Hasta el final de los tiempos - 6

 Hola a todos, hoy es viernes *-* ¿no les emociona? A mí sí. Espero disfruten este capítulo, tiene elementos que me gustan~ un beso.

Jörg sentía que vivía la pesadilla más horrenda de su vida, él no había pronosticado que tal cosa podría pasarle. Estaba como un preso en una habitación blanca y todas sus protestas, manifestaciones y desesperaciones eran interpretadas como delirios y parte de su problema psiquiátrico, pero él era consciente, estaba seguro de eso.

—Este paciente no es un psicótico —habló una enfermera desde afuera de la habitación, lo estaba observando juntamente con otro médico.

—Tiene notas sobre delirios de persecución y de catástrofes; está vociferando incoherencias desde ayer…

—Justamente no son incoherencias, no he escuchado baches en lo que dice, no parece de incoherente pensamiento, es coherente.

—¿Decir que todos moriremos y que se acerca el día final es coherente? —La enfermera ladeó la cabeza.

—Me recuerda a Robert y sus delirios así, ¿será que lo conoce? Era aparentemente un profeta de alguna secta.

—No tengo idea y no me importa, no creo que los delirios de la gente enferma puedan tener relación entre sí, pero este paciente se quedará aquí por mucho. Está mal y ha hecho sufrir mucho a su familia.

El médico se fue y la enfermera se quedó observándolo, ahora lloraba sentado sobre su cama, lloraba tan desesperado que sintió pena, parecía saber que su suerte estaba trazada y que era consciente de eso.

Las semanas pasaban y los gemelos se distanciaban entre ellos. Ahora los motivos eran el papá. Tom decía que se pondría bien, que los psiquiatras sabían lo que hacían, pero Bill no pensaba así y eso se debía a las conversaciones que tenía con Pamela quien era como una enciclopedia humana y le decía que muchas veces los psiquiátricos en vez de ser un lugar de rehabilitación era lo contrario y que había personas que habían enloquecido por estar ahí e incluso decía que, especialmente la clínica donde estaba su papá, era considerada una de las peores que solo le importaba el aspecto económico, que eran capaces de inventar enfermedades y diagnósticos errados solo para mantener a sus pacientes internados y vivir de las pensiones de la familia. Eso había molestado tanto a Bill y había ocasionado una discusión familiar que terminó en resentimientos, Simone estaba de lado de Tom en seguir con el tratamiento para Jörg.

—¡No me hables! —le casi gritó Bill yendo a su habitación, Tom estaba harto de su indiferencia. Le siguió por detrás—. ¿No escuchas lo que te digo? No quiero hablar con personas a quienes no les importa su familia, con quien prefiere tener a su padre en el psiquiátrico tratado como un enfermo.

—¡Está enfermo!

—¡Pero no merece estar ahí! —Cerró la puerta de su cuarto con fuerza. Tom suspiró resignado, la situación le afectaba mucho, pero sabía que eso tendría un fin, quería creer eso, en que su papá se mejoraría y podía estar en casa sin tener que atemorizarle con sus cuentos catastróficos del fin de la humanidad.

Tom dio algunos pasos rondando la entrada de la habitación de Bill. Tenía los puños muy bien cerrados y la respiración agitada, él a diferencia de Bill, estaba hartándose de esa situación, de no poder acercarse a su hermano como antes y que ahora la excusa o barrera era precisamente el problema del internamiento de su padre.

—Bill —llamó apoyando su frente en la puerta, esperanzado en que su hermano pudiera acceder a alguna conversación. Infló sus mejillas conteniéndose y luego suspiró, no tenía paciencia—. Abre ya, mejor aclaramos esto cara a cara, ya me cansé de tu indiferencia. —Escuchó una risa sarcástica y luego un bufido—. No te portes así…

—¡No me digas qué hacer! No sé qué tanto esperas ahí, no quiero verte, ¡largo!

Tom golpeó su puerta y prefirió retirarse, no rogaría, su orgullo estaba por encima de sus ganas de arreglar las cosas con Bill.

