jueves, 14 de febrero de 2013

Fresas amargas - VII

Hola a todos *-*~ espero la estén pasando bien, les dejo este fic que cada vez se entrampa más. Besos a todos y pasen un lindo jueves~
—¿Dónde vas? —preguntó Astrid algo fastidiada.

—Simplemente saldré, tengo mis asuntos. —Se alistaba frente al espejo, y no era la primera vez que eso pasaba. Astrid gruñó, ya no quería callar más sus molestias.

—Eres un descarado, me engañas en mis narices y ni lo sabes ocultar —dijo mirándolo retadoramente por el espejo, Bill esquivó su mirada, es que ella tenía razón.

—Lamento hacerlo… —susurró esperando comprensión, pero ella estaba airada. Sus ojos enrojecieron de la rabia y lanzó hacia el espejo su zapato de tacón, Bill retrocedió ante el impacto, trozos de vidrio ahora estaban esparcidos por todo su cómoda y parte del piso— ¡Estás loca! —Volteó furioso, avanzando hacia ella quien temblaba de nervios— ¡Astrid, eso pudo cortarme la cara! ¡Estás demente! —Él era muy alto, ella casi le quedaba por el hombro y no estaba segura de que él no quisiera pegarle.

—¡No te me acerques, ni me toques! —Ella se puso a la defensiva, Bill comenzaba a hartarse, suspiró intentando buscar la calma.

—Astrid, solo saldré a una cena de negocios…

—¡Mentira! ¡Joder, yo a ti no te creo nada! ¡Vas a encamarte con un hombre! ¡Eres un asqueroso homosexual, puedes traer el Sida a esta casa! —Aquello logró indignar en sobremanera a Bill, que ella lo tome por poca cosa, que le mire con asco logró perturbarlo, así que se acercó con toda su rabia y le golpeó la mejilla, ella comenzó a llorar ahí parada, eso pasaba por primera vez.

—Escúchame. —Le tomó de los hombros—. Quiero ser claro, tú no sabes muchas cosas, no me conoces Astrid, no sabes lo que hago fuera de casa, jamás te pondría en peligro, sé con quienes me acuesto.

—¡No lo digas!

—¡Shh! Calla mujer, no sabes nada, deja de meterte en mi vida privada. —Ella le miró con rabia.

—Y tú, si cruzas esa puerta saldrás de la mía para siempre. —Le amenazó, Bill la soltó de los hombros.

Todo tenía límites, él estaba sobrepasando muchos, por un momento pensó en cómo convencer a Astrid no dejarlo, pero por otro, él tenía que irse, estaba haciéndose tarde.

—Hablaremos cuando regrese, juro que encontraremos una solución…

Él le dio la espalda tomando su chaqueta y evitando pisar con sus finas botas aquellos vidrios rotos. Astrid se quedó ahí, llorando a mares, era el fin, ella cumpliría su palabra, no más sufrimiento, no más…

Bill manejaba para encontrarse con Ian, aunque estaba muy airado, sentía que no estaba muy guapo, se sentía crispado, es que nunca había visto así a Astrid y él nunca se creyó capaz de golpear a alguna mujer.

—¡Oh, maldita sea! —gritó dándose cuenta que su papá había sido un golpeador de mujeres… Cuando él tenía catorce años vio aquella escena junto a su hermanita Daniela. Bill había jurado no ser como él.

Pero ahora lo era, y con creces, era un golpeador de mamás.

—No puede estar pasando eso… Yo no soy así. —Las ganas de follar con el nuevo hombre que acababa de conocer en la semana, descendió, no se sentía con ganas.

Hotel Tokio, el lugar perfecto para sus encuentros, poseía suites privadas, con entrada discreta y sin contacto con personas que pudiera conocer. Ya había separado una mesa en el restaurante privado y Bill se apuraba en llegar puntual, aunque por el incidente en casa, eso no podría ser posible.

Ian veía su reloj, ya estaba sentado en aquel lujoso lugar y bebía una copa de vino.

—Creo que no vendrá… —dijo algo apenado, pero en cuanto quiso levantarse, el rubio entró por la puerta del lugar y lo buscó con la mirada, Ian le alzó una mano. Bill suspiró, era noche de cacería.

