Niñerías - XV

Hola a todos, les traigo otro capítulo más. Se lo dedico a Marhianyer Kaulitz y a Aelilim por ser hoy su cumpleaños *-* Mis saludos afectuosos para ellas dos <3

—Bill es mi novio y tengo derecho de reclamarte, ¿crees que no me di cuenta de cómo lo miras? —Tom rió un poco y se apoyó en la pared, un tipo quiso entrar al baño pero él lo impidió con su cuerpo—. Está ocupado, no querrá entrar ahí. —Miró amenazante y el señor desistió en entrar. 

—¿Con quién hablas? 

—Cuido a Bill. 

—No me causa gracia. 

—No hice un chiste. 

—¿Dónde está? A él no le gusta que toquen sus cosas. 

—Me dio sus cosas. 

Bill lavaba sus manos y se sentía un poco más aliviado. Vio su rostro en el espejo del baño y no le gustó su imagen con las mejillas sonrojadas y el cabello revoloteado. Así que demoró en echarse agua a la cabeza. Suspiró muchas veces tratando de relajarse por completo y poder dar la cara, sabía que le costaría y planeaba regresar a casa cuanto antes. 

Se animó a salir y al hacerlo encontró a Tom con su celular y abrió la boca de la indignación, lo oyó decir algo como “bueno, en realidad poco me importa todo esto”, y le dio la cara cruzándose de brazos, Tom lo vio y ni se asombró. 

—Aquí está Bill. —Le extendió el teléfono y Bill se asombró un poco—. Es tu señorita enamorada. —Bill se sorprendió y lo tomó con nerviosismo, ¿ahora qué debía decir? 

—¿Aló? —Dio la espalda a Tom—. ¿Nicole? 

—¿Bill? Creí que me habías dicho que estarías en el trabajo, ahora sé que paseas con ese chico de malas intenciones. —Bill resopló en la línea, no sabía cómo arreglar las cosas con ella. 

—No te pongas así, no me gusta. —Nicole se mordió el labio fuertemente. 

—¿Te… te atrae? 

—No es lo que piensas, hablaré contigo en la noche, ¿te parece? Este no es el momento para hablar. —Ella suspiró resignada. 

—Está bien, tenemos que hablarlo… ¿vendrás? 

—Yo te llamo —diciendo eso colgó y temió voltear, pero luego recordó que Tom era el que había conversado con ella así que decidió darle la cara—. ¿Cómo te atreves a contestar mi teléfono? Casi me metes en un problema y ella sí es especial. 

—El teléfono sonaba y sonaba y llegué a pensar que se trataba de una emergencia, entonces contesté. Te quise hacer un favor. —Bill lo miró con desaprobación—. ¿Ella está bien? 

—Sí, eso creo… Hem, creo que me voy a casa. —Tom se puso serio y lo miró más de cerca tomando uno de sus brazos. 

—Aún es temprano, además estás aliviado, ¿no? —Las mejillas de Bill se intensificaron en rojo y Tom sonrió. 

—No me siento bien. —Bill trataba de salir de ese estado de incomodidad el cual solo lo obligaba a querer escapar. 

—Está bien, te llevo a casa. 

Bill guardó su celular en la mochila y siguió a Tom a paso lento, parecía que el mayor estuviera decepcionado. Bill fue a su lado y lo miró. 

—Oye Tom… 

—¿Sí? —Miró a Bill y éste se mordió el labio—. ¿Qué pasa? 

—Bueno, si tú quieres, solo si tú quieres podemos quedarnos. —Sonrió Bill y se sintió más nervioso por decir eso, pero Tom lo tomó de la cintura y lo animó a seguir, una risita salió de sus labios y dieron media vuelta. 

El zoológico era un lugar muy lindo lleno de jardines y parques, lo único que a Tom no le gustaba era ver a los animales encerrados ahí, pero podía estar en algún parque, aún era la tarde y el sol se ocultaba de a pocos. 

Tom le dio un beso sorpresivo en la mejilla que incomodó al pelinegro e intentó separarse cosa que no consiguió porque Tom lo abrazaba más fuerte. 

—Tom… aléjate. 

