jueves, 28 de febrero de 2013

Vacaciones - 10

Hola a todos *-*~ les traigo otro capítulo de este fic, lamento demorar en actualizar, es el propio estrés. Besos.
Por Bill:

Recordaba cada una de mis vergonzosas acciones y todo eso me había llenado de miedo e incertidumbre. Pero cuando Tom me regaló las flores y dijo esas palabras que jamás pensé escuchar de él, todo esa vergüenza y temor se fue disipando. Quería estar con él, me infundía confianza, además de que ahora sabía que estas vacaciones no eran estúpidas para él y que esa razón era yo.

Cuando le pregunté si quería irse, pensé que diría que sí, pues de eso hablábamos mucho, para él este lugar era maldito y aburrido, pero cuando supe que no le parecía así, fue para mí como una luz de esperanza. Tal vez una esperanza mala, pero era una esperanza.

Estábamos los dos en la habitación a punto de dormir. No habíamos hecho mucho esa tarde, sólo caminar por la pradera e intentar conversar como antes lo hacíamos, pero algo había en nosotros, alguna incomodidad, o más bien sensación de que algo pasaba entre nosotros. Generalmente había mucha confianza, como dos hermanos, pero ahora cada roce de nuestros cuerpos hacía que el otro se sobresaltara, o que esté muy pendiente de su mirada, cosas así.

Pero ya en la habitación ambos regresamos a nuestras cosas. Yo con mi laptop y él con su ipod, escuchando música. Las horas pasaban y él bostezaba de cansancio, así que dándome la espalda se durmió, o eso creí. Pues yo quería… quería un besito de buenas noches y casi no habíamos cruzado palabras. Así que dejando la lap a un lado me levanté de mi cama y fui sigilosamente a la suya. Me apoyé ligeramente sobre su cama y acerqué mi rostro, no lo besaría, pero pude observarlo de cerca con la luz tenue de la lámpara. Y abrió los ojos, me sobresalté y retrocedí, pero él fue rápido, tomando de mi mano me jaló hacía él, rozando sus labios con los míos, caí a su lado en la cama y no pude evitar temblar de… no sé, de nervios, de ansiedad y de excitación.

—Perdón… —susurré.

—No —susurró—. ¿Quieres dormir conmigo? —Abrí mis ojos, asustado, tragué saliva y moviéndome en la cama me alejé un poco. Él se percató de eso y trató de compensarlo, tenía una mirada de arrepentimiento—. Perdón, Bill, no pienses mal.

—Bueno… —Cerrando mis ojos, suspiré nervioso—. Quería… un beso, de buenas noches. —Me sonrojé y traté de ocultarme debajo de las sábanas, sólo sentí que él se movió y casi posándose sobre mí, alzó el brazo rodeándome, pensé tantas cosas, mi corazón latía incontrolado, pero él sólo hizo eso para que su brazo alcanzara el interruptor de la lámpara y con un último esfuerzo la apagó, entonces yo me sentí flotar en una burbuja íntima.

—Pues… —susurró en mi oído—. Puedes besarme ahora… —Sentí su mano buscar la mía y al tocar la suya estaba fría, como la mía, aunque yo temblaba un poco. Entrelazamos nuestras manos y él se pegó más a mí, casi estaba al borde de su cama, muchas sensaciones recorrían mi cuerpo, era como de excitación pero temor al mismo tiempo.

—Yo… tengo miedo.

—¿Miedo a qué?

—Al mañana… —Su cálido aliento rozaba mis labios, pasándome la lengua por ellos me acerqué ligeramente—. Prométeme que mañana no me recriminarás esto.

—Jamás… —Acortando la distancia me besó en los labios y sólo pude sentir como mi sangre recorría todo mi cuerpo, y como empezaba a sentir tanto calor, a respirar contra sus labios, y a moverme de tal manera que terminé sobre él. Sus manos se posaron alrededor de mi cintura, y apoyándome con mis rodillas, una a cada lado de su cintura, llevé mis manos a su rostro para besarlo como nunca antes creí besar a alguien, no pude controlar mis movimientos y jadeos… era el beso más caliente de mi vida, y esperaba que para él fuese lo mismo y por si las dudas, me esforcé tanto que nuestras lenguas se juntaron y él apretó su agarre haciendo que todo mi cuerpo esté sobre él sintiendo lo excitado que estaba y no sólo él. Me froté contra su sexo tantas veces que su respiración se hizo agitada y desesperada más que la mía—. Bill… —Sentí su cuerpo estremecerse y no fue difícil adivinar que se había corrido en su pijama. Continué moviéndome de tal manera que sentí una electricidad recorrerme todo el cuerpo deliciosamente, gemí sobre sus labios y también me corrí para luego ocultar mi cabeza en su cuello sudado y tratar de acompasar mi respiración.

