Hola a todos n_n otro capítulo de este fic, es un capítulo largo ._. espero les guste. Besos~ y no olviden que respondo todos los comentarios que me mandan.
De regreso a la rutina
Daniela estaba furiosa sin poder dormir, envuelta en las mantas jugaba algún juego estúpido en su celular para que le dé sueño. Y la puerta del cuarto se abrió, era él, su hermano mayor, ella se destapó para encararlo.
—¡Bill! —La miraba sorprendida, él lucía algo desmarañado.
—Dije que regresaría, no veo de qué te sorprendes. —Ella achinó los ojos, ya no veía a su hermano como el mismo—. Quita esa cara, Daniela. Voy a ducharme.
—¿Te llamó Astrid? —Él volteó a verla y frunció el ceño.
—¿Te importa? —Su hermanita se encogió en la cama—. ¿Daniela? —Bill sacó su celular del pantalón y vio cuatro llamadas perdidas de ella— Será mejor que no te metas en mi vida.
—¡Le harás sufrir, cabrón! —Le lanzó una almohada la cual él esquivó—. ¡Y por ende a Tifany y Laurín! ¡Eres despreciable! —Bill comenzaba a airarse y le dio la espalda para tomar un baño apagando su celular, no quería más llamadas de atención de ningún tipo.
—¡Bill! —La miraba sorprendida, él lucía algo desmarañado.
—Dije que regresaría, no veo de qué te sorprendes. —Ella achinó los ojos, ya no veía a su hermano como el mismo—. Quita esa cara, Daniela. Voy a ducharme.
—¿Te llamó Astrid? —Él volteó a verla y frunció el ceño.
—¿Te importa? —Su hermanita se encogió en la cama—. ¿Daniela? —Bill sacó su celular del pantalón y vio cuatro llamadas perdidas de ella— Será mejor que no te metas en mi vida.
—¡Le harás sufrir, cabrón! —Le lanzó una almohada la cual él esquivó—. ¡Y por ende a Tifany y Laurín! ¡Eres despreciable! —Bill comenzaba a airarse y le dio la espalda para tomar un baño apagando su celular, no quería más llamadas de atención de ningún tipo.
***
Los médicos estaban sorprendidos y consternados. Andrej era un joven lleno de vida con muchos proyectos en mente, pareja reconocida y presentada del doctor en cardiología Tom Trümper, con el cual había inaugurado una clínica veterinaria y patrocinaba muchas campañas ambientalistas… Ahora estaba sobre una camilla en emergencias al borde de la muerte. Se había lanzado del cuarto piso de su departamento, con lágrimas en los ojos y por obra divina había caído sobre el toldo de una panadería y su cuerpo, sin mucho peso, había revotado de ahí y había impactado sobre un auto, magullándolo y provocándole una herida en la cabeza y dos huesos rotos, en la clavícula y otro del fémur lo cual le había ocasionado un severo desangre interno. Estaba inconciente y los paramédicos trataban de reanimarlo.
Tom llegó y entró por emergencias, corriendo desesperado, le dejaron entrar a la sala de médicos en donde se puso rápidamente un guardapolvo y guantes quirúrgicos, corrió desesperado a la sala en donde Andrej reposaba.
—¿Qué pasó? —fueron las miles de preguntas de sus colegas, él no sabía cómo responderlas.
—La historia clínica —pidió y se la pasaron, su novio se desangraba.
Tom fue al laboratorio a donar una unidad de sangre, su colega Justin le acompañó.
—No entiendo cómo fue capaz de hacer algo así —le decía Tom—, cómo me hizo tal cosa.
—Amigo —le puso una mano en el hombro—, deberás hablar con él… esta es una tentativa de suicidio, él sabía que había un toldo ahí abajo, su intención no era morir, está clamando ayuda… —Tom le miraba algo consternado—. Quizá no le estás tratando como se merece… Quizá debas pedir vacaciones, sabes lo agitada que es la vida por ser médico, esto es matador.
—Lo sé, pero tengo el presentimiento de por qué lo hizo. —Agachó la cabeza algo avergonzado.
