viernes, 18 de enero de 2013

Vacaciones - 4

Hola a todos *-*! No saben lo que me cuesta corregir un capítulo y lamentarme por cómo escribía XD pero bueno~ de todas formas me gustó escribirlo. Algunos no creen que es mi fic u_u ¡Pero es mío, joder! Lo escribí en el 2009, es antiguo y si lo leen en otra web y no dice "Pink Girl" avísenme ;_; es un plagio. Sin más que decir, los quiero *-*! espero les guste el siguiente capítulo, dedicado a Marihe~

Por Bill:

Habían pasado como tres días ya, y Tom y yo nos empezábamos a acostumbrar a la vida en aquel lugar, tenía sus beneficios y cosas interesantes. Particularmente valoraba el tiempo que pasaba con él ¿Por qué? Pues porque empezaba a conocerlo más. Recuerdo que cuando éramos niños solíamos ser unidos, pero cuando cumplimos los diez años empezamos a separarnos, nos separaron de habitación y en la escuela también, él tenía sus amigos y yo empecé a tener los míos además de intereses y hobies diferentes, pero en este tiempo aquí en la casa de la abuela Zelma empezamos a conocernos más… y eso me tenía muy feliz.

Hoy en la mañana decidimos ir otra vez aquel bosque donde me dibujó, nos gustaba explorar ese nuevo lugar a ver hasta dónde llegaríamos hoy, el día de ayer casi nos perdemos, pero nos daba curiosidad por explorar aquel misterioso lugar, a pesar del calor, nos adentramos más en él.

—¡A que no me alcanzas! —grité corriendo para que Tom me siguiera. Y claro él lo hizo, empecé a correr más rápido por entre los árboles.


—Ven aquí, Billy —decía.

—¡Qué lento eres, de seguro las rastas te pesan!

—¡Ahora verás cuando te alcance!

Pasamos la piedra donde él me había dibujado y continué corriendo hasta llegar a un terreno, como un campo, habían muchas flores ahí y me detuve porque no quise pisarlas. Pero Tom fue rápido y prácticamente se lanzó en mi encima.

—¡Ja! ¡Te tengo! —Me tomó de sorpresa y caí junto con él a la campo éste y empezamos a rodar hacia abajo.

—¡Ahh, Tom! —Me aferré a su chaqueta mientas rodábamos él encima mío después yo encima de él, así sucesivamente hasta que nos detuvimos. Él encima de mí.

—Jaja, te tengo, Bill. —Tomó mis muñecas y las puso sobre mi cabeza y las aplastó.

—Ya suéltame, mira en donde hemos parado, nos perderemos.

—¿Y? quiero jugar contigo. —Me miró divertido y con una mano sostuvo mis manos sobre mi cabeza, con la mano libre la pasó por debajo de mi polera, me encogí un poco.

—¿Tom? ¿Qué haces?

—Recuerdas que antes jugábamos a las cosquillas. —Oh, no, claro que lo recordaba, siempre salía perdiendo.

—¡Ahh! Suéltame, ya no quiero jugar… —Empecé a moverme bajo él para liberarme de su agarre.

—Te va a gustar Bill, siempre te gustaba. —Empezó a moverse, tocando mi vientre pasando su mano, lo interesante era que no me producía cosquillas como cuando era un niño.

—¡Ahh! —gemí, la sensación era diferente—. Tom ya no, ya no.

Pero continuó, era un juego raro, estaba que respiraba muy rápido, me sentí excitado, no era normal. Decidió soltar mis muñecas y me miró deteniendo sus caricias. Me ruboricé y traté de no mirarlo a los ojos, giré mi cabeza hacia un lado tratando de recuperarme.

—¿Qué pasa Bill? —preguntó tomando mi rostro, girándolo hacía él para mirarlo. Me aferré a su polera tratando de controlar la situación de alguna manera, me sentía asfixiado, algo pasaba, y era algo malo, no estaba bien.

—Yo… no sé; sabes, ya no somos niños, eso es lo que pasa. —Me miró a los ojos detenidamente, sus pupilas tenían un brillo diferente y tenía las mejillas sonrojadas como yo tal vez. Me sonrió y también lo hice yo.

—Claro, no somos niños, pero eso no impide que juguemos un poco, ¿no?

—Pero… —Y metió sus manos por debajo de mi polera otra vez, subiéndolas hasta mi pecho, y de nuevo mi respiración se tornaba anormal. Pero no me quedé ahí, hice lo mismo, metí mis manos por debajo de su polera y las pasé por su espalda.

