Hola a todos, siguiendo con las actualizaciones de este fic, perdón por la demora, espero no pase más. Ojalá les guste este capitulo, es uno de mis preferidos. Besos
Tom avanzaba con su espalda apoyada en la pared, quería llegar a la puerta de la habitación y escapar, esa mujer con aspecto felino lo asustaba, más cuando hacía sonar ese látigo que tenía en mano.
—¿Dónde crees que vas? No te he dado permiso para que te movieras. —Y volvió a hacer sonar el látigo.
—No quiero hablar contigo.
—¡Pues yo sí! ¡Fui amable y educada! ¡Y cómo no entiendes, usaré la fuerza! —Tom se intimidó un poco. Ella se le acercó y le tomó de la polera de pijama y lo lanzó a la cama con una fuerza que no era humana, al menos no de una señorita como ella—. Así está mejor —dijo más calmada.
—Pues habla de una buena vez y sal de aquí —dijo Tom algo agitado.
—¿Amas a Bill? —fue directa.
—Que te importa, ¿acaso eres su madre? —Ella rió un poco y le azotó las piernas con el látigo, Tom gritó, pero luego se mordió el labio aguantándose.
—Habla… —Tom cerró los ojos, había algo que hacía latir muy rápido su corazón, algo embriagador, giró el rostro ahí recostado tratando de mantenerse conciente.
—Sí amo a Bill, solo a él…
—Él no es humano —sentenció ella.
—¿Y? —Tom la encaró mirándola serio—. Ya sé que tiene cola y orejas, eso lo hace especial, yo lo quiero tal y como es.
—Qué romántico —dijo poniéndose una mano en su pecho medio abultado, dramatizó un poco—. No Tom, hablemos de adulto a adulto.
—Apuesto que tienes sietes años —rió—. Al grano.
—Tú no sabes nada, e iré al grano de una vez. Aléjate de él, no es para ti… No pertenece ni a su madre que lo crió. —Tom se asustó un poco, pero no podía evitar agitarse en ese momento, de solo mirar a Misha.
—No te lo llevarás.
—No, él vendrá solo —ella le sonrió—. Además, lo que sientes por él no es real… —Él se agitó y se sentó en la cama, encarándola—. Mírame… —La miró y abrió la boca sintiéndose débil, sus manos comenzaron a temblar—. ¿Me sientes en tus venas? Como tu sangre corre en todo tú… y quiere reventar en mí. —Le sonrió y las pupilas de Tom se dilataron tanto…
—No me toques.
—Eres débil, Tom, ¿te has puesto a pensar por qué te gusta Bill? —Él frunció el ceño en esa sensación de éxtasis, algo agradable en su cuerpo.
—Porque es Bill…
—No, porque tenemos algo especial, como ahora, ¿te gusto? —Sonrió moviendo la cola.
—No —dijo firme, sin embargo, ella se le acercó más y posó un debo sobre su entrepierna, causando que Tom gimiera de la sorpresa, pero no salió de ahí, se quedó quieto apretando su mandíbula, queriendo reprimirse.
—¿No? ¿Y esto dónde quiere entrar? —Le acarició y Tom se tensó.
—En todo menos en ti —declaró jadeando. A Misha podía excitarle que se le resistieran.
—Es porque soy… esto, una gatita, nada más por eso me deseas, ¿te das cuenta? Lo mismo pasa con Bill, sólo por ser de mi especie lo quieres… le has olido y nada más, como los animales, tu instinto animal salió y quiere reproducirse. Al instinto no le importa si hay útero o no, la cosa es que quieres entrar y dejar tu semilla, nada más, el ciclo de la vida. —Cada que Tom jadeaba e inhalaba el aire, su erección crecía un poco más y ya era doloroso, pero era conciente de lo que pasaba, no la tocaría.
Después aquellas palabras, él enmudeció… ¿sería verdad eso? Dudó un poco.
—Él… la primera vez que lo vi, no pensé en follarlo… como pasa contigo ahora, ¿qué te parece eso? ¡No lo olí! —Ella rió y avanzó un poco más poniéndose a horcadillas sobre él.
Se dice que no se puede “violar” a un hombre porque éste puede de alguna manera controlar sus erecciones, entonces, si no se ponía erecto, no habría forma de que sin ello, pudiera penetrar. Pero en este caso, Tom no quería, no lo deseaba, aunque su cuerpo respondía con todo para estar listo en ese momento. Su pelvis se alzó rozándole entre las piernas a Misha, ella gimió de gusto al sentir el calor de Tom y luego en la oscuridad enfocó sus ojos en los de Tom.
—Que tonto eres Tom, él es macho, yo hembra, lo ideal sería que quieras conmigo, no con él.
—No me gustas, no me enamoré de él por su olor o algo así. Y poco me importa que sea un hombre. —Ella comenzó a ronronear sobre él—. Shh, no hagas esos sonidos.
—¡Calla! No me estás entendiendo, lo que sientes por él se debe a hormonas nada más, tú no lo notas, será mejor que lo pienses Tom, no tienes otro argumento para decirme por qué lo quieres. —Tom pestañeó y decidió mirar al techo mientras la sentía a ella sentada en su sexo.
—Me gusta como es… amable, inteligente, lindo, todo… Cosas que tú no podrás entender.
—¿Sabes que no podrás tocarlo? —Tom la miró algo preocupado—. No podrás hacerle el amor… ¿lo sabes? —Tom no quiso entrar en ese tema, era algo privado entre el minino y él—. No lo sabes. Él puede morir… en pleno acto, ¡por eso estoy aquí! ¡Porque no quiero que lo toques! ¡Entiendes! —le gritó y Tom abrió tanto la boca, agitado, sintiendo el clímax de su excitación el plena discusión, ella hizo presión hacia abajo y él llevó hacia atrás la cabeza gimiendo tan alto, todo su cuerpo tembló en el orgasmo más duradero de toda su vida… Aún se removía en la cama, bajándose un poco el pantalón de pijama, tomando su miembro para terminar de eyacular todo lo que podía. Se puso de costado tratando de no ver a Misha, aún jadeaba, aún sentía los espasmos de todo recorrerle las venas—. Wow, qué fértil eres —dijo ella ahora parada a un lado de la cama.
—Cállate… —jadeó.
—Creo que debo irme.
—Sí, por favor, y no regreses.
—Espero y hayas entendido mi mensaje, no lo toques, apuesto que no quieres hacer el experimento, si lo tocas… si lo penetras, él morirá. —Él la miró retadoramente.
—No te creo, ¿sabes por qué? —Sonrió aún agitado—. Porque nada de lo que acaba de pasar contigo ahora, pasa con él, apuesto que si te follo a ti, te mueres en mi cama, pero él no… solo lo dices porque quieres alejarlo de mí, y ni me das razones.
—Pues, el tiempo está por llegar, él no es de aquí, anda vete tú con los tuyos, no mezcles las cosas, él no es humano, recuerda eso, no lo somos. —Salió por la ventana de su habitación lanzándose al vacío.
Tom se quedó ahí, en su cama agitado, él no quería alejarse de Bill y ahora le tenía tantas preguntas que se las haría muy pronto.
Los días pasaron y cada uno era peor que el otro… la asistente nueva de Tom resultó ser Heidi, ¿cómo puede ser eso posible? Ella estaba decidida a regresar con él, otra más.
—Soy homosexual, ¿te queda claro? —se rebajó a decirle eso, debía marcar distancia de una buena vez.
