Niñerías - XIII

Hola a todos n_n~ no puedo creer que ya sea el capítulo 13, esto ya no es un minific, creo que cambiaré la etiqueta XD Gracias a todos pos sus comentarios y el apoyo, lo valoro mucho *-* Les dejo con esta imagen que me inspiró en este capítulo, algo así luce Bill en este fic, ¿no es lindo? Ahora entienden por qué Tom ha decidido conquistarlo~ 

Bill se puso frío por la manera en cómo Tom lo miraba y esa forma de mover el piercing en su labio, había recuperado ese aro y Bill no sabía cómo reaccionar ante esa mirada penetrante. Nicole a su lado, apretó más su mano en busca de respuestas o alguna reacción. 

—Ah… ¿Qué haces aquí? —preguntó queriendo no mostrarse nervioso e incluso sonrió disimuladamente. 

—Vine a buscarte. 

—¿A mí? —pregunta idiota que luego no sabía cómo disimular—. Yo… yo debo irme y luego iré a tu casa. 

—¿Quién es ella? —preguntó Tom con una sonrisa y se acercó a Nicole quien se sonrojó aún más. Tom era incluso un poco más alto que Bill y ella, y es que era ya un joven. 

—Ah, es Nicole y Nicole él es Tom. —Los presentó con nerviosismo y la chica extendió su mano, Tom se la tomó saludándola. 

Nicole se puso seria porque creyó que la presentaría como su enamorada, pero eso no había pasado por la mente de Bill, lo que el pelinegro no sabía era que Tom estaba con ganas de molestarlo. 

—¿Es tu novia? —Bill abrió la boca sorprendido, no sabía qué decirle. 

—Ah, bueno, estamos saliendo. —Se rascó parte de la nuca—. Tom, debemos irnos, iré más tarde a tu casa. Nos vemos. —Quiso dar por terminada la conversación, pero no esperó que Tom se atreviera a tomar de su muñeca, causando en él todo un revoloteo interno y un fuerte bochorno—. Tom… —dijo con temblorosa voz. 

—¿Qué pasa? —intervino Nicole con el ceño fruncido. Ella no era ninguna tonta para darse cuenta que aparentemente ese joven quería llevarse a Bill. 

—Vine a invitarte a comer —dijo Tom con una sonrisa—. A los dos si quieres. —Bill se mordió el labio y sintió una caricia en su mano, Tom, con su dedo índice, acariciaba la palma de su fría mano y eso logró agitarlo un poco, estaba buscando algo, era obvio. 

—¿Quieres Nicole? —preguntó Bill y ella se sorprendió, podía ver en Bill que sí quería, ¿cómo eso era posible? Era claro que el joven mayor no tenía buenas intenciones, lo presentía, ella se puso seria y Bill entró en un dilema. 

—Oh, vamos Nicole —dijo Tom y le codeó cosa que a ella no le gustó. 

—No creo que sea buena idea —dijo ella mirando a Bill y tomando su mano, la otra mano ya que Tom aún seguía tomando una. 

Bill se libró de ambos agarres y se sentía morir, quería que la tierra se abriera y cayera dentro o que se tele transportara a otro lugar, la situación era la cosa más bochornosa de su vida. Parecía que Tom no estaba nada incómodo, por el contrario tenía una sonrisa amable en su rostro, eso animaba mucho a Bill, en realidad él quería ir, pero Nicole estaba comenzando a impacientarse y movía un pie de manera nerviosa. 

—Hum, creo que iré —le dijo a Nicole y ella abrió la boca sorprendida—. Es que trabajo en su casa y luego iremos allá, ¿no? —preguntó a Tom. 

—Sí, claro —dijo con una sonrisa. 

—Me conviene —le dijo en un susurro a Nicole—. ¿Vamos? 

—No puedo —habló seria—. Tendrías que llamar a mis padres para decirles que llegaré tarde y… 

—Pues llámales —dijo Tom extendiendo su celular. Ella lo miró con molestia y Tom sonrió aún más, podía darse cuenta que estaba celosa y eso le divertía. 

