Hola a todos~ siguiendo con las actualizaciones, esta vez subo Vacaciones, sé que muchos ya lo han leído pero quería subirlo al blog. BesosPor Tom:
Estar en la casa de la abuela por vacaciones, era lo peor que me había
pasado en la vida, pero no estaba solo, al menos estaba con Bill. Sé que no nos
llevábamos bien, pero no sufriría este martirio solo.
De tanto aburrimiento acabé dormido.
—¡Kikiriquíííííííí! —Un gallo, y aún no había luz por la ventana, era de
noche y un maldito gallo me despertó.
Me sentí algo húmedo, aún no recordaba qué me había pasado. Terminé por
despertar, bostezando y estirando los brazos.
Al lado de mi cama se encontraba la cama de Bill separada por la mesita
de noche en donde había una lámpara, y sobre la mesita estaba su laptop, de
seguro había estado escribiendo o mirando algo. Me moví dándole la espalda y
quise volver a dormir.
—¡¡¡Kikiriquíííííííííí…!!! —¡Maldición, maten a ese animal!
—Humm —Bill empezó a despertar. Y otra vez esa ave cacareó como si realmente
nos quisiera despertar.
—Buenos ¿días? Pero qué le pasa a ese animal, aún está todo oscuro. —Vi
sus ojos abrirse, había una tenue luz del alba.
Se oyó una música antigua, como una balada o algo así en toda la casa.
Mis abuelos habían despertado.
—Sí, no puedo creer que se despierten a esta hora. —Tomé mi celular y vi
la hora—. ¡Por Dios!, son las cinco de la mañana.
—Qué temprano.
—Pues sí… —Hubo un silencio prolongado entre nosotros.
—Tom.
—¿Qué?
—¿Qué estabas soñando anoche? —Tragué saliva ante su pregunta pues
pequeños recuerdos empezaron a venir a mi mente… ¡qué sueño! ¿O debería llamar
pesadilla?
—¡Oh sí! —gemía en mis
brazos, su piel era tan suave, ¡cómo no lo había probado antes!
Estábamos haciendo el
amor en una habitación oscura y aún así sus ojos brillaban de deseo, ambos sudábamos
mucho. Estar dentro de él era una experiencia nunca antes vivida, es que no
puedo descifrar lo que sentí. Me movía sobre él, sentía que llegaría a explotar
en él.
—Humm, Bill —decía su
nombre acariciándole la cabeza, ¿dónde estaba mi vergüenza? —. Bill…
—Más fuerte, Tomi… ahh…
—Así que le gustaba lo fuerte. Lo tomé de las caderas y lo penetré tan
profundamente que me corrí en su interior al instante, exhausto caí sobre él
quien me abrazaba cariñosamente.
Pero después de salir
de él había un Bill al frente mío con sus brazos cruzados, mirándome muy
molesto con el ceño fruncido, miré debajo de mí y aún estaba Bill, muy
extasiado por cierto, sudando y con una sonrisita en sus labios, ¿qué mierda
pasaba aquí?
—Tom —llamó el Bill
que estaba frente a mí—. ¿Qué haces? —El otro Bill, a quien le había hecho el
amor, me miraba confuso, aún así empezó a lamerme el cuello juguetonamente.
—Yo… ¿Quién eres tú?
—Soy su gemelo. —Señaló
a Bill que aún permanecía debajo de mí.
—Qué idioteces dices,
yo soy su gemelo. —Enarcó una ceja, mirándome incrédulo.
—¿Sí? Los gemelos no
hacen eso, acabas de follarte a tu gemelo, ¿es eso lo que dices? —Empezó a
volverse todo tan confuso, supe que estaba soñando pues no pueden haber dos
Bills en este mundo. Así que decidí tomar
el control de mi propio sueño.
—¡Es mi puto sueño,
hago con él lo que me da la gana! —Me miró extrañado y se rió.