—Que asco —le dijo ella—. No puedo creer que estés con un chico.
—Pues lo estoy, ahora, limítate a hacer tu trabajo.
—Así que ahora te gustan lamer pollas —intentó burlarse y Tom la miró amenazante. Aunque luego recordó cómo fue capaz de hacerle sexo oral a Bill, de sentir su miembro palpitar en su boca.
—Me encanta, ¿contenta? ¿Tienes polla? No, ¿cierto?, entonces fuera de mi vista. —Ella se quedó con la boca abierta y se dio media vuelta.
—Veremos lo que tu madre dice de esto. —Tom había olvidado el gran detalle de que Heidi conocía a su mamá.
Un estrés menos se iba, y regresaba otro. Y aún no tenía tiempo para ver a Bill.
Otros días más pasaron e incluso el fin de semana la pasó entre trabajos y en pequeños viajes para recapitular fotos de eventos para la revista en donde trabajaba.
Llamaba de vez en cuando a Bill, aunque no podían hablar mucho, le decía que pronto estaría allá, que lo extrañaba mucho y cuando llegara le besaría tanto que Bill no podría respirar. Mas no le contó lo de Misha, no quería preocuparlo.
Ya había pasado dos largas semanas, se acercaba la Navidad y todo Alemania estaba en invierno, había nieve en algunas zonas, menos en Teltow, aunque hacía mucho frío por las noches.
Después de dos semanas, al fin se dio tiempo para viajar… Moría por verlo. Le llevaba croquetas de atún que compró en una tienda y también le llevaba una joya, una pulsera para su novio con varios cascabeles que sonaban, la había mandado a hacer, a los gatos le gustan los cascabeles, Bill de seguro moriría por una pulsera que sonara.
Manejó en su auto casi una hora, se pasó una luz roja y recibió una multa, pero siguió.
En casa, Bill preparaba un pastel para Tom, Simone estaba preocupada por toda la emoción de Bill, pero Georg la calmaba diciéndole que era normal.
—Tiene cinco años, Georg —decía ella—. Y sí… ya sabes, quieren tener… oh Dios, debo hablar con Tom.
—Tranquila Simone, tendrá esa edad, pero el cuerpo es de un joven, míralo, no creo que Tom le haga daño. —Pero luego Georg frunció el ceño imaginándose a Tom follando a su hijo—. Este… creo que yo hablaré con Tom.
—Sí, tú mejor —susurraban en la habitación.
—¡Nadie hablará con él! —gritó Bill desde la cocina habiendo escuchado todo. Escuchó a ambos padres reír.
—Ya, Bill —habló Georg—. Pero los tendré vigilados.
Bill se ruborizó… según él, ya se había acostado con Tom, ya no era virgen. Por eso, sentía que había creado un vínculo especial con Tom, su único hombre.
Pudo escuchar el auto de Tom estacionarse al frente de la casa y Bill salió corriendo a su encuentro.
Desde su auto, Tom vio cómo Bill salía con una capucha y muy abrigado de su casa… Era ya las tres de la tarde y al fin estaba en casa de Bill. Éste le sonreía y corría hacia su auto. Tom salió de él lo más rápido que dieron sus piernas y avanzó hacia Bill para luego abrazarlo, alzándolo por el aire, girando con él sobre aquel lugar.
—¡Tom! —gritaba cerca de su oído, rebozando de felicidad.
—¡Te extrañé! —decía y luego sus labios se encontraron en un beso hambriento… Otra vez los labios de Bill eran adictivos, él no quería separarse. Mordió el labio inferior de Bill y éste gimió separándose.
—Pasa, ven… Tenemos tanto de que hablar.
Adentro de la casa, hacía calor hogareño. Sus padres estaban ahí y le saludaron.
—Bill hizo un pastel —dijo Simone trayendo una tajada del pastel a la sala y lo dejó en la mesita del centro—. Bueno, ¿qué planes?…— preguntó ella algo incómoda.
Tom agradeció el pastel y sacó de su bolsillo una bolsa de croquetas de atún, las cuales Bill comenzó a devorar.
—Mamá —Bill con las mejillas infladas la miró ilusionado—, voy a salir con Tom un momento.
—Debes pedir permiso —habló Georg desde su posición cerca de ellos—, aún eres un niño aquí. —Bill se incomodó y Tom vio oportuno intervenir.
—Disculpen, de verdad no pienso hacerle daño, lo cuidaré y regresaremos temprano. —Simone lo miraba con el ceño fruncido, estaba molesta. Pero luego se resignó.
Los dejó ir, Tom ni sabía que Bill tenía planes afuera, según el Minino era una sorpresa para Tom. Éste estaba emocionado.
Se abrigaron muy bien y salieron a la calle, y luego Bill tomó su mano tímidamente, Tom se dejó y así Bill le mostró la entrada a un bosque detrás de la casa. Un bosque de grandes árboles todos ellos sin hojas, parecía algo fantasmal.
—Bill, ¿dónde vamos?
—Quiero mostrarte algo. —Llevaba consigo una mochila en el hombro que luego Tom quiso cargar, estaba algo ansioso, quería estar con su novio, después de tanto tiempo sin verlo, lo único que deseaba era estar en sus brazos. Pero no tenía el valor de decírselo a Tom directamente.
Tom por su lado, no sabía si debía decirle lo de Misha o no… ¿Y si ella se comunicaba con él y le contaba lo que pasó en casa de Tom? Podía estar en problemas.
“No lo toques, o morirá”
Aquella fría advertencia sonó en su mente y se asustó. Bill lo conducía por el bosque, llegando a un lugar en donde había ahí un lugar preparado. Tom se detuvo al verlo, varias mantas de colores puestas sobre el frío suelo y una fogata apagada al lado. Cerca de un enorme árbol grueso en donde había un hueco en el medio.
—No hagas mucho ruido, Tom —pidió quitándose la capucha y dejando al aire sus orejas gatunas, moviéndose en muchas direcciones.
—¿Pasa algo? —preguntó preocupado, mirando también hacia todas direcciones.
—No —Y luego de ello, emitió de su garganta un sonido agudo, extraño, el cual puso a Tom en alerta y del hueco del árbol grande salieron algunos animalitos—. Mis amigos —se los presentó a Tom, un grupo de mapaches asomaron la cabeza mirando a Tom asustados. Él retrocedió un poco.
—¡Por Dios! Mapaches… del bosque —dijo sorprendido y Bill asintió acercándose con confianza.
—Hermanos, dejados por su madre recientemente, la primavera acabó y es su primer invierno solos… —Parado frente al gran árbol, extendió una mano y les pasó una bellota la cual uno de ellos tomó con sus pequeñas manitas y comió desesperado—. Pásame la mochila. —El trenzado tenía cierto temor de acercarse, aquella escena se veía tan salvaje que él tuvo algo de temor.
Chico de ciudad, jamás antes había visto animales en el bosque, y lo cierto era que Bill tampoco. Pero a la falta de una azotea alta como lo era en las ciudades grandes, ahí el Teltow, recurrió por inspeccionar el bosque. El peligro no le atemorizaba pues él tenía unas orejas bastante sensoriales y así es como pudo conocer a sus amigos. Se comunicaban con gruñidos, al parecer Bill podía entender algunas cosas como pedir comida, alejarse si están asustados o acercarse porque quieren conocerlo, era un lenguaje distinto al de los gatos, con Casimir le era más fácil, pero con estos mapaches él pudo entender al menos lo básico.
