viernes, 11 de enero de 2013

Minino~ 20

Hola gente *-*~ lamento demorar en actualizar, pero espero no más :D veremos~ agredezco infinitament eel regalo que me dio una vez Aliss R aleman, es hermoso *-*!! lo amo >w<

El arqueólogo Morgan se quedó fascinado con aquel descubrimiento, ¿qué era eso? No era un eslabón humano perdido…Era otra cosa, era otra especie, y eso le llenó de un sentimiento extraño.

Como haber descubierto una mina de oro… Se quedó en el laboratorio y luego llevó el pequeño esqueleto petrificado en un carbón, a una máquina especial la cual tomaría muchas fotografías y radiografías para meterlo a un sistema computarizado en donde él podría “reconstruir” virtualmente a la criatura.

Pasó casi dos días viviendo en el laboratorio y luego hizo una llamada… Él quería vender su descubrimiento a alguien, sabía que valdría mucho aquel hallazgo, sería famoso y todo, y dejaría de ser un arqueólogo mediocre.

Llamó a un inversionista, el señor Hans Furst al cual citó al laboratorio diciendo que tenía un hallazgo que lo haría famoso… Y terminó vendiéndole aquel descubrimiento con la esperanza de que Furst lo sacara a la luz.

Pero el señor Furst no lo hizo, no. Se dedicó a pensar, se obsesionó con la idea de ver a aquella criatura viva… Miraba el monitor de la reconstrucción de su cuerpo, tan pequeño, ya hace casi cuatro mil años, qué criatura más bella era.

Tanto fue su obsesión que contrató un científico genetista, al cual le mostró ese hallazgo y también se quedó fascinado.

—Fue hallado cerca de Egipto, en unas excavaciones.

—Ya veo, esto es increíble —le dijo el científico.

—Pues, es tu reto, Lucas. Es todo tuyo por ahora, invierto medio millón de euros para que lo traigas a la vida —El científico lo miró extrañado.

—En teoría se puede, pero… no es ético, ya sabes, es… Tiene ADN humano, no podría. 


—Podrás —le dijo entusiasmado—. Te pago el laboratorio, tómate el tiempo que necesites, y te daré un adelanto.

Así fue como el proyecto empezó. Sacó muestras de la médula, buscó células preservadas, alguna célula que pudiera regresarse a la vida siendo hidratada, se experimentó con cada parte posible del fósil.

Se experimentó cerca de cinco años, hasta que al fin, con ayuda de la tecnología, al fin se logró clonar aquel ser.

No fue difícil encontrar una mujer a la cual se le inseminó ese nuevo ser, esperaron, pero fue abortado semanas después.

El señor Furst comenzaba a impacientarse mucho… Pero luego de algunos meses, la mujer se embarazó nueve meses de una criatura muy pequeña, apenas se percibía su vientre abultado, y luego dio a luz sin mucha dificultad ya que salió una bebé pequeña. A la cual el señor Furst la bautizó como Misha. Se la quitó a la mujer y ésta un día murió inesperadamente, así no pudo contar que había tenido una hija en extrañas circunstancias.

Construyó una mansión lejos de la ciudad donde vivió con la pequeña como su hija, pero nunca la sacó a la luz. Él tenía una esposa y un único hijo, a ellos les ocultó por un tiempo que tenía a Misha.

Cuando el señor Furst cayó enfermo de una enfermedad terminal, entregó a Misha de apenas quince años a su hijo Mike Furst, un joven de casi veinte años bastante frío y serio.

Misha le movía la cola, ella necesitaba aferrarse a alguien después de la muerte de su padre, pero no supo que aquel hombre se apoderaría de ella completamente. Y quería más.

Ella ya no lo llamaba hermano, se había convertido en su dueño…

Mike, un día tomó a Misha cuando ésta era un poco más señorita. Ella no pudo resistirse, en cierta forma le atraía el único hombre a quien pertenecía en medio de todo su ambiente escaso de personas… Con el único a quien veía, no muy seguido porque Mike era de viajar mucho, manteniéndola a ella encerrada en la mansión.

Aquella noche en la que se entregó a él, creyó que moría… Era la sensación más desbordante y a la vez dolorosa de su vida. Un mar de emociones y un montón de destellos en toda su vista, un mundo de colores, una asfixia y una electricidad extraña la sacudieron en la cama hasta que el otro acabo, bastante satisfecho por el nuevo descubrimiento. Ella era muy ardiente.

