Póster - 47

¡Es viernes! Y no me olvido de este fic n_n que lo disfruten~

Algunos días habían pasado, y Tom se acostumbró a ver a Bill ir y venir del póster una y otra vez como pasaban los días. Aún no habían salido del búngalo y las discusiones y el estrés aumentaban considerablemente.

—No funciona —le decía Tom en una discusión matutina—. Nada de lo que hagas funcionará y no es que no me guste la isla o tú, pero quiero irme, estoy aburrido y tú solo buscas besarme todo el tiempo y tengo que resistirme el querer tocar al otro Bill porque dices que es peligroso, ¡pero me harté!

—¡Pues qué pena! No nos iremos de aquí hasta que el misterio del póster esté resuelto. —Se cruzó de brazos ahí sentado en la cama dándole la espalda a Tom quien rió irónicamente.

—Deja que me ría, ja y ja. Te recuerdo que no soy tu esclavo. La única razón por la cual hasta ahora no te he abandonado aquí es porque Bill, ¡tú no! Mi otro Bill, el tierno, el suave y tratable Bill, depende de mí, además de que empiezo a gustar mucho de él. —Bill le encaró encrespado de ira—. Hey, no me mires así, solo digo la verdad.

—¡No puedes acercarte a él!

—Casi no lo hago.

Y era verdad, Bill había mandado a traer un gimnasio para ejercitarse todas las noches, luego tomaba una pastilla para dormir y cuando aparecía el otro Bill, el pobrecito solo quería reposar en los brazos de Tom cansado por los ejercicios y adormecido por la pastilla. Tom solo le arropaba y dormía a su lado. A la mañana siguiente, aparecía el Bill original y todo el día se convertía en conflictos.

—No lo haces, pero dices gustar de él, no puedes Tom, ese otro lado mío no existe en realidad, es una maldición, un hechizo y debe desaparecer, eso es lo que busco.

—Me parece injusto que busques eso y déjame decirte que quien quiera que te haya dicho eso mintió, aquí en la isla no ha pasado nada, ese póster sigue funcionando como siempre y será mejor que te acostumbres a esa forma de vida, quien te haya hechizado tendrá sus razones… No funcionará. —Bill gateó en la cama hacia Tom con la mirada angustiada y le tomó de su chaqueta para mirarlo a los ojos.

—Voy a hacerte una pregunta, ¡y me dirás la verdad! —Tom puso los ojos en blanco por un momento—. ¡Mírame! —Lo miró—. ¿Te gusto? —Tom rió y Bill lo sacudió.

—¿A qué viene todo eso?

—¡Solo responde, maldita sea! Nada pasará, solo quiero saberlo.

—Eres bonito, eres… muy bonito, no lo negaré.

—Pero… ¡Habla ya!

—Exacto, hay un pero o quizás muchos que debes de saber; eres difícil, prepotente, obstinado, siempre quieres pasar por encima de los demás, te crees el dueño del mundo, el centro del universo, que todo debe salir como lo planeaste, pero mírate, en una isla esperando que se revierta el hechizo que no pasará. —A Bill le dolió todo eso, muy pocas veces alguien se había atrevido a decirle sus defectos en su cara además de condenarlo.

Soltó a Tom y se bajó de la cama para retirarse de ahí.

—Bill… —habló con resignación, no quería dañarlo y sabía que lo había hecho. Solo las palabras que dañaban su enorme ego podían ponerlo así.

Bill fue a la terraza sintiendo desesperanza, Tom no se enamoraría de él pues él era detestable y aunque intentaba cambiar simplemente no podía. Su competencia, el Bill tierno, había logrado mucho; según lo que Tom le contaba, ahora gustaba más del otro, ¿cuán delgada sería la línea del amor para ellos? Tenía miedo desaparecer y que todo su nombre “Bill Kaulitz” desapareciera del la faz de la tierra.

Tom fue a la terraza con un vaso de piña colada para recostarse a su lado y tomar sol. Estuvo en silencio y Bill parecía no querer hablar.

—Estoy enojado, por favor, déjame solo. —Sonó sincero, ahora Tom podía ver más su fondo, lo conocía un poco más y se preparaba para cualquier tipo de reacción.

—Lo sé, pero esta vez quiero escucharte, quiero saber por qué eres así. Debe haber una razón, ¿no crees?

—Bah, no creo que a alguien le importe.

—Pues me importas. —Bill lo miró de reojo.

—¿Soy importante para ti?

—Sí, mucho.

Bill dudada en creerle. Él podía comprar a quien sea, manejar a las personas a su antojo todo el tiempo, comprar cariño, afecto, sexo; pero realmente en ese instante pensó si le importaba a alguien en el mundo, si le importaba de verdad, no por ser un cantante famoso, ni ser una fábrica de dinero, no porque alguien dependiera de él sino porque se interesara por él. Se preguntó todo aquello y se desilusionó de la respuesta.

A nadie le importaba Bill Kaulitz.

u_u Bill se dio cuenta de una gran verdad.... Veremos qué hace Tom n_n