Niñerías - XLI

Hola a todos *-* no les hago esperar más y aquí el capítulo 41 de este fic, que por cierto ya estos son los capítulos finales. Espero les guste *//* aunque no sé, me reservo mi opinión para los otros capítulos. Un beso *-*~

Bill se contrajo y comenzó a temblar lo que hizo que Tom lo mirara a los ojos y le susurrara al oído si estaba bien o no, si dolía, o qué pasaba.

—Estoy bien —susurró jadeando y luego soltó un quejido, estaba un poco incómodo aunque la idea de proseguir le gustaba, su poca iniciativa lo dejaba inmóvil y Tom tuvo que alzarlo un poco para volverlo hacia su cuerpo, algo que hizo cerrar los ojos a Bill.

Se apoyó en el hombro de Tom y lo abrazó más fuerte, con los ojos muy cerrados, jadeaba sin poder contenerse.

Tom por su lado, jamás había experimentado algo así y por más que deseara moverse rápido y hacerlo fuerte, se resistió pues sintió a Bill nervioso. También cerró sus ojos queriendo comprender a Bill.

—Solo déjate llevar —dijo Tom—. Déjate hacer. —Bill lo vio y recibió un beso en la punta de su nariz. Sintió las manos de Tom haciendo más presión en su cintura y comenzó a moverlo de arriba hacia abajó.

Dolía, dolía un poco más porque Bill estaba tenso y no concebía tener que relajarse en tal acto. Empezó a gimotear recibiendo besos de Tom en su rostro. De todas formas lo veía esforzándose más y él solo era movido cada vez más, debía hacer algo, así que apoyó ambas manos en el respaldar del asiento, a ambos lados de la cabeza de Tom y así comenzó a intentar moverse. Pudo ver una sonrisa de parte de Tom y la forma en cómo lo miraba llegó a trastocarlo, nunca antes alguien lo había visto así y se sintió especial por ese instante y por ver su reflejo en las pupilas de sus ojos brillosos.

Tom lo veía todo sudado, con las mejillas sonrojadas y el maquillaje de sus ojos un poco corrido, el cabello todo revuelto y algunos mechones negros caían en su bello rostro, lo veía abrir la boca cada vez que colisionaba con su cuerpo y se hundía más y soltar pequeños gemidos, le estaba gustando, Tom podía sentirlo. Apretaba los dientes por lo estrecho que Bill era y lo mucho que quería seguir así sin correrse aún.

Su corazón latía mucho por lo que estaban haciendo, pero a la vez eran las sensaciones que sentía… Quería concentrarse en Bill más que solo en el placer que ya sentía.

Bill tembló y llevó la cabeza hacia atrás gimiendo, sentía mucho placer cuando había encontrado el ángulo perfecto, nunca se había sentido así. Tom tuvo que sostenerlo de la cintura para que no se cayera hacia atrás, Bill regresó la mirada al frente moviéndose de una forma, toda su pelvis, no podía evitarlo. Tom lo besó sintiendo sus gemidos dentro de su boca, estaban haciéndolo por fin aunque sus ganas de moverse aumentaron y alzó a Bill saliendo de él. —Qué haces… —reclamó Bill con labios temblorosos, Tom lo recostó en el asiento y lo volteó, Bill no quiso arrodillarse.

—Te gustará así. —Alzó su trasero y Bill se irguió por completo, no quería exponerse a Tom, así que pegó su espalda al vientre de Tom y éste apoyó su mentón en su hombro y le besó el cuello entrando en él.

Claro que a Bill le gustó mucho cuando Tom comenzó a moverse que terminó arrodillado con ambas manos en el asiento, total, ya no había vergüenza a esas alturas.

Tom se deleitó con todo el pequeño trasero de Bill y verlo así, gimiendo y disfrutando de su primera vez como Tom alguna vez lo había deseado.