En su habitación, Bill mandaba muchos mensajes de texto a su novia, acordaba salir a algún lado y quizá planear la noche para pasarla juntos, sí, esa sería una buena opción pues estar en casa se había vuelto casi un martirio, aún se sentía culpable.

Llegando la noche se alistó como de costumbre. Amaba cuidar su imagen y verse al espejo con ese rostro casi de porcelana y la mirada delineada, le gustaba despertar miradas en el pueblo y que Pamela se sintiera orgullosa de tenerlo como novio. Se perfumó y luego de ponerse algunos anillos salió de su habitación.

Fin de semana era para pasarlo como se es debido, una salida hasta el día siguiente.

Estuvo por salir de la casa cuando se topó con Tom en la sala, miraba televisión y se sobresaltó al verlo así, bajar muy bien arreglado como era su costumbre. Bill evitó mirarlo, pasaría por los muebles en donde él estaba sentado y abriría la puerta para irse.

—¿Tienes permiso? —inquirió Tom con voz seria.

Bill sabía que eso podría ser una discusión de nunca acabar, así que pasó de él. Pero no esperó que Tom sea capaz de levantarse de su sillón y acercársele con intenciones de tocarlo. Tomó su brazo y lo apretó en su mano, Bill se paralizó por un momento, solo procesaba qué estaba pasando. Lo jaló tan fuerte que cayó sentado en el sofá. La mirada que tenía era de temor, en cambio la de Tom era algo diferente.

—¿Qué te pasa? —reclamó Bill—, ¿estás loco? Suéltame…

—Estoy cansado de que huyas de mí y no seas lo suficiente hombre para arreglarlo. —Bill frunció el entrecejo y empujó a Tom, se reincorporó en el asiento, arreglando un poco su cabello y luego lo encaró—. No me mires así.

—¿Suficiente hombre? Mira quien me está mirando como un enfermo… ¿Crees que no me he dado cuenta? Admite, como hombre, que te sientes atraído por mí, por eso no quieres que salga y todo el drama que armas en casa es por mí, poco te importa papá.

Tom se avergonzó por un momento, él no quería tratar ese incómodo tema de la atracción que sentía por él.

—Vete, ya, sal —dijo lo más rápido que pudo evitando mirarlo. Bill se puso en pie y miró de reojo a Tom, estaba serio.

—No me responderás, ¿verdad? Bueno, no necesito tu respuesta, con tu gesto lo dices todo, además recuerdo el beso.

—Dijimos que no hablaríamos de eso.

—Entonces no me detengas, no me hables, Tom, no me sigas ni te pongas en ese plan controlador conmigo, no me gusta. Y disculpa, pero Pamela me espera y no me gusta hacer esperar a una chica. Adiós, no vengo hoy, lo haré mañana.

Vio salir a su hermano y se quedó solo en el sofá. Su pecho dolía como todo ese tiempo le estaba doliendo y estaba harto.

Enfocó su vista en la televisión otra vez, no tenía deseos de salir ni hacer otra cosa para pasar el tiempo. Otro fin de semana de mierda. Miraba una serie cursi casi sin entender el argumento, solo había una actriz muy simpática y quería ver si pasaba algo con ella y el otro personaje, pero la serie fue interrumpida por noticias de último minuto.

—Qué mierda —masculló soltando el control remoto.

«… Ha sido considerada como la nueva epidemia de carácter de emergencia, su proliferación es tan rápida que está causando pánico en la sociedad inglesa. Se piensa que invadirá los demás países europeos en menos de un mes. Muchos de la comunidad científica mundial se están pronunciando contra este fenómeno, acusando a los establecimientos de salud por no haber reportado a tiempo la posible pandemia. Hasta la fecha, los síntomas más contundentes de este nuevo virus es la locura temporal, seguida de epilepsias debido que a ataca principalmente el cerebro, la persona entra en una inconsciencia para luego despertar en un estado de trance y querer hacer daño a los demás. Esa es la información que hasta ahora nos han compartido, no quieren revelar más detalles, y los casos que se han visto han sido puestos en cuarentena, según informa la Organización mundial de la Salud. Estaremos informándoles más al respecto».

