Vacaciones - 7

Hola a todos *-*~ actualización de la noche, este fic. Gott, sinceramente me sorprende que lo hayan leído alguna vez, ahora que lo leo, carece de tantos elementos que ahora uso, estoy contenta con la trama, solo que la forma en que ha sido escrita es tan x_x fuaaaa. En fin, los quiero *-* No olviden pasarse por mi Ask

Por Tom:

—Oh, no —fue lo único que pude pronunciar para luego coger las ropas de mi hermano esparcidas por el suelo y ayudar a aquella mujer a vestirlo.

—Es muy travieso y hablador, sinceramente mi tipo de chico —decía ella—. Me ha dado consejos de cómo maquillarme, ¿sabes qué es lo raro? Que no ha intentado nada conmigo, lo tomo como una ofensa, pero no lo voy a obligar, de seguro sus amigos lo empujaron hasta aquí, aún no está preparado para su primera vez

—Toooom —llamaba con un tonito raro.

—Tranquilo, Bill, no estamos para esas cosas, ya cálmate. —Me miró con el ceño fruncido mientras buscaba sus zapatos

—¡Estamos en un burdel y tú serás mi puta!

—¡Bill!

—Recuerda que me dejaste, ahora te atienes a las consecuencias, esta noche perderé mi virginidad lo quieras o no. —Ni siquiera estábamos de noche.

—¿Qué le has dado? —reclamé a la chica.

—Es un secreto, una poción que pone a los hombres a mil. —Reía muy divertida ella, ahora cómo iba a llevar mi hermano a la casa de mis abuelos en ese estado.

—¿Cuánto tiempo dura los efectos?, vivo en casa de mis abuelos, no puedo llevar a mi hermano así en ese estado.

—Fóllame…

—Calla, Bill. —Estaba que ardía de la vergüenza y tambien de la excitación. Después arreglaría cuentas con mi cuerpo por traicionarme de esta manera.

—Qué gracioso tu hermano, parece que no le gustan las chicas, quiere contigo. Tranquilo, el efecto de esa poción dura unas horas nada más…. En realidad no sé. —Y volvió a reír. Pero la cosa era sacarlo de una buena vez.

—No importa —dije acercándome a Bill con toda su ropa, le pasé su polo e intentó ponérselo, pero estaba tan ido que estaba metiendo su cabeza por una de las mangas.

—Tomi, no entro —se quejaba así que me acerqué y tomé el polo para ponérselo.

—Así no es, Bill —empezó a querer jugar conmigo agarrándome las rastas, él sabía que eso me molestaba un poco—. Hey, quédate quieto.

—Tom, ven aquí. —Me rodeó con sus brazos y me besó la mejilla, para luego lamérmela—. Humm, sabes muy bien. —Me separé de él y tomé su pantalón, estaba casi desnudo ahí y eso me ponía mucho.

Bill empezó a forcejear conmigo mientras intentaba ponerle en pantalón, estaba muy juguetón y yo empezaba a perder la paciencia.

—Ya basta, Bill, tenemos que salir de aquí. —Le tomé una pierna y le puse un zapato, lo jalé para que se sentase, pero él muy vivo, jaló de mí más fuerte y caí en su encima.

—Humm, Tomi, ven aquí. —Reía y me abrazó atrapándome entre sus piernas, claro que pude sentir su erección y me ruboricé aún más porque él sintió la mía a pesar de mis anchos pantalones.

—¡Bill, ya basta! —Intenté pararme.

—Veo que tienes un problema ahí abajo, Tomi. —Señaló con su mirada mientras me levantaba de sobre él. La chica, la tal Débora, reía a carcajadas ahí viéndonos. El espectáculo empezaba a molestarme, ¿cómo sacaría a Bill en ese estado? tener que bajar y llevarlo de alguna manera a la tienda donde mi abuelo nos esperaría y aun eran las tres de a tarde.

Me armé de valor, lo tomé de la cintura y lo alcé en mis brazos, le sonreí a la chica que se me pasaba el zapato que le faltaba a Bill.

—Humm, hueles muy bien, Tomi. —Tenía su cabeza puesta en mi cuello y me mordió el muy atrevido mientras salía por la puerta, tenía sus piernas alrededor de mi cintura y me rodeaba con sus brazos y claro, sus labios se cerraron alrededor de mi carne en mi cuello. Así no podía caminar, pero lo que más deseaba era salir de ese lugar.

—Adiós muñequito, vuelve cuando quieras, para ti es gratis —dijo divertida aquella mujer, cerrando la puerta detrás de mí. Ahora me encontraba con Bill muy inquieto en mis brazos.

—Bill, escúchame, ¿podrás caminar? Debes ponerte esta zapatilla, deja de besarme ahí, pueden verlo mal… debemos bajar.

—Toooom… —gimió mi nombre y una punzada me hincó en el estómago.