—Tom… —chilló cuando sintió tal placer que le indicaba que terminaría, una y otra vez Tom embestía fuerte y eso lo hacía estremecer. Tom se detuvo y lo giró para verlo a los ojos, abrió sus piernas posicionándose entre ellas y luego lo besó—. ¿Te gusta? —preguntó Bill en un susurro y Tom rió ante eso.

—Me encanta.

—A mí también… creo que… —Tom tomó su miembro ayudándolo. Bill se arqueó y gimió, había terminado. Tom siguió con fuertes embestidas hasta acabar sobre Bill jadeando.

Se miraron a los ojos y Bill recibió un beso en su frente sudada y luego uno pequeño en sus labios, Tom nunca había tenido un gesto similar con nadie, pero le nació hacerlo. Le había gustado, ahora había probado a Bill y se sentía más unido a él.

Los minutos pasaron y comenzaron a sentir frío. Bill sonreía a Tom de rato en raro mientras lo veía vestirse. —No pensé acabar así —dijo Bill—. Es decir, no pensé hacerlo hoy y aquí, para mí fue especial.

—Pienso así. —Y no dijo más. Estaba serio y no quería verlo a los ojos.

—Dime algo, yo no sé de esto, ¿te gustó? —Tom frunció el ceño y lo encaró.

—Dije que sí, ¿por qué dudas?

—Por las tantas parejas que has tenido…

—No te comparas a ninguna. —Bill regresó su mirada hacia sus pantalones para abrocharlos, de todas formas se sentía inseguro—. Regresaremos al video pub a recoger mi moto, debo irme.

Bill lo miró de reojo y se angustió, tomó su brazo para que lo mirara. —¿Irte a tu casa? Puedes quedarte hoy…

—No sé si sea buena idea. —Tom comenzó a sentir las incomodidades de antes, era extraño para él haber sentido nuevas sensaciones con Bill y ahora solo quería regresar a casa a ducharse. Miró a Bill a su lado y algo golpeó su corazón, esa mirada pura solo decía un “No me dejes”, frunció el ceño ante eso y tomó el rostro de Bill con ambas manos—. Escúchame Bill, no dependas de mí, ¿de acuerdo? Nos veremos, pero no quieras retenerme contigo.

—¡Tom! No te entiendo… —Tom quería decirle que detestaba el compromiso, detestaba sentirse atado en una relación, quería ser libre, pero por otro lado sabía que si se lo decía le haría daño porque conocía a Bill.

—De acuerdo, iremos a casa, a tu casa. —Pero por más que Tom le dijo eso, había una especie de dolor en el corazón de Bill.

Se le pasaba muchas cosas por la mente y una de las más dolorosas era que a Tom no le había gustado hacerlo con él, quizá se había desilusionado por su falta de iniciativa, claro, comparándolo con otras de sus parejas, de seguro él había sido el peor, y no solo eso, recordó que Tom nunca lo había hecho con un chico, solamente mujeres, así que esa sensación era aún más abrumadora.

Terminaron de vestirse y Tom salió para ir asiento delantero y conducir. Bill se quedó atrás arreglando su cabello y pensando. Ninguno dijo algo en todo el viaje y eso le incomodaba más a Tom que a Bill, no sabía cómo explicarle todo lo que sentía y esa impotencia hacía que quisiera irse lejos de él, pero ¿cómo dejarlo luego de haberlo hecho suyo? No sabía.

Bill contenía las estúpidas ganas de llorar, debía ser fuerte y esperar por Tom, a que le dijera alguna cosa.

—Llegamos —dijo estacionando el auto en el aparcamiento del video pub y salió para luego abrirle la puerta trasera—. Nos vemos en tu casa —dijo y luego le sonrió, Bill suspiró ante eso y asintió. Tom no lucía molesto.

Manejaron juntos y Bill miró por la ventana de su auto a Tom con su moto a su lado y éste le mostró el dedo medio juguetonamente y movió su dedo en círculos y eso le hacía recordar ciertas cosas que recientemente habían pasado; sus mejillas se colorearon tan rápido de rojo y luego tuvo que frenar pues casi choca un auto adelante.

