Hasta el final de los tiempos - 4

Hola a todos *-* fin de semana ♪♫ wuii~ espero la estén pasando bien, les dejo un pedacito de capítulo, así salió aunque ya tengo adelantado lo demás. Gracias por leer y comentar, un abrazo.

En la escuela. Bill no podía prestar atención, su mente estaba en lo que había pasado con Tom. Se estaba odiando terriblemente por simplemente no haberlo sacado de su habitación cuanto antes, ¿habría sido la impresión la cual lo paralizó dejándose besar? Eso le ponía las manos frías y la garganta seca. Estaba ebrio, muchas cosas como esas se podían esperar de alguien así, eso trataba de pensar para aliviar esa especie de sensación de culpa.

—Alumnos, ya saben entonces. Formarán grupo de cuatro personas y verán el reportaje sobre la muerte que se publicará en la noche. Quiero que recojan el formulario de preguntas y hagan su análisis respectivo…

Tareas aburridas, así lo veía Bill. Pamela se le acercó con dos amigas más y ya su grupo estaba formado.

—¿Podemos en tu casa? —preguntó Pamela y Bill no tuvo opción de réplica—. Entonces en la noche nos vemos allá, será divertido.

Bill quería creer eso, pero en realidad deseaba no estar en casa, aunque ya estaba dicho.

Regresó en la tarde a su casa y al entrar no encontró a nadie. Mejor así, de seguro cada quien estaba en sus cosas.

Decidió preparar palomitas de maíz con algún refresco para las chicas que vendría dentro poco a su casa. Escuchó pasos en la sala y era su papá, lucía extraño, como nervioso pero no era para menos, casi siempre estaba así.

—¿Te pasa algo? —preguntó Bill llevando a la sala un poco de palomitas—. Te comento que tendré tarea, mucha. Veremos un programa de televisión que debemos analizar y ya sabes, no los quiero rondando.

—No creo que les moleste, pero antes debes hacerme un favor. —Bill miró a su padre, frunció el ceño cuando lo vio sentarse en el sofá, tomar un maletín extraño, era negro y pequeño y al abrirlo habían unos pequeños frascos de un líquido verde claro. Tomó uno de esos y a la vez una jeringa para extraer ese líquido y alistar una posible inyección.

—¿Qué es eso? —preguntó asombrado.

—Es una dosis de… de algo que debes ponerte, es importante y no es una tontería.

—¿Estás demente? No me inyectarás eso. —Se alejó de su papá yendo a la cocina.

Jörg sabía que por las buenas no lograría nada, lo sabía, no debió intentarlo siquiera. Guardó la jeringa ya lista y decidió dejar la sala para ir a su escondite preferido. Bill se quedó con una sensación extraña, no quería preguntar ni averiguar qué mierda era eso pues tenía la sensación de que era una de las locuras de su padre, ninguna cosa sensata podía ser.

Mientras más lo pensaba más incómodo lograba sentirse, pero luego, cuando fue mucho más tarde, llamaron a la puerta las bulleras chicas de su grupo de trabajo. Besó a su novia y saludó a las otras dos chicas. Su mente poco a poco fue perdiéndose en ellas y el trabajo que el profesor les había encargado.

A la hora indicada, prendieron la televisión en un canal de reportajes, escucharon a un hombre llamado Henry Smith cuya investigación trataba acerca de la muerte.

«Muchas veces nos hemos puesto a pensar en la muerte y siempre hemos tenido una posición resignada con respecto a ella, muy pocos realmente han querido invertir tiempo, dinero y pasión en la búsqueda de revertir lo que aparentemente es inevitable. ¿Se han puesto a pensar cuán factible sea la vida eterna aquí en la tierra? Eso lo veremos a continuación…»

Esa era la introducción al tema a tratar y Bill tenía a Pamela acariciándole la pierna. Las luces estaban apagadas y las otras dos amigas conversaban entre ellas de temas superficiales. Bill, sentado al extremo del sofá, solo podía sentirse enclaustrado ahí, Pamela quería jugar y eso entre que le excitaba e incomodaba a la vez.

—Aburrido, ¿no? —le decía ella al oído.

—Vamos cerebrito, presta atención que luego debemos hacer el bendito trabajo.

—Que lo hagan ellas, yo me encargo.

Un beso le era depositado en sus labios y la mano de Pamela subía por su muslo hasta su entrepierna. Pero un portazo de la puerta los sacó de sí, era Tom quien al ver ese beso negó con la cabeza, caminando luego a paso apresurado por entre la sala.

—¿Me esperas un momento? —preguntó Bill y Pamela asintió.

El reportaje seguía y se podían ver algunos experimentos con animales que empezaron a ponerles los vellos de punta. —Malditos científicos insensibles —musitó Pamela prestando atención.

Bill no podía concentrarse, solo quería saber cómo estaba Tom y además advertirle que su papá había llegado con la intención de ponerle una inyección. Subió las escaleras persiguiendo su rastro y tocó la puerta de su cuarto.

—Pasa —dijo con pesada voz.

—Humm. Hola.

—Hola.

Bill avanzó y se sentó en la cama al lado de su hermano quien tenía la cabeza apoyada en ambas manos y evitaba verlo. Bill se mordió el labio unas cuantas veces queriendo hablar.

—Humm…

—¿Tienes trabajo en grupo?

—Sí. Ciencias sociales, un trabajo de investigación sobre la muerte, bastante aburrido y…

—¡Ja! Aburrido, sí claro, aburrido pasándola con esas chicas con cerveza y sexo, sí, qué aburrido.