—¿Se siente bien? —Asentí ante su pregunta, quizá eran como masajes, pero mi cuerpo me traicionó cuando él bajó sus manos hacia mi cintura y tocó mi estrella tatuada.

—Ahh Tom, no… —Extrañamente gemí y eso sonó diferente. Me di la vuelta poniéndome de costado, esta vez estaba avergonzado, además de excitado, él de seguro se había dado cuenta, mi pantalón empezó a ajustarme la entrepierna.

—Está bien, tranquilo —dijo recostándose al lado frente a mí—. ¿Qué pasa, Bill? —Gran pregunta, ni yo sabía.

—No lo sé. —Me acarició la cabeza le sonreí con más confianza, era mi hermano—. Tom…

—¿Hum?

—¿Alguna vez te has enamorado? —pregunté sin mirarlo a los ojos.

—Bueno… —Hizo una pausa pensando, dejó de mirarme y se echó boca arriba en aquel lugar poniendo sus manos bajo su cabeza—. Creo que una vez sí.

—¿De cuál de tus veinte novias? —Empezó a reír ante mi pregunta—. ¿Cuál es el chiste? —pregunté incómodo.

—¿Quieres saber un secreto?

—Oh sí, dime.

—Bueno, digamos que ese número veinte no es verdad. —Pero ¿qué decía? ¿Él nunca tuvo veinte novias? Toda la escuela sabía eso, él era popular por eso.

—Pero entonces, ¿cuántas novias tuviste o tienes ahora?

—Bueno, pero no se lo digas a nadie…

—Está bien.

—Pues… sólo dos —Eso me pareció demasiado chistoso y empecé a reír desesperadamente.

—¡jajaja! Tom sólo dos es que… —Otra vez él se me lanzó encima y empezamos a forcejear.

—Y a qué se debe esa pregunta Billy, a ver dime tú, ¿cuantas has tenido? —preguntó estando sobre mí, otra vez mi respiración se agitaba, es que él me ponía nervioso siendo mi hermano… eso era extraño, pero en ese momento decidí no pensarlo.

—Bueno, la verdad también dos novias… jaja, Tom estamos iguales no puedo creerlo.

—Y dime, ¿te has enamorado de ellas? —Eso me hizo pensar y me puse un poco serio. Lo lógico es pensar que sí, pero no lo sentí así.

—¿Tú? De alguna de ellas o de las chicas que pintaste alguna vez, ¿te sentiste enamorado?

—Yo pregunté primero, dime, ¿te has enamorado? —Y no supe qué contestar.

—No lo sé, Tom —dije serio, mirándolo fijamente—. ¿Qué se siente? Digo, si tú lo has estado, ¿qué se siente? —él suspiró sonoramente.

—Bueno, supongo que piensas mucho en esa persona que se convierte en el centro de tu atención y sientes cosas aquí. —Tocó mi vientre y me estremecí otra vez—. Como mariposas, te da nervios estar cerca de esa persona, y pues la deseas. —Me asusté, tal vez por mi mala cabeza estaba pasando eso, pero con Tom en ese momento.

—Tom…

—¿Sí?

—¿Te enamorarías de un chico? —Mis mejillas empezaron a arder, tenía mucha curiosidad por saberlo.

—¿Qué dices?, no claro que no, me gustan las chicas. ¿A qué viene esa pregunta? —Eso bastó para calmar mi curiosidad, si acaso sentía algo anormal por él era imposible…

—Oh, sólo curiosidad.

—¿Te gustan los chicos, Bill? —preguntó mirándome fijamente, frunciendo el ceño. Me asusté un poco, me sentí intimidado. La verdad es que ningún chico me gustó alguna vez, sólo chicas pero yo dudaba en cierta forma debido a que muchos chicos me pretendían y aunque ninguno me gustara eso no indicaba que no me gustarán en sí… esa era una confusión para mí.

—¡Qué dices!, claro que no, me gustan sólo chicas —dije algo frustrado—. Ahora, quítame. —Lo empujé y le di la espalda, las cosas empezaron a tensarse.

—Perdona —dijo estando a mi tras—. Ten. —Me pasó una flor azul, era una flor azul muy pequeña, me causó gracias, la tomé con cuidado y volteé a verlo.

