Niñerías XLIV

Hola a todos, como prometí, les traigo un nuevo capítulo de este fic que está llegando a su fin. Espero les guste, me costó hacerlo. Un beso y tengan un buen inicio de semana :3

Tom aún luchaba con todo lo que sentía, no quería admitirlo, ni declararlo, solo quería seguir con su vida sin estresarse más de lo que ya se sentía.

Vicky se volteó en su oficina y Tom chequeó su trasero, de seguro hacia gimnasio porque para ser una mujer mayor tenía un buen cuerpo. Sonrió de lado imaginándose conquistarla por un tiempo solo para conocer más su trabajo y así poder ascender a un puesto mayor, pero la imagen de Bill le era como una barrera.

—¿Y bien? —dijo ella dándole la cara—. Te escucho.

—Estoy en desacuerdo con el tipo de venta que me mandan a hacer, pienso que no debería ser así, los precios son altos y solo la gente de dinero puede tener los medicamentos, ¿y los demás qué, que se mueran? Me parece que su empresa es fría. —Vicky rió fuerte y se sentó en su sillón de escritorio.

—Tom, a veces eres como un niño. —Tom se molestó por ese comentario, pero trató de demostrar cordura—. ¿Acaso no sabes de negocios? Esto es un negocio, no es una obra de caridad o una ONG, es distinto.

—Lo sé, solo que quien maneja todo esto solo piensa en llenar sus bolsillos de dinero.

—Bueno, no solo eso, se piensa en abrir otras empresas más, extender los productos al extranjero, ser reconocidos a nivel internacional, se piensan en tantas cosas, Tom, no solo en el dinero. —Tom prefirió callar, no se sentía entendido y ya Vicky comenzaba a fastidiarle. Ella era una meta alta para él, así que apretó los puños y se puso en pie para mirarla desde arriba.

—Nadie es capaz de mirar más allá de sus narices, ¿por qué? Porque siempre estás aquí, encerrada en tu oficina de lujo y no miras más allá. Yo sí. —Dio un golpe en el escritorio y salió de ahí, necesitaba aire.

Vicky se quedó un poco incómoda, nunca nadie la había tratado así, entonces se dio cuenta que Tom no era un simple joven y eso le llamó la atención.

Tom manejó con el auto de la empresa y lo desvió por la carretera, no iría a un lujoso hospital, estaba harto. Manejó hacia la casa de Bill. Sabía que él no estaría, pero Simone sí, así que ella cuando le abrió la puerta, se emocionó y lo saludó como quien saluda a un hijo, de todas formas quería hablar con él porque sabía que su hijo estaba diferente por la influencia del rubio.

—Pasa, Tom, pasa, ¿deseas otro desayuno? Hice un pastel.

—No se preocupe, hoy vine a traerle algo. —Puso la maleta en el sofá de la sala y lo abrió, eran cajas de medicamentos de diversos tipos. Simone se emocionó y se sentó en el sofá a ver cada uno—. Recuerdo al señor Hans, traje algunos medicamentos para él, pero sería mejor si un médico los certifica, tiene que haber supervisión.

—Por supuesto… Estoy emocionada, muchas gracias, no sé ni cómo pagarte esto, quizá una colecta.

—No, es gratis, como dije, trabajo en esto y le prometí medicinas.

—Estas están caras, espero no te estés metiendo en problemas.

Tom disimuló otra sonrisa, luego vería cómo saldar los gatos, pensaría en alguna estrategia, pero quería sentir que no perdía el rumbo de su vida y haciendo eso logró sentirse cómodo.

—Tom, ¿puedo preguntarte una cosa? —dijo Simone luego de guardar los medicamentos y regresar a la sala, le había dado un refresco a Tom.

—Dígame señora.

—Es sobre Bill… —Vio cómo Tom se ponía serio y hasta nervioso—. Sé que tu ausencia le ha afectado, quizá porque eres su primera pareja seria por así decirlo y tú eres mayor, tú sabes más de estas cosas que él, entonces, ¿puedo confiar en ti? ¿Puedo creer que no lo dañarás? —Tom no sabía qué decir, no quería hablar de ese tema porque ni él mismo podía entenderse.

—Usted puede confiar en mí —dijo serio y Simone se puso un poco nerviosa porque era visible que lo había incomodado.