Apenas ella tenía diecisiete años, y luego de aquello, vinieron intentos e intentos de embarazarla. Mike quería saber si podía tener hijos con ella… Pero luego en el laboratorio, le hicieron análisis, lo cual se descubrió que era una híbrido, la mezcla de dos especies le impedía tener gametos reproductores, por lo tanto era estéril.

Mike se frustró mucho… Y luego invirtió en conseguir otra más.

Se experimentó con el esqueleto otra vez, logrando inseminar un embrión… La madre lo abortó a los dos meses de gestación, asustada porque el pequeño feto se movía y lloró. Llamó al científico Lucas y fueron a su casa a quitarle al bebé. No podían creer que nació con solo dos meses… Era un macho, muy pequeño, cabía en la palma de una mano y estaba bastante bien de salud. Se lo dieron a Mike el cual lo bautizó como Jared.

Él no quiso darle al bebé a Misha, tenía miedo que ella lo quisiera como a su hijo, así que lo crió Mike, dándose cuenta de su crecimiento anormal…

Al año era un niño de tres… Cada año contaba como tres años para él. Pronto alcanzó la estatura de Misha a la cual empezó a considerarla como una hermana mayor.
 

***

Así que Misha sabía lo era “morir” en la cama como ella lo llamaba… Solo que, tenía la consigna de decirle a Tom que no se metiera con Bill porque simplemente arruinaría los planes… Y ya lo estaba arruinando.

Tom, recostado en aquellas mantas envolviendo al delgado y desnudo cuerpo de su amante, solo podía sentir la excitación y temor que todo aquello le producía… Debía ser muy cuidadoso, al extremo.

Bill con la respiración agitada aferró sus manos al pecho de Tom que aún tenía puesta la polera negra, la arrugó y clavó sus uñas ahí casi con desesperación, abrió la boca y soltó un quejido en cuanto uno de los dedos de Tom comenzó a adentrarse en su interior.

—Duele… —se quedó bajito y Tom paró. Lo soltó y miró fijamente a sus ojos.

Su rubor había aumentado, su respiración y ahora su erección también. Tom le besó la mejilla delicadamente y Bill solo pudo pegársele más tratando de encontrar calor en su cuerpo.

—No te haré daño —habló Tom acariciando su mejilla con la yema de sus dedos, dándole pequeños besos en su rostro encendido—. Por favor… —pidió y Bill se sintió morir.

—Oh, Tomi —ocultó su rostro en su cuello y suspiró ahí—. Tú puedes hacer lo que quieras conmigo —dijo sintiéndose encendido. Tom se mordió el labio—. Aunque no sé si sea buena idea que tú… —se removió en sus brazos y no quiso darle la cara— que entres… ya sabes, por ahí, ahí no…

Bill se lo imaginaba una y mil veces, sintiéndose extraño ante eso. Era su trasero, para él no se podía tener sexo por ahí. Era algo nuevo, y lo nuevo lo ponía ansioso y bastante nervioso.

Tom, por su parte, no sabía cómo explicarle semejante cosa, sentía que podía asustarlo o algo así. Y luego cayó en conciencia que se trataba de alguien de apenas cinco años. Entonces sus manos que se aferraban a su cintura, lo soltaron rápidamente.

—Tranquilo, Bill —le dijo ya que el otro se agitó viendo que su novio desistía de tocarlo.

—No… —se lamentó tomando las manos de Tom y regresándolas a su cintura, y luego se puso boca abajo de nuevo, muerto de vergüenza, ahora totalmente desnudo y vio a Tom por encima de su hombro.

El cielo se opacó un poco… El sonido de aves migrando en el cielo se escuchó y la fogata que estaba al lado iluminó un color amarillo que combinaba con el atardecer naranja del frío invierno. Y la piel de Bill brillaba ante todo eso.

Tom se arrodilló entre sus piernas, tragó saliva. Bill se le entregaba, y Tom no podía quitar ese temor de sí.

“Si lo tocas, morirá”

—Tú puedes Tom, si lo deseas… —dijo para luego suspirar.

Tom le acarició los costados con delicadeza, sintiéndole estremecerse y su colita se enredó en uno de sus brazos, Tom le besó y luego posó sus labios en la nuca de Bill, apoyándose en sus brazos a los lados de su Minino.

—Quiero que lo disfrutes. —Se llevó dos dedos a los labios y comenzó a ensalivarlos. Bill lo miró por sobre su hombro consternado.

—¿Qué haces? —preguntó… Él quería que Tom lo tocara, que lo besara como la última vez que estuvo en su casa. Tom le sonrió y algo le hizo estremecer de su mirada, Bill se quiso girar para encararlo, pero una mano de Tom sobre su espalda lo detuvo.