—Gracias —dije con una sonrisa. Se me acercó y me besó en la mejilla, ahí se quedó un rato, respirando cerca de mí. Me puse nervioso. Abrí mis labios y atrapé su piel en ellos, su mejilla, lo besé con mucha delicadeza, él se tensó un poco quedándose quieto… Me acerqué más a él y oculté mi cabeza en su cuello, me tomó de la cintura y me pegó más a su cuerpo. Me sentí flotar, así cerca de él jamás había estado, claro, lo más probable haya sido en el vientre de nuestra madre. Sentir su corazón latiendo tan rápido como el mío me infundió tranquilidad y paz. Pero pese a todo pude sentir un hincón el vientre… las mariposas, era verdad, se sentía así.

—Tom…

—¿Hum?

—Si no fueras mi hermano, y no fueras un chico, me enamoraría de ti. —Fui sincero, así lo veía y sentía yo.

—Pues creo que pienso lo mismo. —Me abrazó fuerte y suspiré en su cuello, realmente me sentía muy bien.


Por Tom:

Tenía a Bill ahí en mis brazos, y lo que me decía me hacía sentir cosas… me hacía sentir especial. Creo que este tiempo que pasábamos juntos nos había unido más en cierta forma.

Pasamos esa mañana así, abrazados sobre el campo de flores, la mayoría de color amarrillas, habían nubes que nos daban sombra.

—Bill… —llamé pues teníamos que regresar para almorzar—.- ¿Bill? —Lo moví un poco, pero me di cuenta que se había quedado dormido.

Me separé de él un poco y lo miré, se veía muy lindo, muy calmado. Me detuve mirando sus labios, estaban entreabiertos y tenían un brillo especial, se veía muy tentador. Entonces no pude evitarlo. Me acerqué y posé mis labios sobre los de él con mucho cuidado para no despertarlo… y cerré mis ojos sintiendo aquellos labios dulces y suaves, realmente deliciosos. El tiempo se detuvo, qué sensación más gratificante. Pero al abrir mis ojos y romper con el beso me encontré que Bill había despertado y me miraba confundido.

—Oh, lo siento —dije algo ruborizado.

—¿Qué pasó? —Me miraba confuso, frunciendo el ceño.

—No lo sé… —quizá se había dado cuenta—. Bill, debemos regresar, creo que son más de las doce del medio día.

—Oh, no me di cuenta, me quedé dormido.

—Ajá.

Ambos nos levantamos de ahí y caminamos algo cohibidos, decir que Bill no se había dado cuenta que lo besé sería engañarme, pero no le diría nada, no era correcto yo y mis arranques de descontrol, es que a veces cuando quería algo lo hacía, fue un impulso malo, no debí hacer eso.

Ya en la casa de la abuela almorzamos silenciosamente y como siempre mi abuela había preparado pollo de la granja y estaba seguro que Bill no lo comería así que se lo quité, pero esta vez mi abuela se dio cuenta.

—Tom, ¿qué haces?, deja que Bill coma, por eso está así de delgado.

—Lo siento, abuela —dije—. Es que… bueno…

—Hoy no tengo hambre —Interrumpió Bill—. Pero gracias abuela la comida está deliciosa. —Por debajo de la mesa Bill tomó mi mano y yo se la apreté como apoyando su decisión.

—Está bien, Bill —dijo mi abuela—. Chicos, mañana es el día en que iremos al pueblo para vender nuestros productos, así que hoy toda la tarde deberán trabajar para tener todo listo mañana. —Oh sí, qué genial, trabajar en la granja ¡No! que cosa más horrible, pero bueno, estábamos ahí por algo, no íbamos a comer gratis.

—Y ¿qué se supone que haremos? —preguntó Bill.

—Su abuelo les mostrará.

Esa tarde salimos de la casa y nos dirigimos a la granja a esperar las instrucciones. Ahí mi abuelo nos informó toda la faena: primero sacar todos los huevos de las gallinas, lavarlos y ponerlos en cajas; luego ayudar en el ordeño de las vacas y procesar la leche en máquinas para hacer yogurt y queso.

—Oh, qué genial, mira, ahora si hay electricidad —dije al verter la leche en las máquinas para hervirla y hacer queso, jamás pensé que haría algo así, pero no había otra salida.

—Qué cosas, de seguro hay alguna palanca o algo con que activan y desactivan a luz; Tom, debemos encontrarla, no es posible estar sin electricidad todo el día.

—Sí, ya veremos.

Mi abuelo entró a aquel lugar, ya eran como las cinco de la tarde, y de verdad estábamos cansados después de la faena, ordeñar vacas no es nada fácil, menos para mí y para Bill.