—También puedes confiar en mí por si deseas decirme algo. —Tom asintió.

—Yo quiero a su hijo —habló serio, casi automático y Simone asintió—. Debo regresar al trabajo, disculpe que haya venido sin avisar.

—Oh, no te preocupes, hijo, vuelve cuando quieras.

Tan amable… tan como Bill, eso molestaba un poco a Tom porque no podía desprenderse de ellos tan fácilmente.

Manejó de regreso al trabajo a recoger otra maleta de productos para venderlas esta vez a un precio mucho más alto para compensar el gasto hecho con la donación.

Tom no sabía que se estaba metiendo en problemas, él solo pensaba arreglar las cosas con Vicky directamente y hasta planeaba sus estrategias con una sonrisa en sus labios. 

~*~

—Bill, ¿sabes que hoy mi abuela hará una cena? —dijo el pequeño Liam mientras hacía su tarea.

—Lo sé, es por Tom, ¿no es así?

—Ajá, estaremos toda la familia y será aburrido.

—¿Toda tu familia? —Bill se preocupó un poco, él pensaba que Tom lo había invitado porque sería una cena con su abuela nada más.

—Sí, sería tan divertido que tú vayas, pero no eres de mi familia, aunque si te casas con Tom lo serías, pero dices que por ser hombres no pueden, entonces no sé, no podrás ir —dijo apenado y muy rápido. Bill se mordió el labio, quizá no era buena idea ir.

Esa tarde terminó de trabajar temprano y fue hacia su casa, entonces recibió un mensaje de texto de Tom, «¿Crees poder manejar tu auto? No quiero llevarte en mi moto. Voy por ti dentro de media hora», Bill se emocionó y contestó un «Sí, sí, ven».

Simone vio cómo subía a su habitación a alistarse, ella suspiró al verlo así, animado otra vez, entonces creyó que las cosas estaban mejor.

Bill quería pensar que Tom era así, un poco distante en las relaciones, que no era de llamar ni ser detallista y luego se resignó, total, los dos eran hombres y las cursilerías serían para las mujeres, él no esperaría nada y por eso estaba más animado, además Tom no le había pedido terminar, todo lo contrario, le había invitado a una cena con su familia.

Bajó muy bien cambiado con el traje que Tom alguna vez le compró y llevaba el amuleto en su cuello para que le diera suerte. Simone besó a su hijo. —Con calma, Bill, toma las cosas con calma. —Lo decía porque lo veía tan ilusionado… era su primera cena con la familia de su novio, eso era especial.

Salió y Tom llegó en su moto muy bien cambiado, le saludó con un beso en sus labios y Bill le dio las llaves de su auto negro. —Se supone que te llevaría en algún auto, pero los de la empresa tienen letras vergonzosas y no, mejor te llevo en el tuyo porque ir en moto podría arruinar tu cabello. —Sonrió Tom y Bill asintió también sonriente, llevaba el cabello suelto como a Tom le gustaba y éste tenía una badana negra en su cabeza, cubriendo su cabello rubio que crecía cada vez más.

—Tom, ¿crees que a tu familia le guste la idea de que me lleves? Ya sabes, soy solo un niñero —preguntó cuando ya estaban yendo rumbo al restaurant. Tom rió un poco.

—Mira Bill, a nadie le simpatizarás, ni siquiera yo les simpatizo, ¿entiendes? Pero no puedo negarme a esta cena por mi abuela, si no fuera por ella me negaría y evitaría hacerte pasar por esto. Pero pensé que si iría solo estaría ocultándoles las razones por las cuales decidí trabajar.

—¿Por mí? —preguntó sorprendido y Tom lo miró con una sonrisa.

—En parte, sí. Quiero presentarte como algo más. —Bill bajó la cabeza sintiéndose florar, no sabía qué decirle—. Pero si tú te sientes demasiado incómodo, podría dar media vuelta y…

—No, yo quiero ir, quiero acompañarte.

—Está bien, pero te voy advirtiendo que mi familia dirá muchas cosas que quizá te…

—Estaré bien, Tom, he soportado peores cosas, descuida, no me afectará lo que digan, aunque quizá tu mamá quiera echarme del trabajo.

—No, eres demasiado bueno con Liam que ella no querrá perderte.

