Niñerías - XI

Hola a todos, al fin capítulo nuevo de este fic y está dedicado a Aliss R Aleman<3 gracias por todo lo has hecho por mí en mi vida. Espero les guste el capítulo aunque la verdad descubrirán algo ;_; Besitos.

Bill no sabía por qué aún seguía sentado al lado de Tom viéndolo comer cada osito de esos. 

—Es un arte estas cositas, te juro que tendría una fábrica de ositos si es posible —decía hablando con la boca llena de esas gomitas—. Es uno de mis sueños, aparte de corredor de autos, tener acciones en la fábrica de gomitas. —Bill puso los ojos en blanco por un momento, él deseaba ser un periodista o abogado algún día, en cambio Tom buscaba algo tan estúpido como ser parte de la fábrica de esos dulces. 

—¿Qué edad tienes Tom? 

—Más que tú. 

—Pues no parece. —Se cruzó de brazos. 

—Tengo veinte. —Bill alzó una ceja, de todas formas no veía madurez en él pese a ser mayor. 

—¿Esas son tus expectativas de vida? 

—Pues sí, no necesito más. —Sonrió atrevido y llevó un osito a los labios de Bill, quería que lo cogiera con sus dientes a lo que el pelinegro retrocedió rechazándolo—. Vamos, el osito pide ser comido. 

—No gracias. —Llevó una mano hacia el brazo de Tom retirándolo de su rostro—. Creo que debo irme, es algo tarde. 

—No te vayas, mira que no son aún las nueve. 

—Son más que las nueve. 

—Pero no parece. —Bill sonrió un poco y eso le gustó a Tom quien tomó su muñeca causando sorpresa en Bill. 

—Tom… —reclamó poniéndose nervioso y queriendo librar su muñeca de la mano de Tom. 

—¿Por qué te pones así? —Bill pestañeó rápido. 

—¿Así cómo? 

—Así. —Tocó su mejilla y sintió a Bill estremecerse—. Como si te resistieras a mí cuando se ve que quieres quedarte. —Bill se incomodó más y trató de librarse del agarre sin poder conseguirlo. 

Se puso a pensar por qué seguía ahí sentado junto al despreciable de Tom y simplemente no se levantaba y salía rumbo a casa, ¿por qué no hacía algo así de fácil? Estaba casi paralizado y comenzaba a agitarse por las caricias de Tom en su rostro. Nunca antes se había sentido así, con Nicole las cosas habían pasado tan simples y casi no se había sentido nervioso cuando tenía que besarla y tomarla de la mano en el tiempo que estuvieron juntos, pero esto era totalmente distinto y nuevo. 

—No intentes… —No quería decirlo y lentamente cerró los ojos. Tom sonrió un poco y lo besó en los labios sintiendo a Bill corresponderle por primera vez. 

Soltó su muñeca y Bill llevó ambas manos hacia su cuello, rodeándolo como nunca antes lo había hecho con alguien. Era un suave beso sin deseos hambrientos como los otros. Tom no quería asustarlo o hacer que se arrepintiera, estaba satisfecho de haber conseguido lo que quería, el niñero le correspondía, eso indicaba que era mutua la atracción, que todo lo que el pelinegro había dicho antes eran puras mentiras. Llevó sus manos hacia el rostro de Bill para acariciarlo mientras lo besaba más, sentía cómo el otro se estremecía y trataba de seguirle el ritmo. Tom terminó mordiéndole el labio inferior y se separó viendo cómo Bill se le acercaba para abrazarlo y poner su cabeza en su pecho. 

Bill podía escuchar los latidos de su corazón desde ahí, no quería darle la cara, estaba muerto de vergüenza y no sabía qué decirle luego de haberse dejado besar así y haberlo deseado tanto como Tom, no quería que éste le dijera algo, solo quería permanecer así, aún en el éxtasis de ese beso y de lo bien que se sintió. 

—Besas muy bien —fue lo que Tom le dijo y Bill lo abrazó más sintiendo luego las manos de Tom por su espalda, acariciándolo. 

Bill pensaba en qué decirle, pero no halló nada digno que decir. La puerta de la casa sonó y Bill se separó tan rápido como pudo. Era la señora Dunja que entraba. 

Bill se puso de pie y tomó su mochila en donde tenía al conejito también. Apenas miró a Tom. —Hasta mañana —dijo como pudo y salió de ahí. 

Se despidió de la señora Dunja y ella se quedó un poco extrañada por su actitud y luego de que Bill se fuera encaró a Tom con mirada fija y suspicacia. 

—¿Crees que no me he dado cuenta de que tratas que el jovencito pierda su trabajo? Es el colmo que hasta quieras seducirlo, qué bajo has caído. 