Regresó a verlo, estaba más estabilizado con muchos tubos en el cuerpo y sus pupilas se movían bajo sus pálidos párpados con sus rubias y largas pestañas. Estaba soñando. Tom se paró a su costado y las enfermeras que lo conocían salieron de ahí dándole algo de privacidad.
—Andrej… —susurró tocando su mano—. No debiste hacer tal cosa. —Se sentó a su lado y cerró los ojos suspirando—. No debiste… —Andrej abrió sus ojos y lo miró, estaban rojos y medio hinchados, Tom le acarició la mano y vio como le temblaban sus rojos labios—. Amor…
—Shh… no me llames amor —soltó con voz rasposa en casi un susurró agonizante.
—No te esfuerces, debes descansar. —Vio como descendía una lágrima por su mejilla, Tom prefirió dejarlo solo o lo perturbaría más.
***
Bill estaba semi desnudo recostado en la cama del hotel, su hermanita roncaba en la cama de al lado y él simplemente no podía dormir. Prendió la televisión buscando algún canal la para adultos, pero gay poniendo mute para que no sonara nada estrepitoso. La tele se prendió en un canal de noticias locales viendo luces de ambulancia encendida, le dio volumen pues la calle que enfocaba ese canal era la misma en donde Tom vivía.
“…El joven sobrevivió felizmente, ha sido llevado al hospital conciente, aquel toldo de la panadería amortiguó su caída, aún no se sabe si fue un intento de suicidio pues el joven veterinario tenía una de las mejores clínicas de animales aquí en Leipzig, hemos contactado a una de sus vecinas, esto es lo que tiene que decir: —Andrej es un joven muy risueño, siempre atento, vivía con su novio médico en el cuarto piso, me sorprende que se haya tirado desde allá arriba, aunque no es primera vez que un gay se intenta matar, creo que debemos ser tolerantes —Esas fueron las palabras de su vecina de al lado la cual llamó a una ambulancia cuando el trágico accidente pasó.”
Bill se quedó mirando aquello con asombro.
—Demonios… —masculló apagando la televisión, las ganas de ver alguna porno se habían ido al agua.
Casi no pudo dormir, su conciencia pesaba… Así que era eso lo que había pasado, era una emergencia cercana, la pareja de Tom, aquel rubio que hace tres años le había intentado golpear. Cerró los ojos buscando calma, pero no la hallaba, que tal y se hubiera muerto, cómo así podría encarar a Tom después…
Al día siguiente, se puso unos lentes de negros para tapar sus feas ojeras, regresaría a Francia, a su rutina otra vez.
***
—Denise —llamó Astrid a la nana—, ayúdame con las nenas.
—Sí señora… —sin ella simplemente no podría, estando en la inmensa casa se sentía sola, cargar con todo ella la debilitaba, haber tenido gemelas por una parte era gratificante, pero por la otra era bastante agotador.
—Dónde estás… —masculló ella viendo su reloj. Su madre, el día anterior, le había apostado que Bill se quedaría en Alemania y que solo regresaría Daniela, casi podía asegurarlo y le había aconsejado que la llamara si eso pasaba y ella llamaría a Helen, la madre de Bill, para hacer presión y así hacerle volver, Astrid no quería llegar hasta ese punto.
La puerta de la casa se abrió y entró él, el hombre de la casa con una maleta en sus manos y lentes negros en su rostro inexpresivo. Ella casi corrió hacia él y lo abrazó.
—¡Bill! —se colgó de su cuello y él la alzó en brazos.
—Hola Astrid, quiero ver a mis bebés —le dijo bajándola de él y buscando con la mirada a sus únicas fuerzas en la vida. Astrid se incomodó un poco, pero dejó aquello de lado.
Denise le trajo a sus niñas las cuales casi corrieron hacia él, Bill se arrodilló en el suelo alfombrado para abrazarlas y cargarlas una en cada brazo sonriendo de felicidad.