—Los sueños son deseos
reprimidos, ¿lo sabías? —Mierda, no parecía un sueño, parecía una pesadilla. Estaba seguro que era este maldito lugar,
estar aquí alejado del mundo… Así que con todas mis fuerzas deseé despertar.
Conseguí hacerlo encontrando la habitación en penumbra total. Me acomodé otra
vez y dormí.
—¿Tom? —Esperaba mi respuesta ¡Maldición! ¿Cómo sabía que soñé algo? ¿Y
si me escuchó? Maldita sea, cómo no pude controlar mis sueños, es que no sé por
qué se me ocurrió soñar tal cosa, acostándome con mi propio hermano, eso debe
ser por este lugar, mis padres me las pagarían. “Los sueños son deseos reprimidos ¿Lo sabías?” La voz de un Bill
sonó en mi cabeza—. Tom, escuché que soñaste algo… —Que insistente.
—¿Yo? ¿Soñar? No, no recuerdo algún sueño.
—Es que mencionaste mi nombre, ¿qué soñaste? —Me sentí descubierto,
estaba avergonzado. “Oh si, Bill soñé
que te follaba y fue… interesante”
No, no podía contarle semejante cosa, esta no me la perdonaba, ¿tan carente de
chicas me sentía que mi subconsciente buscó a la persona más cercana para
hacerme soñar ese tipo de cosas? “Deseos reprimidos”, bah, eso no era, tal vez se
debía a lo de ayer mientras forcejeábamos en la cama por enchufar nuestros
aparatos electrónicos, Bill se movía de una manera sugerente sobre mí, pero
estoy seguro que era mi mente pervertida la que me hizo pensar en cosas
mientras se movía… no pude evitar sentir algo de calor mientras él se frotaba
directamente sobre mi entrepierna.
—Yo no soñé nada.
—Que sí soñaste, te escuché. —Bueno tal vez debía inventarle algo.
—Está bien, sí soñé, pero no fue contigo ¡Qué te pasa! ¡Cómo voy a soñar
contigo! ¡dónde está tu cabeza! —le recriminé, me miró atónito, lindo mi
hermano con esa carita de asustado.
—Pero dijiste mi nombre.
—No fue tu nombre… yo soñé con… —¡Vamos Tom, piensa algo! —. Con… Bell,
sí, con ella y no te daré detalles de mi sueño así que no fastidies.
—Jajajaja, ¿con Belinda? —Empezó a reír. Belinda era una chica de la
escuela, le decíamos Bell porque de linda no tenía nada, además que su cuerpo
de asemejaba al de una campana así que llamarle Bell iba mejor con ella. Sí, lo
sé, la escuela es muy cruel.
—Ya Bill, párale —dije molesto, no se me había ocurrido mejor idea que
mencionarla, que poca creatividad la mía.
—Jajaja, es que tú soñando con Bell es tan gracioso. —No paraba de
reírse—. Con Belinda, no sabía que te gustaban las chicas con cuerpo de campana.
—Y volvía a reírse.
—Basta, en serio estás enfadándome. —Se tapó la boca y siguió riéndose
por lo bajo.
Al final decidí levantarme a cambiarme, ya no tenía sueño. Saqué mis
sábanas y las puse en una cesta para la ropa sucia. Bill también se levantó y
se fue a duchar, riéndose, empezaba a molestarme.
Tenía que esperar a que termine él para poder ducharme.
—¡Ahh! —Dio un grito en la ducha que hizo que corriera hacia la puerta
del baño preocupado.
—Bill, ¿estás bien? —Le toqué la puerta.
—No, aquí no hay agua caliente ¡Maldición! —Jaja, me causó gracia y una
sonrisita maliciosa se formó en mis labios.
—Oh, qué pena Billy —Escuché que tarareaba una canción, a Bill le
gustaba cantar en la ducha.
—¡Jingle BELLS, Jingle BELLS, Dashing through
the snow! —Mi sonrisa desapareció, estaba burlándose de mí.
—¡Hey, ya basta, no estamos en Navidad!