—No te importa mamá —dijo tratando de levantarse, cómo odiaba usar la muleta. 

—No quiero estar cambiando de niñera tras niñera por tu causa, Tom. Eres un egoísta que no piensa ni el Liam. 

—Si vas a empezar mejor páralo ahora. —En otras condiciones hubiera escapado de ella, pero no podía estando como estaba. 

—Te tendré vigilado, Tom. 

Dunja avisaría al señor Arthur para que la ayude con eso. 

Bill regresaba a casa y casi no podía creer lo que había sido capaz de hacer. Se tocó los labios con sus dedos recordando lo bien que se sintió dejarse besar y corresponderlo. ¿Por qué lo hizo? Esa era su pregunta, ¿por qué cedió tan rápido? ¿Cómo lo vería luego de eso? Su vientre dolió de una emoción extraña, en cierta forma se sentía parte de Tom, parte de sus sentimientos y se sentía deseado. Esa sensación lo emocionaba y le gustaba. 

¿Acaso estaba enamorándose? Quería creer que no, no funcionaría una relación de ese tipo. 

Llegó a casa y entró con una sonrisa en sus labios, su madre lo vio y notó lo distinto que estaba. 

—¿Pasa algo? —preguntó ella y Bill negó con la cabeza. 

—No, todo está bien. Voy arriba a estudiar. 

—Espera Bill, debemos hablar. —Bill suspiró y decidió escucharla. Se sentaron en el sofá. 

—¿Ahora qué pasó? 

—Clara me llamó otra vez… 

—Mamá, no veo por qué tienes que meterte en los asuntos de mi padre. 

—Lo sé hijo, lo sé, pero me preocupa, esa mujer está sufriendo y sé cómo es tu papá de irresponsable. —Calló luego de decir eso, no quería contarle cómo habían sido los primeros meses de su embarazo. Bill se la quedó mirando tratando de entender. 

—¿Qué quieres que haga? Me toca ir este fin de semana allá y me escuchará. —Bill estaba decidido a encarar a su padre, para él no era posible que dejara a una mujer solo por estar embarazada, pero para Simone eso era lo que pasaría. 

—No quiero que lo veas más. —Bill bajó la cabeza. Para él sus padres era un tema difícil, era como si cada uno tirara de su corazón y ponía en serios conflictos sus sentimientos. 

—No entiendo por qué no… Además al principio querías que lo visitara todo para que el juez no dijera que estás influyendo negativamente en mí, y ahora me dices esto. 

—Las cosas son distintas Bill. No quiero que tomes su ejemplo. Vaya a saber Dios qué clase de vida liberal esté teniendo allá y luego te querrá arrastrar a ser como él. 

—Jamás seré como él en ese aspecto. 

—Estoy viendo la manera de que esto del embarazo ayude al juez a saber la clase de hombre que es tu padre y así él no intente llevarte lejos. —Bill se vio en otro conflicto otra vez. 

—Faltan dos meses para cumplir dieciocho y nadie me podrá obligar a hacer lo que no quiero. 

—Te quedarás conmigo. 

—Claro que sí, eso no implica que deje de visitar a mi papá, de todas formas iré este fin de semana porque quiero verlo. —A Simone no le agradó en nada lo que dijo. En ella estaba el proteger a Bill, pero ya era casi un adulto que tomaría sus propias decisiones en la vida. 

Subió a su habitación y esta vez decidió que sí estudiaría para el examen de mañana. Las emociones nuevas que comenzaba a sentir más el nuevo drama con su padre podían esperar, debía demostrarse a sí mismo ser capaz de recuperar las notas que antes tenía, no podía dejarse vencer por las cosas que estaba viviendo. 

Estudiar luego de un día de trabajo y emociones encontradas era algo muy difícil, pero logró hacerlo y aunque terminó con un dolor de cabeza producto del cansancio pero pudo sentirse satisfecho de que al día siguiente daría un buen examen. 

Durmió un poco intranquilo, era extraño cómo el nuevo conocimiento adquirido producto del estudio se mezclaba con la pequeña conversación que tuvo con Tom, el beso que se dieron y luego lo que su mamá le dijo. 

Al día siguiente fue a la escuela y para su agradable sorpresa el examen estuvo muy fácil para él. Sonrió al entregarlo, sabía que obtendría una buena nota. 

Nicole lo esperó a la salida y Bill fue con ella a acompañarla a su casa. Denotaba tristeza en su mirada y Bill no sabía qué hacer para cambiar eso, pese a la pequeña conversación que habían tenido ella seguía ahí, no perdía las esperanzas y eso hacía sentir culpable a Bill. 