—Lo prometiste… nada de esto mañana… no… me lo recuerdes… —Asintió aún agitado y confié en él.

Sabía que si él lo mencionara a la luz del día sólo me provocaría vergüenza, la idea de que me gustara Tom y por lo visto le gustara yo, me asustaba mucho… por eso, bajándome de sobre él. Salí de su cama sin antes darle un beso pequeño y poner mi frente sobre la de él sólo para darle las buenas noches.

Mañana sería otro día, y aunque estaba temeroso, mi corazón latía sin control, expectante de otro beso, expectante de alguna otra caricia de parte suya… mi Tom.



Por Tom:

Las cosas con Bill mejoraban.

Había llegado la tarde, y aunque Bill estaba algo serio y de todas maneras me evitaba un poco, lo comprendía, no todo iba a ser como lo esperaba. Aún así lo invité a pasear conmigo a la pradera, como en la tarde de ayer, me gustó haber hecho eso con él. Aceptó tímidamente y salimos. Todo el camino no nos hablamos, pero si nos mirábamos y de vez en cuando nos sonreíamos. Llegamos al campo de flores en donde habíamos pasado antes, y luego Bill se detuvo.

—Tomi, a que no me ganas en correr aquí. —Competencias, las amaba.

—Qué quieres apostar. —Puso cara de pensativo, claro estaba pensando.

—¡Ya sé! Te apuesto a maquillaje, si te gano te maquillo a mi antojo. —Qué horrible apuesta.

—Que mal, eso sería horrible, Bill. —Hice un puchero, pero se me ocurrió algo a mí también—. Pero si yo gano tendrás que hacer algo también… o mejor dicho dejarte hacer. —Me miró expectante—. Te pintaré sin nada, ¿de acuerdo?

—¡Tom! Eso es algo depravado.

—¿A sí? Tú dijiste que tenías que acostarte conmigo para pintarte. —Se sonrojó pues le hacía recordar sus propias palabras—. Pero ahora cambio las cosas, si gano esta carrera te pinto desnudo, y en la pose que quiera. —Abrió la boca de indignación.

—¡NO! Entonces si es así, si tú pierdes no sólo tendrás que maquillarte sino también ponerte mi ropa y salir así conmigo a pasear, al pueblo si es posible y en Hamburgo también. —Ni me lo podía imaginar pero tenía el presentimiento de que ganaría y moría por pintar a Bill totalmente desnudo, así que acepté.

—Trato hecho, así será, pero cuál será la meta.

—Buena pregunta, ¿ves esos árboles cerca de esa montaña, allá? —Era una distancia algo larga, pero las apuestas también eran grandes... Así que me parecía justo.

—De acuerdo.

Ambos nos pusimos en posición de correr y haciendo la cuenta regresiva partimos.

Corrí lo más rápido posible, pero mis pantalones hacían que tenga que cogerlos para no tropezarme con ellos, eso me hacía lento un poco y con una risita burlona Bill se adelantó.


Por Bill:

Las cosas con Tom estaban empezando a superarse. Ahora estaba corriendo y sólo deseaba ganar, quería ver como le quedaba el maquillaje a Tom y si perdería moriría si me pintara desnudo. Sabía que tenía una ventaja, era más rápido que él y además él tenía esos pantalones que de seguro le pesaban. Me adelanté mucho, la victoria sería mía. Pero no veía la meta. No me acercaba a ella, era muy largo el camino, no podía alcanzar aquellos árboles cerca del cerro ese. Empecé a cansarme… era rápido sí, pero me cansaba más rápido que Tom, así que mientras lenteaba el paso, Tom me alcanzó.

—Billy, ve preparándote para que te pinte —Se burló, así que aceleré.

