domingo, 16 de septiembre de 2012

Minino~

Hola otra vez~ este fic lo escribí hace ya tanto tiempo atrás o_o y quiero volver a subirlo para darle un final. Ya algunos lo han leído y pues para los que no, aquí les va:
Resumen: 
ö
Él podía ser como todos, excepto porque poseía orejas y una colita de gatito.

“Pero para el amor no hay imposibles, ¿cierto?”

Autora: Pink Girl
Clasificación:  MA +18
Advertencias: Lemon, twc no relacionado, Muerte de un personaje.
Género: Romántico, Drama, Universo alterno, Fantasía.
Pareja principal: Bill - Tom.
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, solo la trama.
Nota de la autora: Aunque largo, me gustó escribirlo. 

Banner hecho por Aliss R Aleman


Simone regresó a casa temprano esa noche. Le dolía la cintura. 

Trabajaba en una empresa de moda como costurera con sus apenas diecinueve años, sentía que desperdiciaba su juventud, pero necesitaba el dinero. 

Entró a su departamento y preparó su bañera para tomar un baño caliente.

—Deben ser cólicos menstruales —pensó y se desnudó.

Se sumergió en su bañera y cerró los ojos buscando relajarse, no había mejor cosa para un dolor de ese tipo que un baño con agua caliente.

Inesperadamente algo se removió en su vientre. Abrió los ojos y posó sus manos en su estómago, se asustó un poco, pero luego un intenso dolor la azotó por la cintura, era un poco más fuerte que un simple cólico, algo le decía que era muy grave. Miró hacia abajo, el agua empezó a teñirse de sangre, los latidos de su corazón retumbaban, estaba aterrada.

—¡Oh, Dios mío! ¡Ahh! —gritaba, pero Simone vivía sola, por lo que no servía hacerlo. Casi sin fuerzas apoyó sus manos a los lados de la bañera y su instinto la obligó a pujar. Lo hizo unas tres veces y de repente, algo salió de ella muy rápido.

En medio de toda la sangre, empezó a buscar aquello que había salido, era lógico pensar que era un bebé, quizá un aborto. En ese momento tenía la mente en blanco total, solo quería verlo.

Sus manos dieron con algo pequeño, y lo alzó sacándolo del agua. Casi le dio un paro cardíaco al verlo.

—¡Oh, por Dios! —exclamó fuerte y luego la criatura lloró. Sonaba extraño al sonido de un bebé, es que quizá no se le podía llamar bebé.

Lloró horrorizada ante lo que veían sus ojos, ¿qué era eso? Es que ni podía llamarlo humano, era… era una especie de gato, o quizá un humano con esas características. 

La pequeña criatura lloraba, era más pequeña de lo que debería ser un bebé humano, casi como si fuera prematuro de seis meses o quizás cinco, tal vez menos. Cabía en una sola mano. Pero se veía fuerte llorando desconsoladamente frente a su madre que observaba aquel rostro extraño con esas orejas sobre su cabeza y algo de pelo en sus extremidades, miró más abajo…

—Oh… eres un niño. —Aún no salía de la bañera, estaba anonadada por el extraño suceso. 

Ni sabía que estaba embarazada… es más, se puso a pensar si había tenido relaciones sexuales, ella era absolutamente virgen. Eso la llenó de un temor horroroso que la hizo temblar.

Su vista se enfocó en el cordón umbilical de la criatura, debía cortarlo o algo así, ¿qué debía hacer? Luego descubrió otro cordoncito que colgaba de esa cosa que debía llamar bebé, era como una cola. 

—¿Una cola? No eres humano… oh, por Dios, no sé lo que eres… —Mirando sus facciones tan finitas y delicadas sintió pena, tenía orejas de gato, una cola y algo de pelo rubio en sus “manitas” y “patitas”, pero su rostro era como el de un humano, además si había salido de sus entrañas tenía que ser un humano y no una bestia, o un demonio como ella empezó a creer que sería, porque alguna divinidad no sería, no se sentía tan pura como la Virgen María para engendrar alguien especial, ni ningún ángel le había anunciado que pasaría…

Estuvo en la bañera cerca de una hora hasta que la criatura dejó de llorar cuando ella lo pegó a su pecho desnudo.