—¡Cuidado, niñero, que ahora por ser mayor de edad podrían enjuiciarte! —gritó burlón y aceleró en la moto.

Era el mismo y Bill sonrió de emoción, no tenía por qué pensar que las cosas cambiarían o ya era el fin de todo, de todas formas lo quería así como era.

Llegaron a su casa y las luces de la sala estaban encendidas. Bill bajó de su auto y miró a Tom apoyado en su moto ya estacionada, lo estaba esperando.

—Creo que tu padre sigue adentro y no sé si sea buena idea que me quede hoy…

—Tom, por favor —pidió casi con súplica.

—Me quedo si él lo quiere. —Bill suspiró y abrió la puerta de su casa.

Simone sonría junto a su padre, ¡estaban los dos sentados en el sofá conversando! Algo pegó a Bill en el vientre, una sensación extraña, temía que su papá hiciera daño a su mamá, pero por otra parte, estaba como mirando un retrato de su niñez cuando las cosas entre ellos estaban bien.

—¿Todo bien con tu fiesta? —preguntó su padre y Simone se puso en pie.

—Ha quedado mucha torta, ¿viniste con Tom?

—Sí, pasa Tom —invitó a Tom a pasar y así fue.

Tom tuvo que disimular una sonrisa, estaba tan incómodo y más aún cuando vio el rostro de Gordon, estaba serio y lucía molesto y Tom sabía que era por su presencia.

Bill lo jaló de la mano hacia la cocina, Simone ponía dos tajadas de torta de chocolate.

—Señora Simone, trabajaré a partir del lunes y quería agradecerle el haberme acogido en su casa —dijo Tom cuando recibió la tajada de torta—. Trabajaré en una compañía de medicamentos y cuando tenga las donaciones que usted requiere, la llamaré. —Simone lo observó cómo observaba a Bill y se llevó una mano al pecho.

—Haces bien, jovencito, la fraternidad estará muy agradecida. ¿Hoy regresas a casa? —Quería decir algo, pero Bill fue más rápido.

—Se queda hoy —casi sentenció y Simone no quiso discutirlo.

—Entonces diré a tu padre que regrese a su hotel.

—No, no —interrumpió Tom.

—No —dijo Bill rápido—. Tom dormirá en mi habitación.

—¡Bill! —reclamó Simone, pero luego trató de calmarse—. No creo que a tu padre le guste semejante idea.

—Me iré yo —interrumpió Tom. Gracias por la torta.

—Tom, por favor —pidió Bill y el ambiente se tornó muy incómodo entre los tres.

Gordon entró a la cocina habiendo escuchado todo pues la casa era tan pequeña. —Iré a mi hotel que está aquí cerca, mañana regreso a Bremen, Bill y antes quería hablar contigo, mañana en la mañana te espero en el hotel.

—Está bien —dijo Bill suspirando aliviado. Era primera vez en su vida que prefería a alguien por encima de sus padres y es que sentía catastrófica a idea de separarse de Tom luego de haber estado tan íntimamente y haberlo sentido todo.

Gordon se despidió de Bill con un abrazo fuerte y luego sonrió a Simone, Bill sintió peligro en esa sonrisa, esperaba y su mamá no sufriera por ese reencuentro, él sabía que su papá tenía aventuras allá en Bremen con mujeres jóvenes, no sentía conveniente que su mamá se involucrara con su papá otra vez, no en ese tiempo.

Tom terminó el pedazo de pastel y sentía que debía ducharse, así que se adelantó arriba dejando a Bill junto con su mamá en la cocina comedor.

—¿Todo bien? —preguntó Bill y Simone suspiró.

—Sí, mañana tu padre quiere hablarte de algo importante. —Bill se preocupó—. Quiere llevarte con él.

—Mamá, eso no lo discutiré, me quedaré contigo aquí, en esta ciudad, no quiero mudarme.

