domingo, 23 de septiembre de 2012

Inalcanzable - 5

Hola a todos, siguiendo con la publicación de este fic, les traigo el capítulo cinco, espero les guste. Un beso enorme a todos y gracias por los comentarios, los respondo todos.

Muchos días habían pasado y Bill continuó yendo a casa de Tom, no todos los días, pero al menos tres veces por semana, y lamentablemente no todas las veces encontraba a Tom en casa. 

Esta vez lo encontró y ambos decidieron ir al jardín trasero en donde sabían que podían jugar sin problemas. 

—La otra vez no estuviste —dijo Bill agitado después de haber corrido por el jardín. 

—Lo siento, fui con mi padre a una reunión. 

—Oh... ¿Negocios? —preguntó a lo que el otro se rió. 

—No, cómo crees, solo era una reunión de un cumpleaños, amigos de papá, y algunos los conozco, solo fue eso. —Hubo un silencio mientras Bill se imaginaba una fiesta de señores con trajes, y Tom en el medio, que aburrido—. Pero te extrañé. —Bill le sonrió, él también lo había extrañado. 

Ambos chicos entre bromas y risas empezaron a jugar un partido de fútbol. 

—¡Qué lento, Tom! —Éste detestaba no saber jugar muy bien ese deporte, en cambio Bill había sido el capitán del equipo de fútbol en su escuela. 

—¡Ya verás! —Pateó tan alto la pelota que ésta terminó sobre un árbol, como la otra vez. 

—Siempre termina en un árbol... ¿Ahora qué hacemos? 

—Bah, ¿quieres ir a ver el invernadero? —Bill abrió los ojos curioso. 


Después de un rato se encontraban en una casita de cristal, habían muchas plantas ahí, Bill parecía fascinado, ¿una casa de plantas? no tenía mucho sentido... 

—Era de mi abuela —habló Tom. 

—Es muy hermosa —suspiró. 

Bill era un buen amigo, Tom disfrutaba tanto de su compañía que no podía dejar de pensar en él, eso lo hacía sentirse algo raro, pero es que solo con él se sentía a gusto, como ahora. Su mirada brillante observando ese lugar especial, aquel sudor en su frente después de correr tanto, el olor que desprendían sus cabellos, era exquisito, y cada cosa de Bill le resultaba especial. Raro, muy raro, Tom trataba de no pensar en eso, solo quería seguir conociéndolo más y que nunca dejara de ser su amigo. 

—Oh, pero qué bonitas flores. —Rió Bill—. Se suponen que no deberían gustarme, pero, es que son tan bellas. 

—Pero ¿por qué dices que no han de gustarte? A mí también me gustan —Habló Tom mirándolo a los ojos. 

—Se supone que a los chicos no nos deben de gustar las flores. 

—Tonterías. —Bill le sonrió complacido oliendo una de las florcillas. 

Pronto el sol se ocultó bajo una espesa capa de nubes. 

—Oh, va a llover —dijo Bill—. Debemos de salir de aquí. —Tom tomó de su brazo y lo condujo por entre las plantas, las cuales le rozaban los brazos y le producían cosquillas. 

Su risa era tan linda, tan fresca. 

Salieron a fuera y la lluvia les mojaba torrencialmente, Bill parecía disfrutarlo, pero Tom, a él le arruinaba las rastas además de que detestaba manchar de barro sus zapatillas. 

—Joder, vámonos de aquí. —Lo jaló del brazo, pero su mano resbaló hacía la mano de Bill, él se la cogió, Tom se sobresaltó y lo miró, pero Bill no le dijo nada, solo empezó a caminar y lo jalaba de ahí. 

Tom no podía tener la mente en otro lado que no fuese en sus manos entrelazadas. Esto era raro... Pero él no podía evitar dejar de pensar en eso y seguir caminando. 

Ninguno dijo nada, buscaron el camino, pero ya la lluvia era tal que Bill encontró una especie de almacén o depósito de herramientas de jardín y quiso entrar ahí, Tom se sobresaltó. 

—Bill, no, no, ahí hay arañas, ahí es... —pero Bill lo jalaba con tal fuerza, por más que Tom se resistía, Bill ganó— Aishh. 

—Te estás mojando, aquí estaremos bien por un rato, hasta que la lluvia pase un poco —dijo escurriendo el agua de sus cabellos, Tom miró hacia el techo del almacén donde estaban y luego hacia los demás rincones. Picos, palas, costales con ¿tierra? algunas cosas que olían muy mal pero, ¿qué lugar era ese? En su propia casa. Nadie limpiaba ese cuarto, era una pocilga, y sí, había arañas como lo había imaginado pues había muchas telas de araña por todos lados. Tom se quedó ahí parado, tratando de que su cuerpo no chocara con alguna superficie mugrosa. Su vista se enfocó en el suelo, y un poco al frente, las zapatillas de Bill, subió la mirada algo temeroso, sus piernas, el short que tenía puesto estaba mojado y se le pegaba un poco, tragó saliva, un poco más arriba su pequeña cintura, pestañeó retrocediendo un poco cuando se quitó la polera, su piel era blanca. Su respiración se hizo rara al ver su largo cuello mojado, y luego su rostro, con algunos cabellos revoltosos. Tom no sabía qué decirle. 