—¿Muerden? —preguntó Tom algo preocupado acercándose a Bill con cautela. El pequeño lo miró.
—No —le sonrió—, o sea, si pueden morder, pero en estos momentos no tienen una razón, ¿quieres darles una bellota? —Le paso una y un mapache se desesperó y salió del hueco, yendo al hombro de Bill provocando la risa de éste y algo de cosquillas.
—Bill, ten cuidado. —Tom extendió la bellota y trató de no tener mucho contacto con el animal y luego que éste le recibiera la bellota Tom sonrió aliviado.
Bill dejó a sus amigos en el árbol y tomó la mano de Tom. —Este es mi nuevo lugar secreto… —se lo terminó de presentar.
—Es hermoso, es como tú. —Tomó sus manos y le quitó los guantes para besarlas—. Te extrañé tanto, quisiera vivir contigo en un lugar bello como este.
—Mentira —rió bajito—. Aquí hace frío… —Jaló su novio y de su mochila sacó un encendedor, prendió la fogata, aunque era aún de día, incluso había algo de sol que hacía que todo aquel ambiente se pusiera de tonalidades rojas y naranjas.
Luego que las llamas del fuego se centraron en consumir la leña, Tom abrazó a Bill quien le daba la espalda, lo abrazó por la cintura y el menor cerró los ojos sintiendo los fuertes brazos del hombre que amaba rodearle el cuerpo. Sacó su colita de dentro de su pantalón y le acarició un brazo con ésta. Tom apoyó su mentón en su hombro, suspirando su aroma y cerrando los ojos como él, perdiéndose en la sensación de estar solos los dos.
—No sabes cuanto daría para que nadie te aleje de mí… —Escuchó el suave ronronear de Bill.
—Tom… —jadeó y luego se mordió el labio—. Bésame… —pidió en un susurró—. Como la última noche —dijo eso con un rubor intenso en sus mejillas de solo recordarlo. Tom tragó saliva bastante tentado y a la vez advertido.
Que sentimientos encontrados, una corriente de excitación le recorrió el vientre y sus manos temblaron, pero en segundos se puso frío de nervios de saber que algo malo pudiera pasarle a Bill.
—¿Si alguien viene? —le preguntó al oído.
—Nadie lo hará —contestó en susurros—. Puedo oírlos, tengo orejas de gato, ¿lo recuerdas? —Rió y Tom también, encarando a Bill, tomándolo en sus brazos, alzándolo y luego recostándolo en aquellas mantas ahí puestas, al lado de ellos, la fogata calentaba algo aquel ambiente.
Bajo su cuerpo, Bill parecía otro… Estaba mucho más ansioso que la otra vez, se movía y buscaba los labios de Tom sin mucha vergüenza de por medio, ¿qué pasaba? Dentro del corazón del Minino, había desesperación… Y es que se sentía muy solo, sabía que tenía a sus padres, sabía que no era el único ser así sobre la tierra, nunca lo fue, pero todo eso no llenaba el vacío que sentía en su interior… Esas ganas de querer estar con quien uno ama, ese deseo de pertenecer a alguien, de estar en los brazos de quien él consideraba dueño.
—Tranquilo… —pudo susurrarle Tom separándose un poco, las manos de Bill se aferraban en sus brazos como su tuvieran garritas. Y su lengua fuera de su boca, lamía insistentemente la mejilla, labios y mentón del otro. Maulló algo impaciente en cuanto Tom se arrodillo entre sus piernas y apoyado con sus manos a los lados de su cabeza se enfocó en sus ojos acuosos—. Mi precioso gatito… ¿Sabes cuántas cosas me gustaría hacer hoy? —Bill se removió nervioso y le tocó el vientre a Tom metiendo sus manos frías por debajo de su abrigo, levantando su polera y tocando su piel.
—¿Qué cosas? Enséñame… enséñame cómo hacerlo —dijo eso y luego jadeó sonoramente… sus propios deseos lo excitaban.
—¿Hacer qué? —preguntó en un susurró, tomando sus manos que estaban por debajo de su polera, estremeciéndole con su tacto suave… El minino cerró los ojos y abrió la boca, respirando agitado.
—Hacer el amor… como la otra vez —dijo Bill y quitó sus manos que tocaban a Tom, se tapó la cara.
Eso había sido demasiado para él… Y es que cuando estaba solo, imaginaba aquel encuentro cercano, aquellas luces que vio, aquella electricidad tan placentera y a Tom en medio de todo eso, como el causante de su goce, sentía con urgencia querer repetirlo.
Había imaginado y planeado decirle a Tom tantas cosas íntimas como que le había encantado que le besara en muchos lados y que no había otra cosa más deliciosa que sus labios en él. Pero en ese momento, se sintió pequeño en todo aquel mar de emociones nuevas y muy desbordantes, quería que Tom tomara la iniciativa, que sea él quien le haga el amor, y Bill estaba seguro que se dejaría sin rechistar, le permitiría todo, cualquier cosa que Tom deseara.
Tom se quedó con el corazón en la boca, con su sangre bombeando a cada rincón de su cuerpo y con sus ojos viendo a la criatura más pura del planeta avergonzado bajo a él por confesar sus deseos.
Deseos mutuos, compartidos desesperadamente por ambos. Tom se mordió fuertemente el labio inferior y luego llevó sus manos hacía las manos de Bill, acariciándolas suavemente y apartándolas de su rostro enrojecido.
Se pegó a él y lo besó… para luego decirle—: Yo quisiera hacerte mío a cada segundo, tenerte entre mis brazos y nunca dejarte ir. —Bill sonrió tímido y luego permitió que Tom haga de él lo que disponga.
Tom notó su sumisión en cuanto Bill se giró sobre la suave manta y se puso boca abajo apoyado en sus codos, miró sobre su hombro y su colita acarició su cuello, quitándole la bufanda, Tom sonrió.
—Jamás alguien me había quitado una bufanda con una cola… eso es increíble —Bill rió nervioso, Tom aún no lo tomaba. Alzó su trasero y Tom al fin tomó su cuerpo.
Poco a poco, le quitaba una prenda… Se limitó a no lanzarse sobre su cuerpo, quiso ir muy lento y sobretodo ser cariñoso, como Bill se lo merecía.
Entre risas nerviosas, caricias suaves y pequeños besos repartidos, Bill quedó semi desnudo, aún con el pantalón puesto yacía aún recostado y apoyó su cabeza en las mantas con ambas manos puestas en ellas a los lados de su cabeza, mirando de costado a Tom como se quitaba el abrigo y luego la cafarena quedándose en una polera de manga larga color negra, se mordió el labio inferior, su novio lucía sexy así. Desabrochó un poco sus anchos pantalones y disimuladamente se tocó la entrepierna, acomodando su erección, sus bóxers comenzaban a ajustarle.
Pasó un dedo por la espalda de Bill, por su columna vertebral, él sabía como eso le ponía, arqueándose levantó su trasero y maulló, le gustaba, le sacaba de sí esas caricias.
Y luego sus labios fueron a uno de sus hombros, besándole con ganas… —Amo tus labios… —apenas dijo Bill para luego gemir— en mi cuerpo… ahh…
—Amo besarte, es correspondido —le susurró—, deseado y esperado. —Se recostó a un lado y abrió sus brazos para envolver a Bill en ellos, ahora frente a frente, recostados Tom lo besaba. Bajó un poco con sus labios sin despegarlos del cuerpo de su minino y le besó uno de sus pezones, poniéndolo duro al instante, mordiéndolo suavemente. El otro echó la cabeza hacia atrás y gimió.
