Hola a todos *-*! lamento haber tardado en subir este fic que aún no llega a la mitad. Este capítulo se llama "Pisar tierra", y agradezco a Ale Velasquez por el regalo que me dio una vez, lo subo aquí *-*!! HERMOSO. Saludos a todos y disfruten el cumpleaños de Gustav *.* Besos~
Solo faltaban tres días para llegar a tierras americanas y sus vidas aún estaban en peligro; ambos, Tom y el polizón, si fueran descubiertos, sería el fin.
Andreas no podía quitar sus lujuriosos ojos de sobre el menor quien agachó la cabeza algo intimidado, Tom notó aquello y lo empujó dentro del cuarto. Ahora estaba en un difícil dilema, y entre lo que no haría sería darle la oportunidad a Andreas de que tocara a Bill, eso le producía un escalofríos desagradable en el cuerpo, no quería ni imaginarlo.
Bill vio cómo la puerta era cerrada con él dentro del cuarto, discutirían otra vez de seguro. Comenzó a buscar su ropa por entre las sábanas de la cama, aún no podía creer lo que había ocurrido minutos antes, se sentía muy cansado, pero aún así, de ratos sonreía recordando lo íntimo que eso había sido, su primera experiencia sexual con alguien a quien quería… Deseaba que no terminara el viaje si fuese por estar junto a Tom, pero su parte razonable le decía que mejor estar en tierra para escapar del peligro.
Con algo de temor se recostó en la cama esperando por Tom, por alguna señal que le indicara que estaba a salvo ahí. Se mantuvo en alerta, tratando de escuchar sonidos de afuera. Su corazón bombeaba temeroso de algo.
—Te doy todo mi sueldo al llegar, palabra de hombre —ofreció Tom. Andreas solo lo miraba disgustado, estaba ansioso, deseoso.
—No creo que cumplas algo así, de verdad no veo por qué te puede importar tanto un inmigrante, creí que eras mi amigo.
—Escucha, no tengo temor a ser sancionado, no me importa, solo quiero que te mantengas lejos de mi cuarto. Acepta mi oferta, si quieres te doy un adelanto —propuso con algo de preocupación.
El capitán se les acercó puesto que desde lejos los había visto discutir sospechosamente. Andreas se hizo a un lado mirando amenazante a Tom, el cual ya no sabía qué más decirle.
—¿Pasa algo? —preguntó el capitán.
—Hemm… —Tom enmudeció esperando que Andreas dijera algo.
—Discusión de amigos. —Sonrió el rubio.
—Bien, necesito que se pongan a trabajar.
A Tom le tocaba salir en la noche, pero órdenes eran eso, debía de cumplirlas así no haya completado su sueño.
El capitán se fue y ambos jóvenes se quedaron mirando.
—No te delaté, Tom. Esta noche quiero entrar a tu cuarto, juro que no le haré daño, él seguirá siendo tuyo. —Tom apretó los puños, eso era injusto. Pero luego algo pasó por su cabeza.
—De acuerdo —contestó con una pequeña sonrisa.
—¿Es un trato? —Tom asintió.
***
Bill no podía estar tranquilo, pero se levantó de la cama para asearse en el baño. Casi de dio un baño en total silencio y el cielo rojo del atardecer entró por la pequeña ventana superior del baño. Suspiró oliendo el mar desde su posición. Y muchas preguntas inundaron su mente… ¿Estaba enamorado? ¿Cómo había pasado todo eso tan rápido? No lo sabía.
Aún no creía todo lo que estaba viviendo. Le causaba un nerviosismo placentero recordarlo. Tom era ahora su hombre y eso no podría salir fácilmente de su cabeza, pero mientras más lo pensaba, la propia realidad hacía efecto, y es que él sabía que cuando llegaran a América las cosas serían diferentes. Él tendría que buscar su mundo en ese país y dejar que Tom regrese a altamar. Eso provocaba sentimientos de angustia por no poder decirle a Tom sus deseos para con él y que además lo que ellos tenía parecía ser imposible, lejano, poco realizable.
Era mejor pisar tierra.
Ahí recostado en la cama de Tom abrazó la almohada e inspirando el aire cerró los ojos buscando descanso. No veía la hora de saber si regresaría a dormir a su lado o no.
El movimiento del barco lo arrulló y en sus sueños logró ver a Tom, sus rastas se movían con el viento y lo abrazaba por la cintura, podía sentir lo cálido de su cuerpo en su espalda y como le susurraba declaraciones de amor, palabras que él antes no había escuchado, jamás pensó que simples palabras salidas de los labios de aquel chico, casi desconocido prácticamente, lograrían trasmitir sentimientos intensos. Sonrió e incluso rió un poco al sentir las caricias tan reales en pleno sueño… No era consciente que estaba durmiendo, para él era vivir otro día ahí en esa habitación junto con Tom, su Tom.