—No. 

—Bueno —dijo Bill con una mueca de pena—. Te veo mañana. —Sonrió tratando de romper esa tensión y sobretodo esa sensación de que la dejaba por Tom. 

—Ella se le acercó y le dio un pequeño beso en sus labios que Bill no pudo esquivar y luego le dijo adiós a Tom para irse apurada, aparentando molestia, queriendo llamar la atención del que consideraba su novio, pero éste se quedó viendo a Tom a los ojos y luego frunció el ceño. 

—No vuelvas a buscarme aquí. 

—¿Por qué no? 

—Porque no quiero. —Tom rió y tomó a Bill del brazo para caminar. 

—¿Ya no estás molesto conmigo? ¿No? 

—¿Tú qué crees? 

—Salimos a comer algo como buenos amigos, ¿no es genial? —Bill no sabía qué decir, era verdad, había aceptado tan fácilmente e incluso había permitido que su supuesta novia se vaya. 

—Lo hice porque me llevarás al trabajo, lo hice por Liam. —Tom rió y siguió caminando—. No veo el chiste. 

—Ya, no te pongas así. Dime, ¿qué quieres comer? —Bill apretó los labios y se puso pensativo. 

—Lo que quieras ofrecerme. —Tom sonrió un poco malicioso y Bill se puso en alerta. 

—Pues vamos. 

Paró un taxi y ambos subieron, a Bill se le hizo extraño ir en uno con Tom pero era comprensible pues no tenía auto. Tom estaba muy tenso, le había costado mucho llegar a la escuela de Bill, él hubiera preferido ir caminando pero aún su pierna no estaba del todo bien, pero tuvo que tomar un taxi y no la pasó tan bien que digamos, se sentía ansioso como si le faltara el aire y le diera vértigo. Ahora estaba así y Bill pudo notarlo. 

—¿Estás bien? —Tom asintió—. Humm… Te pasa algo. 

—No me pasa nada. —Su pierna se movía insistentemente y luego comenzó a inspirar hondo. Bill lo vio de reojo y lo notó pálido. 

—¿Tom? —El aludido lo vio por un momento y Bill sintió una punzada en su pecho, era una preocupación y fue cuando lo comprendió. 

Extendió su mano y la puso sobre la rodilla de Tom, éste giró el rostro para verlo, Bill estaba serio mirándolo con los ojos muy abiertos y comenzó a mover su mano, acariciando su rodilla y parte del muslo, Tom, por primera vez, no supo cómo reaccionar, nunca se imaginó que Bill pudiera hacer eso y hasta se sintió incómodo y movió su pierna tratando de alejarse un poco. Bill entendió y dejó de tocarlo, solo buscaba que dejara de sentirse asustado. 

—Llegamos —dijo Tom sobando parte de su cabeza cuando el auto frenó en un restaurant elegante en una zona que Bill no conocía. 

Ambos jóvenes bajaron y Bill se sintió algo cohibido, si bien era cierto Tom vestía de una forma no elegante se podía ver que usaba ropas de marca a diferencia de él y justo ese día había ido muy sport y lo único que tenía de elegante era una chaqueta crema que siquiera pasaba. Se acomodó el cabello y dejó que Tom lo acompañara. 

Se sorprendió que tuvieran una reservación pues lo condujeron a una mesa preparada, el mozo les jaló una silla y se sentaron frente a frente. Bill resopló nervioso, no se lo esperaba. 

—Pide lo que quieras —dijo cuando le extendieron la carta. 

Bill prefirió pedir algo pequeño, una ensalada con cremas, en cambio Tom pidió pasta. 

—Y bien, ¿desde cuándo Nicole es tu novia? —preguntó con una sonrisa de lado mientras comían y vio cómo Bill se ponía nervioso. 

—Bueno, no es mi novia en sí. 

—Ah, y te besa. —Tom rió y Bill enrojeció—. Y luego me reclamas por besarte sin ser nada tuyo. 