—Les he traído regalos… —Les besaba las mejillas, aunque una de ellas, la más tímida tenía parte de su comida derramada en su pecho, Bill buscó con la mirada a Astrid—. Cariño, quítale la comida. —Se la pasó, Astrid tragó saliva, estaba comenzando a molestarle esa actitud, él era el papá, él podía limpiarle y casi nunca había sido capaz de cambiarle un pañal a alguna de ellas…
Pero las niñas disfrutaban el tiempo con su papá, porque era realmente poco tiempo que estaban con él, y eso era especial para ellas que a veces peleaban por su atención.
Bill suspiró aliviado, no todo en la vida era pesares, estaban ellas que en cierta forma le recordaban lo linda que había sido su infancia cuando tenía a sus padres junto con él allá en Alemania, cuando le preparaban postres de fresas y le mimaban.
Se sentó con ellas en el sofá de la casa y sacó de su maletín unos peluches rosados de Strawberry Shortkake, se los dio a cada una y ellas reían emocionadas.
—Una niña fresa… —decía una de ellas.
—Sí, es que a ustedes les gusta las fresas, vi esto en el aeropuerto y decidí comprárselos. —Astrid se sentó a su lado esperando algún regalo, pero Bill no tenía uno para ella y ni cuenta se dio de que ella esperaba uno.
—¿Qué tal tu viaje? —le preguntó Astrid buscando su mirada, él jugaba con sus niñas.
—Bien, he decir, ya sabes… extrañaré mucho a Amelia… no quisiera que nuestras hijas se encariñaran demasiado con Denise, no quiero que las dejes todo el tiempo con ella. —Ahí estaba él otra vez dándole órdenes de cómo criarlas—. Oh, y ya te dije que no me gusta que las vistas igual, ellas necesitan formar su independencia. —Astrid frunció el ceño, él casi no estaba en casa y cuando estaba le reclamaba muchas cosas—. Ahora tenlas, debo ir al museo —suspiró cansado—. Dejé el trabajo tirado. —Ella extendió sus manos tomando a sus hijas y éstas querían seguir con su papá.
—Papi, papi —casi lloraba una. Bill se le acercó y le besó la mejilla para dejarla con su mamá y luego hizo lo mismo con la otra para alejarse de ellas rumbo al cuarto, tomaría una ducha y saldría a trabajar.
***
Y así pasó casi un mes… Andrej regresaba a casa usando una muleta. Había tenido que cerrar su veterinaria por un tiempo. Tom le ayudaba a entrar, él no quería usar una silla de ruedas y estaba enyesado.
—¿Son para mí? —preguntó al ver el ramo inmenso de rosas rojas puesto en su cama.
—No, es para Casimir —bromeó Tom—, claro que es para ti, y tiene una carta. —Andrej se sentó en la cama tomando su ramo y quitó la tarjeta que tenía.
“Para mi amor Andrej, las rosas son bellas como tú, sin ti mi vida sería incompleta, no olvides que te amo…”
Al rubio se le aguaron los ojos y abrazó su ramo de flores.
Todo ese mes se la habían pasado discutiendo en el hospital, que por qué se había querido matar, que por qué el otro había ido a ver al ex, que por qué Tom no lo quería y por qué Andrej no le creía. Tantos por qués habían debilitado la relación. Así que Tom había decidido recuperar lo que era suyo, reconquistarlo, aunque por dentro sabía que aún sentía algo por Bill. Suspiraba nostálgico y a veces se lamentaba por haber salido del hotel así sin más, sin ni siquiera haberle pedido su número de teléfono.
—Tom —Andrej le tomó de la mano—, quiero que me jures que no volverás a verlo, júralo aquí mismo.
—No tengo como verlo, él tiene su familia allá, sabes que no lo buscaría.
—Júralo. —Andrej le miraba suplicante.
—Lo juro si tú me juras que no volverás a dañarte por algo así. —Andrej frunció el ceño, tanto se demoraba en jurar algo así, le hacía dudar.
—Si tú nunca lo verás, es lógico que nunca intentaría hacerme daño. —Tom cerró los ojos algo frustrado.