Ian le saludó con beso en la mejilla, al estilo francés, y pidieron caviar. Bill trataba de concentrarse en aquella cena y olvidar lo que había dejado en casa… Pero no podía, comenzó a sentirse culpable.

—Tengo una colección en joyería, estoy aquí para internacionalizar mi producto y cuando vi el museo por catálogo quedé impresionado, en verdad me gustaría tener un espacio ahí —le decía él, mirándolo provocativamente.

—Para nosotros sería un honor ampliar más nuestros horizontes y abrir una sección de joyería fina. —Ian alzó su copa.

—Pues brindemos para que eso resulte. —Bill le guiñó un ojo y luego bebió de su copa sin dejar de verle a los ojos.

—Bill… Eres tan hermoso, perdona mi atrevimiento, pero eres un hombre muy apuesto. —Bill sonrió de lado sintiendo que se le aceleraba el corazón, a veces él creía que necesitaba halagos de los demás para sentirse cómodo.

—Gracias —extendió una mano la cual Ian tomó—, eres muy apuesto tú también…

—Estoy solo aquí en Francia, me gustaría conocerte un poco más… —Era casi la primera vez que uno de sus amantes se interesaba en él como persona, por lo general esperaba del otro un vocabulario más decidido y pasar de las formalidades a cosas más concretas como quien sería el que iría primero a la habitación o quien de los dos sería el pasivo, por lo general era Bill sin muchas discusiones. Pero Ian mostraba interés por él directamente no por su trasero, eso le hizo sentirse un poco especial.

—Pues, estoy solo también, podríamos conocernos más.

—Es un hecho entonces. —Metió su mano en el bolsillo de su saco—. Tengo algo para ti, lo diseñé pensando en ti. —Bill abrió los ojos emocionado, Ian sacó una cajita de terciopelo, Bill la abrió y había un broche de oro puro.

—Es hermoso… haces bellezas…

—Bellezas para las bellezas. —Bill se lo puso en el pecho, resaltaba muy bien con su chaqueta—. Te queda genial. —Le tomó una mano y Bill le sonrió.

—Muchas gracias Ian, qué detalle. —Éste le jaló un poco de la mano y Bill entendió qué quería, así que acortando la distancia le correspondió el beso.

Labios no muy demandantes de sexo, solo acariciaban sus labios haciendo el beso húmedo y sensual, le acariciaba la nuca y con su otra mano le tomaba la suya.

—Espero no sea la última vez que nos veamos —dijo Ian con la frente pegada a la suya, Bill rió bajito.

—Claro que no. Gracias por los detalles, me alegra conocer alguien que es de Alemania, amante de las joyas y que es muy guapo. —Le sonrió.

—El honor es todo mío, belleza…

Bill, esa noche no terminó siendo empotrado en una cama, no… Terminó con una agradable sensación en el vientre, extrañaba sentirse así de querido más que deseado, extrañaba las cursilerías y los buenos modales de los hombres. Casi siempre se presentaba ante sus amantes como alguien fácil de follar, pero es que para eso iba a las citas, aunque esta vez, al parecer Ian sería alguien al cual él querría conocer mucho más.

Regresó a la casa y antes de entrar, pasó por una florería, compró un ramo de rosas y luego, se quitó el broche de oro que tenía en el pecho, lo observó detenidamente, era un símbolo de paz, así que lo guardó en la cajita de terciopelo y con todo eso entró a la casa.

Sus pies se detuvieron al ver a su suegra ahí adentro, abrazando a su mujer, ésta tenía aún la mejilla roja por el golpe.

—¡Tú, desgraciado maricón! —gritó Ivonne, madre de Astrid.

—Mamá, no le grites —habló Astrid con voz temblorosa, Bill permanecía en la puerta parado ahí con el ramo de rosas hacia abajo mirando la escena, él temía un poco a la señora Ivonne.

—Señora, déjeme solo con mi mujer. —Trató de sonar firme.

—Ella me ha contado todo, hablaré con mi marido para sacarte del museo, qué clase de hombre eres, es que ni hombre te puedo llamar.