—No me importa. ¡Jingle BELLS, jingle BELLS, Jingle
all the way! —Lo dejé cantando su estúpida canción navideña y salí al patio
lavarme la cara, tal vez tomaría un baño cuando haga algo de calor.
Al salir de la
habitación y cruzar la puerta que iba hacia el patio me quedé embelesado por la
belleza del lugar. Tenía que admitir que la naturaleza tiene lo suyo, ya estaba
la luz de la mañana y se escuchaba el sonido de muchas aves cantar, al ambiente
tenía un olor a… vida, a fresco. En el patio me topé con mi abuelo quien estaba
alistando dos caballos que yacían ahí en el amplio patio trasero de la casa
rústica.
—Buenos días, abuelo.
—Buenos días Tom, ¿qué tal durmieron? —Horrible,
mal, incómodo, el gallo cantó, soñé cosas depravadas con Bill, etc.
—Bien, sí… jeje. —Tenía que ser
educado.
—Qué bien, ¿sabes?, preparé este otro caballo
para alguno de ustedes que se levantara temprano, me acompañara.
—¿Acompañarte a dónde?
—A traer leña. En las noches nos gusta
encender la chimenea y la leña se ha acabado. — ¡Por Dios! Estamos
en verano y quieren prender la chimenea en la noche—. ¿Vamos?
—Humm… es que no sé montar un caballo.
—Yo te enseño, por algo estás aquí.
Y así fue, subí
a ese animal y fuimos con mi abuelo a buscar la bendita leña. Nos adentramos
por un pequeño bosque; bueno, era inmenso en realidad, había muchos árboles.
—¿Cuánto falta? ¿Por qué no cortamos uno de
estos que está por aquí? —pregunté impaciente, ya había pasado como diez minutos y seguíamos
adentrándonos más, no le encontraba sentido.
—Estos árboles están vivos, la leña se saca de
los árboles muertos. —Oh, que genial y por qué no matábamos uno entonces.
—¿Falta mucho? —Y vi un árbol caído,
uno seco al frente de nosotros.
—No, aquí es; llegamos, baja.
Ahora venía la
parte difícil, con el hacha en mano mi abuelo me enseñó cómo cortar. Yo era
realmente torpe, jamás pensé en mi vida que iba a cortar leña.
Por Bill:
Salí de la
ducha titiritando de frío después de haber cantado todos los villancicos
navideños en donde haya la palabra campana o bell en sus letras. Pero al salir
no vi a Tom, de seguro se había molestado conmigo, pero bueno, es que, que haya
soñado con Bell no me lo creía, pero de que haya soñado conmigo tampoco, así
que iba a usar eso para molestarle la vida.
Terminé de
cambiarme y me maquillé; sí, no iba a dejar ninguna de mis costumbres a pesar
de estar en una granja o en el último rincón del planeta. No quise prender la
laptop porque sabía que no habría luz en todo el día y no quise gastar la
batería que había cargado toda la noche, la guardaría para emergencias, para
los momentos más aburridos y patéticos que tuviera que vivir.
Salí de la habitación para buscar a Tom o a la abuela, dar los buenos
días y desayunar, tenía hambre. Bajé las escaleras y fui directo al patio
trasero de donde oí ruido. Al pasar la puerta mis ojos se toparon con mi
abuela, estaba de espaldas en el lavadero, tenía en sus manos un cuchillo con
sangre… Sangre, yo odiaba la sangre, era una de mis fobias desde pequeño, nadie
sabía lo que ese líquido rojo causaba en mí, cada vez que lo veía o tan
siquiera lo olía se me bajaba la presión, me ponía pálido o se me nublaba la
vista, era algo que no podía controlar.
—¡Abuela! —exclamé asustado.
Ella volteó y me sonrió, mi mirada descendió a sus manos, había algo que
se movía. Era un pollo, uno de color gris, se movía de una manera horrible,
estaba muriendo, la abuela lo estaba matando, no tenía cabeza y sangraba mucho.