La dejó en su casa y ella intentó ver si el fin de semana podrían salir a lo que Bill le dijo que no porque vería a su padre, en otras palabras, no tendría tiempo para nada y casi era una indirecta para Nicole. 

A Bill le dolió mucho tener que decirle eso y dejarla sin esperanzas, pero por una parte lo vio bueno, ser sincero era mejor que darle ilusiones a alguien a quien ya no quería. 

Llegó a su casa solo para alistar y volver a salir. Tenía mucha ansiedad, pero una muy agradable que le hacía temblar de emoción. Todo era muy extraño para él, casi no podía recordar si alguna vez había sentido aquello. 

Tomó al conejo Tom y se lo llevó para Liam. Trataba de relajarse, de pensar en otra cosa que no sea Tom y su sonrisa o sus atrevimientos e incluso tenía una expectativa agradable de que de seguro ese día le daría un beso o le diría alguna cosa que le haga sentir especial; todo eso lo hacía sentir estúpido realmente pero con una sonrisa en el rostro. Se sentía parte de Tom, que en cierta forma compartían algo especial que nadie entendería, pero era correspondido. 

Llegó a la casa y la señora Dunja lo esperaba como de costumbre, esta vez lucía seria. 

—Mi hijo me contó que hubo una pequeña pelea ayer por culpa de ese animal que sueles traer. —Bill se puso serio, había dejado al conejo Tom en el jardín ni bien había entrado—. No quiero que lo traigas más. —Trató de replicar a eso, pero sabía muy bien que ella era la que mandaba en casa—. Tampoco quiero que te acerques a Tom, conozco a mi hijo y sus intenciones no son buenas para contigo. —Bill sintió sus mejillas arder, había sido descubierto de alguna manera. 

—Descuide señora, no lo haré más. —Dunja pudo ver cómo Bill se avergonzaba y fue así cómo comprobó que tenía razón. Apretó sus puños. 

—Que te quede muy claro —enfatizó, no quería perderlo como niñero pues Liam le hablaba cosas positivas y además poco a poco sus notas iban subiendo en la escuela. 

Ella se fue y Bill se quedó preocupado, ese día no podría acercarse a Tom, de verdad no quería problemas. Liam fue con él y Bill tuvo que explicarle que ya no podría traer más al conejo Tom por órdenes de su madre y eso disgustó mucho al menor. 

—Lamento no poder hacer algo. Debemos comenzar con las tareas, ven. 

—Es tan injusto, ella qué sabe de conejos, no los entiende. 

—Lo sé, pero ella es la que manda. 

—Hablaré con Tom, estoy seguro que él puede hacer algo porque es grande. 

Ese nombre, solo la mención de ese nombre lograba en él un suspiro, mas ahora pensaba en que sería mejor centrarse en cosas más productivas. Se sentó a la mensa con Liam y éste comenzó a sacar sus libros de la mochila para empezar con el estudio. 

Casi una hora y media pasó y el niño estaba muy inquieto, Bill luchaba por tener su atención y el control de la situación y prefirió que mejor llevarlo al jardín para despejar su mente. Aún no había visto a Tom y por Liam supo que estaba en su habitación alistándose pero no supo para qué. 

En el jardín vio a Arthur pasar y abrir la puerta, una jovencita de cabello castaño entraba con un vestido corto, al parecer conocía a Arthur y Bill frunció el ceño un poco, sospechó de que sea una amiga especial del hombre mayor y le pareció repugnante pues Arthur sobrepasaba los cuarenta y la chica que entraba quizá recién era mayor de edad, pero triste fue su sorpresa cuando Liam la reconoció. 

—¡Heidi! —gritó Liam y Bill no pudo detenerlo cuando fue corriendo a saludarla. 

Escuchó a Liam hablarle del accidente que sufrió Tom y que estaba en su cuarto, Bill sintió algo en el vientre, un dolor que logró incomodarlo. Liam regresó a él agitado. 

—Es amiga de Tom, es divertida y me trae dulces a veces, hoy no trajo nada, pero no importa, de seguro saldrá con mi hermano y podrá caminar. 

—Me alegro —apenas dijo. 

Trató de controlar su mente de no pensar en ese hecho, Tom podía tener amigas, muchas de ellas y eso a él no tendría por qué importarle, mucho menos incomodarlo, eso quería pensar, eso se repetía en la mente pero lo que sentía en esos momentos era una profunda curiosidad que debía saciar para salir de dudas de una buena vez. 