—¡Mamá! —A Astrid le dolían esas palabras. Bill la miraba, estaba preocupado por ella, quería acercarse y entregarle las rosas con el broche y pedirle disculpas.

—Astrid —le dijo Ivonne—, hija, anda dile, dile lo que haremos. —Astrid le miró y sus labios temblaron.

—Me iré hoy, con mis hijas… —habló ella en un susurró. Bill palideció, miró a todas partes y lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos.

—Oh, ahora el marica va a llorar… —soltó Ivonne.

—¡Lárguese de mi casa! —gritó él con rabia, sabía que ella le había puesto esas cosas a su hija en la cabeza.

—¡Jovencito! —gritó la madre de Astrid— ¡Olvidas de quién es esta casa! ¡Es mía, se la dimos a nuestra hija, solo a ella porque no está casada contigo! ¡Ahora largo!

—¡Mamá! —Otra vez Astrid tratando de calmarla.

—Señora Ivonne, por favor, déjeme solo con Astrid, esto no es asunto suyo. —La señora Ivonne se le acercó, pero él la esquivó, Astrid se acercó a su mamá.

—Déjanos solos —pidió Astrid. La señora Ivonne tomó su bolso.

—Te espero afuera —le dijo a su hija —. Si este patán no se va ahora, nos vamos nosotras, con todo y las bebés. —Salió ella dándoles privacidad.

Ahora Bill levantaba el ramo de flores y buscaba palabras en su mente.

—No quiero tus jodidas flores —le dijo ella cruzada de brazos—. Y sabes, lo que dijo mi mamá es verdad, estoy por irme hoy, no podría dormir a tu lado sabiendo que te has acostado con quien sabe quien.

—No lo hice, lo juro, no me acosté con nadie... —Era tonto discutir aquello—. Astrid no puedes irte así… no me dejes. —Extendió sus manos, ella comenzó a llorar otra vez—. Por nuestras hijas, no me dejes…

—No… —para ella era un sufrimiento—. No quiero dejarte —soltó en un susurro—, pero tarde o temprano me obligarás a hacerlo, y sabes que me quedaré con las niñas. —Bill se le acercó más y la abrazó.

—Ayúdame a ser buen marido… pero no me dejes, no quiero que nuestra familia se separe así. —Él tenía temor a cometer el mismo error que su papá al cual odiaba.

—Tú no cambiarás. Lo siento —Bill vio en sus ojos decisión, ella podía dejarlo—. Me llevaré a mis hijas ahora, no soporto más esto…

—No. —Sus ojos se aguaron de solo imaginar aquello—. Astrid, piénsalo, no hagas caso a tu madre, no dejes que ella decida por ti.

—¡No es por ella, es por mí que ya me cansé de sufrir, todo tiene un límite! —Bill apretó sus manos en la cintura de ella y como última salida, terminó de rodillas ante ella con lágrimas en sus ojos—. Qué haces… no… —Ella no quería verlo.

—No me dejes Astrid, no… —La miraba suplicante—. Cambiaré, pero no me dejes…

Astrid lloró tanto más por ver a su marido arrodillado ante ella que porque éste le hubiera pegado hace horas atrás, pero ella era muy sensible, y lamentablemente aún lo quería.

Minutos después discutía con su madre diciéndole que se quedaría con Bill y que ni piense botarlo del trabajo, que era su decisión y que lo quería.

Entró a su casa y fue a su habitación, se quedó parada en la puerta, Bill preparaba la bañera de su cuarto, echaba una loción para espumas y prendía algunas velas.

—Astrid, ven… —llamó con cariño, ella dudó un poco. Pero luego estaba desnuda en la bañera con Bill besándola.

—¿Te acostaste con alguien? No me mientas. —Bill suspiró y la miró a los ojos.

—No, en serio, no lo hice, solo quiero estar contigo esta noche…

—Mentira… —¿Cómo creerle?

—Te lo demostraré. —Haciendo gala de su poder de seducción, tomó esa noche a su mujer como nunca antes lo había hecho. Bill no quería que su familia se rompiera en dos, apenas lo imaginaba y le sonaba catastrófico.

Él no quería ser como su padre.