—Es para que no duela… —eso nada más dijo y llevó sus dedos hacia su trasero. Bill se contrajo un poco al sentirlo hurgar entre sus nalgas, abrió la boca queriendo replicar, pero no salió nada más que un quejido de incomodidad, se removió y Tom le besó el cuello—. ¿Todo bien? —preguntó para luego mirarle a los ojos y ver aquellas luces reflejarse en el brillar de sus ojos felinos.

Bill gimió tan audible en cuanto los dos dedos de Tom encontraron su entrada, removió sus piernas, queriéndolas cerrar en un reflejo encontrando las rodillas de Tom entre ellas, se estremeció y Tom le repartía besos en el hombro, muchos de ellos—. ¿Estás bien? —preguntó otra vez. Bill asintió mordiéndose el labio.

—Ahh… no sé —apenas dijo en cuanto los dos dedo de Tom hicieron una presión algo incomoda. Su cuerpo se tenso tanto impidiendo la penetración de éstos.

—Tranquilo… relájate, no te haré daño —ya el cuerpo de Bill temblaba tanto.

“Dios, no te mueras” Repetía en su mente, temiendo algo, realmente lo temía. Besó el cuello de Bill, sintiendo cómo éste respiraba agitado y de su garganta salió un quejido entrecortado en cuanto decidió hacer más presión hasta entrar poco a poco.

Casi por reflejo, Bill alzó su trasero, arqueando su espalda, haciendo que los dedos de Tom se hundieran un poco más de la mitad de éstos y gritó desesperándose.

—¿Estás bien? —preguntó Tom angustiado— Bill… —podía ver como estrujaba las mantas debajo de él y cómo se removía. Y luego una sonrisa se formó en los labios de Tom al verlo lamerse los labios y gemir alzando su trasero un poco más… Le gustaba, podía notarlo.

—Tócame… —pidió aún con vergüenza. Y Tom le hizo caso.

No moriría… al parecer no, solo estaba tan excitado que gemía y se removía debajo de él con unas ansias que le provocaba seguir.

—Oh, Bill… quisiera tanto hacerte el amor aquí —declaró cerca de una de sus orejas, la cual se movía en muchas direcciones, y su cola se enredó otra vez en su brazo e hizo una pequeña presión hacia él mismo indicándole terminar de entrar—. Bill… —apenas susurró su nombre, embriagado de él.

Tan suave, tan sumiso, tan bello y puro, todo para él. Se sentía tan dichoso que creía que no estaba a la altura.

Por su lado Bill cada vez se sentía más duro y todo su cuerpo temblaba. Abrió la boca y su respiración de detuvo involuntariamente en cuanto los dedos de Tom golpearon al entrar un punto muy sensible en él cuando se arqueó hacia arriba.

Tom notó aquello, como un estremecimiento, todo el cuerpo de Bill se contrajo. Las puntas de sus pies se curvaron y quiso sacar sus dedos, pero la cola de Bill se había endurecido alrededor de su brazo, apretándole muy fuerte e impidiendo que pudiera retirarlos.

—¡Bill! —casi gritó en su oído al verlo tan contraído al borde de un ataque de algo.

Segundos en los que se removió y sintió tan claro como su corazón se paraba por segundos en donde su cuerpo se puso frío y sus labios azules… Tom se apartó de él lo más rápido que pudo, aunque no pudo quitar sus dedos de Bill.

—¡No te mueras, no! —le gritó. Y Bill vio estrellas fugaces otra vez.

Segundos de agonía, pero muy placentera lo sacudieron y luego gimió tan alto pudiendo respirar, llenando de aire sus pulmones con desesperación para luego Tom poder salir de él y tomarle de las caderas queriéndolo girar. El cuerpo de Bill le quemó las manos… había desprendido un calor extraño.

Al momento en que lo giró encarándolo, Bill llevó ambas manos a su sexo y solo con su tacto provocó que se corriera, gimiendo de puro placer ante la atenta mirada de Tom. Éste estaba asustado al lado suyo… ¿qué había sido eso?

—¿Estás bien? —le preguntó con un tono preocupado, lo miraba atónito. Bill asintió relajándose poco a poco y sintiendo otra vez vergüenza.

—Mi ropa… —De nuevo desnudo, expuesto y ahora sucio de su semilla en su plano vientre. Tom le envolvió un poco con la manta.

—Bill… —aún lo miraba consternado, y el Minino lo notó.

—Lo siento —se mordió el labio—. Eso fue… fue increíble —le dijo avergonzándose otra vez.