Sus amigos mapaches comenzaron a angustiarse un poco… ¿qué le pasaba a su amigo gato? Ellos no entendían.
Por su parte Tom, él memorizaba cada parte de Bill, lo atesoraba para no olvidarlo cuando no lo viera, se concentraba en él, en su mente, en su cuerpo, en su corazón, el lo que emanaba de él…
“Si lo tocas, morirá en tus brazos”
De rato en rato, alzaba la vista, mirando como Bill tenía la boca abierta, jadeando, y pequeñas lágrimas se acumulaban en sus cuencas, sus mejillas tan coloreadas y su cabello revoloteado. Todo bien…
Bajó por su vientre, sostenía a Bill con un brazo, aún estaba de costado frente a él, le besó el ombligo, y luego, con ambas manos sobre su cadera, le bajó el pantalón. Bill gimió y se encogió ahí, para quitárselos, para luego pegarse a Tom totalmente desnudo, no quería que le viera a la luz del día… Además tenía frío y en sus brazos encontró el calor.
Tom lo besaba insistentemente, le mordía un poco los labios y luego se sintió inseguro… Sabía que estaba a punto de hacerle el amor, lo presentía, lo deseaba a gritos.
Oh, Bill, era demasiado tentador… Acarició su cuerpo, sus manos bajaron un poco más hacia sus nalgas, Bill gemía despacito ante tantas caricias y besos dados, y Tom quiso probar algo. Miró a Bill, éste le sacó la lengua y le lamió la mejilla.
—Voy a… a hacer algo que quizá te parezca extraño. —Bill se detuvo, mirándolo extrañado. Ya podía ver aquellas luces en sus ojos, pequeños fuegos artificiales que de seguro explotarían en gran placer en algún momento.
—Qué será… —preguntó y Tom con una de sus manos, bajó tanto hasta estar entre sus nalgas, Bill abrió la boca agitándose— Tomi… —jadeó.
—Voy… —buscaba su entrada mientras sentía a Bill temblar descontroladamente—. Aquí, entrar aquí. —Bill se quedó petrificado con ambas manos sobre su pecho, mirándolo a los ojos con el rostro rojo de vergüenza de solo imaginarse a Tom entrando ahí… eso no podía ser posible.
Pero él había ido al bosque con toda la intención de permitirle a Tom hacer con él lo que quisiera.
Y Tom, él quería, pero… ¿Y si Misha tenía razón? ¿Y si moría? ¿Valdría realmente correr el riesgo?
No, no lo valía.
El pequeño hijo de Bastet creció con los animales en un pequeño bosque que encontró en cuanto un río lo dejó. Misteriosamente logró aprender a comunicarse con ellos… Y luego encontró a una como él, que no hablaba, que al parecer había nacido ahí… El pequeño hijo de Bastet creció rápido y perdió el habla, adquirieron una nueva forma de comunicarse con su compañera y la preñó.
Años más tarde, en medio del bosque, formaron una comunidad. Vestían con pieles de animales que cazaban y vivían en constante interacción con los animales y la naturaleza. Habían creado un pequeño paraíso. Pero, pasando muchos siglos siglo, una peste rara logró vencer a la mayoría. Enflaquecían incapaces de poder descubrir cuál era la fuente de contaminación… poco a poco se extinguían, sería el fin para esa especie.
Pero una pareja emigró de ese bosque, el hombre gato podía adivinar que era contagioso, que todos morirían si no salían de ahí. Emigró hacía tierras lejanas en las cuales se asentó y puso en acción un plan que apareció en su mente. Él siempre le decía al líder de su clan que de las semillas nacían las plantas, pero nunca le hicieron caso.
Vivieron tiempos de escasez, pero sembró tiernas, las llenó de semillas y en cuanto pudieron cosechar maiz para de ese maiz sacar harina y luego panes, la esposa de aquel hombre gato salió preñada de tres bebés. Construyó su casa en medio de aquel paraíso hallado.
Y luego de un año, hombres vinieron de lejanos lugares, quemaron su casa con todos dentro sin ninguna razón aparente, nadie pudo escapar. Era la extinción total de una “especie”.
Siglos después, el arqueólogo Albert Morgan descubrió los restos de un “mono” quemado. El esqueleto era pequeño, al parecer a la hora de su muerte, se había escabullido bajo la tierra para que las llamas no lo alcanzaran, pero lamentablemente el humo lo asfixió.
Aquel “mono” hallado fue ingresado al museo de Hamburgo en Alemania, aunque su esqueleto no pertenecía a ningún primate actual, lo atribuyeron a una especie extinta hace más de cinco mil años.
El pequeño esqueleto era extraño y cuando el arqueólogo llevó muestras de su ADN para analizarlo, lo que descubrió le llenó de algo inexplicable…
La pequeña criatura estaba lejos de ser un mono, estaba cerca de ser un humano, un niño pequeño, pero no solo eso, no compartía ADN de primate, no…
Compartía ADN de un felino.
—¿Dónde crees que vas? No te he dado permiso para que te movieras. —Y volvió a hacer sonar el látigo.
—No quiero hablar contigo.
—¡Pues yo sí! ¡Fui amable y educada! ¡Y cómo no entiendes, usaré la fuerza! —Tom se intimidó un poco. Ella se le acercó y le tomó de la polera de pijama y lo lanzó a la cama con una fuerza que no era humana, al menos no de una señorita como ella—. Así está mejor —dijo más calmada.
—Pues habla de una buena vez y sal de aquí —dijo Tom algo agitado.
—¿Amas a Bill? —fue directa.
—Que te importa, ¿acaso eres su madre? —Ella rió un poco y le azotó las piernas con el látigo, Tom gritó, pero luego se mordió el labio aguantándose.
—Habla… —Tom cerró los ojos, había algo que hacía latir muy rápido su corazón, algo embriagador, giró el rostro ahí recostado tratando de mantenerse conciente.
—Sí amo a Bill, solo a él…
—Él no es humano —sentenció ella.
—¿Y? —Tom la encaró mirándola serio—. Ya sé que tiene cola y orejas, eso lo hace especial, yo lo quiero tal y como es.
—Qué romántico —dijo poniéndose una mano en su pecho medio abultado, dramatizó un poco—. No Tom, hablemos de adulto a adulto.
—Apuesto que tienes sietes años —rió—. Al grano.
—Tú no sabes nada, e iré al grano de una vez. Aléjate de él, no es para ti… No pertenece ni a su madre que lo crió. —Tom se asustó un poco, pero no podía evitar agitarse en ese momento, de solo mirar a Misha.
—No te lo llevarás.
—No, él vendrá solo —ella le sonrió—. Además, lo que sientes por él no es real… —Él se agitó y se sentó en la cama, encarándola—. Mírame… —La miró y abrió la boca sintiéndose débil, sus manos comenzaron a temblar—. ¿Me sientes en tus venas? Como tu sangre corre en todo tú… y quiere reventar en mí. —Le sonrió y las pupilas de Tom se dilataron tanto…
—No me toques.
—Eres débil, Tom, ¿te has puesto a pensar por qué te gusta Bill? —Él frunció el ceño en esa sensación de éxtasis, algo agradable en su cuerpo.
—Porque es Bill…
—No, porque tenemos algo especial, como ahora, ¿te gusto? —Sonrió moviendo la cola.