Tom torció la boca pensando que sería la eclosión de una nueva enfermedad, pero no le dio importancia al hecho.

***

—Todos hablan de eso, ¿acaso no ves las noticias? —preguntó Pamela cruzándose de brazos. Bill rió tratando de disimular su ignorancia.

—Bueno, tengo cosas más importantes que ver televisión…

—Apuesto que el profesor Arthur nos mandará a investigar. Mis tías están asustadas y piensas mudarse a Rusia si es posible, ellas dicen que esto será como el fin de la humanidad… —Ella continuó hablando, pero Bill se quedó pensando en esas palabras que ella dijo “fin de la humanidad”. Cuántas veces su papá lo había mencionado y ahora parecía estar pasando.

—¿Qué tan grave es? No entiendo, explícame. —Pamela le dio un pequeño beso y se apoyó en su hombro. Estaban sentados en un mueble de mimbre en el jardín de la casa de ella pues prefería quedarse en casa conversando y quién sabe, más tarde le haría pasar a su habitación.

—Es un virus, nadie sabe de dónde ha salido, pero en varios hospitales de Inglaterra se han presentado, a estos los han cerrado, creo que ya van más de diez, las personas están evacuando el lugar pues se dice que es muy contagioso…

—¿Qué pasa con ese virus? ¿Mata?

—Sí, bueno… enloquece a la persona, ataca al cerebro. La persona afectada presenta como una meningitis que luego se convierte en epilepsias, y después entra en un estado de inconsciencia en donde nadie puede acercarse porque inesperadamente despierta hecha otra persona, ¿no has visto el video? —Bill negó con la cabeza—. La persona parece poseída y nadie la puede quitar de ese estado, pero ¿sabes algo? Cuando vi el video me asusté pues los ojos de este hombre que tuvo esa crisis parecían estar… no sé, el hombre parecía estar sin vida. Tuvieron que matarlo con un disparo, ahora las organizaciones de derechos humanos están que saltan en protestas por esa determinación, pero hasta ahora no llegan a revertir el mal que acoge a esas personas. Dice que hasta han sido exorcizados y nada, ¿raro, no? —Bill estaba en blanco, solo lograba imaginarse catástrofes, uniendo clavos con lo que su papá decía.

—Creo que me voy…

—¿Qué?

—Sí, es tarde y… y… —Pamela lo miró extrañada, Bill no podía disimular ante ella—. Quiero irme.

—Bueno, por si me necesitas ya sabes dónde encontrarme.

Bill la besó casi por compromiso pues aún estaba consternado con lo que ella le había dicho, solo deseaba llegar a casa e investigar al respecto. Inconscientemente quería tener pruebas para liberar a su padre del sanatorio.

Regresó a casa caminando con las manos en sus bolsillos. No tuvo una noche como había pensando, solo había conversado con su novia pues ella estaba indispuesta para salir a pasear.

Al llegar a casa aún estaba encendida la luz de la sala. Suspiró no queriendo buscar discusión con Tom, solo quería ir a la computadora a investigar. Así que entró y ahí lo vio, desparramado en el sofá tal como lo había dejado horas antes. Se despertó y trató de acomodarse.

—Lo siento…

—Creí que vendrías mañana.

—Cambio de planes.

Se adentró pasando de Tom y abrió la laptop que estaba sobre la mesa del comedor, detrás de la sala, Tom aún lo miraba.

Los ojos y la concentración de Bill se fueron a los cientos de artículos que mencionaban la nueva pandemia mundial de un virus que enloquecía personas… Mientras más leía, más frío se ponía y Tom podía percibirlo.

—¿Qué pasa?

—Nada —mintió pues no quería tocar el tema.

—Vamos, tienes una cara. —Tom se levantó y se le acercó, Bill frunció el ceño comenzando a minimizar las pestañas de las páginas.

—¿Podrías meterte en tus asuntos?