—¿No lo entiendes? ¡Casi mueres! —el Minino abrió la boca sorprendido, Tom parecía hablar en serio y él todavía calmaba su respiración sintiendo aún la corriente de placer en él.

—No Tomi, no… —calló por un momento— No sé, fue tan intenso que pareció una muerte, pero no dolió, todo lo contrario. —Aún los ojos de Tom lo miraban escudriñándolo—. ¿Es normal? —ahora Bill estaba confundido. Tom negó con la cabeza.

—No de esa forma… ella tenía razón —dijo sin pensar acomodándose el pantalón aún estando duro, terminando de cubrir el cuerpo desnudo de su Bill.

—¿Ella? —Bill, envuelto en la manta, se sobresaltó un poco— ¿De quién hablas? —Tom apretó los labios, no debía haberlo dicho.

—Pues, no quise decir ella…—Bill frunció el ceño.

—No soy idiota, Tom. —quiso pararse de ahí y marcharse. Comenzó a recoger su ropa para ir poniéndosela poco a poco.

—Espera… Minino, no te vayas, no… —debía decirlo, tenía que mencionarle ese tema extraño— Es… ella, la mujer gato como tú —soltó de una vez y Bill dio un gritito de asustado poniéndose ambas manos en la boca mirando a Tom con los ojos brillosos.

Se sentía descubierto.

—¿Espiaste mis sueños? —preguntó temeroso y comenzó a temblar. Tom frunció el ceño bastante extrañado.

—¿Yo? No, no se puede hacer eso… —Se sentó al lado de Bill, éste permanecía recostado aún envuelto por las mantas—. ¿Quién es ella?

—¿Cómo la conociste? No puede ser verdad…

—Apareció en mi cuarto hace semanas… ¿Cómo la conoces tú? —Bill parpadeó seguido, un poco asustado, nervioso, ¿qué debía decirle? Se había dado cuenta que su mundo de sueños había salido… Y eso lo sintió tan catastrófico como que la misma diosa Bastet saliera para causar daño.

—No puede ser… no son reales, no Tom… —su voz sonaba angustiosa—. Es como si me dijeras que una pesadilla salió de tu cabeza y vino a mí a hacerme daño.

—¿Qué dices? ¿Ella no es real? —recuerdos de ella sobre él y lo erótico que fueron aquellos segundos de placer con ella le llenaron de un poco de culpa. Él no quería rememorar ese hecho.

—Ahora no lo sé.

—¿Quién eres realmente? —El tono que usó Tom al emitir esa pregunta fue pausado y lleno de dudas, lo cual infundió algo de temor en el corazón de Bill.

—No lo sé —apenas dijo—. No sé quién soy… pero sé un poco mis orígenes. —Comenzó a vestirse y Tom se tocaba la entrepierna de rato en rato. La conversación hacía que la erección que tenía bajara, se sentía algo incómodo, pero estaba curioso.

Al parecer Bill aún no se daba cuenta de aquello, solo quería vestirse y tratar de explicarle a Tom su pasado.

Ya podía dormir tranquilamente cada noche… Solo lo visitaba Jared, Misha lo traía a él y a veces hablaban, a veces no. Bill había sabido manejar sus sueños.

Lo cierto era que ya no los veía como una gran amenaza, sino como antepasados, como parte de ellos realmente. Pero no pensaba que ellos podían salir de sus sueños, o sea, que sean reales. Siempre creyó que vivían en esa dimensión y que de ahí no podían salir, que no vivían con los humanos como él, que vivían con un dueño que moría por conocer a Bill, pero éste no le daba la autorización para hacerlo, y Misha y Jared respetaron eso en su momento.

Bill había aprendido a confiar en ellos. Pero que Misha no le haya contado que había conocido a Tom, lo había llenado de dudas y de algo de temor, ¿qué pretendía ella?

—Tus orígenes… —le dijo Tom ayudándole a ponerse la ropa, aunque Bill aún no quería que le vea su desnudez completa…Estaba sudado, solo él más que Tom, había sentido esa desbordante sensación y ahora dudada si eso sería normal o no.

—Pues… mis parientes son de Egipto —dijo algo temeroso. Pensaba que Tom no le creería semejante cosa.

—¿Egipto? —Bill asintió.

—¿Y cómo sabes eso? —Se mordió el labio y suspiró, bajó las orejas y movió la cola ahí sentado, ya se había vestido y ahora suspiraba.

—Misha entró a mis sueños hace ya… muchas semanas, y ahí… antes tú estabas en la casita de mis sueños —dijo para luego sonrojarse un poco—. Ella… no sé, quería que me separara de ti, me decía que le pertenezco a alguien.