—Bueno jovencitos, este es casi la parte final, pondremos esos quesos en el almacén y mañana llevaremos todo esto al pueblo. ¿Saben?, me han dicho que mañana habrá un torneo, un rodeo, será divertido para ustedes que son jóvenes. En la mañana venderemos todo esto y pueden quedarse toda la tarde, ¿les parece? —¿Qué si nos parecía? Para mi genial, oh sí, necesitaba conocer gente, salir de este lugar.

—Claro, abuelo, quiero conocer gente, ¡qué excelente! —dije emocionado, pero al mirar a Bill él no parecía tan emocionado—. ¿Qué pasa, Billy?

—¿Ah? Oh, sí, jeje, me parece genial sí, vamos —sonó muy monótono, pero de seguro él quería salir de aquí al igual que yo.

—Bueno —habló mi abuelo—. Ahora lo último es atrapar pollos, tengan. —Nos pasó dos jaulas grandes—. Atrapen diez pollos cada uno y métanlos ahí, mañana los llevaremos también.

—No quiero hacer eso —dijo Bill mirándome.

—Tranquilo. —Tomé su jaula y me dirigí al corral de pollos.

Ya en la noche estábamos en nuestra habitación alistándonos para dormir, estaba que buscaba algo lindo para ponerme mañana ya que íbamos a conocer gente y quizá había chicas lindas ahí.

—Esto genial, de seguro consigo alguna chica interesante para pasar este estúpido verano —dije sacando una camiseta del armario.

—¿Este verano te parece estúpido? —preguntó él y bueno, en realidad no tanto así, si no estaría con Bill lo habría sido, pero con Bill el verano se ponía interesante, aunque después de besarlo me di cuenta que si no socializaba con otras personas de seguro terminaría haciendo algo malo y no quería dañar a mi hermano.

—No me parece estúpido en sí, pero bueno, necesito conocer gente, Bill, chicas, ya sabes. —Estaba a espaldas a él pero pude escuchar que se movía en la cama, caminé hacia la mía y me acosté, él me dio la espalda y se acostó también—. quizá deberías conocer a alguien, ya sabes… —Lo oí suspirar.

—No quiero conocer a alguien.

—Bueno.

—¿Tom?

—Qué.

—Me gusta pasar el verano contigo… —Ahí iba otra vez un momento incómodo.

—En parte a mí también. —Volteó a verme—. Pero ya sabes, quiero conocer gente, algo de acción viene bien en un verano. —Frunció el ceño y me volvió a dar la espalda… me parecía celoso, pero cómo iba a pensar eso yo, siempre con mi mente sucia malinterpretándolo todo.

—Pues que encuentres alguna chica y que te diviertas, hasta mañana.

—Pero bueno, también puedes conseguir una, ¿no?

—¡!Que no quiero! —Parecía molesto.

—Ok, no es para tanto —dije un poco sorprendido.

—Ya duérmete.

—Bueno, hasta mañana…

Intenté dormir, pero no lo conseguía, así que estuve pensando en todo lo que había pasado hoy, tal vez me estaba excediendo, tal vez este lugar me hacía pensar todas esas cosas con Bill, cruzaba mis dedos para no soñar otra vez con él, eso sería enfermo… Cuando estaba apunto de dormir escuche a Bill sollozar, ¿qué había hecho, por qué lloraba?

—¿Bill? —pregunté bajito, pero no obtuve respuesta y dejó de sollozar—. ¿Qué pasa? —Pero seguía sin decirme nada… Bueno, cada uno tiene una vida, cada uno tiene sus cosas.

Quizá era la nostalgia por regresar a casa…


Tom è_é no entiende! jajaja, veremos qué más pasa en esa salida al pueblo~ Besos :*

4 comentarios:

  1. Me gusta como escribías :P Si leyeras lo primero que yo escribí querrías sacarte los ojos ajsoajs
    - Esto se pone interesante uhuhuhuh 1313 ajsojso *

    Un beso.

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    1. hallo <3 bueno, todos aprendemos en esta vida, si leyeras mi primer fic sin editar, gott, vomitarías XD aún asi es malo, pero lo valoro
      besos <3 <3

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  2. Bill celosito :P Tom aun no esta con ninguna chica y ya esta celoso XD Bill ya esta pensando que esta enamorado de Tom♥

    Lindo capítulo, síguela C:

    Que estés bien, Cuídate!
    Besos.

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    1. jaajaj sí ese Bill celosín aunque no mas que Tom, espera a que Tom se enamore >:3
      besos <3 seguiré~

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