—¿Tendré leche? —Se preguntó a sí misma y luego vio como el bebé succionaba hambriento uno de sus pechos —Oh, no… no, es incómodo, no. —Lo alejó un poco pero su rostro se contrajo, iba a llorar y ese llanto sonaba muy desagradable para ella. —Está bien. —Sintió pena otra vez y pudo sentir como salía la leche de su pecho y lo alimentaba. —Esto es extraño… —Aún no lo creía.

Se levantó de ahí y caminó desnuda hacia su habitación, buscando alguna cosa para ponerlo. Debía acostumbrarse al pensamiento de que era su hijo, su bebé.

Recordó semanas atrás ese cansancio extraño que tenía y esas ganas de tomar leche a montones, como un antojo fuera de lo normal, esa era su comida hace casi un mes atrás, o más, quién sabe. Pero ella no habría podido adivinar que estaba encinta. No tenía un vientre abultado, sólo sintió que estaba ligeramente subida de peso.

Por un instante pensó llamar a sus padres, pero estos vivían lejos. Otras opciones serían sus amistades más cercanas. Pero luego pensó en la prensa, en lo que podría pasar si alguien se enteraba de ese hecho, hasta podrían experimentar con su “hijo” y hacerle daño, o… estigmatizarlo, tanto a él y a ella. Temió tanto que decidió que no le diría a nadie lo que había pasado.

Esa misma noche, sacó su máquina de coser y algo de ropa que cortó en muchos pedacitos para formar ropitas muy pequeñas, para su bebé. Éste dormía tranquilo sobre su cama envuelto en una manta, se chupaba el dedo. Se suponía que… que debería estar en una incubadora ya que era tan pequeño que podía caber en la palma de una mano, no era normal que estuviera tan tranquilo ahí y no tuviera problemas de algún tipo.

—Está bien de salud… —se dijo a sí misma—. Es sano y lindo, no es un monstruo ni nada extraño, sólo es... es mi hijo —se animó a decir.

Así de extraña podía ser la naturaleza humana, podía guiarla a aceptar lo que nació de ella misma. Era el fruto de algo que no planificó, pero aquella criatura era inocente de todo, así que su corazón creó el cariño que ese ser necesitaría para vivir.

Ya era casi la madrugada y Simone se arrodilló sobre su cama, gateando hacia su hijito, lo levantó con una sola mano y lo destapó con la otra, una pequeña sonrisita se formó en sus labios, aún dormía.

—Casi ni pesas… debo vestirte, o te resfriarás. —Le puso un pañal que creó de unas telas suaves y luego un roponcito blanco total. El bebé se removía pero no despertaba. Ella lo entendió, estaba cansado, había llorado por casi una hora mientras ella lo observaba incapaz de acercárselo al cuerpo cuando había nacido.

De esta manera, ese aquel primero de septiembre, no sería el mismo jamás. Tomó una foto del bebé al que llamó Wilhem, como su abuelo, pero abreviando lo llamó Bill.

Pasó un mes y pudo hablar con el médico David Jost, amigo suyo, para que emitiera un partida de nacimiento sin cuestionamiento. Le costó muy caro, pero pudo registrarlo como su hijo. Aquel médico le dijo que lucía sano, que no parecía presentar algún síndrome conocido o algo anormal fuera de su aspecto gatuno. Simone lloró tanto suplicándole que no dijera nada, el médico le juró silencio, y le aplicó todas las vacunas que necesitaría.

Otro mes tuvo que pasar para que Simone se diera cuenta de que su bebé se desarrollaba extrañamente más rápido que cualquier otro. Incluso gateaba y se intentaba poner en pie. Ella lo miró y le sonrió cuando quiso mantener el equilibrio sosteniéndose de la mano de Simone.

—Mamá… —le dijo mirándola y a ella se le aguaron los ojos de emoción y de asombro.