—Andrej, él es parte de mi vida en cierta forma, somos amigos y puede que lo vuelva a ver, ahora, no por eso vas a tirarte por la ventana, solo porque lo vi. —Andrej sabía que no podía confiar en él, algo le decía que no.
—Júralo Tom… —insistió. Tom suspiró pesadamente.
—Lo juro.
Tom no sabía por cuánto más podía jurarlo… No lo sabía.
***
Astrid estaba junto a Bill en la peluquería. Una de las cosas que ella amaba de Bill era lo fashionista y detallista que él era con su imagen, así lo había conocido en su adolescencia y así lo quería. Así que no podía evitar sentirse muy cómoda con él en aquel lujoso local, a ella le hacían la manicure y él buscaba en un catálogo tintes de cabello. Astrid le sonreía de lado, él estaba sentado a su costado y tenía una peluquera especial, le cortaba y cepillaba en cabello, solo a ella se lo permitía.
—¿Qué tal rubio? ¿Crees que me caería? —Ella sonrió emocionada, hace tanto él no le permitía opinar en sus estilos y decisiones de looks y ahora sí.
—Eres rubio Bill, aunque siempre me ha gustado tu cabello así de negro. —Bill se perdió en sus pensamientos recordando una osadía que había hecho a sus catorce en el jardín de su casa, recostado sobre una banca de madera se abrió los pantalones y le había mostrado a Tom su mayor secreto, él era rubio… Bill sonrió ante ello soltando una risita tonta y luego tapándose estúpidamente la cara con el catálogo de cabellos—. ¿Bill? —Astrid no entendería.
—Nada… olvídalo. —Tenía un ligero rubor delator, su mujer no quiso preguntarle—. Señorita —llamó a su peluquera—, quiero regresar a rubio natural por favor.
—Como no —Astrid le miró algo anonadada.
En eso, mientras estaban los dos en el salón de belleza, entró la refinada mamá de Astrid, la señora Ivonne, y fue directo donde su hija pasando de Bill a quien miró de mala gana, otra vez él en el salón de belleza, ella nunca vio aquello con buenos ojos. Astrid le puso mala cara, sabía que ella haría problemas.
—¿Qué hace tu marido? ¿Acaso va a pintarse el cabello?
—Mamá no empieces, es su vida, déjalo…
—¿Es su vida? ¿Así tomas cada cosa que él hace? —Bill pudo escuchar aquello, pero él odiaba enfrentarse a ella, Astrid le miró y él solo suspiró esquivando su mirada.
—Si viniste a inmiscuirte en mi vida personal, por favor no molestes, no delante de Bill. —Ella chasqueó los dientes, el amor definitivamente enceguecía…
Al final, la señora se fue algo incómoda y después de casi dos horas, cepillaban el rubio cabello de Bill, ya Astrid había terminado de ponerse hermosa, ahora ella le esperaba sentada en los finos muebles de aquel salón, a Bill le pintarían las cejas y pestañas. Ella suspiró… ¿se arreglaría así para ella? No estaba nada segura, nada.
Salieron los dos y ella se le pegaba hasta que él la abrazó por el hombro.
—Te queda genial, te ves hermoso. —Él le sonrió, parecía de buen humor.
—Gracias, creo que a ti no te vendría mal un día pintarte el cabello de rojo, ¿qué dices? Ya aburres con ese castaño de siempre, y hondas… eso sería lindo en ti, tu cabello lacio como que ya no tiene mucha gracia. —Ella escuchó eso muy atenta, como quien escucha a un gurú de la moda, algo así era su marido… Aunque eso sea tan de gays.
Recogieron a sus gemelas, las habían dejado con Denise en una guardería cercana al salón de belleza, y ahora cada uno tomaba a sus hijas y le dieron tiempo libre a la cansada nana. Astrid cargaba a una de sus hijas que quería ser cargada por el papá con el nuevo cabello rubio, era como una competencia entre las pequeñas otra vez, Astrid comenzó a fastidiarse un poco.
—¡Voy a darte una surra si no te tranquilizas Tifany, tu papá está cargando a tu hermana! —Bill vio muy mal aquello.