—No —dijo firme, sin embargo, ella se le acercó más y posó un debo sobre su entrepierna, causando que Tom gimiera de la sorpresa, pero no salió de ahí, se quedó quieto apretando su mandíbula, queriendo reprimirse.
—¿No? ¿Y esto dónde quiere entrar? —Le acarició y Tom se tensó.
—En todo menos en ti —declaró jadeando. A Misha podía excitarle que se le resistieran.
—Es porque soy… esto, una gatita, nada más por eso me deseas, ¿te das cuenta? Lo mismo pasa con Bill, sólo por ser de mi especie lo quieres… le has olido y nada más, como los animales, tu instinto animal salió y quiere reproducirse. Al instinto no le importa si hay útero o no, la cosa es que quieres entrar y dejar tu semilla, nada más, el ciclo de la vida. —Cada que Tom jadeaba e inhalaba el aire, su erección crecía un poco más y ya era doloroso, pero era conciente de lo que pasaba, no la tocaría.
Después aquellas palabras, él enmudeció… ¿sería verdad eso? Dudó un poco.
—Él… la primera vez que lo vi, no pensé en follarlo… como pasa contigo ahora, ¿qué te parece eso? ¡No lo olí! —Ella rió y avanzó un poco más poniéndose a horcadillas sobre él.
Se dice que no se puede “violar” a un hombre porque éste puede de alguna manera controlar sus erecciones, entonces, si no se ponía erecto, no habría forma de que sin ello, pudiera penetrar. Pero en este caso, Tom no quería, no lo deseaba, aunque su cuerpo respondía con todo para estar listo en ese momento. Su pelvis se alzó rozándole entre las piernas a Misha, ella gimió de gusto al sentir el calor de Tom y luego en la oscuridad enfocó sus ojos en los de Tom.
—Que tonto eres Tom, él es macho, yo hembra, lo ideal sería que quieras conmigo, no con él.
—No me gustas, no me enamoré de él por su olor o algo así. Y poco me importa que sea un hombre. —Ella comenzó a ronronear sobre él—. Shh, no hagas esos sonidos.
—¡Calla! No me estás entendiendo, lo que sientes por él se debe a hormonas nada más, tú no lo notas, será mejor que lo pienses Tom, no tienes otro argumento para decirme por qué lo quieres. —Tom pestañeó y decidió mirar al techo mientras la sentía a ella sentada en su sexo.
—Me gusta como es… amable, inteligente, lindo, todo… Cosas que tú no podrás entender.
—¿Sabes que no podrás tocarlo? —Tom la miró algo preocupado—. No podrás hacerle el amor… ¿lo sabes? —Tom no quiso entrar en ese tema, era algo privado entre el minino y él—. No lo sabes. Él puede morir… en pleno acto, ¡por eso estoy aquí! ¡Porque no quiero que lo toques! ¡Entiendes! —le gritó y Tom abrió tanto la boca, agitado, sintiendo el clímax de su excitación el plena discusión, ella hizo presión hacia abajo y él llevó hacia atrás la cabeza gimiendo tan alto, todo su cuerpo tembló en el orgasmo más duradero de toda su vida… Aún se removía en la cama, bajándose un poco el pantalón de pijama, tomando su miembro para terminar de eyacular todo lo que podía. Se puso de costado tratando de no ver a Misha, aún jadeaba, aún sentía los espasmos de todo recorrerle las venas—. Wow, qué fértil eres —dijo ella ahora parada a un lado de la cama.
—Cállate… —jadeó.
—Creo que debo irme.
—Sí, por favor, y no regreses.
—Espero y hayas entendido mi mensaje, no lo toques, apuesto que no quieres hacer el experimento, si lo tocas… si lo penetras, él morirá. —Él la miró retadoramente.
—No te creo, ¿sabes por qué? —Sonrió aún agitado—. Porque nada de lo que acaba de pasar contigo ahora, pasa con él, apuesto que si te follo a ti, te mueres en mi cama, pero él no… solo lo dices porque quieres alejarlo de mí, y ni me das razones.
—Pues, el tiempo está por llegar, él no es de aquí, anda vete tú con los tuyos, no mezcles las cosas, él no es humano, recuerda eso, no lo somos. —Salió por la ventana de su habitación lanzándose al vacío.
Tom se quedó ahí, en su cama agitado, él no quería alejarse de Bill y ahora le tenía tantas preguntas que se las haría muy pronto.
***
Los días pasaron y cada uno era peor que el otro… la asistente nueva de Tom resultó ser Heidi, ¿cómo puede ser eso posible? Ella estaba decidida a regresar con él, otra más.
—Soy homosexual, ¿te queda claro? —se rebajó a decirle eso, debía marcar distancia de una buena vez.
—Que asco —le dijo ella—. No puedo creer que estés con un chico.
—Pues lo estoy, ahora, limítate a hacer tu trabajo.
—Así que ahora te gustan lamer pollas —intentó burlarse y Tom la miró amenazante. Aunque luego recordó cómo fue capaz de hacerle sexo oral a Bill, de sentir su miembro palpitar en su boca.
—Me encanta, ¿contenta? ¿Tienes polla? No, ¿cierto?, entonces fuera de mi vista. —Ella se quedó con la boca abierta y se dio media vuelta.
—Veremos lo que tu madre dice de esto. —Tom había olvidado el gran detalle de que Heidi conocía a su mamá.
Un estrés menos se iba, y regresaba otro. Y aún no tenía tiempo para ver a Bill.
Otros días más pasaron e incluso el fin de semana la pasó entre trabajos y en pequeños viajes para recapitular fotos de eventos para la revista en donde trabajaba.
Llamaba de vez en cuando a Bill, aunque no podían hablar mucho, le decía que pronto estaría allá, que lo extrañaba mucho y cuando llegara le besaría tanto que Bill no podría respirar. Mas no le contó lo de Misha, no quería preocuparlo.
Ya había pasado dos largas semanas, se acercaba la Navidad y todo Alemania estaba en invierno, había nieve en algunas zonas, menos en Teltow, aunque hacía mucho frío por las noches.
Después de dos semanas, al fin se dio tiempo para viajar… Moría por verlo. Le llevaba croquetas de atún que compró en una tienda y también le llevaba una joya, una pulsera para su novio con varios cascabeles que sonaban, la había mandado a hacer, a los gatos le gustan los cascabeles, Bill de seguro moriría por una pulsera que sonara.
Manejó en su auto casi una hora, se pasó una luz roja y recibió una multa, pero siguió.
En casa, Bill preparaba un pastel para Tom, Simone estaba preocupada por toda la emoción de Bill, pero Georg la calmaba diciéndole que era normal.
—Tiene cinco años, Georg —decía ella—. Y sí… ya sabes, quieren tener… oh Dios, debo hablar con Tom.
—Tranquila Simone, tendrá esa edad, pero el cuerpo es de un joven, míralo, no creo que Tom le haga daño. —Pero luego Georg frunció el ceño imaginándose a Tom follando a su hijo—. Este… creo que yo hablaré con Tom.
—Sí, tú mejor —susurraban en la habitación.
—¡Nadie hablará con él! —gritó Bill desde la cocina habiendo escuchado todo. Escuchó a ambos padres reír.
—Ya, Bill —habló Georg—. Pero los tendré vigilados.
Bill se ruborizó… según él, ya se había acostado con Tom, ya no era virgen. Por eso, sentía que había creado un vínculo especial con Tom, su único hombre.