—Bill, me llamaste mamá, puedes hablar teniendo dos meses…

—Mamá, mamá —repitió y luego Simone empezó a llorar. El pequeño Bill gateó cerca de ella e intentó abrazarla, eso, para ella, le resultó perturbador, qué bebé de dos meses haría eso… ninguno, sólo el suyo.

Simone tuvo que sacrificar su vida social, su trabajo de tiempo completo por cuidar a su hijo. Ya había pasado un año y era su cumpleaños… pero Bill lucía físicamente como un niño de tres, aunque mentalmente era despierto e inteligente casi, como un niño de cinco o seis.

Simone alistaba la mesa con una torta muy bonita, el primer año de su hijo tenía que ser especial.

—Bill, ponte la capucha, hoy vendrá Georg y algunos amigos por tu cumpleaños. —Bill corrió hacia su habitación y sacó su polera celeste, se la puso, sabía que tenía orejas extrañas, su colita la tenía alrededor de su cintura, nadie la vería.

—¡Ya mami! —gritó regresando al comedor—. Así tu novio no sabrá que soy un gatito —rió y ese comentario enrojeció a Simone… cómo sabía que Georg era su novio, a Bill no le había explicado nada, no tenía por qué hacerlo.

—¡Bill! Qué comentario fue ese, no lo vuelvas a decir. Respeta a tu madre. —El niño se tapó la boca y rió un poco. Luego Simone lo miró de soslayo—. ¿Te simpatiza Georg? 

—Sí, es divertido. —Simone rió.

—¿No te molesta si… bueno, quisiera que tengas un papá? Las cosas de mayores son complicadas, no sé si me entiendes. —El pequeño la miraba atento y asintió—. ¡Por Dios! Tú razonamiento a veces me asusta.

—Pero… ¿es malo si Georg es tu novio? —Simone negó con la cabeza—. Ya, entonces por qué te asustas.

—Olvídalo. —Tocaron la puerta—. Llegaron. Hoy quiero mostrarle a Georg quién eres, ¿quieres? —Bill se asustó un poco—. Sólo a él, lo entenderá… —Bill asintió.

Y así fue, cuando su fiesta de cumpleaños terminó y Georg se quedó más tiempo, Simone le mostró cómo era su hijo en realidad.

—Y tiene un año… aunque aparentemente celebramos sus tres años. Tengo fotos y algunos videos. —Georg lo miraba algo asustado, pero conocía a Bill desde hacía dos meses. 

—Tengo una colita —le dijo Bill con una voz tierna, y se la sacó del pantalón, Georg palideció, pero era un niño encantador, no gritaría en su delante.

—Oh, por Dios Simone, tu hijo es…

—Es Bill, es normal y lindo, inteligente y muy noble, algo así es un regalo, Georg.

—Sí —dijo él—, lo sé. —Estaba nervioso. Simone lo miró algo ansiosa, pero era evidente que Georg lo estaba procesando. Él se arrodilló y alzó a Bill en brazos—. Eres muy especial Bill, no sólo por ser hijo de Simone, sino por ser brillante. —Bill rió en sus brazos y luego miró a su madre a quien le sacó la lengua para ponerla celosa.

—Gatito travieso —le dijo ella.

Así se formaba su familia. Simone, su nuevo papá y él.

Pasaron así casi cinco años en donde Georg salió de casa para siempre. Simone estaba destrozada por aquello, pero era lo mejor, Georg le había sido infiel con otra mujer, no valía la pena seguir con alguien así.

Bill lucía como alguien de quince años, ya podía opinar, su madre tenía veinticuatro años y se habían mudado recientemente. Debían hacerlo cada cuatro meses para no levantar sospechas.

—Mami, ya… —La consolaba pues estar alistando las cosas en su nuevo departamento ella sola, habiendo dejado en la otra ciudad a Georg, le dolía mucho —Él no vale la pena; además, aún eres tan joven. —Era verdad.

Bill había estado con su madre toda su vida, casi nunca había ido a la escuela, era muy conciente de que su aspecto podría causar problemas. 

Tenía varias anécdotas de situaciones que le habían pasado. El único día en que podía salir libremente a las calles sin capucha era en el día de Halloween, parecía que a nadie le importaba verlo así y una vez se dejó crecer el cabello un poco largo para parárselo como una melena y así disimular las orejas que tenía. 