Llegaron y Bill suspiró hondo, el lugar era hermoso y no sabía cómo hacer para dejar de estar nervioso, pero Tom y su mirada, lo calmaron por un momento.

El auto se estacionó en la entrada del lujoso restaurant y un mozo abrió la puerta. Tom bajó con un traje oscuro y luego jaló a Bill, tomando fuerte su mano.

Bill se puso nervioso por ser jalado así, no sabía hacia dónde mirar ya que estaba con el traje de lujo puesto, eran dos hombres tomados de la mano y las personas volteaban a verlos.

La abuela bajó sus lentes cuando los vio entrar y Dunja se puso una mano en la frente, negando, conteniendo sus molestias al ver a Tom jalando de la mano al niñero de su menor hijo, David frunció el ceño y dijo algo al oído del señor Arthur quien estaba con cara de “debí imaginarlo”, mientras Liam sonreía y extendía sus manos gritando “¡Tom y Bill!”.

—¿Quién es ese joven? —preguntó la abuela a su hija que estaba sentada a su lado, era una mesa redonda y tenía hasta velas en el centro.

—Es el niñero, mamá.

—¿El niñero? ¿Por qué trae al niñero?

—Familia —interrumpió Tom con una fresca sonrisa, Bill a su lado estaba rojo de vergüenza y ni quería alzar la vista, sentía las miradas de desprecio en todo él—. Gracias por la invitación, les presento a Bill.

—Buenas noches —dijo Bill. «Oh, trágame tierra, todos me odian», pensó asustado. Liam era el único que lo miraba con una sonrisa.

—¿Es un chiste? —dijo serio su padre David.

—¿Chiste? —reclamó Tom muy serio—. Tengo cara de hacer un chiste, si quieres me voy para no incomodarte.

—No, no —dijo la abuela—. Déjalo ya, vengan y siéntense. Ya estoy acostumbrada a tus niñerías y a que arruines las cenas familiares, qué más da. —Tom lo tomó a chiste y rió un poco. Jaló a Bill para sentarse cerca de Liam, era el único que parecía desear la compañía de Bill, así que extendió una silla a su lado y Bill se sentó un poco temeroso.

El ambiente era muy tenso, todos los mayores se miraban entre sí como diciendo “qué gran burla la de Tom de traer al niñero como su pareja, pobre chiquillo que se deja engañar”, ninguno tomaba enserio esa presentación, más bien como una ofensa de parte de Tom.

Bill, por su lado, podía sentir todas las miradas de desprecio hacia él y por más que Liam le hablaba amenamente no podía responderle de esa manera. Pero Tom tocó su muslo y Bill bajó la cabeza viendo un papelito, lo abrió y decía: «No tomes en serio ninguna cosa que digan, recuerda lo que hablamos, buscarán humillarnos mas no lo tomaremos a pecho, ¿vale? No quiero que estés mal, solo finge conmigo estar bien». Bill trató de tranquilizarse, eso le indicaba que todo lo que Tom decía y hacía ahí era porque fingía. Alzó la vista y sonrió ante cualquiera de los presentes que lo miraba. A su frente estaban el papá de Tom, el señor Arthur, su abuela y casi al lado la señora Dunja.

—Bueno, esta cena se organizó para mi nieto Tom, que pese a sus acciones inmaduras ha sido capaz de decidirse por trabajar de una vez —habló la abuela. Tom tenía una sonrisa cínica en sus labios, Bill, a su lado, solo quería comprenderlo.

—Gracias abuela —habló Tom—. Y dejen esa cara, es una reunión familiar, nadie se ha muerto. —Su padre rió un poco y trató de relajarse.

Todos los presentes trataron de pasar por alto el hecho de que Tom haya llevado a un hombre como cita, pero por momentos querían buscar humillarlo. —A ver hijo, ¿quién es el que hace de mujer? ¿Tú? —señaló a Bill una Dunja queriendo burlarse. Tom vio a Bill sonrojarse y rió.

—Pero qué dices, mamá, los dos somos hombres, tenemos penes y cuando lo hacemos, solo tenemos que bajar nuestros pantalones y…

—¡Tom! —gritó su abuela.

—Ella comenzó, ella fue la curiosa. —Por debajo de la mesa tenía una mano puesta sobre el muslo de Bill dándole a entender que bromeaba.

