Niñerías - XL

Hola a todos *-* aquí les traigo el capítulo cuarenta, gracias por seguir leyendo hasta aquí, no pensé que saldría un fic así de extenso x_x pero salió. Los quiero mucho *-*

El profesor Jared notó su molestia y le sonrió. —Si tienes que irte, puedes hacerlo, total, el dueño del cumpleaños eres tú, no creo que tus amigos se molesten porque de todas maneras la pasarán bien.

—Lo siento tanto, quisiera que las cosas fueran diferentes, algo me dice que él no querrá entrar…

—Sí, no entrará, ya lo he observado. —Bill bajó la cabeza.

—¿Cree que funcione? A veces tengo miedo de enamorarme y luego… usted sabe, que se aburra de mí y…

—Si realmente te quiere, permanecerá a tu lado.

—El problema está en que no sé si me quiere, me hace dudar porque él tiene una forma de ver las relaciones tan distinta a mí, pero estoy harto de pelear con él por esas razones y solo busco seguir a su lado porque siento que lo quiero…

El teléfono volvió a sonar, esta vez era una llamada, Bill miró al profesor con desilusión y Jared solo asintió. —Anda, ve, luego si quieres podemos hablarlo un día. Disfruta de tu cumpleaños. —Bill se puso en pie y salió, sus compañeros ni se percataron de eso, pensó que podía explicarle a Tom y convencerlo de entrar un momento para luego retornar a casa.

Tom estaba afuera, apoyado en el estacionamiento junto a su moto, Bill se le acercó con mirada triste y Tom le tocó una mejilla, acariciándola, entonces Bill sonrió.

—Tom, adentro están mis amigos, cantarán algunas canciones y la pasaremos bien, ¿vamos?

—No creo. —Bill torció la boca y luego recordó que quería mostrarle el regalo de su papá y tomó una de sus manos para jalarlo.

—Debo mostrarte algo, te gustará.

—¿A mí? ¿Tienes un gemelo? —Bill rió y negó con la cabeza.

—Nada de eso, es… ¡Mira! —señaló su auto nuevo y Tom abrió la boca.

Vio el auto negro y sintió un remolino en su interior, él amaba los autos y aunque ese no era un modelo espectacular, iba bien con Bill. Tocó sus bordes y luego quiso abrirlo. —¿Puedo?

—Sí, ten. —Le pasó sus llaves y luego Tom entró. Tocó el volante y suspiró, Bill lo miraba desde afuera.

—¿Qué esperas?

—Pero Tom…

—Pero nada, vamos a dar un paseíto como se debe, qué esperas, niñero.

Bill se mordió el labio por un instante y lo dudó. Tenía a sus compañeros y al profesor Jared esperando por él dentro de video pub, no sería correcto irse así no más. Pero la insistencia de Tom lo llevó a subir, total, dar una vuelta y luego regresar no sería mala idea, así que aceptó y subió al lado de Tom.

—Solo una vuelta nada más. —Tom rió ante esa propuesta.

—Te llevaré a las estrellas —dijo con una sonrisa y Bill se acomodó en el asiento.

—Más vale que retornemos pronto o pensarán que me he fugado. —Tom rió ante eso y Bill le picó en una pierna para que dejara de hacerlo—. No bromeo.

—Tampoco yo. Tuviste tu tiempo con ellos, toda la tarde, en la mañana con tu familia y además con ellos también allá en tu escuela, tuviste un tiempo hasta con Liam, ¿y yo qué? ¿No importo? —Bill soltó una risita.

—Te pasas, Tom, si has estado en mi fiesta y cuando regresemos te daré todo el pastel que quieras…

—Quiero otra cosa —dijo serio y se mordió el labio, Bill pestañeó tratando de entender el chiste.

—¿Qué cosa? —preguntó sonriente y Tom no decía nada—. Oye, dime, qué quieres, aunque el rey del cumpleaños aún sigo siendo yo. —Tom rió ante eso.

—Ahora eres mayor de edad, ¿no crees que es tiempo de ir más allá? —Bill no se esperaba semejante pregunta, regresó la vista al frente y sin querer se ruborizó.

Ser mayor de edad… Se puso a pensar en eso y luego en la propuesta de Tom. Bajó la cabeza sintiendo los latidos de su corazón y el calor de su cuerpo aumentar poco a poco. Se puso ansioso y no supo qué decir.