Aunque nada le había faltado nunca, y aunque se sentía querido por su mamá; había algo extraño en él, una duda y un temor, ¿alguien podría quererlo así alguna vez? Cómo saberlo.

Recordaba a una de sus amigas, Sarah era su nombre, una niña muy graciosa, tendría sus diez años. Tuvieron que mudarse cuando ella le había confesado que le gustaba. En aquel tiempo Bill tenía tres años, aparentaba unos diez, y decidió revelarle su secreto… Oh, mala idea, al día siguiente Simone metió todas sus cosas en cajas y contrató un camión de mudanza. Para Bill eso fue doloroso, por eso evitó tener amistades cercanas, había asumido que era raro, diferente a los demás, quizá de otra “especie”. Eso lo asustaba un poco pero Simone estaba ahí para apoyarlo.

Él ya no le podía llamarla mamá en público, tarde o temprano Simone sabía que él crecería tan rápido y alcanzaría su edad y luego… luego quizás envejecería muy rápido. La idea de ver morir a su hijo antes que ella, la asustaba, por eso intentaba pasar todo el tiempo posible con él, tratando de que llevara una vida como cualquiera de su “edad” que aparentaba.

Simone, hace ya cinco años, en cuanto tuvo a su hijo en extrañas circunstancias, vendió su casa y el dinero lo invirtió en un negocio, se asoció con una empresa de moda y su dinero se mantenía estable mientras ella viajaba por todas las ciudades evitando que descubrieran a su hijo. A veces tomaba un trabajo eventual en las ciudades en las que se encontraba, pero siempre medio tiempo, o algo en las noches, no dejaba a Bill solo.

A Bill lo que más le encantaba eran las casas con azoteas, el podía pasar mucho tiempo mirando todo desde ahí arriba, la gran ciudad. Por eso siempre se mudaban a departamentos que tuvieran una, y si fueran condominios tomaban el último piso.

Curiosamente Bill tenía la habilidad de poder saltar largas distancias y ser muy rápido, además tenía una visión de noche y una audición distinta a las demás personas… Simone una vez lo castigó por llenar su casa de palomas muertas, eso le había parecido tan salvaje.

¡Tú no eres un gato, Bill Kaulitz! —le gritó aquella vez rudamente—. Eres una persona como yo, saliste de mí, no eres un animal, no quiero que estés en la azotea matando aves, eso es muy malo, es… es de salvajes. —Eso le dolió mucho, realmente no supo por qué lo hizo, sólo que en aquella casa había encontrado muchas palomas arriba en la azotea, las espió por un tiempo y luego sintió el deseo de cazarlas, y así lo hizo, pero después del sermón de su mamá, dejó de hacerlo definitivamente. 

Cuando se mudaron por última vez, luego que su madre terminara con Georg, inspeccionaba la nueva casa, mientras ella terminaba de acomodar las cosas.

—Voy a la azotea, deseo ver como es. —Simone lo dejó ir, sabía que a él le gustaba estar allá arriba observando el mundo.

—Ponte la capucha.

—Lo sé… la tengo puesta, ¿no ves? —Simone le sonrió y él también lo hizo mostrando sus pequeños colmillos.

Ya arriba, de un salto se paró en la baranda, mirando todo. Era de noche y abajo se veían las luces de las farolas y de los autos, podía escuchar las voces de todos allá abajo. Miró a ambos lados y se topó con dos casas, agudizó sus oídos. En una de ellas había muchos niños que lloraban para no dormir, su madre los calmaba… Oh, él hubiese querido tener hermanos, realmente sí; pero bueno, Simone no tenía el más mínimo deseo de quedar embarazada después que lo tuvo a él, menos casarse, era caso perdido por el momento, además su hermano tardaría tanto en crecer para poder jugar, si es que nacía como un niño normal.

Escuchó el maullido de un gato en la otra casa que estaba en silencio, lloraba de hambre.