Mientras Liam se aseaba en el baño para poder cenar un sándwich, Bill decidió aprovechar el tiempo para consultar a Tom si deseaba que le prepara uno a él y a su amiga. Sabía las instrucciones de la señora de la casa, pero quería usar esa excusa para al menos saber de él ese día. 

Subió las escaleras con cierto temor y se quedó paralizado en la puerta del cuarto de Tom al escuchar el interior. Pequeñas risas y una conversación que no le agradó. 

—¿Me extrañaste así? ¿Crees poder con esa pierna? 

—Absolutamente, no te follaré con mi pierna, lo haré con algo más grande. 

Grotescas palabras que llegaron a dolerle en el pecho. Sus manos se pusieron frías sintió como si estuviera soñando una pesadilla. Retrocedió al escuchar un gemido de la chica y que Tom reía casi con el mismo tono que una vez se había reído con él. En su mente podía imaginarse las expresiones del rostro de Tom y los besos que le daba a la jovencita. 

Bajó las escaleras con las piernas temblorosas, Tom no era para nada un príncipe azul y él estaba seguro que ni buscaba un príncipe ni mucho menos alguien como Tom, ¿por qué sentía lo que sentía en ese momento? 

El dolor que quería convertirse en llanto logró transformarse en otra cosa en ese momento. Bill sintió rechazo por Tom, una desilusión muy fuerte. Casi no podía ser capaz de comparar el beso de ayer con lo que sentía ahora. 

—Soy un maldito imbécil —se dijo a sí mismo. 

Esa noche hasta Liam pudo darse cuenta de lo extraño que lucía, pero el niño estaba muy lejos de saber el por qué. 

Bill regresó a casa con el conejo en sus brazos y lo primero que hizo al llegar fue darse una ducha fría. 

Cada problema que le pasaba en la vida optaba por superarlo a como dé lugar. ¿Qué ganaba lamentándose? Nada. Haberse figado en Tom había sido el peor error de su vida, así lo consideraba en ese momento. 

—Basta Bill, basta de pensar en él —se repetía en la ducha y se mordía los labios para no recordar el beso que le dio la noche anterior. 

Salió de la ducha y quiso ponerse un pijama, pero vio la hora, casi eran las diez de la noche y vio su celular, tenía un mensaje de texto de Nicole. 

«Amigo, recuerda que mañana debes traer el trabajo de química.» Había una carita sonriente al lado. Bill suspiró, ya tenía el trabajo que decía, podía dormir tranquilo, pero luego pensó en ese mensaje. Corto, pero preciso, sin malas intenciones, ella siempre tras él. 

Se sentó en su cama pensando por un momento, Nicole era buena chica, siempre atenta, comprensiva, era bonita también aunque eso no era suficiente para atraerlo del todo. Había un conflicto en su interior que aún no solucionaba. A veces deseaba sentirse querido de otra forma que una chica no podría complacer, pero no quería admitir que le podían atraer los hombres. 

—Aló Nicole. —Decidió llamarla—. Hum, quería saber si dormías, escucho que no. —Rió en la línea, ella estaba tan emocionada que Bill podía sentirlo—. Quería saber si te gustaría salir a caminar, puedo pasar por tu casa, solo si puedes ya que no quiero importunar. —Ella le dijo que sí, que lo esperaría en la puerta de su casa y que en nada importunaba, todo lo contrario, deseaba salir de noche si quiera una media hora. 

Bill salió de casa muy abrigado y se encontró con ella. Nicole tenía el cabello negro y suelto además de una cara risueña. 

—Quisiera saber a qué se debe este milagro —preguntó ella al salir de casa, Bill le dio su brazo y ella se lo tomó. 

—Nada de milagro, solo quería salir. 

—Ah, como sea, también quería esto. 

Hablaron de la escuela y de los exámenes, ambos eran de tener buenas notas en letras y trataron el tema de postular juntos a la escuela de letras. 

El paseo los llevó cerca de algunos árboles y las luces de los faroles hacían un ambiente agradable. Bill la abrazó por la cintura y se quedó viendo sus ojos llenos de ilusión por él… Bill deseaba que alguien más que ella pudiera mirarlo así y no simplemente con lujuria. Deseaba sentirse amado más que deseado. 

Tomó el rostro de Nicole y pensó en darle un beso, ¿por qué no hacerlo? Ella casi temblaba de la emoción. Bill pestañeó seguido y rozó con sus labios los de la otra. 

Quería arreglar su destino.

Qué al por Billyberto, ¿cierto? Aunque en realidad qué mal por Tom u_ú pues bien, en el siguiente capítulo se verán las caras, aunque creo que con una desilusión así será difícil para Bill querer ver a Tom. Besitos a todos.