Extraños

Hola a todos *-* les traigo algo nuevo y corto, nació por tanto escuchar esta canción: We Might As Well Be Strangers de Keane y gracias al reto impuesto en el grupo TH Kinky Twink. Dedicado a Hitandewui Min Lee. Espero te guste *-*~

Resumen: 

Extraños, ellos eran dos extraños que se conocían tan bien.

Autora: Pink Girl

Clasificación:  R
Advertencias: Twincest.
Género: Romántico, drama, sonfic.

Pareja principal: Bill - Tom.
Capítulo único.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama y es la respuesta a un reto impuesto por Hitandewui Min Lee en el grupo de Facebook TH Kinky Twink. 

Extraños

Lo vio pasar a su lado y su corazón latió tanto que no supo qué hacer para no pensar en él… se suponía que es un desconocido, no lo conocía, y se puso a pensar en eso una y otra vez, «no lo mires, no voltees, no es él, él ya no existe, ¿comprendes? Deja de verlo». Sintió su respiración agitarse pues es el mismo perfume de siempre, se puso en alerta y sus vellos se erizaron, Bill es tan hipnótico que Tom terminó por levantarse de esa cafetería y salió corriendo de ahí.

Sintió que había caído y se lamentó.

Extraños, ellos eran dos extraños que se conocían tan bien.

Bill volteó a ver si ya se había ido y recordó sus besos, los sintió en sus labios hormigueando y hasta la peculiar humedad que le dejaba cuando eran apenas dos adolescentes que buscaban ser comprendidos…

Ninguno de los dos lo quiso, ninguno de los dos buscó enamorarse, ambos sabían que estaba mal sentir lo que sentían y más cuando ellos mismos lo buscaban… En las noches, cuando nadie los veía, tramaban encontrarse en una misma habitación, hablaban de lo que lo habían pasado en la escuela y luego buscaban besarse. Al principio parecía ser un juego placentero, un secreto, una travesura que no dirían a nadie, pero meses después ninguno podía evitarlo y cada vez era más y más hasta el punto de encontrarse desnudos y no querer dar marcha atrás… un domingo Tom lo hizo suyo y eso jamás lo pudo sacar de su mente.

Luego de hacerlo casi impulsivamente ambos cayeron en cuenta de que estaban dañándose, la relación se volvía enfermiza cada vez más al punto de ocasionar conflictos familiares. Eran tan pequeños para enfrentarse a todo el mundo por amor. Cursos desaprobados, rebeldía, peleas con los padres y hasta violencia, todo por quererse y sentirse culpables de hacerlo cada vez que podían y luego corrían a la ducha a quitarse esa mancha que crecía cada vez más…

Cometían incesto y sabían lo que eso significaba. Ninguno podía dormir en paz cada vez que lo pensaban…

—Quisiera no haberte conocido —le dijo Tom una vez cuando habían terminado en la cama como siempre.

—No sé qué decirte… Ninguno lo buscó.

—Podríamos ser extraños en otro lugar, podríamos vivir cada quien en otro sitio… ser extraños —planteó Tom ya cansado de llorar por la culpa que sentía. Bill bajó la cabeza.

—¿Quieres?

—Sí, Bill, por favor, déjame, hagamos como si nunca hubiera pasado nada de esto.

—No creo poder, no… Tom, debe haber otra solución.

—¿Que me mate?

—No hables así —casi gritó con el ceño fruncido.

—Debemos acabar con esto ya, mañana más tarde no podremos, Bill.

Esa noche Bill lloró en los brazos de Tom, pero ya tenían dieciocho años, ya eran adultos y no podrían detenerlos.

Se mudó. Se fue lejos a otro pueblo y allá se hizo otro. Dejaron de ser uno para ser dos perfectos desconocidos.