—¿Cómo le amenazas así? ¿Qué pasa contigo? —Astrid le miró con los ojos aguados y no supo qué decir.
—A ver, carga a tus dos hijas. —Le desafió.
—Yo puedo, trae acá. —Se la pasó y él se adelantó, debían hacer algunas compras. Sus hijas besaban sus mejillas y despeinaban su reciente peinado.
Astrid caminó detrás de ellos algo fastidiada, ya estaba empezando a soportar demasiado. Entraron al supermercado y a ella se le formó una sonrisa maliciosa de saber cómo Bill haría para poder comprar tranquilo las cosas de la semana con las niñas encima suyo. Ella prefirió dejarlo un momento solo, se paseó por la zona de mujeres buscando maquillaje y esas cosas.
Bill caminaba con una canasta de compras comenzando a poner algunos productos no tan necesarios en ella, mientras cargaba una niña y la otra caminaba a su lado tomando su mano con la canasta, comenzando a quejarse queriendo ser cargada.
—No soy pulpo Laurín, prometo cargarte de regreso al auto.
—Papí, arriba, papi… —Extendía sus pequeñas manos hacia él comenzando a querer llorar. Bill buscaba con la mirada a su mujer, cuando la necesitaba ella no estaba, ¿qué le pasaba? Comenzaba a ofuscarse, más aún cuando la pequeña que cargaba jaló un frasco de mermelada tirándolo al piso, era uno de fresa y se había hecho añicos.
—¡Oh, maldición! —exclamó arrodillándose para limpiarlo, las niñas lo miraban algo preocupadas, sus papá no podría limpiar algo así, ella nunca lo habían visto en semejante situación, se quedaron a su lado en silencio solo mirando. Bill sacó un pañuelo y comenzó a limpiar muerto de vergüenza—. Grr… dónde estás mujer… —unos zapatos sofisticados se posaron frente a su vista.
—Que lindas niñas… —Y una voz que él pudo conocer sonó en el ambiente. Alzó la vista, se puso de pie y se desesperó por poner a sus pequeñas detrás de él. Precioso… —era Jared—. Mira ese cabello, wow…
—¡Shh! Aléjate de mí, no te conozco. —Le miró rudamente. Sus niñas le tomaban de sus largas piernas, no entendiendo qué pasaba.
—¿Qué pasa? Oh… ¿son tus hijas?, no sabía que tenías gemelas… ¿eres casado? —Le miraba consternado y él simplemente tomó a las pequeñas y las jaló lo más rápido que pudo sacándolas de ese pasillo. Estaba que moría de la vergüenza. Él no quería que su vida privada se encontrara con su vida familiar, estaba enfadado porque Jared había visto a sus pequeñas gemelas con aquellos mismos ojos con los cuales veía su desnudez cada que lo citaba.
Astrid fue a su encuentro y Bill de rabia le encaró. —¡Dónde mierda has estado! —Ella abrió la boca sorprendida y él simplemente empujó a sus dos pequeñas con ella para salir de aquel lugar lo más rápido que daban sus piernas.
Ella tuvo que pagar aquel frasco roto. Salió con las niñas que lloraban algo asustadas por no entender lo que había pasado y encontró a su marido dentro del auto con los brazos cruzados, lentes negros, y masticando goma de mascar. Ella entró atrás sin decirle nada, tenía un nudo horrible en la garganta, sus hijas se callaron en cuanto la vieron llorar en silencio mientras su papá manejaba, ellas no sabían qué hacer para que ella se calmara, así que solo la miraban en silencio acariciando su mano.
Ya en casa, ella no quería ni verlo, escapaba de él y en la cama Bill no tenía idea de cómo disculparse por la escena, sabía que Astrid estaba mal, lo podía ver, como le daba la espalda y no le había dicho ni una sola palabra desde que entraron.
—No sé qué pasa contigo… —dijo él, sentado en la cama, ella le daba la espalda y la escuchó llorar—. No llores Astrid, no… yo… lo siento, no quise gritarte allá.