—¡Tom! 

—¿Lo ves? 

—Sí, ella es mi novia, recién nos estamos conociendo. —Prefirió mentir. 

—Vaya, qué gustos los tuyos, parece ser del tipo celosa, controladora y virginal, no dejará que la toques al menos que le jures matrimonio. —Bill frunció el ceño y dio un pequeño golpe en la mesa. 

—Qué asco de pensamiento, no te permitiré que hables así de ella. 

—Solo digo la verdad —dijo alzando ambas manos—. Ya deja esa cara. 

—No quiero hablar de ella. 

—Ya, está bien, solo lo decía porque somos chicos y yo sé mucho de mujeres, te puedo aconsejar. —Le sonrió movió las cejas. 

—No deseo, estamos bien y lo nuestro va en serio. —Trazó sus límites y Tom asintió con una pequeña sonrisa, él sabía que esa relación no tenía futuro. 

—Cuenta conmigo por si quieres hablar de eso —se ofreció y Bill dejó la mala cara sonriéndole—. Pide lo que quieras para beber. —Bill tomó la carta y buscó—. Que no sea un trago porque eres menor de edad —dijo burlón y eso no le gustó a Bill. 

—Tonterías, el otro mes cumplo dieciocho. 

—Huy, sí. —Bill frunció el ceño y llamó al mesero. 

—Un whisky espumante por favor. 

—Hey —intervino Tom—. No pensarás tomarte eso. 

—Claro que sí —retó Bill con una sonrisa. 

Antes había bebido y sabía que no era débil en cuanto a eso, así que debía tomar solo un poco porque iría a trabajar luego. 

Llegó su pedido y Tom pidió otro tipo de trago más suave, Bill se decepcionó de lo que le trajeron pues pudo percibir que era un trago fuerte, así que tomó solo un poco y lo dejó. 

—¿No lo terminarás? 

—Solo quise probar, además iré a tu casa. —Tom rió. 

—No, es día libre para ti. 

—No juegues con eso, dentro de media hora debo estar yendo. 

—Nada de eso, es día libre, mi hermano no está en casa porque amaneció enfermo. 

—¡Qué! 

—Sí, al parecer gripe y mis padres se lo llevaron a su trabajo, la idea era que Arthur lo recogiera a las doce pero ellos llamaron diciendo que se quedaría en una guardería cerca con el hijo de otro médico hasta la noche y que Liam prefería eso, mi mamá le encargó a Arthur llamarte pero él me dijo que tú no contestabas… —Bill abrió su mochila en busca de su teléfono—. Entonces decidí buscarte para avisarte. 

—Nos obligan a apagar los celulares en clase, pero cómo creerte… —Tom bufó y sacó su celular marcando un número. 

—¿Aló mamá? El niñero está en casa y no me cree que Liam no esté, te lo paso. —Extendió el teléfono para que Bill lo tomara y éste se puso nervioso. 

La señora le dijo que estaba ocupada, que era verdad que Liam no estaba en casa y que lo esperaba el lunes; luego de eso colgó y Bill se quedó sorprendido. Entregó el celular a Tom y no sabía qué decir. 

—¿Ahora me crees? —dijo con una sonrisa y Bill suspiró. 

—De todas formas no puedo confiar en ti. 

—¿Por qué no? Ya te dije que antes te tenía antipatía porque habían cambiado a Karina y ella era buena chica. 

—Sí claro, te atendía mejor que a Liam de seguro. —Se cruzó de brazos y Tom rió. 

—Pues sí, no puedo quejarme era muy buena. 

—Cerdo. 

—Bájale con las ofensas, ella ya no está, no tienes que ponerte celoso. 

—¡No estoy celoso! —gritó sonrojado y luego miró su trago aún sin terminar, ahora sí podía beberlo y lo hizo para disimular su bochorno. 

—Espera, hey, niño, noo… —trató de advertirle—. Oye, eso no se toma así, no creo que haya sido buena idea. —Bill sonrió triunfante y Tom se alzó de hombros, total, se lo había dicho. 