—¡Tom! solo bebemos gaseosas y comemos palomitas de maíz, nada de otra cosa. ¿Lo dices por el beso? —Mencionar esa palabra “beso” sobresaltó al de rastas e hizo tragar saliva a Bill percatándose que anoche Tom le había besado, no sabía si Tom podía recordarlo.

—No me hables de eso.

—¿Te pasó la borrachera?

—Sí.

—Entonces puedes recordar, humm…

—No recuerdo nada, ¿ok?

—Está bien, no dije nada…

—Sé a qué te refieres.

—Entonces lo recuerdas.

—No, solo… no. No me jodas.

—Tom…

—Ya, no digas nada más, sal de mi cuarto, ve donde tu novia y haz tu trabajo, anda.

—No…

—Bill, no quiero hablar, lo que pasó fue un error, ¿de acuerdo? No me lo menciones. —Bill suspiró inflando sus cachetes.

—Ya. También quería decirte que papá trajo algo a la casa, no sé qué son, medicinas o algo parecido y quiso inyectarme.

—¡Qué!

—Sí, en la tarde. Me pidió amablemente que me dejara inyectar una cosa verde, ¿puedes creerlo?

—Está peor, Bill, te lo dije. Está peor y ahora te pondrá en peligro… —Comenzó a exaltarse y Bill puso una mano en su muslo para evitar que se levantara y saliera a buscar a su padre.

—Cálmate, no me pondrá en peligro, solo quería comentártelo por si acaso quiere hacerte lo mismo. Creo que debemos hablar con él seriamente.

Tom discutió otro poco más con su hermano menor y luego le mandó dejarlo solo, no quería verlo y Bill entendió aunque por dentro estaba incómodo con la especie de rechazo de Tom para con él. Aún estaba confundido con respecto al extraño beso de anoche. Pero bajó y trató de concentrarse con el reportaje emitido.

—¿Y cómo va? —preguntó en un susurro a Pamela, ella le torció la boca.

—Científicos locos, temerosos de morir experimentan con animales cómo crear vida.

—¿Clonación?

—Pff, no, cómo crear vida después de la muerte, cómo resucitar cuerpos.

Bill enfocó su vista en la televisión, había una especie de pedazo de carne puesta en un cristal y luego unas jeringas le inyectaban algunas sustancias. Se veía asqueroso. La cámara enfocaba un microscopio y se podía ver cómo las células muertas lograban revivir y la carne comenzaba a crecer y a moverse conforme los días pasaban.

—Qué asco —dijo Bill—. Aunque, ¿te imaginas si crearan carne artificial de esa manera y ya no tendrían que matar animales? Eso sería genial.

—¿Comer esa mierda inyectada con retroactivos? Iuk, eso sería desagradable, no quiero pensar en su sabor —le contestó su novia.

«Hemos inyectado el componente Vi en células musculares y nerviosas, y el resultado ha sido fantástico en animales, con la diferencia de que solo estamos hablando de tejidos propiamente dichos, no un organismo como tal».

—No gracias, no queremos ver cómo meten esa cosa en ratas, cómo odio al profesor Luther, siempre haciéndonos ver lo peor. —Otra vez Pamela con su idealismo pro vida.

«Nuestra investigación termina con el experimento más resaltante de este año, la resurrección de una rata a la que llamamos Rata Vi. Fue dormida el mes pasado registrando el deceso de todos sus signos vitales, y luego se le inyectó el componente Vi directamente al cerebro dando como resultado esto…»

El video mostraba una rata blanca recostada en una jaula con una especie de embudo en el cerebro, le habían quitado parte de su cráneo. La sustancia entró en ella y luego de minutos la rata comenzó a mover sus extremidades lentamente juntamente con su cola rosada. Luego de eso, sus ojos parpadearon muy rápido y abrió la boca emitiendo un chillido espeluznante. Logró sentarse y permaneció encorvada comenzando a erizar parte de su lomo, movía las orejas tratando de buscar sonidos. Avanzó unos pasos y chilló aparentemente de dolor, fue a la esquina de su jaula y ahí se hizo una bolita. Un científico apareció en la escena y sonrió. —Bienvenida a la vida, Rata Vi.

—¡No jodan! —gritó Pamela. El reportaje había acabado con la emisión de eso último comenzando a salir las letras de agradecimientos y una música de fondo para nada agradable.

—Eso fue completa mierda —habló una de sus amigas—, no sé qué piense el profesor, pero ver eso me produjo escalofríos, es como para una historia de terror.

—Aún no puedo creer que hayan experimentado con animales, eso es detestable —intervino Pamela otra vez y Bill la abrazó, él la entendía perfectamente.

Los cuatro jovencitos se quedaron discutiendo tal hecho prácticamente por horas, una de las chicas tomaba notas y planteaba las preguntas que el profesor había asignado.

Ya era demasiado tarde, debían irse y Bill acompañó a Pamela a su casa y en la puerta de esta la besó dulcemente.

—Nos vemos mañana.

—Sí, espero el profesor esté contento con el trabajo, la verdad estoy en contra de todo lo que se dijo, algún todos pasaremos por eso y solo queda resignarse, así es la vida.

—Humm… Sí, solo espero que ese día esté muy lejos.

¿Estará o no ese día muy lejos? ¿Qué será lo que Jörg quiere inyectar a su hijo? Veremos más adelante, no se olviden de comentar *-*