—Tom. —Bill ladeó la cabeza, Tom había enmudecido—. Debes quitarte esa polera tan mojada o te resfriarás. —Tom tenía su miraba puesta en él, pero no decía nada— ¿Tom? —El de rastas pudo darse cuenta de que quizá Bill comenzaba a fijarse en sus nervios—. ¿Pasa algo? 

—Emm... hay... hay... arañas... sí, arañas detrás de ti. —Bill volteó y eso realmente no fue buena idea, ya que Tom le veía la espalda y más abajo, quería mirarle más, pero Bill se giró otra vez. Tom comenzaba a sentirse mal, ¿qué le estaba pasando? 

—No veo ninguna, son solo sus telas... —Alzó sus hombros como si no le importaran—. Ven aquí. —Se le acercó y tomó su polera, las manos de Tom fueron a las suyas deteniéndolo. 

—No, Bill... no me quitaré esto. 

—Que sí, es mejor. 

—No —habló Tom algo molesto. 

—Oh, por Dios —Bill se tapó la boca asustado—. ¡Una araña en tu hombro! —El miedo que Tom sintió fue tal que se removió, gritó y quiso salir de ese almacén—. Jajaja… —Rió el pelinegro—. Has gritado, Tom. —Tom ni cuenta se había dado que había gritado, que vergüenza sintió. 

—No lo hice —replicó agitado y mirando a todas partes por si realmente había una araña cerca. 

—Sí, "Ahhhhh" —le remedó, así que Tom lo empujó un poco, Bill gruñó y luego se abalanzó sobre Tom haciéndole cosquillas. 

Reían tanto, la espalda de Tom dio contra una mesa, así que giró con Bill y lo arrimó en aquella mesa tocando su vientre y escuchándolo reír tanto, sus ojos cerrados y ese rubor en sus mejillas, él ya no le hacía cosquillas, solo se sostenía de sus hombros, de rato subía sus manos hasta sus hombros tocando sus rastas. 

—Tom, ya no, jajaja, para, jajaja, Tom... Tom... —No había escuchado su nombre tantas veces, y decidió parar. 

El pecho de Bill estaba agitado, jadeaba, se había cansado. Después de un rato, reía bajito y Tom solo lo observaba sonriéndole, posó sus manos en su cintura y lo acarició un poco con sus pulgares, Bill se removió y Tom lo soltó, se hizo a un lado. 

—Tom —llamó algo serio, y Tom lo miró. 

—Dime. 

—Prométeme que siempre seremos amigos. —Fue lo más sincero que Tom haya escuchado de él y lo dijo con tanta seguridad. 

—Claro que sí, siempre lo seremos. 

—A pesar de que eres un niño mimado y yo un don nadie. 

—No digas eso. 

—Es así, mira tú, estás rodeado de tanto, mi habitación es del tamaño de este lugar y la tuya es del tamaño de toda mi casa... somos diferentes... — Tom no quería pensar en eso… 

—Lo ves de esa manera, creo que tú eres más libre que yo. Nunca dejaré de ser tu amigo. —Bill sonrió y se le acercó para luego abrazarlo, otra vez sus manos en la cintura de Bill y luego subieron a su espalda desnuda. 

—Tom, mi amigo... el único amigo especial —susurró—. El único... 

—Tú también eres el único. —Así era. 

Afuera aún llovía. Ambos chicos permanecieron dentro del almacén un rato más y Tom comenzó a titiritar del frío. Bill lo miró con una carita de desaprobación y chasqueó sus dientes. 

—Debes quitarte eso, Tom. —Tocó el borde de su polera y comenzó a alzarla, esta vez Tom se dejó sin rechistar. Algo había en él que prefirió que Bill le quitara la polera que hacerlo él mismo. Tragó saliva y hasta comenzó a ruborizarse en cuanto la prenda estuvo fuera de su cuerpo—. Ya estás. —Exprimió la polera y sacó algo de agua de ésta, la extendió sobre la mesita junto a la suya. 

Tom se puso a su lado sin decir nada, se abrazaba a sí mismo titiritando de frío, comenzó a preocuparse, se resfriaría irremediablemente. Bill se pegó a él y sonrió tímido, él ya podía sentir que algo extraño pasaba, algo que no sabía cómo nombrarlo más que la simple sensación de “nervios extraños” pero a la vez queriendo avanzar más hacia el otro. 

Tom, disimuladamente, rodeó su cintura con uno de sus brazos, causando que Bill temblara un poco de nervios. Bill agachó la cabeza, pero luego con una de sus manos, también tocó la cintura de Tom. Éste se puso tenso, y alzando ambos la mirada, lograron verse a los ojos… El corazón de Tom se agitó irremediablemente al ver a su amigo tan provocador, con la mirada intensa y ese rubor en sus mejillas. 

