Niñerías - XIV

Hola a todos n_n les traigo capítulo nuevo de este fic que en realidad ya casi llega a la mitad de lo que tengo pensado, así que será un Longfic. Capítulo dedicado a los que se toman la paciencia de comentar, gracias por hacerme ver sus impresiones. Un beso~

El auto giró dando una curva y Bill cerró los ojos suspirando hondamente, quería relajarse, pero su corazón latía mucho que hasta podía sentirlo. 

Se sentó derecho dejando de apoyarse en Tom y le soltó la mano por un momento solo para llevar ambas manos a su cabeza y sobarse las sienes. Tom lo ignoró pues deseaba que llegaran a la dirección que le había dado al taxista y no quería hablar, sus manos estaban frías y tenía un dolor incómodo en el vientre. 

El auto frenó y Tom abrió la puerta muy rápido saliendo como si escapara de ahí, Bill reaccionó y trató de salir apurado cosa que no pudo porque sentía su cuerpo un poco pesado. Tom pagó al taxista y luego se enfocó en Bill quien salía con pesar. 

—¿Estás bien? —preguntó tomando su brazo y Bill lo miró y asintió. 

—Hum, sí. 

Bill miró al frente y una enorme puerta lo conducía hacia un bonito lugar, el zoológico de la ciudad. Se quedó sorprendido por un momento y un recuerdo de su niñez vino para hacerlo sonreír. Hace años, cuando quizá era de la edad de Liam, había venido con sus padres cuando estos estaban muy unidos y parecía ser todo perfecto. Sabía que adentro había un lago de patos silvestres y que además habían muchos animales para ver e incluso al otro extremo del gran parque un supermercado con cine y juegos. 

—Tom. —Volteó a verlo y se le pegó como un niño—. Me trajiste al Zoo. —Sonrió emocionado, no se lo esperaba e incluso estaba temiendo que lo llevara a un lugar privado e intentara aprovecharse. 

—Sí, pero no te emociones, es que en sí es como entrar a la cárcel. —Bill se puso un poco serio—. Sé que a muchos les gusta el zoológico, a mí en parte sí, pero no todo es como lo pintan. 

—Lo sé —dijo serio guardando compostura—. De todas formas es un lugar bello. —Tom lo miró y posó su mano en su baja espalda como un abrazo animándolo a entrar. 

Bill enrojeció ante eso y el mareo aumentó un poco. Trataba de pensar en el porqué de esa sensación extraña que le estaba arruinando la tarde porque no podía estar tranquilo y relajado. 

Tom lo dejó cerca a unas bancas en una especie de parque mientras iba por las entradas. 

Bill sacó de su mochila su celular para entretenerse mientras esperaba y vio varios mensajes de texto de parte de Nicole, suspiró al vacío, esperaba y no se haya molestado. 

«No puedo creer que te hayas ido con ese tipo así de rápido.» Bill torció la boca, tampoco sabía por qué tan rápido había accedido, pero así se habían dado las cosas. «Me imagino que debes estar en el trabajo, de todas formas te deseo suerte y te veo mañana. Espero ese sujeto no te esté causando problemas.» Bill pensó que quizás si la llamaba se le pasaría la molestia. Así que la llamó. 

—Nicole… 

—¡Bill! Qué agradable sorpresa. —Sonaba emocionada. 

—Pues quería saber si estás bien. 

—Ajá, lo estoy —dijo seria y Bill se puso un poco nervioso. 

—No pasa nada, solo estamos paseando, sé que te dije que él era el peor tipo que había podido conocer y bueno, es un poco así, pero también es agradable. 

—Sí, claro, lo puedo imaginar. Solo ten cuidado, es mayor Bill y puede tener malas intenciones. 

—Lo sé, lo sé; tampoco soy un niño, Nicole, creo poder defenderme. —Ella suspiró un poco intranquila y Bill notó eso—. Descuida, no pasará nada. 

—Le interesas a ese tipo, se le nota a leguas. 

—Pero a mí no me interesan los hombres. 

—Quiero creerte. 

—¿Dudarás de mí como la mayoría en la escuela? —preguntó Bill y Nicole se sintió mal. 

—No, yo te creo. —Bill vio regresar a Tom y se puso un poco nervioso. 

—Hablamos más tarde. 

—Espera… —Le cortó. 