—¡Qué pasa contigo! —le gritó con la voz llorosa—. ¿Sabes que así no se trata a una mujer? —Eso le disgustó, Bill detestaba llegar a ese punto. Así que la encaró y se posó sobre ella bruscamente.
—Mujer, así me conociste… No soy un príncipe azul, solo soy celeste y así me quisiste, no veo ahora cual es el punto. —Ella lloraba con Bill algo rudo.
—¡No! Antes eras atento, cordial, antes me querías... —Bill no sabía qué responderle. Ella tenía razón, antes la quería, hacía cosas por ella. Le soltó las muñecas y volvió a sentarse a su lado, suspiró—. Ahora solo quieres hombres… puedo intuirlo —habló en un susurro tratando de calmar su llanto.
—Lo siento —se cruzó de brazos—, no sé qué decirte…
—No sé cómo pudiste estar conmigo si te gustan los hombres… —Bill la miró y se recostó frente a ella comenzando a secarle las lágrimas, ella se veía fea así, él no quería una mujer fea a su lado, le gustaba la belleza de Astrid.
—Pues, en su momento creí que era bisexual y tú parecías tan cómoda conmigo a pesar de que me pintaba los ojos con tu maquillaje, o usaba la misma marca de bolso que tú… —Ella se le pegó más apoyando su cabeza en su pecho, Bill se dejó comenzando a acariciarle la cabeza.
—Me sentía cómoda porque creía que solo a mí querías, lo demás no importaba. —Bill suspiró cansado, acomodándose para dormir, Astrid suspiró y luego alzó la vista para verle—. ¿Bill?
—Duerme, mujer, duerme… —le dijo pesadamente, ella se recostó a su lado intentando hacerle caso.
***
Tom besaba a Andrej cuando éste había reinaugurado su clínica veterinaria. Los pocos presentes ahí aplaudían y silbaban emocionados. Al fin Andrej había regresado a su anterior trabajo, dejando las muletas definitivamente, ahora podía caminar mejor.
—Quiero brindar por Tom —dijo él con una sonrisa—, gracias a él ahora estoy bien, tener un médico de novio es lo más genial que me ha pasado. —Alzó su copa y brindó.
Aquella mañana la pasaron en la clínica, era el día libre de Tom, y él quería pasarlo junto a Andrej.
Subieron al departamento entre risitas nerviosas, Tom le había invitado a salir a comer a fuera, y él quería arreglarse lo más que podía para agradarle en su totalidad.
—Te espero —dijo Tom palmeando su trasero y Andrej fue al cuarto a buscar qué ponerse.
El trenzado suspiró, al fin sentía algo de paz, Andrej parecía haber superado el incidente de hace más de un mes y todo parecía estar tranquilo y cómodo.
Pero el teléfono sonó y Tom fue a responder.
—¿Alo? —dijo él y al otro lado de la línea hubo un silencio— ¿Sí, quién habla? —Se escuchó un pequeño suspiro y algo recorrió el cuerpo de Tom, supo reconocer aquel pequeño sonido—. ¿Ha pasado algo? —preguntó susurrando.
Andrej salió de la habitación encontrando a Tom en el teléfono, como hablaba en susurros y tenía todo el cuerpo en estado de alerta, como si algo malo pasara, se quedó en el lumbral de la sala mirándolo medio oculto, Andrej sospechaba.
—Te extrañaba… —fue lo que Bill le dijo, rompiendo el silencio—. Por eso llamé, sé que hago mal, pero… no pude evitarlo. —Aquella pequeña voz sonaba exactamente como hace ya nueve años, cuando tenían catorce. Tom se mordió el labio, era la más pura tentación, su corazón bombeaba a mil.
—¿Estás bien? —Otro silencio más y él comenzaba a angustiarse—. Si algo malo está pasando, dímelo…
—Solo… quiero verte —Tom cerró los ojos por un momento. Él también quería, pero estaba en él la consigna de no poder.