Ninguno sabía qué hacer, y Tom lo jaló para abrazarlo. Ya no sentían frío, pero ninguno pudo evitar temblar y agitarse… Era una sensación tan nueva y gratificante. La mente de uno estaba centrada en la del otro, piel con piel, corazón con corazón latiendo en una misma intensidad… 

Así pasaron minutos de una extraña intimidad, algo que quedaría como un pequeño secreto entre los dos. Hasta que el sonido de la lluvia pasó. Y Tom tomó la mano de Bill para salir de ahí. Cada uno cogió su polera y salieron de ese pequeño almacén. 

Caminaron hacia la casita de Tom y ahí entraron. 

—Tengo agua caliente —ofreció Tom—, en la ducha, úsala tú primero. 

—Oh, no. Espero aquí, ve tú. 

—En serio, tú primero —Bill sonrió empezando el juego “tú primero”. 

—Tú primero —rió Bill y Tom se impacientó. Así que fue hacia él y lo jaló del brazo ya que no le hacía caso. 

—Bueno, me obligarás a usar la fuerza. —Bill reía siendo conducido hacia el baño de la casita. Pero ahí adentro, Bill no lo soltó. 

Entre risas y juegos, ambos entraron a la ducha y Bill la abrió comenzando a caer el agua caliente. 

Tom estaba sorprendido y bastante emocionado. Estaban bañándose juntos. Bill entre risas, logró abrazarlo por la cintura e inquieto se movía en sus brazos causando mucho calor en Tom. Todo era tan rápido y sin darse cuenta, estaba jadeando y su entrepierna otra vez comenzaba a despertar mientras Bill se movía insistentemente, entre risas, jugando. 

—Bill… —gimió para luego alejarlo de él, agitado, y perder la razón por un momento. Saliendo de la ducha corriendo, escapando de esa sensación. 

—¡Tom! —Se quedó ahí absorto, anonadado y se mordió el labio incapaz de saber qué hacer. Se sintió culpable. 

Se terminó de bañar solo y salió luego envuelto en una toalla. Caminando inseguro por un pequeño pasillo hasta la salida. Estaba avergonzado por hacer escapar a Tom por sus estúpidos jueguitos infantiles, sabía que había sido su culpa. 

El microondas estaba encendido y adentro dos tazas de algo daban vueltas. Tom salió de una habitación con una toalla envuelta en sus rastas y ya estaba vestido con ropa seca. Bill se detuvo ahí, con la toalla puesta y hubo un silencio que él quiso romper. 

—Lo siento —se disculpó. 

—No… —Bill lo miraba suplicante—. No me mires así —Tom le sonrió—. No tienes que pedirme disculpas, ya estamos secos, ¿verdad? Ven aquí. —Fue por él y lo jaló de una mano hacia el cuarto de donde él había salido. En la cama había mucha ropa—. Escoge el que mejor te da. 

—Gracias… 

Y luego de minutos, Bill estaba vestido, incluyendo unos calzoncillos que Tom le prestó. 

Salió del cuarto y Tom estaba sentado cerca del piano con dos tazas de chocolate caliente. Bill se le acercó con esas ropas anchas y se sentó a su lado. 

—¿Chocolate? —ofreció y Bill aceptó. 

Un brazo de Tom rodeó sus hombros, y Bill apoyó su cabeza en el pecho de Tom sintiendo sus labios en sus cabellos, dándole muchos besos lentamente. Bill tenía los ojos abiertos de la sorpresa, pero no se alejaría de Tom… Cada beso en su cabeza le hacía sentir tan bien. 

Tom, se ponía a pensar si era de hombres dar besos en la cabeza… Pero él quería, y al sentir a Bill pegarse más a él, supo que él también. 

Sus besos llegaron hasta su frente, en donde Bill alzó la vista, mirándolo a los ojos. 

—Te quiero… —le susurró Tom. Bill se aferró a su pecho y cerró los ojos. Y un beso fue a la punta de su nariz.

Una amistad que se va perfilando por atracción mutua, veremos en qué desemboca todo. Saludos y buen inicio de semana para todos <3

4 comentarios:

  1. :) me encantooo!!
    como poco a poco se van haciendo mas que amigos por asi decirlo :)
    espero el proximo con ansias

    Cuidate!
    Criis.

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    1. hallo <3 sí, poco a poco la cosa irá creciendo :3
      pronto el siguiente, besitos <3

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  2. aaaaaaaaaaawwwwwwww LO ADOREEE!!! de a poco esa ella y sincera amistad se va trasformando en... AMOOOR??? primeros contactos piel a piel <3 ;) NIÑO MIMADO Y DON NADIE no lo kreo asi tampoco... las diferencias sociales las krean los tontos mayores... GENIALIIISIMO KPI!! TKUM :) ♥

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    1. n_n sí, se está transformando poco a poco...veremos si funciona esto de niño mimado y don nadie...
      Besitos <3

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