—Quiere pagarte la universidad, no te pedirá llevarte ahora, sino cuando acabes la escuela. —Bill infló sus mejillas y luego resopló, la miró a los ojos.

—¿Y tú qué piensas? —Simone se entristeció un poco.

—Todo lo que sea para tu bien lo aceptaré, yo no podré pagarte una universidad, lo sabes.

—Para eso estoy trabajando, justamente para mis estudios, no sé por qué mi papá me hace esto. —Simone tocó su hombro y luego sobó su espalda, entendiéndolo.

—Será lo que tú quieras entonces, pero ya te advertí de lo que quiere hablarte tu padre.

—Creo que mejor le devuelvo el auto. —Aunque luego lo pensó y la ida de perder ese auto lo angustió, de todas formas tenía un significado ahora—. Debo dormir…

—Hijo, ten cuidado —le dijo refiriéndose a Tom y Bill bajó la cabeza, tenía temor que Simone se diera cuenta de lo que ya había hecho—. Sé que ahora eres mayor de edad, pero vives bajo mi techo.

—Lo sé mamá, lo sé. Además él se irá, ya lo has escuchado, esta es la última noche junto a él. —Simone entendió su punto y sonrió cómplice.

—De todas formas, Bill.

—Lo sé —dijo sonrojándose y luego la dejó dándole un beso en su mejilla.

Subió a su habitación y entró, Tom aún se duchaba y claro que Bill moría por un baño relajante así que se alistó y ya en el pasillo se encontró con Tom que secaba su cabello, tenía una toalla en su cintura, con el torso desnudo y puso en aprietos a Bill. Tom le sonrió y le robó un beso. —Hasta mañana —le dijo para ir a la habitación de huéspedes.

Bill se quedó paralizado en el pasillo, pero luego suspiró y se adentró a bañarse.

Se sentía un poco diferente, el agua acariciaba su cuerpo que ya no era casto y eso le daba nuevas sensaciones, se sentía unido a Tom y en parte sentía que le dolería su partida. Pero era por cosas de trabajo, debía entenderlo y sobretodo apoyarlo.

Cerró la llave del agua y fue a su habitación a vestirse. Suspiró colocándose un pijama, se sentía fresco aunque su trasero dolía un poco, pero eso lo hacía sonreír por el recuerdo horas antes.

Definitivamente no podía dormir en su cama, sabía que su mamá podía darle una reprimenda si se enteraba que quería pasar la noche en la habitación de huéspedes, pero luego pensó que por ser el último día, se lo merecía.

Así que salió, cruzó todo el pasillo y abrió la puerta del cuarto de Tom. La lámpara estaba encendida y ahí estaba él, sentado ya con pijama y con una mochila lista con sus cosas, Bill sintió tristeza, pero pese a eso, sonrió para Tom.

—¿El niñero no quiere dormir solito? —preguntó con una sonrisa—. ¿Quieres repetirlo, no es así?

—¡Tom! —reclamó avergonzándose y caminando hacia él.

—¿Duele? Me dicen que puede quedar doliendo un tiempo. —Bill bajó la cabeza sentándose a su lado y negó con la cabeza, no admitiría que le dolía un poco.

—Tom, ¿nos seguiremos viendo? Es decir, ahora trabajarás y yo también. —Tom resopló y buscó su mirada.

—Sí, ¿de acuerdo? Tienes mi teléfono, tengo el tuyo, ¿cuál es el problema? Si te soy sincero, no quiero trabajar, preferiría quedarme aquí en tu casa y meterme en tu cama todas las noches, pero nada sacaré de eso al final, ya estoy harto de sentirme el bastardo en mi familia y la vida que tenía antes no la podré recuperar sin dinero…

—Deseas el dinero para volver a salir como antes —dijo con tristeza.

—No, no he pensado en eso, sería como retroceder y no soy de esos. —Bill sonrió un poco.

