Hasta el final de los tiempos - 3

Recontra tarde x_x pero actualizo~ este fic ya lo tengo bastante avanzado n_n Espero les guste este capítulo. Los quiero *o*

Ya de noche, luego de ordenar el almacén de comida y evitar discutir por hacer semejante tontería, Bill tuvo mucho sueño y terminó recostado en la suave cama cubierto por los cobertores, las luces se hicieron tenues y Jörg enseñaba a Tom el manejo del pequeño refugio.

—Hay también mapas del país y del mundo, una computadora portátil, deberás tomar siempre esto.

—Papá… —se quejaba.

—Solo escúchame. En casa estoy dejando mucha información, les he traído a la cabaña pues aquí pasaremos gran parte del tiempo hasta que la atmosfera esté desinfectada.

—No pasará, nada de eso pasará.

—Solo escúchame como si fuese pasar y si no pasa créeme que seré el primero en estar aliviado. —Tom suspiró y tomó la taza de su café para beberla, y luego tomó parte del cuadro que estaba en la mesa, le había llamado mucho la atención la silueta negra de los dos hombres tomados de la mano.

—Esto es extraño, ¿ellos quienes son?

—Tú y tu hermano. David me lo dio y eso no lo he soñado, eso es lo raro. Hijo, debo decirte algo.

—Vaya, que novedad. —Tom ya ni se asombraba de lo que su padre pudiera decirle, había escuchado muchas rarezas juntas.

—Creo pensar que te sientes atraído por Bill. —Tom se atoró con su café y regresó la taza a la mesa comenzando a toser.

—Papá, no jodas —decía molesto.

—No lo hago, lamento ser directo, solo quería ver tu reacción y ahora que la veo...

—Es enfermo lo que dices.

—Lo es, lo sé Tom, pero lo he visto en sueños.

—¿Qué mierda hablas? Calla. —dijo Tom con un rubor intenso. Jörg solo seguía serio y golpeó la pequeña mesa.

—De nada servirá que te advierta eso, simplemente pasará en su momento y algo me dice que no estaré, solo quiero que lo protejas ya que si Bill muere, morirás tú después. —Jörg se entristeció al recordar parte de sus sueños, algo le decía que podría pasar, por eso se desesperaba en hacer entender a sus hijos la gravedad del asunto, a veces solía tener sueños tan largos y despertaba con ataques de pánico de solo pensar que algo así podía ser verdad y en medio de todo eso veía su familia, buscando sobrevivir y a veces sus sueños se hacían tan confusos envolviéndolo en una atmósfera en donde todo era angustia y desesperación.

—Me perturbas, me perturbas demasiado que no sé qué decirte. Voy a dormir.

—De acuerdo, sé que hablé mucho hoy. Mañana aprenderemos a usar las armas, Tom.

—No saldré de cacería, sabes que no me gusta matar animales, no pienso ir.

—No mataremos animales, solo practicaremos tiro. Debes saber que más adelante deberás acabar con toda cosa que se mueva que no sea humana…

—Papá, por favor…

—Ya, está bien, por hoy no diré más.

—Gracias —dijo molesto—. No sabes el daño psicológico que se les puede hacer a los hijos cuando en vez de dar palabras de aliento solo metes terror. —Jörg rió ante eso.

—Bah, por favor, Tom, ustedes ya no son niños, son hombres.

—De todas formas.

Nada, cuando todo pase, me darás la razón, por ahora mejor a dormir.

Esa noche Tom no pudo dormir bien. Tenía una sensación en el vientre con lo que su papá le había dicho de su hermano. Él no era consciente de que se sentía atraído por Bill. No lo concebía, sin embargo había sentido celos recientes porque sentía que Bill se alejaba. Esa noche escuchó a su padre dormir a su lado, teniendo las mismas pesadillas de siempre, catástrofes.

A la mañana siguiente, Tom prefirió mantener una distancia para con Bill, se sentía descubierto y ese pensamiento no le dejaba en paz. Bill había notado su lejanía y por más que preguntaba e intentaba saber qué pasaba, Tom no decía nada. Luego que su papá sacara algunas armas, Bill posó su atención en eso, tomando un arma, parecía disfrutar ese hecho.

—¡Tom, iremos de cacería! —exclamó emocionado, mas Tom les dio la espalda.

Su papá se le acercó para darle un rifle y Tom se negó, por más que le explicó que no matarían animales Tom solo los acompañó para observarlos dar a los troncos de los árboles, practicar tiro, mas Tom sentía que no era lo suyo.