—No te mencioné la manicura, está incluido. —Vi cómo se molestó y aceleró.

Ambos miramos al frente y nada, la meta seguía lejana, había hecho un mal cálculo y realmente estaba quedándome sin aire. No pude evitar parar, agitado, estaba perdiendo, pero también estaba quedándome sin aire. Tom también se detuvo mirándome a lo lejos, empezó a retroceder rumbo hacia mí, que me encontraba con una mano en el pecho tratando de respirar hondo.

—Bill, ¿estás bien?

—No… es… muy largo… no llegaremos.

—¿Te rindes? ¿Tan rápido? —Fruncí el ceño.

—No… —E inesperadamente salí corriendo otra vez, él me siguió y alcanzó, lo miré de reojo y me concentré en llegar a la meta, no podía creer que seguía lejos, por más que corría no llegaba a ella.

—¡Te ganaré! —Me pasó, ahora sí estaba perdido.

Llegamos a adentrarnos a un supuesto bosque ¿Sería la meta? Ya ni la recordaba, todo se hacía confuso.

—¡Hey! ¡Bill, te gané!

—¡No! ¡Esa no es la meta, eran una fila de árboles!

—¡Esta es una fila, pues!

—¡No! Es más allá.

Ambos nos detuvimos en el bosque, todo era tan confuso, muchos árboles todos iguales ¿Dónde estaba la montaña? Ambos dimos la vuelta sobre nosotros mismos tratando de encontrar un sendero; no había nada, árboles y árboles, era un bosque que no sabíamos por dónde comenzaba.

—Bill, ¿por dónde vinimos? —Lo miré algo asustado, pero sabía que si entraba en pánico nada podría salir de eso, debía calmarme.

—Espera… —Miré a todas partes, empezando a agitarme—. ¡No lo sé! ¡Tom!

—Tranquilo… —Él también miró y divisó—. Estamos perdidos…

—¡No!

Y la frustración se apoderó de nosotros, empezamos a discutir echándonos la culpa de todo, estaba molesto y él también.

—¡La carrera fue tu idea!

—¡Tú aceptaste correr, y mira! —Me acerqué a él y lo tomé del cuello, no me importó que él sea más fuerte que yo, me estaba ofuscando. Ambos caímos al suelo, golpes iban y golpes venían, algunas cachetadas y patadas, peleábamos frustrados. Me tomó del cuello y empezó a sofocarme.

—¡Ahh! ¡Tom, suéltame! —Lo miré furioso y él me soltó. Con un impulso grande lo empujé y me puse sobre él—. ¡Deja de echarme la culpa! —Su agarre se suavizó y me quedé yo sólo peleando, sobre él ahorcándolo, parecía que lo disfrutaba en vez de otra cosa. Su mirada se intensificó y sus manos se posaron delicadamente sobre mi cintura.

—Te solté… —dijo con una voz suave, aún le ahorcaba, así que lo solté y me quedé mirándolo—. Muévete Bill, así como lo hacías.

—¿Qué? —Lo miré sorprendido.

—Así, como anoche… —Me ruboricé. Él prometió no decir nada de lo de ayer.

—Lo prometiste.

—Perdón. —Sus manos se adentraron por debajo de mi polera, cerré mis ojos y suspiré con su suave tacto.

—No… ahora no —dije en un susurro—. Estamos perdidos.

—¿Y? —Mis ojos se abrieron y me bajé de sobre él, poniéndome a su lado dándole la espalda.

—No empieces con eso, Tom. —Me sentía morir… recordar lo de anoche me causaba vergüenza, no sé por qué, tal vez la respuesta estaba en que éramos hermanos, todo esto que creía sentir debía ser reprimido, lo de anoche había sido un error, uno vergonzoso—. Dijimos que no tocaríamos ese tema, lo prometiste.

—Lo sé, pero… —Pasó la punta de sus dedos por mi nuca, tocándome delicadamente, sólo cerré los ojos suspirando, sintiendo como mi corazón se aceleraba “el tacto de mi hermano” —. Sólo por esta vez, mi Bill…

—¡No! —Volteé a verlo, serio y molesto—. No me llames así, me confundes, mira donde estamos, debemos regresar. —También se puso serio y se arrodilló, antes de que quiera tener algún contacto conmigo me levanté de ahí y empecé a caminar, debía encontrar el camino de regreso.