—Buenos días Bill, hoy comeremos pollo —dijo de lo más normal.
—¡AHHHH!!!!!!!! —Y salí de ahí corriendo, asustado, temblando por lo que
había visto.
Nunca en mi vida vi morir a un animal, se supone que cuando comes algo
es un animal muerto, pero nunca te imaginas cómo muere o cómo fue su vida, eso
no tiene importancia a la hora de comer. Fui hacía mi habitación sintiéndome
mal, con nauseas y un nudo en la garganta se formó. Me recosté en la cama y no
pude evitar llorar. «Bill, es sólo un pollo»,
«lo sé, sniff… pero no me gustó lo que vi, fue horrible». Intenté calmarme,
pero no pude. La imagen seguía en mi mente. Escuché la puerta abrirse, pero no
quise mirar quien era, de seguro mi abuela, ahora debía inventar algo, no
quería que se sintiera ofendida, esto era una granja, y en las granjas se matan
animales para comer, debía acostumbrarme.
—Bill… —Era Tom, ahora seguro se burlaría de mí. Me acurruqué más en la
cama e intenté secar mis lágrimas—. ¿Qué pasa? —Se dio cuenta de mi estado,
estaba hipando, aún lloraba.
—Nada… déjame solo. —Se sentó en la cama y me sacó algunos cabellos que
ocultaban mi rostro, los puso detrás de mi oreja, y me vio llorando.
—Bill, ¿qué paso? ¿Por qué lloras? —Se acercó más, se arrodilló en el
piso y me miró preocupado, no había notado nunca esa mirada en él.
—Si te lo cuento, te burlarás de mí. —Su mirada fue de preocupación. Con
la yema de sus dedos empezó a secar mis lágrimas, a pasar sus dedos por mi
rostro. Posó sus dedos suavemente sobro mis labios y luego los retiró, cerrando
su puño.
—No me burlaré, vamos dime, qué pasó.
—Yo… Tom vi a la abuela matando un animal, fue horrible, había mucha
sangre, sabes que no me gusta la sangre… —Se sonrió un poco y suspiró.
—Lo sé, tranquilo, ya no llores. —Me miró a los ojos fijamente y yo me
serené, me calmé suspirando, le sonreí un poco. Sin dejar de mirarme se me
acercó más, creí que me besaría así que abrí los ojos sorprendido y sus labios
se posaron dulcemente sobre mi mejilla haciendo un sonido pegajoso.
—¿Tom? —dije sorprendido y algo ruborizado tenía el corazón bombeando a
mil.
—¿Estás mejor?
—Sí…
Aquel beso significó mucho para mí, no conocía esa faceta de mi hermano,
había sido cariñoso conmigo, pensé que se burlaría. Me ayudó a levantarme y él
se quitó la polera que tenía y también sus anchos pantalones.
—Voy a bañarme, salí con el abuelo a cortar leña, ¿puedes creerlo? —Estaba
sorprendido mirando el torso desnudo de Tom, claro que sabía como era, pero
nunca me había quedado mirándole tanto, nunca me había llamado la atención como
ahora—. ¿Bill?
—Oh, jeje, ¿qué decías?
—Nada, olvídalo, voy a ducharme. —Y salió de habitación sólo en boxers
rumbo al baño que quedaba en el pasillo, no pude evitar mirarle las pompas, sí,
él tenía un buen trasero.
Cuando él salió toqué mi rostro, estaba ardiendo, estaba sonrojado, «¡Oh, rayos! ¿Qué pasa conmigo?». Mi
corazón seguía latiendo como la vez que Tom besó mi mejilla…
Tom bueno, ja! veremos qué más pasa, apenas es el inicio de su historia de amor~
*-* adoro esta fic yo la lei completa y se que pasa :p igual le volvere a leer es muy tierna *-* besos pinkie ♥
ResponderEliminargracias *-* y por volverlo a leer <3
Eliminarmuah muah