—¿Por qué? Vamos, deja de ponerte así, tan tenso, fue solo un pequeño beso, además ya te he besado más que eso, ¿cuál es el problema? A ver, explícame que de verdad no entiendo. 

Se detuvieron en un camino de flores lejos de los animales, estaban cerca al supermercado y Bill se arrepintió de haberle dicho que podía quedarse. Se puso serio y Tom tomó su mentón. 

—No me agradas, ya lo dije. 

—Excusas, sé que te agrado. —Bill lo miró y luego giró el rostro para que dejara de tocarle la barbilla—. Bill… —Aún no le decía nada. 

Se puso a pensar en muchas cosas, ¿por qué permitía que Tom lo tratara así? ¿Por qué le agradaba si sabía que no era un buen tipo? No halló respuesta, solo sabía que no quería alejarse de él, pero de todas formas su razón pesaba. 

—Tengo a Nicole. —Y ese argumento era válido, él tenía a alguien. Tom lo miró serio, buscando en su mirada la verdad. 

—La tienes pero no la quieres. 

—Eso no te incumbe, la tengo y la respeto. No veo por qué hablar de esto ahora, Tom. Creo que me voy. —Tom tomó su brazo y lo miró con una pequeña sonrisa que confundió a Bill por un momento. 

—No, quédate un poco más, aún no es de noche, ya no hablaré de esas cosas si no quieres. 

Bill suspiró queriendo relajarse y terminó yendo por los pasillos del supermercado, Tom le había dicho que podían ir al cine y Bill aceptó pensando que sería buena idea distraerse con alguna película al lado de Tom. 

Mientras caminaba, una chica pelirroja se les acercó por detrás y picó el hombro de Tom y éste volteó consternado, pero al verla, sonrió emocionado y la saludó. 

—¡Pamela, qué gusto! —Bill se hizo a un lado observando a la chica, era muy bonita de largo cabello rojo trenzado, una blusa hippie de bordados y una faldita que combinaba muy bien. 

—¡Tom! supe de tu accidente por Andreas, me preocupé mucho, pero ¿qué crees? Perdí el celular y ni pude llamarte. 

—Ah, era eso, vaya, yo creyendo que cuando uno se accidenta lo creen muerto… —Ella rió un poco y le dio un pequeño codazo, parecía divertida y por la forma en cómo miraba a Tom le dio a entender que era alguien especial—. Disculpa, te presento a un amigo con el que estoy saliendo. —Esas palabras utilizadas por Tom inquietaron mucho al menor, “soy un amigo con quien está saliendo”, pensó para sí. 

—Qué lindo, hola, me llamo Pamela —dijo con una sonrisa y Bill extendió su mano. 

—Me llamo Bill, un gusto. —Disimuló una sonrisa y luego la chica se enfocó en Tom. 

Comenzaron hablar de una fiesta de hace meses y ella le chismoseó con quién se había ido una tal Karina, a Tom pareció disgustarle saber eso y luego ella siguió contándole de que lo extrañaban y le dijo algo al oído que hizo reír a Tom, fue cuando se dio cuenta que estaba entrando a temas algo incómodos y que de seguro Bill se molestaría o aburriría, así que de despidió de ella con un beso sonoro en su mejilla y anotó en su celular su nuevo número. La chica se fue por donde vino y Tom miró a Bill, lucía serio y poco interesado en hablar. 

—Es solo una amiga. 

—De seguro —dijo serio. 

—Ya Bill, deja esa cara, es solo una amiga. 

—¿Con la que pasaste más de una noche? Creo que ni tengo por qué preguntar, pero algo me dice que sí. 

—Sí —dijo serio—. Para qué mentirte, ella es una de las chicas con las que pasé más de una noche. —Bill frunció el ceño, él sabía, podía sentirlo en esa forma que se miraban el uno al otro—. ¿Es un problema eso? 

—No lo es, no —dijo serio. 

—Entonces ¿por qué esa cara? Sé sincero así como lo soy contigo. 

—Me parece despreciable, ¿contento? Me parece que tienes una forma de vida despreciable, todo es sexo para ti. —Tom se puso un poco serio, quería entender a Bill, pero sin duda le costaba. 