—¿Me estás entendiendo? —Negó con la cabeza y continuó su tarea de besarme el cuello. La sensación era buena, pero no era el lugar…. ¡No era correcto así estuviéramos en un lugar más íntimo!

—Estamos en un burdel... huhu… Tomi. —¿A qué venía eso?, lo tomé más fuerte alzándolo para que no se me cayera y avancé, esperaba que nadie se diera cuenta que mi hermano estaba así de cachondo… conmigo.

Bajé tambaleándome por las escaleras, el sonido que hacían mis pisadas llamó la atención de todos los presentes de ese lugar, incluyendo ese tal Julio que quiso que me vaya ni bien supo mi apellido… ¡qué cosas las que me pasaban! Tenía enemigos en este remoto lugar.

Georg se nos acercó e intentó ayudar, pero lo que más deseaba era simplemente salir.

—¿Crees que pueda caminar? —pregunté y yo le fruncí el ceño, es que por culpa de él y sus amigos Bill estaba así.

—¡Claro que puedo! —contestó frescamente, así que lo solté y terminó de narices en el piso—. ¡Tom! —Inmediatamente lo levanté y otra vez estaba en mis brazos, fue cuando noté las miradas de la gente todas en mí otra vez.

—Jeje, él está ebrio. —Excusé su comportamiento.

—Le han dado un afrodisíaco —explicó Georg. Pero el tal Julio otra vez se me acercó con esa mirada de indignación total, me puse nervioso y me enrumbé hacia la puerta de salida con Bill en brazos.

—¡No regresen nunca más! ¡Georg, no quiero que traigas a esos gemelos malditos en mi local! —Qué gente más loca, si no tuviera a Bill en mis brazos, juro que le hubiera partido la cara a ese señor, llamarnos malditos. Georg, se hizo a un lado y prácticamente yo salí casi corriendo de ahí.

Al estar afuera, caminando cargando a mi hermano, avancé sólo una cuadra y me detuve, no daba más y el atrevido de Bill seguía besándome el cuello, estaba seguro que me había marcado.

—Bill —hablé apoyándome en una pared. Había poca gente, pero las pocas personas tenían sus ojos puestos en nosotros.

—Tomi… me gustas. —No lo podía creer, sea lo que sea que le hayan dado lo había puesto muy mal.

—Escúchame, debes intentar caminar, debemos de llegar donde el abuelo e irnos a la casa. —Empezó a moverse de manera insinuante en mis brazos y a gemir— Bill, basta. —Con una mano tapé su boca, se removió un poco y tomó dos dedos míos metiéndolos en la boca y chupándolos me miraba. Era muy insinuante y lo peor de ese momento era que me gustaba. Pero miré a ambos lados y una señora me miraba con el ceño fruncido y le tapaba los ojos a su pequeña hija.

—Descarados, ¡aquí no se permiten homosexuales! —Dejé de mirar a la señora y caminé un poco cargando a Bill ¿Qué tenía que hacer para que se calmara? Su comportamiento era vergonzoso.

—Humm —gemía con tres dedos míos en su boca, así que se los quité y gruñó molesto.

—Bill —dije mientras me sentaba con él en brazos sobre la acera, mi idea era parar un taxi para llevármelo a la casa directamente—. Por favor, basta en verdad, esto se está saliendo de control. —Me miró sorprendido, como si hubiese dicho una gran verdad, claro que lo era.

—Tom… —Estaba al borde de las lágrimas, oh no, le hice sentir mal—. No sé qué me pasa, lo único que quiero es que me tomes aquí y me hagas tuyo, nada más que eso quiero. —Eso me trastocó, pero qué decía, así de directo.

—No se puede Bill, mira dónde estamos. —Creo que me sorprendí de mi propia respuesta, pero iba a usarlo a favor de los dos, él quería que le haga el amor y yo quería regresar a casa, perfecto—. Bill, ¿quieres acostarte conmigo?

—Sí, sí, Tom. —Aplaudía emocionado—. Hazme tuyo…

—Pues debemos regresar a casa, aquí no se puede – Como deseaba tener una grabadora y grabar todo lo que él me decía para cuando esté en sus cabales podría vengarme de él,  pero en el fondo, muy en el fondo, creo que tenía deseos… así como lo soñé aquella vez, pero eso no era una buena intención.

—Vamos entonces. —Se levantó y tratando de no perder el equilibrio se apoyó en la pared.

—Sí, vamos. —Puso su brazo en mi hombro y avanzamos.

En vista de que no pasaba ningún auto decidimos caminar. El camino hacia la tienda era de media hora, pero con Bill en ese estado de seguro haríamos una hora por lo menos.

Todo el trayecto él intentaba pegarse a mí, besarme, acariciarme.

Por Bill:

Todo lo que quería era follar. Mi cuerpo, con cada cosa que me rozaba respondía de manera sexual, sentía la lívido llenarme hasta querer rebosar y cada paso que daba era tan incómodo para mí. Los jeans me estaban apretando la entrepierna a horrores, debía hacer algo.