Pudo escuchar el auto de Tom estacionarse al frente de la casa y Bill salió corriendo a su encuentro.
Desde su auto, Tom vio cómo Bill salía con una capucha y muy abrigado de su casa… Era ya las tres de la tarde y al fin estaba en casa de Bill. Éste le sonreía y corría hacia su auto. Tom salió de él lo más rápido que dieron sus piernas y avanzó hacia Bill para luego abrazarlo, alzándolo por el aire, girando con él sobre aquel lugar.
—¡Tom! —gritaba cerca de su oído, rebozando de felicidad.
—¡Te extrañé! —decía y luego sus labios se encontraron en un beso hambriento… Otra vez los labios de Bill eran adictivos, él no quería separarse. Mordió el labio inferior de Bill y éste gimió separándose.
—Pasa, ven… Tenemos tanto de que hablar.
Adentro de la casa, hacía calor hogareño. Sus padres estaban ahí y le saludaron.
—Bill hizo un pastel —dijo Simone trayendo una tajada del pastel a la sala y lo dejó en la mesita del centro—. Bueno, ¿qué planes?…— preguntó ella algo incómoda.
Tom agradeció el pastel y sacó de su bolsillo una bolsa de croquetas de atún, las cuales Bill comenzó a devorar.
—Mamá —Bill con las mejillas infladas la miró ilusionado—, voy a salir con Tom un momento.
—Debes pedir permiso —habló Georg desde su posición cerca de ellos—, aún eres un niño aquí. —Bill se incomodó y Tom vio oportuno intervenir.
—Disculpen, de verdad no pienso hacerle daño, lo cuidaré y regresaremos temprano. —Simone lo miraba con el ceño fruncido, estaba molesta. Pero luego se resignó.
Los dejó ir, Tom ni sabía que Bill tenía planes afuera, según el Minino era una sorpresa para Tom. Éste estaba emocionado.
Se abrigaron muy bien y salieron a la calle, y luego Bill tomó su mano tímidamente, Tom se dejó y así Bill le mostró la entrada a un bosque detrás de la casa. Un bosque de grandes árboles todos ellos sin hojas, parecía algo fantasmal.
—Bill, ¿dónde vamos?
—Quiero mostrarte algo. —Llevaba consigo una mochila en el hombro que luego Tom quiso cargar, estaba algo ansioso, quería estar con su novio, después de tanto tiempo sin verlo, lo único que deseaba era estar en sus brazos. Pero no tenía el valor de decírselo a Tom directamente.
Tom por su lado, no sabía si debía decirle lo de Misha o no… ¿Y si ella se comunicaba con él y le contaba lo que pasó en casa de Tom? Podía estar en problemas.
“No lo toques, o morirá”
Aquella fría advertencia sonó en su mente y se asustó. Bill lo conducía por el bosque, llegando a un lugar en donde había ahí un lugar preparado. Tom se detuvo al verlo, varias mantas de colores puestas sobre el frío suelo y una fogata apagada al lado. Cerca de un enorme árbol grueso en donde había un hueco en el medio.
—No hagas mucho ruido, Tom —pidió quitándose la capucha y dejando al aire sus orejas gatunas, moviéndose en muchas direcciones.
—¿Pasa algo? —preguntó preocupado, mirando también hacia todas direcciones.
—No —Y luego de ello, emitió de su garganta un sonido agudo, extraño, el cual puso a Tom en alerta y del hueco del árbol grande salieron algunos animalitos—. Mis amigos —se los presentó a Tom, un grupo de mapaches asomaron la cabeza mirando a Tom asustados. Él retrocedió un poco.
—¡Por Dios! Mapaches… del bosque —dijo sorprendido y Bill asintió acercándose con confianza.
—Hermanos, dejados por su madre recientemente, la primavera acabó y es su primer invierno solos… —Parado frente al gran árbol, extendió una mano y les pasó una bellota la cual uno de ellos tomó con sus pequeñas manitas y comió desesperado—. Pásame la mochila. —El trenzado tenía cierto temor de acercarse, aquella escena se veía tan salvaje que él tuvo algo de temor.
Chico de ciudad, jamás antes había visto animales en el bosque, y lo cierto era que Bill tampoco. Pero a la falta de una azotea alta como lo era en las ciudades grandes, ahí el Teltow, recurrió por inspeccionar el bosque. El peligro no le atemorizaba pues él tenía unas orejas bastante sensoriales y así es como pudo conocer a sus amigos. Se comunicaban con gruñidos, al parecer Bill podía entender algunas cosas como pedir comida, alejarse si están asustados o acercarse porque quieren conocerlo, era un lenguaje distinto al de los gatos, con Casimir le era más fácil, pero con estos mapaches él pudo entender al menos lo básico.
—¿Muerden? —preguntó Tom algo preocupado acercándose a Bill con cautela. El pequeño lo miró.
—No —le sonrió—, o sea, si pueden morder, pero en estos momentos no tienen una razón, ¿quieres darles una bellota? —Le paso una y un mapache se desesperó y salió del hueco, yendo al hombro de Bill provocando la risa de éste y algo de cosquillas.
—Bill, ten cuidado. —Tom extendió la bellota y trató de no tener mucho contacto con el animal y luego que éste le recibiera la bellota Tom sonrió aliviado.
Bill dejó a sus amigos en el árbol y tomó la mano de Tom. —Este es mi nuevo lugar secreto… —se lo terminó de presentar.
—Es hermoso, es como tú. —Tomó sus manos y le quitó los guantes para besarlas—. Te extrañé tanto, quisiera vivir contigo en un lugar bello como este.
—Mentira —rió bajito—. Aquí hace frío… —Jaló su novio y de su mochila sacó un encendedor, prendió la fogata, aunque era aún de día, incluso había algo de sol que hacía que todo aquel ambiente se pusiera de tonalidades rojas y naranjas.
Luego que las llamas del fuego se centraron en consumir la leña, Tom abrazó a Bill quien le daba la espalda, lo abrazó por la cintura y el menor cerró los ojos sintiendo los fuertes brazos del hombre que amaba rodearle el cuerpo. Sacó su colita de dentro de su pantalón y le acarició un brazo con ésta. Tom apoyó su mentón en su hombro, suspirando su aroma y cerrando los ojos como él, perdiéndose en la sensación de estar solos los dos.
—No sabes cuanto daría para que nadie te aleje de mí… —Escuchó el suave ronronear de Bill.
—Tom… —jadeó y luego se mordió el labio—. Bésame… —pidió en un susurró—. Como la última noche —dijo eso con un rubor intenso en sus mejillas de solo recordarlo. Tom tragó saliva bastante tentado y a la vez advertido.
Que sentimientos encontrados, una corriente de excitación le recorrió el vientre y sus manos temblaron, pero en segundos se puso frío de nervios de saber que algo malo pudiera pasarle a Bill.
—¿Si alguien viene? —le preguntó al oído.
—Nadie lo hará —contestó en susurros—. Puedo oírlos, tengo orejas de gato, ¿lo recuerdas? —Rió y Tom también, encarando a Bill, tomándolo en sus brazos, alzándolo y luego recostándolo en aquellas mantas ahí puestas, al lado de ellos, la fogata calentaba algo aquel ambiente.