Tom se recostó y apagó la lámpara que estaba a su lado, el corazón de Bill latió mucho en espera. —Ven aquí —dijo Tom con voz sugestiva. Bill se emocionó y fue sobre Tom quien rió justamente por esa reacción, solo lo probaba y Bill ya estaba buscando sus labios.

Esa noche no lo hicieron otra vez más que todo porque Tom sentía que mejor no debían hacerlo. Abrazó a Bill por detrás para buscar dormir.

—Oye, Tom.

—Dime.

—¿Qué es lo que te gusta de mí? —preguntó suspirando, buscando relajarse para dormir. Escuchó una risita de parte de Tom.

—Esto —dijo tomando su trasero, Bill se removió queriendo darle un golpe, pero Tom lo inmovilizó abrazando su cintura—. ¿Qué te enojas? —Bill sonreía, pero de todas formas quería una respuesta sincera.

—Ya pues, Tom, deja de bromear, nunca me has dicho qué es lo que te gusta de mí.

—Pues ya te lo dije, antes eran tus labios, ahora es tu culo, ¿contento?

—¡No! —regresó la vista hacia el frente mirando la mesita de noche que ahí había, Tom resopló detrás suyo.

—No sé qué quieres que te diga.

—No digas nada simplemente.

—Está bien.

Bill frunció el ceño y suspiró, buscaría dormir y dejar de complicarse la vida, total, ¿de qué se quejaba si así lo había conocido? No iba a esperar que cambiara de la noche a la mañana, Tom era un cerdo y se había enamorado así de él.

—Me gustas tú —susurró Tom—, no sé por qué me preguntas por algo en específico. —Esperó a que Bill le dijera algo, pero ya se había dormido—. Bah.

Dejó de abrazarlo y se puso a mirar el techo, ahora tenía un sentimiento distinto que no sabía darle nombre, pero no era algo agradable, era casi una incomodidad. «Mañana me iré, no tengo por qué sentirme así. Mierda, Tom, ¿qué pasa contigo? Ahora por haberlo hecho tuyo, porque era virgen no lo quieres dejar, ¿no? Eres un estúpido», se reclamó mentalmente, «Pero, joder, no me arrepiento». Sonrió y luego sintió a Bill girarse y su cabeza ir hacia su pecho. —Abrázame, Tom —pidió medio dormido, y Tom lo abrazó.

Estaban unidos de cierta forma. Tom casi no podía dormir, estuvo así hasta que al fin logró dormir un poco.

A la mañana siguiente, se suponía que siempre era Bill quien despertaba primero, pero no fue así y es que Tom estaba durmiendo en estado de alerta casi todo el tiempo, eso le permitió abrir los ojos ni bien entró luz diurna en la habitación. Escuchó los pequeños ronquidos de Bill sobre su pecho y con cuidado lo puso a un lado, y cuando estuvo por levantarse de la cama se le quedó viendo, lucía hermoso hasta dormido. Sintió algo en el pecho otra vez, algo que ya le empezaba a incomodar, pero no era desagradable del todo. Se inclinó y posó sus labios en una de sus mejillas, Bill sonrió aun durmiendo y buscó con sus manos a Tom.

Tom salió de ahí y bajó con su mochila puesta sobre sus hombros… debía irse y mejor así que despedirse.

Bill abrazó lo que encontró en frente, frunció el ceño pensando que Tom solo había ido al baño pero tardaba tanto que terminó abriendo los ojos y se sorprendió de ver en sus brazos un pequeño cerdo de peluche.

Se sentó en la cama tan rápido y su corazón latió con temor, Tom se había ido.

Cogió el cerdito en sus manos y luego lo abrazo y se quedó pensando en todo lo que ayer había pasado…

Es rosado *-* lol, bueno, algo así es el peluche que compró para Bill. Ya tengo escrito el siguiente capítulo y el que sigue voy en camino, así que se vienen de seguro dos más antes del final. No olviden comentar, los leo y respondo todos. Un beso, espero me digan qué piensan de los personajes.