—No puedo…
—Tendré pequeñas vacaciones… el próximo mes y… no sé —suspiró—; Tomi, por favor…
—Dame tu teléfono… —Bill se lo dictó pausado a la vez emocionado—. Debo colgar, lo siento, que estés bien, un beso… —No esperó que Bill le respondiera algo, simplemente tuvo que colgar pues había podido sentir la miraba penetrante de Andrej en su nuca, se giró y ahí lo vio cerca del pasillo, con la mirada insegura e intentando sonreír sin éxito— Ya estás listo… ¿Vamos? —Le extendió una mano y el otro caminó algo temeroso hacia él.
Andrej vio aquel cuadro colgado en la sala del departamento de Tom, en blanco y negro, la pintura de las fresas… Se le hizo extraño, por primera vez lo vio con otros ojos.
Y cuando regresó de su cita, después de haberse acostado con Tom, mientras éste dormía, él se levantó de su lado, en la penumbra de la noche, tomó el cuadro y alumbró con su celular la parte de atrás de éste, había una dirección de un museo de arte francés, frunció el ceño y los labios le temblaron…
***
El trabajo de Bill era agradable en el cargo, era como la imagen del museo, el promotor, el que se encarga de dar la cara y buscar patrocinadores. Sabía como llegar a los clientes y su ojo nunca le fallaba en cuanto a buscar personas conocedoras de arte y que podían invertir en el museo. En ese afán había conocido a muchos de sus amantes, él no solía acostarse con cualquiera, siempre buscaba que estén a su altura.
—Disculpe… —Se le acercó un apuesto joven, tenía acento alemán, no pasó desapercibido por Bill quien volteó y le miró para luego sonreírle.
—Sí, dígame.
—Me llamo Ian, y soy diseñador. —Extendió su mano y Bill se la tomó—. Me gustaría hablar con usted de negocios. —Bill vio un reloj de oro puro en aquella mano que saludaba y luego el diamante que tenía en una oreja.
—Por supuesto, sígame. —Aquel joven Ian parecía mucho mayor que Bill, quizá unos veintiocho años, aunque lucía bastante bien, tenía ojos celestes y buen porte.
—Esto es tan hermoso —habló él en alemán, mirando todo a su alrededor, Bill le dio la cara.
—Soy de Alemania también —dijo en su idioma natal y Ian le sonrió gustoso, Bill se mordió el labio algo inquieto, ese hombre tenía que ser suyo—. Nos llevaremos muy bien. —Ian le sonrió de manera que le dio a entender lo mismo y algo más…
Hablaron de negocios en la oficina de Bill y Ian le regaló un pequeño collar cortesía de su tienda en Alemania, él era diseñador de joyas. Le dio una tarjeta con su número y acordó salir con Bill un fin de semana por la noche. Las indirectas estaban dadas… Bill se sintió bastante cómodo y había aceptado.
Ian salió del museo con una sonrisa en sus labios, Bill había sido lo más hermoso que había visto en mucho, así que llamó a su amigo en Liepzig.
—Aló, Andrej…
—¿Lo encontraste? —Ian sonreía.
—Claro… y no será un sacrificio, el hombre es precioso, es… wow, le saqué una cita, parece muy dispuesto… —Andrej sonrió.
—Genial, me cuentas todo, quiero saberlo todo…
Andrej debía planear muy bien su plan, de alguna manera tenía que hacer que Tom se quitara de la cabeza a ese otro…
Ese andrej planea algo, ¿lo conseguirá? Veremos, muajaja,, espero les haya gustado, muah muah
Nooo :( puede que Bill ya no sea el mismo de antes, que ahora sea un perro total, un zorro... pero sigue siendo Bill.. :( en el fondo sé que es el mismo chico, pero todos sus problemas lo han llevado a eso... creo que quizá al estar con otros hombres es la única forma de sentir que llena la ausencia de Tom, y por eso lo hace.. porque así se siente parcialmente bien, deseado y quizá hasta querido... aunque sabemos que la solución es Tom.