—Tom… —llamé, él estaba con el ceño fruncido, de seguro le estaba hartando… Se veía más hermoso de lo que era consciente antes, y sentía que lo quería sentir en mi piel—. No puedo caminar con… esto —señalé mi entrepierna y me puse una mano ahí, gemí alto pues se sentía tan placentero al sólo rozarlo sobre mis pantalones.

—¡Bill, cállate! Dios mío no sé qué hacer contigo. —Pero pasó un carro cerca de nosotros y Tom lo paró, no pude entender lo que ellos hablaban, me quedé parado en la acera con una mano apoyada en la pared y la otra mano sobre mi dura entrepierna, me acariciaba de manera deliciosa… Creo que esto era lo que necesitaba para sentirme mejor.

—¡Bill! —Me jaló de la mano—. Escúchame, debemos subir a esa camioneta, ahí hay carneros, ovejas, pero nos llevará más rápido a la tienda donde el abuelo… enti…va... —Sus palabras se hacían un enredo en mi cabeza, yo sólo quería lanzarme sobre él y besarlo… hum sí, besarlo.

—Bésame, Tomi.

—¡Bill! —Me cargó otra vez y no sé cómo me subió a aquella camioneta, habían muchas ovejas ahí y me senté sobre uno de ellas que se movió y terminé cayéndome de trasero.

—Tom, este lugar no es bueno para follar. —La camioneta avanzó y Tom se pegó a mí.

—Por favor Bill, no hables, quédate callado.

—Crees que si juntamos todas estas ovejas formaríamos una gran cama suave de lana de oveja… hum, suave, excitante. —Se puso las manos en los oídos, eso me molestó, me estaba ignorando y la frustración que sentía y las ganas de acostarme con él incrementaron, pues tenía que descargarme. Así que empecé a masturbarme ahí sentado.

—Hum, carnerito, ¿te gusto? —Un animal me miraba, al menos era algo de atención.

—Bill, basta, guárdate todo eso para cuando lleguemos a casa, pero no digas nada más, tranquilízate de una vez.

—¿De verdad me lo harás? —No sabía que me pasaba, pero eso era lo que más quería.

—Sí, ya te lo dije, sólo si te calmas, sino, no habrá nada.

—Tomi, te deseo tanto… —Intenté acercarme para besarlo, pero él apretó sus labios, se volteó… ¡me rechazó! Empecé a molestarme otra vez—. No me rechaces.

—Recuerda Bill, cuando lleguemos a casa, aquí no, ni cuando lleguemos donde el abuelo.

—Fuerte y duro Tom, así lo deseo. —Se ruborizó.

—Así será, ahora cálmate. —No tenía vergüenza, me sentía libre de expresar lo que me venía en gana.

No sé exactamente cuanto tiempo pasó… Mi corazón latía tan rápido y no podía estar quieto así que terminé por montarme a una oveja e escenificarle a Tom todo el rodeo que había visto.

—Así Tomi, lo montaban así, al toro, ah, ah —Gemía, no lo podía evitar.

—¡Baja de ese animal y siéntate aquí!

—Ahhh, se siente bien. —El animal gritaba, lo siento por él, pero era suave y excitante. El carro se detuvo súbitamente y terminé por caerme, todos las ovejitas huían de mí arrinconándose en la esquina de la camioneta, quería montarme a todos.

—Llegamos Bill, por favor compórtate, no hagas… —Su voz otra vez se perdió en mi cabeza, pero pude reconocer el lugar donde estábamos. Habíamos estado con Tom y mi abuelo en la mañana. Me tomó de la mano y me llevó a la camioneta de mi abuelo.

—Quédate aquí, llamaré al abuelo para irnos.

—No me dejes…

—No te estoy dejando, vendré con el abuelo para irnos a casa.

—A follar.

—Sí, estate tranquilo.

No podría estar tranquilo, tenía deseos de frotarme en algo, montar algo. Estuve dando vueltas por todo el lugar alrededor de la camioneta poniendo mi espalda y trasero en esa superficie suave, muy excitante.

—¿Qué le pasa a Bill? —preguntó mi abuelo acercándose a la camioneta.

—Bueno, está ebrio es sólo eso.

—Abuelo —llamé—. Queremos llegar a casa lo antes posible es una emergencia.

—Oh, ya veo, claro —Tom se puso a mi lado un tanto nervioso.

—Bill, sino te tranquilizas no habrá nada, ¿de acuerdo? —Oh, qué difícil.

—¡Acelera abuelo! —Demandé ya dentro del auto—. ¡Hay gente que quiere follar! — Tom me tapó la boca, sus dedos otra vez tomé unos cuantos  y los chupé se sentía tan bien esta noche sería mi noche…

Gott, este Bil es un loquillo XD veremos qué más pasa >:3