Ya era de noche y las luces de los otros autos en la autopista brillaban tanto. Su celular sonó y era un mensaje de texto de Nicole.

—Mis amigos preguntan dónde estoy…

—Diles que en una fiesta privada. Vamos Bill, deja de ser niño, ellos son tan estúpidos con sus conversaciones de las tareas que el profesor nerd les deja, ¿crees que es divertido hablar de eso en una fiesta? —Bill infló un poco sus mejillas.

—Estás acostumbrado a fiestas de licor y sexo, yo no. Prefiero las reuniones con amigos a comer algo y contar chistes o hablar de cualquier cosa. —Se cruzó de brazos y luego decidió llamar. —Nicole, disculpa, tuve otras cosas que hacer y… y…

—¡La fiesta terminó! —gritó Tom.

—No seas metiche.

—No lo soy, solo te ayudo.

—La fiesta terminó —dijo a Nicole—. Discúlpame con los demás… Muchas gracias por venir a saludarme.

Tom torció la boca, Bill era tan amable y todo eso le llenaba de un sentimiento extraño que me provocaba zarandearlo o quitarle esa ternura.

Bill colgó el teléfono y suspiró hondo buscando relajarse. —¿Dónde vamos? —Tom sonrió de lado y Bill se mordió el labio—. Creo que… Bueno, yo no me siento tan preparado… tú… —Tom rió captando su mirada.

—Recuerdo la otra vez que te desnudaste frente a mí, tú querías algo más, ¿no es así? —Bill abrió la boca, nunca pensó que Tom le sacaría en casa su atrevimiento—. Quiero darte eso.

—Tom… —dijo agitado y su cuerpo se tensó, no podía ni imaginar algo así y tuvo mucho nerviosismo—. Detén el auto.

—¿Ahora qué?

—¡Para! —Tom giró el volante y se estacionó al lado de la autopista cerca de unos árboles. Estaban a las afueras de la ciudad y solo había la carretera larga y a los lados pequeños bosques comenzaban.

—¿Ahora qué hice? —Bill, con manos temblorosas, abrió el auto y salió.

Necesitaba aire y quitarse el mareo que había comenzado a sentir, estaba un poco abrumado por las sensaciones de nerviosismo. Caminó por el césped y algunas otras plantas hasta que se apoyó en el tronco de un árbol y respiraba agitado, tocándose con una mano el vientre que le había comenzado a doler. Tom no entendía eso, no sabía si era buena idea acercarse o no, así que se apoyó en el auto negro a esperar.

A Bill se le pasó la especie de ataque de nervios, de todas formas se había avergonzado por actuar así, es que tenía sus temores y no sabía si sería capaz de enfrentar a Tom y pedirle una explicación.

—¿Ya? ¿Todo bien? —dijo Tom desde su lugar y Bill se acercó caminando lento y sin mirarlo, se apoyó en el auto a su lado abrazándose a sí mismo.

—Sí —dijo y enmudeció.

Tom resopló, hacía un poco de frío y quería entrar al auto. —Oye, por aquí hay un lugar en donde podríamos pasarla bien, aquí empieza a hacer frío.

—¿Es un lugar donde antes has llevado a tus tantas citas, no es así? —Se cruzó de brazos y no quiso mirarlo. Tom rió un poco, debía ser cuidadoso con lo que le dijera porque sabía que Bill podría reaccionar mal.

—¿Qué importa eso? —Bill giró su rostro para evitar verlo y casi le dio la espalda ahí apoyado en el auto—. Vamos, Bill, no seas dramático, mira que es tu cumpleaños.

—No soy dramático, cerdo —dijo molesto—. Solo que… detesto tener que quererte si tú solo piensas en eso…

—¿Acaso tú no piensas en eso? Mira que la otra vez tú…

—¡Ya! No tienes que recordármelo, me arrepiento ahora, no sería capaz de acostarme con alguien que no siente nada por mí.

—¿Nada por ti? —preguntó Tom indignado y después no dijo nada. Bill esperaba porque le dijera algo, quién sabe y le confesaba si sentía algo o no, pero Tom no dijo nada y es que ni él sabía si sentía o no algo, solo cuando se imaginaba cerca de Bill en el lugar donde quería llevarlo, algo había en su pecho que le agradaba mucho, moría por hacerlo suyo y ahora sin alguna restricción pues ya no era menor de edad.