Tom se acercó con dos boletos en la mano y Bill se puso en pie, fue cuando miró un poco asustado a Tom por el mareo que sintió y volvió a sentarse. 

—¿Pasa algo? —preguntó viendo a Bill tocar su cabeza—. ¿Estás bien? —Bill asintió y volvió a ponerse en pie. 

—Hum, sí. 

—Pues vamos. 

Tom se le acercó y pasó su brazo por sus hombros en un abrazo amistoso cosa que hizo sentir a Bill mucho calor a tal punto de suspirar varias veces, Tom no parecía percatarse. 

—¿Sabes? La gente cree que estos lugares son hermosos, pero no lo veo así, siempre creí que los seres vivos lo que deseamos es libertad y vivir en una jaula toda una vida no lo es. —Bill se quedó pensando y trató de concentrarse en la conversación. 

—Pero si los liberarían morirían de hambre, además si los regresaran a su habitad también pasaría eso y si no existieran los zoológicos la gente no le daría importancia a la vida salvaje o a los animales porque solo los conocerían por la televisión y no los verían en vivo. 

—Entonces lo que me dices es que los zoológicos son un mal necesario, ¿no, niñero? —Bill rió un poco y volvió a suspirar, su vientre se contraía en agradables sensaciones. 

—El mundo es injusto. 

—En algo coincidimos —dijo Tom apretando un poco más su abrazo. 

Caminaron entrando por un camino y a cada lado había una jaula enorme con algún tipo de animal dentro. Llegaron al lugar de los leones y Tom imitó el rugir de uno cerca del oído de Bill cosa que originó un revoloteo interno que no esperaba, sus piernas estaban como adormecidas y podía presentir que no podría caminar más y no sabía qué contestar, solo miró a Tom con la boca semi abierta y éste le sonrió y acarició la punta de su nariz con su dedo índice, Bill se puso bizco y luego de eso dejó de verlo. Tom podía notar sus mejillas sonrojadas y su extraña respiración agitada y apretó los labios pensando, Bill estaba comenzando a sentir los efectos de ese trago que tomó hace poco y eso que él se lo había advertido. 

—¿Estás bien? —volvió a preguntar y Bill lo miró algo preocupado. 

—Me siento un poco cansado… no sé. 

—¿Quieres que nos sentemos en algún lado? Este parque es enorme, creo que ver tantos animales en jaulas no es tan lindo como verlos libres, ¿no crees? Hay una laguna artificial por el centro y hay muchos patos con sus crías. —Bill sonrió ante eso y Tom también lo hizo así que tomó su mano y lo condujo. 

El roce de su mano implicaba algo más que amigos para la mente de Bill y en ese momento no podía quitar su concentración de ese detalle. Estaba caluroso y todas las sensaciones las podía sentir con más intensidad que de lo normal, eso era extraño para él, pero en todo momento intentaba comportarse como se debía y guardar la compostura. 

Llegaron a la laguna artificial y habían pequeños botes que ofrecían paseos para las parejas, Tom miró a Bill buscando interés en su mirada pero éste negó con la cabeza, estaba mareado y ya no lo podía ocultar. Tom suspiró un poco triste y lo jaló de la mano hacia unos árboles, algunas personas estaban sentadas en la orilla del pequeño lago alimentando a los patos, Tom compró un poco de popcorn para ver si podía alimentarlos. 

—No te veo bien, ¿estás mareado? —Bill se abrazó a sus piernas y bajó la cabeza, estaba agitado y un poco mareado. 

—No es nada… —Tom sobó su espalda y Bill se mordió el labio fuertemente ya que eso se sentía muy agradable, pero no lo quería demostrar—. Quiero estar aquí. —Tom sonrió y se recostó a su lado en el césped. El árbol hacía sombra, Bill sentía que no podía recostarse así o se marearía más, así que se quedó sentado a su lado habiendo recibido el cartucho de papel con el maíz el cual lanzó de a pocos para los patos que se les acercaron. 

—Si los humanos fuéramos más como ellos ¿no crees que el mundo sería genial? 

—¿Como los animales? 

—Sí, como ellos, puros como ellos, viviendo solo por instintos, ¿alguna vez has visto un animal causar daño a otro o destruir su medio ambiente? —Bill se puso a pensar en eso. 