Bill se le acercó para molestarlo, le codeaba y le incitaba a seguirlo, pero ni eso pudo animarlo, simplemente no podía dejar de pensar en lo que su papá le había dicho. Se supone que Jörg hablaba incoherencias, se supone que eran alucinaciones propias de una mente enferma, entonces ¿por qué tenía que decirle su atracción con respecto a Bill? Tom no sabía cómo así su papá podía saber algo que ni él mismo era consciente, porque era verdad, Tom no tenía la más mínima idea de que Bill le gustaba. Esa simple idea le hacía sentirse mal porque esa atracción no era sana.

Vio como su papá pasaba un bonito y entretenido tiempo con su hermano y sintió cierta envidia que más que eso eran celos. Bill reía mucho y su papá disfrutaba de eso, estaba tan emocionado que sea Bill quien le guste las armas. Y Bill estaba disfrutando un tiempo divertido, no escuchaba a su papá hablar incoherencias o sobre sus sueños, vio ideal disfrutar ese tiempo olvidando atrás los malos entendidos y las peleas con su papá. Total, era su padre y eso era lo que más importaba.

Entraron a comer algo, tuvieron que bajar hasta el sótano otra vez. La comida no era para nada buena, todo estaba embasado y sabía sintético y artificial.

—Cuando todo esto se acabe tendrán que cazar, pero deberán leer el manual de qué animales está permitido, no todos estarán sanos, la extinción también les tocará en especial a los que son domésticos. Deberán buscar venados, animales del monte.

—Papá… —reclamó Tom—. No arruines este tiempo con comentarios así.

—Está bien, ya, mejor me callo.

—¿Regresaremos esta tarde, no? —preguntó Bill terminando su lata de frijoles.

—Sí. Espero no le digan a su mamá de este refugio.

Y claro que ninguno de los gemelos le diría, menos Bill que había disfrutado de las armas. Sabían que su madre se angustiaría pues ella estaba en contra de ese tipo de cosas y además enterarse que la locura de su papá se había extendido hasta crear otro de esos refugios, de seguro le iba a afectar mucho.

Bajaron de la montaña con un sinfín de dudas y sentimientos encontrados. En realidad los gemelos estaban curiosos, pero sabían que si preguntaban su papá les hablaría esas incoherencias apocalípticas y ya estaban hartos y cansados de escuchar lo mismo. Tenían miedo de que en algún momento pudieran llegar a creerlo y luego ser visto como locos o internados en psiquiátricos.

En el regreso Bill durmió en el hombro de Tom y solo despertó cuando la señal de su celular regresó entrando una llamada, la novia. Tom se separó y trató de concentrarse en otra cosa que no fuese Bill y luego pensó en que él casi no salía de casa, debía buscar a sus amigos, jueves en la tarde era ideal para salir de casa, al menos buscarlos para conversar.

***

Un poco de alcohol no venía nada mal. Georg, su fiel amigo, le invitaba un poco de ese elemento. Tom estaba en su casa luego de haber regresado de la montaña.

—Aún no me dijiste para qué fueron a ese sitio.

—No preguntes Georg y trae aquí esa botella.

—No, mira que mañana es viernes y hay clases, ¿estás loco?

—Bah, con lo mucho que me importa a estas alturas, no quiero regresar a casa lúcido, anda vamos, pásamela.

Era ya casi las diez de la noche y una incomodidad extraña se extendía por todo su cuerpo, era más que el alcohol mismo, era otra sensación ya conocida y sabía que se debía a Bill. «Está follando», pensó haciendo una mala mueca, podía sentir su calor y el latir de su corazón acelerado, Tom lo sentía en una incómoda sensación. Llevó una de sus manos a su entrepierna y disimuladamente se la arregló, sus calzoncillos se la estaban apretando.

Pidió ir al baño para aliviar eso y fue donde pensó que la única forma de aliviarse sería tomando hasta la inconsciencia. A la mierda todo, tomaría hasta el amanecer.

Bill se enredaba entre las piernas de su novia. Haber descubierto así el sexo le hacía sentirse ya todo un hombre. Estaba saliendo con Pamela tres meses y no podía dejar de creer que era la chica de sus sueños: inteligente, bonita y comprensiva; todo lo que él deseaba.

Ella vivía con sus abuelos a cuatro cuadras de la casa de Bill. Por ser ya ancianos ni escuchaban todo lo que pasaba en la habitación de su nieta.

—Te amo, Bill —le confesaba entre gemidos. Bill no se esperó eso, no así. Se quedó mudo por un momento, pensando en todo eso y salió de ella—. ¿Qué pasa? —él le sonrió acariciando su rostro sudado y poniendo un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Nada… —La besó otra vez y volvió a entrar a su cuerpo.

Bill quería amarla, claro que sí, solo había un detalle, no lo sentía y no sabía qué más hacer para sentir ese sentimiento desbordante. Pero quería.