—¿Todo lo veo sexo? ¿Te traje a un hotel, acaso? ¿Le dije a ella para irnos a uno y mandarte a ti a tu casa en un taxi? ¿Crees que pienso en follar ahora mismo, aquí? ¿O cuando veo alguna cosa lo relaciono con sexo? Vaya, mira esa puerta, es sensual, me la quiero follar pero quizá no entre mi polla en ese hueco. 

—¡Eres un cerdo! 

—¡Qué hice! 

Bill se adelantaba buscando la salida, estaba un poco abrumado, no podía creer que aún estuviera escuchándolo decir tantas cosas que para él eran feas. 

—No es lo que haces sino lo que dices. —Tom lo tomó del brazo deteniéndolo y luego lo encaró mirándolo a los ojos. 

—De verdad Bill, quiero entenderte pero a veces no lo consigo. 

—Eres un cerdo, eres despreciable, no sé cómo puedo… puedo quererte, no sé. 

—¿Me quieres? —preguntó asombrado y vio cómo Bill enrojecía y esquivaba la mirada—. Es eso, ¿verdad? Me quieres y no sabes cómo lidiar con eso. —Llevó una mano a su pecho agitado y Bill bajó la cabeza. 

—No… —habló bajito y Tom buscó su mirada cosa que no pudo conseguir porque seguía esquivándolo. 

—Mírame, quiero saberlo. 

—Dije que no. —Lo miró a los ojos tratando de sonar seguro. 

—Sinceramente no te entiendo y lamento ser insistente, pero juro no entenderte nada. —Bill estaba serio, mirándolo con una incomodidad que lo quería llevar a dar media vuelta y salir de ahí. 

Estaba confundido y tenía un mar de emociones extrañas y contradictorias dentro de sí que lo llevaban a no saber qué contestar, ¿lo quería? ¿Lo odiaba? ¿Se podía sentir ambos sentimientos al mismo tiempo? No lo sabía. Tom aún lo miraba impaciente, buscando repuestas en sus ojos, extendió una mano y la llevó hacia su mentón comenzando a acariciar su piel, los labios de Bill temblaron sin querer y se los mordió. Tom analizaba sus gestos y reacciones, no lo rechazaba, casi podía adivinar que si lo besaba en ese mismo instante tampoco lo rechazaría, pero decidió no hacerlo. 

—Somos diferentes Tom, tú ves las cosas de otra manera que yo no. 

—¿Cómo las miras tú? 

—Yo no ando acostándome con la gente así por así, las personas no son objetos de satisfacción, tampoco ando gastando mi dinero como me da la gana. —Tom escuchaba serio cada cosa que decía, Bill parecía muy inseguro en decirlo, su voz temblaba y casi no lo miraba a los ojos—. No quiero querer a alguien tan diferente a mí. 

—Todos somos diferentes, ¿me dejas responderte? —Bill alzó la vista y asintió—. Trato de entender tu punto, pero quizá sea esa diferencia entre los dos que me hace pensar que no puedo. La gente no son objetos para mí, simplemente las situaciones se dan, jamás fuerzo a alguien a hacer algo que no quiere hacer, el sexo es entretenido y una buena forma de pasar el tiempo en donde dos personas o quizá más pueden salir muy satisfechas. 

—No hables así —miró con molestia. 

—¿Así cómo? —Llevó una mano a la cabeza y se movió la gorra que tenía, sentía que se impacientaba. 

—Olvídalo —dijo Bill cruzándose de brazos, ahora que sabía más de Tom no se decidía en qué sentir, o si desprecio o cariño, la línea entre esos dos sentimientos era tan fina. 

Tom tomó su mano y deshizo el cruce de sus brazos, Bill se agitó un poco. 

—Está bien —dijo Tom yendo un poco más cerca—. Prometo no hablarte de mis cosas si tanto te molesta, ¿te parece? —Tocó la punta de su nariz con su dedo índice y le sonrió, Bill pestañeó varias veces confundiéndose más—. ¿Aún quieres ir al cine? 

—Hum, no sé… 

—Vamos, decídete. 