***

En Leipzig, Andrej cantaba animoso en casa esperando por Tom, sabía que regresaría a casa temprano así que le preparaba un postre de mango, a ambos les gustaba esa fruta. Andrej desconocía que a Tom le gustasen las fresas… Y es que en sí no le gustaban.

Una llamada entró a su teléfono celular, él corrió a contestarlo.

—¿Aló, Andrej?

—Sí, dime Ian, cuéntame todo. —Se sentó con una sonrisa en sus labios.

—Pues… qué decirte amigo, él es especial. —Andrej frunció el ceño—. Creo que no podré, o sea, tú lo describes como si fuese un monstruo, pero no lo es, es tierno y amable, me está interesando en serio.

—¿Y te es correspondido? —Andrej pegó mucha atención.

—¡Sí! Le agrado igual y he pensado quedarme más tiempo aquí, él vale la pena… —Andrej de todas maneras sonrió.

—Pues me alegra por ti, yo no confío nada en ese sujeto, pero si tú lo ves agradable, está bien. Ya no pongas en ejecución mi plan.

—Es un alivio escuchar eso, además él es muy cuidadoso, así no más dudo que se deje filmar o algo, no quisiera hacerle semejante maldad a tan bella criatura.

—Ya… no hables así de él, puede parecerte lindo y todo, pero es un roba maridos y fíjate, está dándote alas allá siendo él casado y con hijas, ¿te das cuenta? Es un doble cara… será mejor que no te enredes sentimentalmente con alguien como ese. —Ian escuchó atento aquello, así que Bill ocultaba mucho… él no sabía todo eso.

—Lo tomaré en cuenta, por ahora sabré aprovecharme… Hablamos, diva —colgó el teléfono.

Ian era amigo de Andrej desde hace muchos años, Andrej solía comprarle joyas en su local y cuando le pidió ayuda, Ian no pudo negarse, Andrej siempre le había hecho favores enormes en la vida, así que Ian se sacrificaría para ir y buscar aquel diabólico ser que perturbaba los días de su buen amigo Andrej, no sabiendo que encontraría a alguien así de hermoso y fino, entonces sus planes cambiaron. Aunque a Andrej le daba igual, si Ian lograba grabarse o tomarse fotos íntimas con Bill o si se enamoraba y lograba mantenerlo lejos de Tom, ambas cosas serían geniales.

Tom llegó a casa y Andrej cenó con él.

—Amor —llamó Tom, éste lo miró—. El próximo mes creo tendré algo de vacaciones. —Andrej le sonrió.

—¡Eso es genial! Al fin vacaciones —pero Tom no lucía tan emocionado.

—Pero no quisiera que dejaras la clínica porque yo esté de vacaciones, pienso que me tomaré las dos semanas libres nada más. —Andrej lo miró algo extrañado, como analizando las facciones de su pareja. Tom lucía serio y algo nervioso, una combinación que no le gustaba a Andrej, pero aún así le sonrió.

—Bueno, brindemos por esa semana, como el mejor médico que eres, mereces unas vacaciones. —Hizo un puchero y Tom le besó tiernamente.

Andrej, luego de cenar, comenzó a jugar con las mascotas que tenían como hijos, Tom fue al baño y comenzó a morderse el labio algo nervioso, quería avisarle a Bill que tendría vacaciones justamente cuando éste las tendría…

***

Bill ordenaba algunos archivos en su oficina. Él no podía evitar sentirse mal, tenía un fuerte dolor en la nuca y cada momento pasaba sus manos por ahí, tenía en entrecejo fruncido y cada que podía se pasaba los dedos por las sienes.

—Maldito dolor… —Tomaba algunos archivos y los guardaba en su sitio—. Y maldita secretaria. —La pobre tenía descanso médico, una apendicitis.

Sobre su escritorio encontró un memorándum de su jefe, el padre de Astrid.

“Cuidado, tu conducta es desaprobatoria, ya hablaremos.”

Eso nada más decía, él no sabía qué esperar de todo eso, ya le había suplicado a Astrid que no le dijera nada a su papá, pero claro, de seguro su mamá le habría informado. Bill debía pensar en conseguir otro trabajo, ya este que tenía comenzaba a ponerse muy tenso, se sentía hasta vigilado.