—¿Qué sueñas? —oyó su voz como en eco y abrió los ojos agitándose en el proceso. Era él… Tom a su lado.
—¡Tom! —Se dio la vuelta como pudo para verlo a los ojos, estaba en la cama junto con él y su corazón revivió de inmediato. Casi sin pensarlo se acercó y lo besó en la mejilla unas dos veces—. Tom, ¿todo bien? —preguntó acariciando su rostro gentilmente. Los ojos de Tom brillaban y lo observaban detenidamente. No hubo respuesta y Bill pudo imaginar que quizá el peligro principal no había pasado—. Lamento que te meta en problemas, yo… —Se mordió el labio no sabiendo qué decir.
—No digas nada. —Tom alzó una mano y le revoloteó los cabellos negros—. Solo no pienses en eso, estás conmigo ahora y no dejaré que nada malo pase. Nadie entrará por esa puerta para hacerte daño. —La otra mano reposaba en su cintura, acariciando parte de su piel que aparecía por los pliegues de la camisa que tenía. Bill se le pegó y apoyó su cabeza al pecho de Tom.
Aún el pelinegro tenía dudas y temores, pero no sabía cómo expresarlas… Era aún muy chico y poco experto en esas cosas, solo sabía que se sentía ligado a Tom y no quería dejarlo nunca. Pero también sabía que para Tom no significaba igual.
—¿Nos veremos cuando estemos en América? —preguntó con pequeña voz y sintió que Tom se alejó un poco.
—No creo… Bill, debo hablar de eso contigo. —Lo encaró y lo vio a los ojos, Bill abrió la boca algo sorprendido—. Lo que pasó entre nosotros fue… —Tom no sabía cómo decirlo sin dañarlo, pero en parte sabía que si no definían bien la situación le estaría dando alas a algo que tenía la certeza de que no funcionaría—. Fue sexo. —Aquella palabra sonó tan fría y vergonzosa para Bill.
Se alejó un poco del cuerpo cálido de Tom y esquivó la mirada sintiéndose sucio. No debió pensar en que Tom sería su hombre para siempre, no debió hacerse ilusiones en el barco. Solo era un polizón queriendo cruzar el océano y de alguna manera debía “pagar” su estadía. Tom lo protegía y se aprovechaba, así garantizaba que llegara sano y salvo, pero más allá de eso, no había futuro.
Se encogió en la cama no sabiendo si debía responderle o no, ¿qué debía decirle? Las cosas estaban claras.
—Espero que… Espero habértelo hecho bien —dijo Tom queriendo remediar la situación y extendió una mano para tocarlo, pero Bill lo esquivó—. Bill, no te pongas así…
—No digas nada, ya no digas nada más.
Las palabras que alguna vez le habían acariciado el corazón, ahora lo habían herido profundamente. Su primera decepción amorosa el mismo día de su primera vez, aunque ya era la noche.
Tom se las había ideado para pasarla en su cuarto.
—Lo siento. —Tom trató de acercarse y Bill retrocedió hasta que su espalda dio contra la fría pared—. Lo siento, Bill. —Extendió sus manos, y una de ellas rozó su mentón y alzó su mirada, apenas el brillar de sus ojos le alertó de lágrimas, frunció el ceño, Bill temblaba—. Lamento no ser quien te merezca. —Lo jaló de su brazo delgado y lo pegó a su pecho, aunque Bill se resistía, terminó llorando en sus brazos.
—No es justo… no lo es —decía entre sollozos—. Yo quiero verte, quiero tenerte… No quiero que este viaje acabe, quiero ser tuyo…
Tom mantenía los ojos abiertos ante esa confesión. Tenía temor a lo que pudiera pasar cuando llegaran a América. Quería a Bill sí, él no podía mentirse a sí mismo. Pero como mayor, sabía que algo así no tendría futuro. Debía pararlo, aunque sus sentimientos y deseos lo contradecían.
Bill lo miró a los ojos buscando saber si era verdad lo que le decía, pero Tom no se inmutaba. Le secó las lágrimas con la yema de sus dedos y besó su frente.
—Polizón, no llores más, no por mí que no valgo nada… Estoy seguro que allá habrá alguien que te querrá más que yo. Prométeme que serás un hombre de bien, que no andarás en las calles perdiéndote como tanta gente.
¿Cómo era capaz de pedirle todo ello a un jovencito con el corazón roto? Bill apenas lo miró a los ojos y se precipitó en él, besándolo en los labios fuertemente. Jamás había hecho algo semejante, Tom aceptó su beso intensificándolo y metiéndole la lengua.
—Si queda poco tiempo, yo… —apenas jadeó el menor—. Quiero pasarlo contigo. —Sus brazos fueron a su cuello y se aferró a él.