—Llévame a casa…

—Bill, ¿sabes lo que pienso? Desde que te conocí fuiste tan maduro para tu edad, es decir, yo a tu edad jamás hubiera trabajado y estudiado a la vez, jamás hubiera pensado ayudar a mi familia o algo semejante… tú eres tan diferente a mí, pero en estas cosas eres un perfecto niño. —Bill lo encaró y frunció el ceño.

—¿Un niño? No Tom, solo soy un chico que no quiere sufrir después porque luego que me folles te irás, ¿qué me garantiza que no? Así siempre fuiste con tus demás… ¿citas, parejas? Ni sé qué eran, detesto tener que ser uno más de tu larga lista y tú eres el primero en mí.

Tom trataba de entender eso, él no veía complicación alguna. Hizo puños y golpeó parte de su auto, Bill se ofuscó y dejó de verlo.

—Me iré hoy, ¿de acuerdo?

—¿Qué?

—Regreso a mi casa esta noche. Dejé a Liam en casa y Dunja volvió a darme las llaves de mi cuarto, dijo que podía regresar si quiero además de que el lunes comienzo un nuevo trabajo en una empresa farmacéutica y queda más cerca de mi casa que de la tuya, mi horario es casi todo el día.

Bill sintió como si estuviera rompiendo con él, como si ese distanciamiento significara el fin de todo, sin embargo, evitó demostrarlo en ese momento porque no quería palabras bonitas de parte de Tom, si así debía ser todo, él se resignaría.

Abrió la puerta de los asientos traseros del auto y entró, Tom le siguió.

—Debes manejar —le dijo Bill, serio y sin mirarlo. Tom suspiró y luego tomó una de sus manos, Bill forcejeó para que lo soltara, pero Tom no lo hizo—. Tom…

—No pasará nada que no quieras, ¿de acuerdo? No pienses que no te quiero porque no es verdad. —Bill lo miró serio a los ojos buscando sinceridad, le había dicho que lo quería aunque no directamente—. A veces cuando te veo no sé por qué siento que perderé el control. Recuerdo la vez que te ofreciste… —Bill bajó el rostro—. Yo quería, pero a la vez tenía miedo de mí mismo y de lo que pudiera ser capaz de hacer. No quería hacerte daño porque yo quiero seguir viéndote. —Los labios de Bill temblaron un poco y acarició la mano de Tom con ambas de sus manos.

—¿Entonces hablas de seguir? —preguntó en un susurro y Tom asintió.

—Quiero.

Bill sintió como una corriente eléctrica en todo su cuerpo, Tom lo confundía, por momentos le hacía sentir que no era importante o por otro lado, especial. Tom lo miró a los ojos y acarició su rostro redondeado, esas mejillas que tanto le gustaban y esos labios carnosos, pasó sus dedos por ellos y Bill tomó uno en su boca, lamiéndolo, vio como Tom apretaba los dientes, conteniéndose.

—No provoques, Bill —dijo cuando ya Bill lamía sus dedos y lo miraba con esos ojos semi felinos. Bill quería provocarlo.

Los movimientos de Tom fueron rápidos y pese a eso Bill no se asustó, todo lo contrario, se emocionó. Quitarse la ropa ya no era un problema, ya antes había pasado y a Bill le gustaba cuando Tom lo desvestía. —¿Crees que sea buena idea? —preguntó Bill agitado cuando Tom lo había recostado en el asiento y le quitaba los pantalones ajustados acariciando sus largas piernas y luego tomando el borde de sus calzoncillos negros—. ¿Solo besos?

—No —dijo Tom comenzando a besarlo. Bill sentía un poco de temor, pero a la vez amaba los besos de Tom en todo él.

Sus labios temblaban como si tuviera frío, pero no era así, sentía mucho calor y su sangre corría por todo su cuerpo causándole agitación. Sus manos estaban extrañamente frías y acariciaba la espalda ya desnuda de Tom, amaba sentir su musculatura en la yema de sus dedos y parte de sus vértebras, subía y bajaba sus manos demostrando su agradable desesperación.