Bajo su cuerpo, Bill parecía otro… Estaba mucho más ansioso que la otra vez, se movía y buscaba los labios de Tom sin mucha vergüenza de por medio, ¿qué pasaba? Dentro del corazón del Minino, había desesperación… Y es que se sentía muy solo, sabía que tenía a sus padres, sabía que no era el único ser así sobre la tierra, nunca lo fue, pero todo eso no llenaba el vacío que sentía en su interior… Esas ganas de querer estar con quien uno ama, ese deseo de pertenecer a alguien, de estar en los brazos de quien él consideraba dueño.
—Tranquilo… —pudo susurrarle Tom separándose un poco, las manos de Bill se aferraban en sus brazos como su tuvieran garritas. Y su lengua fuera de su boca, lamía insistentemente la mejilla, labios y mentón del otro. Maulló algo impaciente en cuanto Tom se arrodillo entre sus piernas y apoyado con sus manos a los lados de su cabeza se enfocó en sus ojos acuosos—. Mi precioso gatito… ¿Sabes cuántas cosas me gustaría hacer hoy? —Bill se removió nervioso y le tocó el vientre a Tom metiendo sus manos frías por debajo de su abrigo, levantando su polera y tocando su piel.
—¿Qué cosas? Enséñame… enséñame cómo hacerlo —dijo eso y luego jadeó sonoramente… sus propios deseos lo excitaban.
—¿Hacer qué? —preguntó en un susurró, tomando sus manos que estaban por debajo de su polera, estremeciéndole con su tacto suave… El minino cerró los ojos y abrió la boca, respirando agitado.
—Hacer el amor… como la otra vez —dijo Bill y quitó sus manos que tocaban a Tom, se tapó la cara.
Eso había sido demasiado para él… Y es que cuando estaba solo, imaginaba aquel encuentro cercano, aquellas luces que vio, aquella electricidad tan placentera y a Tom en medio de todo eso, como el causante de su goce, sentía con urgencia querer repetirlo.
Había imaginado y planeado decirle a Tom tantas cosas íntimas como que le había encantado que le besara en muchos lados y que no había otra cosa más deliciosa que sus labios en él. Pero en ese momento, se sintió pequeño en todo aquel mar de emociones nuevas y muy desbordantes, quería que Tom tomara la iniciativa, que sea él quien le haga el amor, y Bill estaba seguro que se dejaría sin rechistar, le permitiría todo, cualquier cosa que Tom deseara.
Tom se quedó con el corazón en la boca, con su sangre bombeando a cada rincón de su cuerpo y con sus ojos viendo a la criatura más pura del planeta avergonzado bajo a él por confesar sus deseos.
Deseos mutuos, compartidos desesperadamente por ambos. Tom se mordió fuertemente el labio inferior y luego llevó sus manos hacía las manos de Bill, acariciándolas suavemente y apartándolas de su rostro enrojecido.
Se pegó a él y lo besó… para luego decirle—: Yo quisiera hacerte mío a cada segundo, tenerte entre mis brazos y nunca dejarte ir. —Bill sonrió tímido y luego permitió que Tom haga de él lo que disponga.
Tom notó su sumisión en cuanto Bill se giró sobre la suave manta y se puso boca abajo apoyado en sus codos, miró sobre su hombro y su colita acarició su cuello, quitándole la bufanda, Tom sonrió.
—Jamás alguien me había quitado una bufanda con una cola… eso es increíble —Bill rió nervioso, Tom aún no lo tomaba. Alzó su trasero y Tom al fin tomó su cuerpo.
Poco a poco, le quitaba una prenda… Se limitó a no lanzarse sobre su cuerpo, quiso ir muy lento y sobretodo ser cariñoso, como Bill se lo merecía.
Entre risas nerviosas, caricias suaves y pequeños besos repartidos, Bill quedó semi desnudo, aún con el pantalón puesto yacía aún recostado y apoyó su cabeza en las mantas con ambas manos puestas en ellas a los lados de su cabeza, mirando de costado a Tom como se quitaba el abrigo y luego la cafarena quedándose en una polera de manga larga color negra, se mordió el labio inferior, su novio lucía sexy así. Desabrochó un poco sus anchos pantalones y disimuladamente se tocó la entrepierna, acomodando su erección, sus bóxers comenzaban a ajustarle.
Pasó un dedo por la espalda de Bill, por su columna vertebral, él sabía como eso le ponía, arqueándose levantó su trasero y maulló, le gustaba, le sacaba de sí esas caricias.
Y luego sus labios fueron a uno de sus hombros, besándole con ganas… —Amo tus labios… —apenas dijo Bill para luego gemir— en mi cuerpo… ahh…
—Amo besarte, es correspondido —le susurró—, deseado y esperado. —Se recostó a un lado y abrió sus brazos para envolver a Bill en ellos, ahora frente a frente, recostados Tom lo besaba. Bajó un poco con sus labios sin despegarlos del cuerpo de su minino y le besó uno de sus pezones, poniéndolo duro al instante, mordiéndolo suavemente. El otro echó la cabeza hacia atrás y gimió.
Sus amigos mapaches comenzaron a angustiarse un poco… ¿qué le pasaba a su amigo gato? Ellos no entendían.
Por su parte Tom, él memorizaba cada parte de Bill, lo atesoraba para no olvidarlo cuando no lo viera, se concentraba en él, en su mente, en su cuerpo, en su corazón, el lo que emanaba de él…
“Si lo tocas, morirá en tus brazos”
De rato en rato, alzaba la vista, mirando como Bill tenía la boca abierta, jadeando, y pequeñas lágrimas se acumulaban en sus cuencas, sus mejillas tan coloreadas y su cabello revoloteado. Todo bien…
Bajó por su vientre, sostenía a Bill con un brazo, aún estaba de costado frente a él, le besó el ombligo, y luego, con ambas manos sobre su cadera, le bajó el pantalón. Bill gimió y se encogió ahí, para quitárselos, para luego pegarse a Tom totalmente desnudo, no quería que le viera a la luz del día… Además tenía frío y en sus brazos encontró el calor.
Tom lo besaba insistentemente, le mordía un poco los labios y luego se sintió inseguro… Sabía que estaba a punto de hacerle el amor, lo presentía, lo deseaba a gritos.
Oh, Bill, era demasiado tentador… Acarició su cuerpo, sus manos bajaron un poco más hacia sus nalgas, Bill gemía despacito ante tantas caricias y besos dados, y Tom quiso probar algo. Miró a Bill, éste le sacó la lengua y le lamió la mejilla.
—Voy a… a hacer algo que quizá te parezca extraño. —Bill se detuvo, mirándolo extrañado. Ya podía ver aquellas luces en sus ojos, pequeños fuegos artificiales que de seguro explotarían en gran placer en algún momento.
—Qué será… —preguntó y Tom con una de sus manos, bajó tanto hasta estar entre sus nalgas, Bill abrió la boca agitándose— Tomi… —jadeó.
—Voy… —buscaba su entrada mientras sentía a Bill temblar descontroladamente—. Aquí, entrar aquí. —Bill se quedó petrificado con ambas manos sobre su pecho, mirándolo a los ojos con el rostro rojo de vergüenza de solo imaginarse a Tom entrando ahí… eso no podía ser posible.
Pero él había ido al bosque con toda la intención de permitirle a Tom hacer con él lo que quisiera.
Y Tom, él quería, pero… ¿Y si Misha tenía razón? ¿Y si moría? ¿Valdría realmente correr el riesgo?
No, no lo valía.