El corazón de Tom se partía también. Sabía que hacía mal, muy mal en ligar sus sentimientos a alguien que no vería más. Sabía que no debió haberlo hecho entrar al barco, desde ahí estaba el error.
Bill no dejaba de besarlo, arriesgándose a sentir su corazón hecho pedazos. Sus latidos eran tan acelerados y no pasaba desapercibido para Tom quien los sentía en su piel, parecía que tenía su corazón tan cerca y palpable pero a la vez lejano. Tom jadeó sabiendo que le costaría parar y supo demostrarle eso a Bill presionándose contra su cuerpo.
Bill ahora sabía que solo podía tenerlo físicamente, al menos eso. Sus caricias, sus besos, su cuerpo. Nada más que eso. Pero sabía que podía atesorar esos momentos. Recordar esas agradables sensaciones.
¿Por qué tuvo que enamorarse de Tom? Esa pregunta no tenía respuesta, simplemente había pasado. Y no tenía control sobre sí mismo. Rápidamente sus piernas atraparon su cadera como un nudo fuerte y su espalda de arqueó, alzándose un poco, estirando los brazos hacia atrás. Jadeó al ver a Tom a los ojos.
—No puedo resistirme —dijo él con voz ronca—. Me tienes en tus manos, Bill. No puedo dejar de desearte simplemente.
—Tú eres el que me tiene, en cuerpo y corazón. Todo. Todo lo que soy es tuyo.
Tom se quedó quieto por un momento. Él no merecía tanto, ¿por qué Bill se lo daba?
Vio como se remangaba la camisa blanca hasta sacarla de su cuerpo y luego el pantaloncillo que tenía puesto. Su cuerpo temblaba de nerviosismo, podía sentirlo y notarlo en el titiritar de sus dientes. Tom le acarició la mejilla viendo cómo la luz de la vela se reflejaba en aquellos acuosos ojos, se inclinó pero no lo besó, se acercó a su oído y le mordió sutilmente la oreja.
—Eres el ser más precioso que he tenido en mi vida… —Besó su cuello, y luego Bill se alzó en la cama, y Tom se dejó caer en ésta abrazando a Bill sobre él, dejando que sus piernas se situaran a ambos lados de su cadera y juntaran sus cuerpos semidesnudos.
Y para Bill la experiencia fue distinta. Sabía lo que sentiría con Tom en ese instante. Ahora conocía y lamentablemente sabía que sería lo único que de él obtendría.
Supo disfrutarlo tanto como Tom. Apretando sus labios trató de no gemir cuando lo tuvo dentro. Abrazado a su cuello, lágrimas se le salían de los ojos y mojaban las mejillas de Tom.
Solo dos días, solo dos. Eso era terrible.
—Tom... Nhh… —gemía en su cuello, tratando de no ser ruidoso. Tom sentía que cada vez más depositaba su corazón en el otro. ¿Cómo tendría el valor luego de despedirse? Eso sería difícil.
Tomó a Bill y lo recostó boca abajo para ir sobre él y así terminar. Besándole la nuca, Bill, sutilmente, le pidió intensidad y así fue.
Las sábanas terminaron enredadas en sus piernas y el silencio reinó por largos minutos en los que trataban de calmar sus agitados corazones.
—Dos días —dijo Bill—. ¿Cómo olvidarte en dos días? —Tom estiró la mano hacia el lamparín apagando la vela. Y luego buscó con sus manos a Bill, para abrazarlo.
—No lo sé… no tengo idea —dijo susurrando. Y es que esa misma pregunta rondaba su interior.
—Mañana estarás conmigo, ¿verdad?
—Por la mañana sí y luego… deberé trabajar. —Bill suspiró hondo y se acomodó en el pecho de Tom.
***
Andreas lo seguía chantajeando, y eso a Tom comenzaba a cansarlo.
—No te lo daré, aunque esté en riesgo —dijo tratando de ignorarlo mientras ambos limpiaban parte de la extensa cubierta.
—Me estoy cansando, en serio.
—Falta tan poco para llegar, ¿no tienes sentido común? Allá te pago todas las putas que quieras, palabra de hombre. —Eso tranquilizó al perverso de Andreas. Era cierto, falta poco para llegar y Tom le había prometido dinero.
—¿Y quien me baja la calentura de ahora? —preguntó con una sonrisa maliciosa.
—¡Eres un maldito afeminado! —gritó entre dientes.
—¿Qué te cuesta solo hacerme entrar a tu habitación y dejar que lo toque? —Tom frunció el ceño.
Se lo llevó cerca de la popa, detrás del almacén, con mucho pesar le metió la mano en los pantalones y le tapó la boca.
—Gritas o algo y te la arranco con mis manos —susurró acariciándole. Sabía cómo hacerlo y aunque le repugnaba sabía que Andreas no descansaría hasta querer tocar a Bill.