ResponderEliminarNo sé qué planea Andrej pero ahora mismo le estoy deseando la muerte por meterse con Bill vv... :'( tal vez Bill sea causa de su sufrimiento, pero en parte siento que él no ha sido el total culpable, ademas, Bill también es una victima de las consecuencias, el destino, el universo, o sea lo que sea que lo llevaron a estar separado de la persona que ama durante todo este tiempo...
Tom haz algo!!! :'(
no sé que imaginarme, no sé que planea Andrej... :S matarlo acaso? seria la única forma de librarse de Bill para siempre...
...como habrás notado, quede extremadamente intrigada... :$
Cuidate, besos!
Criis.
hallo <3 se verá lo que planea Andrej y algo más de Bill u_u sé que es el malo en esta parte, pero lo entiendo un poco D:
Eliminarveremos si opta por alguna solución, cada vez se degrada más u_u
besos <3
P... Andrej que ni se le ocurra hacerle daño a Bill, porque entonces si ojala que si se hubiera muerto. si Bill tiene una re "Puta" ción no muy acreditable, pero ese rubio no es nadie para dañarlo.
ResponderEliminarhallo <3 jaja sí, su reputación está cada ve zpeor u_u veremos si Andrej ejecuta su plan o no
Eliminarbesos<3
Bill me da mucho asco, vale que esté confundido, pero odio ese aire de prepotente y que se crea por encima de su mujer como para ni sentir remordimientos cuando la engaña, realmente cambió mucho, o quizás siempre fue así y solo ahora se descubrió... en fin, por lo menos Tom si se muestra un poco decente..:C
ResponderEliminarhallo <3 sí, Bill parece ser otro y estar desenfrenado, pasando por alto su familia, pero no creas que Astrid se quedará así u_u ya verás lo que pasará...
Eliminarrecuerda que Bill tiene a un padre que fue así D: a veces esas cosas suelen ocurrir u_ú
besos <3
:c que sera lo que esta planeando Andrej?? D:
ResponderEliminarQue miedo, ese chico es capaz de hacer todo con tal de quedarse con Tom verdad? >.<
estoy muy intrigada!! Ya me quiero leer el otro cap!!!
Cuidate! xoxo ^-^
hallo :3
Eliminarveremos lo que planea ese rubio XD y claro, ama a Tom, hará lo que sea!!!
besos <3 pronto subiré
Holaaaa!!! Vamos por partes: Billito se entera por la tv el motivo de la rápida "huida " de Thomas de su kuarto: su rubio novio "intento" matarse( y yo ke me angustie por él) .
ResponderEliminarEs un padre ejemplar y amoroso kon sus bebas pero " maltrata " a su mujer ( kien en vdd no tiene kulpa alguna de sus preferencias sexuales ) Él busca a Thomas, kien kiere mucho a Andrej pero por supuesto no puede olvidarlo.
Es excelente en su trabajo en el museo y ahi liga a sus ocasionales parejas sexuales... intuyo eso el rubio y kon ayuda del apuesto Ian intentara sacar del medio a Billito??? Acaso Thomas no le prometió ke no veria más a Billito??? Pero Andrej no le kree, esos MALDITOS CELOS!!! NO LASTIMES A BILLITO O LO PASARAS MAL RUBIO!!! -_- :@ Espectacular kpi!!! kuidate DamitaRosa ♥
Hallo <3 bueno sí, es así como dices... el rubio tiene un plan, de tanto pensar en hacer daño a Bill tuvo uno y su amigo no dudó en aceptar :3
Eliminarasí soon los celos a veces
besos <3
No culpo a Bill por ser como es... ¿Acaso no hemos visto a lo largo del fic como fue que termino hasta este punto?
ResponderEliminarAndrej astuto, me gusto su personaje desde el inicio y parece que tomara fuerza, adoro las personas que se juegan el todo por el todo por lo que aman
Tom... sinceramente no me gustaría estar en tu piel
Gracias nena rosa :)
hallo <3 me alegra tanto que lo entiendas o_o es así como dices...
EliminarY andrej D: él merece quererse un poco más y no andar arrastrándose por Tom quien no lo quiere...
besos <3<3