Y esa tarde lo había encontrado en la cafetería, ¿cómo no reconocerlo si era su gemelo? A pesar de que tenía rastas negras y había crecido tanto, ya no era el niño que solía ser… por su lado, Bill también había crecido y su cabello era rubio. Pero sabía que no podía romper el juramento, merecían vivir una vida normal lejos uno del otro, no merecían sufrir juntos y por eso se habían separado.

Bill se quedó con las manos temblorosas luego de verlo huir como quien huye de algo malo, corriendo despavorido y su corazón dolió mucho. El pasado estaba ahí y extrañaba conocer sus pensamientos, sentir su respiración y ver sus ojos con infinita ternura, extrañaba sentirse uno solo con él. Pero habían decidido ser extraños.

Tom sintió sus entrañas revolverse provocándole dolor, se asustó un poco por lo que sentía eran años sin verse… casi cuatro años sin saber nada el uno del otro y ahora, un maldito viaje no calculado lo llevó a verlo en el lugar menos imaginado.

Abrió la boca tomando aire y vio su vista nublarse de lágrimas, entonces se molestó consigo mismo por no tener el control de todo lo que sentía. —Somos dos extraños, nada más, extraños…

—Creí no reconocer tu rostro —dijo Bill estando detrás suyo, Tom no quiso voltear pues sabía que caería rendido.

Cuatro años, cuatro largos años habían creado un muro grueso en su corazón y ahora iban a ser derrumbados como un juego de naipes, en segundos, él no lo permitiría.

Avanzó hacia su auto, buscando, con manos temblorosas y frías, su llave. Bill caminó lento detrás, y quiso hablar, pero nada salió de sus labios.

—Por todo lo que conozco hoy de ti, aléjate —pidió Tom a punto de entrar a su auto.

Bill apretó sus puños y le dio la espalda para irse en dirección contraria.

Había soportado cuatro años, podía soportar otros cuatro más y otros más, así lo veía, así quería creerlo para no sentirse muerto en vida.

Tom entró a su auto sintiéndose tan cansado como si hubiera corrido toda una maratón, el ver a Bill lo había debilitado tanto, era como si la mitad de su cuerpo reclamara por juntarse con aquel ser que una vez estuvo tan cerca en miles de formas posibles.

Ser extraños, eso era la regla impuesta que por meses y hasta años lucharon por conseguir, peleando con la familia, con los amigos y cientos de personas que no entendían como dos gemelos tan unidos ahora vivían en diferentes lugares sin comunicarse.

Tom salió del auto por una arcada que sintió, definitivamente botaría el desayuno que había ingerido minutos antes, su cuerpo no toleraba nada, parecía tener un ataque de nervios algo parecido pero temblaba y el dolor en el vientre aumentó hacia su pecho.

Entró al restaurant otra vez tan rápido como pudo para usar el baño y ahí botó todo.

Salió de ahí luego de enjuagarse la boca y permanecer minutos buscando que el color regresara a sus labios y volviera a sentirse mejor. Confió en que no lo volvería a ver y quizá eso sería para siempre, la idea lo aterró, pero a la vez lo alentó a seguir.

Caminó de regreso a su auto y lo vio parado junto a su auto negro con un té en sus manos. Tom se rindió y se acercó a paso lento, Bill dejó de verlo a los ojos cuando lo tuvo al lado.

—Ten —le dio el mate y Tom lo tomó con manos temblorosas.

—¿Quién eres? —preguntó serio y con el ceño fruncido.

—Un extraño. —Sonrió Bill y dejó de verlo.

—Gracias, extraño.

—Me llamo Bill —dijo con una sonrisa.

—Y yo Tom.

—Es un gusto Tom.

Los dos sonrieron y suspiraron casi al mismo tiempo.

Ninguno había dicho antes que no podían volver a conocerse…

u_u me da tanta pena que a veces las personas renuncien a sus más grandes amores por evitarse problemas~ pero bueno, cada persona es única. Gracias por leer, espero les haya gustado.