—Sé lo que buscas.

—Qué bien.

—¿Quieres dejar de ser infantil? Lo vi en la televisión poco después de que te fueras y también pensé lo mismo. —Tom se sentó a su lado y Bill lo miró de reojo—. La pandemia que se viene… lo sé, sé lo que estás pensando. —Los ojos se Bill se aguaron y bajó la cabeza para que parte de su largo cabello le cubriera el rostro.

—Quiero hablar con papá…

—Lo sé, también quisiera saber cómo está y… hablar. Pero sabes, debemos estar claros, Bill, no debemos dejarnos influenciar por sus cosas, ¿te imaginas? —Posó una mano en su espalda y Bill se estremeció un poco—. Te imaginas si le creemos y luego comenzamos a delirar y a relacionar los eventos reales con sus alucinaciones, eso sería…

—¿Acaso no te das cuenta? —le interrumpió con el ceño fruncido—. Él tenía razón, algo malo está pasando, se está cumpliendo.

—Bill, la gente se está encargando de eso, especialistas, un montón de autoridades, ¿recuerdas la revolución que hubo con eso del ántrax? Será lo mismo, ocupará las primeras planas de noticias por semanas y luego todo terminará en que se pudo evitar y listo, hasta vacunas sacarán…

—¡Detente! No lo veo así, yo creo en mi padre, ¿tú no? —Tom vio la desesperación en los ojos de Bill, totalmente cristalizados y asintió, solo por él, porque Bill quería escuchar esas palabras, no porque creía en los delirios de Jörg—. Entonces debemos verlo, mañana, o no sé, debemos preguntarle. —Tom asintió otra vez y vio formarse una sonrisa en los labios de Bill. Tan cerca de su rostro y sin poder acercarse más, solo cerró sus ojos asintiendo otra vez y luego se paralizó cuando los labios de Bill le dieron en su mejilla y casi cerca de la comisura de sus labios. Tom abrió los ojos y vio las hermosas pestañas de Bill cerca de su rostro. Sus manos se pusieron frías y el corazón tan acelerado, eso no pasaba desapercibo por Bill quien por una extraña razón vio bueno recompensar esa actitud de su hermano, movió sus labios y atrapó entre sus dientes el labio inferior de Tom dándole una mordida pequeña para luego succionarlo como un beso. Tom jadeó y Bill se separó para mirar el enrojecido rostro de su hermano—. ¿Mañana me acompañas? Quiero conocer el sanatorio ese.

—Sí —contestó rápido, batiendo las pestañas, estaba muy nervioso.

Ambos pusieron distancia entre sus cuerpos y Bill enfocó la vista en la laptop. —Papá debe saber de esto, estoy seguro, muy seguro. —Sus ojos veían al único paciente registrado por las cámaras de su transformación a un ser violento. Algo dentro de Bill se formaba, un pensamiento de ser consciente de que eso no era más un humano. Y recordó el documental de la rata Vi…

—¿Pasa algo? —preguntó Tom al verle abrir los ojos como si estuviera asustado.

—Resucitar después de morir… es eso, es eso.

Tom tenía cierto temor de pensar que Bill terminaría como su padre más si ambos hablaran, pero ya le había prometido acompañarlo mañana. Lo que Tom sabía y no quería decirle a Bill era que ese sanatorio era estricto y que los pacientes no recibían visitas salvo cuando estén en la fase de reinserción a la sociedad cosa que faltaban meses para que eso ocurriera.

Esa noche el chico de rastas no podía pegar un ojo. Ese beso, ¡ese beso! Porque eso había sido, no una simple mordida o jugada de labios, eso había sido un beso y solo los amantes se besan en los labios. Se los tocaba con la yema de los dedos en lo solitario de su habitación y no sabía que esperar del mañana.

Era como haber vuelto a vivir.

Tom revivió por un beso y ahora los dos hermanos se enrrumbarán hacia la ciudad a visitar a su padre... y quizá, solo quizá, el caos esté a la vuela de la esquina. Besos, no oviden comentar *-* respondo todo.