluirlo ya XD o seguiría año tras año lol
    gracias por tu apreciación *-* lo valoro <3

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