—¡Qué! —exclamó preocupado.

—Ella sabe como vine a este mundo, solo que… Yo no quiero saberlo porque —hizo una pausa y miró a Tom a los ojos—. Quiero este mundo, a ti, a mamá, a papá, el colegio, la vida aquí… Amo vivir como ustedes…

—Eres de nosotros.

—No lo sé… Soy diferente, mírame, mi aspecto, mi edad, mis… rarezas, no soy como ustedes.

—Lo eres Bill, te llamas Bill Kaulitz, naciste de Simone, eres mi novio, no eres un ET, un fenómeno.

—¡Soy un gato! —exclamó—. No tapes el sol con un dedo… moriré antes que tú, no puedo quitarme estas orejas ni esta cola… —suspiró y Tom no soportó aquello, jalándolo a él, lo abrazó muy fuerte.

—Eres Bill… —le susurró—. Lo resto es secundario, no lo olvides, el futuro es secundario, esto es el presente… Y te amo como eres, con todo lo que tienes y lo que no, no permitiré que te alejen de mí seres que no conozco con la excusa de que eres como ellos… ¡No! —declaró enfatizando lo último, Bill podía escuchar sus latidos aceleraros, se aferró a su chaqueta y ahí se quedó.

—No sé en qué terminará todo esto… Quisiera quedarme contigo así.

—Te prometo que así será… —La voz de Tom sonó angustiosa. Él tenía temor, al parecer había algo muy escabroso detrás de todo eso, del origen de Bill.

—¿Qué te dijo Misha? —Tom tragó saliva—. No me mientas…

—Pues… —suspiró pensando en sus palabras—. Dijo que morirías si… si llegara a hacerte el amor. —Bill se sobresaltó y lo miró con un rubor y un brillo en los ojos.

—Pues, acabamos de hacerlo —se agitó un poquito y esquivó su mirada—. Sigo vivo y coleando… —movió su colita. Tom rió un poco.

—Inocente Minino… el día que lo hagamos de verdad seré el primero en decírtelo. —Bill lo miró extrañado.

—Pero… —lo cayó con un beso en los labios y luego, de su bolsillo sacó la pulsera con los cascabeles.

—Esto es para ti…—Las orejas de Bill se movieron ansiosas al sonar de los pequeños cascabeles y una sonrisa se formó en su rostro.

—Tom, ¡que lindo…! —Tenía un collar con un dije de gato, y ahora una pulsera con cascabeles de su parte.

Se besaron y luego Tom le dijo que debía regresar a casa… allá a Hamburgo. Bill se resignó, pero no quería separase de Tom, aún la tarde no había acabado.

Detrás de un árbol, estaba Jared que había escuchado todo, nada de lo que habían planeado con Misha estaba funcionando. Debían tramar otra cosa.


Jared espía XD veremos qué más pasa. Un beso a todos <3 

6 comentarios:

  1. waaaaaaaa que pasara con minino!!??? que le ara jared?!! por que lo quieren !!! aaaaaa pink lo juro no podre estar tranquila amo este fic y me encanta por que habla de egipto!!!! aaaaaaaaaaa cuando subiras capitulos??? atte hiden!!

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    1. hallo <3 muchas preguntas huiden <3 xddd pronto se sabrá de cada uno :3 gracias por gustar del fic *-* aun faltan mas revelaciones
      muah <3

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  2. Awww, mas sobre los origenes de Bill *-* y los origenes de Misha y Jared O:
    Pense que esta vez bill y tom si lo harian hehe.
    Que habian planeado Misha y Jared? O:
    Buen cap :3 Espero actualices prontito!
    Cuidate xoxo ^-^

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    1. haallo <3 sí n_n más sobre eso
      aun no es tiempo para que lo hagan xddd pero veremos como va eso
      besos <3

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  3. Los orígenes de Bill, me llaman demasiado la atención!
    Realmente creí que Tom y Bill lo harían pero no...Inocente del minino pensar que eso es hacer "el amor" <3 nada mas lindo que la inocencia
    Mi hermanita me regalo una pulsera con pequeños cascabeles de colores, cada que la oigo me recuerda a este Fic, mas concreta mente al Minino *O*

    Nono, Jared, esta mal espiar a las personas. Ya quiero saber que cosas nuevas planea junto con Misha!

    Muy padre el capítulo! :D

    Que estés bien, Cuídate!
    Besos

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    1. hallo n_n sí
      bueno, no creo que aun sea el tiempo para que lo hagan pero se sabrá y tb más misterios serán resueltos~
      Veremos más de Jared y Misha >:3
      Besos <3

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