El rubio puso los ojos en blanco ante la mano de Tom moviéndose cada vez más rápido en su miembro.
Y luego que terminó, Tom lo soltó con violencia.
—Ahí tienes, ¿contento? —Andreas lo vio de reojo, eso se había sentido bien, quizá querría repetirlo.
***
Otra vez la noche oscura y el capitán había anunciado que quizá pasado mañana por la mañana estén viendo tierras americanas. Eso era genial por una parte, solo por una minúscula parte. Si fuese por él preferiría pasarla con Bill.
El pequeño lo había esperando semidesnudo en la cama y Tom le había traído agua y algunas frutas las cuales devoró en su totalidad. Ya no sabían igual, el tiempo las había deteriorado y es que por eso la mayoría ya no veía la hora de llegar, estaban ansiosos.
Menos ellos dos.
—En América no tengo a nadie —dijo Bill—. Allá trabajaré en… no lo sé, de cualquier cosa, mas no te olvidaré, significas mucho para mí.
—Lo harás —dijo con una pequeña sonrisa fingida—. Verás que sí. Cuando sepas del mundo en sí, sabrás que solo fui una parte de él, una minúscula parte de casi tres semanas…
—Eso es lo que tú crees porque no has amado.
—¿Amado? —cuestionó Tom alzando una ceja, Bill se mordió el labio.
—Sí, amado como yo lo hago, no lo sientes, solo te gusta… eso. —Tom rió un poco viendo la seriedad del pequeño hablándole de amor y comparando lo que ellos tenían.
—Admito que me gusta eso —enfatizó la palabra referida al sexo—. Sabes que eres muy estrecho ahí. —Bill se ruborizó—. Es aún más placentero que una mujer, eres único. —Bill sonrió apenas, y llevó una mano por encima de los pantalones de Tom, acariciándolo.
—Pero no me quieres…
—De qué sirve quererte si no te tendré. Bill, pisa tierra…
Suspiró y se pegó a Tom buscando alguna cosa, alguna esperanza.
—Quiero quedarme contigo en alta mar… no quiero salir de este barco. —Alzando una pierna la puso en la cadera de Tom y éste se la tomó.
—No todo lo que se quiere se tiene… no es así mi pequeño polizón. —Besó la punta de la nariz comenzando a desnudarlo—. Extrañaré esto… —Se le escapó al saber que le haría el amor otra vez.
Bill se entregó otra vez sabiendo que mañana sería el último día…
Temía bajar del barco a un lugar desconocido a empezar de nuevo. Y es que empezar todo dejando a Tom sonaba en su mente tan catastrófico. ¿Por qué simplemente no podían quedarse juntos?
Tom sabía que sería capaz de defender a Bill por sobre muchas cosas. Capaz de rebajarse por él y capaz de arriesgar su vida por su integridad. Se había puesto esa meta, de protegerlo, cuidarlo y hacer que llegara a América sano y salvo y si eso significaba tener que complacer a Andreas en ciertas cosas él las haría.
Pero entregar su corazón, eso no. No otra vez sabiendo que aquella chica de la cual se enamoró alguna vez en el barco se casó con un hombre que le pudo dar todo lo que él no sería capaz de dar a nadie porque no tenía nada que ofrecer.
—Te quiero Tom, te quiero, ahh… —dijo entre pequeños gemidos con Tom detrás suyo haciéndole el amor, abrazando su cintura posesivamente.
Lamentablemente Tom no quería admitir que lo quería. No, porque sabía que así lo dañaría aún más.
Bill debía llegar a América y hacer una vida de bien. Eso era su pensamiento y quería mantenerlo así.
Falta tan poco para llegar y pisar tierra en todo sentido, ¿qué más pasará? Se verá pronto. Besitos~
>_< Ahhh!!! intenso el cap, el pobre de Tom lo que tiene que hacer para no dejar que toquen a su polizon, hermoso!! ^_^ a ver que pasa cuando lleguen a tierra? :$
ResponderEliminarnos leemos en el proximo, hermosa :)
bye, bye ;)
MEOWWWWW!! :"3
(OTRA VEZ.. :P)
Gracias *-*!!! Y sí u_u será capaz de mucho para que no toquen a su polizón.
EliminarPronto subiré lo que sigue y sí meoww <3<3
ese Andreas ¬¬
ResponderEliminar:( pobre Bill.. :( creo que al subir al barco jamas pensó que podría perder ahí su corazón... :(
bueno.. a esperar el próximo.. :)
cuídate! küsses!
Criis. <3
Sí u_ú ese Andreas malote. Y sí, el amor llega cuando menos lo eseras y bueno, perdió su corazón y ganó un marinero.. veremos qué sale de todo eso.
EliminarBesos <3 <3