De pronto, alguien llamó a su puerta.

—Pase —soltó pesadamente. La puerta se abrió y Bill se crispó—. ¿Qué haces aquí, cabrón? —Era Jared el cual le miraba provocativamente.

—Precioso…

—¡Shh! —Bill se puso en estado de alerta—. ¿Qué haces aquí? Te dije que no me buscaras. —Jared se le acercó arrinconándolo contra el escritorio—. Jared, por favor, estoy trabajando… ahh… —casi jadeó, el otro tenía esa habilidad de conocer su cuerpo y disponer de él cuanto quisiera, tenía ambas manos tocando su trasero de manera posesiva. Bill estaba estresado, pero sabía que el buen sexo podría relajarlo… Aunque no debía, ya no.

—Así cosita, sé que quieres —dijo entre dientes, tomándolo para alzarlo y sentarlo en el escritorio, poniéndose rápidamente entre sus piernas.

—¿Me crees puto? Dije que no quiero…

—Los putos cobran, tú no, precioso. —Y lo besó sin dejarle replicar. La situación era tan tentadora para Bill que solo pudo cerrar los ojos queriéndose perder en ese momento en los brazos del otro—. ¿No quieres gemir el nombre de ese amor que no olvidas?

—¡Cállate! No mereces mencionarlo… —Le puso un dedo en sus labios y Jared asintió, total, él quería follarlo, no le importaba en sí su vida privada.

Apenas en segundos, sus pantalones estaban bajados hasta sus rodillas y le daba la espalda a Jared apoyando sus manos en su escritorio. Esta vez se mordía fuertemente el labio para no gritar pues estaba en su oficina. Las manos de Jared sobre su piel eran rudas y demandantes, no podía compararse con las de Tom, pero era lo que tenía en ese momento, así que cerró los ojos para perderse en la intensidad del momento.

—Oh… Tom —Aún venían a su mente aquel chico de rastas, ahora de trenzas, su primer amor. Las fuertes embestidas del otro lograron cegarlo un momento. Abriendo un poco más sus piernas, su pantalón de vestir terminó en el suelo completamente y uno de los pies de Jared terminó pisando aquel aparato que vibraba con una llamada entrante desde Alemania…

Tom, al otro lado de la línea, trataba de escuchar.

—¿Bill? ¿Hola? —Había un sonido extraño, como de algo chocando contra otra cosa.

—Ahh, Tom… —Un gemido a lo lejos, era Bill.

—Bill… —Tom no podía hablar muy alto, estaba en el baño y sabía que Andrej podría escucharlo así que trataba de escuchar qué demonios estaba pasando.

—Precioso, abre más las piernas… grr… —Era otra voz… una mucho más grave y sonó tan clara.

El teléfono se le cayó de las manos, Tom no podía creer algo así… Es que no lo podía ni imaginar, otras manos tocando a su Bill, y él, su puro primer amor, entregándose a quien sabe.

Tom no quiso salir del baño por mucho, aún no sabía cómo asimilar lo que había escuchado.

Y por otro lado, Bill se vestía, empujando a Jared de su lado, sintiéndose sucio aunque muy relajado.

—Jared, esta vez fue la última… Estoy comprometido, lo siento, pero no me verás más. —Jared sonrió de lado.

—¿Es en serio? Pero si la pasamos tan bien. —Bill agachó la cabeza.

—Solo tú, así que te pido que entiendas, la próxima que te vea, no me conoces, ¿queda claro? —Jared rió un poco, y quiso tocarle el rostro—. No me toques. —Le dio la espalda terminando de recoger sus ropas, entre ellas su celular.

Llamada contestada hace cinco minutos: “Fresa” le había puesto ese sobrenombre a Tom.

—¡Maldita sea! —gritó comenzando a asustarse, ¿cómo había pasado eso? Veía el cronómetro de la llamada, diez segundos.

—¿Qué pasa? —Jared a veces no lo entendía.

—¡Lárgate! ¡Déjame solo! —Terminó de empujarlo.

Se sentó en su escritorio, buscando en su mente alguna manera para arreglar semejante desastre…





u_u ahora sí Tom no querrá saber nada~ Veremos qué hace Bill para solucionar eso.