—A dónde crees que vas, sólo te estás adentrando más en el bosque, es por aquí. —Mi hermano era un desubicado, yo lo conocía, cuando íbamos al colegio a veces caminaba como un idiota por la calle equivocada pensando que era así pero yo siempre tenía la razón.

—¡Ja! Creerte a ti Tom, sabes que no puedes ni recordar el camino a la escuela, vas a conducirme bien por este bosque. —Se molestó y me dio la espalda.

—No confías en mí, ¿cierto?

—No. —Hubo un silencio grande.

—Pues te sigo entonces, dime, guíame.

Caminé por una especie de sendero, no veía más que árboles por todos lados, él me seguía, y pude encontrar el bendito cerro, así que tuve una idea, por tantos árboles no podíamos ver el sendero de regreso, pero si subía a ese cerro de ahí arriba podríamos saber dónde quedaba la casa.

Sin decirle nada a Tom empecé a subir, había muchas plantas haciendo el camino resbaladizo.

—Tom, si subimos de arriba podremos tener mejor vista.

—Tengo una buena vista desde aquí, oh sí…

—¿Qué? —Volteé para verlo y tenía la vista clavada en mi trasero, al sentirse descubierto me miró y sonrió. Me indigné.

—¡Que enfermo eres! —Él sólo reía y yo sentía mis mejillas calentarse.

—Pero si tu trasero es tu mejor lado. —Abrí la boca de indignación.

—Sólo eso Tom, mi trasero es lo mejor que tengo. —Se alzó de hombros—. Es tu mejor piropo ¿eh? Pues déjame decirte que tengo mejores cosas que mi trasero que por cierto no tocarás ¿Te queda claro? —Me miraba como un niño al cual le reñían cuando hacía algo malo.

—Eso veremos —dijo con una mirada pícara.

Las tensiones entre nosotros empezaban a disiparse cada vez más. Eso de todas maneras me ponía de bueno humor.

—Ve adelante —dije.

—Pero sabes que no soy bueno guiando, me pierdo Bill, estoy bien si voy detrás. —Eso último lo dijo en un tono insinuante, mi hermano me haría perder la paciencia.

—¡Que vayas adelante! —grité molesto, si no le conociera. Él empezó a reír mientras se adelantaba para ir adelante, subiendo el sendero de la pequeña montaña, ambos teníamos sed, debíamos regresar a casa.

Caminamos una media hora rumbo hacia arriba pero sólo veíamos árboles y más árboles, este no era el sendero definitivamente, algo habíamos hecho mal, no veíamos el camino por ningún lado. Ambos rendidos empezamos a pelear y discutir otra vez.

—¡Suéltame! —grité mientras él intentaba jalarme por un sendero algo pedregoso.

—Por aquí es… lo juro Bill, tú eres el que está mal, no sé que pasa, es este lugar, es algo mágico, si antes era el que no se orientaba bien pues ahora me oriento, tú eres el desorientado.

—¡Que no! ¡Cómo vas a decirme eso! Por ahí no vinimos, es por allá. —Señalé parte del bosque para bajar y caminar.

—Créeme que no.

—Que sí… ¡AHH! —Pisando mal una piedra sentir mi cuerpo caer hacia atrás… hacia la nada—. ¡AHHHHHHHHHHH! —Vi a Tom alejarse de mí como en cámara lenta gritando mi nombre, pero yo caía y caía hasta que mi cuerpo chocó contra las piedras y empecé a rodar por aquel cerro, gritaba de dolor hasta sentir mi cuerpo detenerse y punzadas de dolor me recorrían de pies a cabeza—. ¡AHH! —grité agonizantemente mientras veía a Tom correr descendiendo rápidamente para darme el encuentro.

Mi cuerpo dolía tanto pero al ver su mirada mientras bajaba por mí, sentí mi corazón latir ¿Miedo? ¿Amor? No lo sé, tal vez ambas cosas…


Bill se cae D: y están perdidos... veremos qué más pasa :3 besos a todos.

1 comentario:

  1. la carrera de la pradera no resulto muy bien, ademas de perdidos Bill termino accidentado.

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