Al final, las piernas de Bill se movieron junto a las de Tom sin decirle nada. Su corazón latía mucho, aún lo consideraba un cerdo pero no podía evitar sentirse atraído no solo por su físico sino por las cosas que descubría de él aunque algunas no eran nada agradables. 

Tom lo abrazó por detrás mientras estaban en la cola a punto de entrar al cine, Bill no sabía cómo decirle que eso lo incomodaba un poco, lo ponía nervioso. Tom había apoyado su mentón en uno de sus hombros y tarareaba una canción, Bill solo tenía las manos juntas cerca de su vientre donde los brazos de Tom lo tomaban y pestañeaba mucho. 

—Tom —llamó en un susurro. 

—Dime. 

—Bueno… no sé, no… es que… —se mordió la lengua y Tom rió. 

—¿Qué pasa? Estas colas son así, pronto estaremos dentro. 

—Hay gente… 

—¿Qué tiene? Hay mucha gente, es obvio. 

—Que me estás abrazando. —Tom rió otra vez y Bill trató de encontrarle el chiste, miró a Tom por encima de su hombro y éste se puso serio. 

—La gente debe saber que dos hombres se pueden abrazar, ¿no crees? ¿Estamos haciendo algo malo? 

—Ya sé, solo que… 

—Está bien. —Lo soltó y Bill suspiró aliviado. 

La cola avanzó y entraron al cine el cual era un lugar oscuro y Bill podía ver cómo las parejas buscaban los asientos traseros, curiosamente Tom lo llevó a uno así. 

Le pasó el pop corn y sodas para luego sentarse a su lado y pasar su brazo alrededor de sus hombros, Bill suspiró queriendo relajarse y pensaba en si podía confiar en Tom o no. 

La película empezó y era una de acción y fantasía, requería de concentración para saber de qué trataría, pero Tom le contaba chistes sin sentido y se ganaba el apabullo de las personas. 

—¡Ya cállate! —gritaba una señora desde atrás. 

—¡Lo siento! —gritó Tom causando risa en Bill. 

—Ya, Tom, nos echarán de aquí, deja de hablar esas cosas. —Reía con las mejillas sonrojadas y encogido en el asiento, Tom trató de calmarse también pero a veces se le escapaba la risa y Bill le seguía. 

—La gente no madura —escuchó a la señora hablar detrás— los jóvenes de ahora son unos malcriados. 

—¡Silencio, no deja escuchar la película! —reclamó Tom y Bill lo jaló del brazo, sabía que sería capaz de armar una contienda ahí mismo. 

Sus manos se entrelazaron sin querer y de lo agitado que Tom estaba por levantarse un poco y mirar atrás a la señora se detuvo mirando los ojos brillantes de Bill, volvió a su asiento y se encogió un poco solo para acercarse al otro. 

—No —susurró cerca de sus labios cuando quiso besarlo y Tom se detuvo cerca. 

—Quiero besarte. —Bill abrió la boca un poco sorprendido y dejó el pop corn a un lado para llevar las manos a la chaqueta de Tom, estaba agitándose y Tom no se había alejado, estaban tan cerca que las puntas de sus narices se rozaban—. Muero por besarte. 

Y eso terminó por hacer que Bill acortara la distancia y lo besara con mucho temor, solo posó sus labios sobre los de Tom y cerró fuertemente los ojos apretando sus manos en la chaqueta de Tom y no queriendo recriminarse mentalmente, no quería pensar en nada, ni en Nicole, ni en la señora de atrás, tampoco en la chica que había conocido la cual había pasado más de una noche con Tom, tampoco quiso pensar que ya sería de noche y que mañana tendría que ir donde su papá; no quería pensar en nada, incluso ni en Tom, solo quería estar así. 

Las manos de Tom fueron a su nuca y presionaron para besarlo con ganas, Bill se encogió en el asiento y Tom tomó el control de todo.

Billyberto otra vez contra la pared (en este caso asiento del cine) Podrá librarse del cerdo de Tom, recuerden que no deja de ser un puerquito u_u veremos qué más pasa... Los quiero *-* espero llegue pronto el fin de semana <3 muah muah