—Miau… —le llamó Bill, podía entender al otro animal. Simone le había dicho que nunca hiciera esos sonidos como maullidos, para ella eran horribles, pero a veces Bill no podía evitarlo.

Vio que el gatito salió por una ventana y se subió a la azotea de aquella casa, cerca de la suya. Era un gatito negro, se le acercó y luego se erizó al verlo.

—Hola —le saludó Bill y aquel negro gatito se sentó a observarlo. Luego sus orejas se movieron hacia el interior de la casa.

—Casimir… —llamó un hombre y el gatito negro se emocionó, pero quería seguir cerca de Bill.

—Anda pequeño —le animó Bill y el gatito regresó a casa.

—Oh, Casimir, pensé que te habías perdido otra vez. —Sus orejas no dejaban de captar esa voz… que curiosidad empezó a sentir, así que de un salto, llegó hacia la otra casa y luego se colgó de sus pies en un tubo que sobresalía, mirando boca abajo hacia la ventana El gato era alimentado por un hombre alto que tenía trenzas extrañas en su cabeza. Casimir se percató de él en la ventana e hizo que el otro hombre volteara a verlo—. ¡Quién anda ahí! —gritó y eso asustó a Bill quien cayó de la azotea de su casa hacía el vacío. 

Aquel hombre se horrorizó al ver una sombra caer desde su techo. Corrió hacia la ventana y la abrió mirando hacia abajo.

—¡Santo cielo!, no está, qué fue eso… qué fue, era una persona, lo juro, no pudo haber volado —decía asustado. Pero Bill yacía al lado de su casa, pegado a la pared, había podido saltar hacia una de las paredes mientras caía. La voz de ese hombre le había parecido curiosa, y la manera en como cuidaba de su gatito aún más. 

Se quedó ahí en silencio hasta que escuchó la ventana de su vecino cerrarse. Sonrió aliviado, ¿cuánto tiempo más podrían estar en aquella casa alquilada? Mejor y no pensar en socializar… tarde o temprano cuando supieran quién era realmente, tendría que dejar la ciudad y protegerse en otra…

Y este es el inicio de una larga aventura que ya tiene más de 32 capítulos, espero subirlos pronto. Saludos a todos *-*

9 comentarios:

  1. wuaaaaaaaaaaaa amo esta historia, sigue plis *-*

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  2. ohh no puede ser!!! tu me quieres matar de felicidad!!! hehehehe... deje todo lo que estaba haciendo cuando me di cuenta de que publicaste esta historia!! ohh.. no puedo ser más feliz..*o* -hehehe, deja te explico, para mi esta historia es la reina de todas las fics en español!!! y no sabes que triste me sentí cuando creí que no podría volver a releerla por el problema que hubo en THF... pero que lindo que te diste el tiempo de publicarla aquí!! se que no soy a la única que la haces tan feliz!! realmente como escritora eres buenísima... y bueno no te conozco muy bien... pero se nota que eres un dulce!! ;) espero que tengas una super semana feliz y te mando como siempre a ti y a tus lectoras besitos y abrazos virtuales!! :# ciao!!!

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    1. Hallo <3 gracias por tus lindas palabras *-* no la considero la reina de los fics pero bueno, gracias <3 y no sé si thf.es regresará, dicen que sí, pero ni idea :/ y mientras espero pues subiré aquí.
      besitos, gracias por tan lindas palabras *-*!!!!!

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  3. Respuestas
    1. Shí *-* lo subiré seguido y veré si lo termino en este blog.
      muah <3

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  4. Lo leí en otro Blog, pero en verdad llegó hasta el capítulo del bosque cuando se encontraría con Jared<3 Hasta ahi la amoooooo!!! encerio Tiene muchisimo talento!

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    1. Hallo <3 pues sí, sé que lo están subiendo con mi permiso en un blog <3 y aquí en este lo terminaré. Muchas gracias por tus lindas palabras, las valoro mucho
      besos <3

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  5. aaaaaaaaaawwwwwwwwwww recién puedo decirte aqui: MIL GRACIAS POR SUBIRLO AQUIII!!! ADORO A MORIR ESTE FIC!!! TKUM DamitaRosa :) ♥

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