***
El pequeño hijo de Bastet creció con los animales en un pequeño bosque que encontró en cuanto un río lo dejó. Misteriosamente logró aprender a comunicarse con ellos… Y luego encontró a una como él, que no hablaba, que al parecer había nacido ahí… El pequeño hijo de Bastet creció rápido y perdió el habla, adquirieron una nueva forma de comunicarse con su compañera y la preñó.
Años más tarde, en medio del bosque, formaron una comunidad. Vestían con pieles de animales que cazaban y vivían en constante interacción con los animales y la naturaleza. Habían creado un pequeño paraíso. Pero, pasando muchos siglos siglo, una peste rara logró vencer a la mayoría. Enflaquecían incapaces de poder descubrir cuál era la fuente de contaminación… poco a poco se extinguían, sería el fin para esa especie.
Pero una pareja emigró de ese bosque, el hombre gato podía adivinar que era contagioso, que todos morirían si no salían de ahí. Emigró hacía tierras lejanas en las cuales se asentó y puso en acción un plan que apareció en su mente. Él siempre le decía al líder de su clan que de las semillas nacían las plantas, pero nunca le hicieron caso.
Vivieron tiempos de escasez, pero sembró tiernas, las llenó de semillas y en cuanto pudieron cosechar maiz para de ese maiz sacar harina y luego panes, la esposa de aquel hombre gato salió preñada de tres bebés. Construyó su casa en medio de aquel paraíso hallado.
Y luego de un año, hombres vinieron de lejanos lugares, quemaron su casa con todos dentro sin ninguna razón aparente, nadie pudo escapar. Era la extinción total de una “especie”.
Siglos después, el arqueólogo Albert Morgan descubrió los restos de un “mono” quemado. El esqueleto era pequeño, al parecer a la hora de su muerte, se había escabullido bajo la tierra para que las llamas no lo alcanzaran, pero lamentablemente el humo lo asfixió.
Aquel “mono” hallado fue ingresado al museo de Hamburgo en Alemania, aunque su esqueleto no pertenecía a ningún primate actual, lo atribuyeron a una especie extinta hace más de cinco mil años.
El pequeño esqueleto era extraño y cuando el arqueólogo llevó muestras de su ADN para analizarlo, lo que descubrió le llenó de algo inexplicable…
La pequeña criatura estaba lejos de ser un mono, estaba cerca de ser un humano, un niño pequeño, pero no solo eso, no compartía ADN de primate, no…
Compartía ADN de un felino.
Otro misterio resueldo o_o el fósil... y ahora, la pregunta sigue ¿Y cómo llegó Bill? Pronto se sabrá. Besos a todos... y en el siguiente capítulo se verá si Tom sigue o no XD >:3
aaaaaaaaaaa no queiro leer la historia de bill esta genial pero si puede morir si le tocan? aaaaaa maullo de dolor waaaaa
ResponderEliminaratte : hiden n.n miau miau grrrrrr
hallo <3 no quieres leer la historia de Bill? XD veremos qué pasa con eso de que muere >:3
Eliminarbesos hiden <3
no pero yo tengo una hipótesis que hicieron un experimento con simone para que habrá mas de la especia de Bill
ResponderEliminar*Aprendiz del príncipe 999*
Hallo aprendiz del príncipe 999
Eliminargenial tu hipótesis, de hecho, vas por buen camino
muah <3
Oh ya quiero leer el siguiente capitulo ,me gusto mucho :3
ResponderEliminarhallo <3
Eliminarpronto subiré mas
muah <3
Hallo!! No me acuerdo si comente este antes, pero si lo leí desde que lo colgaste, sorry si no lo e comentado >.< Este es uno de mis fics favoritos, es todo un misterio, bueno, lo era, porque cada vez se descubre mas sobre los origenes de Bill *-*
ResponderEliminarSera verdad que si Tom hace suyo a Bill morira? ._. Ojala no sea asi!! D:
Me impresionan tus fics! Eres una gran escritora :3
Please cuelga el siguiente cap. pronto que me muero de ganas por leerlo! *-*
Cuidate xoxo ^-^
*-*!! hola Niqoi<3
Eliminargracias por comentar *-* y por decirme eso de mi fic <3
veremos si muere o no.. aun no ha pasado nada jijiji
muah pronto subiré lo que sigue
besos <3 <3
la primera ves ke lei esta historia y en espercial esta capitulo tambien me kede asi O.O cuando dijo ke podia morir si lo hacia...y segun yo, no es mas ke las luces de colores ke ve bill cuando esta disfrutando...y es eso...solo lo disfruta :3....xDD ke explicacion xD...pero nunca crei eso de ke se moriria :D...Gracias!! ^^..
ResponderEliminarSALUDOS BESOS Y APAPACHOS! <3..espero el proximo! ;)..
hallo <3
EliminarXDD no creías que moríria, creo que es una exageracion de parte d eMisha, pero tienes sus razones que se verán
besos <3
HOLAAA!!! Hace tiempo ke no leia y komentaba! :( Y todo lo ke ha acontecido O.O Y Thomas y Minino tuvieron su 1er encuentro "intimo" kon besos y karicias subidisimas jejeje :3 previo a la ida de Simone, Geo y él a su nuevo hogar, rn otra cuidad para protegerlo, tmb Thomas se enteró de ke Simone es LA MADRE DE MININO, ke solo tiene 5 años y ke SUS PADRES ACEPTAN LA RELACIÓN :) y esos extraños sueños ke tiene Minino acerca de sus ancestros y su origen(INTERESANTISIMOS, por cierto) dnd konoce a Misha 1ero y luego a Jared dos seres de su "ESPECIE". Misha se le aparece al angustiado y triste Thomas a kien 1ro excita y luego lo sorprende y KONMOCIONA kon una advertencia SI FOLLA A MININO, ESTE MORIRA!!! xD :C Bueno me siento feliz de haber leido y escrito komentario :) Espero otro kpi! e INFINITAS DISCULPAS!! TKUM DamitaRosa :) ♥
ResponderEliminarhallo <3
Eliminarjijii me encantan tus resumenes <3 y bueno, sus padres aceptan la relacion debido a que el minino creece rapido u_u y no quieren que deje de vivir lo que debe a las etapas de su vida...
jajaja <3 gracias *-*
besos
Hallo!
ResponderEliminar—Es hermoso, es como tú. —Tomó sus manos y le quitó los guantes para besarlas—. Te extrañé tanto, quisiera vivir contigo en un lugar bello como este.
—Mentira —rió bajito—. Aquí hace frío… — ._. hahahahahhahah eso estan graciosos para mi, imaginarme que lo dice con una vocecita bien tierna *w* awwwh!
Bueno *-* Pink este tambien es mi capitulo fav. del capitulo anterior y este y los otros que faltan (no todos D: porque pasaran cosas tragicas u.u) y gracias a este capitulo ya pude recordar bien lo que falta °u° y y y y y y!! ya falta poco *-----------* para poder leer los episodios nuevos T-T *llorolloro* snif! pero llore de felicidad y tristesa u.u'
Bueno, te avia dicho que no los leo D: esta semana no tuve internet asi que e puse a leerlos! ya termine :'33 y recorde en el tiempo que leia esta fick *-* y me lleno de mucha felicidad :DD Me ecanta el capitulo y me encanta la fick! te doy Tantas felicitaciones! por esta fick que me emociona (no de la forma perver) no :3 de emocion ._.' nose como decirte pero entiendes creo o.Ó .
Besos Besos Besos <3 Siguela! ><!
Zuii