13 comentarios:

  1. La vida de Bill va que vuela al descarrilamiento, por mas que intente ser un buen marido, no va a lograrlo.

    lo bueno es que Andrej ya desistió de su plan de dañar a Bill, o al menos eso parece. Tom lo escucho con Jared y las cosas se van a joder demasiado entre ellos, de seguro Tom ya nunca va a querer volver a verlo =(

    como siempre excelente capitulo y espero el próximo >.<

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    1. hallo <3 sí u_u se está descarrilando cada vez más x_x
      Gott, veremos qué más pasa, de seguro Tom pensará muchas cosas al respecto, muchos recuerdos inundarán su mente
      besos <3

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  2. Dios o.o Nono, Tom... Ya no querra saber nada & ese Bill, un buen marido? Y cayo en la tentacion... Ame el capitulo Pink, Quiero saber que ara Tom. Espero el Proximo:)

    Un beso Pinky:3

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    1. hallo
      >:D síi jajaja u_u ya no querrá saber nada, es cierto, pero veremos hasta cuando le durará eso...
      besos, pronto subiré.

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  3. OMG!! D': Nooo, Bill el tremendo herror que acaba de cometer!! >.< y nisiquiera fue necesario hacerle una trampa, el solito lo hizo T___T
    Ese amor, ya se arruino :'c a veces me pongo a pensar que solo seran felices y estaran juntos cuando sus almas de niños de 14 años se encuentren en el mas alla T____T
    Es un bonito fic, espero el siguiente cap ;_;
    Cuidate!! xoxo ^-^

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    1. hallo <3 exactno u_u cometió otro error de los tantos, él mismo se lo buscó D:
      LOL con eso de las almas jajaja parece que los años en vez de hacerles bien les ha arruinado, no? x_x a veces es así
      muah, veremos qué más pasa~

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  4. ¿Bill.. que? o.o'' Bill, ¿golpeo a una mujer? O_O no me lo puedo creer... :S
    :/ no, enserio... el fic tiene final feliz? :/ es que wow cada vez pasan más y más cosas.. y todo se vuelve mas conflictivo y... :( no veo solución :( aww :'(
    enserio creo que al final, ambos nunca volverán a estar juntos :/
    ...me gustaría saber lo que piensa Tom ahora acerca de Bill...

    Criis.

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    1. hallo sí u_u Bill fue capaz de hacer semejante cosa D:
      Y sobre el final no sé XD creo que es uno realista~ aun falta varios capítulos para eso.
      Veremos qué es lo que piensa Tom y sobretodo sus recuerdos
      besos <3

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  5. Holaaa!!!! Ya leiii! KEEEE? no siento mucho aprecio por Astrid, TUVO A SUS BBS, pero LE PEGOOO!!! ( aunque ella lo injurio 1ro) Y la madre KE METIDA!! fuck!!! Y piso el palito kon Ian pero no se dejo Follar kon él pero SI OTRA VEZ KON JARED!!! KALENTÓN!!! y Thomas escucho sus gemidos y al otro tipo tmb!!! AHORA SI SERA IMPOSIBLE KE VUELVAN A JUNTARSE!!! P.D. Me dolió la escena Billito suplicandole a su mujer y el sacrificio de " poseerla " para KONTENTARLA! :'( ah1 y ODIO A ANDREJ Y A ESE JARED TMB!!!
    Espero otro kpi Kuidate DamitaRosa :) ♥

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    1. hallo <3 y bueno sí, pobre Astrid, ella debería alejarse de alguien así como Bill x_x no merece sufrir.
      y Bill e_e se pasa, no crees? e_e veremos qué más pasa con ellos y si la mujer logra soportar otra más... esperemos que no :D nadie se merece eso.
      muah <3

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  6. No puede reclamarle nada a Bill Tom hace su vida con otro hombre y cuando Bill se enteró de ello Tom le dió cabida y preferencia a Adrej,estan a mano

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  7. Lo siento pero Bill merece la quedarse solo. Tom es demasiado bueno para él 😢😢😢😢

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  8. Bill se arruina solo no nesecita que Andrej haga planes

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