—¡No entiendo! —exclamó Liam—. ¿Qué hablan?

—Nada hijo, nada —intervino David—. Dunja, por favor, basta de comentarios así en la mesa. —Miró a Bill y este suspiró tratando de calmarse, se sentía muy incómodo, pero sonrió al padre de Tom—. Dime… Bill, ¿cierto?

—Sí señor.

—¿En qué trabajan tus padres? —Tom volvió a reír causando extrañeza en los presentes.

—¿Preguntas en serio? Bill, no les digas nada. —Volvió a presionar su muslo y Bill se sintió intimidado.

—Vamos, Tom, déjalo hablar, tiene lengua. —Tom sabía las oscuras intenciones de su papá y su familia en sí, quería humillar a Bill, así que él no lo permitiría.

—Verás, su padre es empresario y su mamá también. Punto.

—¿Es eso verdad? —preguntó David con una sonrisa—. Tus padres son empresarios y tú eres el niñero de uno de mis hijos, ¡o de los dos! —Rió David y le siguieron todos los demás, Bill miró a Tom, ahora sí no se sentía bien y claro que el rubio lo había notado y dio un golpe en la mesa.

—¿Les parece interesante burlarse de mi novio en la cena organizada por mi abuela? —casi gritó y todos prefirieron callar. Bill prestó atención a esa mención, lo había llamado novio.

—Oye, solo era una broma —dijo su padre—. Disculpa Bill, solo quería saber.

—Descuide señor —dijo Bill un poco emocionado, Tom admitía ser su novio frente a su extraña familia y eso le había puesto una sonrisa en sus labios—. Y sobre su pregunta, mi padre es diseñador, trabaja en una empresa en Bremen y mi madre fue bibliotecaria un tiempo y ahora es ama de casa, se dedica a muchas cosas en sí, pero primordialmente a su casa.

—Y hace muy buena comida —dijo Tom ya más relajado.

—Y torta —habló el pequeño Liam.

—Vaya, interesante —dijo David y miró al señor Arthur con una mueca burlona. Tom miró a Bill y al verlo así sonriente le dio un beso en su mejilla que incomodó a los presentes.

—Tom, tu hermano está acá —dijo Dunja molesta.

—¿Yo qué? —reclamó el niño—. Ellos se besan, ya lo he visto.

Dunja buscó la mirada de Bill y éste se puso nervioso por eso, sabía que podía costarle el trabajo, podía intuirlo.

—Basta de hablar de eso —dijo la abuela—. Quiero hacer un brindis por mi nieto y su nuevo trabajo empresarial en una de las mejores industrias médicas, tenía que ser hijo de médicos, ¡salud! —Eso le gustó a Tom y alzó su copa.

Brindaron y luego Bill se levantó disimuladamente, pidió ir al baño y se ausentó. Necesitaba aire, casi no podía estar tranquilo y su vientre dolía de tanto nerviosismo.

En la mesa, aún los presentes discutían el hecho de que el niñero esté presente. —¿Quieres que lo despida? —preguntó Dunja ya muy seria.

—Abuela, dile que no arruine la cena que me organizaste.

—Tom, la arruinaste trayendo a ese joven de pareja, ¿acaso crees que te creamos? Lo ilusionaste solo para darle la contra a tu madre con eso de que te metes con todas las niñeras que contrata, es el colmo de tu inmadurez —dijo la abuela seria y mirándolo a los ojos, Tom frunció el ceño y la miró retadoramente.

—No vayan a gritar aquí —dijo David, siempre buscando no ocasionar conflictos. Liam se asustó un poco por la forma en que discutían pues no parecían las bromas de hace minutos.

—Qué poco me conocen todos —habló Tom—. Me voy.

—¡Espera! —gritó Liam—. ¡No!

Se puso en pie y Liam se angustió, pero Dunja lo tomó de la mano. Su abuela trató de detenerlo, pero Tom simplemente avanzó con paso rápido hacia los baños del local dejando atrás a su familia quienes lo llamaban a gritos.

 Tom se va u_u pero hacia dónde o_O ¿Creen que puede traerle problemas esa cena a Bill? No creo que la abuela haya pasado eso por alto... Veremos. Besos *-*