Regresó a casa luego que viera la hora, casi la media noche y podría haberse quedado ahí, abrazando por detrás a su novia, pero decidió que mejor regresaba y se evitaba un mal rato con su padre.

Entró a casa en la oscuridad prácticamente y tambaleando en la escalera trató de subir sigiloso. Vio la puerta de Tom cerrada y pensó que él aún no había llegado, no se equivocaba.

En casa de Georg su mamá le había pedido que por favor llevara a su amigo a su casa. Tom casi dormía en su sofá luego de beberse casi una botella de alcohol. Georg lo despertó y entre refunfuños y discusiones lo sacó de su casa para llevarlo a la suya.

Se despidió como pudo y entró. Se sentía un muerto en vida en esos momentos. Dolor de cabeza, ganas de no estar consciente y casi ni lo estaba. Luego de tomar un poco de agua y orinar, subió a su habitación viendo la luz del cuarto de Bill encendida. Algo le pegó en el vientre en ese instante. Quería verlo, tocar su bello rostro y sentirse refugiado.

Abrió la puerta y ahí lo encontró, dormido entre sus mantas, cálido, podía sentir en la yema de sus dedos el calor que su cuerpo desprendía y lo añoró. Caminó en silencio hasta estar a su lado. A pesar de estar mareado podía moverse con cautela. Como todo efecto del alcohol que hace desvanecer las barreras de la cordura, Tom se inclinó sobre Bill, poniendo una rodilla sobre la cama y se precipitó sobre ese cuerpo anhelado, le besó en los labios y Bill despertó. Desesperado y ahogando un grito se defendió como pudo.

—¿Qué pasa contigo? —Se removió en la cama y se percató que Tom yacía en el suelo, quejándose, de seguro le había golpeado como reacción.

—¡Bill! —se quejaba.

—¿Qué pasó? ¿Sabes lo que me hacías? —Tom se puso en pie y trastabilló para luego apoyarse en el borde de la cama y sentarse para no volver a caer.

—Me gustas —le dijo sin tapujos y recibió un golpe en su hombro.

—Estás ebrio, hueles mal y hablas incoherencias, ¿sabes que soy Bill? De seguro no, de seguro crees que soy alguna tipa. —Tom se sobó el hombro y miró a Bill.

—Sé que eres Bill, mi Bill, no el de esa estúpida que se cree sabia.

Bill Salió de su cama, se había ofendido con esas palabras, Tom estaba ebrio e insoportable así que caminó en sus bóxers nada más y abrió la puerta de su habitación. —Fuera, ahora —dijo serio. Tom se puso en pie y arrastró los pies.

—Bill… —quiso dramatizar, pero su hermano seguía serio. Tom se le acercó un poco más y luego se abalanzó otra vez sobre él que casi terminó contra la pared.

Quiso gritar, quiso empujarlo y realmente podía, pero en ese momento solo se dejó aplastar por el cuerpo de su hermano y sentir lo rudo que era con él. Era como descubrir otra faceta de Tom, algo que muy poco había visto. Se dejó besar, o más que eso era una succión desesperada de sus labios, casi los mordía, Tom quería comérselos y fue cuando sintió su lengua recorrerle los labios y luego el cuello en donde se dio cuenta de que estaba permitiendo un hecho aberrante. Así que lo empujó ya agitado y tomándolo de los hombros lo echó fuera de su habitación para cerrar, con una desesperación en sus actos, la puerta.

Inmediatamente posó sus dedos sobre sus labios hormigantes y aún húmedos. Ese beso había sido muy precipitado, pero a la vez le había revoloteado el piso por así decirlo.

—Se va a arrepentir y nunca más va a tomar alcohol en su vida.

Al día siguiente ninguno dijo nada de ese incidente. Tom faltó a la escuela porque le dolía mucho la cabeza y prefirió quedarse en su habitación, además de que estaba arrepentido por lo que había sido capaz de hacerle a Bill. Temía volver a verlo.

Cuando ya era la tarde, decidió bajar a ver qué había de comer, Simone le había permitido quedarse solo porque lo había notado ebrio, obviamente le dio una severa reprimenda, pero como madre no podía ya obligarlo.

En la cocina se preparó algo de comer y luego vio entrar a su padre tan rápido y agitado. Desde el lumbral de la puerta lo siguió con la mirada, traía una caja en sus manos y parecía emocionado. Cuando vio a Tom observarle desistió en abrir el paquete comenzando a adentrarse en la casa rumbo al sótano.

Tom dejó el vaso en el lavabo, estaba molesto, sintió otra vez esa frustración de estar perdiendo a su papá.

Pobre Tom~ luego de su gran atrevimiento cómo verá a Bill... veremos qué se trae entre manos Jörg. No olviden comentar si leyeron hasta aquí *-* Les deseo un buen inicio de semana <3