—Las focas leopardo comen pingüinos y a veces comen tanto que se llenan pero siguen matando más. 

—¿Consideras eso una maldad? ¿Genera un desequilibrio en la súper población de pingüinos? 

—Creo que no… 

—Los animales salvajes pueden ser despiadados porque son salvajes, pero el ser humano con sentimientos e inteligencia puede ser aún más despiadado, ¿tiene lógica? —Bill suspiró, jamás en su vida había pensado tal cosa y no había sido capaz de creer que Tom pudiera pensar así. De lo egoísta que lo creía ahora tenía otra perspectiva. 

—Somos los peores seres de este planeta. —Tom le sonrió y estiró una mano para tomar la suya, Bill enrojeció y dejó de verlo. 

Tom se sentó a su lado y le quitó el popcorn de la mano para lanzarlo a una patita que se le había acercado. 

—¿Por qué mi madre no puede ser como este pato? Busca alimentar a sus patitos, ¿lo ves? Ella no trabaja, no los deja con otras personas, está ahí para enseñarles a vivir. —Bill enfocó la vista en la pata y sus pequeños patitos que estaban saliendo del agua para acercarse a comer un poco. 

—Tu mamá sale a trabajar para que haya comida en casa, así es nuestro sistema. Igual, dependo de ese trabajo para estudiar porque con eso trabajaré y me garantizaré la vida, en cambio tú, parece que tienes la vida comprada y vives del dinero de tus padres. —Tom se quedó pensando en eso. 

—Quizá no me entiendes del todo, lo que no quiero es llegar a ser como ellos, mi padre quiere que sea médico y mi madre un administrador porque quieren que siga llevando el negocio familiar más adelante, mi abuela piensa lo mismo y he sido criado para eso, pero sinceramente no quiero nada semejante, quiero ser libre y que ellos me entiendan. —Bill apoyó su cabeza en su hombro y suspiró, ya habían lanzado todo el popcorn y los patos ahora estaban caminando buscando otra persona que les diera que comer. 

—De todas formas no ves lo afortunado que eres al tener a los dos juntos y además un hermano y encima dinero, tienes todo lo que a mí me hace falta y aún así no me rindo en no hacer nada, todo lo contrario, sacando fuerzas de donde sea me he planteado trabajar para quedarme en esta ciudad y ser lo que quiero ser. 

—¿Tienes miedo mudarte? 

—Mi vida está aquí, no quiero vivir con mi padre en otra ciudad. 

—¿Dinero es lo que te hace falta?, puedo dártelo. —Bill lo miró con asombro. 

—No Tom, no quiero tu dinero, quiero ganármelo de la mejor manera, por eso me tomo en serio el trabajo y le pongo ganas. —Tom sonrió de lado. 

—¿Sabes lo que hará mi madre? Por tantas ganas que le pongas verá que Liam se encariñó contigo más que con ella y eso no lo soportará, entonces buscará una excusa para despedirte, ya antes ha pasado. —Bill se quedó sorprendido. 

—No puedo perder el trabajo así… —Tom llevó una mano a su mejilla y la acarició provocando en Bill nerviosismo y enmudeció. 

—Nada es seguro Bill. —Miró a sus ojos y luego acarició sus labios con el pulgar viendo cómo el otro comenzaba a temblar y a agitarse—. No quisiera dejar de verte. 

—Yo… —Bill aún lo miraba y trataba de ser fuerte y no verlo atrayente, recordar lo cerdo que era y no dejarse hipnotizar por esa mirada linda, ni las caricias en sus labios. Aún no podía creer su falta de reacción y es más, en realidad quería que lo acariciara y le dijera alguna cosa linda. 

Tom vio esa necesidad, casi era palpable y solo pudo pensar que era por el trago que había tomado, ese afrodisiaco, quería aliviar a Bill y en cierta forma saciar su especie de hambre. Vio los labios semi abiertos y sin prisa se acercó para besarlos escuchando un quejido de Bill y sus manos ponerse en su pecho como queriendo separarlo, pero al momento de hacer contacto con su lengua lo sintió estremecerse y aferrarse a él. 

Bill solo podía pensar en Tom y lo que le hacía, no había más en ese momento que las sensaciones aumentando de intensidad y haciéndose todo más caliente sin que él pudiera evitarlo. Por momentos pensaba en las palabras de Tom antes de salir del restaurant, le había dicho que no se aprovecharía de él, quería confiar que fuera verdad, pero en ese instante solo se dejaba besar, era como una necesidad. 