—Pues ya soy grande. 

—Como digas. 

—Hum, creo que aprovecharé para estudiar. 

—Bah, no seas aburrido, ¿acaso mañana tienes clases? Quería invitarte a un lugar que te gustará. —Sonrió Tom y Bill lo miró curioso. 

—No sé si sea buena idea… 

—Oh, vamos, ¿qué tienes que hacer? ¿Acaso toda la vida es estudiar? —Bill frunció el ceño por un momento y miró fijamente a Tom. 

—¿Crees que olvido que quieres aprovecharte de mí? —Tom se sorprendió. 

Bill pensaba y analizaba todo lo que estaba pasando, era extraño que Tom lo haya ido a buscar después de haber discutido el día de ayer en el que casi lo besa a la fuerza. También sabía que estaba en falta por haber aceptado la invitación pero es que no pudo resistirse y estaba cómodo, lo único que le molestaba era saber que Tom se aprovecharía de él viendo cualquier posibilidad y no quería dar su brazo a torcer para que eso pase. 

—¿Y qué tiene? —dijo fresco—. Vamos, ni que fueras un niño, es lo que tratas de demostrarme desde que te conocí. 

—No me agradas Tom, en lo absoluto. 

—Ya lo sé, me lo dices a cada momento, tengo eso en claro, pero me sorprende tus mejillas y esa mirada. —Bill se encogió un poco, por más que decía que Tom no le gustaba algo terminaba delatándolo. 

—¿Prometes no intentar nada? —preguntó con nerviosismo y Tom asintió. 

—No haré nada que no quieras. —Bill suspiró, quería confiar en Tom porque a pesar de saber lo cerdo que era, muy en el fondo o quizá no tanto, había una atracción fuerte, sino no estaría sentado frente a él aceptando otra invitación más. 

Y Tom sabía eso porque era mayor, así de simple. 

Tom se puso en pie y fue a pagar la cuenta, Bill sintió un retorcijón en el vientre, como un calor extraño y solo se quedó a esperarlo. Pasados los minutos, Tom regresó y le extendió una mano que Bill dudó en tomar y se puso en pie sin su ayuda. Se sorprendió del vértigo que sintió y Tom lo observó detenidamente. 

—¿Pasa algo? —Bill pestañeó y negó con la cabeza, no pasaba nada aparentemente. 

—¿A dónde me llevarás? —preguntó afuera del local y Tom suspiraba para mantenerse tranquilo a la hora de querer tomar un taxi. 

—Ya verás. 

—Tom… —reclamó. 

—No es la gran cosa, pero sé que te gustará. 

Tom se pegó más a él cuando el taxi paró e inesperadamente tomó su mano, Bill la sintió fría y solo la apretó sin decirle nada. Los dos subieron ahí y Tom le dio una dirección que Bill no conocía y comenzó a tornarse serio. Aún sus manos estaban entrelazadas y Bill se sintió un poco mal porque no quería verlo así. 

—Tom —lo llamó y Tom le vio a los ojos. Estaba serio y tenía una expresión de miedo, Bill pudo adivinar el porqué y solo se le acercó para darle un beso en la mejilla que sorprendió al otro—. Gracias —dijo cerca a su oído y luego, por la vergüenza del atrevimiento, apoyó su cabeza en su hombro. 

Tom miró hacia el frente y luego cerró los ojos, no tenía por qué mirar a la carretera si eso lo mareaba de manera rara, así que solo se quedó ahí, acariciando la mano de Bill. 

El pelinegro estaba sintiendo los latidos de su corazón muy acelerados y tan solo la caricia del pulgar de Tom en una de sus manos le estaba dando mucho calor, un calor extraño del cual no sabía qué pensar.

¿Notan algo extraño? XD ¿A dónde querrá llevarlo Tom? ¿Qué pasará en ese día libre? Pronto se sabrá~ Besitos y tengan buen inicio de semana. Los quiero *-*