Tom, por su lado, estaba seguro de lo que quería esa noche, solo que se repetía mentalmente que debía ser cuidadoso, Bill no era en lo más mínimo a todo lo que él estaba acostumbrado, así que en parte sería la primera vez de Tom también, así lo veía y además era un poco distinto lo que sentía. Confusos y desbordantes sentimientos extraños que se enredaban en su pecho queriendo salir de forma física y hacían sus movimientos más demandantes cada vez.

Bill gimió cuando Tom delineaba su plano vientre con su lengua y se dirigía más abajo, era algo que el menor ya sabía y sus piernas temblaron de solo esperar esa sensación de placer que era la boca de Tom ahí, entre sus piernas, en su masculinidad que ya palpitaba por ayudaba, estaba muy excitado.

—Ow, eso es… —gimió más alto cuando Tom se enfocó en lo que quería. Batió las pestañas y su cuerpo se arqueó un poco yendo hacia arriba, entrando más en Tom y una mano fue hacia atrás de su cabeza, empujando en el auto para alzar sus caderas. A Tom le gustó mucho esa reacción y dejó de besarlo ahí. Bill reclamó con gruñidos.

—Ven aquí. —Lo jaló de una mano y lo sentó encima de sus muslos, Bill se acomodó con cada pierna a ambos lados y tragó saliva al sentirse desnudo cuerpo a cuerpo. Tom desprendía calor.

Se puso serio y ocultó su rostro lejos de Tom en el hueco de su hombro y cuello y se quedó ahí, acariciando sus cabellos rubios y lacios.

Las manos de Tom fueron hacia su trasero y Bill se estremeció sin embargo, no podía hacer nada para impedir lo que él mismo deseaba en esos momentos, pero de todas formas tenía un poco de temor por lo que sentiría o si eso le gustaría a Tom o no, o quien sabe, quizá le gustaría… Ya no había marcha atrás pues sentía a Tom decidido en hacerle suyo esa misma noche, ahí, en el auto nuevo.

Se tensó mucho cuando Tom buscaba entrar con sus dedos en su estreches, en su mente estaba que algo así no podía pasar por más que él quisiera, comenzó a angustiarse y miró a Tom. —No podré —susurró en sus labios y luego vio a Tom lamerse sus dedos—. Eres un cerdo —reclamó causando risa en Tom y Bill volvió a ocultar su rostro solo dejándose hacer.

—Estás tan estrecho, algo me dice que me gustará mucho… —Bill apretó sus manos en los hombros de Tom y éste lo removió un poco—. Relájate —susurró en su oído—. Dolerá si no lo haces. —Bill suspiró hondo buscando relajarse, Los dedos de Tom lo penetraban y eso no se sentía tan bien, se sentía extraño y hasta doloroso que le hizo gemir quejándose.

No podía relajarse en una situación semejante… aunque ya antes lo había imaginado y un nudo placentero se formaba en su vientre, aun así no podía evitar sentiré tan nervioso. Tom jaló sus cabellos para verlo a los ojos y Bill accedió y fue así como se dio cuenta que estaba un poco asustado y le comenzó a besar el rostro sudado. Bill jadeaba tanto, Tom igual, a Bill le gustaba saber que a Tom también le gustaba lo que le estaba haciendo, lo podía sentir en la determinación de sus movimientos. —Ya estás —le dijo en sus labios y Bill solo inspiró aire, estaba emocionado.

Tom trataba de controlar lo que hacía y no solo ponerlo en cuatro para de una vez concretar el hecho, no quería asustarlo o algo semejante, nunca antes había tenido consideración por otra persona ni por hacerlo sentir cómodo como lo hacía esta vez. Eso por una parte lo asombró y dejó con una incomodidad, pero por otra parte, sentía lo mismo que Bill, o sea, esa misma emoción y eso era lo que le llevaba a actuar con cuidado, tomando parte de sus nalgas con una mano y con la otra su miembro que ya moría por ser envuelto por Bill. Sintió a su chico tensarse un poco y soltar un quejido. Tom lo vio a los ojos y susurró: —No más juegos de niños, Bill, feliz cumpleaños… —Y entró en él causando toda una conmoción en Bill quien se aferró a sus hombros con desesperación, esa sería su primera vez.

;_; a mí me gustó imaginarlo fbdbdf a veces siento que no puedo describir todo lo que pasa por mi mente *///* pero lo intenté. Llegó el lemon, pronto subiré lo que sigue. No se olviden comentar. Gracias *-*