Tom se separó solo para acariciar su rostro con ambas manos y verlo a los ojos, aún jadeaba agitado y Bill fue quien lo besó esta vez, Tom sonrió un poco en ese dulce beso y se dejó, total, él lo deseaba más solo que no quería aprovecharse, al parecer Bill estaba muy deseoso y Tom no iba a desaprovechar la oportunidad. 

—No sé qué me pasa —dijo Bill separándose y agachando la cabeza, estaba agitado y prefirió mantener una distancia pues sus pantalones ya le ajustaban mucho, estaba excitándose más de la cuenta—. Lo siento. 

—No lo sientas, lo deseas Bill, lo puedo sentir y lo deseo igual que tú. 

—No está bien, no… —Cerró sus ojos lamentándose y sintiéndose incapaz de levantarse y correr lejos, sabía que el mareo y la calentura lo imposibilitarían además que ahora tenía una erección entre sus pierna la cual no sabía cómo calmar. 

Tom vio su desesperación y cómo intentaba ponerse en pie y decidió ayudarlo, no sin antes acercarse a su oído. —Puedo ayudarte —susurró con voz grave y Bill jadeó. 

—No. —Apretó su agarre en el brazo de Tom ya ambos de pie y Tom asintió. 

—Está bien. 

—Llévame a casa. —Se sintió más mareado cuando estuvo caminando y no podía controlar el temblor en sus piernas y estaba un poco encorvado porque tenía una erección, ¿cómo había pasado todo eso por un beso? Comenzó a angustiarse y eso lo llevaba a querer estar en casa como dé lugar. 

—De acuerdo, pero creo que no estás bien por lo que has tomado. —Bill lo miró asustado—. Te lo había advertido, niñero, no me pongas esa cara. 

—Estoy bien, Tom —dijo serio—. Se me pasará, no soy un niño. —Trató de separarse y apoyó su espalda en un árbol, suspirando hondamente queriendo relajarse. 

Tom se impacientó un poco, sabía lo que estaba sintiendo y la manera en cómo obtendría alivio. Se le acercó poniendo una mano en su bajo vientre ocasionado que Bill abriera los ojos. 

—No ayudas, Tom, no estás ayudando en nada. —Se alejó de Tom como pudo y éste se lamentó, no quería tampoco aprovecharse, pero sabía cómo ayudarlo. 

Bill caminó tembloroso hacia los servicios higiénicos, estuvo en la puerta esperando por Tom quien le había seguido y en silencio le pasó su mochila. Tom quiso decirle algo pero Bill se encerró dentro. 

—¡No entres! —reclamó desde adentro y Tom suspiró. 

El celular de Bill sonaba insistentemente y Tom estaba curioso, así que rebuscó en su mochila y lo sacó, miró en la pantalla y era Nicole. 

—Hola, soy Tom, en este momento no puede contestarte, está resolviendo un asuntito —dijo con una sonrisa. 

—¿Qué? ¿Dónde está? 

—Cosa de hombres. —La chica al otro lado de la línea se sintió impotente porque podía sentir las malas intenciones del mayor. 

—Mira, no te conozco, pero sé que no buscas nada bueno con mi novio, no eres buena influencia para él. —Tom se puso serio, sabía que no podía ser grosero con una niña, pero tenía ganas de ser sincero. 

—¿Y crees que voy a dejar de verlo porque tú me lo dices? ¿Sabes lo que pienso? Que terminarás asfixiándolo, a los hombres no nos gusta eso. 

Nicole sintió angustia, se armó de valor para enfrentarse a Tom y una conversación acalorada comenzó. 

Dentro del baño Bill trataba de aliviar su calor. No sabía con qué cara vería a Tom cuando saliera de ahí y todo por un maldito trago. 

Cerró sus ojos y recordó el beso que le dio y fue cuando logró correrse en su mano con un suspiro prolongado.

Pobre Billyberto, cómo saldrá de ese baño luego de eso...¿Creen que Nicole sea una especie de piedra en el zapato? Recuerden que Tom es un cerdo u_u nada cambia aún... solo que Bill empieza a conocerlo un poco más. Veremos qué más pasa :D Un abrazo grande <3 <3