Póster - 15

Un capítulo más por fin de semana, espero la estén pasando bien. Un abrazo grande <3

Tom regresaba a casa de madrugada con una desilusión en el corazón. El taxi se estacionó frente a su departamento y bajó apesadumbrado, casi arrastrando los pies. Pero al entrar a casa corrió casi desesperado al darse cuenta del póster que tenía en su habitación, quería verlo, estaba curioso y mucho. 

Lo encontró al pie de su cama boca abajo y lo levantó con temor, grande fue su sorpresa al verlo todo de color azul, era su bolsa de dormir que tapaba la imagen. Se preguntó si él estaría también ahí metido o si solo Bill, pero no había forma de saberlo. 

Decidió enrollarlo, ya no pegarlo detrás de la puerta de su cuarto, estaba molesto y mucho. Lo puso dentro de su armario y cerró la puertecilla. 

—¡Ese cantante de nombre impronunciable! —habló entre dientes—. ¡No más de Bill, no más de todo esto! —tiró lejos el CD autografiado que Bill le había regalado y buscó su laptop para borrar todos los links de las páginas de Bill que solía visitar. Definitivamente quería deshacerse de todo lo relacionado con él. 

Ya amanecía y se dispuso a ir a trabajar con la pesadez de todo. Sentía esa responsabilidad interna que tenía que cumplir. 

Al llegar a su trabajo utilizó su pase para entrar el cual rebotó en la máquina. 

—¿Qué demonios pasa? —Intentó otra vez y nada—. Joder, arruiné mi pase, deberé entrar por las escaleras. 

Así lo hizo, corrió por las escaleras subiendo casi diez pisos hasta llegar a la puerta en donde la secretaria de la empresa le miró con duda. 

—¿Trümper? ¿No habías renunciado? 

—¡Qué! No, no lo hice. —La miró estupefacto. 

—Sí, nos llegó una carta y además la cancelación de tus cuentas corrientes, no eres más de esta empresa, justo ahora he terminado de hacer toda la transacción de tu liquidación más honorarios de este mes a una cuenta que nos enviaste, ¡no me digas que no era tuya! Tenía tu nombre y todo. —Tom palideció—. Hay un contrato aquí que lo respalda, llegó a primera hora en la mañana. —Se lo extendió y Tom vio su firma ahí. 

—Joder, me dejó sin trabajo… 

—No, por lo visto tú firmaste otro trabajo, por eso sales de éste con todo y tus beneficios. 

Bill Kaulitz había chasqueado los dedos y movido sus influencias a la velocidad de la luz. Tom se quedó impotente pensando todo eso. 

—¡Ese niñato! Quiere controlar mi vida. —Se jaló las rastas y la secretaria lo miró extrañada—. ¡Bill! ¡Grr…! 

Una llamada entraba a su celular y se dispuso a contestar. 

—¿Aló? 

—Tom —Era él, la voz de Bill desde un teléfono restringido—. Ahora debes saber que no trabajarás más para esa mediocre fábrica gracias a mí, el depósito del dinero acordado ya está siendo transferido. 

—¡Bill! No puedes hacerme esto, no puedes controlar mi vida como si fuese tuya. 

—Lo es. 

—¿Qué? 

—Firmaste y te atienes a las consecuencias. 

—Juro me vengaré de esto, lo verás, no puedes controlar mi vida, ¡quiero mi trabajo! —Bill le colgó y Tom terminó por salir de ahí. 

Ese día buscó amistades para pasarla en casa viendo partidos de fútbol y conversando. Andreas y Jared eran los indicados, viejos amigos de la escuela. 

Quiso olvidarse un poco del estrés de sentirse vigilado. Resultaba que había un auto misterioso afuera de su casa… Espías de Bill. 

—Tom, anda trae ese video de la otra vez —le pidió Andreas y el de rastas se ruborizó un poco. Era ya casi las seis de la tarde y algo de porno no iría mal. 

Tom fue a su habitación en busca de ese DVD triple X que tanto les gustaba a sus amigos. Aquel DVD del mal estaba metido en su armario, así que lo abrió y gran sorpresa se llevó al ver a Bill ahí tirado envuelto en su bolsa de dormir azul. 

Había guardado el póster en el armario. 

Bill parecía inconsciente.

Bill otra vez ahí y no luce nada bien, ¿qué más pasará? Lo veremos. Un beso <3